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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.17 San Salvador de Jujuy nov. 2001

 

Semiótica y estudios culturales: coincidencias en un espejo de imágenes invertidas

Semiotics and cultural studies: coincidences in an inverted image mirror

Oscar Steimberg *

* Universidad de Buenos Aires.

RESUMEN

Las dificultades de legitimacion -en el campo de las ciencias sociales-, de los estudios culturales pueden describirse como la especularizacion invertida de las de la semiotica, que ha sido acusada de no atender al conjunto de lo social: los estudios culturales lo abarcarían flojamente, olvidando lo que ya habría sido acotado con rigor. Otras coincidencias pueden postularse si se acepta que la búsqueda semiotica focaliza efectos y dispositivos de produccion de sentido, mientras que la de los estudios culturales intenta el desocultamiento de las relaciones sociales articuladas con ellos. La empresa nunca es la misma, pero en ambos casos debe partir del reconocimiento de la inevitable novedad y opacidad de sus objetos, y de su impacto desorganizador en los cánones de lectura que, en su permanencia, no pueden dar cuenta de la movilidad de la red semiotica.

ABSTRACT

Difficulties of legitimation -in the social science field-, cultural studies can be described as an inverted specularization of semiotics, which has been accused of not being able to treat the social set: the cultural studies would cover loosely, forgetting what hand been mentioned with rigour.
Other coincidences can postulate, if it is accepted, that the semiotic search concentrates on effects and devices of sense production, while those of cultural studies attempts to uncover social relations articulated with them. The task is not always the sema, but in both cases it must start from recognizing the inevitable innovation and opacity of its objects, and its disorganizing impact in reading cannons that, while on they cannot explain the mobility of the semiotic network.

Es probable que el homenaje a un investigador emplazado en el campo de los Estudios Culturales no pueda consistir únicamente en el relevo de una trayectoria y sus logros teoricos y de conocimiento, sino también en el de su condicion de operador de conflictos y fundaciones en un campo constitutivamente inestable de la cultura y de la política de la cultura (Nota 1). Los temas y conceptos involucrados serán también, o más bien, campos problemáticos, y como tales remitirán a historias polémicas en las que insistirán en tanto objetos de rechazo o fascinacion. Rechazo de formas proposicionales que siempre se presentan como de algún modo provisorias y no destinadas a cerrarse, y fascinacion ante la epifanía de sus objetos, de esos innumerables objetos convocados desde una blandura metodologica que "deja ver", aunque se diga que en muchos casos no se sabe bien qué.
Dicho, lo anterior, desde un campo habitual de trabajo que no es el de los estudios culturales, y que ni siquiera es el de otros mundos cercanos de conocimiento, pero asentados a lo largo de un tiempo extenso, como los de la sociología o la antropología, puede constituir una manifestacion de petulancia, cercana a la grosería intelectual. Pero es que en este caso se habla desde otro estado de discurso cronicamente fracturado en sus títulos y superficies (y no solo en sus extensiones y aplicaciones, como puede ocurrir con los de las disciplinas afirmadas en un Tesauro académicamente consolidado): el de los "estudios semioticos". Un campo desde el que esos emplazamientos inestables y esos objetos y búsquedas han sido sentidos ya de alguna manera propios, y por más de una razon.
Quiero señalar que conocí a Joris Vlasselaers en una instancia de escucha muy coincidente con esos rasgos de su campo de búsqueda: fue en un encuentro acerca de la problemática cultural planteada por las nuevas políticas regionales, esta vez en mi region, la de los países que en este final de siglo constituyen, al Sur de América Latina, el "Mercosur" (entre ellos, Argentina y Brasil). (Nota 2) Todo encuentro sobre temas regionales es un encuentro político, pero, se sabe, cuando los participantes son escritores e investigadores universitarios, la política es particularmente segmental, las fronteras son en parte las de las corrientes teoricas o académicas, transversales en relacion con las fronteras geográficas, y las censuras a temer en el diálogo no son las que el poder político o economico puede instalar en los medios y la cultura de masas sino las que desde distintas perspectivas se describieron en relacion con el discurso académico y la inercia de sus jerarquías (con las paradas admonitorias que, en zonas discursivas más amplias, encontro Michel de Certeau: dispositivos de manifestacion disidente característicos del conjunto de nuestra enunciacion polémica). Una cierta poética del rechazo correcto puede impedir, en tales oportunidades de encuentro, la consideracion de todo tema del día, en primer lugar por el hecho de serlo; así estaba pasando, en este caso, en un tramo de las exposiciones y discusiones. En una de las jornadas había ocurrido que la constelacion temática abarcada en la convocatoria, interesante y apta para la instalacion del tratamiento de las particularidades del "estilo de época" en el arte y la cultura de estas latitudes, no fuera tomada por los expositores, ocupados de manera general por el tratamiento de los riesgos que correría en nuestro tiempo la palabra del intelectual mediatizado (es decir, televisado, porque en este tipo de manifestaciones de alarma el medio gráfico, se sabe, no suele ser percibido como masivo y solo genera angustias por lo que dicen o callan sus palabras).
En ese contexto, la exposicion de Joris Vlasselaers constituyo para mí una de las excepciones del encuentro. Hablo de un tema caro a la tradicion de los estudios culturales, como es el del antes y el después de la obra literaria, y lo hizo con reconocimiento de las instancias mediáticas, múltiples, en las que se despliegan la cita y la transposicion. Oyéndolo desde una relativa exterioridad con respecto a los estudios culturales, no pude dejar de escuchar con interés... semiotico esa focalizacion del decurso de un objeto tan trabajado y prestigioso fuera de él. Y de escuchar después, en intercambios posteriores, su interés en la puesta en fase de experiencias docentes y de investigacion centradas en similares objetos y con parecidos objetivos de búsqueda, sin tomas de distancia originadas en la orientacion teorica de origen o en las fronteras académicas, aun las nacientes. Digamos, y esto es lo más importante, que la posibilidad de los emprendimientos compartidos era percibida a partir de un privilegio de la definicion de objetos y problemas, antes que de métodos o perspectivas teoricas; lo que no implica necesariamente (podríamos decir, sencillamente: no implica) la apelacion a las cortesías académicas de la interdisciplinariedad. Se abría paso en la propuesta una transdisciplinariedad no programática (no partidariamente hermenéutica), sino convocada desde el reconocimiento de instancias, niveles y dispositivos de produccion de sentido no homogéneos, que requieren por lo tanto distintas estrategias de lectura.
No me parecio que la proposicion de Joris Vlasselaers encontrara una recepcion especialmente entusiasta entre los asistentes a esa mesa, afianzado ya un intercambio más enunciativo que temático (un juego de paradas enunciativas, antes que uno de abordajes temáticos o elecciones de nivel o de objeto). Allí también, podía postularse la insistencia de un cierto isomorfismo entre ese inestable emplazamiento coyuntural de la exposicion de ese profesor e investigador del campo de los estudios culturales y la definicion historica, siempre en transformacion, de una parte de la problemática de esos estudios. En la lectura posterior del trabajo encontré la confirmacion de esa impresion inicial. (Nota 3)
Entre las razones de mi coincidencia de aquel momento (y la que siguio en la lectura) con la posicion de Vlasselaers se encuentra, creo, la de la percepcion de lo que entiendo es una suerte de reproduccion en espejo invertida de algunos de los problemas de instalacion de los estudios culturales (en el campo general de las ciencias sociales) en el espacio problemático (en el mismo plano) de la semiotica. Porque la semiotica ha sido acusada ""especialmente en algunas regiones académicas y políticas- de no atender al conjunto de la problemática social (porque se limitaría, rígidamente, al estudio de los textos) y los estudios culturales han sido marcados por sus impugnadores por querer abarcar ese conjunto, relacionando flojamente lo que distintas disciplinas habrían acotado y separado con rigor.
Y la impugnacion toma fuerza cuando se proyecta sobre la complejidad vivida de la cultura contemporánea.
Como ocurre con la discusion de los estilos de época, la distancia historica posibilita la aceptacion de sus desarrollos analíticos y sus esquemas comparativos, rápidamente percibidos, en el otro caso, como dispositivos de parcializacion, y entonces de enmascaramiento o inocentamiento de una problemática. Raymond Williams hablaba, en textos largamente influyentes y fundadores en relacion con los cultural studies, de "formas historicas" en las que se había expresado alguna "combinacion específica de medios de produccion"; así, señalaba en la vigencia de la "forma griega" singulares "relaciones dinámicas entre lo único y lo común" ligadas a los cambios historicos de una etapa de transicion. (Nota 4) Pero la distancia historica establecía, en este caso, esa posibilidad de generalizacion que los cambiantes escenarios y dispositivos culturales de nuestra contemporaneidad dificultan. El pasaje ""descriptivo y, más aún, explicativo- entre series y zonas de intercambio social, en la indagacion de la dinámica cultural contemporánea, no solo ha planteado problemas teoricos y metodologicos que siguen abiertos en ese y otros campos de los análisis de la cultura; además, ha generado esperanzas y rechazos en espacios de dura polémica, que cuesta describir con alguna distancia pero que aportan a la reflexion sobre campos insoslayables de la ciencia social contemporánea: los medios, la "cultura masiva"; la pervivencia, reformulacion o sobrevida de distintas formas de la "cultura popular".
La crítica se proyecta en ocasiones sobre resultados e interpretaciones, o sobre la pertinencia del interés proyectado sobre determinados objetos de estudio. Así, se objeta la postulacion de la continuidad y la consideracion en términos de aparente homogeneidad de distintos segmentos sociales marginados o sometidos (negros, mujeres, etnias diversas en diferentes espacios políticos), en la medida en que no se habría atendido al hecho de que esos conjuntos están fracturados y divididos por contradicciones que se despliegan en otras dimensiones y niveles. Pero en este caso se trataría, si se acepta la crítica, de malas aplicaciones o recorridos equivocados de una estrategia de conocimiento que no podría, de todos modos, desvalorizarse en su conjunto atendiendo a los defectos de producciones puntuales o de concepciones erradas sobre fenomenos específicos. Desde una perspectiva crítica más abarcativa, se ha impugnado lo que se entiende como el ensayismo abierto e impresionista, sin rigor teorico ni métodos discernibles, que sería característico del campo de reflexiones y búsquedas expandido a partir de aquellos trabajos fundadores. (Nota 5) Y la impugnacion es acompañada, en algunos casos, por el pedido de un retorno a dispositivos y prácticas de investigacion más rigurosos.
Al respecto, David Morley, respondiendo a los ataques a los estudios culturales formulados desde disciplinas más establecidas, como la antropología y la sociología, señala que en los últimos veinte años el campo de estudio se ha transformado hasta el punto de que el retorno a los "buenos viejos tiempos" en materia de enfoques generales y de elecciones metodologicas es ya sencillamente imposible. (Nota 6) Y entre esos cambios señala el crecimiento del estudio del rol de los medios en la conformacion del "sentido común" contemporáneo, expresado en distintas "formas de cultura popular". Ese condicionamiento mediático incide, dice, en el modo como nuestras formas habituales de conocimiento son permanentemente construidas, supervisadas y redibujadas.
Me atrevo a creer que las implicancias de esa observacion pueden recorrer transversalmente, aunque en direcciones diferentes, los campos de trabajo de los estudios culturales y de la semiotica. El pedido de una atencion específica a la cambiante condicion de los objetos de la cultura, más allá de los prestigios de los métodos aceptados por la costumbre académica, así como la consiguiente ruptura con costumbres asentadas en tradiciones de investigacion aún vigentes, se da en ambos casos. En ambos, se trata de partir del reconocimiento de la inevitabilidad de la redefinicion permanente de los observables, en una convocatoria de entradas de lectura que no puede cerrar de antemano su repertorio. Algo parecido postularon Christian Metz y Eliseo Veron al diferenciar los momentos primero y segundo de las búsquedas del campo de la semiotica. En la formulacion de Veron ""que retoma discusiones de Metz sobre el análisis del lenguaje cinematográfico y expande la problemática al conjunto de los estudios semioticos-, un momento inicial, atenido a la definicion de codigos y a la búsqueda de su reproduccion en diferentes objetos de lenguaje, ha dejado paso a otro en el que, partiendo de los mensajes, se intenta descubrir reglas específicas de produccion y reconocimiento, construidas y reconstruidas permanentemente en el seno de las instituciones y de la sociedad. (Nota 7)
La perspectiva semiotica privilegiará entonces la determinacion de los efectos de sentido y de sus dispositivos de produccion, mientras que la de los estudios culturales intentará el desocultamiento de las relaciones sociales que se articulan con esos sentidos producidos o son definidas por ellos. Las empresas de búsqueda no son ""de ningún modo- las mismas, pero en ambos casos se deberá partir del carácter diferencial de los objetos de indagacion, con su inevitable componente de novedad y opacidad, reconociendo su impacto desorganizador en los ordenes de lectura canonizados que, en su permanencia, no pueden dar cuenta de la movilidad de la red semiotica.
Una mirada micro (la consideracion de los objetos, acciones y dispositivos que se emplazan y ordenan en los grandes registros y géneros de la cultura, pero que también producen los estallidos de esa puesta en sistema) atiende así a temas y dispositivos que afectan y obligan a la redefinicion permanente de la dimension macro (la macrosemiotica que se ocupa de aquellos registros y géneros y de los lenguajes y dispositivos mediáticos en los que se emplazan, y la macrosociologica que atiende a los grandes modos de interaccion y organizacion social que los condicionan y son semantizadas por ellos). Y la determinacion de los rasgos y efectos de los nuevos dispositivos perseguidos por la semiotica y de las nuevas configuraciones y tendencias focalizadas por los estudios culturales es dificultada o impedida cuando toma la escena un "insuficiente planteo de la relacion entre lo macro y lo micro" (Morley), a partir de una desproblematizada igualacion entre lo macro (economico, social, político) y lo entendido como real. Morley denuncia también la idea de progreso intelectual que presupone "series de claros cortes epistemologicos y/o metodologicos", y los planteos que percibe como su consecuencia, según los cuales habría "una sucesion de exclusivas ortodoxias, cada una asegurando un breve aunque absoluto reino intelectual, antes de que sea destronado por el proximo paradigma de moda y remitido a las mazmorras reservadas a lo intelectualmente passé".
Stuart Hall recupera otra proposicion polémica de Morley: la de que en algunas críticas contemporáneas a los estudios culturales se alienta un retorno a tradiciones de algún modo represivas de la sociología académica. (Nota 8) Recuerda que "cuando Levi Strauss accede a su cátedra en el College de France, y declara que el objetivo central de la antropología social es el estudio de los signos en el seno de la vida social", podía defender su proyecto como la parte olvidada del programa de Durkheim-Mauss... esa parte definida por muchos años como "idealista" por las corrientes dominantes de la sociología, basadas en "el otro" Durkheim. Coincidentemente, los estudios culturales no se habrían alzado después contra la sociología sino contra una particular y largamente prevaleciente tradicion sociologica positivista, rescatando la tradicion "perdida". Es posible la expansion de esta reflexion a los estudios semioticos: estaría justificada no solo por una historia de similares impugnaciones sino también por la vigencia de aquella recuperacion por Levi Strauss de una frase emblemática de los comienzos de la esperanza semiologica, válida en su sentido programático general aun después del pasaje de una semiología (de los signos) a una semiotica proyectada al estudio de las distintas formas de produccion de los discursos sociales.
Aunque hay zonas problemáticas en las que Morley parece coincidir con sus criticados; así, acepta suscribir algunas ironías, proyectadas contra la 'extualizacion" de los estudios culturales, y "el retorno de los estudios de lengua (English) como el primer generador (parent) de los estudios culturales". (Nota 9) Todo depende de los tipos de investigacion abarcados por el concepto de textualizacion, pero, en principio, podría estar tratándose al conjunto de los "análisis textuales" como otros han tratado al conjunto de los estudios culturales. Morley no tiene obligacion de convertirse en el defensor general de todos los estudios perseguidos por las Academias, pero a veces, incluso, su respuesta a los ataques parece demasiado cortés (aunque, por supuesto, pertinente dentro del campo de problemas que recorta). Así, ante las proposiciones de Philo y Miller, autores de una dura crítica de desarrollos inscriptos en los estudios culturales, no se permite aludir a la posibilidad, así sea secundaria, de que los análisis textuales impugnados contengan problemas internos (es decir, que no sean análisis textuales adecuados a su fin), y emplaza toda su respuesta en la exposicion de las necesidades de articulacion planteadas por las investigaciones del área, en las que debería conservarse el carácter "genuinamente interdisciplinario" de los estudios culturales; solo alerta acerca de la posibilidad de que la "clarificacion a partir de la Teoría Social" se exceda en sus proyecciones, a partir de un desmesurado uso de mayúsculas en la convocacion de esa Teoría y de su rol.
Opuestamente ""se está hablando aquí de retoricas de la comunicacion científica, y no de saberes: no tenemos razones, por supuesto, para pensar que el saber de Morley necesite ser complementado, pero sí, tal vez, su argumentacion-, en otro artículo de Cultural Studies se señalaba unos años antes, remitiendo a la particion de Richard Johnson entre 'écnicas y procesos de produccion, dinámica de la circulacion y prácticas de consumo", que "la concrecion en texto de una forma cultural es solo una parte de este ciclo", y más aún, que "la abstracta figura del texto es siempre interrumpida y perforada por su imbricacion en condiciones de produccion y consumo", pero que muchos análisis mediáticos refieren al momento de la produccion con el problema de una muy liviana consideracion de los textos. Aquí tomarían peso ""dice el autor, Sean Nixon- "los argumentos de los semioticos". (Nota 10) Refiere después (con entusiasmo) a la productividad de una articulacion, en la "Screen Theory", (¿aunque?) 'ípicamente, inferencias y aserciones acerca del contexto de consumo suelen ser movilizadas para situar el análisis textual": la cultura de la femineidad, por ejemplo. En relacion con las críticas formuladas acerca de los límites del énfasis en el momento textual de una forma cultural, presta especial atencion a los señalamientos acerca de la necesidad de focalizar el momento del consumo, el "descentramiento del texto mediático" en el momento del leer, del ver, del recorrer o vacilar, con sus inserciones en las actividades cotidianas. Y refiere también a otros intentos, orientados al estudio de estos emplazamientos en relacion con grandes estructuras contextuales.
Y es aquí donde retorna, creo, el problema: no hay, ni habrá, recetas interdisciplinarias. Nada impide la asociacion de disciplinas o, más modestamente, de entradas analíticas, o, más aún, de perspectivas de lectura. Pero esa asociacion es una creacion, en el sentido de una produccion que debe, a la vez, construir su propia estructura y sus propios codigos. Una "sociosemiotica" puede existir como proyecto y como práctica; no, como metodología ni como técnica (¿será también el caso del conjunto de los estudios culturales practicados sobre objetos híbridos?), en la medida en que sus instrumentos tienen que ser definidos en relacion con cada objeto y cada proposito de búsqueda. La pertinencia de esos instrumentos deberá ser probada en un doble movimiento, que siempre estará en fase con una coyuntura intersemiotica, manifestacion de una historicidad irrepetible, lo que no excluye, sino, por supuesto, reclama, la búsqueda de un rigor analítico que dé cuenta del reconocimiento de las articulaciones específicas de sus objetos. La investigacion de la circulacion de un texto mediático solo puede postularse como específica si da cuenta de observables que puedan señalarse en él como diferenciales; recíprocamente, para la postulacion de generadores discursivos (por ejemplo, mediáticos) en relacion con un comportamiento individual o grupal emplazado en otras áreas del intercambio social deberán circunscribirse rastros o versiones de esos generadores en el comportamiento que se supone condicionado por ellos. La expresion "deberán" se conecta aquí con el mencionado requerimiento de pertinencia, única probabilidad de acotacion del campo (infinitamente opinable y siempre conjetural) de la correlacion de variables y teorías acerca de zonas heterogéneas de produccion de sentido.
La digresion apunta, con temor y temblor, a la definicion de una zona de imprecision constitutiva, no reductible, pero también a la circunscripcion de un tipo de rigor analítico que permita mantener la productividad de las distintas estrategias de investigacion que se articulan en la indagacion de un texto mediático, su circulacion y su procesamiento en la instancia de la recepcion, que, como se sabe, solo puede indagarse en la medida en que se la reconozca como nueva instancia de produccion; y no solamente porque por esa vía se esté reconociendo la creatividad y potencialidad de algún sector del lectorado (presentes en todo ámbito de lectura y circulacion), sino también porque, en términos más generales, el efecto de un discurso solo puede leerse en otro. En relacion con las otras series, no se trata de descubrir correlaciones sino traducciones, invasiones y formaciones metadiscursivas que dan cuenta de su espacio de origen tanto como de las transformaciones operadas en el área de desempeños que se ha constituido en su huésped. Parafraseando una formula de Morley, puede decirse que no se trata de convocar a la sociología en su conjunto, ni al saber estabilizado de alguna de sus ramas, sino a la sociología que a partir del reconocimiento del nuevo objeto pueda practicarse en su lectura. En relacion con los campos de análisis de la semiotica, la cuestion fue formulada de manera parecida: para analizar imágenes y textos, no se trata de buscar configuraciones codicas ya conocidas (que con seguridad se encontrarían en cualquier caso) sino de partir del o los objetos textuales focalizados para determinar los modos específicos de su relacion con distintos dominios discursivos: tipos (o "registros") de discurso, soportes tecnologicos, medios y géneros (Nota 11). Y en una dimension más ligada a los rasgos más abarcativos del cambio historico, con el "estilo de época".
Pero el problema de la articulacion (de teorías y técnicas), obviamente, no termina ahí. Habría que agregar que el punto de coherencia puede no encontrarse, y que el final del análisis es una decision política: se trata de dar lugar a una hipotesis acerca del grado de informacion que, en un período, se considerará provisoriamente suficiente como fundamento de una accion.
¿De qué accion? Por supuesto, el campo de la "aplicacion" o, más académicamente, de la 'ransferencia", es inabarcable en principio. Pero algunas de esas acciones posibles son conocidas, y están articuladas desde hace algunas décadas con los "estudios sobre comunicacion". Cuando Morley, criticando a Fiske (Nota 12), habla de la improbabilidad de la expansion, en la sociedad contemporánea, de una "democracia semiotica" (Nota 13), fundamenta su posicion señalando las diferencias en la posibilidad de acceso a los "recursos culturales necesarios para producir determinados tipos de sentido". En este plano, toda accion será, es cierto, de resultados limitados o parciales, pero es socialmente insoslayable, y la reflexion sobre la articulacion entre, por ejemplo, el "análisis de pantalla" y el de las audiencias, tiene, como se sabe, una historia extensa. Cabe recordar al respecto las razones aducidas por Christian Metz, alrededor de 1970, para sostener la utilidad de la enseñanza de aspectos del lenguaje cinematográfico y del historietístico en la escuela primaria y secundaria. "Sirve ""decía- para la conversacion" (Nota 14). Ese lugar donde, como suele decirse, el espectador puede cambiar el sentido de lo que vio en pantalla (en una socialidad que lo recibe como dialogante o lo convierte en un paria, naturalmente expulsado de un área de la cultura), y que solo puede analizarse a través de entradas que permitan el abordaje múltiple, y no necesariamente articulable, de los temas de su propia búsqueda y de su ignoto goce. Para todo esto, tal vez no haya salida a través de la interdisciplinariedad, sino a partir de una particular transdisciplinariedad: no la de una crítica que se niegue a discutir sus límites, sino la de una lectura que parta del reconocimiento de su propia historia, y de su instalacion en un carrefour de época, en el que se cruzan distintos caminos y lenguajes de la investigacion. Creo que los trabajos de Vlasselaers se cuentan entre los que hacen esos encuentros posibles.

NOTAS

1) Una primera version de este texto fue preparada para el volumen conjunto (en prensa) Festschrift Vlasselaers, Leuven University Press.
2) El Coloquio Internacional Declínio da Arte/Ascensao da Cultura "" Indústria Cultural e Processos de Integracao no MERCOSUL, Universidad Federal de Santa Catarina, 1997.
3) Joris Vlasselaers: "Mass media tecnology and literary innovation", ponencia presentada en el mencionado coloquio (ref. nota 1).
4) Raymond Williams, Culture, Fontana, William Collins Sons & Co. Ltd., 1981. Trad. esp. Cultura, Barcelona "" Buenos Aires, Paidos, 1982.
5) Desde el mismo campo de los estudios culturales, el problema ha sido registrado con nitidez. Así, en una nota reciente en la revista Cultural Studies se señala, ya con amplias referencias bibliográficas, que "esa formacion denominada estudios culturales se ha rehusado historicamente a privilegiar el discurso acerca de la metodología de la investigacion". En Norman K. Denzyn, "Cultural studies in search of a method", Cultural Studies, Vol. 13, Number 1, London, Routledge, January 1999.
6) David Morley, "So-called cultural studies: dead ends and reinvented wheels", en Cultural Studies, Vol.12, N. 4, Londres, Routledge, 1998.
7) Eliseo Veron, "De l'image sémiologique aux discursivités: le temps d'une photo", en Hermès N. 13-14, Paris, 1994; trad. esp. "De la imagen semiologica a las discursividades: el tiempo de una fotografía", en Isabel Veyrat-Masson y Daniel Dayan (comps.): Espacios públicos en imágenes, Barcelona, Gedisa, 1996.
8) Stuart Hall: 'he hinterland of science", Working Papers in Cultural Studies, n. 10, 1977.
9) David Morley, op. cit.
10) Sean Nixon, "Looking for the Holy Grail: publishing and advertising strategies and contemporary men's magazines", en Cultural Studies, Vol. 7, N. 3, Londres, Routledge, 1993.
11) Eliseo Veron: "De la imagen semiologica a las discursividades", op. cit.
12) John Fiske: Television culture, London, Routledge, 1987.
13) David Morley: Television, Audiences and Cultural Studies, London, Routledge, 1992; trad. esp. Television, audiencias y estudios culturales, Buenos Aires, Amorrortu, 1996.
14) Christian Metz, "Image, enseignement, culture", en Messages, Bordeaux, 1969; trad. esp. "Imágenes y pedagogía", en Christian Metz y otros: Análisis de las imágenes, Barcelona, Ediciones Buenos Aires, 1982.
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