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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.18 San Salvador de Jujuy mayo 2002

 

Análisis crítico de las nociones de contexto y significación. Sus aportes al estudio de los fenómenos culturales de calidad folklorica

Critical analysis of the notion of context and meaning. Its contribution to the study of cultural phenomena of folkloric quality

Flora Lozada *

* Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Jujuy - Otero 262 - CP 4600 - San Salvador de Jujuy - Jujuy - Argentina / Antropólogos Especializados en Folclore y Comunicación (AEFYC). Correo Electrónico: floralosada@yahoo.com

RESUMEN

El término contexto constituye desde hace tiempo un problema en las ciencias sociales para los jóvenes investigadores que lo utilizan. Quizás una de las razones sea el hecho de que el término forma parte del lenguaje de un sector intelectual y medio donde encontró gran resonancia y difusión. Se hace necesario, entonces, en cualquier trabajo de índole científica, poner en claro de qué contexto se habla en cada caso. Como el tema ha sido tratado por diversos estudiosos en distintos artículos nos proponemos ahora intentar una revisión de los diversos conceptos de contexto, tal como han sido tratados por la disciplina del Folclore desde que apareciera el término en la escena teórica. Se intenta una mirada síntesis de sus aportes al estudio de los fenómenos culturales de calidad folclórica.
Se coincide con la posición de la Teoría de la Relevancia que sustenta la tesis de que es el enunciado el que construye el contexto. Ello permite realizar una propuesta de recuperación de la significación del material narrativo (así como de otra índole) así como de los diversos contextos mediante material verbal producido en situación de entrevista.

Palabras clave: Contexto; Significación; Folclore.

ABSTRACT

For some time the word context is a problematic term in social sciences for the young researchers who want to use it. Maybe one of the reasons the fact that the word is part of the language of an intellectual and medium sector where it reached a great repercussion and spreading. Then, it is necessary, in any scientific work to be clear about what kind of context is being treated in each case. As the theme has been discussed by many specialists in different articles now we propose to attempt a revision about the different forms of context, just like they have been treated by the Folk discipline since the term appeared in the theoretical scene. I attempts a synthesis view of its contribution to the study of cultural phenomenon of folk quality studies.
This article coincides with the position of the Relevance Theory which supports the thesis that says it is the enunciation the one that construct the context. That allows to carry out a proposition to recover the meaning of narrative material (as well as other from any nature) as well as the different contexts through verbal material in situation of interview.

Key words: Context; Sygnification; Folklore

A lo largo de su desarrollo la disciplina del Folclore ha dirigido su atención, en el aspecto empírico, al estudio de un conjunto de fenómenos culturales de diversa complejidad y distinta perceptualidad: leyendas, cuentos, creencias, danzas, festividades, historias orales, culinaria, farmacopea, lengua, artesanías. Y ello en grupos sociales de diversa composición: étnicos, laborales, rurales, urbanos, subculturas, migrantes, por citar algunos.
Para abordar el estudio de estos variados géneros el Folclore ha utilizado términos de alcance teórico y metodológico, que han variado en su conceptualización a lo largo de los años y otros que se han incorporado recientemente al acervo de la disciplina. En este trabajo presentamos una revisión de los conceptos de contexto y significación, intentando una mirada síntesis de sus aportes al estudio de los fenómenos culturales. En especial a aquellos fenómenos que hoy se encuentran comprendidos en la expresión patrimonio intangible; la cual abarca, según la UNESCO todas aquellas manifestaciones de la cultura popular oral y tradicional, los cuales para esta institución son sinónimo de folclore(Nota 1).

LA CATEGORIZACIÓN CONTEXTUAL

Las modernas perspectivas de la Linguística y el Folklore coinciden en considerar a la comunicación interpersonal como un fenómeno social producido por la interrelación entre el mensaje verbal y los elementos del entorno linguístico, situacional, físico, social, cultural, psicológico, cognitivo. Estos elementos, según su materialidad significante y la perspectiva teórico-metodológica con que se encare un trabajo, han sido adscriptos a diversos contextos.
Desde que en la década del 60 el término contexto fuera tomado como objeto de preocupaciones teóricas para tratar de precisar sus alcances y lograr una potenciación de su uso como herramienta metodológica ha corrido mucho agua bajo los puentes. Ya se han superado anteriores teorías que concebían al contexto como un elemento de naturaleza estrictamente extralinguística, un factor estático y preexistente a la enunciación. Recordemos, al respecto, que la progresiva precisión conceptual de la noción de contexto había llevado a los estudiosos a consensuar acerca de la presencia de, al menos, dos contextos intervinientes en la producción e interpretación de un enunciado dado: un contexto de situación y un contexto linguístico o cotexto. Contextos pasibles de ser observados empíricamente en el caso de un registro comunicativo in situ o inferidos a partir del discurso linguístico. Ambos tipos de contexto han sido profusamente utilizados en diversos manuales y libros de la especialidad llegándose a una banalización de su uso en la investigación empírica. No obstante, al lado de este uso bastardeado de la noción de contexto, otros autores habían preanunciado los complejos alcances y las potencialidades de la implementación del concepto de contexto. En la disciplina del Folklore se registra un incremento en la investigación teórica y empírica de la noción de contexto por parte de autores europeos y americanos.
Variadas son las delimitaciones de contexto que han sido propuestas y utilizadas por los estudiosos del Folklore, desde 1964, en que se registra una de las primeras propuestas por parte de Alan Dundes (Bauman 1995 [1971]; Bausinger 1994 [1980]; Ben Amos 1995 [1971]; Dundes 1994 [1964]; Walle 1995 [1976]). En las posturas de estos autores se establece claramente el texto pero el contexto sigue siendo enunciado como un término "sombrilla" que no resulta operativo metodológicamente, aunque han realizado sustanciosos aportes para ir desbrozando una "realidad" que rodeaba al texto y que se mostraba elusiva. El holandés Teun van Dijk, por su parte, afirma que el concepto de contexto se caracteriza como la reconstrucción teórica de una serie de rasgos que son distintivos de una situación comunicativa, los que son parte integrante de las condiciones que hacen que los enunciados den resultados como actos de habla (van Dijk 1983:93).
Los contextos que han sido precisados terminológicamente en los últimos años en forma recurrente por los autores mencionados arriba han sido recopilados y agrupados recientemente según sus características generales en: situacional, co-texto, contexto cultural, contexto cognitivo y contexto genérico (Kaivola-Bregenhoj 1992). A partir, entonces, de tomar en cuenta un texto narrativo de base (
Nota 2) como objeto de estudio, la autora ha distinguido distintos tipos de contextos:

1) Situacional: Alude a la situación específica en que es enunciado/actuado el texto objeto seleccionado, a todas las características físico-sociales que se hallan presentes en el momento de la enunciación de una narración: actor, auditorio y sus características personales y sociales, espacio físico, tiempo. En general cualquier característica que, de una manera u otra, pueda influenciar en la situación en que tiene lugar la narración.
2) Co-texto o contexto linguístico: lugar de la narrativa en el discurso. Se refiere a todo el material linguístico que rodea a la unidad o unidades que se han delimitado para su estudio.
3) Cultural: recupera la conexión con aspectos de la cultura de la comunidad donde se manifiesta la narración, tales como: religión, economía, tensiones sociales entre grupos, ocupaciones. Este punto presenta más posibilidades para la interpretación y las conexiones del analista. Pero así también depende del conocimiento y habilidades personales del estudioso en cuestión. El contexto cultural depende del grupo social y suele estar integrado por los comportamientos observables y los valores que los sustentan. Como contexto cultural algunos autores parten concretamente de las variables personales de los narradores (educación, nacionalidad, ocupación, etc) para relacionarlas con "la cultura en la que está inserto y el mundo del cual está hablando" (Kaivola-Bregenhoj 1992).
4) Cognitivo: Incluye el esquema narrativo que domina el hablante, su memoria y recuerdo, sus asociaciones, su humor. Como muchas veces se trata de narraciones obtenidas en situación de entrevista, también se incluyen aquí las posibilidades de que el discurso vaya por donde no quiere o no ha previsto el investigador. Aquí se incluirían, por ejemplo, las historias que son, también, expresión de los llamados modelos que están en relación con el tipo de situación comunicativa (Van Dijk 1993).
5) Contexto de género: Se incluyen aquí las características de los distintos géneros, tales como los esquemas propios de cada uno y los items que son seleccionados por el narrador. Un contexto genérico es aquel, mediante el cual se distinguen las conformidades o rasgos convencionales que caracterizan al género en cuestión.

A estos cinco contextos se podría agregar, al menos, un contexto societal. Concebido como un contexto similar al social en cuanto a su descripción pero diferente en lo que se refiere a su alcance pues, según, los casos podía aludir a la sociedad nacional, e incluso a la sociedad internacional (Bausinger 1994).
En general, la delimitación de estos contextos surge a partir de la perspectiva del investigador. Este, en base a lecturas previas y/u observación empírica, advierte en el texto algún elemento que buscará de correlacionar con el conocimiento de mundo que posee acerca de los diferentes contextos que podrían estar influenciando en ese objeto provisoriamente caratulado como folclórico(
Nota 3).
¿Nos interesa como científicos sociales estudiar todos los contextos de un fenómeno folklórico? Quizás sí. Pero es una tarea demasiado ardua reconstruir todos los contextos, o los que elijamos. Baste pensar cómo hace un investigador solo para reconstruir, de este modo, un contexto social o uno societal, o qué elementos de ese contexto se eligen para relacionar con el texto objeto de análisis. Considero que aquí la postura del investigador suele parecer omnipotente o quizás, suicida. Necesita acotar para poder llegar a algún conocimiento a su alcance. Pero, además ¿interesa el contexto que postula el investigador? ¿Es pertinente? ¿Recuperará realmente el contexto relevante para el fenómeno cultural en estudio?

LA RECUPERACIÓN DE LA SIGNIFICACIÓN SOCIAL

EL CONTEXTO EN LA NARRATIVA

El concepto de "actuación" contribuyó a que las modernas orientaciones en el estudio de la narrativa oral estudiaran al texto siempre en relación con el contexto en un intento de llegar a la significación del relato. A partir de los ochenta se desarrollan firmemente los estudios acerca de la significación por parte de autores de diversas partes del mundo. Hasta ese momento, la línea predominante en estudios de narrativa folklórica era partir de una serie de versiones, normalizarlas para obtener un texto representativo, y realizar un estudio de tipo linguístico-estructural para obtener una interpretación del relato que recuperara sus significados. Y esos significados, por fuerza, debían ser comunes tanto a los portadores de las distintas versiones, como a quienes los oyeran, como al investigador. Y a esos significados se los suponía, implícitamente, no cambiantes para todas las ocasiones en que el relato fuera manifestado.
En las últimas décadas se comienza y se desarrolla una línea de estudios dentro del Folklore que concibe a la significación en su aspecto dinámico, como un proceso. En tanto proceso, por lógica, se halla en continua dinámica, en continuo proceso de cambio. El relato y sus significados cambian: a través del tiempo y el espacio, a través de las personas, según quienes los escuchen y los enuncien (Honko (1994 [1984]; Walle (1995 [1976]). ¿Cómo recuperar, entonces, esa significación cambiante, inasible? La focalización analítica en el aspecto significativo de los fenómenos folclóricos ha permitido desentrañar, en trabajos realizados en Argentina, por ejemplo, las representaciones/significaciones de los individuos y/o comunidades acerca de la educación, las instituciones policiales, el gobierno, la iglesia, entre otras (Blache 1982; Cousillas-Losada-Martín 1984). Todo ello a partir del análisis semiótico de discursos con distinta materialidad significante.
Significación, texto y contexto son tres conceptos indisolublemente ligados, pues un texto de narrativa folklórica se halla latente, inactivo en la mente humana, carente de significado hasta que es actuado en un contexto determinado y a su vez determinado por ese contexto. Ya en 1984, Laurie Honko postula la existencia de, al menos, dos niveles de significación: la formal y la transformal. La una derivada del contenido semántico del item narrativo y la transformal, cargándose de significados en el momento de la enunciación. En una situación determinada de interacción en que se actúe la narrativa, múltiples son los significados que se intercambian y negocian, los cuales registran orígenes disímiles.Y es justamente a partir de esta específica actuación donde se ponen en evidencia (o pueden ponerse) mediante el discurso verbal y no verbal los distintos contextos que pueden influenciar una narrativa. Desde esta posición parecería que es el contexto es que se filtra o se cuela en la narrativa en el momento de la actuación influenciando en su significación.

LA NARRATIVA EN EL CONTEXTO

Desde otra visión del contexto, propuesta por la Teoría de la Relevancia, es el enunciado el que determina el contexto y no a la inversa. Aquí la responsabilidad por el flujo de significación se atribuye tanto al hablante como al perceptor, en cuanto reconoce el contexto al que alude el hablante o narrador. El contexto se «reconstruye» a partir de instrucciones emanadas del emisor que guían en la interpretación al perceptor para reconocer ese contexto proporcionado.
Sperber y Wilson (1986) definen el contexto "como un conjunto de premisas usadas en la interpretación de un enunciado, siendo por tanto un subconjunto de los supuestos manejados por los hablantes en el proceso interpretativo" sinónimo de realidad cognoscitiva, de representaciones mentales. De estos elementos se compone el proceso interpretativo que sigue un perceptor de una situación comunicativa dada al escuchar un enunciado. Así el receptor partiría, en su proceso de interpretación, de un contexto mínimo inicial constituido por los supuestos ya activados en la memoria (tomados del entorno discursivo o de la situación); ampliaría luego, ese contexto, introduciendo nuevos supuestos y calculando el efecto cognoscitivo de estos sobre los datos iniciales. De esta frase y, especialmente, del uso del término "calculando" se infiere que el autor postula una actividad casi necesariamente consciente y expresa por parte del intérprete. Lo cual no parece ser el caso de un proceso cognitivo del que se desconocen sus concretos modos de obrar pero en el cual, en todo caso, hasta el momento no se ha podido establecer la existencia de una intención expresa de calculo.
Con esta concepción de contexto como actividad interpretativa calculada, se estaría postulando la existencia de un interpretante ideal capaz de dirigir sus esfuerzos de modo articulado hacia la construcción del contexto. Como, además, no se menciona ningún obstáculo en el proceso de construcción de ese contexto, debemos suponer que el perceptor actúa en toda situación comunicativa especialmente atento al hablante y al enunciado que este expresa, sin que exista ninguna interferencia que anule su capacidad de atención.
Entender un "enunciado es integrar la proposición que expresa en un contexto de creencias y supuestos de forma que se pueda conseguir un impacto cognoscitivo importante con un coste mínimo de procesamiento" (Leonetti 1996:105). Tal parecería, por esta frase, que la comunicación tiene una sola dimensión: la cognoscitiva. Pero, también la representación semántica de una oración es la invariante de sentido que subyace a todo enunciado concreto que pueda realizarse utilizando esa oración. Además, la interpretación de ese enunciado en una situación concreta de actuación no puede quedarse en su representación semántica, sino que puede llevar implícitos otros contenidos (Escandell Vidal 1992:110). Estos contenidos, suponemos, podrían ser de un orden distinto al cognoscitivo, baste pensar como ejemplo en los contenidos afectivos o valorativos.
Algunos autores enrolados en la Teoría de la Relevancia mencionan que "para que la comunicación tenga éxito, el oyente debe seleccionar los supuestos que le conduzcan a la interpretación prevista por el hablante (y por lo tanto debe construir él mismo el contexto adecuado)" (Leonetti 1996:105). Nuevamente aquí, nos parece advertir un razonamiento mecánico puesto de manifiesto en la cita transcripta, lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Todos los hablantes desean tener una comunicación exitosa? ¿Es tan claro el contexto previsto por el hablante? Multitud de veces los hablantes entramos en situaciones de interacción no previstas y, por lo tanto, no claramente intencionales en cuanto a su potencialidad comunicativa. Al respecto se puede advertir que existe una diferencia considerable entre lo que pretende decir y lo que se dice literalmente, una distancia que es cubierta por el accionar de complejos mecanismos inferenciales que reconstruyen el contexto. Aunque estos no cubrirían totalmente las expectativas de los supuestos emitidos. Pensamos, específicamente en casos concretos de interacción social con una intención comunicativa, la cual es muchas veces contradecida por elementos de los lenguajes no verbales puestos de manifiesto con independencia de la intención del hablante, el cual no los puede manejar a su antojo: rubor por verguenza, cambio del tono de voz por nervios, tartamudeo, etcétera. Suele suceder que el interlocutor interprete estos signos en forma diferente a las intenciones del hablante al emitir una frase, por lo cual aún cuando el emisor haya emitido algún estímulo ostensivo claro, estos signos actúen obstaculizando la comunicación. O puede ser que los considere un estímulo intencional lo cual trastoca, finalmente, la interpretación prevista por el hablante.
Se propone desde esta perspectiva una concepción del significado como conjunto de instrucciones. Así el significado linguístico se entiende como una serie de instrucciones o procedimientos para construir la interpretación. Se trata, específicamente, de expresiones que orientan al destinatario mostrándole el tipo de camino inferencial que lo habrá de guiar en su interpretación para construir el contexto. Y ello en virtud de que conectores como, por ejemplo, de modo que, por lo tanto o después de todo encarnan instrucciones para guiar al sujeto en la vía argumentativa elegida por el locutor.
Por ejemplo, el uso de una expresión definida como el artículo informa al oyente que "la representación mental del referente de tal expresión es inmediatamente accesible, bien a partir del entorno perceptivo (uso referencial o deíctico), bien a partir del enunciado precedente o de una parte del mismo enunciado que se está procesando (uso correferencial, o referencia establecida por medio de los modificadores del nombre), o bien a partir de los conceptos activados por las palabras ya empleadas y los supuestos implícitos a los que dan lugar (uso asociativo, entre otros)" (Leonetti 1996: 115).
Pero a mi juicio, de mantenerse esta postura, se reduciría al mínimo la semántica dejando en mano de los mecanismos pragmáticos la fijación de la referencia y, por lo tanto, una gran parte de la interpretación. Esta propuesta que tomamos de la Linguística nos parece interesante en cuanto se acerca a nuestra concepción de la significación. Sin embargo, parecería estar demasiado anclada en el texto y en ciertas instrucciones pragmáticas que guiarían la interpretación del oyente en la construcción del contexto.

UNA PROPUESTA

Pero nos interesa recuperar el contexto desde una perspectiva metodológica eficaz, como un modo de acercarnos al mundo de la significación transportado por el texto en el acto de enunciación, desde una perspectiva holística y no solamente pragmática. Y recuperarlo desde la perspectiva del productor de folclore.
Quizás una alternativa sea trabajar en busca de una perspectiva más productiva y eficaz. Ir en búsqueda del texto narrativo (o textos) que interesan y relacionarlos con material linguístico, proveniente de una entrevista o varias(
Nota 4). En ellas se habría profundizado en aspectos que no quedaron claros o que pueden ser ampliados a partir del texto. De ese modo no se construyen ni se infieren a priori los elementos del contexto sino que este se puede inferir a partir de la representación simbólica o interpretación emitida por el narrador.
Así entonces, pueden considerarse como elementos contextuales a todas aquellas representaciones, imágenes mentales, o representaciones cognitivo-simbólicas que intervienen de un modo u otro, en la producción de los relatos, dando lugar a su específica configuración como producción discursiva. Todos estos son elementos del contexto que, una vez estudiados analíticamente, se pondrán en relación con los correspondientes del cotexto, también estudiados analíticamente. Una vez determinada estas correlaciones se pueden ubicar en los subcontextos que se elijan según el interés de la investigación. Pero es seguro que todas los elementos contextuales hallados integran el marco referencial de las situaciones de entrevista que se han elegido como material de estudio.

NOTAS

1) Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional y popular adoptada por la Conferencia General en su 25ª sesión, París, 15 de noviembre de 1989. Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
2) Consideramos que esta clasificación contextual también podría adaptarse a otros textos de distinta materialidad significante, con sólo variar el enfoque de análisis textual.
3) Decimos provisoriamente caratulado como folclórico en la medida que solamente puede atribuírsele esta calidad si el fenómeno cumple con una serie de condiciones que dependerán del marco teórico-metodológico que el investigador utilice para determinarla.
4) Esta propuesta toma su inspiración en sugerencias metodológicas del Dr.Juan A. Magariños de Morentín para encarar un proyecto de investigación.

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