SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número19Oralidad quechua y escritura en castellano: poesía escrita en el PerúVoz y memoria: Mito, historia y literatura en la cuentística tizoniana índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.19 San Salvador de Jujuy nov. 2002

 

El gallo blanco de Héctor Tizón y las fronteras de David Slodky: dos lecturas del norte argentino

El gallo blanco de Héctor Tizón y las fronteras de David Slodky: two visions of the argentine´s norther states

Nilda Ma. Flawiá de Fernández *

* Universidad Nacional de Tucumán - CONICET

Como el Dios del primer versículo de la Biblia, cada escritor crea un mundo. Esa creación, a diferencia de la divina, no es ex nihilo; surge de la memoria, del olvido que es parte de la memoria, de la literatura anterior, de los hábitos de un lenguaje y esencialmente de la imaginación y de la pasión.
J.L. Borges

La identidad aparece, en la actual concepción de las ciencias sociales, no como una esencia intemporal que se expresa sino como una construcción imaginaria que se relata.
Néstor García Canclini

RESUMEN

Hemos seleccionado dos autores del norte argentino, Héctor Tizón y David Slodky, cuyos discursos, se originan en propuestas diferentes tanto de concepciones hegemónicas metropolitanas como de meras reivindicaciones regionales costumbristas. No es nuestro interés realizar este tipo de planteos u oposiciones sino centrarnos en la manera cómo ambos construyen discursos de búsqueda de identidad que, más allá de las complejidades individuales, permiten leer ceñidas tramas de rupturas culturales desde perspectivas estéticas diferentes, a la vez que aprovechan las estrategias del género para apelar a un lenguaje que deja de lado utopías y concepciones tradicionales.

ABSTRACT

We have selected authors of the north of Argentina, Hector Tizon and David Slodky whose discourses are located in the limits of hegemonic and metropolitan conceptions as much as mere local recoveries. We are not interested in performing the kind of poses of oppositions, but focus in the way in which both of them build research discourses of identity that beyond the complex individualities, allow to read tigh plots of cultural ruptures from different aesthetic perspectives but which build a language that leave out the traditional utopias of the country.
Although both of them have faced other genres, two volume of short stories will be taken, El gallo blanco by H.Tizon and Las fronteras By D.Slodky, both published in the 1990´s in order to analyse aspects of this problematic, faced from different enunciative spaces: The space of the man settle in this culture of the north for generations and the more recent immigrant.

Dentro del sistema literario latinoamericano, el argentino, es un buen ejemplo de un discurso estético que mientras se dice, muestra la conformación cultural que lo engendró ya que prácticamente desde sus orígenes cumple y cobra nuevos sentidos inserto en un espacio cognoscitivo e interpretativo de la realidad cuya principal característica enunciativa es la indagación que lleva al receptor de lo individual a lo social y a lo histórico. En el caso que nos ocupa, el de particularizar el cuento del NOA, teniendo en cuenta conceptos de Alejo Carpentier, podemos decir que este cumple el rol literario de transgredir constantemente el principio ingenuo de ser relato destinado a causar placer estético a los lectores para hacerse un instrumento de profundización, un modo de conocimiento del hombre y de épocas, de fijar representaciones identitarias que en el caso de un país tan heterogéneo como Argentina, permite la relectura desde el arte de diferentes momentos de nuestra historia.
A pocas décadas del 'boom latinoamericano', el cuento no busca ya construir relatos totalizadores de la realidad argentina, se aleja del experimentalismo del lenguaje inconformista y "la presión de la 'originalidad' ha cedido frente a la preferencia por otras problemáticas, como la preocupación por hacer visible el lugar desde donde se narra, o se profiere un discurso que tiene, la más de las veces, el propósito de refundar el mundo objetivo, despejando otros discursos expuestos como versiones falseadas, torcidas o francamente esperpénticas de la realidad"(
Nota 1)
Asumir la realidad es releerla y cuestionarla, incluso en la mirada nostálgica del pasado, pero sin considerarla clausurada sino con profundas inserciones en el presente; es reflexionar e interpretar. Es, mediante la capacidad creativa del lenguaje, un intento de tender un puente entre tradición y reescritura; es dar paso a un modelo artístico de elaboración de un espacio que alberga la comunicación humana en su esplendor. Este espacio pone en circulación el permanente diálogo cultural del texto con la realidad en la que se incluye el receptor que cierra el circuito y sin cuya presencia no habría un acto de lectura que actualizara el discurso literario.
El cuento, al igual que la novela, es un género de permanente vigencia, lábil y flexible, en nuestra literatura desde el siglo XIX, lo que le permite adecuar tanto discursos críticos como buscar un lenguaje que, respondiendo a sus características propias, intersecte otros discursos sociales. Es un preciado espacio de construcción de un discurso que en el hecho mismo de reflexionar sobre su propia escritura construye un perfil propio y descubre formas del hombre para enfrentarse consigo mismo y con el otro en un intento de universalización, de ahondar en la interioridad humana, simultáneamente a mostrar heterogeneidades que hacen a la cultura en la que está inserto.

LA LITERATURA EN BUSCA DEL DISCURSO IDENTITARIO

Si consideramos las construcciones discursivas propias de la literatura, podemos leerlas, desde su nacimiento, como un espacio marcado por una preocupación fuertemente anclada en la necesidad de conocerse y de enfrentarse como sociedad con uno mismo y con los otros. A grandes rasgos, podemos marcar cómo la tendencia a homogeneizar las diferencias que las oleadas masivas de la inmigración habían traído aparejadas a comienzos de siglo y que constituyó prácticamente un programa de la Generación del Centenario, con el correr del siglo XX naufraga entre utopías, revisiones históricas y globalización económica. Es claro que a partir de la década de 1990, este último concepto pauta discursos culturales que, ante el avance de otros modelos, tratan de retener la memoria y la actualización de lo propio, de mantener las diferencias, de generar respuestas ante la dilución que significa la universalización extrema.
La literatura es el campo que casi naturalmente refracta los demás discursos sociales y construye mundos que de alguna manera responden a ellos. Es un espacio propicio para interrogar, cuestionar a la vez que tratar de plantear opciones frente a modelos y fracturas sociales. El discurso identitario es, de esa manera, una de las isotopías más frecuentes, no tanto para definir ya quiénes somos sino para reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo y rever construcciones ideológicas en tiempo y espacio particulares. Dichas construcciones, ¯al decir de I. Lotman(Nota 2) constituyen parte de uno de los subsistemas de la semiósfera contemporánea, conformada por diversos lenguajes y códigos cerrados unos con respecto de los otros y cuya posibilidad de existencia está dada por el sistema en su conjunto.

La literatura de este último período del siglo XX busca la memoria y la historia partiendo no tanto de la abstracción como de un deseo por encontrar significado en las grietas del mundo sensorial, zona intersticial entre las realidades sociales concretas y los referentes políticos.(Nota 3)

Esta escritura es una manifestación del plurilingüismo social que, más allá de los sujetos enunciativos, trae a la superficie textual y a su organización aquellas densas redes de los imaginarios sociales, de las pasiones y de la memoria; es casi un grito de otras voces culturales marginadas. Todo ello transforma los cuentos en profundas reflexiones y cuestionamientos de la realidad así como de las posibilidades de la escritura para captarla en su complejidad. Dentro del espacio cultural de este fin de siglo, desenmascara el drama discontinuo del hombre por la palabra tanto de sí como del 'otro'. Se construye a partir de realidades secundarias, de montajes y con fuerte incidencia de lo cotidiano para devenir otra lectura de núcleos conflictivos de nuestra conformación cultural.
Mirando las últimas décadas del siglo XX, observamos al analizarlas junto con las dos últimas décadas del siglo XIX, procesos constitutivos y desintegradores en lo que a nuestra idea de nación respecta. El siglo XIX organizó los procesos de fuerte consolidación del estado, de homogeneización del 'crisol de razas', de cristalización de un programa cultural de perfiles culturales propios, mientras que el segundo, inmerso en el proceso planetario de globalización observa las consecuencias de ello no sólo en el área de la economía, en los conceptos de nación y fronteras sino especialmente de los espacios culturales y sus tensiones. Al reacomodamiento político le siguen, sin duda, nuevas organizaciones que, a partir de lo económico, generan dinámicas culturales nuevas, tal es el caso en nuestro país en relación con el Mercosur. Es decir, las reflexiones acerca de la identidad y de sus manifestaciones en la literatura lejos de haber perdido fuerza en el final del siglo XX han cobrado nuevo vigor, aunque con otras perspectivas no tanto para averiguar quiénes somos sino qué seremos, cuál será nuestro papel cultural en el nuevo mapa planetario; de qué manera podremos integrarnos sin diluir perfiles propios.
En este nuevo orden, la literatura como parte de la cultura manifiesta una permanente tensión con los medios de comunicación masiva. Desde el lugar del escritor reflexiones y cuestionamientos ponen en la superficie textual otras voces y problemáticas. ¿Qué cultura se intenta universalizar? ¿Qué impronta deja lo propio en lo 'otro'?. La literatura es nuevamente el lugar de la resistencia, desde la cual se anudan los tiempos de la memoria y del presente y en el cual la idea de heterogeneidad "es central [...] tanto en un sentido histórico como con relación a la situación presente".(Nota 4)
En esta línea de reflexiones hemos seleccionado el corpus de análisis teniendo en cuenta la visión que de la cultura ofrecen los discursos de Héctor Tizón(Nota 5) y de David Slodky(Nota 6) quienes, no pagar tributo a conceptos de escritura de centro y periferias, ni se sienten escritores del 'interior'. Por el contrario, sus textos demuestran la necesidad de repensar tales conceptos. Son parte de la memoria colectiva que ponen un frente de resistencia a una idea globalizadora como homogeneizadora de culturas desde una única mirada.
Tomaremos dos volúmenes de cuentos, El gallo blanco de H. Tizón y Las fronteras de D. Slodky, ambos publicados en la década de 1990, para analizar aspectos de esta problemática, encaradas desde espacios enunciativos diferentes: 1) el del hombre natural de esta cultura y 2) el del inmigrante.
En general, ambos discursos conllevan signos de rupturas evidentes, aunque de diferentes tonalidades. Ambos son textos bifrontes ya que, por una parte, son expresiones de concepciones estéticas particulares y, por otra, escrituras de experiencias culturales. Construyen espacios literarios enraizados en la diversidad cultural; a su vez, el lenguaje, para expresarla, debe necesariamente constituirse en una búsqueda permanente de lo esencial.
Las experiencias culturales no constituyen por sí mismas universos cerrados; son partes de un espacio y de una historia mayores, de manera que lo que interesa, más que un motivo o un tema, es la lectura que el cuento hace de esa cultura, por la que, a su vez, transitan innumerables discursos. Son textos básicamente críticos que integran un corpus de creaciones reflexivas acerca de los perfiles culturales que los generaron.

EL GALLO BLANCO, ESPACIO DE MEMORIAS Y CUESTIONAMIENTOS

La narrativa de Héctor Tizón constituye una excelente ejemplificación de los conceptos acerca de la construcción de discursos identitarios anteriormente vertidos. Podemos marcar en su abundante producción dos espacios del contar la cultura andina del norte . Por un lado, aquel encarnado en textos como El cantar del Profeta y el Bandido (1972), El traidor venerado (1978), La casa y el viento (1984), El hombre que llegó a un pueblo (1988), entre otros que conforman una lectura sobre la cultura andina que siente la profundidad de sus raíces en la tierra, pero que, de manera inexorable, debe acercarse a otra civilización a la que debe integrarse en un complejo y arduo proceso, que lleva en sí el germen de la muerte. Por otro, El gallo blanco (1992), Luz de las crueles provincias (1995), La mujer de Strasser (1997), Extraño y pálido fulgor (1999) ponen el acento en los procesos interiores del hombre marginado, descendiente de aquellos que vinieron a comienzos de siglo a 'hacer la América' y que sólo encontró soledad, desamparo e incomprensión. Una sociedad que, en vez de acogerlo, lo deja de lado y no le permite diálogo alguno, exclusión que lleva a la muerte concebida ya de manera natural, ya como silencio y soledad.
Ambas etapas conforman un discurso que tiene que ver con el sistema cultural del que emergen, con su hombre, con sus mitos de manera tal que naturalmente Tizón integra lo estético con lo histórico, lo sociológico, lo político, lo religioso. Su narrativa es así una respuesta en y por el arte a indagaciones y crisis de sistemas sociales. Intenta no sólo la respuesta sino que constituye una permanente apelación por esa cultura. Es una búsqueda incansable de los valores que conforman la identidad del hombre del norte, ya autóctono, ya afincado en la tierra pero no 'dueño' de ella, porque la infertilidad afectiva le impide sentirse consustanciado con ella. Sólo lo unen lo yermo y estéril. Al mismo tiempo, ese interior desvalido entra en conflictivo diálogo con el polo metropolitano que, si bien está apenas aludido, se manifiesta atractivo a tal punto que permite imaginar los caminos no como vías que supuestamente unen sino como rutas con una sola orientación, la de la huida del interior hacia la capital; expulsión sin retorno posible.
Construye el espacio literario enraizado en dos culturas y con un lenguaje que busca nuevos derroteros. Lo canónico, establecido desde centros tan lejanos de su Jujuy natal como puede ser Buenos Aires, permanentemente recreado, deja de servirle como modelo para instaurar el propio armado, como diría Angel Rama(Nota 7) "con desechos de grandes culturas: la española y la autóctona" que se mezclan y sincretizan en ese mosaico que constituyen las pequeñas comunidades rurales jujeñas. La capital no es más que un polo de referencia en estos cuentos, pero que permite anudar relaciones y perspectivas.
Las textualidades de El gallo blanco dejan en claro que el universo cultural constituye un polisistema, sistema de sistemas y con numerosos centros en los que habitan verdaderas constelaciones de textos que establecen estrechas y profundas redes entre sí.(Nota 8) La escritura abreva tanto en el recuerdo, la nostalgia del pasado y de la infancia como en reflexiones producto de experiencias no siempre optimistas acerca del presente, de otras ciudades, de otros códigos de vida, de creencias sociales y religiosas. Todo se torna metáfora así "el amor, el sexo y la muerte [...] dar muerte a un ser viviente, a un animal, como acto iniciático de varonía. Matar a otro para nacer"(Nota 9).
Las metáforas dejan leer en otros niveles, actitudes y prácticas sociales que nos hablan de ideologías e identidades. El mundo representado en estos cuentos muestra inclusiones, exclusiones y valores que les permiten a sus habitantes sentirse 'pertenecientes a', 'diferentes de'; son cuestionadores de sociedades que se fragmentan, que quedan aisladas, que necesariamente deben 'transculturarse'.
Los siete cuentos del libro refractan los espacios sociales y culturales desde lugares no hegemónicos; por el contrario, subalternos, desde miradas marginales en permanente cruce con la muerte. Las narraciones constituyen espacios cerrados en los cuales se trata de maximizar la información ya que los acontecimientos como las palabras se apoyan en sobreentendidos e implicaturas. En este sentido, Tizón obtiene piezas estéticas usando modalidades propias de las comunidades norteñas: el silencio, la parquedad de las expresiones, la lenta absorción de lo exterior, además de todos los otros recursos propios de la oralidad.
En este tipo de situaciones, el lector siente cierta incomodidad ante narradores aparentemente no identificados que continúan con situaciones o reflexiones, cuyo comienzo no siempre coincide con el del cuento y, por lo tanto, se ubican al margen de él. Poco a poco, utilizando necesariamente de su 'enciclopedia', uniendo retazos de expresiones, reiteraciones y sobreentendidos, el receptor va conformando el mosaico de ese mundo del norte(Nota 10), que, más que a descripciones propias del realismo, responde a los sentidos que el lector abstrae de las diferentes lecturas, más aún cuando el discurso se basa en la economía expresiva.
Las imágenes se suceden en los diferentes cuentos de manera similar; revelan, unidos, los perfiles del medio físico, social y cultural. Ello permite a la mirada del narrador y a la de los personajes descubrirse en sus espacios interiores mientras descubren el espacio del 'otro'. Dejan caer, paulatinamente, silencios, gestos que encubren lo esencial, lo que se preserva por temor de la luz del presente, de otras miradas sobre el pasado. Valga el siguiente ejemplo:

Unicamente viven los que se han quedado solos, solos de verdad, y los moribundos. Los demás ni se dan cuenta. En esto pensaba él, ahora, todavía de pie, observando a través de la ventana el callejón que a poco se perdía, por donde ella había venido y regresado(Nota 11).

Es recurrente en la prosa tizoniana el temor de la pérdida y a la vez el ansia de lo nuevo que experimentan los personajes -ya en rituales de iniciación o en momentos de decadencia cronológica y de clase provinciana entre otros- esto proporciona al texto un movimiento entre dos espacios que diacrónicamente lo entretejen. A partir del punto de inflexión entre pasado y presente manifiesto en rupturas y montajes temporales, el espacio de la palabra deviene recuperación, no sólo de memorias individuales sino de memorias colectivas, culturales, memorias de una sociedad marginal respecto de las grandes ciudades.
El propósito discursivo de rescatar la memoria cultural permite leer en lo lingüístico, otros códigos sociales, intentos de legalidad o de impugnación del sistema, forma de superar cualquier inmanentismo y reintroducir el texto en las redes de producción que le dieron origen.(Nota 12) Es posible trazar una lectura acerca del autoritarismo al que remiten los rasgos de imposibilidad social de cambio, decadencia, exilio y muerte:

¿qué busco, si todo cuanto busco he dejado de antemano de buscar? [...] todo cuanto he tenido es así, el ensueño se vuelve más real que lo real, fragmentos ilusorios de falsa vida, túmulos vacíos. Trozos de verdad que la vida tiene por debajo.(Nota 13)

Nada más apropiado que esa palabra: regresar, desandar mi camino hacia la semilla, a los comienzos, al capullo ancestral, que preveía seco y apolillado, de mi provincia.(Nota 14)

Los automóviles oscuros con gente armada cruzaron la noche velozmente de un rumbo a otro y hasta los desatentos y dormidos pudieron escuchar los estruendos lejanos, ominosos.(Nota 15)

El largo viaje, la fuga, los funcionarios de frontera y los pasaportes; las visitas con explicaciones tristes, insuficientes; una fría y desapasionada pesadilla 'transitoria como un gesto', según quería creer, pero también irremediable, quedaba atrás.(Nota 16)

Estas referencias a fugas, violencia, muerte instalan al lector en el campo de problemáticas sociales de manera tal que este no necesita que sean demasiado explícitas para asociarlas a la memoria colectiva reciente. En el discurso, están organizadas en forma fragmentada; son breves alusiones en las que la escritura apenas se detiene pero cuya efímera funcionalidad no les quita fuerza; por el contrario, acentúa su carácter de disparadores del recuerdo de otros acontecimientos.
Lo que se va dibujando en la superficie textual, considerando todos los cuentos como un solo corpus que habla de lo comarcano, es una sociedad que expulsa al hombre, cuya tierra ha perdido su capacidad de fertilidad, casi toda posibilidad de vida. Son relatos que, si bien incluyen niños, estos son seres ya envejecidos por la dureza de la tierra, sin la alegría de lo que comienza, más bien con la resignación ante la muerte que es silencio, que es pérdida, que es olvido, que es sequía, que es abulia, que es exilio. En fin, un hombre que más que sujeto de sus elecciones es, borgeanamente, objeto de otras fuerzas. La tierra ha perdido la capacidad de ser paraíso para devenir laberinto de silencio, sequedad y desesperanza.
El cuento, como género, especialmente por su característica de cercanía con la narración oral, de brevedad y de fragmentarismo le permite a Tizón incorporar el espacio contextual en el sentido de manifestar la circulación de versiones de verdades hasta entonces sostenidas y de discursos significativos en momentos críticos de una sociedad. Construye con alusiones, con pinceladas sutiles, con un lenguaje ficcional que trasunta la fuerza de la comarca, un discurso que desde lo propio dice el universo del hombre, sus frustraciones, violencias, su muerte.

LAS FRONTERAS DE DAVID SLODKY

David Slodky organiza su escritura desde fronteras de barrio de una sociedad provinciana. Crea el espacio propicio para la búsqueda de la identidad que no es sino la búsqueda del lenguaje propio.
El volumen que nos ocupa está constituido por cinco cuentos, de los cuales el primero es el que da el nombre al libro. Son relatos escritos desde la mirada de una de las minorías del país, la de los inmigrantes judíos que viven en las provincias del norte. El tono nostálgico y la reconstrucción del pasado son fundamentales en este discurso de búsqueda de la manera de aceptar y ser aceptado en una sociedad heterogénea que, si bien amplia y hecha por y para 'todos los hombres de buena voluntad', muestra aun el proceso de integración lento de otras culturas.
El texto está enmarcado por una carta del padre de Daniel Slodky en idish a un diario de Lituania que sirve de paratexto guía de lectura. Es el espacio en el que se pone en circulación el discurso de los primeros inmigrantes que forman estas comunidades ¯chaqueña en este caso¯ así como el papel que estos le asignan a la comunicación con aquellos que quedaron allende el mar y cuyas noticias les llegan a través de los diarios. Una de estas constituirá el eje del mensaje, paratexto percibido con fuerza en todo el libro: el papel del intelectual en la comunidad. Este es el que posee la palabra para decir al pueblo, para constituirse en la memoria del mismo: "¡Así, precisamente así, debe hablar al mundo el enviado de su maltratado y perseguido pueblo..!"
Dicha palabra contrasta con la vida de la pequeña comunidad descripta al comienzo, sin problemas de violencia y, para los jóvenes, rutinaria ya que implica sólo trabajo y sacrificio.
Se reiteran análogas situaciones sociales que en la obra de Tizón, la tensión cultural permanente entre el pueblo y la gran capital a la que se idealiza como el espacio de la superación y de los goces. También en estos cuentos funciona como el espacio ausente y significativo, pero necesario en la construcción dicotómica de la tensión dialógica centro-periferia.
Todos los cuentos son voces que construyen un mismo objeto, casi una mirada estereoscópica: el mundo de la infancia y de la adolescencia, espacios de un 'afuera' de cualquier máscara social. Estas focalizaciones desde el interior de los protagonistas o siguiendo tanto sus experiencias externas como sus periplos interiores permiten al receptor el contacto tanto con imágenes del pasado del medio provinciano como con la tradición familiar,
Cada cuento plantea un problema cotidiano y, a pesar de ser totalmente resuelto hacia el final, constituyen hitos en el camino de escritura de la identidad, que es la aceptación de otro diferente culturalmente. De todas las posibilidades, el narrador fija sus cuentos en el eje de las transformaciones de niño en adolescente, de adolescente en adulto; etapas descriptas como espacios de fronteras, espacios de pertenencia a las que el proceso de crecimiento obliga a abandonar para adoptar otras nuevas:

Inmóvil, aniquilado, Daniel se percibió nuevamente parado en medio de otra frontera, más feroz todavía que todas las que lo había agitado en sus largos doce años de vida. Pero aún le faltaban muchas más por conocer. (Nota 17)

El imaginario social de los cuentos es el barrio de una pequeña ciudad provinciana, a mediados del siglo XX, con no demasiadas posibilidades de distracción más que los juegos en grupo y el 'mirar pasar las chicas'. Ese paisaje cotidiano, pequeño y sin demasiados horizontes de realizaciones personales así como las situaciones de asimilación o rechazo que suscita le permiten al protagonista poder desdoblarse en su espacio interior en el sentido de pensar y actuar como niño al mismo tiempo que tratar de entender y de sentirse parte del mundo adulto y de sus implicancias. Este desarrollo le permite vislumbrar un espacio de heterogeneidades, en donde la mezcla no es imposible; por el contrario, la sociedad se le presenta como un espacio de mestizaje.
El fuerte anclaje en lo provinciano dado tanto por las descripciones como por las flexiones lexicales propias permiten tonos que marcan una simetría en los relatos entre un yo y los otros, a la vez que unen lo literario con lo social: la forma de aceptación del inmigrante y la integración de éste a la nueva sociedad que lo acoge, a pesar de conservar costumbres diferentes, sin connotaciones polémicas. Lo coloquial no es una forma de pintoresquismo; lejos de esta concepción de la literatura, legitima la esencia de la estética de Slodky, al no utilizarse como una mera representación del otro.
Tanto "Las fronteras", el más importante de la serie, como los restantes operan con la construcción de la imagen del intelectual, del poeta idealizado, que razona diferencias, al que el medio pequeño, provinciano, no causa dolor ni oposición alguna. Es un discurso de homenaje a sus raíces, hacia la nueva tierra y, quizás el más importante, hacia la función del poeta.
Los cuentos analizados, con lenguajes que narran historias sin mayores alternativas, cotidianas, aparentemente simples, instauran espacios alusivos, metafóricos de referentes construidos por ausencias y carencias. El lector necesariamente dirige su atención después de la lectura a los contextos englobantes, a la concepción utópica acerca de la literatura de inmigración y de las posibilidades de la cultura del interior de instalar su impronta en modelos metropolitanos. El tema de la identidad, el del conocimiento y reflexión acerca de la realidad son problemáticas isotópicas imposibles de dejar de lado, ya que hacen de este espacio nuevas formas de decir lo argentino.
De lo dicho podemos concluir:
Tanto los cuentos de Tizón como de Slodky pueden ser leidos como espacios de búsqueda reflexiva acerca de problemas de cultura de sus respectivos medio sociales y de la relación de estos con la metrópolis, ya que manifiestan, mediante diferentes registros, la interacción entre uno y el "otro" que no es sino el instaurar un diálogo entre los espacios metafóricos de "centro" y "periferia" vigentes ya en el orden nacional, latinoamericano o global.
Construyen sus espacios escriturarios como sus lugares de enunciación mediante el asedio a lo esencial, sin ripios que dispersen la atención del lector. Apelan a la clausura de una única verdad o mirada; es más, están organizados desde la conciencia de un yo uno y múltiple, así como de un tiempo que se fragmenta y desintegra. Es justamente la concentración y las posibilidades de síntesis del género lo que les permite asumir esos perfiles del hombre y del mundo "con una flexibilidad y riqueza ausentes en el cuento tradicional, puramente narrativo, costumbrista o naturalista".(Nota 18)
Ponen en cuestionamiento la mera descripción de lugares y discursos, al mismo tiempo que iluminan el deseo de una palabra propia, de una permanente relectura, circulación e interpretación de otros espacios de la cultura.
En ambos casos, hemos señalado la incidencia que tienen en sus respectivas obras el discurso identitario en tanto modo de manifestar como de comprender las diversidades culturales del imaginario social, espacios dinámicos de continuos cambios así como de reinterpretación de la otredad, que no es sino proponer una visión de la vida y del mundo desde un lugar propio, en permanente interacción con los demás.

NOTAS

1) Tomassini, G.: "Poética del cuento hispanoamericano en las décadas de 1960 y 1970". En: E. Serra, G. Tomassini, S. Colombo: Poética del cuento hispanoamericano, Universidad Nacional de Rosario, 1994, pp. 162.
2) Lotman, Yuri M.: Semiósfera I. Madrid, Cátedra, 1996.
3) Masiello, F: "Las políticas del texto". En Domínguez, Nora y Perilli, Carmen (comp.): Fábulas del género, Rosario, Beatriz Viterbo editora, 1998, pp. 18.
4) Achugar, H.: "Repensando la heterogeneidad latinoamericana (A propósito de lugares, paisajes y territorios)". En Revista Iberoamericana, Vol LXII, N° 176-177, (1996), pp. 851.
5) Tizón, H.: El Gallo blanco, Buenos Aires, Argentina, Alfaguara, 1992. En adelante las citas se harán de esta edición.
6) Slodky, D.: Las fronteras, Salta, Argentina, Ediciones del Tobogán, 1992. En adelante las citas se harán de esta edición.
7) Rama, A: Transculturación narrativa en América Latina, México, Siglo XXI, 1982.
8) Zohar, E.: "Teoría del polisistema". En Poetics and comparative literature, Tel Aviv, 1975.
9) Tizón, H.: op.cit., pp.191.
10) Coincido con Peñate, Rivero Julio: "El cuento literario y la teoría de los sistemas: propuestas para una posible articulación". En Peter Frölicher y Geoges Güntert: Teoría e interpretación del cuento, Berlín, Peter Lang, 1997, en que "si en general, el observador influye en el sistema que estudia, no hará menos el lector del cuento, observador de un sistema que no se mantiene sin su participación e interpretación: el cuento literario no impone sentido sino que ofrece una orientación sobre él".
11) Tizón, H.: "La caza" En op.cit., pp. 103.
12) Sigo los conceptos de discursos de Michel Pecheux tomado por Maristany, José Javier: Narraciones peligrosas. Resistencia y adhesión en las novelas del Proceso, Buenos Aires, Biblos, 1999.
13) Tizón, H: "Retrato de familia" En op. cit. pp. 16.
14) Tizón, H: Op.cit. pp. 17.
15) Tizón, H: En: "En el bar Asturias", op.cit. pp. 117.
16) Tizón, H: En: "Los árboles", op.cit. pp. 142.
17) Slodky, D.: Op.cit., pp. 68.
18) Peri-Rossi, C.: "La metamorfosis del cuento". En Lauro Zavala (editor): Teorías del cuento III, Poéticas de la brevedad, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996, pp. 73.

BIBLIOGRAFÍA

1. ALTAMIRANO, C. y SARLO, B. Literatura/Sociedad (1983) Buenos aires, Hachette        [ Links ]

2. ANGENOT, M (1998) "Intertextualidad, interdiscursividad, discurso social" en cuadernos de Crítica, Rosario, Universidad Nacional de Rosario.        [ Links ]

3. CÁCERES, M. En la esfera semiótica lotmaniana. Estudios en honor de Iuri M. Lotman, Valencia, (1997) episteme.        [ Links ]

4. CROS EDMOND Literatura, ideología y sociedad. Madrid, Gredos, 1986.        [ Links ]

5. APPADURAI, A. (1994) "Disjunture and difference in the global cultural economy" en Colonial discourse and postcolonial theory, P.Williams et Purisman, eds, New York, Columbia University Press.        [ Links ]

6. ARANCIBIA, B. (1994) "Identity and narrative fiction in Argentina: the novels of Abel Posse" en Chanady. A (comp): Latin American Identity and Constructions of difference, Minnesota, University of Minnesota Press.        [ Links ]

7. BAYARDO, R. y LACARRIEU, M. (comp) (1997) Globalización e identidad cultural, Buenos Aires, Ciccus.        [ Links ]

8. BERG, W.B. (1997) "Modulaciones y variaciones sobre el tema de la oralidad en la literatura argentina - una introducción" en Berg W. y Schaffauer, M (edit):Oralidad y Argentinidad. Estudios sobre la función del lenguaje hablado en la literatura argentina, Tubingen, Gunter Narr Verlag Tübingen.        [ Links ]

9. CASALLA, M "Argentina: tras la huella de una identidad problemática" en Berg, W y Schaffauer M, op. cit.        [ Links ]

10. FLAWIÁ DE FERNÁNDEZ, N.M. (1999) Identidad y ficción, Tucumán, Magna.        [ Links ]

11. GOLOBOFF, M "¿Oralidad periférica? La presencia de la provincia en la literatura argentina actual" en Berg, W y Schaffauer M, op. cit.        [ Links ]

12. JAMENSON, F (1989) Documentos de cultura, documentos de barbarie. La narrativa como acto social simbólico, Madrid, Visor.        [ Links ]

13. LIENHARD, M (1992) La voz y la huella. Escritura y conflicto étnico-cultural en América Latina 1492-1988, Lima, Horizonte.        [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons