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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versão On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.19 San Salvador de Jujuy nov. 2002

 

Representaciones del poder y la marginalidad en la literatura del NOA

Power and segregation represented in the literature of the north-west side of Argentina

Florencia Raquel Angulo Villán *

* Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Jujuy.

RESUMEN

El espacio cultural y social de periferia en la región NOA, es mucho más que un destino político y geográfico. Desde épocas prehispánicas hasta la actualidad se repite su situación de marginalidad.
Las construcciones dicotómicas de centro/periferia – poder/marginalidad se vuelven núcleos conflictivos, en tanto deben resistir la marca de zona fronteriza que le corresponde por pertenecer a la "periferia de la periferia". Mignolo cita oportunamente que "Franz Fanon conceptualizó las zonas fronterizas como zonas de expansión colonial y como zonas de violencia más que de contacto"(*). Es justamente esta violencia contra el ser, contra la identidad, contra la cultura occidental y su progreso, contra la cultura andina y su atraso, la que se observa en las producciones de Carlos Hugo Aparicio y Alberto Alabí.
De la lectura de los cuentos se desprende la organización de espacios de poder —que coinciden siempre con "la ciudad" y que delimitan los espacios marginales. La dominación presente genera lugares de resistencia que varían según los relatos pero que aparecen en todos ellos como correlato de ese desplazamiento entre el poder y la marginalidad. Las estructuras generadoras de ese espacio de separación social y económica, tanto en los cuentos de Aparicio como en los de Alabí, se producen a partir de secuencias narrativas de posesión, búsqueda y reivindicación en tensión constante con el poder.

ABSTRACT

The social and cultural environment of the peripheral region of the North-west of Argentina is more than a political or geographical destiny. This situation of segregation is being repeated from the Prehispanic periods up to the present time.
The dichotomic construction down-town / periphery is becoming a conflictive nucleus, because it has to resist the frontier lines. Mignolo quoting Franz Fanon, points out that "he has conceptualised the boundaries as zones of colonial expansion and of violence rather than zones of contact".(*)
Precisely this violence against the human being, against identity, against the occidental culture and its progress, and against the Andina culture and its postponement, is being emphasized in the productions of Carlos Aparicio and Alberto Alabí.
The organization of Power is inferred from a careful reading of their short stories —organization that coincides with the "city"— and that limits the segregating spaces. Domination generates places of resistence that vary according to the narrative, but they constantly appear as a corresponding relation of that segregation between power and marginality.
The generating structures of that space of social and economic separation, both in Aparicio's and Alabí's short stories, are produced by narrative sequencies of possession sear and reivindication, in constant tension with Power.

INTRODUCCIÓN

El concepto de periferia se propone como un terreno lábil: se modifica según los cambios socio -históricos de una comunidad y depende del lugar desde donde se posicione el observador que mira ese espacio. Lo periférico determina la frontera entre el territorio del poder y el territorio marginal y ésta última en ningún caso puede ser considerada como estática, sino más bien, como un espacio de transacciones conflictivas.(Nota 1)
El espacio cultural y social de periferia en la región NOA, es mucho más que un destino político y geográfico. Desde épocas prehispánicas hasta la actualidad se repite su situación de marginalidad. Después de los Incas, la región se constituyó como periferia del Virreinato del Perú, luego, del Virreinato del Río de la Plata. Hoy sigue siéndolo con respecto a la capital: Buenos Aires.(Nota 2)
Culturalmente, como señala Flora Guzmán(Nota 3), se reconoce este espacio como un «cruce entre lo andino v la cultura argentina dominante, entre lo arcaico y lo moderno". Este cruce es un factor más a tener en cuenta cuando se habla de las tensiones entre centro y periferia. Las producciones narrativas de Carlos Hugo Aparicio y Alberto Alabí van a abordar este universo discursivo problemático(Nota 4). Hay más de una década entre las ediciones de Sombra del Fondo(Nota 5)y Bitácora del Aire(Nota 6), década que reviste importancia por los cambios sociales que afectaron al país y a la región y que inciden en la construcción discursiva del sujeto y del espacio del poder y la marginalidad.
Las producciones de estos dos escritores se ubican en un contexto político fundado en el avance del capitalismo y de la economía liberal. Este sistema, que produce la concentración de la industria en determinadas zonas -grandes puertos o zonas exportadoras-, provoca dos movimientos, el primero es el del vaciamiento industrial, económico y social de las regiones alejadas del centro exportador; el segundo es la concentración de migrantes internos que llegan del campo o de las zonas improductivas a las ciudades, sumando personas y restando trabajo.
La construcción dicotómica de centro / periferia se vuelve núcleo conflictivo en tanto debe resistir la marca de zona fronteriza que le corresponde por pertenecer a la «periferia de la periferia»(Nota 7). Walter Mignolo cita oportunamente que «Franz Fanon conceptualizó las zona fronterizas como zonas de expansión colonial y como zonas de violencia más que de contacto".(Nota 8) Es justamente esta violencia contra el ser, contra la identidad; contra la cultura occidental y su progreso, contra la cultura andina y su atraso, la que se observa en las producciones de Aparicio y Alabí. Ambos, escritores de lo marginal en el noroeste argentino; ambos, compartiendo un mismo proceso económico y social y sus transformaciones en el tiempo. Ambos, en definitiva, mirando desde momentos de enunciación diferentes pero cronológicamente cercanos, estas relaciones conflictivas que surgen en el espacio de la marginalidad.
Los cuatro cuentos que se abordarán, proponen una organización espacial con un movimiento que va desde los sectores marginados, periféricos, hacia el centro provincial o nacional. Las ciudades serán polos que atraen a familias enteras que buscan elevar su nivel de vida(Nota 9) generando un espacio caótico que circunda la capital provincial, que a la vez se constituirá en periferia con respecto al centro ordenador representado por Buenos Aires.
De la lectura de los cuentos se desprende la organización de espacios de poder que coinciden siempre con la ciudad y que delimitan los espacios marginales. La dominación presente genera lugares de resistencia que varían según los relatos pero que aparecen en todos ellos como correlato de ese desplazamiento entre el poder y la marginalidad. Las estructuras generadoras de ese espacio de separación social y económica, tanto en los cuentos de Aparicio como en los de Alabí, se producen a partir de secuencias narrativas de posesión, búsqueda y reivindicación en tensión constante con el poder.
En El último modelo (Aparicio, 1982), el centro de poder está situado en el centro de la ciudad. Este espacio es el lugar donde el poder simbólico y económico permanece. La resistencia la produce el barrio de casas precarias en el que vive la familia, desde donde parte en busca del objeto «automóvil". La posesión del automóvil, es la secuencia núcleo que genera el conflicto entre los dos territorios.
Las oposiciones en Barrio La Aparición (Aparicio, 1982) se mueven desde el centro delimitado por la ciudad capital, hacia el nuevo barrio del plan de viviendas, ubicado fuera, en los límites del espacio de dominación. Es la «casa» el objeto de poder que va a producir el conflicto. Su búsqueda y posesión, son las secuencias centrales que permiten el planteamiento de las disparidades que existen entre los dos espacios.
Un esquema similar configura el cuento Bitácora del Aire (Alabí, 1995), en el cual el espacio simbólico de dominación lo constituyen las instituciones que se ubican alrededor de la plaza central y la calle principal. Las tensiones se producen entre este lugar y el barrio Alto Comedero, zona periférica, barrio del Fo.Na.Vi. ocupado en su mayoría por empleados públicos, desocupados y familias que viven del clientelismo político. La secuencia generadora del conflicto es la venganza violenta infringida por los personajes de la periferia hacia los organismos del poder.
Finalmente, La guerra de las abejas (Alabí, 1995) plantea doblemente el territorio central. En un juego de desplazamientos, es Jujuy (ciudad capital) el lugar desde donde se organiza la dominación. A la vez, la ciudad es dominada por Buenos Aires. Así, correlativamente, los lugares periféricos son, primero, el interior de la provincia y en un segundo momento la provincia de Jujuy. La secuencia núcleo que desequilibra y pone en tensión estos espacios es la constante defensa y reivindicación hacia lo marginal.

PODER Y MARGINALIDAD EN SOMBRA DEL FONDO

En los cuentos de Sombra del Fondo se construye este espacio de tensiones estructurado por los centros urbanos y las zonas marginales de las capitales de provincia. Se reproduce así el universo del hombre marginado, rechazado, segregado de todo círculo de Poder. Este es el hombre que ha emigrado del campo para buscar nuevas salidas laborales en la ciudad. Pero la marginalidad a la que queda reducido por los subempleos o por la desocupación latente lo destierra a los cinturones urbanos de los que es imposible escapar.
Hay una estructura de sentidos que se repite y en la cual se van oponiendo los mundos del poder hegemónico y de la marginalidad. Esta estructura puede ser sintetizada de la siguiente manera:
En primer lugar:

a) La pérdida o carencia: el hombre queda marginado porque algo le falta en el ámbito social, económico, espiritual, etc.
Luego
b) La búsqueda: Existe un movimiento que lo lleva a tratar de encontrar lo que no posee o lo que perdió. Algunas veces la búsqueda es infructuosa; lo que lo hunde en la marginalidad social; otras veces es exitosa pero no lo sustrae del mundo en el que habita sino que lo retiene concientemente en él.
Finalmente
c) Un determinismo que prima en el discurso: no hay forma de escapar de ese mundo.

Una de las estructuras generadoras es aquella que juega con las oposiciones entre lo real y la ilusión: El cuento "El Último modelo" se organiza a partir de dos semas vertebradores: y contrastivos: / luz / y / oscuridad /. El objeto de poder, en este caso el auto, se carga con otros lexemas que connotan luminosidad e irrealidad "el milagro", "la luz" y "el brillo". A medida que transcurre la narración se observa que el elemento luminoso responde a un nuevo rasgo de significación /sueño/ y disminuye hasta trocarse en corrosión y opacidad, elementos que caracterizarán la /realidad/
Otro elemento que aparece es la palabra "milagro", que pierde su sentido religioso y estructurando la narración junto a la palabra "sueño", hace referencia a un suceso extraordinario y maravilloso, oponiéndose además a su antónimo: realidad.
En el plano de la historia, la preocupación cae siempre en ese auto que hay que lustrar. Esta palabra se evoca por sus rasgos de limpieza y de brillo. Dice el narrador personaje. «No hay que dejar que se ensucie «. La pureza y la luz evocada en este sintagma pertenecen al plano de la irrealidad. El sueño funciona como una esperanza de superación social. El sueño es la forma de hablar de esa imposibilidad de apropiarse de un objeto de poder en la vida real.
En "Barrio 'La aparición'" la carencia se encuentra potenciada por una estructura que aparece como la multiplicidad y la repetición. La misma organización sintagmática convoca la misma red de sentidos:

"No tardó en darse cuenta de que todas eran iguales como también eran idénticos sus tanques de reserva."

"Familias como las suyas hay cientos aquí "

"Mujeres y chicos como los suyos hay a montones, imaginesé."

Por tres veces se repite la estructura comparativa, por tres veces la repetición niega la individualidad para potenciar el hacinamiento y la impotencia. Se suprime lo individual del hombre que pasa a formar parte de un sector que no se reconoce. El vacío está doblemente construido. El vacío del hombre individual que solamente forma parte de una masa carenciada y oprimida. En segundo lugar, el vacío que se potencia en el hacinamiento humano: el hombre siente que nada le pertenece.
La estructura /luz/ /oscuridad/ aparece también en este cuento. Esta vez la imagen luminosa es vista como la esperanza que se niega desde el principio de la narración y que sólo aparecerá en forma esporádica, con la misma intermitencia con que se muestran los relámpagos en la noche. A un sintagma como "tinieblas absolutas" se opone "destellos de las descargas eléctricas". La luz adquiere valor de /vida/ y /esperanza/, valor cultural de occidente y convoca también a /paraíso/ en oposición a /muerte/ e /infierno/ convocados por el lexema «oscuridad» y relacionado con la condena y el sufrimiento interminable que debe pagar el protagonista.

Otra unidad que debe ser considerada, es justamente el título "Barrio 'La Aparición'" que convoca la sorpresa y lo inesperado. Es lo que se espera pero que no puede ser posible. Nuevamente aparece la oposición entre sueño y realidad. Lo que no puede suceder en la realidad de las familias marginales es apoderarse de ese elemento de poder que se desea y al que es imposible acceder. «Aparición» convoca también su carácter efímero y así como en "El Último Modelo", el sueño era el agente que organizaba el relato desde lo pasajero, desde su imposibilidad de ser, en "Barrio 'La Aparición'», es este elemento, con toda su carga de superstición, infierno y fantasmas, el que crea el mundo de lo efímero, de los objetos que en el mundo periférico no deben existir o no pueden existir. La posesión de la casa es tomada como una sanción, por lo que el protagonista siente que purga una condena.
La relación que existe entre los objetos (automóvil -casas) y el centro de poder, se da en movimientos de inclusión y de exclusión respectivamente. En el caso de El Último modelo, el automóvil se realiza como tal, en el centro de la ciudad, cuando ya la familia ha sido despojada de este objeto. En cuanto a la casa de Barrio 'La Aparición', se encuentra (o no se encuentra) fuera del centro, en la zona marginal. El hecho de no hallar este objeto de poder que está ubicado fuera del centro económico, se explica por la imposibilidad de la clase social baja a acceder a los elementos simbólicos que representan al sector hegemónico.
El sueño, la condena por infringir un espacio de dominación, el carácter efímero de los elementos simbólicos del poder, la incomunicación, son signos de la imposibilidad de producir un cambio real en el universo de la marginalidad y configura la visión de mundo en que el hombre de los 80 se encuentra. Las estructuras analizadas plantean una lucha entre lo que pudo ser en una época previa (la del asistencialismo político de la era peronista) y la que existe en el momento de producción de estos textos. Momento de la historia marcada por la burocracia y la oligarquía de la época de la dictadura militar. Se propone así, una organización del mundo económico con franjas marcadas de pobreza y de riqueza.
El espacio que construye Aparicio perfila a un hombre que todavía siente que ingresa o puede ingresar en el espacio hegemónico. La /luz/ que se apodera de la narración, finalmente muere en la impotencia y el determinismo social.
Hay, evidentemente, una visión premonitoria del futuro. "La destrucción (del automóvil) es lenta pero segura, como mayor es nuestra indiferencia.», anuncia la voz narradora. En esta estructura el fracaso y la indiferencia de una clase social y una época futura, es un presente. En "Barrio 'La Aparición' ", los papeles de pedidos de santos se cargan con una doble significación: la primera de ellas aparece con su carga religiosa: el fracaso de lo inmanente y absoluto en un mundo donde todo contacto con los sistemas de control ideológico parece desaparecer.
Por otra parte, la significación social del fracaso y la resignación del hombre. El hombre marginal, es en este sentido, una víctima social, innominada, perfilada desde lo genérico, siempre padeciendo. El movimiento que enfrenta al hombre con algún objeto de poder es vertiginoso: lo atrae y lo repele. Lo deslumbra y lo opaca.
Estas características perfilan una época en la que el hombre de la marginalidad no se siente totalmente desplazado de la sociedad de consumo, capitalista y liberal, Se permite la ilusión de poseer, puesto que hay una promesa implícita desde el aparato ideológico del estado que sigue impulsando un país en crecimiento y en abundancia. Un país que se encuentra en la luz —léase esperanza—- de las grandes ciudades.

REPRESENTACIONES DEL PODER Y LA MARGINALIDAD EN LA DÉCADA DEL '90

En un artículo que propone un acercamiento a la visión de mundo americano en las épocas de la globalización y el posmodernismo. Walter Mignolo expresa que "El sentimiento de pertenecer o no a occidente, de pertenecer más o menos, varía según las regiones culturales y la trayectoria étnica y social de los grupos humanos"(Nota 10). El ser parte integrante del sistema de la cultura de occidente, en el caso preciso de las provincias del extremo noroeste, se torna crítico y problemático debido al contacto de distintas étnias y grupos sociales. Éstos generan una crisis cultural que se traduce en distintos discursos sociales. El texto literario es uno de los que convoca mayor información a este respecto.
El sujeto discursivo que aparece organizando el espacio conflictivo entre poder y marginalidad, construye un sistema de oposiciones que responden a esta dicotomía. Se representará a nivel semántico de la siguiente manera:
En "Bitácora del Aire", el Poder está ubicado en el centro capitalino y representado por las instituciones de dominación ideológica (religiosa, escolar, política, económica). El espacio marginal se ubica en la periferia de la ciudad, en un sector especifico que durante la ultima década a sido poblado por planes de viviendas del gobierno para albergar a los desposeídos de una clase media desaparecida: Alto Comedero.
En otro cuento, "La guerra de las abejas» la organización entre centro y periferia, atiende a la siguiente estructura: El centro está representado por Buenos Aires y nuevamente por la capital provincial. La periferia, respectivamente, la constituye en primer lugar la provincia de Jujuy y luego el interior de la provincia. Esta distinción se fundamenta en la importancia discursiva que adquiere la provincia en oposición a la nación, aunque también es notable el planteamiento de la problemática de centro y periferia entre capital provincial e interior .
En "Bitácora del Aire" se propone la figura de un vengador (presente en las acciones de los personajes y en el nombre del globo aerostático que construyen para bombardear la ciudad). Este sujeto duda entre concretar su venganza o retorcerse en un eterno rencor. Se sostiene en la incertidumbre. El espacio regional se constituye entonces, como una región de violencia. Los personajes de los cuentos de Alabí, son protagonistas de la resistencia por breves momentos. En cambio, los de Aparicio, son en forma uniforme, víctimas, muchas, veces sin nombre.
Otra estructura antitética importante en la conformación del ser periférico está planteada por la oposición entre mundo andino (marginal)/ mundo occidental (central). En el caso de Bitácora del Aire esta oposición está convocada en la figura de los dos protagonistas del cuento. Una estructura en espejo presenta a los dos personajes: Ilarión Zapana, con los atributos del hombre norteño frente al «piloto del almanaque» en un primer momento y luego frente a Pancho Enditonio (Francis Edington Cole), ambos representantes anglosajones y occidentales.
Esta oposición es fundamental para explicar dos y hasta tres veces (como se verá más adelante) la problemática de la marginalidad en el universo discursivo planteado en estos cuentos. Un lexema que se repite es la palabra coya. En Bitácora..., se encuentra en boca de Edintonio: «.Soy más» coya que usted». Mientras que en La guerra..., es el imperativo bélico en boca del personaje central: jCoyas o muerte!.
Este lexema, funciona también como un elemento introductor del discurso ambiguo que plantea la narrativa de los '90, puesto que en los cuentos tiene una carga de revalorización positiva de la que carece culturalmente en la zona en el nivel extratextual y pragmático. Ser coya, es ser despreciado(Nota 12).
Sin embargo, esta oposición se destruye debido a la presencia de otra estructura que convoca la presencia de la marginalidad en que viven ambos personajes. Tanto el representante del mundo de occidente como el hombre norteño han sido segregados de la esfera del poder. Ambos son seres marginados social, económica y culturalmente. Se presentan como producto de un desplazamiento social debido a la imposibilidad de ser y de sobrevivir a los movimientos de diferenciación social. Esto explica por qué ambos son cofrades (cum frater), hermanados por la marginalidad

Se dice de Zapana: [...] lloraba por su soledad, por el despido encubierto de la fábrica, por su destino de coya resentido, por los desplantes de la pelirrojita ojosa compañera de banco, por la impotencia de no haberse podido vengar del Ingeniero Bonaventurini, por su mamá bollera, por su aspecto de rococo melenudo, por el terror que le tenía a las alturas [...]

Se dice de Edintonio: [...] la muerte de su padre en el Ramal, la desgracia que sobrevino cuando su madre negó favores al administrador del Ingenio, el deambular por toda la provincia, la imposibilidad de ser piloto de la RAG (por kelper), la inutilidad del handicap de polo y de golf en aquella escuela de Tilcara, la exoneración del Club Social «...por falta de pago.», los desplantes de Singer allá y de Mercedes aquí".

Hasta aquí se observa cómo la marginalidad se plantea desde tres perspectivas: La primera que se establece en lo geográfico. Los personajes pertenecen a una provincia periférica, La segunda, por una diferenciación étnica. Los personajes son coyas o gringos. La tercera, que resume las marginación geográfica y étnica es la social, Marginación que se repite en el destino escolar, materno, amoroso, laboral o cultural, La misma estructura se presenta en "La guerra de las abejas".
En este cuento aparece a nivel de la historia, la crítica hacia la marginalidad provincial, presente en una estructura hiperbólica: " y hasta de la sistemática ignorancia a cerca de la verdadera ubicación que tenían para las autoridades federales los pueblos del Norte". Estos sintagmas en los que la hipérbole concibe el discurso irónico, se repite en ambos cuentos y la burla no es más que la estrategia narrativa utilizada por el sujeto enunciador para mostrar, ridiculizando, el discurso hegemónico del poder político de los 90.
En "La guerra de las Abejas"(12) se relata las aventuras épicas del pueblo de Jujuy en contra de los abusos del poder central, la oposición capital / interior, centro / periferia se construye desde la voz de un narrador en tercera persona que asume la función de un cronista (y como tal, voz oficial) o corresponsal de guerra. Esta voz organiza el discurso desde una estructura disyuntiva que se repite a lo largo de todo el cuento:
Se debe elegir entre la Reafirmación identitaria de Coyas o la muerte política, social y cultural entre pertenecer a Argentina, o Chile. o Bolivia. La elección es permanente y siempre abierta.
Lo histórico, lo cultural y la problemática identitaria son factores que delimitan lo regional; estos atributos se oponen al engaño, la connivencia política y la violencia tecnológica que caracterizan al centro político nacional.
En el cuento "La guerra de las abejas", se pueden reconocer elementos que cumplen una función referencial que alude a los acontecimientos históricos, políticos y sociales de la región en las últimas décadas. Por ejemplo, una iniciativa de organización de la provincia de Jujuy como un estado autónomo; los pedidos de Bolivia por intervención de la cancillería de integrar a Salta y a Jujuy a los territorios del país hermano; el Bermejo como conexión navegable entre el centro económico y las provincias del NOA, rememoran los acontecimientos políticos que marcaron socialmente una época no muy lejana.
La dicotomía Centro - Periferia se ridiculiza al ser planteada en un espacio esencialmente vacío. Este es un lugar desdibujado donde el poder, la hegemonía capitalista y la cultura occidental caen en un abismo. La ironía y el absurdo son las estrategias que producen el vaciamiento de sentidos. Ante la avanzada tecnológica del poder, el "ejército provincial" o "los marginados de Alto Comedero" combaten con animales autóctonos, abejas, globos aerostáticos fabricados con camperas impermeables o bosta de chivo..
Poder / marginalidad también está planteada desde la perspectiva patrimonial. Los padres fundadores y las instituciones están ridiculizadas en los dos cuentos de Alabí. En Bitácora del Aire se violentan todas las instituciones que hacen posible la reproducción ideológica del estado: la iglesia, la policía, la escuela, la casa de gobierno, la plaza central. El discurso del poder, el discurso público burocrático también es burlado a cada instante.
En "La guerra de las abejas", el discurso del poder, representado en el discurso policial y en la figura de los padres fundadores(Nota 13) se quiebra frente a la aseveración del narrador -cronista: San Martín, héroe de la emancipación nacional y latinoamericana es reemplazado por Tito Tacacho, héroe de la emancipación provincial y regional. El prócer, representación del origen ontológico de la nación, se quiebra como fundamento. Este quiebre del orden, esta sustitución del héroe fundador y contenedor del poder se fractura. Se genera así una ruptura con el sistema hegemónico.
Otra ruptura se plantea en el espacio simbólico de lo marginal. Las fronteras se desplazan desde el interior de la provincia, —que se unifica y comparte el conflicto con la ciudad capital— hacia la provincia misma —que se siente sometida y violentada por la dominación del centro nacional. Existe otro movimiento de desplazo. La Nación obedece al mandato norteamericano. Lo que produce una nueva periferia que se constituye en el vaciamiento de la soberanía.
En los cuentos de Alabí hay una toma de conciencia previa del ser marginal. Las acciones, ya sean vengativas o defensivas, se realizan desde un reconocimiento de esta posición. También se caracteriza por un determinismo, pero éste ha sido asumido desde antes que se produzca la primera acción. Los movimientos de los personajes pueden compararse a contracciones reflejas: imposible evitarlos porque forman parte de la dinámica social. En estos cuentos los finales quedan abiertos a la interpretación del lector. Se plantean desde la ironía, desde la burla, desde la ambigüedad.

TENSIONES SOCIALES V REPRESENTACIONES DE LA MARGINALIDAD CONVOCADAS POR LA ORALIDAD DE LAS NARRACIONES

En los cuentos de Aparicio, los narradores tienen por función fundar el contexto en el que se producen las voces de la marginación: un mundo de angustias, soledades, vacíos. Las voces de los personajes se marcan lingüísticamente desde lo coloquial y desde lo sociolectal —en este caso son todos representantes de las clases marginadas económica y socialmente.
Los sujetos discursivos de estos cuentos incluyen, entre otras estrategias de construcción narrativa, la oralidad como rasgo de la marginalidad y la escritura como herramienta imprescindible del poder hegemónico. Oralidad y escritura son entonces los dos polos semánticos que van a sostener las tensiones sociales que se generan entre los centros de poder y los espacios periféricos.
En Barrio La Aparición se introduce un texto epistolar que no respeta las normas del texto escrito: las marcas coloquiales, la falta de puntuación, la ortografía etc, pueden leerse en primer término como el producto de un individuo de escolarización incompleta, en segundo término como la imposibilidad e impotencia de comunicación a través de una herramienta que solamente es accesible a la franja escolarizada (dominada ideológicamente). Los datos que se suprimen en la carta son los que impulsan luego el desencuentro entre los personajes. Esto genera que en tercer término, el texto escrito, propio de la cultura letrada, pueda ser visto como ese objeto de la cultura hegemónica imposible de retener .
En "Bitácora del Aire", cuento de Alabí, la inclusión de un texto epistolar con las mismas características, rompe el equilibrio. que existe entre el papel hegemónico de la escritura y el rol marginal de la oralidad. En la carta se encuentran muletillas, frases hechas, errores de sintaxis propios de la organización coloquial y oral del discurso. También se observan errores ortográficos que tienen su origen en la reproducción de las palabras por sus características fónicas, etc. Así, el texto nos enfrenta a una tensión constante en la cual aparece marcada con mayor intensidad la carga de la oralidad.
El choque de frases hechas que provienen de distintos textos, se muestra como un avance violento contra las condiciones culturales impuestas por el poder hegemónico. La carta del sampedreño finaliza así:

Sin otro particular me dirijo a quien corresponda, atentamente, fabor que agradeseran, heternamente. Ta'luego. Hetemamente sullo.
baldivieso. (Nota 14)

Sin embargo, las intenciones de este sujeto discursivo son diferentes, ya que el hecho de destruir las estructuras lingüísticas —que son estructuras de pensamiento y de dominación simbólica(Nota 15)—, marca la irrupción agresiva de una crítica hacia el poder. Es un llamado de atención, un intento de ridiculizar la cultura y la sociedad. Marca una línea de continuidad de la narrativa de los 80 y 90, que tiende a construirse como una reflexión sobre la falsificación,[...] mostrando, [...] las fracturas del discurso histórico y cultura. El efecto predominante es la siniestro (el vacío, el asco frente al horror y la muerte)(Nota 16)

ALGUNAS APROXIMACIONES

Ambos autores presentan como marginal el espacio de las ciudades del NOA. Sin embargo hay extremas diferencias. El discurso de los '80 todavía construye una imagen de un hombre que pretende ingresar en el círculo del poder pero es repelido por el mismo sistema social y económico. Los personajes de Aparicio están en la ciudad con el afán de producir un cambio social pero sólo logran enfrentarse al caos. El núcleo de poder los recluye, los margina a las orillas de las ciudades en forma violenta. Para el discurso de los '90, el hombre no ingresa en el orden hegemónico por una certidumbre que lo identifica como ser periférico.
En ambos sujetos del discurso uno de los semas de la marginalidad es la violencia. Para Alabí, es una forma de devolver con otro acto de violencia, la violencia del poder que los avasalla. El objetivo es violentar con la ironía y el humor, las instituciones que diariamente ejercen presión en el mundo de la periferia. De esta manera los barcos no pueden navegar en ríos que han sido consumidos por la sed de miles de animales, los aviones son combatidos por abejas, los globos aerostáticos son impulsados por bosta de chivo.
Estos cuentos proponen visiones de mundo diferentes. El orden dentro de lo marginal, que se mantiene en Aparicio, en Alabí se continúa en un juego de ambigüedades. Para uno, las tensiones entre centro y periferia se resuelven en la diferenciación organizada de los dos espacios. El espacio hegemónico es un lugar al que todavía el hombre pretende ingresar aunque es derrotado en el intento. En cambio, para Alabí, el hombre de la periferia de los '90, no ingresa, sino que se opone, reconociendo que en esa oposición la única opción es la reafirmación como ser marginal.

NOTAS

(*) Mignolo, Walter (1995) Occidentalización, imperialismo, globalización: herencias coloniales y teorías postcoloniales. En Memorias. Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana. Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Editorial Plural.
1) Palermo, Zulma (1998) Configuración del sujeto colonial en el Noroeste Argentino. En [oiserial] Dossier. Hacia una historiografía literaria en el NOA, Sociocriticism. Vol XIII, 1-2, pág. 233.
2) Cfr. Guzmán, Flora et al. (1997) El Lenguaje es memoria, Jujuy, Edición UILL/UNJu, págs. 22-23
3) Guzmán, Flora et al. (1997) op. cit.
4) Sombra del Fondo aparece editada en 1982 y Bitácora del Aire se publica en 1995.
5) Aparicio, Carlos Hugo (1982) Sombra del Fondo, Buenos Aires, Legasa Literaria
6) Alabí, Alberto ([date dateiso="19950000"]1995) Bitácora del Aire, Jujuy, Cuadernos del Molle.
7) Guzmán, Flora (1997) op. cit.
8) Mignolo, Walter (1995) Occidentalización, imperialismo, globalización: herencias coloniales y teorías postcoloniales, en Memorias. Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana. Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Editorial Plural.
9) Eduardo Galeano se refiere a un informe de la CEPAL de 1967, en el que se estima que por lo menos la cuarta parte de la población de las ciudades habita "asentamientos que escapan a las normas modernas de construcción urbana" Galeano, Eduardo (1991) La Habana, Cuba, Editores Universalis, pág. 414.
10) Mignolo, Walter (1985) op. cit.
11) Cfr. Guzmán, Flora (1997) Callar para decir. En El lenguaje es memoria, UILL-UNJu, Jujuy.
12) Alabí, Alberto (1995) op.cit. pág. 84
13) La figura del prócer está incluida en el núcleo patrimonial permanente al que se refiere Ahmed Ben Naoum y que se inscribe tanto en la presentación como en la palabra que la sostiene por la construcción de un referente absoluto: aquel de los comienzos, del origen, pues el núcleo que constituye en el primer momento, se erige como fundamento y fundación, se instituye en potencial de materia y temporalidad. Cros, Edmond (1997) Questionnement des formes, questionnement du sens. en CERS, IX-XIX, Ed. Du CERS, Montpellier. Traducción de Zulma Palermo.
14) Alabí, Alberto (1995) op.cit. pág. 16
15) Bourdieu, Pierre (1985) ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Madrid, Editorial OKAL, pág. 24
16) Perilli, Carmen (1993) Un tratado sobre el infierno. La novela argentina (1982-1992). En Revista Casa de las Américas Nº 193, Octubre-Noviembre, La Habana, Cuba.
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