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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.24 San Salvador de Jujuy jul. 2004

 

Antropología y economía: el "economismo" como cultura

Anthropology and economy: economism as culture

Humberto Leopoldo Quintana *

* Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Jujuy - Otero 262 - CP 4600 - San Salvador de Jujuy - Jujuy - Argentina. Correo Electrónico: lquintana@arnet.com.ar

RESUMEN

   Hoy cualquier observador de la realidad social y política está percatado de las fuertes tensiones que existen entre el "mundo de los economistas" y el "mundo de la gente". En este ensayo se pretende incursionar sobre la vinculación de la economía con la cultura, tema éste que es de interés para varias disciplinas, pero me limitaré a la relación entre la ciencia económica y la antropología.
   En el presente trabajo se plantean dos cuestiones básicas como ejes de vinculación entre la economía y la antropología. La primera está referida a la antropología, su ubicación, y los problemas metodológicos a los que se enfrentó al tratar la cuestión económica. La otra está referida a una reflexión, desde la perspectiva de la economía, sobre un tema central en el comportamiento del sistema económico, cual es el de la cultura, el cual es ampliamente considerado por la antropología, pero no con la misma intensidad por la economía.
   La economía no se limitó a conformar una disciplina científica cuyo ámbito de acción se circunscribe al mundo académico o de las relaciones económicas, sino que tiene criterios de observación de la realidad, premisas respecto de los valores humanos, y una particular forma de razonar y pensar, que se extiende a todos los campos de la vida humana, conformando una manera de ver las cosas y una particular perspectiva de la realidad. Esta característica define una cultura, a la cual denominamos "economismo" y que se diferencia del "economicismo" en cuanto éste es un reduccionismo monetario de aquel.
   Tanto en la vinculación de la economía con las otras disciplinas como en otros aspectos de la cultura, el economismo coloca a la economía y su "visión" en un lugar central, asimilable con el etnocentrismo. Los intentos de aproximación entre la economía y otras disciplinas abandonando la posición central de la economía, fueron mostrados como un intento de tornar horizontal tales relaciones, tal como pretende el relativismo cultural. De esta manera, se presenta al economismo como una cultura más, y respetuosa de las demás. Finalmente, se trata de mostrar que el economismo emerge de relaciones sociales, formando parte de una cultura dominante, de la cual tan solo participaban algunos sectores de tales grupos, y que se fue expandiendo conforme fueron transformándose las relaciones entre los sectores económicos. Bajo esta mirada legitimista del economismo, se pone en tela de juicio la perspectiva ingenua de la transdisciplinariedad, y de toda consideración del economismo como un relativismo cultural.

Palabras Clave: El economismo como cultura.

ABSTRACT

   Nowadays any observer of the political and social reality has noticed the strong tensions that exist between the "world of economists" and "people's world". In this paper, we pretend to find out about the relationship between economy and culture, this theme is of much interest to many disciplines, buy we will concentrate on the relationship Economic Sciences and Anthropology.
   In this paper two basic questions are treated as axes of connection between Economics and Anthropology. The first is connected to Anthropology, its place, and the methodological issues it is confronted with when treating the economical question. The latter is referred to a reflection, from economy perspective on a central theme on the behaviors of the economical system, which is a cultural system widely considered in Anthropology, but not the same intensity as economy.
   Economy is not only a scientific discipline its action is not only part of the academic world or economic relationships, but it has criteria when observing reality, and premises as regards human values, and a particular way of reasoning and thinking, extending to all fields of human life, having a way of swing things as well as having a particular perspective of reality. This characteristic defines a culture which we call "economism" which differs from "economicism" since the latter is a monetary reductionism of the former.
   In the connection of economy with other disciplines as well as other culture aspects, economism puts economy and its "vision" on a central place, readily assimilated to ethnocentrism. The attempts of approximation between economy and other disciplines, abandoning the central position of economy, they were shown as an intention to become horizontal such relations, as the cultural relativism pretends. In such a way, economism presented as another culture, respectful of others.
   Finally, we try to show that economism emerges from social relations, we form part of a dominant culture, only some sectors participated in such groups, and it was expanding as relations among economic sector were changing. Under this legitimate look of economism, an ingenuous perspective of transdisciplinarity is fairly judged, and economism is seen as a cultural relativism.

Key Word: Economism as Culture.

INTRODUCCIÓN

   Hoy cualquier observador de la realidad social y política está percatado de las fuertes tensiones que existen entre el "mundo de los economistas" y el "mundo de la gente". Los primeros parecen hablar un lenguaje inaccesible, no solo para el común de la población, sino también para numerosos sectores ilustrados y que ocupan espacios sociales relevantes.
   Esta tensión se extiende hacia el propio plano científico, ya que disciplinas como la antropología, la sociología y las bellas artes reclaman de la economía mayor compromiso social. E. P. Thompson (Nota 1) expresa que "... son muchos,..., los historiadores del desarrollo culpables de un craso reduccionismo económico que elimina las complejidades de motivación, conducta y función", y que "El lado débil que comparten estas explicaciones es una imagen abreviada del hombre económico.". Por otra parte, la economía viene realizando fuertes esfuerzos - aunque con muy pocos logros- por incorporar en el estudio de la economía algunos aspectos sociales. Este intento ha sido objeto de numerosas controversias en el seno mismo de la ciencia económica.
   La preocupación resaltada en el párrafo precedente lleva a reconocer y destacar que la realidad es objeto de estudio por parte de varias ciencias, cada una de los cuales con sus respectivos intereses, lo que nos llevan a reflexionar sobre los abordajes interdisciplinarios de la realidad social. En este ensayo se pretende incursionar sobre la vinculación de la economía con la cultura, tema éste que es de interés para varias disciplinas, pero me limitaré a la relación entre la ciencia económica y la antropología.
   Silvia Regoli Roa (Nota 2), expresa respecto a la interdisciplinariedad, que "el proceso de especialización y la consecuente fragmentación de la realidad... presenta desventajas cuando se trata de analizar fenómenos complejos", quedando insuficientes las categorías analíticas de diversas ciencias aisladas. Sostiene que la interdisciplinariedad puede contrarrestar la fragmentación. Para ella existen diferentes formas de cooperación entre las ciencias, bajo condiciones tales como "a) ausencia de monopolio de alguna especialidad; b) definiciones metodológicas asumidas en forma democrática, de manera que se garantice la total equivalencia disciplinaria; c) selección de indicadores cualitativos y cuantitativos en forma conjunta; y d) Interpretación conjunta de los resultados".
   Si bien estas condiciones me parecen aceptables, en realidad únicamente pueden ser aplicable desde una perspectiva práctica, a la hora de abordar problemas sociales concretos, y proponer soluciones a los mismos, pero desde lo académico y teórico, el estudio de la realidad social por parte de algún especialista tendrá siempre el "tinte" propio de la disciplina de la cual proviene el investigador. Así, cuando el antropólogo analiza la economía de un grupo étnico, por más que considere e incorpore elementos conceptuales, teóricos y metodológicos de la ciencia económica, su abordaje central siempre será el de la antropología. De la misma manera, cuando el economista explica el sistema económico, puede tomar en consideración muchas variables que son abordadas por la antropología, y utilizar adecuadamente el método de esta ciencia, pero su mirada estará centrada en la visión propia de la economía.
   La inter-fecundidad disciplinaria es posible en un marco de intercambio entre las ciencias, pero ello no implica la pérdida de identidad de cada una de ellas, sino su comprensión y cooperación. Sin embargo, es indudable que no puede haber un acercamiento disciplinario si no se conoce la perspectiva de cada una de las ciencias, como así también los problemas que cada una de ellas se ha planteado frente a cuestiones que han sido abordadas con mayor frecuencia por la otra. Como mi formación académica de base es la de economista, obviamente la mirada transdisciplinaria está sesgada desde su perspectiva disciplinaria, y va desde la economía hacia la antropología, aunque no puedo prescindir de una comprensión en el sentido inverso ya que es muy rica la literatura existente.
   En esta dirección, en el presente trabajo se plantean dos cuestiones básicas: la primera está referida a la antropología, su ubicación, y los problemas metodológicos a los que se enfrentó al tratar la cuestión económica; la otra está referida a una reflexión, desde la perspectiva de la economía, sobre un tema central en el comportamiento del sistema económico, cual es el de la cultura, el cual es ampliamente considerado por la antropología, pero no con la misma intensidad por la economía.

PRINCIPALES EJES DE VINCULACIÓN ENTRE ECONOMÍA Y ANTROPOLOGÍA.

   Las relaciones entre la economía y la antropología son muy estrechas, aunque cabe resaltar que son los antropólogos quienes incursionaron más sobre la economía que los economistas en la antropología. Los primeros, motivados por el desarrollo de una disciplina de la antropología aplicada (Nota 3), "la antropología económica", tuvieron que examinar y valorar la teoría económica ortodoxa y criticaron sus pretensiones hegemónicas para ser aplicadas a todo los tipos de sociedades, capitalistas y no capitalistas, en tanto que encontraron otras corrientes epistemológicas más apropiadas para explicar el comportamiento de las sociedades objeto de sus investigaciones. Por otra parte, los economistas se dedicaron al estudio del capitalismo y se ocuparon muy poco por los aspectos antropológicos, y solamente cuando apreciaron los fracasos de políticas económicas ortodoxas en los países emergentes, comprendieron que la componente cultural de una sociedad es decisiva en los procesos económicos.

1.- La perspectiva de la antropología.

Ubicación de la ciencia.

   La antropología estudia -siguiendo un enfoque holístico o global- al ser humano en todos los lugares del mundo, y en la más amplia dimensión temporal, interesándose por las características típicas de pueblos específicos.
   Según EMBER, Carol y EMBER, Melvin (Nota 4), la antropología presenta cuatro grandes subdivisiones, clasificadas de acuerdo con el área de estudio y con la dimensión temporal. Así, la antropología puede ser física-biológica, o cultural, y a su vez ocuparse del estudio del hombre en un pasado remoto, o en un pasado reciente e incluso en el presente.
   La antropología física, estudia tanto el surgimiento del ser humano, y su evolución -rama de la cual se ocupa la paleontología física- como las diferencias biológicas que se presentan entre los pueblos de la actualidad -campo denominado de la variación humana-.
   La antropología cultural se ocupa del ser humano en sociedad (Nota 5) y todos los aspectos de la cultura humana que caracterizan su pensamiento y comportamiento social. Esta rama de la antropología presenta tres subdivisiones: la arqueología, la lingüística antropológica, y la etnología. La arqueología, se ocupa tanto de la reconstrucción de la vida cotidiana y las costumbres de los pueblos prehistóricos como de la identificación y explicación de los cambios culturales de dichos pueblos. La antropología lingüística estudia el nacimiento de las lenguas, sus cambios a través del tiempo y las diferencias en cuanto a la estructura de la lengua y el uso del habla de los pueblos actuales. La etnología, intenta comprender cómo y por que los pueblos de la actualidad o del pasado reciente tienen diferencias en sus patrones de conducta y de pensamiento (Nota 6).
   La antropología económica se inscribe dentro del campo de la antropología cultural, y particularmente es objeto de tratamiento por parte de la etnología.
   Antes de avanzar en el desarrollo del tema, es pertinente mencionar algunas consideraciones metodológicas.
   Pueden clasificarse los criterios utilizados en investigaciones de antropología cultural en dos tipos: temporales y espaciales, y los métodos aplicados son la etnografía, la etnohistoria, las comparaciones históricas y no históricas, y la investigación comparativa de las culturas.
   Son diferentes las corrientes de pensamiento u orientaciones teóricas que caracterizaron a la antropología. La motivación principal es el descubrimiento del "otro" por parte del "nosotros", o sea el mundo occidental. Las primeras etapas se remontan a la expansión de la acumulación primitiva del capitalismo en el siglo XV, cuando occidente descubría así un "mundo salvaje" (Nota 7). Conjuntamente con el proceso de liquidación del esclavismo en el siglo XVIII, y el inicio del colonialismo acompañado por el desarrollo industrial, surgieron críticas a las tesis esclavistas, con lo cual la dicotomía "salvaje- civilizado" se convertiría en "primitivo-civilizado".
   Durante el siglo XIX, particularmente entre 1850 y 1880, cuando se consolida el imperialismo inglés y se originan sus conquistas coloniales, la antropología se constituye como disciplina independiente, y al igual que otras ciencias se basaban en el evolucionismo (Nota 8), fundado en la creencia de que la cultura evoluciona en forma progresiva y uniforme, de manera tal que la mayoría de las sociedades pasan por las mismas etapas hasta llegar a una etapa final común y compatible con la cultura occidental moderna. La asimilación de los pueblos colonizados es el objetivo de la colonización desde la perspectiva evolucionista.
   A fines del siglo XIX y comienzo del XX, se produce la implantación definitiva y triunfante del sistema colonial inglés, y en el mundo del pensamiento comienza la crítica al evolucionismo. Se constituyen la Antropología Clásica (Nota 9) y sus diversas escuelas que definen los métodos de observación y análisis. Así, surgió el enfoque difusionista, en dos escuelas, la británica y la austro-germana. Este enfoque presupone que la mayoría de los rasgos de las culturas avanzadas provendrían de los centros culturales desde los cuales se habrían difundios hacia el exterior. Posteriormente surgió el funcionalismo (Nota 10), que concibe a la sociedad como un sistema y se puede identificar la función o el papel que cumplen los aspectos culturales o de la vida social en el mantenimiento del mismo. El funcionalismo surge del mismo seno de la ideología evolucionista, poniendo su interés en las relaciones existentes entre costumbres, instituciones y aspectos culturales, como producto de la necesidad que tiene la colonización de conocer a fondo las instituciones locales y estructuras sociales de los pueblos indígenas.
   Siguiendo la concepción de la sociedad como sistema, formando parte de la Antropología Clásica, está el estructuralismo que pretende encontrar las componentes culturales que define la estructura de la sociedad (Nota 11). Claude Levi-Strauss fue el principal defensor del estructuralismo, quien ve a la cultura, tal como se expresa en el arte y en los ritos, como una manifestación superficial de los patrones de la mente humana. El desafío metodológico en Levi-Strauss es conocer en forma intuitiva las leyes encubiertas del pensamiento. Una posición algo diferente está dada por el enfoque etnográfico (conocido como etnociencia) el cual a partir del análisis lógicos de los datos, especialmente de las palabras utilizadas por la gente al describir sus acciones, pretende formular leyes que expliquen la generación de un comportamiento aceptable dentro de una cultura concreta.
   El modelo antropológico clásico distingue una dimensión teórica y una dimensión técnica. La Dimensión teórica está integrada por un conjunto de variables vinculadas a la concepción de los conjuntos sociales antropológicos, de las cuales, según Claude Levi-Strauss se destacan la objetividad, la totalidad y el relativismo cultural (Nota 12). La dimensión técnica está referida al trabajo de campo del antropólogo, basado en la observación con participación.
   En las décadas de 1950 y 1960, se producen movimientos de liberación nacional y comienzan los procesos de descolonización. La Antropología Contemporánea se replantea su relación con el objeto de la ciencia, orientándose a la investigación de los fundamentos de la antropología general y a la crítica a la antropología clásica. El método de esta antropología consiste en una revalorización de lo vivido, de los valores profundos de la cultura nacional tal como se le presenta a quienes la construyen y la viven.
   Existen varios caminos metodológicos, entre los cuales se destacan: a) el enfoque de la ecología cultural, que intenta comprender la relación entre las culturas y sus entornos físicos y sociales, suponiendo que determinados rasgos culturales pueden ser la resultante de la adaptación al medio, y b) el enfoque denominado de la economía política que estudia el impacto de los procesos políticos y económicos externos sobre los acontecimientos locales y los pueblos subdesarrollados, (corriente ésta que adquiere fundamental importancia para el tema de este ensayo), c) el redescubrimiento de la historia por parte de la antropología, (recordando que la clásica era ahistórica)

La relación antropología- economía.

   El abordaje de asuntos económicos por parte de la antropología está íntimamente vinculado con el estudio de los modos de obtención de alimentos, siguiendo el análisis de las distintas tecnologías: las más antiguas, de la caza, pesca y recolección de planas y frutos comestibles; en un estadio superior el pastoreo; la revolución tecnológica que permitió el cultivo y cría de plantas y animales, que vino a sustituir la recolección de alimentos como subsistencia. La especialización y paulatina división del trabajo fueron conformando modos de organización de la producción y de la distribución de lo producido constituyendo un sistema económico. En general todas las sociedades poseen un sistema económico, pero sus características difieren ya que el modo de realizar el trabajo varía según las distintas culturas, a la vez que la aplicación tecnológica implica formas de especialización, de generación de excedentes que luego originan el intercambio entre otros pueblos. En las sociedades más complejas la organización del trabajo alcanza niveles de diferenciación considerables, a la vez que la apropiación del excedente y el intercambio mercantil asumen importancia crucial, no solo para definir el sistema económico, sino también en la estratificación social y la conformación de asociaciones y grupos de interés (Nota 13).
   Maurice Godelier (Nota 14), expresa que Karl Polanyi ha propuesto una topología general de los sistemas económicos: a) las economías organizadas mecanismos de "reciprocidad" que expresan y dependen de relaciones de parentesco u otras instituciones propias de las sociedades sin clases; b) Las economías organizadas sobre mecanismos de "redistribución", con una autoridad central, presentes en sociedades divididas en rangos, castas o clase y sometidas a una jefatura o estado; c) las economías de "mercado", considerando a éste como una institución desincrustada de las relaciones sociales.
   Polanyi considera necesario para comprender la lógica de un sistema económico seguir el principio metodológico de analizar la producción y no la circulación de los bienes, a la vez de seguir un segundo principio basado en no confundir (como frecuentemente lo hacen los empiristas) el estudio de un sistema con la mera observación de sus aspectos sensibles de los agentes económicos propios de un sistema.
   Al abordar estos temas el antropólogo encuentra las principales controversias con los economistas. Son numerosos los puntos en discrepancias entre ambos grupos de científicos. Dejando de lado aquellas discusiones que tratan de trazar un limite entre el campo de acción de cada uno de las profesiones (Nota 15), y las implicancias éticas y políticas de los diferentes enfoques, resulta importante destacar que la discusión más importante entre los antropólogos respecto de la economía está relacionada con la pregunta: ¿hasta qué punto la teoría económica, tal como la presentan los economistas, es capaz de informar sobre el funcionamiento de cualquier sistema económico concreto?.
   La respuesta a esta inquietud ha dividido a los estudiosos de la antropología económica en distintos grupos de pensadores. Siguiendo a Maurice Godelier (Nota 16), los antropólogos enfrentan tres tesis respecto a la definición de lo económico:

1) Los formalistas (Nota 17), para la cual la ciencia económica tiene por objeto el estudio del comportamiento humano motivado por el afán de combinar lo mejor posible unos medios escasos, que tienen usos alternativos, para conseguir fines específicos.
2) Los substantivistas (Nota 18), entienden por economía a las formas y estructuras sociales de la producción, la distribución y de la circulación de los bienes materiales que caracterizan a esta sociedad en un momento dado de su existencia.
3) Una corriente de aproximación funcionalista, estructuralista y marxista (Nota 19), que rechaza al formalismo pero considera insuficiente los conceptos substantivistas. Toman categorías conceptuales tales como "modos de producción" de origen marxista, y "formación económica" utilizado por los enfoques histórico-estructural en la teoría del desarrollo económico.

   La principal controversia se dio entre los formalistas y los substantivistas (Nota 20). En síntesis los formalistas consideran que la teoría económica es de validez universal, mientras que los substantivistas consideran que la economía formal fue diseñada para explicar la economía de mercado, pero no puede ser aplicada para explicar las economías sin mercado.
   Para Maurice Godelier, el antropólogo difícilmente podría aceptar -como lo hacen los formalistas- a las relaciones económicas como un dominio aislado, autónomo con respecto a la organización social, convirtiendo a las relaciones sociales en "variables exógenas".
   David Kaplan (Nota 21) menciona que la discusión formal-sustantivo habría sido considerada superada por Cook en 1966 y por Nash en 1967, quienes consideran como una falacia la polémica planteada originalmente por los substantivistas, especialmente por Karl Polanyi. Debe destacarse que los antropólogos entienden por formalismo a los principios teóricos emanados de la microeconomía marginalista, dejando de lado la macroeconomía y los enfoques marxistas. En definitiva, las principales críticas expuestas no serían nuevas ya que tienen mucho en común con la controversia suscitada en el siglo XIX entre los "historicistas" y los "marginalistas" (controversia que para los economistas fue ganada por los últimos). Sin embargo, Cook considera pertinente explorar algunas implicaciones teórico-filosóficas más amplias.
   Según Kaplan, la crítica de Cook a Polanyi se reduce a tres puntos principales: Primero, la postura de los substantivistas respondería a una ideología romántica derivada de la antipatía por la economía de mercado y la idealización de lo primitivo. Segundo, los substantivistas habrían entendido muy burdamente la lógica de la explicación científica en general y de la teoría económica formal en particular. Tercero, la tesis sustantivistas parecería anticuada, pero no debido a los cambios operados en la teoría económica, (especialmente en el campo de la macroeconomía, que a diferencia de la microeconomía -que sigue un método formal y deductivo- es empírica e inductiva) sino respecto al objeto de estudio, ya que los antropólogos estudian sistemas económicos anticuados y en extinción.
   Kaplan trata de refutar la primer crítica de Cook, minimizando el carácter ideológico la tesis substantivistas, para incursionar en el análisis de las componentes sociales que excluye la teoría económica formal. En tal sentido el contexto social no forma parte de la economía formal, siendo tratado como una variable residual o incluida en el "ceteris paribus" ya que la economía se ocupa de lo no institucional (Nota 22). Lo importante no sería el hombre racional, ni el carácter innato de las propensiones económicas de los individuos (Nota 23), sino su comportamiento institucionalizado. De esta manera, para Polanyi, la "racionalidad económica" o "economización" no es un componente u aspecto universal del comportamiento humano, sino más bien una determinada clase de comportamiento institucionalizado. Esta discusión está muy emparentada con la controversia entre el institucionalismo de Veblen y la economía marginalista, controversia que en última instancia nunca fue resuelta en razón de que difieren los objetos de unos y otros. En efecto, los marginalistas se preocupan por explicar el comportamiento formal de los agentes económicos, mientras que los institucionalistas pretenden comprender el contenido de las relaciones económicas, el cual se deriva de la naturaleza de las instituciones que conforman el sistema económico. La preferencia de los economistas fue ganada temporalmente por la corriente que continuó con el pensamiento marginalista, el neoclasicismo. Sin embargo, la controversia fue recientemente renovada por parte de los neo-institucionalistas (existen muchas corrientes dentro de esta escuela, pero en general, logran una síntesis entre el viejo institucionalismo y el neo-marxismo) quienes ponen énfasis en el papel de las instituciones como reguladoras del mercado.
   Respecto a la segunda crítica de Cook, Kaplan destaca que los economistas no pretenden describir ni duplicar la realidad, sino explicarla mediante abstracciones o modelos teóricos que si bien son utilizados con cierto éxito en la física, no necesariamente tienen la misma suerte en la economía. Finalmente, este autor cuestiona la actitud de Cook de criticar a los substantivistas por estudiar sistemas económicos que tienden a desaparecer, por cuanto aceptar dicha crítica implicaría negar la propia naturaleza de la antropología y gran parte de su objeto de estudio, ya que no solo las economías primitivas desaparecen, sino también las religiones primitivas, los sistemas de parentesco primitivos, los sistemas políticos primitivos etc. Más aún, resalta que la razón de estudiar sistemas "moribundos" es que ello proporciona fundamentos empíricos para definir los límites de las generalizaciones económicas, coincidiendo con la propia afirmación de Cook quien expresa que los economistas precisan una "infusión de relativismo cultural".
   Finalmente, Maurice Godelier hace comentarios importantes sobre la tercer tesis respecto a la definición de lo económico. En primer término considera que el centro del debate metodológico está en descubrir la causalidad estructural de la economía, cosa que perfectamente puede lograrse con el enfoque funcionalista, estructuralista y marxista.
   El funcionalismo vendría a completar, y hasta cierto punto a contradecir el trabajo de los empiristas abstractos y asociacionista, superándolo ampliamente. En el funcionalismo, las distintas relaciones sociales visibles en una sociedad constituyen un sistema en el cual existe entre ellas una interdependencia funcional que les permite existir como un todo integrado que tiende a reproducirse como una sociedad. Este concepto resulta coincidente con la hipótesis marxista de la determinación del proceso de la vida social e intelectual por el modo de producción de la vida material, hipótesis ésta que no sería contraria en el análisis de las sociedades sin clase o de clase no capitalistas (Nota 24), pero advirtiendo en no caer en un "materialismo histórico reduccionista" que llevaría a ciertas contradicciones entre el funcionalismo y el estructuralismo con el marxismo.

2.- El economismo

   En la sección anterior mostramos las dificultades que tienen los antropólogos para interpretar las distintas sociedades a través de las teorías económicas. De la misma manera deberíamos destacar los desafíos que encuentran los economistas para incorporar la cuestión social y cultural en el estudio de la economía.
   Entiendo que tanto las críticas metodológicas entre las escuelas económicas, como la controversia entre los antropólogos formalistas y substantivistas y estructural-funcionalistas, han enriquecido los debates, pero hasta ahora poco se ha dicho sobre la influencia decisiva que tiene el pensamiento económico sobre la cultura y el modo de estudiarla a la luz de los problemas que plantean los procesos de formulación de políticas económicas (Nota 25).
   En la presente sección pretendo reflexionar sobre un tema tan caro a la antropología, como lo es el de la cultura. Lo haré desde la perspectiva de la economía, pero en un intento de aproximación a la antropología. En tal sentido, primeramente esbozaré la evolución del concepto de cultura, tratando de interpretar que el "economismo" como una cultura y que como tal es susceptible de ser analizado siguiendo tres perspectivas: el etnocentrismo, el relativismo y el legitimismo.

El concepto de cultura

   En el uso de la antropología incipiente, según Valentine (Nota 26) el concepto de cultura reúne tres aspectos: su universalismo, en el sentido que todos los hombres tienen cultura; la organización, dado que todas las culturas poseen coherencia y estructura que comprenden pautas y normas; y la capacidad creadora del hombre, ya que toda cultura es el producto colectivo del esfuerzo, el sentimiento y el pensamiento humano. Consecuentemente con estas características, se niega el carácter biológico del comportamiento humano ya que éste es el producto del aprendizaje, el cual se trasmite de generación en generación como una "herencia social de la humanidad" (Nota 27).
   Con el iluminismo se desarrollaron los conceptos de sociedad, economía, civilización y cultura, los cuales estaban muy conectados entre sí. En los siglos XVI y XVII, el concepto de cultura estaba asimilado a los procesos de cultivo o crecimiento de las plantas y animales y al desarrollo y enriquecimiento intelectual. En el siglo XVIII, aquella asimilación ya contenía la idea de progreso o mejoramiento, y se usó un nuevo término, el de civilización(Nota 28), el cual en algunos casos era tomado como similar al de cultura, sintetizando con ello un conjunto de técnicas y modales predominantes que expresan la ventaja que tiene la sociedad occidental frente a las sociedades anteriores. En síntesis, el concepto de cultura estaba muy vinculado al concepto de espíritu cultivado e implicaba una idea absoluta y perfeccionista de la misma.
Con el romanticismo se aleja la idea de asociar cultura con civilización, ya que se desarrolla una fuerte consideración de los conceptos de "lo culto" ( o racional) y "lo popular" (lo inculto derivado de lo no racional o mágico), surgiendo así la idea plural de cultura, entendida como "culturas".
   En el siglo XIX, se generaliza el concepto de cultura, tal como en el uso cotidiano, donde cultura es entendida como un "modo de vida", los cuales pueden ser diferentes. Esta idea tiene raíces mucho más antiguas, ya que a fines del siglo XVII, John Locke(Nota 29) expresaba que las ideas de la mente no son innatas, sino que se adquieren durante un proceso. Hoy estos procesos se denominan "enduculturación", sirviendo de base al concepto antropológico de cultura. El evolucionismo que predomina en esta época, sigue un concepto de cultura más próximo al humanismo que al romanticismo, ya que queda firma la idea de "grados de cultura" pudiéndose identificar un proceso cultural que comienza con el "salvajismo", continúa con la "barbarie" y culmina con la "civilización".
   En el comienzo del siglo XX ya se identifica cultura con sociedad, pudiendo existir tantas culturas como sociedades. Se consolida el concepto antropológico de cultura, marcado por su carácter relativista al atribuirle igual validez a las costumbres y valores de todos los pueblos.
   La antropología clásica concibe a la cultura como una "totalidad articulada" entre pautas o patrones culturales y necesidades variables, configurada como una organización integrada. Este pensamiento recorre permanentemente la relación entre cultura y sociedad, aunque se aprecian diferencias entre la concepción anglosajona y la norteamericana. La primera da prioridad a lo social, explicando la socialización (adaptación del individuo a los compañeros) y la endoculturación (proceso de aprendizaje mediante el cual el individuo es competente en su cultura) como sendos procesos mediante los cuales las pautas son aprendidas, adquiriendo de este modo roles definidos en la sociedad. La norteamericana pone mayor énfasis en el análisis de la cultura como herencia social, concebida como fuerzas motorizadas por el lenguaje y la vida social organizada, que actúan sobre el individuo nacido en una determinada sociedad, formando la cultura parte del ambiente construido por el hombre.
   Después de 1930, comienza a plantearse el problema de interpretar las "sociedades complejas" y diferenciarlas de las "sociedades simples", lo que llevó también a la posibilidad de analizar la cultura y las subculturas, siendo éstas particularidades que se complementan con coherencias con el todo. Es un momento en que están muy firmes las creencias en la expansión sin límites de los países centrales, donde occidentalización equivalía a industrialización y urbanización. Toma interés la problemática del cambio cultural, primeramente como una reflexión sobre el proceso interno de toda sociedad, y posteriormente como una interpretación de los "cambios inducidos" como consecuencia de que sociedades sencillas se ponen en contacto con sociedades más tecnificadas, produciéndose incorporación o rechazo de nuevos elementos culturales (proceso éste denominado aculturación). Apareció primeramente la idea que los elementos culturales se fundían como un "crisol de razas" conformando una nueva cultura, y luego se negó tal proceso, apareciendo la convivencia de muchas culturas, dando origen a la idea de "multiculturalidad".
   En los tiempos actuales han tomado fuerza algunas corrientes tendientes a considerar inadecuado el concepto de cultura, tal como en la corriente marxista que lo reemplaza por ideología. En esta perspectiva, la cultura fue asignada al campo de la superestructura, entrando en conflicto con el concepto de ideología, identificado como "concepción del mundo".
   Lo relevante de la corriente marxista es la consideración de cultura como "cultura de clase", originada en última instancia en la base económica o en las relaciones de producción. Así, la "cultura universal" es la expresión de los valores de la clase dominante, con lo cual ésta adquiere una dimensión hegemónica que se impone a una cultura subalterna, conformada por los valores de la clase dominada. Esta posición vino a dar por tierra con los aparentemente equitativos planteos del multiculturalismo y del relativismo cultural, (considerando que éstos no serían nada más que un mero ocultamiento de una realidad de clases). Esta nueva corriente toma importancia bajo la forma de un legitimismo cultural.

La noción de economismo

   Mario Bunge (Nota 30) plantea que talvez el principal problema que enfrentan los antropólogos, y que comparten con los filósofos, es saber ¿qué es el hombre?. Como el hombre es estudiado por muchas disciplinas, existe una visión parcial del mismo según cada una de ellas. En tal sentido, están los conceptos de homo faber, homo eticus, zoon politikon, homo sapiens, homo laquens, homo symbolicus, homo ludens, homo aleator, homo machina, homo economicus, etc. Justamente, la construcción del concepto de "homo economicus" es que se desarrolla la noción de economismo.
   En primer lugar deseo diferenciar el concepto de "economismo" del de "economicismo", ya que ambos son usados frecuentemente -aunque con mayor asiduidad el último- como sinónimos. Mario Bunge menciona al economismo como una característica metodológica de una de las corrientes de la sociología, en tanto que denomina "economicismo" a una suerte de "imperialismo económico" en el campo de las ciencias sociales, basado en reduccionismo tal que pretende atribuirle exclusivamente a factores económicos la explicación de la realidad social. A mi entender, el "economismo" nos da una idea más amplia, y por tal concepto debiéramos referirnos a cierta actitud filosófica, o a una "visión del mundo", fundamentada en la aplicación a todo el campo de lo humano, del método y los simbólicos utilizados por la ciencia económica, y que tiene como consecuencia prácticas el inducir a un modo de proceder y comportarse de parte de los actores sociales. El "economicismo" tendría una acepción mucho más restringida, ya que se trata de la aplicación, casi dogmáticamente, del criterio práctico de reducir los valores humanos y sociales a valores meramente monetarios, despreciando cualquier otra consideración. Es probable que el "economismo" llevado a las últimas consecuencias en el plano cuantitativo se transforme en "economicismo", pero esta situación, o es una excepción, o se limita a expresiones de actores sociales muy particulares, por lo que no le asigno mayor implicancia en el ámbito de la cultura. En cambio, el "economismo" posee elementos muy importantes para ser estudiados en este campo. Por ello, dejaré de lado el "economicismo".
   La economía ortodoxa (no marxista) tiene sus orígenes en Inglaterra, habiéndose desarrollado en el marco del "positivismo" y el "individualismo metodológico", tratando de aplicar al campo del conocimiento de la realidad económica, los conceptos de "fuerzas", "variables", y "equilibrio" desarrollados por la física. No es cualquier realidad la que pretende estudiar la teoría económica, sino específicamente la que se deriva del funcionamiento del sistema capitalista, el cual, históricamente tuvo también sus orígenes en Inglaterra y Europa Central. El "economismo" es el producto de la interacción entre la ciencia y su objeto de estudio, el capitalismo. De ella surgieron cuatro componentes simbólicos básicos: los conceptos de "bienes", de "escasez", del "homo económicus", y la "individualidad aditiva y competitiva", de los cuales se derivan los demás. Es conveniente analizar cada uno de ellos.
   Los bienes son aquellos medios que tienen la capacidad de satisfacer las múltiples necesidades del ser humano. Al pretender medir esa capacidad surgió la noción de utilidad, que representa el "valor subjetivo" que le da un individuo a los bienes que consume. La aplicación del cálculo diferencial de la matemática permitió representar a la utilidad en sentido cardinal o en sentido ordinal, determinándose conceptos nuevos como los de utilidad media (por unidad de bien consumido) o utilidad marginal, (el aumento de la utilidad debido a que se incrementa en una unidad el bien consumido), y utilidad total (la utilidad que reporta el consumo de todos los bienes consumidos). Como los bienes tienen la propiedad de ser útiles, la posesión de bienes para el consumo genera "beneficios" entendiéndose éstos como satisfacción.
   La economía se limitaba a considerar como bienes, a todas aquellas cosas materiales que satisfacen necesidades físicas. El "economismo" fue más lejos, y pasó a considerar también como bienes a las cosas simbólicas que pueden satisfacer necesidades espirituales. Luego, la propia ciencia económica se cargó de economismo, y comenzó un trabajo clasificatorio de los bienes, distinguiendo entre bienes privados (los cuales son transados en el mercado), y bienes públicos (excluidos del mercado); bienes de consumo y bienes de capital (que sirven para producir otros bienes); bienes materiales y bienes espirituales (o culturales). Esta posibilidad permitió el desarrollo de nuevas teorías tales como la teoría del capital social, del capital escolar, y del capital humano, con las cuales el ser humano deja de ser el propietario de la fuerza del trabajo para asimilárselo a una máquina.
   El principio de escasez está vinculado a que los medios materiales (llamados recursos o factores de la producción) con los cuales se obtienen los bienes, no abundan, sino que existe un límite para su disposición, característica ésta que luego se traslada a los bienes, con lo cual éstos también son escasos. La noción de escasez lleva consigo la idea de esfuerzo, y que toda utilización de un recurso implica un costo, entendido como sacrificio y no meramente como gasto. Así, producir un bien significa dejar de producir otros bienes alternativos. De la idea de que nada es gratis, que todo tiene un costo, y que no es posible obtener todo lo que se desea, sino tan solo una parte, surge como actitud y valor cultural el principio de racionalidad basado en la elección de prioridades frente a lo escaso.
   El economismo, al admitir la existencia de bienes no materiales o espirituales, también admite que la producción cultural y simbólica tenga también un "costo de oportunidad", y por lo tanto valores como la belleza, la fe, o las costumbres, sean susceptibles de priorizar según las preferencias de las personas, ya sean éstos meros individuos o actores sociales.
   El principio del "homo económicus", sostiene que las personas, individualmente, cuando deben decidir consumir un bien, y en consecuencia asumir un costo por ello y definir prioridades que impliquen excluir otros bienes, asumen una "actitud racional", entendiéndose por ésta a todo comportamiento que sea consecuente con su propio interés, y que en consecuencia esté motivado a hacer máxima la utilidad del bien y mínimo su costo, eligiendo entre todas las alternativas posibles aquella que le brinda una mejor relación entre "beneficios" y "costos", compitiendo con los otros agentes económicos por la búsqueda de los objetivos que lo conducen a satisfacer su interés. Tanto los conceptos de beneficios como de costos no necesariamente deben estar expresados en términos monetarios, por el contrario, ésta sería una excepción, ya que la expresión natural está dada por valoraciones simbólicas o subjetivas
   El economismo generaliza este comportamiento a todos los ámbitos de la acción humana, donde tanto el creer en una religión, el apreciar una obra de arte, o practicar determinada costumbre son el resultado del comportamiento "racional" del ser humano, quien está aplicando en sus decisiones el criterio del "costo-beneficio", en el sentido simbólico (Nota 31). Si alguien no aplica este método, tendría un comportamiento "no racional".
   Finalmente, el principio "individualidad aditiva y competitiva", parte de considerar que la célula de la sociedad es el hombre individual, tipo Robinson Crusoe, el cual resuelve el problema económico racionalmente superando las restricciones que le impone la naturaleza, en tanto que la sociedad es la suma de muchos individuos (o muchos Robinson Crusoe), cada uno de los cuales actúa independientemente de los demás, sin que sus actitudes puedan ser influidas por otros, ni influir sobre los otros, pero compitiendo y no cooperando entre ellos. La transposición didáctica de la teoría económica ortodoxa ha ocultado este principio, asimilando la célula familiar a unidades económicas: de producción con las empresas, y de consumo con las familias.
   La teoría económica debió enfrentarse al problema de los efectos que genera la vida social sobre el comportamiento individual, desarrollando los conceptos de "externalidades". Éstas, reflejan las "utilidades" o los "costos" que recibe un individuo, ya sea en su calidad de productor o de consumidor, como provenientes desde fuera de sí mismo, de otros individuos.

1) El economismo bajo el enfoque del etnocentrismo

   En un texto tomado de Lévi-Strauss (Nota 32) se aprecia como éste trata de resaltar una figura clásica del etnocentrismo, señalando que el mismo aparece en cada uno de nosotros cuando frente a una situación inesperada, asumimos actitudes, con fuertes basamentos sicológicos, consistentes en repudiar formas culturales: morales, religiosas, estéticas que están alejadas de aquellas con las cuales nos sentimos identificados. Esta actitud individual, generalizada al colectivo, llevó a que en la antigüedad todo aquello que no formaba parte de la cultura griega era considerado como "bárbara", dándole el mismo sentido a la denominación de "salvaje" que hizo la cultura occidental. El autor destaca que en realidad, con tales designaciones se pretende evocar el género animal o natural, en oposición a la cultura humana, negándose el hecho mismo de la diversidad cultural, ubicando fuera de la cultura todo aquello que no se conforma a la norma que rige la vida.
   El mismo autor pretende mostrar que todo grupo humano cae en el etnocentrismo cuando reconoce en el "extranjero" valores distintos a los que les son propios que no solo deja de compartir, sino que a su vez pretende establecer cierta discriminación respecto de los mismos.
Según Tzvetan Todorov (Nota 33), "el etnocentrismo consiste en el hecho de elevar, indebidamente, a la categoría de universales los valores de la sociedad" a la que alguien pertenece. Sus valores son los valores, sin tratar de demostrarlo.
   El economismo conduce a despreciar cualquier otro factor social que pudiera estar involucrado en el desenvolvimiento de la sociedad, siendo incapaz de admitir apreciaciones de la realidad fundadas en el colectivo. Por ello, no caben muchas dudas que el "economismo" constituya una cultura "ecónomo-céntrica", pero ¿siempre estamos frente a un etnocentrismo cultural?. El mismo autor citado precedentemente, manifiesta que puede existir un universalismo no etnocéntrico cuando se fundamenta en la razón la preferencia por ciertos valores en detrimentos de otros.
   Aquellas teorías, fundamentadas en la tesis de Max Weber que sostiene que el "espíritu del capitalismo" está en la religión protestante, especialmente presbiteriana, que plantean qué solamente aquellas personas provenientes de los países anglosajones están habilitados para impulsar el adecuado desarrollo económico en los otros países, caen en el etnocentrismo, ya que admiten como universales los principios que sustentan al economismo, categorizando como no racionales a las otras sociedades, siendo ello la causa de su subdesarrollo.
   Cuando el economismo critica la base no racional de muchas sociedades, argumentando que sus actores no son concientes del principio de escasez, que tienen un pensamiento mágico ya que creen que los bienes pueden emerger de la nada, sin sacrificios y sin costos, no está fundamentando en la razón el carácter universal de sus valores. Por el contrario, el modo de pensar del economismo dista mucho de ser universal, tal como esta misma posición sostiene que las personas que viven en las sociedades subdesarrolladas mayoritariamente no son capaces de valorar al tiempo cronológico como un recurso escaso, y que tampoco pueden pensar en términos de beneficio-costo cuando toman decisiones personales tales como entablar una relación afectiva, festejar el carnaval o no trabajar durante las fiestas religiosas, con lo cual no se puede esperar que asignen correctamente sus presupuestos, ahorren y progresen económicamente. Algunas hipótesis van mucho más lejos, y plantean que esta actitud conduce a los individuos de esas sociedades a utilizar con mayor énfasis la intuición que la razón; el hemisferio derecho del cerebro que el izquierdo; a crear música, poesías y artes y no diseños tecnológicos u organizaciones de negocios. Esta línea argumental conduce a sostener que las políticas económicas que funcionan adecuadamente en sociedades desarrolladas, no son exitosas al ser aplicadas en países sustentados en sociedades como éstas. Consecuentemente con estas posturas, podemos observar políticas explícitas encuadradas en esta concepción, tales como las emergentes del "consenso de Washinton" que a través del Banco Mundial propicia la reforma educativa, como una reforma tendiente a "educar" a la sociedad en un sentido propicio al desarrollo del "economismo". Todas estas apreciaciones están mucho más cerca del etnocentrismo que de un universalismo no etnocéntrico. Pero el economismo mal puede ser tratado exclusivamente como parte de una cultura etnocéntrica, ya que sus manifestaciones están también presentes en las posturas relativistas y legitimistas.

2) El economismo frente a un enfoque basado en el relativismo cultural.

   El relativismo cultural (Nota 34) es un término muy moderno que brinda la posibilidad de evaluar conductas o criterios ajenos, siempre y cuando se lo haga aceptando su validez, conforme su propio marco de referencia, en su propio contexto. Esta postura surgió de la duda que la propia ciencia fue asumiendo sobre sí misma, donde los postulados cognoscitivos dejaron de ser evidentes por sí mismos, sino socio-culturalmente producidos, con lo cual son históricamente condicionados y variables. El relativismo cultural no significa evaluar igual cualquier comportamiento (dentro de una cultura determinada), sino evaluarlos a todos de acuerdo a los criterios propios del contexto en el que se producen.
   El hecho que un objeto de estudio pueda ser abordado por varias disciplinas, puso de manifiesto el etnocentrismo en cada una de ellas. Sin embargo, la incapacidad para comprensión integral del problema, y el conocimiento de abordajes diferentes puso en tela de juicio las verdades absolutas de cada disciplina, floreciendo de esta manera el relativismo.
La historia del relativismo en el plano de las ciencias sociales, y en particular de la economía es bastante reciente, dando pie al surgimiento de los enfoques interdisciplinarios. Me propongo mostrar en esta parte que los esfuerzos por ampliar el campo del análisis de los problemas realizados por la economía, están aún muy lejos de formar parte del relativismo.
   El enfoque interdisciplinario, para muchos es considerado utópico, argumentando que si bien puede ser útil para interpretar una realidad compleja, ello conducirá a una visión holística, de considerable valor pragmático, pero que difícilmente pueda propiciar el crecimiento del conocimiento. Esta reflexión ha llevado a muchos escritores a considerar que resulta más importante que cada disciplina mantenga su objeto de estudio, incorporando adecuadamente conocimientos o métodos provenientes de otras ciencias.
   No resulta fluido que una ciencia satisfaga a la otra, por lo que cada una termina actuando por su cuenta, surgiendo críticas entre ambas. Los intentos de articulación en el caso de la economía se fundaron en brindarle a la argumentación de los procesos económicos, explicados "casuísticamente" por los modelos (ahistóricos, no sociales ni culturales) de la economía, el complemento emergente de la información reconstruida por otras disciplinas.
   Resulta oportuno resaltar las principales contribuciones que hizo la economía en este campo.
   En general, los intentos de acercar la economía al campo de lo social y cultural, consistieron en modificar la clásica función de producción (aquella relación matemática que relaciona el producto con los factores de la producción)(Nota 35) desagregando el capital en dos componentes, el capital físico, y el capital social.
   En economía el capital está conformado por aquellos bienes capaces de producir otros bienes. A nivel microeconómico, el capital social de un individuo estaría representado por el grado de relacionamiento o sociabilidad que posee, lo cual influye necesariamente en la eficacia final de su actividad. La economía ha importado este concepto desde la sociología que ya había utilizado la expresión de capital simbólico. La microeconomía también se ha apropiado de esta ciencia la noción de capital escolar, desarrollando a partir de ella la teoría del capital humano, que fundamenta que la educación y la salud son bienes que se incorporan e "internalizan" en el ser humano, transformando a los recursos humanos en algo más que una fuerza de trabajo, por lo que el conocimiento del hombre es un bien capaz de producir otros bienes, es decir un capital.
   Este abordaje microeconómico no es muy atractivo para quienes se ocupan del desarrollo económico, por lo que aparece una versión macroeconómica del capital social.
   Bernardo Kliksberg (Nota 36) indica que el capital social está conformado por cuatro elementos básicos: el primero estaría constituido por "el clima de confianza al interior de la sociedad", en cómo se perciben mutuamente los miembros de la sociedad y qué está pasando en las relaciones interpersonales. Destaca que este capital ha sido medido o valorado su costo, a través de "índices de pleitismo". El segundo estaría dado por la capacidad de asociatividad (Nota 37) o formas de cooperación básica, a la cual denomina "capacidad sinérgica" de la sociedad. El tercer elemento es el nivel de conciencia cívica. Integran el cuarto elemento los valores éticos, ya que indudablemente forman parte del capital social, pero su dimensión va más lejos ya que son asimismo fines últimos, y por lo tanto no pueden ser medidos.
   Este autor afirma que el capital social no solo explica las tendencias de desarrollo, sino que es posible construirlo, cultivando los bienes comunales y valores solidarios. Esta tarea de movilizar el capital social implica insertarse en el terreno de la ética, poniendo en tela de juicio el carácter hegemónico de la racionalidad instrumental.
   Rafael Braun (Nota 38) comenta el ensayo de Bernardo Kliksberg, manifestando que estamos bajo una nueva forma de imperialismo, caracterizado por la monopolización del conocimiento. De esta manera pone de manifiesto el carácter etnocéntrico del conocimiento, centrando su comentario en la a apreciación de este autor respecto de la ética, ya que sostiene que el etnocentrismo de la economía conduce a considerar la formación de un círculo virtuoso provocado por el capital social, como así también de un círculo vicioso por la "no-incorporación" de este elemento en el desarrollo. No sólo la ausencia de capital social produce un circulo vicioso, ya que éste está conformado tanto por valores éticos y como por desvalores éticos. En este caso, hablaríamos de un capital social negativo que también conduce al circulo vicioso. Esta consideración lleva a pensar en ¿qué cultura es la necesaria para el desarrollo integral?. Esto lleva necesariamente a preguntarse por donde pasa la frontera entre lo público y lo privado, y si la cultura incluye solo lo racional y no incluye también las creencias. Si dentro de esta cultura, la política es autónoma y el desarrollo es un mero instrumento de ésta, o por el contrario, la política se ocupa de lo posible, pero dentro de las limitaciones y restricciones que impone la economía. Este autor propone la integración de la ética con la economía, tomándola como una moral externa a la economía, en función de la cual se deben corregir los efectos perversos del mercado (Nota 39).
   Para Elena Lasida (Nota 40) la pretensión de una nueva concepción del desarrollo económico, interpretado como "desarrollo integral", basado en incorporar la noción de capital social, se inscribe dentro del denominado paradigma incremental, el cual consiste en integrar nuevos conceptos o nuevos elementos al paradigma existente (Nota 41). En esa dirección, hace tres comentarios:
   El primero de ello está referido al aspecto metodológico, ya que considera que los intentos por formular modelos explicativos de la realidad incorporando las variables sociales y culturales, se han hecho desde la misma lógica lineal que caracteriza al individualismo metodológico, y que fundamenta la lógica económica presente en el desarrollo de modelos teóricos de la economía neoclásica, los que son poco eficaces para captar integralmente la realidad. En oposición a este criterio, esta autora propicia que la integración de las variables económicas con las sociales y culturales debe hacerse desde otra lógica, la lógica de la complejidad (Nota 42), que torna imprevisible el comportamiento de la sociedad
   El segundo de los comentarios está referido a la forma de realizar la integración de la economía con las variables sociales y culturales. Menciona y critica algunos intentos en esta dirección, dados por la "economía de las convenciones", que completa "racionalidad instrumental" con dos conceptos: a) la "racionalidad evidencialista", que se descubre por la mera observación de la realidad, y b) la incorporación de la "complejidad" al "individualismo metodológico", convirtiéndolo en "individualismo metodológico complejo". Esta "economía de las convenciones", conserva el totalitarismo metodológico de la economía, ya que no se encuentra ningún tipo de pluralismo científico.
   El último comentario de la autora está destinado a cuestionar el carácter externo de la ética, que planteara Rafael Braun en el trabajo ya mencionado, siendo posible un tratamiento alternativo, desde dentro de la economía, siguiendo un enfoque propio del "holismo metodológico", que ya aplicaran tanto Adam Smith como John M. Keynes (Nota 43). Éstos ya tenían presente este problema puesto que no se basan en el principio del restrictivo del "homo económicus", sino que introducen otra racionalidad individual y otra lógica social para explicar el funcionamiento de la economía (Nota 44). Trayendo ejemplos más recientes, se menciona que la aplicación de la teoría de los juegos, basada en considerar la racionalidad esperada de los agentes económicos, la que incluye necesariamente sus creencias, lo cual viene a incorporar la ética desde dentro de la economía.
   Me he extendido bastante sobre los intentos de la economía por acercarse a lo social y cultural, ya que tales acercamientos se han formulado el contexto de la declamación de un pretendido avance en el respeto a las otras culturas, y consecuentemente a las otras disciplinas de las ciencias sociales. Por lo desarrollado en este apartado, a mi no me surge para nada que los caminos seguidos hayan constituido verdaderos ejemplos de avances en esta dirección, sino una mera importación de nociones provenientes de otros campos del conocimiento, para ser incorporados por la economía, ya sea manteniendo su original enfoque metodológico, o en el mejor de los casos produciendo una metamorfosis metodológica que se inscribe tan solo en un paradigma incremental, y no en un nuevo paradigma.

3) El economismo bajo el enfoque del legitimismo cultural.

   La aplicación del relativismo cultural tomando únicamente en consideración el principio de autonomización a las culturas, se torna relativa. Cuando éste está referenciado a la cultura de las clases dominantes, se llega a la teoría de la legitimidad cultural. Marx y Engels (Nota 45) expresan esta situación cuando dicen que las ideas de las clases dominantes son las ideas dominantes de cada época, ya que "la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad", ejerce también "su poder espiritual dominante", haciendo que se les sometan las ideas de quienes carecen de medios para producir espiritualmente, siendo la clase dominante las que otorgan el papel dominante a sus ideas.
   La teoría de la legitimidad puesta de manifiesto por Marx y Engel, no describe positivamente la arbitrariedad de las culturas dominadas, las cuales conservan un sistema simbólico que no responde necesariamente a un orden social legítimo. En este sentido, J-C Passeron (Nota 46) expresa que "la teoría de la legitimidad corre el riesgo de computar todas las diferencias como faltas, y todas las alteridades como defectos, lo que lleva a caer en el miserabilísimo".
   El análisis del "economismo" desde una perspectiva legitimista, implica en primer lugar reconocer la existencia de una cultura dominante y otra cultura dominada, existiendo ya sea por parte de los grupos dominantes un accionar tendiente a imponer su cultura basado en la legitimidad de su dominación, o por parte de la cultura dominada que trata, en la confrontación política con las clases dominantes, resistir u oponerse a la cultura dominante, justificando su accionar en la legitimidad de sus reivindicaciones de clase (Nota 47).
   Siguiendo a E. P. Thompson (Nota 48), podemos apreciar que tanto la obra de Adam Smith como su discurso político respecto a la política de producción y comercialización del trigo en Inglaterra del siglo XVIII, estuvo dirigido a cuestionar el modelo de funcionamiento de ese mercado, caracterizado por el proteccionismo o paternalismo de parte del estado, asegurando que el libre juego de la oferta y la demanda podría llevar a una más eficiente organización económica con el cual se superarían los problemas derivados de la escasez del trigo, o de su abundancia. El nuevo pensamiento consideraba que la cultura popular era primitiva, caracterizada por una suerte de magia en la resolución del problema de falta de trigo, esperando que por intermedio del "voluntarismo" se podía exigir a los funcionarios responsables de la gestión económica la garantía de proveer la producción, distribuyéndola conforme a los criterios valorativos y simbólicos dominantes en la época. Adam Smith asimilaba al fetichismo las creencias económicas que sustentaban el paternalismo económico existente en la época, en tanto que el mercado sería la única alternativa real y científica para lograr la adecuada asignación de recursos destinados a la producción de trigo ( y de todo tipo de producción).
   Luego del triunfo de las ideas liberales, se produjo el reemplazo de las instituciones burocráticas de la economía por el mercado, el cual vino a convertirse en un símbolo tan fetichista como el que era cuestionado por los liberales. Las ideas económicas asociadas al liberalismo fue generalizándose, pero no todos los sectores ilustrados y pertenecientes a las clases dominantes la asimilaron. La historia económica muestra permanentes conflictos entre los actores que propiciaban el liberalismo y los que se aferraban al proteccionismo, en tanto que la polémica en el campo del pensamiento económico se reproducía la misma disputa. En el caso de los países de Latinoamérica, la resolución de los conflictos fue resolviéndose a favor del liberalismo a sazón de la consolidación de la posición económica y política de los sectores asociados en intereses con actores económicos dominantes de los países centrales.
   En la misma medida que los modos de producción coloniales o precapitalistas eran desestructurados por los sectores integrados a la economía de mercado y al comercio internacional, el "economismo" se imponía en los nuevos estamentos de las clases dominantes, especialmente en aquello que estaban íntimamente vinculados con las nuevas actividades económicas. Este proceso no fue para nada lineal, ya que dentro de los mismo grupos sociales pertenecientes a los sectores dominantes pueden distinguirse tres tipos de subsectores: los vinculados a la nueva economía de mercado, los vinculados a las viejas actividades económicas, que por el hecho de poseer alta concentración del poder económico y político formaban parte de las viejas oligarquías, y el conjunto de familias de las clases altas que se mantenía desvinculada con las minorías que tomaban las decisiones económicas. Estos últimos, fueron asimilando el modernismo occidental, bebiendo de las distintas manifestaciones disciplinarias, con excepción de la economía, de la cual solamente asimilaban los principios ideológicos y políticos del liberalismo. Las oligarquías tradicionales resistieron el "economismo", sencillamente porque atentaba contra sus propios intereses, y estratégicamente buscaron aliarse con los sectores populares, valiéndose de una legítima reivindicación de la cultura popular, de carácter rural y local. De esta manea, el "economismo" constituyó una cultura circunscripta a los sectores económicos dominantes.
   Luego de la crisis de la década de 1930, vino un nuevo paradigma en el pensamiento económico, el keynesianismo, el cual fundamentó el principio de intervención del estado en la economía, la sustitución de importaciones en los países de América Latina, y el proteccionismo de numerosas actividades económicas. En el plano social, surgió el "Estado de bienestar", y con el pretexto de la intervención del estado en la economía se fue construyendo una red de contención social. Durante esta etapa, numerosos sectores de bajo perfil social, al amparo de la nueva economía keynesiana se transformaron en importantes actores económicos, cuyo desempeño social les llevo a asimilar la cultura económica dominante, conviviendo en gran medida con valores emergentes de otra cultura, no económica, de carácter "nacional".
   Las viejas oligarquías encontraron menos agresiva la nueva economía con relación a la economía liberal y culturalmente mucho más accesibles al "economismo". De esta manera, el economismo amplió su base de sustentación dentro de los grupos dominantes, pero se presentó francamente antagónico de la cultura popular, la cual en las áreas menos urbanas estaba nutrida de valores tradicionales y contarios a toda práctica de las actividades comerciales, y en los conglomerados urbanos, alimentada por la práctica política de los conflictos obreros.
   Hasta ese momento, si bien el economismo había logrado una mayor expansión en el ámbito de las clases dominantes, no llegó a constituirse en una cultura hegemónica y dominante, ya que dominaba una cultura híbrida, muy cargada de paternalismo, de un etnocentrismo nacionalista opuesto a los valores que fundamentan el funcionamiento de los mercados y los procesos de integración económica internacional.
   Luego de los años 70, con posterioridad a la crisis energética del capitalismo, emerge un nuevo paradigma económico, el neoliberalismo, que enuncia el fracaso de la economía keynesiana en un nuevo contexto, que exigía incrementar la producción haciendo más eficiente la asignación de recursos (Nota 49). Así, a mediados de la década de los 70 comienza a expandirse el neoliberalismo en el ámbito de la política económica y va consolidando su posición, (utilizando como herramienta principal el endeudamiento de los grupos económicos hasta ahora dominantes, y de los estados) provocando cambios en la relación de poder, donde los tradicionales sectores agro-industriales son desplazados por los sectores financieros.
   Al transformarse este grupo en un sector de dominación hegemónica en todo el mundo, y con el auxilio de la tecnología electrónica y de comunicaciones, las actividades financieras se globalizaron. La dependencia económica y funcional de todos los sectores de la economía -incluyendo al estado- respecto de los actores financieros, llevó a la multiplicación de las relaciones sociales entre los distintos actores, debiendo éstos adoptar una nueva visión del mundo, un nuevo lenguaje, nuevos valores y nuevas actitudes. El racionalismo económico y el desarrollo de la tecnología económica comenzaron a imponerse, debiendo asimilarlos la generalidad de los actores económicos. El desarrollo de los medios de comunicación permitió que el "economismo" pueda exportar sus bases metodológicas y culturales, no solo a los actores económicos, sino también a los otros actores sociales.
   En la década de los noventa se profundizan las políticas estructurales, con las cuales cambiaron las relaciones de poder, concentrándose la riqueza en los grupos de servicios públicos, y servicios comerciales y financieros, y perdiendo significativamente posición los grupos de pequeños empresarios y contratistas del estado. El avance de los nuevos sectores de poder no dio respiro a ningún actor social que se le resistiera, y fue desplegando un conjunto de instrumentos institucionales que favorecieron la consolidación del nuevo sistema financiero internacional, estableciendo nuevas relaciones entre el resto de los actores económicos, los estados y el poder mundial (Nota 50).
   La generalización del neoliberalismo a todo el espectro de la actividad económica encontró fuerte resistencia en los valores culturales emergentes del viejo economismo keynesiano, en los principios del estado de bienestar, y en una cultura popular ajena a los valores que impone la racionalidad económica, donde se piensa que los bienes son libres, o que su provisión estaría asegurada por principios mágicos o de fe, mientras que las decisiones nada tienen que ver con la minimización de costos, la maximización de la producción, la evaluación beneficio-costo. La consolidación de la nueva forma de manifestación del sistema capitalista exige un mayor compromiso de los actores sociales, y ello solamente podría lograrse con la expansión del economismo al ámbito de la cultural, o mediante la exportación metodológica de la teoría económica y sus principios al campo de otras actividades científicas y culturales. Para ello precisa de una reforma educativa, donde las trasformaciones curriculares no parecen ser tan profundas en lo disciplinario pero sí en sus implicancias culturales. Pero el campo de mayor penetración está asociado con los medios de comunicación, que van imponiendo el economismo, sus valores y sus símbolos (Nota 51).
   Muchos grupos pertenecientes a las clases dominantes fueron desplazados por la economía financieramente globalizada, y pasaron a buscar espacio para la resistencia. Algunos tratando de aliarse con los sectores dominados gestando movimientos de resistencia a las reformas económicas y sus implicancias culturales. Otros creando subespacios culturales diferenciados respecto del propio economismo. En esta línea hay un resurgir del "productivismo", una suerte renacimiento de viejos paradigmas, expresados en algunos casos mediante el proteccionismo más primitivo, vigente en las etapas precapitalistas, o en otros bajo una forma más moderada, sustentado en el resurgimiento de políticas keynesianas de demanda. Los conflictos sociales entre los sectores dominantes, y entre éstos y los sectores populares, parecen ir en camino de una fuerte hegemonía mundial por parte del sector financiero, con lo cual se espera un decisivo avance del economismo como cultura.
   Es en este contexto de legitimación de la dominación financiera, donde el economismo encontró dificultades epistemológicas para explicar y abarcar una realidad sumamente compleja. La exportación metodológica de la economía hacia otros campos del conocimiento y de la cultura no alcanza para legitimar su dominación, ya que encuentra fuertes focos de resistencia, especialmente en los sectores excluidos socialmente por la nueva economía, motivo por el cual la economía se ve en la necesidad de importar conceptos y metodologías de otros campos del conocimiento, sin que ello signifique un giro de posición, ni un absoluto respeto a la "otredad". Ello podríamos verlo analizando tanto las relaciones sociales y su influencia en el ámbito de la cultura.
   Así, por una parte, cuando analizamos las relaciones socioeconómicas, observamos que son los propios grupos dominantes los que tratan de encontrar mecanismos de contención de los sectores excluidos, propiciando modalidades económicas alternativas a la economía de mercado, fortaleciendo el mutualismo, la cooperación, y las organizaciones no gubernamentales, conformando un grupo de actividades denominada por los economistas como pertenecientes al "tercer sector", que se diferencia de los otros dos: el privado o de las empresas, y el público o del gobierno.
   El cuerpo teórico y práctico que fundamenta esta particular forma de operaciones económicas se conoce con el nombre de "desarrollo local", que se contrapone al de "desarrollo global" que protagonizan las empresas transnacionales, y las políticas macroeconómicas generales. Una manifestación más específica del desarrollo local es el denominado "etnodesarrollo" (Nota 52). Si se analiza bien esta alternativa, podemos observar que si bien existen caracteres diferentes respecto de la economía de mercado, poseen dos elementos en común con el paradigma neoclásico o neoliberal: 1) Son modelos de desarrollo fundamentados en la oferta, ya que al buscar formas de producción alternativas a la gran escala y a las grandes empresas, todo el esfuerzo está en el proceso productivo y no en la creación de la demanda. 2) Los criterios de organización de la producción y distribución de la riqueza emergen del propio racionalismo económico, trabajado con más sutileza por la ciencia de la administración y la antropología económica que por la propia teoría económica.
   Por otra parte, en el plano cultural, a partir de la necesidad de fortalecer el desarrollo local y superar las dificultades de expansión del economismo a toda la sociedad, comenzaron a desarrollarse las nuevas aproximaciones de la economía en la dirección del reconocimiento de la cuestión social y cultural. Este reconocimiento de la otra disciplina, dista mucho de ser un mero respeto por el saber ajeno. Las ideas vinculadas con el capital social ya mencionadas en el apartado 2.3) de esta sección del ensayo, representan una importación conceptual de otras disciplinas (y tal como ocurre en los mercados con las relaciones comerciales internacionales) a través de cuya interrelación, las otras áreas del saber también se van transculturalizando, y de esta manera se logra una nueva forma de penetración del economismo, cuyo propósito final es la dominación hegemónica de los nuevos grupos transnacionales de poder económico y político.
   Los avances en la teoría económica, considerados como inmersos dentro de un paradigma incremental, basado en una nueva forma de individualismo metodológico, no hace otra cosa que flexibilizar la "visión de la realidad". El " nuevo holismo metodológico" que considera la realidad posmoderna en forma sistémica y compleja, puede llegar a ser un nuevo paradigma, pero no dejará de constituir una mera mutación del economismo ya conocido, que se expande legitimando las estructuras de dominación.

CONCLUSIÓN

   Como conclusión, podríamos decir que la economía no se limitó a conformar una disciplina científica cuyo ámbito de acción se circunscribe al mundo académico o de las relaciones económicas, sino que tiene criterios de observación de la realidad, premisas respecto de los valores humanos, y una particular forma de razonar y pensar, que se extiende a todos los campos de la vida humana, conformando una manera de ver las cosas y una particular perspectiva de la realidad. Esta característica define una cultura, a la cual denominamos "economismo" y que se diferencia del "economicismo" en cuanto éste es un reduccionismo monetario de aquel.
   Tanto en la vinculación de la economía con las otras disciplinas como en otros aspectos de la cultura, el economismo coloca a la economía y su "visión" en un lugar central, asimilable con el etnocentrismo. Esta posición es la que provocó mayor inquietud de parte de los antropólogos cuando pretenden estudiar la economía de las sociedades que investigan. La polémica no fue indiferente para la ciencia económica, y muchos economistas tomaron la iniciativa de acercarse a la cuestión cultural.
   Los intentos de aproximación entre la economía y otras disciplinas abandonando la posición central de la economía, fueron mostrados como un intento de tornar horizontal tales relaciones, tal como pretende el relativismo cultural. De esta manera, se presenta al economismo como una cultura más, y respetuosa de las demás.
   Finalmente, he tratado de mostrar que el economismo emerge de relaciones sociales, formando parte de una cultura dominante, de la cual tan solo participaban algunos sectores de tales grupos, y que se fue expandiendo conforme fueron transformándose las relaciones entre los sectores económicos. Bajo esta mirada legitimista del economismo, pone en tela de juicio la perspectiva ingenua de la transdisciplinariedad, y de toda consideración del economismo como un relativismo cultural.

NOTAS

1) E.P. Thompson "Costumbres en Común", Cap. 4: " La economía moral de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII" CRÍTICA, Grijalbo Mondadori. Barcelona.
2) Silvia Regoli Roa, "La exclusión Social: necesidad de un enfoque interdisciplinario" en "Humanismo Económico y Tecnología Científica" III Encuentro Internacional de Economía CIEC-UNC. de 1999.En el cual la autora fundamenta la necesidad del abordaje interdisciplinario para estudiar la un tema puntual, el de la exclusión social.
3) Se entiende por antropología aplicada, a la aplicación de los conocimientos antropológicos para conseguir algún objetivo práctico, generalmente al margen del mundo académico.
4) EMBER, Carol y EMBER, Melvin "Antropología Cultural" Madrid Prentice mayo (1997)
5) Interpretando a Mario Rabey, en "Las cuatro estaciones: el saber, el proyecto y los cambiantes escenarios culturales", puede considerarse la diferencia sustancial entre antropología y sociología en que mientras la primera se ocupa de ver lo social desde la diversidad y la totalidad, la sociología lo hace desde la unidad, y lo analítico de un problemática particular.
6) La etnografía es una técnica de investigación de la etnología, que consiste en un trabajo realizado sobre el terreno por parte del investigador, basado en convivir un tiempo (aproximadamente un año) con el pueblo que pretende conocer, compartiendo con sus integrantes las costumbres, estudiándolas y realizando al final un relato sobre la aprendido, denominado etnografía. Esta técnica debe distinguirse de la etnología, que consiste en una teorización de las descripciones realizadas por la etnografía.
7) LISCHETTI, Mirtha (comp.) Buenos Aires: Eudeba. (2000)
8) Los primeros expositores de la teoría de la evolución cultural fueron Edward B. Tylor t y Lewis Henry Morgan. A principios del siglo XX, el principal crítico del evolucionismo fue Franz Boas, quien rechazó la existencia de leyes universales que gobernaban la cultura, resaltando la importancia de la recolección de datos antropológicos, los cuales revelarían las leyes que gobiernan la variación cultural. En los años 30 del siglo XX, reaparece el enfoque evolucionista de la mano de Leslie A.White, destacando la importancia de la la "eficacia de los medios instrumentales" para lograr un mayor grado de evolución de los sistemas culturales.
9) Según LISCHETTI, Mirtha. Ob.Cit. Nota 9, "el Modelo Antropológico Clásico es una construcción científica, abstracta, formulada por los antropólogos en la década 60-70 para explicar la producción antropológica desde fines del siglo XIX hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
10) Existen dos escuelas funcionalistas diferentes: a) Molinowsky considera que todos los rasgos culturales satisfacen las necesidades de los individuos dentro de una sociedad, siendo ésta la base de la estabilidad del sistema. b) Raddieffe-Brown pensaba que los distintos aspectos del comportamiento social apuntan más a mantener una definida estructura social que a satisfacer las necesidades individuales, con lo cual el sistema es estable en el todo y no en sus partes.
11) Esta corriente le debe bastante a la orientación psicológica de la antropología, que nació en los años veinte, intentando comprender los factores y procesos psicológicos para explicar las prácticas culturales.
12) La objetividad tiene que ver con la explicación, que significa comprender desde afuera, y la comprensión que es conocer desde adentro, lo cual plantea conflictos entre sí y críticas a la objetividad en antropología. La totalidad tiene que ver con la totalidad de campos (datos ecológicos, históricos, sociológicos, económicos, artísticos, etc.) de estudio de una investigación. El relativismo significa que los valores expresados en cualquier cultura deben entenderse y juzgarse solamente de acuerdo a cómo ven las cosas los miembros de una cultura.
13) Mirtha Lischetti, Ob.cit Nº 9, muestra que las sociedades igualitarias no presentan dificultades para el acceso a los recursos económicos, ni tampoco al poder y al prestigio, mientras que las sociedades de rango solamente presentan diferenciación social en cuanto a las posibilidades de acceso al prestigio, mientras que las sociedades de clases o de castas, presentan tanto diferenciación en el acceso a los recursos económicos como al poder o al prestigio.
14) Maurice Godelier, Antropología y Economía, Barcelona, Anagrama, pp282.
15) Aquí se destacan las discusiones con relación a que la antropología se dedica a la cuestión microscópica, mientras que los economistas se abocan a los aspectos macroscópicos, o que los primeros centran el estudio del intercambio entre bienes privados, mientras que los últimos lo extienden a bienes públicos. Respecto a estas discusiones, se recomienda la lectura de los siguientes textos: James G. Carrier y Daniel Miller en "From Private Virtue to Public Vic", y a Catherine Lutz y donald Nonini en " The Economies of Violence and the la Violence of Economies".
16) Ob. Cit. Nota 11.-
17) Se inscriben en esta corriente autores como Herskovitz, Leclair, Burling, Salinsbury, Schneider, y coincide con la definición de la escuela marginalista de economía.
18) Coincide con la definición de la economía clásica de A Smith, D. Ricardo, P. Sraffa.
19) Se inscriben en esta corriente antropólogos tales como Marshall Sahlins, Jonathan Friedaman, Maurice Godeliler, Emmanuel Terray, etc.
20) Al respecto ver el artículo de David Kaplan "La controversia formalistas-substantivistas de la antropología económica: Reflexiones sobre sus amplias implicaciones".
21) Ob. Cit. Nota anterior.
22) Sobre este aspecto se profundizará en mayor detalle en la sección siguiente
23) Afirma Kaplan que "El hombre cuando se lo considera dentro de la colectividad, es muy similar en todas las épocas y lugares, por lo que los pueblos primitivos no son "innatamente" ni más ni menos altruistas o egocéntricos que las personas de las economías con organización de mercado. No obstante, las pautas de la motivación económica difieren de una sociedad a otra, y éstas no reflejan la interacción social de los individuos racionales y autónomos, sino de los distintos órdenes institucionales."
24) Para Maurice Godelier, la transformación y evolución de los sistemas económicas no responden a causas internas o externas que afectan el funcionamiento de la reproducción de las relaciones estructurales de los sistemas, aunque no niega su existencia, sino a las propiedades estructurales de los mismos.
25) La economía marxista ha aportado mucho a la interpretación y explicación del desenvolvimiento del capitalismo, pero muy poco al desarrollo de tecnologías científicas que conduzcan al diseño de políticas económicas circunscriptas al sistema capitalista. En este contexto de las políticas económicas, cuando se hable de economía, básicamente se estará haciendo referencia a la economía no marxista.
26) Valentine G. "La cultura de la pobreza" citado por Neufeld, María Rosa en "Crisis y vigencia de un concepto: la cultura en la óptica de la antropología" Antropología compilado por Mirtha Lischetti. Eudeba.
27) Según la autora ciada en la nota anterior, este término es atribuido a Linton.
28) Según Neufeld, María Rosa Ob. Cit., el concepto de civilización en Inglaterra estaba relacionado con orgullo de la nación propia en el contexto del progreso de occidente; Alemania, civilización encierra una noción exterior y utilitaria; y para Francia tanto civilización como cultura reflejan las relaciones de comportamiento de oposición entre las clases sociales.
29) En su "ensayo sobre el entendimiento humano".
30) Mario Bunge "Las Ciencias Sociales en Discusión" Cap1. 7, Edit. Sudamericana. Bs. As. 1999.-
31) Si lo hiciera en el sentido monetario, estaríamos frente al "economicismo" y no al "economismo".
32) C. Grignon y J-C Passeron "Lo oculto y lo popular. Miserabilismo y populismo en sociología y en literatura": Texto Nº1: C. Lévi-Strauss, "Race et Historie, Paris. Gonthier, 1982, pp19-22. Ediciones Nueva Visión. Bs. As.
33) Tzvetan Todorov,"Nosotros y los otros: reflexiones sobre la diversidad humana", Siglo XXI.
34) Siguiendo a Guillermo Emilio Magrassi, Alejandro Frigerio, y María Beatriz Maya, en "Cultura y Civilización desde Sudamérica" Ediciones Búsqueda Bs. As. 1982.-
35) La función de producción se expresa como Y=(K,L), siendo Y el producto, K el capital, y L el trabajo.
36) Bernardo Kliksberg. "Capital social y valores éticos: dimensiones olvidadas del desarrollo" en "Nuevas aproximaciones al concepto de desarrollo, desde la economía, la sociedad y la ética" INTAL, TRILCE, Uruguay 1998.-
37) Talvez éste concepto sea uno de los pocos que tornan relativos el principio de individualidad aditiva y competitiva del economismo.
38) Rafael Braun "Valores y disvalores en el concepto de capital social" en "Nuevas aproximaciones al concepto de desarrollo, desde la economía, la sociedad y la ética" INTAL, TRILCE, Uruguay 1998.-
39) En el contexto de la tecnología científica de la economía, sería incorporar al conjunto de ecuaciones que describen la realidad económica, una ecuación de restricción, la cual viene a condicionar la operatividad del modelo.
40) Elena Lasida ¿Paradigma incremental o nuevo paradigma?, en "Nuevas aproximaciones al concepto de desarrollo, desde la economía, la sociedad y la ética" INTAL, TRILCE, Uruguay 1998.-
41) Al respecto cabe consignar que la propuesta de una nueva concepción del desarrollo fue realizada por la CEPAL, y presentada por su titular, José Antonio Ocampo en 1998, y que pretende concebir el "desarrollo integral" en tres regiones, la de la del modelo de acumulación, del modelo de bienestar y del modelo de sociedad, que no es otra cosa que incorporar a la dimensión económica la dimensión social, política y ética.
42) Así como la física de Newton, era perfectamente previsible, habiendo sido ésta exportada a la economía, hoy, con la termodinámica, la realidad se transformó en imprevisible, dando lugar al mundo de la complejidad.
43) Adam Smith en la lógica social vinculada con el "principio regulador de la simpatía", y Keynes en la "lógica mimética que caracteriza los mercados financieros" citados por la autora en la Ob. Cit. pag.142..
44) Al respecto, debo consignar que tanto los economistas clásicos como Keynes, discrepan del marginalismo en la concepción de la sociedad. Para aquello, la sociedad es algo más que la mera suma de individualidades.
45) C. Grignon y J-C Passeron "Lo oculto y lo popular. Miserabilísimo y populismo en sociología y en literatura"Ob. BIT. Nota 6:Texto NC 5: "Esquema- matriz de la dominación simbólica". K.Marx. F.Engels. L'Ideologie Allemande. I.Feuerbach". Paris. Editions socials. 1968, pp.75-78.
46) Ver Ob.Cit. en Nota 19.-
47) Al respecto se sigue a Claude Grignon y Jean-Claude Passeron "Lo culto y lo popular: Miserabilismo y populismo en sociología y en literatura" en "lectura legitimista y lectura relativista" Pag. 63. Editorial Nueva Visión, Buenos Aires.
48) E. P. Thompson "Costumbres en común", Cap. 4: " La economía moral de la multitud en la Inglaterra del siglo XVIII" Ob. Cit. Nota 1.
49) El liberalismo se preocupaba por la oferta, el problema principal era producir, y la política debía garantizar las condiciones para que funcione el mercado como asignador de recursos, asegurando que los empresarios puedan crecer. El keynesianismo cuestiona al liberalismo por cuanto no todo lo que se produce puede venderse, y surge como problema central la demanda, debiendo la política orientarse a estimular la demanda. Si la demanda crece pero no lo hace la producción, aparece la inflación. Si además existen estructuras monopólicas o reguladas en los mercados, los recursos no se asignan eficientemente, y la oferta disminuye, con lo cual hay inflación y estancamiento. El neoliberalismo vuelve a centrar el problema económico en la oferta, y propicia reestructurar las instituciones sociales y los mercados, posibilitando la expansión global de la producción.
50) Cabe mencionar como instrumento fundamental el denominado "consenso de Washington", un acuerdo entre el gobierno de los EEUU, el Banco Mundial, el FMI, el BID y la Unión Europea (ésta con algunas reservas) sobre la necesidad de establecer una política económica común en todos los países endeudados, y cuyo cumplimiento sería exigido y corroborado para la obtención de cualquier crédito internacional.
51) En la Argentina de hoy, el "riesgo país" ha pasado a formar parte de los símbolos de la vida cotidiana.
52) Con el etnodesarrollo, el economismo trata de aplicar su propia lógica haciendo uso del simbolismo de culturas típicas prevalecientes en pequeñas sociedades. El resultado esperado es siempre el crecimiento de la producción, y una mejor distribución de la misma.

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