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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.29 San Salvador de Jujuy nov. 2005

 

Aproximación a la funcionalidad de un determinado tipo de recintos presentes en campo del Pucará (Depto Andalgalá, Catamarca), desde una perspectiva geoarqueológica

Functionality aproximation of a determined type of enclosure present in Campo del Pucará (Andalgalá Dept, Catamarca), from a geoarhaeologic perspective

María Soledad Gianfrancisco *

* INTERDEA (Instituto Interdisciplinario de Estudios Andinos) - Facultad de Ciencias Naturales e IML - Universidad Nacional de Tucumán - San Martín 1545 - CP 4000 - San Miguel de Tucumán - Tucumán - Argentina.
Correo Electrónico: solegianfrancisco@hotmail.com

RESUMEN

   El objetivo de éste trabajo es realizar una aproximación a la funcionalidad de un determinado tipo de recintos presentes en Campo del Pucará (Depto Andalgá, Catamarca). Se partió de la hipótesis que se trataría de supuestos corrales, tal como fue planteado en un primer momento por Tartusi y Núñez Regueiro (1998).
   Éste trabajo se abordará desde una perspectiva geoarqueológica que procura contribuir con las interpretaciones arqueológicas. De esta manera se tomaron como ejes temáticos los factores asociados a las preferencias en la selección de los lugares de asentamiento y las características específicas que estos presentan y además un análisis pedológico tanto en el exterior como interior de los recintos, con el fin de determinar similitudes y diferencias entre ellos. Por último, la valoración de los elementos culturales asociados.
   Las evidencias analizadas permiten concluir que estos recintos pudieron haber funcionado como unidades domésticas, ya que la disposición y asociación de ciertos materiales nos permite suponer que estos elementos funcionan como estructuras que concentran actividades domésticas.

Palabras Claves: Geoarqueologia; Condorhuasi; Alamito; Pedología; Funcionalidad.

ABSTRACT

   The objective of this work is to carry out an approach to the functionality of a certain type of enclosure present in Campo del Pucará (Depto Andalgá, Catamarca). We parted with the hypothesis that they are supposed corrals, as has been previously outlined by Tartusi and Núñez Regueiro (1998).
   This work will be approached from a geoarchaeological perspective that tries to contribute with the archaeological interpretations. Following this, the thematic lines considered were the factors associated with the preferences in the selection of the places of establishment and the specific characteristics that these present and also an analysis of soils both in the exterior and interior of the enclosures, with the purpose of determining similarities and differences among them. Lastly, the valuation of the associated cultural elements.
   The analyzed evidences allow concluding that these enclosures could have functioned as domestic units, since the disposition and association of certain materials permits us to suppose that these elements work as structures that concentrate domestic activities.

Key Words: Geoarchaeology; Condorhuasi; Alamito; Functionality; Pedology.

INTRODUCCIÓN

   Desde el 200 A.D hasta el 500 A.D, Campo del Pucará estuvo habitado por grupos pertenecientes a la cultura Condorhuasi-Alamito; en él se desarrollo una gran actividad religiosa y ceremonial reflejada, entre otras cosas, en el manejo del espacio y organización de las estructuras arquitectónicas que hacen de los "sitios Alamito" un caso único dentro de la arqueología del NOA, en lo que respecta a su patrón de asentamiento.
   En trabajos recientes (Bustos Thames, 1994; Tartusi y Núñez Regueiro, 1998) se han localizado sitios aparentemente contemporáneos a la secuencia de Condorhuasi-Alamito en la zona, diferentes del patrón Alamito, algunos de los cuales se consideró pudieron haber sido corrales. Estos se caracterizan por poseer una forma circular a aproximadamente circular o subrectangular; adosados a ellos se presentan recintos de menor tamaño. Sin embargo, no se han llevado a cabo excavaciones sistemáticas que permitan definir con claridad su funcionalidad y su ubicación cronológico-temporal.
   Por lo tanto con el fin de resolver la problemática planteada y bajo la perspectiva ya esbozada; se tomaron como ejes temáticos los factores asociados a, las preferencias en la selección de los lugares de asentamiento y las características específicas que estos presentan como asi también un análisis pedológico tanto en el exterior como interior de los recintos y, la valoración de los elementos culturales asociados.

ÁREA DE ESTUDIO

   El presente trabajo fue realizado al pie de la Sierra de Narváez, en el sector Centro- Oeste de la Provincia de Catamarca, distrito de Aconquija, Departamento Andalgalá y más específicamente en el Campo del Pucara (Figura 1).


Figura 1. Mapa del Campo del Pucará. 1, 2 y 3, áreas de localización de los sitios arqueológicos situados a 1700, 1800 y 1900 m.s.n.m. (Basado en la Hoja 13e, Villa Alberdi, de la Dirección Nacional de Minería, escala 1: 200.000). Tomado de Núñez Regueiro, 1998)

   Los sitios arqueológicos se distribuyen en tres niveles de glacís con una cota de 1700, 1800 y 1900 m.s.n.m (Nota 1), al SE de la población de La Alumbrera. Su emplazamiento se da en distintas elevaciones; muchos se encuentran relativamente próximos a terrazas y otros situados al costado de cárcavas.

CARACTERIZACIÓN DEL ÁREA

   Fisiográficamente constituye una planicie levemente ondulada que desciende suavemente hacia el norte bordeada en ambos lados por terrazas o mesadas bien desarrolladas de NO a NE (González Bonorino, 1950). La geología de la Sierra de Narváez está representada por el basamento cristalino, restos de cubierta terciaria y depósitos cuaternarios.
   Los perfiles de suelo analizados se encuentran en la región pedemontana, sobre una superficie de glacís con pendientes moderadas (10 a 25%), cubiertos por limos fluviales que se alternan en el paisaje con afloramientos del Terciario.
   El clima de la zona posee características de ambiente árido-semiárido; las precipitaciones anuales están distribuidas asimétricamente, oscilando la media anual entre 500 a 600 mm. Esto junto con la escasa humedad del ambiente, la amplitud térmica estacional, sumadas a la altitud, determinan que la vegetación este representada, en su mayor parte, por arbustos xerófilos de hojas carnosas y espinosos.
   En cuanto a la hidrología de la zona la mayor parte de los cursos fluviales son de régimen temporario. La red de drenaje desemboca hacia el norte, en dirección contraria a la pendiente regional y corresponde a la cuenca superior del río del Campo.

METODOLOGÍA

   Las investigaciones descriptas en este trabajo se han estructurado sobre la base de considerar como área de estudio una porción del pie de la Sierra de Narváez. Tiene una cota promedio aproximada de 1710 m.s.n.m. Sus límites son: al Norte y al Este la llanura de inundación del Río Pucara, y al Sur campos de cultivo (Figura 1).
   La metodología de trabajo de dividió en dos etapas, por un lado se llevó a cabo el estudio de perfiles de suelos con el fin de determinar si existió o no influencia antrópica y, por otro, se llevó a cabo un análisis del material recuperado de las excavaciones arqueológicas.

ESTRATEGIAS Y TÉCNICAS DE CAMPO

  La localización e identificación de los sitios se llevo a cabo tomando como base el mapeo realizado por Tartusi en el año 1999.
   A la altura de 1700 m.s.n.m. se ubicaron 55 estructuras (15 de las cuales se corresponden con lo que se consideró como supuestos corrales); en la zona de 1800 m.s.n.m. se encontraron 28 estructuras; en la zona de 1900 m.s.n.m., se hallaron 10 estructuras; salvo dos, situadas una sobre la cota de los 1800 m.s.n.m. y la otra en la de 1900 m.s.n.m., correspondientes éstas últimas al período incaico. Las restantes corresponden al período Formativo (Tartusi y Núñez Regueiro, 1998).
   De los 15 recintos se decidió excavar 4 por razones económicas y de tiempo. A su vez se analizó el material de las excavaciones realizadas en los años 1996 y 1997 en los recintos 23, 24 y 39 respectivamente.
  La elección de cada uno de ellos se llevó a cabo tratando de que los mismos se encontraran en distintos puntos del terreno abarcando así toda el área muestra. Se excavaron los recintos 39, 3, 24 y 32.
Como primera medida se realizó una prospección intensiva de la zona con el objeto de ubicar los sitios. Posteriormente se realizó el estudio pedológico, para lo cual se plantearon dos pozos de sondeos por cada recinto (intrarecinto y extrarecinto) con el objeto de comprobar si las propiedades edáficas se mantenían constantes, o si variaban de acuerdo al uso que se le dio al suelo dentro del sitio y tener, así, parámetros de comparación. Las excavaciones se realizaron hasta llegar a determinar un piso, luego mediante excavaciones complementarias, orientándose sobre la base del piso, se extrajo el resto del relleno hasta descubrir las paredes del recinto.
   Los estudios consistieron en la identificación, descripción y muestreo de los perfiles representativos de suelos intrarecinto y extrarecinto, con el fin de determinar similitudes y diferencias entre ellos, haciendo uso de los rasgos morfológicos de acuerdo a las Normas de Reconocimiento de Suelos (Etchevehere, 1976). Para el análisis se tomaron muestras de todos los horizontes identificados en cada uno de los sondeos realizados (intra y extrarecinto); partiendo del horizonte inferiror hasta el superior (para evitar mezcla de sedimentos), siempre de la parte central del mismo.
  En el campo se realizaron algunas determinaciones fisicas como ser estructura, textura, pH, contenido de carbonatos y color. Posteriormente se realizaron análisis físicos, químicos y mineralógicos de laboratorio que permitieron caracterizarlos, evaluar sus aptitudes y determinar sus limitaciones. Además este estudio comprendió el análisis del paisaje donde se desarrolla el suelo.
   En laboratorio las determinaciones físicas consistieron en: peso específico real (PER), por el método del picnómetro; peso específico aparente (PEA), en muestras inalteradas por el método del terrón parafinado; porosidad, calculada a partir del PER y PEA; textura, por el método del densímetro de Bouyoucos (1936), pH, haciendo uso de un peachímetro; carbonato, mediante el uso del calcímetro de Bernard y materia orgánica (MO), mediante el método de Walkley–Black, siguiendo las normas del Sistema de Apoyo Metodológico de Laboratorios de Suelos y Aguas (SAMLA). Los suelos fueron finalmente clasificados según la taxonomía norteamericana (Soil Survey Staff, 1998).

RESULTADOS

   A partir del análisis pedológico se determinó que en general los suelos se han desarrollado sobre una superficie de glacís, bajo un clima semiárido con precipitaciones inferiores a la evapotranspiración, lo que le confiere al suelo un déficit hídrico a lo largo de todo el año. Esto, sumado a la presencia de una vegetación muy escasa, que aporta poca materia orgánica a los suelos y, al material originario de los suelos, compuesto en profundidad por un material predominantemente limoso (loess) de color pardo, enterrado por un material de acarreo fluvial, (compuesto principalmente por arenas muy finas, grisáceas), le imprimen a los suelos características muy particulares. Los procesos de formación de suelos son extremadamente lentos, por lo que no han llegado a formarse suelos con perfiles bien diferenciados. El perfil tipo es A/AC/C/2C.
   Hay que destacar la homogeneidad existente entre los suelos estudiados en los diferentes sitios arqueológicos, repitiéndose las secuencias pedológicas en los distintos perfiles (Tabla 1). Debido a esto y dadas las características que presentan los suelos todos fueron clasificados taxonómicamente (de acuerdo a USDA, 1998), como Typic Torripsament.
   Las características de los suelos intrasitios son acordes a las condiciones ambientales antes mencionadas, con una secuencia de horizontes A/AC/C/2C. En general, se trata de un material formado predominantemente por arena fina, que disminuye algo en profundidad.
   En cuanto a los valores de acidez (pH) se caracterizan por ser bastante altos (fuertemente alcalinos), salvo en el horizonte superior con valores más bajos, evidenciando un escaso lavado y disolución de sales y un contenido algo superior en materia orgánica. Esto valores, están íntimamente ligados a los contenidos de carbonato de calcio, que se incrementan también desde la superficie y se reflejan morfológicamente como venillas y diseminados en la masa del suelo. Se observa un leve aumento en el último horizonte que podría deberse a un uso antrópico.
   Los contenidos en carbono y materia orgánica, siguen un patrón lógico, disminuyen gradualmente en profundidad y a lo largo de todo el perfil los valores son muy bajos (suelos extremadamente pobres).
    En cuanto al peso específico real (PER), sus valores se mantienen constantes a lo largo del perfil, si es de destacar el comportamiento del peso específico aparente (PEA), que es común en casi todos los perfiles estudiados, sus valores son algo más altos en superficie, luego se observa una disminución en los horizontes centrales, con materiales más blandos y más sueltos; y más abajo, coincidiendo con el supuesto piso, otra vez aumenta el PEA, es decir, se da una mayor compactación que puede deberse al uso o simplemente, a un cambio en el material original, que se vuelve más limoso y menos arenoso y eso ayuda a la compactación. A consecuencia de las características del PER y PEA, la porosidad del suelo es escasa en todo el perfil.
   En relación a los perfiles extrasitios se tiene que, en general las características edáficas son muy similares a las encontradas dentro del sitio, se trata de suelos incipientes y que responden coherentemente con las condiciones ambientales donde se han desarrollado. Sólo se observan pequeñas variaciones en algunos parámetros como por ejemplo en el peso específico aparente (PEA), que se mantiene constante desde la superficie y no se ve el aumento a la profundidad en que se encuentra el piso dentro del sitio. Este comportamiento del PEA se refleja además en la porosidad del suelo, que es mayor que dentro del sitio y más homogénea a lo largo del perfil. Los resultados de los análisis se presentan en la siguiente planilla:

Tabla 1.

EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS

Recinto 39
   Posee forma semicircular, mide 11m de longitud y 9 m de ancho con una pequeña estructura adosada al SO, de 1,20 x 1,30 m. Los materiales culturales que se encontraron corresponden a fragmentos de cerámica, fragmentos de cuarzo, restos óseos de camélidos, y restos de carbón y posibles molares humanos.
    El piso de ocupación se determinó a los 0,95 m de profundidad, definido por cerámica en posición horizontal, abundantes espículas de carbón y una lente de ceniza claramente visible, mayor endurecimiento del suelo, coincidiendo con el fin de la pared del recinto.

Recinto 3
   Posee forma circular con una pequeña estructura adosada de forma aproximadamente circular. Las dimensiones del recinto mayor son: 8,60 m de longitud por 6,50 m de ancho; las de el recinto pequeño: 2,80 m de longitud por 2,50 de ancho.
   Se excavó hasta el 1,20 m de profundidad. El piso de ocupación se registro a los 75 cm. aproximadamente, definido por los mismos indicadores que en el caso anterior.
   Desde el comienzo de la excavación aparecieron fragmentos de cerámica, estos se distribuyen de manera más o menos uniforme a lo largo de toda la secuencia, manifestándose un gran aumento en los últimos 50 cm. También se hallaron, a diferentes profundidades, fragmentos óseos de camélido consisten en huesos largos, fragmentos de costilla y de vértebra y otros restos óseos correspondientes a roedor, en algunos casos en asociación con cerámica.
   En cuanto al material lítico aparecieron fragmentos de cuarzo y una lamina de esquisto, como así también pequeñas láminas de mica y una conana rota en asociación con otros bloques de piedra, producto del derrumbe del muro.

Recinto 24
   Posee una forma subrectangular con un pequeño recinto adosado aproximadamente rectangular que se abre hacia el interior de la estructura. Las dimensiones del recinto mayor son 17 m de longitud por 15 m. de ancho, aproximadamente; el recinto menor posee las siguientes dimensiones: 2,50 m de longitud por 1,50 m de ancho.
   En éste caso se recuperaron restos de huesos calcinados en muy mal estado de conservación, en algunos casos corresponden a camélidos y roedor y algunos aparecen en asociación con material cerámico, El material lítico se encuentra representado por un núcleo, gran cantidad de desechos de talla y lascas en toda la secuencia. A partir de los 0,98 m de profundidad comienzan a ser muy claras las lentes de ceniza y en gran cantidad espículas y fragmentos de carbón, esto se continúa hasta el límite del piso de ocupación, el que se encuentra a los 1,10 m de profundidad.
   Las dimensiones de la estructura anexa son de 2,70 m de longitud por 1,50 m. de ancho. El material recuperado consistió en restos de fragmentos cerámicos que comienzan a aparecer a los 0,40 m de profundidad. A esta profundidad se encuentra la base del muro, coincidiendo con el piso de ocupación. Esta pequeña estructura se encuentra sobreelevada con respecto al recinto mayor.

Recinto 32
   Posee forma rectangular, con una pequeña estructura adosada en el ángulo NO. Las dimensiones del recinto mayor son de 9,15m de longitud por 8m de ancho; el recinto más pequeño mide 2,00 m de longitud por 1,50m de ancho. La pared de ambos recintos esta formada por un muro simple de piedras. De este recinto no poseemos un dibujo de planta.
   Desde el comienzo de la secuencia aparecen fragmentos de cerámica. Cerca de los 50 cm de profundidad. Comienzan a aparecer espículas de carbón, cerámica tiznada y hueso con evidencias de quemado; también aparecen fragmentos de cuarzo. La frecuencia con la que aparecen estos elementos culturales aumenta a medida que descendemos, excepto por los restos óseos. Cerca de los 80 cm de profundidad localizamos una lente de ceniza muy clara. El piso de ocupación se determina cerca de los 90 cm. Por debajo de esta profundidad no aparecen más elementos culturales. La altura del muro que forma el recinto es de 1,10 aproximadamente.

Recinto 23
   Posee forma subrectangular con dos pequeñas estructuras anexas; una de forma circular adosada en la pared N, con abertura hacia el interior del recinto mayor y otra en forma de U en la pared Sur, con una abertura externa orientada al E. Las dimensiones del recinto mayor son: 10,6m de longitud por 8,50m de ancho. Los recintos menores miden 1,60m x 1,30m el que se encuentra en el sector Sur y 2,50 m x 2,00 el del sector Norte. Las paredes del recinto están formadas por un muro simple de piedras.
   El material cultural que se obtuvo esta compuesto por fragmentos de cerámica y muy pocos fragmentos líticos y óseos, fragmentos huesos de camélidos, y una cuenta de concha.

ANÁLISIS DEL MATERIAL ARQUEOLÓGICO

RECINTOS CON ESTRUCTURAS ANEXAS

   Una vez finalizadas las excavaciones arqueológicas pudimos tener una primera aproximación a la morfología de estos recintos.
   Los recintos con estructuras anexas, poseen una ubicación, generalmente, periférica respeto a la zona de concentración de los sitios "patrón Alamito", pero se hallan muy cerca de ellos. Su morfología es circular a subcircular u ovalada, presentando las siguientes dimensiones: longitud, desde 11 m hasta 20 m y diámetro interno, desde 4 m hasta 11 m.
   En general las paredes poseen una altura que varía entre los 0,90 m y 1,10 m. Sus paredes están construidas con rocas metamórficas (esquisto en su mayoría), de tamaño variado, algunas de estas dispuestas verticalmente y llegando hasta la superficie del terreno, y sobre ellas otras colocadas en hileras irregulares, dejando un lienzo casi parejo y sin mortero (Figura 3). Algunas de las rocas que forman parte de la pared de los recintos se encuentran canteadas.


Figura 3. Detalle de técnica de construcción del muro.

   La construcción se realizó considerando las variaciones del terreno, ya que los recintos se disponen, generalmente, en zonas de pendiente, por lo tanto en el punto más bajo del mismo se realizó un muro simple imitando la técnica de construcción de los muros de contención. En el punto más alto del terreno se observa un muro doble de piedras rellenado por tierra. En recintos que no se encuentran en zonas con una pendiente marcada, las paredes están formadas por un muro simple de piedras en todo su perímetro.
Con respecto a las estructuras anexas, las rocas que componen las paredes del recinto también son metamórficas. La altura de las mismas varía entre los 0,40m y 0,60m y se disponen siempre sobreelevadas con respecto al recinto mayor.
   La abertura de dichas estructuras puede ser hacia el exterior o interior del recinto mayor, siendo esta muy estrecha (Figura 4).


Figura 4. Vista de la estructura anexa tomando en detalle la puerta de acceso al recinto mayor (Recinto 23).

ANÁLISIS FAUNÍSTICO

   En relación a la composición taxonómica, tenemos que no existe una gran variabilidad con respecto a los taxa representados. Todo el conjunto esta mayormente compuesto por elementos y especímenes asignados a CAMELIDAE (debido a la dificultad que presentan los camélidos para para ser identificados a escala específica la composición taxónomica de la muestra es en apariencia bastante homogénea) y RODENTIA CTENOMYDAE (en algunos casos los restos de roedor no pudieron ser asignados a una determinada especie) y otros mamíferos no identificados. Esto es algo esperable y no difiere mayormente de otros conjuntos arqueofaunísticos de época comparable para esta zona. No obstante es de interés remarcar la identificación específica de los mismos.
   Con relación a la composición anatómica, podemos decir que la mayoría de los fragmentos de camélido corresponden a costillas, vértebras, diáfisis y epífisis; en menor medida cabezas de fémur y fémur, las mismas se encontraron a diferentes profundidades siempre entre los 60 y 90 cm.
Con respecto a los fragmentos óseos de Roedores corresponden en su gran mayoría a hemimandíbula, cráneo, costillas; en menor medida a fragmentos de húmero y peroné, hemipelvis y bulla timpánica. Se encuentran siempre en los niveles inferiores de los recintos.
   Dentro del conjunto se han hallado elementos y especímenes que muestran vestigios de utilización por acción humana. Fueron analizados solo a escala macroscópica por lo que resta un análisis más detallado.
   En el recinto 24 se observó un espécimen de Camelidae, con huella de corte y fractura longitudinal en la diáfisis distal; y un fragmento de hueso indeterminado que constituye un diente de peine, como así también un fragmento de diáfisis de Camelidae que presenta huellas de corte y raspado y una cuenta de hueso de forma discoidal cuyas dimensiones son: diámetro máximo: 5 mm, diámetro del orificio: 2 mm, espesor: 1mm.

TECNOLOGÍA LÍTICA

   El total de la muestra esta representada por 97 ejemplares. Se han registrado 3 núcleos de cuarzo, hallados uno en el recinto 23 y dos en el recinto 24; 2 percutores de cuarzo, 1 en el recinto 24 y otro en superficie en el recinto 23; un cepillo de cuarzo sobre núcleo en el recinto 24.
   En cuanto a los artefactos formatizados se registró un martillo de esquisto en el recinto 24.
   Con respecto a los artefactos tallados, solo se registró una punta de flecha urilante, y una posible punta bifacial, ambas en cuarzo.
   Se han registrado 4 artefactos de formatización sumaria y 13 fragmentos de artefactos formatizados. El resto corresponde a desechos de talla y fragmentos no identificados.

CRONOLOGÍA RELATIVA

   Para la cronología relativa de los recintos de Campo de Pucará se utilizó el gráfico de seriación que Núñez Regueiro (1998) realizó aplicando el método de seriación cuantitativa o "método Ford" (Ford 1962, Meggers y Evans 1969). Este se aplicó sobre la base de los fragmentos de cerámica obtenidos en las excavaciones en los recintos 23 (Cuadrícula 1 y 3) y 24 (Cuadrícula 3, nivel 1 y 2).
   Se llevó a cabo una clasificación de los materiales en "Tipos", sobre la base de los fragmentos de cerámica obtenidos en las excavaciones de 1996, 1997 y 2002 realizadas en los recintos objeto se estudio.
   Los nombres de los tipos cerámicos se corresponden con los utilizados por Nuñez Regueiro (1970 b, 1998), las restantes denominaciones se adoptaron por no hallarse referencias éditas que concordasen con los materiales hallados, utilizando topónimos de la región para individualizar los distintos tipos.

Tipología
   La división primaria que se realizó en la muestra es entre los fragmentos decorados y no decorados. Cada una de estas categorías generales fue descompuesta en características específicas.
Clasificación de los fragmentos no decorados: el criterio utilizado para distinguir los fragmentos de cerámica seleccionados (previamente lavados y numerados) fue el antiplástico.- Tipos no decorados (Nota 2): Aconquija Ordinario, Alumbrera Ordinario, Caspicuchuna Ordinario, Ojo de Agua Ordinario, Alumbrera Monocromo Rojo, Ciénaga Gris Liso.
Clasificación de fragmentos decorados: En este caso se substituyo el criterio de la pasta por las técnicas y motivos de decoración como criterio principal para la clasificación de los fragmentos decorados.
- Tipos decorados incisos: Caspicuchuna Inciso, Ciénaga Inciso B, Ciénaga Inciso E, Ciénaga Inciso F, ACONQUIJA INCISO D. (Corresponde a un nuevo tipo definido para el área), "Posee una decoración zonal, la misma esta constituida por rombos formados por incisiones de líneas rectas mas anchas que profundas, situadas siempre cerca del borde del fragmento. Cocida a atmósfera oxidante, pasta muy compacta sin antiplástico".
- Tipos decorados pulidos: Alumbrera Líneas Bruñidas, Alumbrera Pulido.
- Tipos decorados pintados: Alumbrera Líneas Paralelas, Alumbrera Tricolor, Alumbrera Pintado, Ciénaga Negro/crema, Ciénaga Rojo/Ante.
- Tipos decorados no definidos para Campo de Pucará: Estilo Hualfín Gris Grabado (Nota 3) y Ciénaga III o Fase Casa Vieja.

Análisis cualitativo
   Sobre la base de la tipología establecida para Campo de Pucará realizamos una clasificación de los fragmentos decorados comparándolos con el gráfico de seriación realizado en 1968 basándonos en la presencia/ausencia de los mismos a fin de poder ubicar cronológicamente los recintos.
   El análisis arrojó los siguientes resultados: Recinto 32, se ubica a fines de la Fase I, Recinto 39, se ubica a fines de la Fase I y comienzos de la Fase II de Alamito, Recinto 24, se ubica en la Fase I y Fase II de Alamito, Recinto 23: Se ubica en la Fase II de Alamito, Recinto 3. Se ubica como posterior a la Fase II, ya que en el aparecen dos fragmentos Aguada, y uno Ciénaga tardío asociado a Aguada.

Seriación
   La seriación efectuada se llevó a cabo con el fin de poder determinar una cronología relativa de algunos de los recintos. Debido a que el tamaño de la muestra debe constar aproximadamente de 100 fragmentos de cerámica ésta se realizó sobre la base de los fragmentos de cerámica obtenidos en las excavaciones en los recintos 23 (Cuadrícula 1 y 3) y 24 (Cuadrícula 3, nivel 1 y 2).
   Como primera medida realizamos el gráfico de seriación correspondiente tomando en cuenta los porcentajes de los tipos que nosotros determinamos anteriormente. Luego, con el fin de ubicar estos recintos dentro de la secuencia de Alamito, procedimos a comparar nuestros gráficos con el gráfico de seriación efectuado por Núñez Regueiro en 1968 para Campo de Pucará. A partir de esto se registró que el gráfico de frecuencia de loa tipos cerámicos muestra cambios significativos que nos permite ubicar al Recinto 24 en la Fase I de Alamito (240 – 360 D.C), y el Recinto 23 en la Fase II de Alamito (360 – 480 D.C).

CONCLUSIONES

EN RELACIÓN A LA FUNCIONALIDAD DE LOS RECINTOS

   De los diferentes indicadores pedológicos analizados en los suelos estudiados, relacionados con la actividad antrópica, se destaca solamente el comportamiento del PEA, ya que este indicador posee un valor más elevado en el sector que definimos como suelo de ocupación. En relación a los otros indicadores (materia orgánica, pH, carbonatos, fósforo, textura, color, etc.) tenemos que no reflejan un uso antrópico muy específico.
- Se identificaron zonas de combustión las cuales han sido localizadas en todos los casos, en los niveles identificados como ocupaciones efectivas. Sin embargo en el caso del recinto 24 y 39 se locarizaron a partir de los 60 cm de profundidad aproximadamente. Por lo tanto esto convierte a los fogones, en un indicador para la identificación de niveles de ocupación. A su vez se lo vincula con eventos de procesamiento y consumo de alimentos.
- La presencia de determinadas partes esqueletarias permite concluir que en el recinto se llevaron a cabo actividades cotidianas con énfasis en el consumo de camélidos y que posiblemente, los animales entraran al recinto luego de un proceso inicial de trozamiento.
- La disposición y asociación de ciertos materiales, permite suponer que estos elementos funcionan como estructuras que concentran actividades y, sobre todo, que facilitan la depositación primaria de buena parte de desechos producidos por estas (en este caso particular se trata de desechos de talla y fragmentos óseos que no pudieron ser identificados debido al estado de fragmentación que presentan).De esta manera nuestra hipótesis inicial (considerar a los recintos como supuestos corrales) sería descartada, ya que, macroscópicamente, no se registró en ningún caso guano dentro de los recintos trabajados y el análisis de laboratorio ofreció los mismos resultados.
- Se determinaron áreas libres de residuos, las que posiblemente puedan vincularse con sectores destinados al reposo o descanso, o tal vez relacionadas con el mantenimiento de áreas libres para facilitar la circulación dentro del recinto Por lo tanto, teniendo en cuenta al estado actual en el que se encuentran las investigaciones, y junto a la evidencia arqueológica recuperada se considera que estos recintos podrían haber funcionado como: unidades habitacionales o unidades domésticas.

EN RELACION A LA CRONOLOGIA

   El ordenamiento de los conjuntos cerámicos en series de tipos de valor cronológico-cultural nos indica la existencia de una cierta contemporaneidad de estos recintos y la ocupación en Campo del Pucará por parte de Condorhuasi-Alamito, excepto en el caso del recinto 3 en donde se hallaron dos fragmentos Aguada (de Hualfín), como así también en el recinto 24. Sin embargo no podemos atribuir una pertenencia cultural clara aún.
   Con respecto a esto contamos con ciertos elementos culturales que son definitivamente diferentes a lo que se ha encontrado hasta ahora para los sitios Alamito:
(a) "Arquitectónicamente, en los sitios de Campo del Pucará la piedra fue utilizada para dos funciones: construir columnas para sostener los techos de los recintos y dar más solidez a las paredes, y muros para la contención de tierra; nunca para construir paredes de habitaciones..." (el subrayado no corresponde al original). En nuestro caso los recintos poseen paredes de piedra, donde un sector del mismo se corresponde con el diseño de muro de contesión.
(b) Los pisos de los sitios "Patrón Alamito" se caracterizan por estar muy bien consolidados, revocados con barro batido presentando una superficie casi bruñida. En nuestro caso el piso fue determinado por presentar, cerámica horizontal, lentes de ceniza bien definidas, espículas de carbón y huesos quemados, sin que estén presentes las otras características.
(c) Todos los percutores que se han hallado en Campo del Pucará, tanto en superficie, como en un contexto de excavación determinado están hechos sobre andesita. En nuestro caso hemos encontrado dos hechos sobre cuarcita.
(d) Como explicamos más arriba los martillos de Alamito poseen una morfología totalmente diferente.

   Por lo tanto aún nos quedan muchos interrogantes por responder, ¿Estos Recintos estaban ocupados por personas que estaban vinculados a los sitios "Patrón Alamito"?, si es que vivían en Campo de Pucará, ¿En qué medida participaban de las actividades cúlticas y ceremoniales que se llevaban a cabo?.
   Para resolver estas cuestiones nos resta mucho trabajo aún, pero sin embargo si tomamos en cuenta que los contextos domésticos contienen, en mayor proporción, objetos manufacturados localmente y utilizados cotidianamente por la población residente podemos considerar que, tal como lo plantea Albeck et al (1995, 1997), "los ambientes domésticos son el reflejo más puro y fiel de lo cotidiano y lo local; constituyendo la mejor herramienta para identificar etnicidad en contextos arqueológicos en los que previamente se ha comprobado la contemporaneidad de los asentamientos".
   Teniendo en cuenta la instancia preliminar en la que se hallan nuestras investigaciones con respecto a este nuevo conjunto de evidencias, aún no podemos avanzar en consideraciones que aclaren el sentido de estas presencias. Para ello es necesario, como expusimos anteriormente, ampliar aún más la información general sobre la problemática de los sitios Alamito.
   Sin embargo esperamos en un futuro poder responder, entre otras cuestiones, si la presencia de cerámica Aguada fue el resultado de una producción local o, por el contrario fueron traídas desde el valle de Hualfín. Sin duda la resolución de estas cuestiones podría aportar algunos elementos de interés para la problemática de la integración regional.
   En el caso del recinto 3 los fragmentos Aguada se hallan asociados formando parte del piso de ocupación junto con un fragmento Ciénaga III, representado por una figura zoomorfa (mono), considerados entre otros de transición entre Ciénaga y Aguada en la secuencia arqueológica del valle de Hualfín. En el recinto 24 se hallan en asociación con dos fragmentos Ciénaga Negro/Crema, cerca de los 40 cm de profundidad. Como es obvio, podemos suponer que la asociación cultural entre ambas entidades provenientes de una excavación en la cual el registro no fue el esperado sería fácilmente objetable.
   Sin embargo sabemos que en otras oportunidades también se ha dado cuenta de la presencia simultánea de material Aguada y Ciénaga. Las interpretaciones han sido diversas, pero pueden resumirse en dos posturas, por un lado la de considerar que Ciénaga tuvo un papel preponderante en el origen de Aguada, y por otro lado el de considerar que ambas entidades culturales coexistieron en un espacio temporal determinado.
   Concomitantemente, en ocasiones ha resultado problemática la asignación tipológica de ciertas piezas de cerámica a una u otra cultura en forma inequívoca. Incluso se ha planteado que el componente Ciénaga de la sociedad como tal no desapareció de Aguada (Federici, 1991).
   El haber supuesto a Ciénaga y Aguada como así también a Condorhuasi-Alamito como culturas diferentes y propias de un tiempo también diferente, pudo llegar a influir en la percepción y contextualización de esa relación. Resulta obvio entonces que para llegar a comprender esta relación debemos de percibir que este fue un tiempo de cambio cargado de indefinición, pero no por ello menos válido, hasta que se logro esta integración total realizada sobre las bases culturales, económicas e ideológicas de sociedades no igualitarias (Ciénaga y Condorhuasi-Alamito). Sin embargo esto "... no constituye un cambio repentino y revolucionario, ni un salto cualitativamente significativo dentro de la historia prehispánica del NOA, tiene sus raíces en un desarrollo histórico de complejidad creciente que se dio durante el Formativo..." (Núñez Regueiro, 1998: 264).

NOTAS

1) Según la hoja topográfica 12e (Aconquija) del mapa Geológico-Económico de la República Argentina, editado por la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología, sobre la base de relevamientos de W. Anz, realizados entre 1912 y 1918 (N. del E.).
2) Descripción en Núñez Regueiro 1998.
3) De acuerdo a la terminología utilizada por González (1998).

AGRADECIMIENTOS: En primer lugar quisiera agradecer enormemente a mi director Victor Nuñez Regueiro por alentarme y apoyarme en todo momento. Por estar presente aún cuando no podía. A la geóloga María Elena Puchulu, por haberme ayudado tanto, por sus constantes recomendaciones y su excelente predisposición SIEMPRE. A la profesora Marta Tartusi por sus oportunas recomendaciones y sugerencias, pero por sobre todo por alentarme de diferentes maneras en la distintas etapas de este trabajo.
Al geólogo Pablo Grosse, por haberme ayudado e incentivado tanto con este proyecto. Al consejo Nacional de Investigaciones de la Universidad Nacional de Tucumán (CIUNT) que contribuyó en la presente investigación a través de la beca otorgada en el año 2001.

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