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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versão On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.31 San Salvador de Jujuy out. 2006

 

Minorías inmigrantes e identidades plurales. El caso de la comunidad coreana en la Argentina

Inmigrant minorities and plural identities. The case of korean community in Argentina

Mirta Bialogorski *

* Universidad de Buenos Aires - Puán 470 - CP 1406 - Ciudad de Buenos Aires / Museo de Arte Popular José Hernández - Avda. del Libertador 2373 - CP 1425 - Capital Federal - Buenos Aires - Argentina. Correo Electrónico: mirtabialo@yahoo.com

RESUMEN

Esta ponencia surge de un trabajo de tesis doctoral que se centra en la construcción de la significación de una experiencia inmigratoria, que toma por caso la inmigración coreana en la Argentina. En esta oportunidad me interesa dar cuenta de esta investigación focalizando en el proceso de configuración de la identidad del grupo coreano en cuanto minoría étnica. Dicha investigación parte de una perspectiva antropológica basada metodológicamente, en la semiótica cognitiva y en una orientación del análisis del discurso.

Palabras Clave: Inmigración; Identidad; Grupo étnico; Semiótica.

ABSTRACT

This article was born from a doctoral thesis that focus on the meaning construction of a migratory experience. In this occasion the Korean immigration experience in Argentina is analyzed through the configuration process of the Korean group identity as an ethnic minority. This research departs from an anthropological perspective and, from a methodological point of view it follows the discourse analysis lines as well as cognitive semiotics.

Key Words: Immigration; Identity; Ethnic group; Semiotics.

Esta ponencia surge de un trabajo de tesis doctoral centrado en la construcción simbólica de una experiencia inmigratoria, que toma por caso a la comunidad coreana establecida en la Argentina (Nota 1). Si bien su presencia data de 1965, fue hacia fines de los años 80 el momento en que, principalmente en Buenos Aires, comenzó a hacerse visible. Y ello, porque tal presencia empezó a ser enunciable en los discursos de diversos sectores de la sociedad (comerciantes, docentes, vecinos, funcionarios) y en particular, en los medios de comunicación masivos que la identificaron como el "fenómeno coreano", la "ola amarilla" o la "invasión coreana". Se iniciaba de este modo, la génesis de múltiples representaciones e interpretaciones en torno a esta inmigración, es decir, el proceso de construcción de su significación en cuanto fenómeno social en el contexto argentino.
Si bien no fue numéricamente significativa (la instancia de mayor flujo no superó las cuarenta mil personas) esta presencia resultó de alto impacto sobre todo, entre los porteños.
La mayor parte de los inmigrantes coreanos se concentró en el barrio de Flores Sur, en la Capital Federal. En cuanto al área laboral se incorporaron al ámbito comercial y al de la pequeña y mediana empresa textil, fundamentalmente familiar instalando sus talleres y comercios en dicha zona y en el barrio de Once.
La actividad textil se constituyó en dominante para el grupo ya que comprometió en ella a la mayor parte de sus miembros y afectó de una u otra forma, la vida y las decisiones a nivel intra e intercomunitario. Fue una actividad que funcionó como articuladora entre el grupo y la sociedad mayoritaria.
Este tipo de inserción generó redes diversas de interacción no sólo con los argentinos sino con otros grupos minoritarios, sobre todo, con comerciantes de origen judío y con inmigrantes bolivianos con quienes el contacto ya se había establecido a nivel laboral y vecinal desde el inicio de la vida del grupo en Buenos Aires, en particular desde su instalación en una villa de emergencia, la Villa 109 (Barrio Rivadavia)
Era notorio que se trataba de un grupo con una fisonomía, un idioma y una cultura marcadamente distintos a los del escenario receptor. Sus rostros, su lengua, sus hábitos laborales, sociales, religiosos, alimenticios y sus proyectos de vida en este país, despertaban tanta curiosidad como desconfianza.

LA APROXIMACIÓN AL TEMA

En el año 1989 inicié una investigación sobre la inmigración coreana con el objetivo de acceder a la significación que adquiría este fenómeno en la sociedad argentina, entendiendo por significación al conjunto de las múltiples interpretaciones elaboradas por los distintos actores sociales intervinientes en dicho proceso, materializadas en sus respectivos discursos (Nota 2). Esto exigía un doble abordaje. Por un lado, establecer las interpretaciones que realizaban de su experiencia en la Argentina los miembros de la propia comunidad y por otro, la construcción que de dicha experiencia efectuaban los integrantes del contexto argentino en contraste con las anteriores.
Consideré la noción de discurso como acontecimiento, es decir, como el efecto de una dispersión de enunciados (Nota 3) que construyen objetos, significados, conceptos (Foucault, 1970) y cuya organización nos remitiría a las formaciones discursivas (Nota 4) vigentes en la comunidad coreana y en la sociedad argentina. Concretamente, como una práctica social "con eficacia para la efectiva producción y/o reproducción del conjunto de representaciones perceptuales e interpretaciones conceptuales vigentes en una sociedad en un momento dados, soporte material asimismo, de las operaciones cognitivas que vinculan unas y otras" (Magariños de Morentin 1996:252).
Como herramienta analítica, recurrí a la semiótica de enunciados (Magariños de Morentin,1993,1996,1998) (Nota 5) cuyas operaciones provienen de una síntesis entre la semiótica cognitiva (Nota 6) y el análisis de discurso (Nota 7)
Si bien en ese trabajo tomé sólo el aspecto verbal, entendemos la noción de discurso como una intersemiosis de lenguajes ( icónico, indicial y simbólico) (Peirce, 1931/1965) que construye el universo de las significaciones (Nota 8)
Partimos de la idea de que el mundo en el cual está inmerso el hombre, acerca del cual habla y al hablar del cual se construye a sí mismo, construye a los demás y es construido por los otros, es un mundo ya interpretado a partir de alguna de las materias primas semióticas disponibles (Nota 9)
El inmigrante coreano se encuentra pues, en su nueva situación con una multiplicidad de discursos frente a los cuales por aceptación, rechazo o transformación construirá sus propias interpretaciones, sus propios mundos semióticos posibles (Magariños de Morentin, 1996) (Nota 10) y de esta manera, su identidad.

IDENTIDAD: UNIDAD Y PLURALIDAD

En la investigación de referencia, la finalidad era identificar el conjunto de rasgos y relaciones con los que resultaba configurado este fenómeno inmigratorio, lo que me permitiría establecer las modalidades de inserción e interrelación de la comunidad coreana en ámbitos diferentes del escenario argentino actual, con sus zonas de proximidad, distancia o ruptura y llegar así, a un modelo no apriorístico de la identidad de este grupo .
Entendemos en este trabajo por identidad, el conjunto de efectos de significación que un grupo social produce acerca de sí mismos (construcción de las imágenes endógenas), acerca de los demás (construcción de las imágenes exógenas) y acerca del vínculo con el entorno (imágenes del vínculo) (Nota 11). Lo que configura la identidad del grupo coreano es pues, todo aquello que va construyendo su discurso y la manera en que lo va construyendo.
A efectos de que el tratamiento de la información no estuviese ya sesgado por consideraciones subjetivas de la investigadora o por categorías teóricas previas, no partimos de modelos apriorísticos que establecen de antemano el tipo de relaciones a indagar sino de operaciones que, al construir significados, abren la posibilidad al encuentro de nuevas relaciones (Nota 12) Nos referimos concretamente a las categorías planteadas en los Estudios Étnicos (Nota 13) tales como etnicidad, grupo étnico e identidad étnica.
La pregunta que nos formulamos era hasta qué punto el centrarnos en dichas categorías nos permitiría abordar la cuestión de la unidad y de la pluralidad hacia el interior del grupo en estudio.
Es importante aclarar que la pluralidad a la que nos referimos no es sólo la que alude al reconocimiento de una multiplicidad de conjuntos sociales conviviendo en un mismo escenario que los incluye como entidades diferentes (unicidades) sino la que reconoce un juego de diferencias en el seno de cada una de tales entidades.
En el caso concreto de la comunidad coreana hemos podido observar que en la configuración de las imágenes endógenas, exógenas y del vínculo el grupo aparece efectivamente, constituyéndose a sí mismo desde un lugar de minoría étnica y culturalmente diferenciada de la mayoría y de otras minorías migrantes. Las diferencias con el exogrupo las marcan en función de la construcción de una homogeneidad racial y cultural, que implica la lengua, los rasgos fenotípicos, ciertos valores y una "mentalidad típica" asociados a una herencia cultural y a una identidad considerada esencial.
Respecto de la inserción en la estructura productiva, se reconoce y resalta la priorización de la dimensión familiar y comunitaria con la confluencia de recursos materiales y étnicos (Light y Bonacich,1977), conformando una imagen de cohesión en el nuevo escenario.
La presentación de la comunidad coreana ante la sociedad mayoritaria como altamente organizada a nivel institucional (laico y religioso) y, en particular, la manera de posicionarse colectivamente al referir a su inserción en la estructura económica del país en tanto clase media comerciante y profesional, conforman junto con los rasgos mencionados más arriba, una imagen que bien podría aproximarla a la categoría de grupo étnico integrando una concepción amplia de la etnicidad, en algunos elementos de sus distintas versiones - primordialista, instrumentalista, materialista y/o formalista- (cfr. Briones 1998) (Nota 14) Así, por ejemplo, cuando los comerciantes coreanos describen su interrelación con comerciantes a quienes identifican como judíos y no como argentinos de ese origen (siendo ya tercera generación), puede verse cómo el contraste lo efectúan en tanto miembros de una colectividad que se auto- percibe y percibe a esos otros en términos corporativos, enfatizando la puesta en marcha de mecanismos que apelan a solidaridades particularistas y familiares (cfr. Bialogorski y Bargman 1995).
Sin embargo, en cuanto los miembros de la comunidad coreana comienzan a construir estos y otros aspectos relacionados con su concreta vivencia como grupo inmigrante en el ámbito argentino (la comunicación, las vinculaciones sociales y laborales) se advierte el proceso de dispersión y comienzan a desdibujarse y relativizarse aquellos rasgos y por lo tanto, la percepción de una imagen identitaria unitaria.
A dicha imagen identitaria se contrapone la configuración de una identidad plural que emerge de formaciones discursivas simultáneamente vigentes y contrastantes en que se registra una construcción recurrente de la diferencia y la heterogeneidad hacia la interioridad del grupo.
Constatamos pues, que prevalece un contrapunto entre una comunidad que se percibe como homogénea y otra que se describe atomizada en múltiples haces de diferencias. Observamos que frente a un discurso que construye una imagen de comunidad cohesionada en torno al trabajo, a la familia y al mercado intracomunitario, se advierten formaciones discursivas simultáneas que resquebrajan esta imagen de unidad basada en la pertenencia étnica y sus lealtades.
Se enfatizan actitudes como la competencia intragrupal exacerbada y hasta autodestructiva; el cuestionamiento a la especialización en un solo rubro de la actividad económica; el rechazo a la participación de los jóvenes en la empresa familiar y la necesidad de una apertura hacia la sociedad mayoritaria. El deseo de explorar nuevos ámbitos de inserción y desarrollo personal fuera de la comunidad de origen y fuera a su vez del contexto argentino, la autopercepción de un grupo en permanente movimiento (virtual o concreto) y la alusión a la búsqueda de beneficios y metas individuales una vez alcanzado determinado nivel de progreso material ligado a la vez, a una actitud de descompromiso hacia la comunidad de origen, señalan líneas que atraviesan una imagen de homogeneidad fundada en una concepción étnica de la experiencia, para vincularse con discursos vigentes más allá de las fronteras del grupo.
Con relación al ámbito organizacional, a una imagen de grupo cohesionado en torno a instituciones religiosas y laicas se opone la de uno altamente segmentado que alude a un número de asociaciones civiles e iglesias comunitarias considerada desproporcionalmente elevada respecto de la dimensión del grupo. Proliferación que se vincula no sólo con la necesidad de recrear ámbitos de socialización y de generar espacios de poder que devuelvan al inmigrante un reconocimiento social perdido en el desplazamiento, sino sobre todo, que se asocia con una multiplicidad de intereses comunitarios contrapuestos.
En un análisis más abarcativo que por razones de espacio no podemos incluir, hemos también observado fragmentaciones configuradas en la construcción de determinadas entidades sociales como cultura, inmigración, familia, lengua y educación. En cada una de ellas, con sus conceptos asociados referidos al endo y al exogrupo, advertimos el establecimiento de un juego entre: particularismo /integracionismo (total o parcial), compromiso/ descompromiso con el país receptor/ con la comunidad de pertenencia (total o parcial), con otros contextos virtualmente receptores (total o parcial), participación /aislamiento en la sociedad argentina /en la propia comunidad (total o parcial), individualismo /colectivismo (en la búsqueda de beneficios) (total o parcial).
Es decir que, en la mayoría de los testimonios coreanos, hemos notado que no se trata únicamente de opiniones contrapuestas sino de un gradiente que se va desplegando de un extremo a otro demarcando puntos de mayor o menor proximidad o distancia tanto respecto del argentino como del propio grupo de pertenencia.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Como resultado de estas construcciones, hemos podido acceder a un modelo de la identidad plural del grupo coreano en la Argentina, en un momento determinado de su historia. Un modelo construido a posteriori al que arribamos a partir del análisis implementado y no de categorías previas. Una identidad que no es coherencia sino dispersión, producto de las posiciones que los sujetos van tomando en el contraste con el otro materializadas en sus respectivos discursos y que implican maneras diferentes de construir un mismo fenómeno.
Convendría hablar entonces, de identidades plurales que se recortan hacia la interioridad del grupo coreano como tal. Identidades plurales que contrastan con las identidades también plurales que se conforman en el seno de los diversos conjuntos sociales que constituyen el escenario argentino. No hablamos por lo tanto, de la diferencia de cada grupo como unidad, entre sí y con la sociedad mayor, sino más bien de juegos de diferencias que adquieren sentidos y significados diferentes que especifican cada par relacional.
Estas identidades son a su vez, relacionales en cuanto producto de la interrelación de discursividades que configuran las imágenes propias, de los otros y del vínculo y diferenciales, en cuanto toda construcción identitaria en la interacción social, supone un contraste con un otro distinto, en términos de que no hay identidad sin diferencia (Nota 15)
Quienes construyen las identidades no siempre lo hacen con los mismos elementos ni enfrentando el mismo discurso del otro. Las identidades así producidas no se establecen de una vez y para siempre, se van transformando en tanto van cambiando las formaciones discursivas y el juego de relaciones entre ellas, lo cual es posible ver en correlación con cambios históricos y acontecimientos sociales.
En nuestro caso particular, la dispersión de intereses que hemos constatado respecto del inmigrante coreano nos estaría mostrando la emergencia de una nueva mentalidad del inmigrante. Un inmigrante con contradicciones, distanciamientos, rupturas que lo apartarían tanto de una explícita voluntad de mantener la cohesión cultural originaria como de un explícito compromiso con el contexto (coyunturalmente) receptor.
Es posible señalar que las fragmentaciones registradas en la comunidad coreana tienden a diluir la percepción de una adscripción a una identidad étnica concebida como homogénea o de una cohesión en torno a factores étnicos. En su universo simbólico aparece la idea de una comunidad futura desagregada con sus miembros integrados en tanto sujetos individuales, al contexto argentino (o a otros contextos de inmigración alternativos) Cuando se enfatiza la variable étnica como determinante de la cohesión se la menciona como ineludible en las primeras etapas de la inmigración ligadas a una inseguridad a nivel individual que encuentra contención en la comunidad de pertenencia. Vinculada al momento actual, más de 35 años después, en cambio, es dicha como un problema a resolver y superar en el futuro.
Estas conclusiones parecerían contradecir la idea de un posicionamiento de la comunidad coreana como minoría que reivindica su identidad. Registramos sin embargo, un discurso que manifiesta esta preocupación y la relaciona con un accionar concreto de defensa de la propia cultura. Pero también hay un decir que resalta la necesidad imperiosa de una integración. En ambos casos, se sostiene una noción esencializada y homogénea de las nociones de identidad y de cultura.
Entre estos dos extremos, encontramos matices y modulaciones que rompen con esta visión e introducen la idea de proceso de construcción de nuevas formas culturales (Nota 16) e identitarias que desnaturalizan tales conceptos y que no adhieren como veíamos anteriormente, a una identificación plena ni con el endogrupo ni con la sociedad mayoritaria.
Señalemos para finalizar que, desde el punto de vista de un análisis acerca de los procesos de identificación e interacción entre minorías étnicas entre sí y con la sociedad mayoritaria en determinado tiempo y lugar, resulta de importancia un registro y reconocimiento de los mecanismos cognitivos con que unos y otros construyen su universo cultural y en consecuencia, sus identidades plurales. Creemos que ello posibilitaría un tipo de conocimiento que permite ampliar y hacer más eficiente la comunicación al evitar el riesgo de considerarlos como entidades homogéneas lo que ocurre cuando se toman como representativos aquellos discursos que en un momento dado se constituyen como hegemónicos (Cfr D.Juliano,1998) (Nota 17) y cuando se dejan a un lado la dispersión y sus transformaciones.

NOTAS

1) El trabajo de tesis doctoral se denomina "La presencia coreana en la Argentina: la construcción simbólica de una experiencia inmigratoria" y fue presentado en la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (2002).
2) Existen diversas acepciones para la noción de significación en la teoría semiótica, "producción de sentido", "sentido producido", "sentido articulado" (cfr. J. Greimas y Courtes (1979), pero la definición por la cual optamos en este trabajo es una noción operativa que busca establecer cómo a partir de un conjunto de rasgos materializados en el discurso se construye el significado de un determinado fenómeno social. Se distancia así de la "significación conceptual" entendida como aquélla valoración que viene predefinida desde distintos "sistemas simbólicos", enfoque que al sostener que la verdad y la falsedad están establecidas a priori, conduciría a un análisis hermenéutico de todo texto y de la interpretación que se le atribuye (Magariños de Morentin, www.archivosemiótica.com ).
3) En El orden del discurso (1970:47-9) Michel Foucault sostiene que "los discursos deben tratarse primeramente como conjuntos de acontecimientos discursivos...". El acontecimiento discursivo "consiste en la relación, la coexistencia, la dispersión, la intersección, la acumulación, la selección de elementos materiales; no es el acto ni la propiedad de un cuerpo; se produce como efecto de y en una dispersión material" .
4) Con respecto a la noción de Formación Discursiva, Michel Foucault en La arqueología del saber (l973:62) la define "el sistema de dispersión de enunciados cuando entre sus objetos, tipos de enunciación, conceptos, elecciones temáticas, se puede definir una regularidad (un orden, correlaciones, posiciones de funcionamiento, transformaciones)".
5) La semiótica de enunciados se relaciona con "la exploración de las condiciones linguísticas de producción (Courtine 1981:19) del significado de un término estableciendo algunas reglas elementales para la configuración de las relaciones semánticas, contrastativas y dialécticas que una palabra mantiene con otras palabras (en los enunciados) o con determinadas secuencias de palabras (en los conjuntos y las redes de enunciados)" (Magariños de Morentin 1993:7).
6) La semiótica cognitiva (Langacker 1987, 1991; Jackendoff 1983,1987,1993) permite dar cuenta de los procesos de producción de la significación en función de tres supuestos fundamentales: a. no hay semántica sin sintaxis; b. todo lo efectivamente dicho se corresponde con una posibilidad de decirlo preexistente y c. estas posibilidades de decir no son individuales sino que se comparten con la comunidad a la que pertenece el productor del texto (;agariños de Morentin, 1996).Cuando hablamos de cognitivismo nos referimos a las Ciencias cognitivas que se desarrollan en los Estados Unidos a partir de la década de 1960 (cfr. Gardner 1996, 1987).
En la actualidad un Grupo de Investigación Interdisciplinario reunido en la Association pour la Recherche Cognitive de la Univesidad francesa de Poitiers, está desarrollando un programa sobre Producción verbal y resolución de problemas, a partir de una posición constructivista que procura caracterizar el proceso cognitivo a partir de recuperar operaciones cognitivas en producciones linguísticas. El análisis realizado sobre marcadores linguísticos se aproxima a los desarrollos de la Metodología semiótico-constructivista y es también análogo al programa metodológico de Foucault (1972).
7) La orientación de análisis de discurso por la que optamos es una metodología cualitativa cuyo objetivo consiste en establecer el contenido semántico de los conceptos correspondientes a los términos efectivamente utilizados en determinados textos, cuyo análisis se considera de interés para el investigador. Proviene, por una parte, del estructuralismo norteamericano, a través de los continuadores de la obra de Harris (1954) y por otra, de la escuela francesa de análisis del discurso originada en los trabajos linguísticos de Pecheux (1969, 1975) y en las reflexiones sobre epistemología de la historia y crítica del discurso de Foucault (1969, 1971), todo ello continuado por linguistas, sociólogos y politicólogos vinculados a la Revista Langages. En sus aspectos más actuales se basa en los desarrollos de la lingüística cognitiva realizados, entre otros por Jackendoff (1983, 1987, 1993), Langacker (1987, 1991), Lakoff & Johnson (1980) y Lakoff (1987) Fundamentalmente, se diferencia del análisis de contenido al no admitir conocimiento a priori de ninguna clase en cuanto al contenido semántico del lenguaje, sino que se propone explicar respecto de cada término, de qué modo construye tal contenido o significación en función de su uso en el contexto material en el que aparece (Magariños de Morentin 1998:234-6).
8) Si bien en mi investigación he tomado únicamente el aspecto verbal del discurso entendemos que el origen de toda verbalización es una intersemiosis de lenguajes. Cabe aclarar que lo que hace perceptible e identificable a cualquier fenómeno que emerge es el hecho de ser enunciable en alguna de las semiosis vigentes (indicial, visual, verbal) La semiosis verbal dice a todas esas otras pero esto no significa que aquéllas no existan con eficacia fuera de la palabra.
9) Desde este enfoque consideramos que ningún fenómeno social debe ser visto como un dato a priori, como un fenómeno en sí, pues una vez captado por el investigador, al describirlo ya lo ha interpretado en alguna de las semiosis. Este trabajo se inscribe en una perspectiva constructivista que tiene sus antecedentes en distintas líneas de trabajo: en la Sociología del conocimiento científico (Berger y Luckman l966); en la Lingüística (Whorf y Sapir l956); en Etnometodología (Sacks 1963, Garfinkel 1967); en la Semiología (De Saussure 1972 y Barthes 1977) y en el Posestructuralismo (Lyotard 1984, Derrida 1976 y Foucault 1972) (cfr. Potter (1998) Estudios más recientes que provienen de la Filosofía, la Lingüística y la Sociología, preocupados por explicar el modo en que existen los hechos sociales como los de Searle (1997), Potter (1998), Bourdieu (1997) pueden encuadrarse asimismo, con diferencias y matices, en esta perspectiva.
También podemos hablar, desde este enfoque, de un constructivismo respecto de los hechos científicos, ya que tampoco son dados ni tienen una existencia independiente de los sujetos, de sus prácticas y de sus aparatos cognoscitivos y herramientas conceptuales. "La tesis constructivista fundamental es que el contenido del conocimiento y de las teorías científicas está determinado por el marco conceptual o el paradigma que comparten los miembros de una comunidad, el que presuponen en sus prácticas y en sus aproximaciones a la realidad para conocerla y para interactuar con ella" (Olivé 1999:115) (cfr. Gardin 1987).
10) La noción de "mundos semióticos posibles" se refiere a "aquel conjunto constituido por un texto y sus posibilidades de interpretación que tienen a su disposición (con relativa permanencia) o que construyen (coyunturalmente) los integrantes de una determinada sociedad" (Magariños de Morentin 1996:432). En tanto "mundo posible", este concepto proviene del campo de la Lógica modal. Según Hughes y Creswell (1973:73) el término "mundo" hace referencia a un estado de hechos concebible o imaginable. Y "mundo posible" a un mundo (un estado de hechos concebible o imaginable) que se da a partir de otro: son las variaciones posibles a partir de una estructura determinada (Hughes y Creswell l973) Ver también Hintikka (l969); Partee (l989); Kuhn (l989); Eco (1989).
11) Denominamos imágenes exógenas aquéllas en las que, en el discurso del propio coreano, adquiere peso predominante la construcción del otro no coreano, tanto en referencia al nuevo contexto ("la Argentina" genérica) como a sus habitantes ("los argentinos") y sus actividades, sus "formas de ser y existir" configurando de este modo, la imagen coreana de una identidad argentina.
Denominamos imágenes endógenas, aquéllas que emergen en el discurso coreano en las que, por el contrario, predomina la construcción que realizan los sujetos acerca de sí mismos en relación con su historia, su cultura, sus actividades en su situación actual (de inmigrante en este país) o pasada (en su país de origen) dando cuenta de la configuración de subjetividades.
Finalmente, nos referimos a las imágenes del vínculo como aquellas construcciones que surgen del propio discurso coreano, en las que prevalece la construcción de la interrelación entre coreanos y no coreanos que son tanto argentinos como miembros de otras minorías migrantes, en espacios de contacto necesarios. Es decir, en las que los sujetos se ven a sí mismos actuando y ven actuar a los demás en situaciones concretas. Es en la interacción con los otros sujetos en términos de circunstancias o emociones, o frente a distintos ámbitos (institucionales o no) de la sociedad receptora, en donde se van construyendo las identidades y subjetividades. En este sentido es que afirmamos que los sujetos no hablan ya sólo de sí mismos ni de los otros sino de la relación. Si bien emergen las subjetividades no obstante, respecto de las imágenes endógenas y exógenas enfatizamos en esta perspectiva, el predominio en la construcción de la conexión, o sea, en la construcción de la imagen del vínculo.
12) Hablamos de un enfoque fundamentalmente operativo en el sentido de que hemos ido construyendo categorías a partir de que eran efectivamente identificables y relacionables en el discurso.
Las operaciones pueden entenderse en dos niveles: a. por un lado, son las operaciones cognitivas concretas que producen los entrevistados al ir construyendo el texto y las asociaciones que efectúan (comparar, contrastar, aceptar, rechazar, añadir, separar). Pero también hablamos de operaciones en otro nivel en tanto asociaciones, contradicciones, proximidades, distanciamientos respecto de códigos conceptuales vigentes en una sociedad determinada que no son iguales para todas las sociedades y todas las épocas y que permiten construir los objetos (discursivos) (Foucault, 1973) Recurrimos además, al contraste, operación analítica que relaciona las marcas perceptuales identificadas en determinado discurso social con las marcas perceptuales identificadas en otro discurso social contemporáneos al primero. El contraste entre las marcas de tales discursos contemporáneos contrapuestos confiere a las representaciones/interpretaciones producidas y/o reproducidas en uno de tales discursos su específico significado diferencial (Magariños de Morentin, 1996).
13) Los Estudios Étnicos adquieren su auge en la década de 1970 en Europa, los Estados Unidos y Latinoamérica, a partir de las ya clásicas obras de Fredrik Barth (1969), M.Weber,1969, Clifford Geertz (1973), Natan Glazer y Daniel Moynihan (1963) (Cfr C.Briones,1998)
14) De modo muy esquemático podemos decir que los enfoques primordialistas de la etnicidad refieren a los lazos de raza, lengua, religión, costumbres, región que ligan a los miembros de un grupo. Los enfoques instrumentalistas de la etnicidad son aquellos que la conciben "como un arma para la competencia social, como un factor que por lo tanto es político, contingente, situacional y circunstancial" (Briones 1998:79) Los enfoques materialistas la vinculan con etnia y clase. Los enfoques formalistas consideran a los grupos étnicos como categorías nativas de adscripciones e identificación y no como unidades discretas recortadas a partir de rasgos culturales (Cfr. Briones, op.cit.).
15) Dentro del campo antropológico los procesos de interacción étnica se definen ya desde los años 70, como oposición de identidades contrastativas en el marco de sistemas sociales particulares (Barth 1969; Cohen 1974; Cardoso de Oliveira 1976) El carácter contrastativo puede plantearse a partir de oposiciones (Barth y de Cardoso de Oliveira,ibid.), de contradicciones (Vázquez,2000) o bien de operaciones, como en nuestro caso.
16) En este sentido, hay quienes proponen recurrir a la noción de hibridaciones culturales (N.García Canclini, 1989,1999).
17) La problemática de las minorías inmigrantes, al igual que la de otras minorías, se inscribe actualmente en los discursos sobre multiculturalismo uno de cuyos ejes fundamentales es el debate sobre los derechos a la diferencia y a la participación en las sociedades nacionales (Cf Kymlicka,1996; Ch.Tylor, 1993; Olivé 1999 )
Aún considerando que existen distintos modelos de multiculturalismo que dan lugar no obstante, a fuertes controversias (Cf Ch.Tylor, 1992; F.Jameson,1998; S.Zizek,1988), habría quizás que preguntarse hasta qué punto no suponen una noción de identidad que no sólo ignora las diferencias hacia el interior de las minorías étnicas en este caso, sino que las considera como unidades fijas y por lo tanto imposibilitadas para la intercomunicación, propendiendo a políticas que cristalizan esta situación.

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