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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.32 San Salvador de Jujuy ene./jul. 2007

 

Cardonal: una aldea formativa entre los territorios de valles y Puna

Cardonal: a formative village between the territories of Puna and valleys

M. Cristina Scattolin - Lucas Pereyra Domingorena - Leticia I. Cortés - M. Fabiana Bugliani - C. Marilin Calo - Andrés D. Izeta y Marisa Lazzari*

* Museo Etnográfico - Moreno 350 - CP 1091 - Buenos Aires - Argentina.
Correo Electrónico: cris@netverk.com.ar

RESUMEN

En el Noroeste Argentino prehispánico, la interacción entre las sociedades establecidas en la Puna, los Valles y las Yungas ha sido ampliamente documentada y aceptada. Al mismo tiempo, sin embargo, la idea de interacción basada en esta particular configuración ecológica ha promovido la construcción de una imagen segmentada de los procesos sociales locales. A partir de los trabajos arqueológicos que se vienen realizando en el sitio formativo 'Cardonal' (valle del Cajón, Catamarca) y del análisis preliminar de los materiales allí recuperados se plantea un cuestionamiento a ciertas clasificaciones culturales tradicionalmente mantenidas en nuestra disciplina que promueven la percepción de diferencias acentuadas en el conjunto de los rasgos culturales a la par de la existencia de discontinuidades geográficas.

Palabras Clave: Formativo; Interacción; Noroeste Argentino.

ABSTRACT

During prehispanic times, the interaction between societies settled in the Puna, Valles and Yungas environments in North Western Argentina has been widely documented and consequently accepted. However, at the same time, this idea of interaction based on particular ecological configurations has promoted the construction of a segmented picture of the local social processes. Recent archaeological work at the Formative site 'Cardonal' (Cajón Valley, Catamarca) and preliminary analysis of recovered materials questions certain traditional cultural classifications which promote the perception of accentuated differences in cultural traits along with the existence of geographical discontinuities.

Key Words: Formative period; Interaction; North Western Argentina.

INTRODUCCIÓN

En los estudios arqueológicos del Noroeste Argentino uno de los tópicos más frecuentados es el de la interacción, que en tiempos prehispánicos habría ocurrido entre las Yungas, los Valles y la Puna. Efectivamente, numerosas evidencias dan cuenta de la extensa circulación e intercambio de bienes exóticos pero también de productos básicos entre comunidades asentadas a lo largo de las costas del Pacífico chileno, los territorios puneños, los valles y las selvas occidentales del Noroeste Argentino (e.g. Albeck 1994; Núñez y Dillehay 1978; Lazzari 1999a, 1999b). Esta situación, por otro lado, ha estado en la base de varios modelos interpretativos (e.g. caravaneo, movilidad giratoria, etc.) aplicados al desarrollo del área surandina (Browman 1980; Núñez y Dillehay 1979).
Esta visión dinámica de las sociedades prehispánicas, sin embargo, coexiste con otra postura más tradicional que segmenta en 'áreas culturales' compartimentadas la variabilidad material existente a partir de establecer discontinuidades en la similitud de determinados rasgos. Esta perspectiva parte del supuesto de que los límites entre estas 'áreas culturales' estarían dados por la menor interacción social existente entre ellas que dentro de ellas. En este sentido, mientras que algunos se inclinan por la idea de que la similitud cultural refleja grados de interacción social, otros en cambio, han tratado de investigar bajo qué condiciones las discontinuidades culturales marcadas se relacionan con los límites de grupos étnicos (Hodder 1982), es decir, han buscado ahondar en el conocimiento de dichos límites a fin de determinar si la similitud cultural puede ser interpretada como un reflejo de la interacción existente o si, por el contrario, son otros los factores que están interviniendo en la producción de dicha similitud (Hodder 1982).
Así como cierta similitud en la cultura material sustenta la existencia de relaciones sociales, la presencia de objetos extraños a las tradiciones locales o la ocurrencia de materias primas foráneas constituye otro indicador fundamental de interacción entre sociedades prehispánicas. Ambos casos plantean además interesantes cuestiones respecto de asuntos menos abordados, como la 'evocación material´ de lazos sociales a través de su conexión con ciertos lugares y tiempos relevantes, y factiblemente esgrimida en la negociación, reclamo y reproducción de alianzas y obligaciones recíprocas (e.g. Rowlands 1993, Thomas 1996, Lazzari 2005).
Buscando profundizar en la comprensión de estas ideas, desde hace algunos años hemos abordado el estudio de varios sitios al sur de los valles Calchaquíes. En particular uno de ellos, Cardonal, ubicado en la localidad de La Quebrada, al sur del valle del Cajón (Departamento de Santa María, provincia de Catamarca), pareció especialmente apropiado para enfrentar estas cuestiones. La aptitud de este sitio se debe justamente a su particular ubicación en una zona 'transicional' entre espacios ecológicos disímiles (Figura 1). En efecto, Cardonal se emplaza justo al pie de un paso natural que conecta la región puneña y la valliserrana. Esta conveniente localización dentro del paisaje nos sugirió que el sitio pudo haber sido un lugar de importancia en la comunicación y el tránsito entre las poblaciones asentadas en distintas zonas ecológicas durante el período Formativo (600 a.C.- 600 d.C.). En este sentido, es probable que este paso haya constituido una ruta privilegiada de tránsito para aquellas poblaciones asentadas en la Puna sur, como Laguna Blanca, que partiendo desde el oeste, en dirección al este, y a través del valle de Santa María y el valle de Tafí, atravesando el Aconquija habrían alcanzado la vertiente oriental andina o Yungas, y lo mismo en el otro sentido.
Aquí se describen brevemente los trabajos arqueológicos realizados en el sitio Cardonal, se da a conocer parte de los materiales recuperados, y finalmente, a partir del análisis y caracterización de los materiales recuperados, se postula que ciertas clasificaciones culturales tradicionalmente mantenidas en nuestra disciplina pueden ser discutidas a través de la evidencia hallada en el sitio.


Figura 1. Ubicación del área de estudio.

LOCALIZACIÓN Y EXCAVACIONES

Arbustos ralos y pastos de altura cubren de manera intermitente las montañas que delimitan el valle del Cajón. A 3000 metros de altura sobre el nivel del mar, Cardonal se extiende en sentido este-oeste a lo largo de una mesada franqueada por dos pequeños arroyos de curso intermitente. Más de cien estructuras construidas en piedra, de forma circular o subcircular se distribuyen a través de una superficie extensa, pero de fácil recorrido (Figura 2). A primera vista, el sitio presenta un aspecto bastante íntegro, pudiéndose observar numerosos recintos dispuestos en aglomeraciones de distinta densidad. Notable asimismo, es la cantidad de material lítico y cerámico fragmentado que se observa disperso en superficie mientras se transita por las estructuras de este sitio. Un comentario especial merece también la abrumadora cantidad de artefactos de piedra pulida con distintos grados de desgaste, dispersos en el interior de los recintos, formando parte de los muros y puertas e incluso, observados durante la excavación, como calces para hoyos de poste.


Figura 2. Plano de Cardonal.

La percepción que se obtiene de Cardonal a través de su recorrida a pie toma nuevas dimensiones cuando el conjunto de las estructuras es observado a través del plano (Nota 1). En él se destacan aglomeraciones de densidades variables que con fines puramente organizativos han sido individualizadas como 'Sectores' (I al VI). Nuestras tareas de campo tuvieron lugar en el 'Sector I', ubicado en el extremo este del sitio, el cual se encuentra conformado por varios 'núcleos', o conjuntos residenciales más o menos discretos compuestos recintos circulares adosados en número variable. El Núcleo 1 (Figura 3) -elegido para realizar las excavaciones- está compuesto por cinco estructuras circulares claramente identificables en observación superficial (E1 a E5).


Figura 3. Plano del Núcleo 1.

Las tareas realizadas se concentraron en la excavación íntegra de las Estructuras 2 y 3. En la presente descripción nos referiremos principalmente a la Estructura 2 excavada en noviembre 2004 y subsidiariamente a la Estructura 3, trabajada en octubre de 2005, ya que los materiales de esta última están todavía en proceso. En mayo de 2004 la Dra. Joan M. Gero y su equipo habían llevado a cabo la excavación de la Estructura 1. Según sus registros y descripciones, la Estructura 1 fue interpretada preliminarmente como una 'cocina' en razón de la textura y color de los sedimentos, así como de los materiales arqueológicos que evidenciaron la presencia de actividades domésticas (Gero, ms.).
La Estructura 2 se extiende por aproximadamente 20 m2. Fue dividida en unidades de 2x2 metros que a su vez se subdividieron en cuadrículas más pequeñas de 1m2 cada una. La excavación se realizó mediante la extracción de niveles artificiales de 10 cm de sedimento y el mapeo en planta con registro tridimensional de los hallazgos. El piso de ocupación fue delimitado aproximadamente a los 90 cm de profundidad, por la asociación y distribución observada en planta de los materiales cerámicos, óseos y líticos, además del cambio en la coloración del sedimento (Figura 4). Una muestra de carbón recuperada en este piso fue datada por aceleración de partículas y proporcionó una fecha que ubica esta ocupación entre fines del siglo I y la primera mitad del siglo III después de Cristo (AA 67778: 1.878±57 AP; 70 – 220 años cal. AD a un intervalo de confianza de 68.2%; ó 1 a 320 años cal. AD a un intervalo de confianza de 95,4%; d13C = -19,5 ‰).


Figura 4. El nivel de ocupación en la Estructura 2

El análisis tafonómico determinó que el 84,20% de la muestra, de más de 1900 especímenes, posee un grado de meteorización 1 según la modificación efectuada por Todd (1987) a la escala de Berehnsmeyer; en tanto el 15,75% posee meteorización 2 (el 0,05% restante no pudo ser asignado a ninguna categoría). La acción de roedores ha sido detectada solamente en tres especímenes de la muestra, en tanto que no se han registrado evidencias de la acción de carnívoros. De allí que el conjunto pudo haber sido depositado simultáneamente en un período de tiempo relativamente corto, a la vez que nos permite reconocer una alta integridad de la muestra (sensu Binford 1981).
La habitación demostró ser una estructura semisubterránea, parcialmente cavada en la roca de base, lo que se advierte sobre todo en su sección sudeste. La pared está compuesta de varias hiladas de piedras superpuestas sin argamasa. Al final de la excavación, que alcanzó los 100cm de profundidad, pudieron observarse seis pozos circulares cavados en la roca de aproximadamente 50cm de diámetro y de profundidad variable, algunos muy chatos y otros más hondos y bien preparados. Una de estas cavidades, ubicada en el centro del recinto y delimitada por piedras pulidas cuidadosamente trabadas, constituía un "pozo de poste". Este elemento arquitectónico de sostén, también fue hallado en la parte central tanto de la Estructura 1 como de la Estructura 3 (Núcleo 1), así como también en el interior del recinto 14 del Sector I, detectado durante la excavación de un sondeo de prueba (PP13).
Un semianillo parcialmente constituido por roca y arcilla endurecida por el fuego y adherida a la roca de base apareció entre el poste central y la entrada de la habitación y podría corresponder a un fogón parcialmente destruido.

MATERIALES Y CONTEXTOS

El material recuperado en la Estructura 2 correspondió mayoritariamente a fragmentos cerámicos (2231 tiestos) de los cuales el 78% (1744 tiestos) pertenece al grupo ordinario y el 22% restante al fino (487). Mientras que los fragmentos de las capas superiores (primeros 70cm) se encuentran en estado de gran fragmentación y erosión, en el piso de ocupación se destaca la presencia de al menos dos ollas ordinarias de cocina o almacenaje fragmentadas pero reconstruibles, y al menos cinco recipientes finos (4 semicompletos) que se individualizan entre el resto de los fragmentos menos diferenciados (Figura 5):


Figura 5. Algunas cerámicas de Estructura 2. (a) Jarrito modelado e inciso, (b) cuenco rojo-negro pulido, (c) vasija modelada, (d) botellón, (d) fragmento Vaquerías.

a. una vasija efigie modelada e incisa con motivo de 'quirquincho'
b. un cuenco liso pulido entre rojo oscuro y negro
c. una vasija restringida con cuerpo globular, pulida, de base semiplana y pasta amarillenta, con un pequeño modelado en el cuerpo
d. un botellón pulido incompleto de color amarillento
e. y un fragmento de recipiente abierto de estilo Vaquerías policromo

La vasija efigie (a) puede ser considerada estrechamente afín al estilo Candelaria de las Selvas Occidentales (Heredia 1974). Por la aplicación de modelados decorativos también la vasija de pasta amarilla (c) presenta afinidades con otros hallazgos característicos de las Yungas. El cuenco de tonalidades de rojo a gris oscuro (b) exhibe similitudes con cierta modalidad que se presenta con frecuencia en sitios de la Puna como Antofagasta de la Sierra e inclusive en Chile (Olivera 1991, 1997). Por su parte, como se adelantara en la discusión inicial, el estilo Vaquerías representado en el fragmento de vasija (e) se reconoce como un indicador fuerte de interacción, una especie de 'estilo viajero' debido a su diseminación por una amplia extensión del área andina meridional (González y Baldini 1989). Hay, además de estas piezas destacables, una cantidad considerable de fragmentos similares al tipo Tafí monocromo rojo de la vertiente oriental del Aconquija.
Con excepción de los fragmentos Vaquerías de éste y otros recintos, un preliminar análisis de las matrices de arcilla tanto en piezas finas como también en el conjunto ordinario, indica que las pastas de la mayoría de las piezas, podrían ser de confección local, a pesar de que estilísticamente los modos y motivos decorativos refieran o evoquen a la vertiente oriental andina.
Otros materiales presentes en abundancia fueron los artefactos y desechos de talla lítica: en general, rocas volcánicas, andesitas y obsidianas. Asimismo se recuperaron siete puntas de proyectil talladas (Figura 6): una probablemente de basalto, cuatro de obsidiana y otra de una roca volcánica gris no identificada. Los diferentes colores y texturas de las obsidianas indicarían su procedencia de al menos dos o incluso tres distintas fuentes de procedencia puneñas. Las translúcidas, podrían provenir de la cantera de Ona o de otra fuente aún no identificadas, mientras que una única punta negra opaca podría corresponder a la cantera de Cueros de Purulla o quizá a Archibarca, todas localizadas en la Puna Sur (Yacobaccio et al. 2003, 2004, Haber com. pers.).


Figura 6. Puntas de proyectil y un artefacto aguzado (inf. der.) de diversas materias primas.

Como ya hemos comentado, se destaca asimismo la cantidad y variedad de instrumentos confeccionados por la técnica de piedra piqueteada y pulida: manos, molinos planos, morteros, yunques, pilones, pulidores, etc. La mayoría de ellos fueron identificados como artefactos de molienda activos y pasivos. Estos instrumentos se encuentran en diferentes estados de conservación, a veces fracturados y en general, muy desgastados. En total, durante la excavación de la Estructura 2 se registraron 76 artefactos de piedra pulida, en tanto otros 84 artefactos similares proceden de la Estructura 3.
Otro hallazgo poco común ocurrido solamente en la Estructura 2 lo constituyen 23 fragmentos de barro cocido cuya superficie presenta impresiones de cestos -e incluso, probablemente también improntas de telas- (Figura 7). El material con el que los cestos han estado en contacto y sobre el cual han dejado su huella, son sedimentos que han sufrido un proceso de desecado o cochura breve o insuficiente, posterior al contacto con el cesto y al parecer no intencional. Dicho proceso bastó para otorgarle cierta consistencia, de manera que se conservara la impronta y permitiera su recuperación.


Figura 7. Improntas de cestería.

Todos estos fragmentos se hallaron concentrados en los niveles 4 y 5 de la Estructura 2. Sus tamaños varían entre 3 y 15 cm. de largo y algunos de ellos remontan. Varios de los fragmentos dejan ver en la superficie opuesta a la de la impronta marcas de presión o alisado, posiblemente de carácter intencional. Algunos de los de mayor tamaño presentan más de un tipo de cesto impreso o bien impresiones en dos o más caras. En seis de las impresiones es posible observar marcas de arreglos o remiendos efectuados en los cestos en las que generalmente la impronta corresponde a la base de un cesto. En este último caso, así como en otros que no corresponden precisamente a bases de cestos es posible decir que la técnica empleada en su confección es la de espiralado. Otra técnica que por sus características parece más relacionada con los textiles que con la cestería, se encuentra presente en cinco de los fragmentos, en dos de ellos en combinación con impresiones de cestos.
El total de restos arqueofaunísticos recuperados en la Estructura 2 asciende a 1993 (NSP o número de especímenes totales) (Tabla 1). El taxón más representado corresponde a ungulados de tamaño corporal 4 (asignables a camélidos o cérvidos andinos), seguido por el grupo de camélidos (Lama sp). Los dasipódidos (quirquincho) se encuentran representados sólo por placas dérmicas. Se pudo observar un alto grado de acción del calor que alcanzó al 44,86% del conjunto. El 63,87 % de los camélidos, el 82,43% de los restos de quirquincho (placas) y la taruca han sido afectados por termoalteración. En el taxón más frecuente (camélidos) se pudo observar una alta fragmentación, y unas pocas marcas de acción antrópica tales como huellas de corte e impactos. Asimismo, aunque escasa, se ha registrado la presencia de especímenes formatizados, es decir, utensilios de hueso, correspondientes a fragmentos de diáfisis de huesos largos cuya punta ha sido pulida de forma ahusada.

Tabla 1. Composición de la muestra faunística de la Estructura 2

En términos generales esta muestra faunística parece coincidir con el patrón identificado en sitios del sur de los valles Calchaquíes del mismo período tales como Yutopián y Loma Alta (Izeta 2004).
Conjuntamente con las tareas de excavación del recinto, varias muestras de sedimento fueron separadas y sometidas a un proceso de flotación con el objetivo de poder recuperar semillas y otros restos que pudieran ayudar a la identificación de especies vegetales. Asimismo, se recolectaron muestras de la flora local, las cuales están siendo utilizadas en la confección de un herbario regional.
Otras actividades desarrolladas a la par de estas excavaciones estuvieron orientadas a la recolección de arcillas y rocas a fin de obtener una caracterización de la materia prima local que en un futuro, se espera poder utilizar en un estudio de las procedencias que aporte a la determinación de posibles vías de intercambio de vasijas.

CONCLUSIONES

Aunque todavía falta analizar cuidadosamente tanto la cerámica, como los restos líticos y óseos, y vestigios vegetales extraídos por flotación, el Núcleo 1 de Cardonal, dio oportunidad de analizar un piso de ocupación sin demasiada perturbación, y con evidencias de acciones y manufacturas domésticas, es decir, que puede ofrecer indicaciones sobre la organización de las actividades cotidianas y sobre la producción y el consumo de materias primas, consumo de estilos y bienes artesanales, sean locales o foráneos.
En términos de las expectativas de los modelos cronológico-culturales corrientes para el área valliserrana del Noroeste Argentino (González 1963, 1977), los contextos recuperados presentan ciertas combinaciones no usuales para la región, entre ellos, cerámica monocroma roja que normalmente se encuentra en Tafí del Valle, modelados zoomorfos incisos comunes en el área de La Candelaria pero sobre pastas locales, varias modalidades de cerámicas pulidas muy similares a otras usadas en la Puna de Catamarca, y fragmentos de estilo Vaquerías. Estas combinaciones, junto con alfarería de cocción y almacenaje de manufactura local, han sido ubicadas en un sitio con un patrón de asentamiento semejante al que se conoce típicamente como de Tafí del Valle.
Estos inusuales conjuntos de Cardonal iluminan con una nueva luz hallazgos previos poco atendidos que contenían cerámica de estilos normalmente asociados a las Selvas Occidentales pero encontrados dentro del área Valliserrana. Uno de ellos es el de contextos funerarios formativos en el valle del Cajón que también contenían jarras y vasos con decoración de estilo Candelaria (Arena 1975:52). Otro es el de los dos recipientes "de barro negro" de simetría dorsoventral y cuello oblicuo y descentrado, encontrados en el valle de Santa María, e ilustrados muy tempranamente por Liberani y Hernández en 1877, pero que luego pasaron al olvido. Asimismo los enterramientos recientemente reportados para el mismo valle de Santa María (Lo Celso 2004, Scattolin et al. 2005) también involucran cerámica de estilos similares a Candelaria en lugares en donde no se presumía su hallazgo en términos de los modelos históricos más comunes.
Recuérdese también que A. R. González ha descripto el prototipo del estilo Candelaria sobre la base de una vasija escultórica femenina hallada en un enterramiento de Santa María, pero la consideró oriunda de la zona de las Yungas, su supuesta región de origen. Ello queda de manifiesto cuando González aclara que "(e)l vaso ... fue hallado en el valle de Santa María, fuera del ámbito geográfico de La Candelaria" (1977:141). Notablemente, los modelos histórico-culturales corrientes tratan a las cerámicas de estilo Ciénaga y Aguada, como propias del valle de Santa María, y no foráneas, o de presencia anómala, como suponen que son las vasijas de estilo Candelaria.
No obstante, pastas locales con estilos decorativos previamente considerados como foráneos podría ser una clave para entender las manufacturas cerámicas de los sitios que estamos estudiando.
Otro elemento a tener en cuenta es la extensión mayor que la que normalmente se imputa al patrón de asentamiento del tipo encontrado en el valle de Tafí, el cual se ha descrito reiteradamente como de dispersión restringida y con foco de desarrollo circunscrito al mismo valle (Tartusi y Núñez Regueiro, 1993). Antiguas y nuevas excavaciones registran este patrón a lo largo de una larga franja que se extiende desde Tafí del Valle (Berberián 1988), pasando por Los Zazos, Amaicha (Aschero y Ribotta 2004), Caspinchango en el valle de Santa María (Cigliano et al. 1960), Yutopian (Scattolin y Gero 1999) y Cardonal en el valle del Cajón y llegando a la Puna catamarqueña a través de Laguna Blanca y más allá (Krapovickas 1955, Olivera 1997, Haber 1999, Tarragó 1980 y 1989).
La disimilitud o discontinuidad que enfatizan los modelos geoétnicos de tres escalones altitudinales parece diluirse en una extendida faja de variación gradual en la cultura material si se observan los contextos de los sitios con otra perspectiva. Creemos que el estudio de Cardonal podría profundizar esta idea y ajustar los marcadores arqueológicos que nos permitan realizar inferencias sobre la interacción entre poblaciones de diferentes regiones del Noroeste Argentino.

NOTA

1) El mapa inicial de Cardonal fue realizado en 1996 (M. C. Scattolin) y luego se efectuaron correcciones en 2004 (J. M. Gero) y en 2004 y 2005 (Scattolin y equipo).

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