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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versão On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.33 San Salvador de Jujuy ago./dez. 2007

 

Buscando ser en Voy siendo de Estela Mamaní

Looking for to be in "Voy siendo" of Estela Mamani

María Soledad Blanco *

* Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Jujuy - Otero 262 - CP 4600 - San Salvador de Jujuy - Jujuy - Argentina.
Correo Electrónico:soledad_blanco@hotmail.com

RESUMEN

La poesía escrita por mujeres en Jujuy ha cobrado cada vez mayor consideración por parte de los estudiosos de la literatura y del público lector. Estela Mamaní es una de las poetas más reconocidas dentro del campo literario jujeño, a pesar de haber publicado un solo libro: Voy siendo (2001).
¿Cómo podemos abordar la poética de esta autora? Retomando la idea postulada por Roland Barthes (1987), podemos decir que sólo somos fragmentos de un discurso amoroso. De allí que en este trabajo pretendo recoger esos retazos, armar el rompecabezas que el libro de Estela Mamaní propone, analizando algunos de sus poemas, siguiendo las huellas de su andar por las letras.
Y en ese andar, lo que se presenta tematizado es nuestro sentimiento de "ser incompletos". Vivimos separados del mundo; somos navegantes extraños, extranjeros, en un mar en el que no podemos sumergirnos. Este sentimiento de disociación caracteriza la poesía de Estela Mamaní. En ella, el yo lírico intenta superar las distancias mediante la creación literaria. El lenguaje es el ancla.

Palabras Clave: Disociación; Poesía; Ser.

ABSTRACT

The poetry written by women in Jujuy has acquired bigger consideration not only by the specialists of the literature but also by the readers. Although Estela Mamaní published only one book Voy siendo in 2001, she is considered to be one of the most distinguished exponents in the jujeño literary field.
How can we approach the poetry of this author? We must take the idea given by Roland Barthes so we can say that we are only fragments of a loving speech. That's why that in this work I intend to pick up those pieces, to fit together the puzzle that the poetess book proposes to do and to analyze some of her poems, following her steps through her letters.
We can also notice our feeling of "being incomplete". We live separated from the world. We are strange navigators, foreigners, in a sea where we can not submerge. This dissociation feeling characterizes her poetry where the lyric ego tries to overcome the distances through literary creation and the language is the anchor.

Key Words: Dissociation; Poetry; Existence.

INTRODUCCIÓN

En trabajos precedentes he abordado la poesía de otras escritoras, jujeñas o que viven en Jujuy. Mi intención al acercarme a esas obras es siempre la misma: indagar en las poéticas que proponen las poetas para encontrar en ellas algo que exprese una unidad, un sentimiento o una postura estética común, que sean la expresión de este ser-mujer-escritora en la periferia, un ser doblemente marginado.
En esta aproximación, trato de prescindir de excesivas teorizaciones acerca de la escritura femenina, aunque parto de reconocer a la mujer como un sujeto históricamente desplazado y cuya voz se erige precisamente como una mirada distinta, que se libera, consciente o inconscientemente, de las nociones fundamentales del sistema falocéntrico del que ha sido y es víctima.

SOLEDAD Y SILENCIO

En un escrito anterior, abordé la poesía de Patricia Calvelo. Concluía que en ella la soledad se presentaba como característica esencial del ser humano, sólo evitable (aunque nunca del todo) a través del encuentro amoroso y la escritura. Cuerpo y poesía se conjugan como defensa ante esa soledad existencial que el sujeto sufre: "(...) a partir de la comprensión de la soledad esencial del ser humano, el sujeto lírico intenta trascenderla, lograr la comunión con el otro y con la Naturaleza, mediante el encuentro y, después, mediante la memoria y la escritura. Pero esos intentos, que llevan a la mitificación de lo erótico, no son más que 'parches' o 'espejismos'. La angustia de la soledad se manifiesta (...) mostrando el fracaso: una verdad que no puede ser nunca alcanzada"(Nota 1).
En ese artículo aludía a la soledad como el fondo último de la condición humana, concepción que mantendré también aquí. Según Octavio Paz, "el hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro (...) es nostalgia y búsqueda de comunión. Por eso cada vez que se siente a sí mismo se siente como carencia de otro, como soledad"(Nota 2).
Este concepto de soledad refiere a una falta de solidaridad y solidez íntima y significativa con otros seres. Hay en el hombre sed por la plenitud, por el complemento, y la conexión de ellos.
En ese andar por la vida lo que se presenta tematizado es nuestro sentimiento de "ser incompletos". Vivimos separados del mundo; somos navegantes extraños, extranjeros, en un mar en el que no podemos sumergirnos. Este sentimiento de disociación caracteriza también la poesía de Estela Mamaní. En ella, el yo lírico intenta superar las distancias mediante la creación literaria. El lenguaje es el ancla.
En ambas poetas aparece el mismo sentimiento como trasfondo, pero éste no se presenta de la misma manera. Ya desde el título de sus respectivos libros se advierte esta diferencia. El de Calvelo, Pasajero solo, refiere a ese pasaje entre nacer y morir que es la vida, pasaje signado por la soledad como condición ineludible, y que la poeta sufre e intenta superar, no logrando nunca la empresa. El título de Estela Mamaní, Voy siendo, propone también la vida como un pasaje, expresado en la perífrasis verbal de gerundio. Sin embargo, aunque en su poesía la disociación con el mundo circundante aparece como trasfondo, ese reconocimiento es percibido como positivo, en tanto es la fuente misma de su poesía. La soledad, de este modo, es aceptada, y se convierte en materia de elaboración poética.
Así lo expresa en su poema titulado Arte Poética.

Meter en la sangre el mundo
y convertirlo en tatuaje líquido
y dejar que camine por el cuerpo

Abrir la mano despacio
generosamente
y liberar los signos imprecisos
y dejar que otros los nombren
para encontrarse

El poema se presenta con una elipsis de verbo y sujeto, que podemos recuperar como "La escritura es", por lo que todo Arte Poética implica. Las construcciones de infinitivo que presenta el poema son (con)formantes del proceso de escritura que la poeta quiere describir.
En el primer verso se presenta la disociación del sujeto-escritor con el mundo. Esta separación la establece el cuerpo, de manera tal que "el mundo", lo exterior, aquello que se percibe mediante los sentidos, debe "meterse" en la sangre, introducirlo en el cuerpo propio como lugar que establece el contacto con el mundo (en tanto en el cuerpo radican los sentidos), a la vez que es límite entre interioridad y exterioridad. Con el lexema "sangre" la percepción del mundo adquiere significado vital, puesto que el mundo exterior se presenta como "alimento" indispensable para la supervivencia del yo-poeta.
El proceso de escritura se presenta de este modo similar al proceso digestivo, como incorporación o asimilación de lo externo al propio cuerpo, modificándolo. Con el lexema "tatuaje" se da cuenta de que esa incorporación no es impune, sino que deja marcas en el sujeto, lo modifica de tal manera que ya será otro: queda como marca visible, exterior a la vez que perteneciente al propio cuerpo. El sujeto transforma el mundo que incorpora, a la vez que es transformado por él.
Si estos tres primeros versos resaltan el papel de la escritura como proceso de interiorización, en un movimiento que va de afuera hacia adentro, los siguientes invierten el proceso: los signos, esa realidad transformada por el sujeto, se hace signo y se dirige a otro, el lector. La poesía, entonces, es un acto de encuentro entre dos personas que comparten esos "signos imprecisos", y también de ellos con el mundo. Pero ese encuentro no es perfecto, precisamente porque el yo ha transformado el mundo asimilándolo, y el otro transforma los signos liberados (precisamente son libres del sujeto), los nombra, y con ello los incorpora a sí mismo. Vemos que escribir o leer poesía aparece como una manera de superación de la soledad, porque permite interiorizar lo exterior, pero en el fondo implica una exaltación de ella, porque lo que se incorpora se hace propio, se transforma, es un modo de encontrarse.
Y el proceso de lectura, de re-nombrar los signos, es doblemente disociado, porque accede al mundo a través de otro que ya lo ha transformado. Doble transformación que no hace más que acentuar la distancia entre el cuerpo propio y el mundo exterior.
Sin embargo, no hay en Estela Mamaní una queja o expresión dolorosa respecto a esta realidad. Asume, en cambio, lo inevitable de ésta y se regodea en las posibilidades que ese reconocimiento brinda. Porque al fin y al cabo la poesía es posible, precisamente, porque el afuera sólo puede hacerse signo, ser transformado para percibirse.
Las palabras, por muy ricas que éstas sean, presentan sus limitaciones. No se puede nombrarlo todo, pero Estela Mamaní lo intenta: árboles, mariposas, tratan de captar la naturaleza entera; los nombres conocidos, las personas y los personajes reconocibles, son la puerta de acceso al alma de todos los hombres. Aunque al final de los poemas sólo quede la distancia, y el silencio, el mismo intento ha valido la pena.
En la estructura del poema observamos dos procesos: primero, el de asimilación del mundo a través de los sentidos y su incorporación al cuerpo propio, y luego, el de liberación de los signos para ser captados por otros. En el medio de ambos, está el Yo, ese ser que no puede decirse (y de allí el espacio en blanco) y que transforma el mundo en signo. El espacio en blanco es el momento del silencio, de la soledad del sujeto-creador.
De este modo, soledad y silencio adquieren un valor positivo, porque son las condiciones necesarias para la creación poética. Y en esta característica podemos ver una reafirmación del ser femenino porque la poeta, en el proceso de captación y recreación del mundo se refugia en el silencio, en un movimiento de interiorización profunda, para encontrar allí sus propios signos, las palabras propias que permitan reafirmar una visión también propia, su personalidad en el sentido de diferencia individual, de sello distintivo.

SER EN EL MUNDO Y EN EL OTRO

El silencio y la soledad no se presentan como angustia existencial, sino como una decisión desde la cual es posible encontrarse como ser-en-el-mundo, es el espacio donde se borran los límites y los opuestos: el yo y el mundo se funden. Y de esa fusión surge la palabra, la poesía como forma de superación de las dicotomías que gobiernan el pensamiento occidental.
Así se presenta en el poema Ascensión del árbol.

Sé que algún día abandonaré
un mundo
para ir al encuentro irremediable
de otro

Estoy aquí con el silencio
Viendo la ascensión del árbol
(aunque él también descienda)

Una palabra
es mi aliada en este día
con ella
dibujo en signos lo entrevisto

Hacia delante
un pájaro vive en su aleteo
y
el viento silba historias sin vivir

Estoy aquí
entre álamos y río

El aquí desde el que se escribe está signado por el silencio y la soledad, es un tiempo detenido en el que es posible observar la ascensión de un árbol, el aleteo de un pájaro y escuchar el silbido del viento para transformarlos en poesía. Y de ese modo el mundo, la naturaleza, se hace algo propio. Si los sentidos pueden captarlo (incompleto, pues se entrevé), es la auto-conciencia creadora la que posibilita su transformación para darle completud.
Estela Mamaní propone un acercamiento distinto, placentero, al mundo, a través del cuerpo. La exaltación de lo sensorial transforma la poesía en escritura erótica, como intento de fusión del Yo con la Naturaleza, es el deseo de llegar a momentos de equilibrio y armonía con el mundo. Los poemas son testimonio de instantes en los que puede caber la eternidad, pero también toda la realidad concentrada: "los sonidos de la naturaleza / todos / en esta hojita de molle". La observación de un elemento dispara en el Yo el encuentro con el todo: viento, agua, pájaro, luna y sol caben en una hojita, porque hay un sujeto, una sensibilidad que la observa. Así es también la poesía, como lo ha descrito en su "Arte poética" antes analizada: un movimiento de concentración seguido por otro de dispersión de los significados.
Y en este espacio, abierto y posibilitado por la soledad, pueden coexistir los contrarios: el mundo subjetivo y el objetivo. El ser y el no ser. Del ámbito individual se pasa al colectivo. Estela parte de un encuentro consigo misma hacia un (re)encuentro (una nueva forma de encuentro) con la naturaleza y los otros. Esta naturaleza se funde con su Yo para presentar la existencia como parte de ese cosmos total, misterioso e infinito. En ese todo se desnuda el alma, se libera el sentimiento, y la razón y la sinrazón se hacen una, unificando lo concreto y lo abstracto, lo real y lo mágico.
Esta conjunción con el mundo conlleva también la fusión con el otro, con el cuerpo ajeno, entrar a habitar en él, a través de la naturaleza:

Buscándote

Buscándote los ojos
salgo a hundirme
en las estrellas

Buscándome el alma
sigo quieta
en su mirada

Aquí se presenta la búsqueda del otro como posibilidad de ser y de fusión con el mundo. Los ojos, que son la puerta de acceso al otro, se confunden con las estrellas. Pero a la vez esa mirada del otro sobre el propio cuerpo produce una visión estática del propio ser, de tal modo que la propuesta es buscarse en el otro, en el exterior, salir al mundo para luego verse a sí misma, porque el ser es un ente en movimiento y búsqueda, como lo expresa el título del libro, no una esencia que pueda encontrarse en las profundidades del propio cuerpo, si antes no se ha percibido como parte de un universo.
Esta búsqueda, por supuesto, es siempre incompleta. Precisamente porque la soledad es nuestro rasgo existencial. Y entonces el ser se transforma en un puro deseo, como lo expresa la poeta en su poema Deseo:

sólo el irremediable deseo
de que las ventiscas
arrebaten mi cuerpo

sólo el irremediable deseo
de que tus piernas
no aprisionen mi alma

sólo este irremediable deseo

El sujeto expresa ese afán de fusión con la naturaleza y con el otro, con temor a quedar aprisionada y perderse a sí misma en ese encuentro. El poema es una constante tensión que cae abruptamente al final para reconocer la soledad como rasgo insalvable, irremediable, de nuestra condición.
Y sin embargo, no hay dolor en esa expresión, porque al fin y al cabo eso es el ser: una constante búsqueda, un "sólo deseo", que se realiza en la soledad y el silencio, pero también en la poesía, en la que pueden borrarse los límites entre interior y exterior, o yo-otro, límites que son impuestos culturalmente, como lo deja claro la poeta en su poema Nolímite.

Sonriéndome
de las fábulas
a las que se adhiere el hombre
burlándome
de los ropajes que quieren disfrazarme
abro los ojos frente a mí
y voy siendo
sin abismos
sin tinieblas
dentro de la desnudez
dentro dentro

Y son los pies
los que me ligan a la tierra
Y es el agua
la que me acaricia los ojos

Entonces
destruida la espiral del tiempo
me pierdo en las esquinas

dentro de la desnudez
dentro dentro

En este poema, la autora propone el verdadero ser frente a "las fábulas" (las ficciones) que el hombre inventa para justificar su existencia. El plano cultural es aquí muy claro, porque es la sociedad, la cultura (expresada en el verbo "quieren") la que impone los ropajes con que el ser humano debe disfrazarse.
En el acto de oposición a esas imposiciones sociales, la poeta se hunde en sí misma, se refugia en la soledad para descubrirse existiendo. Esta soledad no está cargada de tintes negativos, es una soledad que permite liberarse de la angustia ("abismos") y la tristeza ("tinieblas") de no ser.
Pero, además, es la soledad, como acto consciente de alejamiento de las imposiciones sociales, la que permite conectar el sujeto a la naturaleza, pues son los pies los que me ligan a la tierra. El tiempo se detiene y el sujeto se pierde (para los otros) aunque se encuentra consigo mismo en el acto de introspección.
El acto de borrar los límites entre el yo y la naturaleza es así un modo de oponerse al orden social que impone una disociación. Percibir, transformar, escribir, son actos políticos de resistencia y liberación que permiten existir en la libertad, la desnudez.
Esta relación entre naturaleza-hombre-sociedad aparece claramente descrita en Apocalipsis.

Erase un caos verde de luz
y apareció el hombre
su soledad trajo a Dios

Erase un caos
un terrible caos nocturno
y apareció el hombre
para cumplir con su último rito
asesinar con los ojos vendados

Naturaleza
materia
Dios (siempre dios)
Un dibujo de aire y sangre sobre la tierra

la esperanza
es un pájaro aturdido

Este poema manifiesta la existencia de un caos verde en el que cada cosa se integraba. En este caos aparece el hombre y le proporciona un orden, funda un orden mediante la acción de nombrar. De modo que lo que era caos, todo integrado, pasa a ser materia, naturaleza desintegrada, donde cada componente adquiere su propio nombre distintivo. Por su parte, lo inexplicable, la angustia, el miedo, la soledad, se engloban bajo el signo Dios. Se invierte entonces la relación creador-criatura para manifestar que el orden es invento del ser humano, una forma de darle esperanza y sentido a su existencia, pero ese Dios no es más que el propio hombre, un dibujo de sangre sobre la tierra, que busca ocultar su soledad.
La poeta reivindica el caos, esa existencia primera de lo uniforme, del todo al cual el hombre no pudo integrarse, y arremete contra el orden social, del cual anuncia su Apocalipsis, su falsedad y su fin próximo: la esperanza es un pájaro aturdido.
Ahora bien, el uso verbal érase y la intertextualidad que plantea, convierten a este poema en un Génesis. El juego de oposiciones con el título representa la idea, precisamente, de que el nacimiento (el génesis) del orden ha sido, al mismo tiempo, el apocalipsis (el fin, la muerte) de la unidad del mundo, a la vez que el apocalipsis del sistema socio-cultural imperante será la posibilidad para un nuevo génesis, en el que el hombre deberá integrarse con la naturaleza que lo circunda.
Dentro de este mundo nuevo, re-fundado, será posible una nueva forma de ser, una relación distinta con la naturaleza y los otros, donde cada hombre sea a la vez uno y todos, y su ser sea expresión de un modo de estar y de actuar en el mundo (convirtiéndose en verbo, como lo expresa otro título de sus poemas: Vilcaneando, gerundio derivado de apellido del músico humahuaqueño Ricardo Vilca). Esta necesidad de comunión entre los hombres, y entre el hombre y la Naturaleza, se expresa en el poema titulado Nolímite, como ya hemos analizado, y también en el poema de título casi oximorónico: Guerra florida, en el que la posibilidad de serlo todo se avizora "en algunos biseles / del tiempo" en los que "cada quien / desciende a sus infiernos / y encuentra un fragmento / que es todo / -como un aleph / como una fotografía-". Mientras tanto, mientras espera la transformación definitiva del hombre, Estela Mamaní se refugia en la soledad, el silencio y la poesía (que es un modo de introducir el caos en el orden impuesto por las palabras) como un modo de oposición y de ir siendo, en la vida y en las letras.

CONCLUSIONES

Para concluir, se puede decir que en Estela Mamaní hay un reconocimiento de la soledad existencial del ser humano, similar al que describimos respecto de la poesía de Patricia Calvelo. Sin embargo, la respuesta de ambas ante esa soledad es distinta.
En el caso de Calvelo, mi análisis concluía que se trataba de una búsqueda de superación de la disociación a través del encuentro amoroso con el otro, y a través de su recreación a partir de la escritura. Pero luego del encuentro, y de la escritura que lo actualiza, la soledad se manifiesta en silencio, el que queda como símbolo del fracaso y la angustia. Dicho de otro modo, el poemario de Calvelo concluye en la desilusión, el retorno a la soledad originaria en la que la verdad alcanzada en el encuentro no es más que un recuerdo sobre el cual escribir, para revivirlo mediante las palabras. Sin embargo, ese intento de recuperación a través de la escritura es una ficción, pues la verdad es inasible, irrecuperable.
En Mamaní, en cambio, frente a la angustia existencial el silencio es reflejo muchas veces de la soledad interior, un silencio necesario en la "guerra" de la vida. Es decir, el silencio es presentado con una doble vertiente: angustia al no encontrar la plenitud en y con el otro (en el caso de Calvelo) y paz que es muchas veces necesaria para escuchar la voz del otro y de la naturaleza, a fin de transformarlos encontrándolos y encontrándose (en Mamaní).
Además, en esta última poeta la soledad cambia de signo: es la condición necesaria para el acto creativo. Se reconoce su existencia, pero se confía también en su superación a través de la poesía y, sobre todo, en una transformación del mundo para crear otras relaciones entre seres humanos y naturaleza. Soledad (el "silencio") y poesía ("alas" y "palabras") son las herramientas que permiten ese cambio y hacen del hombre, de un sufriente, un Gozante:

Alas
silencio
palabra

Simples medallas
del gozo
para dejarme
sobre la tierra

En conclusión, estas voces de mujer expresan su lucha existencial, la búsqueda de su yo interior, la presencia del mundo natural en que viven y conviven con pasiones, temores, grandezas y angustias que hacen a su realidad de mujeres-poetas-en Jujuy.

NOTAS

1) BLANCO, María Soledad: "Soledad y erotismo en la poesía de Pasajero solo de Patricia Calvelo". En: Terrón et al: Condición Femenina y escritura. Asedios a poéticas de escritoras latinoamericanas. EDIUNJu, Jujuy, 2004, pág. 101.

2) PAZ, Octavio: "La dialéctica de la Soledad". En: El laberinto de la soledad. Fondo de Cultura Económica, 3ª edición, México, 1994, pág. 211.

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