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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

On-line version ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  no.35 San Salvador de Jujuy Nov. 2008

 

Cuando crear es algo más que un juego: creatividad, fantasía e imaginación en los jóvenes

When creating is more than a game: creativity, fantasy and imagination in the youth

Rosa María Limiñana Gras (*)

* Universidad de Murcia - España.
Correo Electrónico: liminana@um.es

RESUMEN

Revisión de algunos conceptos fundamentales para la comprensión del origen y el desarrollo de la imaginación, la fantasía y la creatividad en la adolescencia y la juventud. La libertad y confianza que se observa frecuentemente en la actividad creativa de un niño no se pierde con los años, sino que se integra con el desarrollo de habilidades y destrezas cognitivas y sociales, haciendo emerger nuevas formas de imaginación y generando otro tipo de actividad creadora, diferente a la del niño y a la del adulto en su naturaleza y en su contenido.

Palabras Clave: Imaginación; Fantasía; Juego; Creatividad infantil; Adolescencia; Juventud; Actividad creadora; Desarrollo creativo.

ABSTRACT

A review of some of the fundamental concepts for understanding the origin and development of imagination, fantasy and creativity in adolescence and youth. The freedom and confidence frequently observed in a child's creative activity do not disappear with the years. On the contrary, they are integrated with the development of cognitive and social capacities and skills, therefore raising new ways of imagination and leading to a distinct type of creative activity, which is different in nature and content to that of the child and the adult.

Key Words: Imagination; Fantasy; Game; Child creativity; Adolescence; Youth; Creative activity; Ceative development.

Uno de los temas menos explorados en el estudio y la comprensión de los procesos creativos ha sido el origen de la creatividad y su desarrollo a lo largo del ciclo vital. ¿Son realmente los niños más creativos que los jóvenes y los adultos? ¿qué ocurre con la capacidad imaginativa y la creatividad infantil al llegar a la adolescencia? ¿qué factores determinarán que un niño creativo pueda convertirse en un adulto creativo?
A principios del siglo XIX la creatividad deja de considerarse como una característica exclusiva de los genios y de personas excepcionalmente dotadas (Ribot, 1901), favoreciéndose el desarrollo de otras concepciones desde perspectivas más dinámicas como la de Vigotsky (1990), Freud (1958), Maslow (1959) o Piaget (1962).
Para Vigostky la creatividad era el resultado de una compleja actividad mental que va más allá de el registro y reproducción de la información, porque el cerebro no solo es el órgano que conserva y reproduce nuestra experiencia anterior, sino que también es el órgano que combina, transforma y crea a partir de los elementos de esa experiencia anterior las nuevas ideas y la nueva conducta. En sus planteamientos diferencia entre dos tipos de actividad mental o imaginativa, una reproductiva resultado de su experiencia, y otra combinatoria o creativa, resultado de la combinación de su experiencia en formas o actividades nuevas. Desde esta perspectiva es posible apreciar procesos de creación desde la más temprana infancia.
Los orígenes de esta actividad imaginativa se sitúan en las manifestaciones tempranas del juego del niño: cuando imagina disparar apuntando con un palo, o cabalga veloz en un viaje intergaláctico montado en patinete, o juega a ser mamá mientras da de comer a su muñeca. Todos estos juegos son ejemplos de la más auténtica y verdadera creación, naturalmente en sus juegos ellos reproducen mucho de lo que han visto. De todos es bien conocido el gran papel que en los juegos de los niños desempeña la imitación, y con mucha frecuencia estos juegos son sólo un eco de lo que los niños vieron y escucharon de los adultos, no obstante estos elementos de su experiencia anterior nunca se reproducen en el juego absolutamente igual a como se presentaron en la realidad. El juego del niño no es el recuerdo simple de lo vivido, sino la transformación creadora de las impresiones vividas, la combinación y organización de estas impresiones para la formación de una nueva realidad que responda a las exigencias e inclinaciones del propio niño.
Así pues Vigotsky (1990) explica el origen y desarrollo de la creatividad desde un análisis psicológico en el que la imaginación siempre se estructura con elementos tomados de la realidad, y depende directamente de la riqueza y la diversidad de la experiencia anterior. Mientras más rica sea la experiencia del hombre, mayor será el material con que contará su imaginación, de ahí una de sus conclusiones novedosas en ese momento y confirmada posteriormente por otros investigadores (Lehman, 1953; Bamberger, 1982; Simonton, 1988, 2000) según la cual el niño tiene una imaginación más pobre que el adulto debido al menor grado de experiencia que posee. De aquí también la conclusión pedagógica sobre la necesidad de ampliar la experiencia del niño si queremos crear bases suficientemente sólidas para su actividad creadora. Mientras más haya visto, escuchado y vivido el niño; mientras más conozca, asimile y mayor cantidad de elementos de la realidad tenga en su experiencia, más importante y productiva, será la actividad de su imaginación, en otras condiciones.
Piaget (1962) planteó una explicación del desarrollo de la creatividad algo más compleja y basada en los esquemas de conocimientos y en los procesos de acomodación y asimilación. Coincide sin embargo con Vigotsky (1990) en la transformación cualitativa de la actividad creativa del adolescente debida al incremento de su capacidad de razonamiento y pensamiento abstracto. La inteligencia y el desarrollo cognitivo han sido señalados a lo largo de varias décadas de investigación como determinantes a la hora de predecir del logro creativo (Magnusson and Backteman, 1978; Guilford, 1986; Simonton, 1987; Sternberg, 1999; Corbalán Corbalán, Martínez, Donolo, Alonso, Tejerina, y Limiñana, 2003), pero fue Vigotsky (1990) quien llamó la atención sobre la diferente forma de organizar y representar la realidad al llegar a la adolescencia. El juego y el dibujo dan paso a nuevas formas de imaginación y a una actividad creativa cualitativamente distinta, como lo son la escritura y la música, más influenciada por la experiencia subjetiva y relegada a un ámbito más personal y privado. El desarrollo del pensamiento conceptual y abstracto permite el acceso a una intensa y rica actividad imaginativa que, lejos de traducirse en una mayor productividad, es puesta al servicio de la maduración personal, emocional y social, y del progresivo desarrollo del razonamiento y de la inteligencia (Garaigordobil, 1995)
Este progresivo desarrollo intelectual convierte asimismo a los adolescentes en sujetos críticos de sus propios productos creativos, lo que puede originar mayores inhibiciones y bloqueos. El acceso a formas más maduras de imaginación y pensamiento creativo dependerá de estos procesos de transición, y de la vinculación de la imaginación y el desarrollo intelectual con procesos de desarrollo social y emocional, vitales para el acceso a la adultez.
La importancia de los procesos psicoafectivos y su vinculación con la actividad creadora ya fueron señalados anteriormente por Ribot (1901) que afirmó, casi un siglo antes, que todas las formas de imaginación creadora implican elementos afectivos. Jung (1969) fue más allá, planteando que en realidad el equilibrio psíquico es posible gracias a la elaboración de la imaginación creadora, y definiéndola como aquello que en el transcurso de la vida permite el logro de la individuación o maduración psíquica.
En este sentido, y desde la corriente humanista de la creatividad, autores como Maslow (1959, 1973) y Rogers (1978) consideran que la tendencia del ser humano a la autorrealización es la mayor fuente de creatividad, y que por tanto existe una tendencia a la creatividad vinculada al propio desarrollo personal, social y emocional. El progresivo desarrollo personal y el acceso a la autonomía y a la responsabilidad por parte del individuo que se autorrealiza, aseguran el acceso a ese pensamiento creativo maduro en la adultez.
Atendiendo a todos estos aspectos cognitivos, socioafectivos y de desarrollo personal, Vigotsky (1986) diferenció entre dos tipos creatividad, una creatividad subjetiva que sirve principalmente a la vida emocional y a los conflictos personales, y una creatividad objetiva que se desarrolla paralelamente a la subjetiva, pero a través de la cual el adolescente crea imágenes, ideas, conceptos y esquemas nuevos para explicar la realidad. La creatividad subjetiva permite la emergencia de una vida interior, el desarrollo psicoafectivo y la resolución de los conflictos de identidad propios de esta etapa. Suele ser una actividad creativa propia del ámbito secreto, íntimo y privado del adolescente. La creatividad objetiva en cambio, depende mucho de las experiencias sociales del individuo, y contribuye a la generación de nuevas formas de adaptación y al desarrollo intelectual.
Recientemente Kaufman y Beghetto (2009) han propuesto un marco para la conceptualización y clasificación de diversos niveles de expresión creativa a lo largo de la vida. Estos autores, plantean el desarrollo creativo como un camino de maduración en el que la actividad creativa se manifiesta en diversos niveles y de forma distinta a lo largo del ciclo de vida, hasta su pleno desarrollo. Aunque no abordan directamente la especificidad de la actividad creativa en la etapa de la adolescencia y la juventud, su teoría apunta hacia estos aspectos de la creatividad que necesitan de mayor atención e investigación.
Así pues, la libertad y confianza que se observa frecuentemente en la actividad creativa de un niño no solo no se pierde con los años, sino que se integra con el desarrollo de habilidades y destrezas cognitivas y sociales, y con la maduración psicoafectiva, haciendo emerger nuevas formas de imaginación y generando otro tipo de actividad creadora, diferente a la del niño, que hará posible el acceso a un pensamiento creativo maduro y más productivo en la adultez.

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