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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versão On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  no.37 San Salvador de Jujuy jul./dez. 2009

 

ARTÍCULO ORIGINAL

El adulto mayor en Jujuy: avatares e impacto social del envejecimiento poblacional

Older adults in Jujuy: avatars and social impact of population aging

Ernesto Max Agüero *, Ignacio Bejarano * y P. Gastón Ortiz *

* Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Jujuy - Otero 262 - CP 4600 - San Salvador de Jujuy - Jujuy - Argentina.
Correo Electrónico: maxague@hotmail.com

RESUMEN

El presente artículo, constituye una síntesis de los avances del Proyecto de Investigación, «El Adulto Mayor en Jujuy: Avatares e Impacto Social del Envejecimiento Poblacional y de sus condiciones de Producción», acreditado en la Secretaría de Ciencia y Técnica y Estudios Regionales de la Universidad Nacional de Jujuy (Código 08/C179) y que se ejecuta en la Unidad de Investigación en Trabajo Social de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Dicho Proyecto, posee como objetivo general, lograr un diagnóstico cuali-cuantitativo del estado de situación del Adulto Mayor en la Provincia de Jujuy, mediante la aplicación de un modelo investigativo convergente que posibilite a través de sus resultados, la transferencia y aporte a la definición de políticas públicas y al fortalecimiento de programas y proyectos dirigidos a este sector poblacional.

Palabras Clave: Adulto mayor; Impacto social; Envejecimiento poblacional; Jujuy.

ABSTRACT

This article is a summary of the progress of the Research Project, «The Elderly in Jujuy: Avatars and Social Impact of Population Aging and their conditions of production», accredited at the Secretary of Science and Technology and Regional Studies of National University of Jujuy (code 08/C179) and runs in the Research Unit in Social Work from the Faculty of Humanities and Social Sciences. This project has as overall objective to achieve a qualitative and quantitative diagnosis of the state of affairs of the Elderly in the Province of Jujuy, by applying a model that enables convergent investigative through its results, transfer and contribution to the definition public policies and strengthen programs and projects aimed at this population sector.

Key Words: Elderly; Social impact; Ageing population; Jujuy.

INTRODUCCIÓN

Los cambios en el contexto económico, político, social y cultural y el acelerado desarrollo de los conocimientos científicos y tecnológicos en la sociedad de la información de finales del siglo XX y del presente siglo XXI, han marcado los efectos de la crisis y de la constitución de un nuevo orden.
Estas cuestiones han puesto en evidencia la aparición de nuevos problemas y nuevos agentes sociales, el surgimiento de nuevas estrategias de sobrevivencia por parte de los grupos humanos y la toma del espacio de la acción social por nuevas organizaciones, así como también, una nueva orientación en el Estado y en las políticas de gobierno que responden a las ineludibles interrelaciones de este nuevo orden global. Ello entraña transformaciones en el plano de los valores, del imaginario social y por ende, de necesidades que deben ser atendidas por los campos disciplinares y profesionales.
Entre esos temas y problemáticas, emerge la del adulto mayor, que a pesar de ser hoy uno de los más preocupantes y necesarios de abordar y atender, por la complejidad que adquiere en una sociedad y orden altamente complejos, todavía permanece in visibilizada, subyaciendo sus dimensiones más problemáticas, la del envejecimiento poblacional, la del definitivo desencastramiento de la institución vejez y su función, la de la transformación de valores y representación social acerca del adulto mayor en tiempos de la metrosexualidad, la necesidad de permanente cambio, la de la necesidad de juventud «eterna» y la del estado de vulnerabilidad y riesgo social que viven personas concretas adultas mayores, producto de los cambios económicos y de la transformación de las condiciones de reproducción de la vida en amplios sectores locales y regionales del país.
A pesar que el problema viene siendo investigado y advertido desde diferentes campos disciplinares e identificado por distintos autores (Nota 1) en el marco de lo que se ha dado en denominar la «nueva cuestión social» desde la década de 1980, son muy pocos los Estados que asumieron el envejecimiento de la población y sus consecuencias, como un tema que reclama estudios y sistematizaciones, como paso previo para identificar las situaciones que sirvan de base para construir y diseñar políticas públicas apropiadas para el sector, que en definitiva involucran a la sociedad toda.
A partir de la revolución burguesa y de las necesidades del capitalismo y su desarrollo en occidente, se instituyen en nuestras sociedades modernas, formas de disciplinamiento desde el Estado que regulando las relaciones sociales (Nota 2), producen un orden de reproducción social que resguarda determinadas instituciones y funciones propias para cada ciudadano y grupo de ellos, el cual avanzado el siglo XX va siendo dejado de lado y con ello el control social propio del Estado Regulador. Esto lleva, al desplazamiento de amplios sectores poblacionales del «lugar» simbólico y material tradicionalmente ocupado y con ello del mundo identitario cultural individual y colectivo de las sociedades, ahora contemporáneas.
Si bien cada período histórico ha tenido para cada edad una significación y unas exigencias determinadas, la vejez ha sido objeto de una gran variedad de sinónimos, rodeándose de atribuciones y segmentos conforme a las circunstancias e intereses de cada tipo de organización social y en cada momento dado.
En esta etapa lo más preeminente ha sido la cultura tecno-científica, la cual ha sido la que más ha influido en la vida de los ancianos. Éste no solamente ya no es el depositario de la sabiduría aceptada como en épocas anteriores, sino que al contrario, es el más alejado del conocimiento contemporáneo, porque es el que ya no aprende.
Nos encontramos en una época en la que hay una decadencia del concepto de experiencia, es decir, de experiencia incluso laboral. La experiencia no es apreciada porque representa el pasado. Además física y estéticamente, el anciano ocupa un papel no deseable para la sociedad y la prolongación del lapso post-jubilación, conlleva un empobrecimiento progresivo, agravado por la mayor necesidad de asistencia médica.
El debate acerca del envejecimiento y los ancianos acaba de empezar, y el conjunto de la sociedad está preocupada por las noticias de tipo catastrófico acerca del envejecimiento de la estructura poblacional y acerca de las grandes necesidades de la población anciana.
Actualmente es el Estado quien debe asumir esta responsabilidad, ya que tradicional y especialmente en una sociedad más rural o campesina la familia ha sido la responsable del cuidado de los ancianos. Tanto el espacio físico como social de los ancianos en la familia ha sido reducido; su capacidad para contribuir en la familia también se minimiza; el sentimiento de obligación hacia los ancianos se debilita en el marco urbano y la reducción en el número de hijos y el incremento en la actividad laboral de la mujer reducen el número de cuidadores potenciales. Familias de tipo profesional y de clase media empiezan a abandonar sus responsabilidades de cuidar directamente a sus ancianos.
Jujuy, como otros espacios geográficos del país y particularmente de la región, no fueron ajenos a los cambios producidos en estas últimas décadas. La fractura de las economías regionales y el extenso proceso de exclusión social que aún hoy se mantiene van acompañados de importantes esfuerzos de sectores que aún en estas condiciones han podido mantener un nivel de vida aceptable. La situación en términos cualitativos es nueva. Los cambios culturales han incidido en la institucionalización de nuevos valores, preferencias y conductas que han modificado los tradicionales.
La adecuación a exigencias de permanente reconversión laboral y capacitación para conservar el empleo o tener posibilidades de lograr nuevas inserciones, la extensión de jornada de trabajo, el desarrollo de diversas actividades laborales simultáneas, la salida del hogar de la mujer por necesidades laborales y económicas, la derivación a otras instituciones de la socialización primaria de los niños, la búsqueda de ocupaciones y entretenimientos diversos para niños y adolescentes durante la jornada laboral por parte de padres agotados por las exigencias diarias, entre otros, inciden directamente no solo en la valoración y lugar que ocupa el adulto mayor en la sociedad, sino fundamentalmente en el valor asignado al mismo. En este contexto, obviamente la situación es mucho más difícil para aquellas familias o grupos que poseen adultos mayores y viven situaciones de pobreza o residen al interior de la provincia en espacios críticamente pobres y desestructurados económica y productivamente.
Tal como se señaló, es a partir de 1980 que en nuestro país comienza a trabajarse la problemática del envejecimiento poblacional y con el mismo, la problemática del sujeto de la entonces denominada «tercera edad». En tal sentido son numerosos los autores que tratan la temática desde diferentes campos disciplinares y orientaciones, a la vez que se incluye en la agenda gubernamental produciendo la definición de políticas al respecto y el desarrollo de acciones desde los organismos gubernamentales. Ello advierte acerca de la dimensión de la misma.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), Argentina se está convirtiendo en un país de ancianos, manteniéndose el territorio como el más sub-poblado de la región.
Para los demógrafos, una sociedad envejece cuando los mayores de 65 años superan el 7% de la población total. En Argentina este grupo humano representa el 9%. Según los expertos, la causa principal es el número cada vez menor de nacimientos.
Desde la época de los «70», el fenómeno denominado «invierno demográfico» ha seguido un camino lento pero sostenido y las proyecciones de población del INDEC indican que el «invierno» se acentuará en el presente siglo a menos que se cambie la política: si en 1995 los adultos de 65 años y más representaban el 9% del total, en el 2010 alcanzan al 10% y en el 2025 lo harán en un 12%.
En cifras netas significa que de los 3.300.000 que eran en 1995, serán 5.800.000 en el 2025. A la cabeza de este proceso se encuentra la Capital Federal. El fenómeno no se repite de la misma manera en todo el país, sino con marcadas diferencias según las provincias e incluso, entre los barrios de la cada localidad.
El proceso de envejecimiento, que tiene su origen en la baja de la cantidad de hijos, significará además la disminución sensible del segmento poblacional que se encuentra en torno a los 15 años y que constituye un grupo demográfico fundamental, pues representa la capacidad de «reposición humana» de una nación. Según los expertos, hoy este grupo apenas alcanza el 29 por ciento del total, en el 2010 es ya del 26% y sólo un 22% lo será en 2025, si las tendencias no cambian.
La disminución de la fecundidad es una regresión, porque cuanto más numerosa sea la población y mejor distribuida esté, mayores serán las posibilidades de desarrollo de un país. Por su extensión, Argentina debería tener 100 millones de habitantes. De ahí la política natalista, expresada centralmente en la Constitución Nacional, que sostiene el derecho a la vida desde el momento de la concepción, pero a la par y como fenómeno contradictorio, resalta la falta de condiciones de producción y reproducción de la vida.
El impulso que el gobierno expresa, quiere darle al crecimiento poblacional, sin embargo no es sencillo. Según diversos expertos, las causas de la reducción poblacional son numerosas y de distintos niveles. Entre ellas destacan el proceso de urbanización en el que las familias numerosas ya no funcionan con facilidad en una ciudad con un tipo de vivienda que no se presta a la expansión. Por otro lado, está también la mentalidad antinatalista que suele acompañar al ideal del confort y del ascenso social en términos materiales.
En ese sentido, algunos expertos coinciden en que Argentina está más cerca del modelo de vida europeo-occidental y norteamericano que de los demás países de América Latina. Aumenta el número de jóvenes que no se casan; los que se casan lo hacen más tarde para poder dedicarse más al éxito personal material, y finalmente, si llegan a decidir tener hijos, optan por que sean pocos, a raíz del debilitamiento de la estructura familiar en el país y de las exigencias de las condiciones económicas. Si bien numerosos expertos aseguran que el futuro de Argentina está vinculado estrechamente a la renovación de los valores familiares no es menos cierto que la configuración de un nuevo orden social y económico, las nuevas pautas culturales y la falta de posibilidades de construir un proyecto de vida sustentable y previsible, asociado a un Estado contenedor, son condiciones muy significativas.
Hoy, en todo el país son aproximadamente 5.320.000 las personas adultas mayores, a las que se agregarán 740.000 en los próximos 10 años, y para el 2050 habrá una población de gente mayor de 12.500.000 personas (casi 8.000.000 de personas más que hoy).

Cuadro 1: Censos y proyecciones de los grupos de mas de 60 años.

Lo que hoy representa un 13% del total del país, dentro de cinco años sería un 14% y en el 2050 un 24%. Una cuarta parte de la población tendrá más de 60 años, y las expectativas de vida promedio sobrepasarán los 100 años.
La expectativa de vida en Argentina es hoy de 72 años, similar a la de los países desarrollados, y en los próximos 25 años se espera que llegue a los 77,5 años.
Hace cuarenta años, América Latina tenía un promedio de 10 a 15 trabajadores por cada jubilado. Hoy la relación es de 5 a 1, pero en la Argentina la relación es de 2 a 1.
Una cuestión muy importante a tener en cuenta es la posibilidad de prevenir, o al menos aplazar, las consecuencias negativas del envejecimiento, ya que muchos factores (por ejemplo el estilo de vida) pueden encontrarse asociados a una vejez problemática. Por lo tanto, una buena nutrición, ejercicios físicos y asistencia sanitaria permanente, resultan de gran relevancia a la hora del diseño de políticas sociales.

Cuadro 2: Población total y de más de 60 años por década. Proyección al 2050.

Al analizar el grado de vulnerabilidad de la población debemos tener en cuenta a la edad, como una de las variables que, históricamente, fue tomada como referencia inmediata para medirlo. Pero en esta época, en particular a partir de la década de los 80, sobre todo con el agotamiento del «estado de bienestar», es necesario ampliar el número de las variables para comprender la situación de vulnerabilidad / riesgo de una población.
Inciden notablemente, acelerando este proceso, las variables socioeconómicas que hoy en día determinan más que «la edad», la forma en que estos ancianos han envejecido, cómo proyectan y cuáles son sus perspectivas de futuro.
En nuestro país debemos agregar a esto los notables y acelerados cambios a los cuales se ha visto sometida la sociedad argentina desde la década del '90 con la aplicación de una feroz e inhumana política de corte neoliberal, que ha desmantelado y transformado la estructura social, precarizando y expulsando del mercado laboral a grandes masas de población que aún en condiciones de jubilarse no han podido completar sus años de aporte o se han visto obligados a aceptar cualquier tipo de trabajo en condiciones infrahumanas, con ingresos en negro y con un sistema de cobertura social prácticamente inexistente.
Las consecuencias de un sistema previsional a punto de colapsar, sin capacidad para absorber y contener la nueva demanda, ni a los futuros jubilados, el gran porcentaje de la población mayor que actualmente percibe ingresos, jubilaciones y pensiones, promediando entre $151 a $300, producto de un» mercado globalizado» que genera precarización del empleo (aumentando el trabajo en negro, la jornada laboral, la baja de los aportes jubilatorios y aumento de la terciarización), son fenómenos que provocan, por un lado, el achicamiento del mercado laboral, ya de por sí deprimido, un nivel cada vez menor de aporte a las cajas jubilatorias, dentro del sistema del Estado.
Como consecuencia, en el futuro, será cada vez menor la franja de ancianos que posea un ingreso y una cobertura social que les permita un nivel digno de vida, poniendo en grave riesgo su supervivencia.
Si bien en la Región NOA la mayoría de los adultos mayores cohabitan con otros familiares (hogares extendidos y compuestos), pueden identificarse condiciones de riesgo y vulnerabilidad:
* Casi dos tercios de los mayores de 70 años sin cobertura, habita en hogares donde no hay otras personas que cuenten con ese beneficio.
* Casi seis de cada diez mayores de 70 años sin cobertura vive en hogares donde no hay personas ocupadas que perciban ingresos.
* Si se toman en cuenta ambos tipos de ingresos, se comprueba que un tercio de los mayores sin jubilación habita en hogares que carecen de perceptores de ingresos de origen previsional o laboral.
* También se aprecia que una cuarta parte convive con un perceptor de jubilación o pensión y casi un tercio con algún perceptor de ingresos laborales, en tanto que el 12% cohabita con perceptores de ingresos de ambas fuentes.
La ausencia de otro miembro con jubilación o pensión afecta:
* Al 41% de los adultos mayores que viven sólo con sus cónyuges.
* Al 62% de los que viven con sus cónyuges e hijos mayores de 18 años.
* Al 63% de los que habitan en hogares extendidos o compuestos.
* Alrededor del 18% de los adultos mayores sin cobertura vive en hogares indigentes, y más del 50% habita en hogares pobres.
* Asimismo, la incidencia de la pobreza en esta población supera el 60% en Neuquén, Santiago del Estero, Salta y Corrientes, el 70% en Misiones y Jujuy y se sitúa en torno a 80% en San Juan y La Rioja.
* La falta de recursos de esta población eleva la probabilidad de ser pobre cuando viven solos, o cuando cohabitan en un hogar extendido de bajos ingresos. Por esa razón, entre los que son pobres, casi tres de cada diez viven solos y más de un tercio habita en hogares extendidos o compuestos.
* Entre los no pobres predominan los que viven en hogares nucleares, con o sin hijos, destacándose estos últimos.
La Región del Noroeste Argentino (NOA), juntamente con la Región del Nordeste (NEA), se caracteriza por un menor desarrollo económico y social y muestra su propia dinámica demográfica, diferente al promedio del país.
En el NOA, la provincia de Jujuy es la de menor tasa de crecimiento intercensal en el grupo de 0 a 14 años y es la que presenta una mayor tasa en el grupo de 65 años y más.
La investigación de esta situación, a través de la re-sistematización estadística y el abordaje cualitativo mediante el estudio de casos, permitirá la comprensión del fenómeno y proceso general y en particular de la situación del Adulto Mayor en nuestra provincia, considerando las diferentes expresiones socio-culturales y los espacios provinciales.
De la profundización de éstos avances y de los resultados finales, se espera no solo el conocimiento por sí mismo, sino la transferencia y articulación con el espacio de las políticas públicas, contribuyendo desde la Universidad a las condiciones de posibilidad en términos de mejoramiento de la vida y existencia de este grupo poblacional en particular y de la comunidad jujeña en general.

NOTAS

1) Entre Otros: MINGO, Graciela L. «La encrucijada en la cuestión social». En «Desde el fondo». Cuadernillo Temático 18. Edición de la Facultad de Trabajo Social. Universidad Nacional de Paraná. Argentina. 2000. ROSANVALLON, P. «La nueva cuestión social». Ediciones Manantiales. Buenos Aires, Argentina. 1995. CASTEL, Robert. «La metamorfosis de la cuestión social». Centro Documentación. Buenos Aires, Argentina. 1998.
2) A los efectos hacemos referencias a los aportes de Chomsky, Noam y Heinz Dieterich. «La sociedad global». Oficina de Publicaciones UBA. Editorial Liberarte. Bs. As. Argentina. 1997. Engels, Federico. «El origen de la Familia, la propiedad privada y el Estado». Editorial Panamericana. Colombia. 2da. Edición. 1993 y a Foucault, Michel. «Historia de la sexualidad». Editorial Siglo XXI. Madrid, España. 1980, «Las palabras y las cosas». Editorial Siglo XXI. Mexico. 1968. «Microfísica del Poder» Editorial La Piqueta. Madrid, España. 1980.

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