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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  no.46 San Salvador de Jujuy dic. 2014

 

ARTÍCULO ORIGINAL

La historia de eleuterio, un estudio de caso para la reflexión acerca de las nociones: discurso, prácticas y representaciones del trabajo social

(The history of eleuterio, a case study for reflection on the concepts: discourse, practices and representations of social work)

Cristina del Valle Argañaraz - Teresa del Valle Contreras*

*  Unidad de Investigación de Trabajo Social - Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Jujuy - Otero 262 - CP 4600 - San Salvador de Jujuy - Jujuy - Argentina. Correo Electrónico: units.fhycs@gmail.com

RESUMEN

            La Historia de Eleuterio, es una investigación cualitativa con estudio de caso, éste constituye un instrumento complejo que exige del investigador el dominio amplio y profundo de teorías que le sirvan de apoyo a su investigación, en este sentido, los aportes de la Teoría y Metodología de la Antropología Social, como así también, los aportes de la sociología, la psicología social, el psicoanálisis y la filosofía contemporánea son fundantes para la comprensión del entramado del “espacio social donde las personas viven sus condiciones de vida, y da sentido y reconstruye las significaciones de lo diferente y desigual” (Karasik, 1994) El eje central de esta investigación son las prácticas discursivas de lo real desde la mirada disciplinar, estas prácticas en sí encierran fragmentaciones, contradicciones y ritualizaciones que debieran repensarse para consolidar nuevas formas de esclarecimiento y /o de interpelaciones de lo que transcurre en la opacidad. No ha sido fácil decidir respecto de la operatividad del método, porque, la actividad investigativa en estudios de caso en la práctica del Trabajo Social, se ha situado al margen de su rigurosidad científica, esto conlleva remitir al proceso de intervención social y sus tres momentos (Investigación-Diagnóstico y Solución del problema) incluye un saber cómo seguir. Resistencia y crisis de representación de un sí mismo que representa a otros, que no tienen voz pero que indica claramente desde donde se lo enuncia y cómo se lo enuncia. La crisis así planteada ha reconstruido las develaciones de los interrogantes iniciales, que se traslucen en la ruptura de los espacios estancos del proceso saber cómo seguir. De allí que la Historia de Eleuterio no es solamente una historia, tiene como objetivo: Responder con la mediación de la reflexión crítica acerca de cómo las prácticas disciplinares reproducen formas de supresión/invisibilidad de los sujetos. Alcanzarlo es transitar los discursos, las prácticas y representaciones,” tres nociones que permitieron renovar la reflexión de las ciencias humanas y sociales” (Chartier Roger, 2001)

Palabras Clave: El Trabajo Social; Las Prácticas y los Discursos.

ABSTRACT

            Eleuterio story, is a qualitative case study research, this is a complex instrument that requires the investigator and broader theories that are supportive to their research domain, in this sense, the contributions of the theory and methodology social anthropology, as well as the contributions of sociology, social psychology, psychoanalysis and contemporary philosophy is foundational to understanding the framework of the “social space where people live their lives, and gives meaning and rebuilds the meanings of the different and unequal”(Karasik,Gabriela,1994). The core of this research are the discursive practices of reality from the perspective of discipline these practices themselves contain fragmentation, contradictions and they should rethink ritualizations to consolidate new forms of clarification and / or inquiries of what transpires in opacity. It was not easy to decide on the operation of the method because the research activity on case studies in social work practice, stood outside his scientific rigor, this brings forward the process of social intervention and three times (research-diagnostics and troubleshooting) includes knowing how to follow. Resistance and crisis of representation of the same does represent others, who have no voice but clearly indicating from where it is stated and how it is uttered. The crisis has raised and rebuilt develaciones initial questions, which show through in breaking watertight spaces know how to follow the process. Hence Eleuterio History is not just a story, aims: Reply with the mediation of critical reflection about how disciplinary practices reproduce forms of suppression / invisibility of the subjects. Achieve is to move the discourses, practices and representations, “three concepts that allowed for renewed reflection of the human and social sciences” (Roger Chartier, 2001)

Key Words: Practices; Social Work; Speaking Discourses.

INTRODUCCIÓN

            “La Historia de Eleuterio,” es el relato del proceso seguido en una investigación: el estudio y análisis de un caso. Este constituye un instrumento complejo que exige del investigador el dominio amplio y profundo de teorías que le sirvan de apoyo a su investigación, en este sentido, los aportes de la teoría y metodología de la Antropología Social, como así también, los de la Sociología, el Psicoanálisis y la Filosofía contemporánea son fundantes ya que nos permitieron la comprensión del entramado del “espacio social donde las personas viven sus condiciones de vida, lo cual da sentido y reconstruye las significaciones de lo diferente y desigual” (Karasik, 1994)
            El núcleo central de la investigación lo constituyen las prácticas discursivas del investigador desde la mirada disciplinar del Trabajo Social. Estas prácticas en sí encierran fragmentaciones, contradicciones, continuidades y discontinuidades que al repensarse interpelan lo que transcurre en la opacidad. Se instala así el emergente de la reflexión para luego poder expresarla en la escritura y su comunicación.
            El objetivo de este trabajo trasunta la posibilidad de ubicar el lugar del enunciado a partir de los modos tradicionales de intervención social teniendo como punto de reflexión las prácticas discursivas y las representaciones construidas del espacio profesional
            No ha sido fácil decidir respecto de la operatividad del método y sus técnicas (1) para identificar ése lugar, ya que la actividad investigativa en estudios de caso en la práctica del Trabajo Social, ha sido situada tradicionalmente al margen de su rigurosidad científica, lo que necesariamente remite al proceso de intervención social: Investigación, Diagnóstico y Solución del problema.
            Este proceso que “incluye un saber cómo seguir”, ha devenido en crisis, pues los espacios estancos del proceso “saber cómo seguir”, limitan el campo de estudio y de intervención, estos campos fecundos aún parecen encontrarse poco explotados por la investigación disciplinar, quedan expuestos a la mirada de los otros y de un nosotros, que no deja de estar teñida de resistencias porque develan una crisis de representación de un sí mismo, que paradójicamente, representa a otros que no tienen voz.
            La intención de este trabajo remite a “deudas adquiridas”, como también heredadas de un “hacer profesional” que ha venido trabajando lo diferente y desigual a partir de un espacio al que se accede desde la distancia profesional sin tener en cuenta que “la percepción del mundo social se opera en gran medida en la práctica” (Karasik, 1994).
Esta idea se traduce en el punto de partida y de llegada que se configura en la pregunta inicial de esta investigación

¿CÓMO LAS PRÁCTICAS DISCIPLINARES REPRODUCEN FORMAS DE SUPRESIÓN DE LOS SUJETOS?

            La tensión existente entre práctica y discurso asume procesos complejos que requieren ser entendidos desde un contexto de justificación que supere el contexto de descubrimiento que tanto transitamos los trabajadores sociales.
            Por ello se advierte, que la Historia de Eleuterio no es solamente una historia, representa la posibilidad de transitar” los discursos, las prácticas y representaciones tres nociones que permiten hoy renovar la reflexión de las ciencias humanas y sociales” (Chartier, 1993).
            Para el caso particular del Trabajo Social, estas se constituyen en las nuevas categorías conceptuales de producción de conocimiento, porque logran situarse en espacios divergentes no aglutinantes.
            Por eso, transitar esta historia tuvo dos momentos: el de la continuidad empírica y la ruptura, que está ligada a la posibilidad de cambio a partir de los núcleos teóricos que incluyen estos conceptos y categorías.
            El modo de comunicación seleccionado es la reseña, “una forma de organizar y transferir la experiencia, es continente de presupuestos y recortes o fragmentos teóricos que además de relatar, constituyen el espacio de reflexión y discusión, una especie de dialógica” (Belli, 2010) que permite ubicar el lugar desde donde los actores sociales sostienen su práctica y cómo la enuncian.

RESEÑA

            El Lugar: una escuela ubicada en la zona urbana de un pueblo de la Quebrada de Humahuaca El aula de 1er grado “D” una docente, actualmente Trabajadora Social, el curso alberga 38 alumnos, el 80% de los cuales repite grado, entre ellos resalta, Eleuterio un niño de 9 años, repitente por tercera vez de 1° grado. Aparentemente no tiene noción del espacio y si bien hasta ese momento no pudo aprender a leer- en cambio posee una caligrafía perfecta y la cualidad de copiar perfectamente las consignas. Su presentación e higiene deja bastante que desear. En la escuela es un niño retraído, se relaciona poco con sus compañeros, prácticamente no mantiene comunicación salvo con dos compañeros de 11 y 12 años.
            La forma de evaluar y calificar a los alumnos esta estandarizada y este niño no alcanza los niveles mínimos de aprobación. Es la mitad del año y la docente y un grupo de amigos salen un domingo de excursión al campo. Luego de caminar 4 km subiendo el cerro se topan con una vivienda precaria en medio del campo, allí asoman dos cabecitas, uno de ellos es Eleuterio. La docente se da cuenta de las reales condiciones vida del niño, quien se encuentra lavando ropa en el arroyo y preparando la comida para él y sus dos hermanos, en la vivienda prácticamente no hay muebles, un solo ambiente donde cocinan, come y duermen. La madre está ausente regresará al caer la tarde pues trabaja como puestera y debe cuidar un rebaño de ovejas.
            A partir de ese momento la docente cambia de conducta para con él niño a quien pasa a dispensar una atención especial y consecuentemente, al recibir un trato diferente, Eleuterio modifica su comportamiento y presenta todos los días su tarea, además de participar en clase. Consecuentemente sus progresos comienzan a ser visibles y en menos de dos meses, él es capaz de sumar y restar, leer de corrido. A fin de año Eleuterio egresa de primer grado con buenas calificaciones.

LA INSTRUMENTALIZACIÓN MECANICISTA DEL DISCURSO

            En la práctica disciplinar el diagnóstico de situación, en términos funcionales en cuanto al sistema institucional, ubica en el recorte descriptivo lineal, la supuesta eficacia profesional de quien interviene para resolver problemas prácticos demandados por los organismos que conforman la institución, en este caso la escuela

¿QUIÉN ENUNCIA Y DESDE QUÉ LUGAR?

            Quien enuncia es el docente, de una Escuela Rural (2), su función se expone desde la lejanía de otras miradas, tiene dominio discursivo como práctica, es “la maestra” “la asistente social”, no hay un no lugar, un no espacio del enunciado a pesar de que quien enuncia participa de sensaciones frente al alumno repitente, su percepción “está sitiada” por el rendimiento escolar alcanzado, que fija la práctica curricular, la práctica disciplinar instituida.
            Bajo este sistema de dominio discursivo y práctico la percepción del otro opera en las falencias del niño, no se distingue en Eleuterio “emociones y sentidos” el que dice es el docente, su enunciado se articula con la currícula escolar de allí que su práctica y enunciado; indiquen sólo su posición frente a un problema de aprendizaje, (problemas prácticos) no existen para este sujeto posiciones y disposiciones, Eleuterio aparece fuera de la norma y no encaja en el rol previsto para un niño de 9 años que asiste a la escuela.
            La escuela, el lugar desde donde se enuncia dogmáticamente la falencia con autoridad autónoma de la crítica es otro espacio donde opera la práctica de saberes leídos no construidos, una diferencia que imprime y reproduce violencia simbólica.
            Se trata de “prácticas sociales que sugieren un reconocerse y/o desconocerse, donde siempre está presente la dimensión cultural de las relaciones sociales y a través de éstas los sujetos se han constituidos como diferentes, pero también como desiguales” (Karasik; 1994)
            Eleuterio no se reconoce por los signos, que son las palabras escritas en el pizarrón y en su cuaderno, se reconoce por el silencio, por su trabajo en la casa cuando la madre pastorea las ovejas en la “loma” y por la sicureda de Navidad y Semana Santa, sus pares son su hermano y algún vecino de Altarcito, los de su lugar, no los de la escuela.
            Diferente, desigual de una realidad que ingresa por la vía del discurso y de la interpretación que se expresa en representaciones que tratan de captar, el sentido, el significado, éstos son construidos por el investigador o por otros mediante un proceso complejo que requiere de la mediación del lenguaje y opera por la vía del discurso, sobre aquello que se comienza a mirar atendiendo las distintas dimensiones de la historia de Eleuterio.
            El discurso vuelve a recortarse cuando la apelación se conforma con el siguiente planteamiento del núcleo problemático: ¿bajo qué condiciones vive la familia del niño?
            No obstante abrir otra manera de captación de esa realidad, como así también, marcar la posición frente a lo que le pasa al niño, el sentido de vigilancia y control somete a prueba la tradición instrumental de la visita domiciliaria, en rigor los datos obtenidos generan una respuesta funcional y se sostiene en el capital material que no posee, la carencia de luz eléctrica y de agua potable, de una mesa, un lugar donde el niño pudiera realizar su tarea escolar, un lugar donde pudiera higienizarse y prepararse para ir a la escuela.
            La pobreza; en este espacio el que enuncia observa lo real que se corporiza en un niño de 9 años oprimido por la carencia, participa de los significados y reglas que le son conocidos pero hasta ahora no han sido puestos en duda y mantienen el sentido común.
            La pobreza es la que vulnerabiliza, excluye, diferencia, entonces la pobreza es el“espacio social donde las personas viven sus condiciones de vida de profunda desigualdad”, se incorporan nuevos rasgos clasificatorio a un niño de 9 años, pobre, vulnerable, excluido; patrones asociados al objeto que incluye a su unidad de análisis problemática, dejando de lado el sentido que tienen para el niño su relación con el mundo simbólico y material, un mundo velado, no accesible desde la posición y disposición de quien enuncia.
            De este modo no se accede a la singularidad de las relaciones, los procesos y prácticas sociales en las que se inscriben operativamente los hechos observados. “El lugar donde están implicados los sujetos cuyas condiciones de vida y disposición de recursos, materiales, sociales, simbólicos y de poder se ponen de manifiesto en los datos observables” (Grassi, 1995). Mientras que las representaciones sociales, cuyo sedimento son las disputas por la constitución y reproducción del espacio social - que Pierre Bourdieu en “Espacio Social y Génesis de clases” hace referencia, “el sistema de posiciones que se distinguen en la relación de unas con otras, midiéndose el valor de la posición por la distancia social que la separa de otras”, nociones teóricas de fundamento pero no de explicación, están expuestas en esta reseña y requieren de la comprensión de esos procesos, no se trata de avanzar explicando, sino, se trata de detenerse y comprender dar sentido a lo que se ha venido desarrollando.
            El saber cómo seguir le ha implicado al modelo profesionalista del Trabajo Social mantenerse en la continuidad de formas explicativas, lineales y hasta simplistas, como es el estudio de caso de la historia de Eleuterio. En ella puede ubicarse claramente los movimientos de reducción y desplazamiento de un problema-objeto hacia un niño de 9 años que se constituye en el problema: supresión del sujeto.
            De igual modo la dimensión política de la actuación profesional en cuanto decisión normativa de procurar soluciones operan sobre el que se constituye un problema, hay continuidad metodológica se sabe cómo seguir, más allá del conocimiento que represente ése espacio social, en realidad, no hacen más que reproducir esquemas de representación estructurados que son estructurantes de la práctica disciplinar. Del mismo modo se reproducen en el campo de las políticas sociales que de todos modos, “no van a afectar los procesos políticos sociales por el cual se estructura una sociedad” (Grassi, 1995), puede sin embargo, hacer permanente las situaciones de desigualdad, de exclusión, de violencia, de imposición de esos poderes porque no se detiene en el capital simbólico, ni en la valoración de lo que se dispone, reproduciendo sistemáticamente, la oscuridad, lo invisible.
            Este es el riesgo al que se somete el investigador, cuando escribe o relata sus propias prácticas, frente a un sujeto suprimido que de todos modos se hace presente por su sola presencia “su característica es una parte integrante de su realidad social” (Bourdieu, 1979), el mundo social de Eleuterio no se expresa autónomamente sino que depende del lugar otorgado por los otros “adhesión y distancia puestos en acción” (Marín, 1994).
            Distancia que indica alejamiento, polarización de fuerzas que se accionan para imponerse, para someter o resistir, en ésa dinámica juegan las relaciones de poder, como así también la relación entre discursos y prácticas sociales, que sin embargo, son necesarios para acercarse a la comprensión; como también son necesarias las adherencias a la articulación para hacer presente lo ausente, poner en práctica el modelo de funcionamiento de la representación en su doble dimensión:
1- La transitiva o transparente del enunciado:”toda representación, representa algo” el problema de Eleuterio es un problema práctico y tiene también una solución práctica operar sobre el sujeto.
2- La dimensión reflexiva u opacidad enunciativa “toda representación se presenta representando algo”, siguiendo la idea de Marín la representación asume la noción de las diversas relaciones que los individuos y grupos mantienen con el mundo social.
            Enunciado de aparente transparencia pero que constituye todo un proceso de fragmentación que hay que suturar. Son rupturas no sólo de índole epistémico, sino que quien enuncia no lo hace en sentido único (unívoco) porque su lugar está impregnado de su propia historia, por su pertinencia de clase, sus conocimientos, sus pasiones, no es un absoluto por eso retorna rectifica, vuelve a su lugar de seguridad de allí la provisionalidad de la presencia, y la vigencia de la extrañeza, que no es un reaseguro de neutralidad ni de saber uniforme.
            En el enunciado se transparenta el modo en que su participación está condicionada por la ideología y la ética, por ello quien escribe su práctica es una persona situada en el texto y está jugado con su ideología y sus adhesiones, en este sentido la ideología da cuenta por un lado de la visión que se tiene del mundo y que es acorde con el lugar que socialmente ocupa, y es en la práctica social donde se manifiesta la ideología, donde se ve, se nota, se trasmite, son dos los factores que la sostienen, la práctica social y el discurso.
            La historia de Eleuterio es un intento de situarla en la dimensión reflexiva u opacidad enunciativa “toda representación se presenta representando algo” (Belli, 2010) para atravesar la transparencia y argumentar que Eleuterio está donde tiene que estar porque representa dentro del esquema de representaciones a la “exclusión que se manifiesta no sólo por el rechazo y el maltrato, sino que viene configurándose en procesos de naturalización histórica” (Belli, 2010) desde esta perspectiva la visión de mundo se diferencia del que enuncia porque lo hace desde un lugar donde se piensa lo que se puede por el lugar que ocupa, aunque en principio este enunciado no sea coherente con lo que se ha venido desarrollando, el límite es cuando hay que elegir sobre qué bases se discute la posición natural de las clase sociales que hacen la diferencia.
            Siguiendo con la línea de pensamiento de Elena Belli cuando expresa “cuando no se considera una palabra, no se está considerando a una red de relaciones” que involucran valores, creencias, sentidos, representaciones-captación de un sí mismo, que amplia extraordinariamente el espacio social que ocupa. Se vuelve así, a la idea de que el espacio social donde las personas viven sus condiciones de vida, lo cual da sentido y reconstruye las significaciones de lo diferente y desigual, que está naturalizado por la ideología hegemónica (dominante) y aparece como una simple exposición de cómo son las cosas- Léase diagnóstico de situación-. Desde la lógica argumental el objetivo de este trabajo respondería a plantear la ruptura de los procesos de subordinación y minusvalía no sólo de quien es enunciado sino del que enuncia.
            La reconstrucción retrospectiva de la historia de Eleuterio ha significado una nueva forma de problematización porque no se trabajó sobre un objeto preexistente, hubo un proceso que intenta pensar y desentrañar la conjunción de las prácticas y los discursos, señala discontinuidad no sólo de los conceptos y categorías, sino que el investigador está obligado a captar los sentidos y los significados que tiene ése sujeto construido por las prácticas y los discursos (Foucault, 1984).
            El estudio de caso para esta reseña se inscribe en:
- Hacer presente al sujeto por las prácticas y discursos desde la perspectiva de la práctica disciplinar.
- Reproducir en la actividad investigativa las distancias sociales tanto de los investigadores como del investigado, más allá de su referencia geográfica.
- Señalar que no existe desconexión del modo en que se reproducen los problemas sociales a pesar de la particularidad del caso aquí expuesto.
- Procurar descentrarse de la explicación lineal causa-efecto y simplista de los procesos metodológicos.
- Intentar no sin limitaciones y obstáculos requieren superar el sentido común, el encasillamiento, la obviedad.
            El estudio y toda su progresión sentaron sus bases en la reflexión no sólo teórica, metodológica y disciplinar sino también personal respecto de las disposiciones que traducen un lugar que se ocupa.

DISCUSIÓN

            El Trabajo Social disciplina en permanente crisis, que genera críticas al interior del campo disciplinar, tal vez porque su participación incipiente aún, como campo de producción de conocimiento, es a partir de los espacios donde la tradición investigativa se realiza, la universidad, las unidades de investigación académicas u otras organizaciones sociales.
            Se advierte, que “toda vez, que desde lo disciplinar se realizan estudios que tienen como objeto al propio Trabajo Social, no existe un reconocimiento especular, los mecanismos de hacer invisible la falta de algo para tener una representación de sí mismo, hacen que se apueste a las disputas acerca de cómo es y/o debiera ser el Trabajo Social, dejando de lado la posibilidad de una mejor/eficaz acción.” (Grassi, 2003). “Un juego en el que de todos modos, el Trabajo Social cada vez que realice movimientos de autoanálisis acerca del objeto, los objetivos, la teoría -dice la autora- produce transformación que pueden o no tener los resultados que se esperan”.
            “El Trabajo Social de hoy es un complejo entramado con los hilos de la vieja asistencia, del proyecto profesionalista del 60, reconceptualizaciones y críticas diversas del cual el campo no ha salido indemne. Un Trabajo Social que tiene distintos frentes como el político, el cultural y el intelectual y este campo, el intelectual ha devenido en procesos acríticos de los modos de pensar naturalistas, hegemonía del pensamiento único/objetivo sobre todo al momento de evaluar la eficacia de las políticas sociales, este es el mejor modelo que se impuso para reproducir la ideología hegemónica” (Grassi, 2003).
            Estas reflexiones son las que acompañaron todo el proceso de la investigación y que al final se ponen a consideración, una de ellas es que como las Ciencias Sociales en general, el Trabajo Social tiene deudas adquiridas y heredadas, una ellas es la restitución de su campo de producción de conocimiento, como el de la formación de la práctica investigativa que como actividad científica al principio en forma ingenua, parcial, fragmentada pone enfrente la posibilidad de abrir el fuego, instalar el debate, retomar el recurso del discurso académico, lo que equivale a poner en acción los lugares de su ejercicio, un costo elevado que debe pagar el Trabajo Social de Jujuy y no se puede objetar lo local al “alejarse de la academia, porque ha perdido la presencia de interlocutores válidos” (Belli, 2010) Se trata de iniciar la construcción del “consenso” en términos de “comunidad” que participa de los procesos de potencialización del discurso.
            El encuentro con un par o con los que no los son pero forman parte de una comunidad, significa exponerse a la mirada de los otros y de un nosotros, que no deja de estar teñido de resistencias porque develan una crisis de representación de un sí mismo. Lo que enunciaría también otra supresión; si no existe el reconocimiento que implique que uno puede ubicarse donde supuestamente se tiene que estar.
            Queda por decir que la justificación del discurso del trabajador social, respecto a su práctica este asume que es cercano a los sujetos sociales en esa referencia geográfica, local y se aleja del discurso academicista, quizá porque no ha incorporado en su práctica la distancia como resguardo epistémico, porque su tiempo es diferente, pragmático, intuitivo, sus acciones se desenvuelven en la cotidianeidad, no hay extrañeza, hay una forma distinta de acercamiento, de inserción hay un juego del cuerpo.
            Esa disposición diferenciada que el habitus disciplinar ha venido imprimiéndole a los modos rutinarios de hacer y pensar, desde la lógica de una práctica objetivada en la instrumentalización del discurso con la acción en terreno. Esta noción tiene interpelaciones en cuanto a que “el habitus no alcanza para dar cuenta de los sujetos, porque la subjetividad está presente, el sujeto a la vez que actúa, también piensa , tiene pasiones ama, odia” (Belli, 2010), y son las pasiones las que develan y resisten el lugar otorgado.

CONCLUSIONES

            Las construcciones teóricas y metodológicas del Trabajo Social en Jujuy ha iniciado un proceso de cambio en las perspectivas y miradas que tienen el sedimento de la teoría social clásica y contemporánea unido al advenimiento de las actuales políticas públicas que contienen en sí perspectivas reivindicativas de los sujetos, la ciudadanía, los derechos.
            El presente caso es un ejemplo de esta nueva percepción que involucra un movimiento de los sujetos del saber en la cotidianeidad que es posible analizar desde la refocalización de las prácticas del trabajo social rescatando las voces de el sujeto su subjetividad y percepción.
            Develar al otro social como único sujeto de acción social y transformación de su cosmovisión vital y singular.

NOTAS

1) Materiales de trabajo, observación documental (informes sociales y psico pedagógicos), observación focalizada, entrevista focalizada, reseña y reconstrucción de los trayectos efectuados por el niño y la trabajadora social. Revisión y análisis de bibliografía general y específica.
2) Tilcara que Menéndez –Carrión (1985) identifican “como el espacio social donde la inequidad social, y la precariedad e inseguridad son características estructurales que afectan a vastos, contingentes de la población” y que Karasik(1994) refiere; “no puede pensarse la problemática de la reproducción de una identidad popular diferencial fuera del campo de fuerzas en que se desenvuelve la experiencia popular. En ése campo de fuerzas están presentes las interpelaciones de campo y las representaciones en torno a “las lealtades primordiales” que están en la base del clientelismo”

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