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RIA. Revista de investigaciones agropecuarias

versión On-line ISSN 1669-2314

RIA. Rev. investig. agropecu. vol.43 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ago. 2017

 

EDITORIAL

Los desafíos de la Agricultura

 

Los avances en la tecnología de producción agrícola de los últimos trescientos años fueron de una magnitud sin precedentes en la historia mundial. Estos avances implicaron una creciente disponibilidad de alimentos a precios reales decrecientes, lo que a su vez permitió un enorme aumento de la cantidad de población mundial.
Para poner en perspectiva la magnitud de este cambio, puede remarcarse que el incremento en la población mundial en los cien años que van desde 1900 a 2000 fue cuatro veces mayor que el incremento total de población observado en toda la historia previa de la humanidad. Más de 4 mil millones de personas adicionales en el mundo en solo cien años.
Los aumentos de producción requeridos para satisfacer la demanda creciente de alimentos no pueden basarse en la expansión de la superficie cultivada como ocurrió parcialmente en los pasados dos siglos, ya que resulta en pérdida de biodiversidad, emisiones de gases, excesos hídricos y exposición de tierras frágiles a procesos de degradación. En consecuencia, los mayores esfuerzos para incrementar la producción deben enfocarse en la intensificación del uso de la tierra disponible. Pero esta intensificación no debe centrarse en prácticas que dañen los suelos ni en aquellas basadas en mayores usos de insumos de la manera en que aconteció a nivel global durante la segunda mitad del siglo XX, ya que pueden producir degradación del ambiente, contaminación y, eventualmente, agotamiento de recursos.
Por el contrario, deben centrarse en tecnologías de procesos y de conocimientos que permitan detener y revertir el deterioro de los suelos y la contaminación química y, además, hacer un uso más racional y eficiente de los recursos e insumos. A modo de ejemplo podemos citar las siguientes tecnologías de proceso en las que se concentra la investigación y el desarrollo actual: agricultura por ambiente, agricultura de precisión, rotaciones, cultivos de cobertura, manejo integrado de plagas, buenas prácticas en fertilización y manejo del agua, entre otras, y en tecnologías intensivas en conocimiento como la biotecnología y el mejoramiento genético.
Según la FAO, en el mundo la agricultura representa la mayor proporción de uso de la tierra por el hombre y casi dos terceras partes del agua utilizada por la humanidad se destina a la agricultura. La producción agropecuaria tiene importantes efectos sobre el medio ambiente, dado que puede ser fuente de contaminación del agua por nitratos, fosfatos y plaguicidas. Asimismo, es una fuente antropogénica de gases de efecto invernadero, metano y óxido nitroso, y contribuye a otros tipos posibles de contaminación del aire y del agua.
Ante este escenario, es importante remarcar que la misma agricultura puede ser un factor muy importante para atenuar muchos de estos efectos y en muchos casos revertir este proceso utilizando métodos de producción sustentables.
En particular, la Argentina puede tener un gran protagonismo en la futura seguridad alimentaria mundial por ser uno de los países con mayores potenciales para la agricultura y la producción de alimentos. En este sentido, se estima que el país produce alimentos para alrededor de 400 millones de personas, con grandes posibilidades para expandir este potencial en los próximos años. Así, la demanda creciente de productos agropecuarios constituye una gran oportunidad para el desarrollo equitativo de los territorios del país, tanto a través de la producción primaria como del agregado de valor y de la agroindustria.
El INTA está totalmente convencido que la trasformación de la agricultura requiere como primeros pasos mejorar la eficiencia de uso de recursos e insumos, frenar las pérdidas de tierra cultivable, biodiversidad, hábitats y servicios ecosistémicos, disminuir el consumo no sustentable del agua especialmente donde este recurso es demandado para otros usos, frenar la contaminación del agua, suelo, aire y alimentos con productos químicos, y reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, entre otras acciones.
El sector agro-industrial nacional ha sido pionero en adopción e innovación tecnológica y organizacional en los últimos 25 años. La agricultura argentina ha sido precursora en la aplicación de la tecnología de siembra directa, en incorporación de biotecnología y en el uso de nuevas tecnologías de información y agricultura de precisión.
El capital humano específico aplicado al sector ha crecido notablemente en los últimos años, destacándose por un alto grado de especialización profesional y técnico en las labores agrícolas, así como por poseer un cuerpo técnico de gran calidad en investigación y desarrollo tecnológico para el sector. Esto demuestra que la capacidad del país va por buen camino.
Para alcanzar los objetivos de producir los alimentos requeridos y reducir el impacto ambiental, la futura manifestación de la capacidad creativa e innovadora deberá ser adaptar, transferir y desarrollar tecnologías que resulten en mayores producciones, mejores eficiencias de uso de recursos e insumos y menor impacto ambiental.
Y tomar conciencia acerca de la necesidad de cuidar los recursos, planificar los agroecosistemas de manera tal de satisfacer las futuras demandas de productos de la agricultura y reducir paralelamente las externalidades de esta actividad, para asegurar la provisión de servicios ecosistémicos y beneficios para toda la sociedad.

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