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RIA. Revista de investigaciones agropecuarias

versión On-line ISSN 1669-2314

RIA. Rev. investig. agropecu. vol.43 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

NOTAS

INTA: plataforma de políticas públicas
Referentes de ciencia y tecnología de organismos públicos y privados se refieren a su vinculación con el INTA. Lo examinan desde la propuesta de plataforma de políticas públicas y actor clave del sector científico, en momentos en que profundiza su estrategia de articulación interinstitucional

 

Por Mario Migliorati y Daniela Novelli

En un contexto donde se habla de potenciar las vinculaciones interinstitucionales en ciencia y tecnología en el país, la estrategia del INTA ─de cara al 2030─ se organiza en asegurar y profundizar las iniciativas de integración con organizaciones públicas y privadas para otorgarle un fuerte impulso a la gestión institucional que se plasma en los productos y servicios que aportan a la competitividad en los territorios. Un compromiso que se orienta y sostiene sobre los grandes objetivos “de las políticas públicas nacionales y en la rendición de cuentas a la sociedad”, reconoció Fernando Fernández, coordinador nacional de Investigación y Desarrollo del INTA. En una realidad que exige transponer “las fronteras institucionales” para impulsar la innovación y aportar soluciones “desde la investigación, la extensión y el desarrollo de tecnologías”, destacó. Pero esto no se logra solo. Los esfuerzos conjuntos de los actores que lo integran y una compleja trama de cooperación interinstitucional le permitió a lo largo de sus más de 60 años mantenerse a la vanguardia de los procesos innovadores en agroindustria y de los avances estratégicos. Desde distintos sectores y con diversos enfoques, se plantea la necesidad de profundizar el aporte de soluciones socio-tecnológicas sostenibles y ampliar las oportunidades de desarrollo territorial. Para lograrlo se requiere “profundizar espacios de articulación que promuevan la integración de capacidades y competencias científico y tecnológicas, de coordinación interinstitucional con actores público-público y público-privados”, señaló Fernando Fernández.

Políticas y acciones

Es en el marco del Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICyT), foro que funciona en el ámbito del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, que convoca a los organismos del Sistema Científico y Tecnológico Nacional, al Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y al Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), se discuten “todas las políticas de ciencia y tecnología, ya sea de ámbito nacional o regional”, dijo Fernández.
Ante la situación coyuntural en ciencia y tecnología (CyT) que requiere orientar los esfuerzos a lo estratégico y en el financiamiento, pensar plataformas y reflexionar el futuro de cada territorio, el lugar del CICyT es clave para un INTA que se referencia como una política de Estado. En ese sentido, Fernández identificó que “una de las políticas que tiene el Ministerio de Ciencia en este momento, para fortalecer el componente investigación y desarrollo, es tratar de favorecer la interinstitucionalidad bajo un concepto federal”. Para Sergio Matheos, subsecretario de Coordinación Institucional de la Secretaría de Articulación Científico Tecnológica del MINCyT, el CICyT tiene como propósito alcanzar “una mancomunión de esfuerzos, un trabajo conjunto en función de objetivos que se pautan a nivel de la ciencia en todo el país”. En ese orden, consideró que “todos coinciden en la federalización”. Una visión que se expresa “en el fortalecimiento y la diversificación de la matriz productiva”, indicó con relación a aumentar la investigación y desarrollo (I+D) “producto del esfuerzo del Estado como de la llegada de la inversión privada”. “La ciencia no se hace solo en un lugar, sino en todo el territorio”, expresó Fernández, en clara referencia a la federalización, que se lee “en paralelo con el perfil y la estrategia de intervención del INTA”.

Interinstitucionalidad

Este concepto, de fuerte componente federal y desarrollo de los territorios, le otorga más visibilidad a la investigación “en aquellos lugares más desprovistos”. De hecho, “muchos instrumentos de ciencia y tecnología tienen ese concepto”, indicó el coordinador. Pero, ¿cómo se integra el INTA a esa política de interinstitucionalidad? “Se hace a través de estas herramientas y con socios como el Conicet”, dijo. Los 188 investigadores y 332 becarios doctorales del Consejo en el INTA, refuerzan esta afirmación. “En disciplinas como veterinaria y en Ciencias Agrarias del Conicet, el INTA es un socio fundamental”, apuntó Miguel Laborde, vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del Conicet. Vínculo que valora como muy positivo y que, además, le permite al investigador del Conicet “la cercanía con el agricultor”. “Materializamos ─dijo Fernández─ esa interinstitucionalidad al recibir investigadores del Conicet o al promover investigadores del INTA para que se incorporen a la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico”. Con lugar de trabajo en 6 centros de investigación y 22 institutos, situados en Castelar y Balcarce –Buenos Aires–, Bariloche –Río Negro–, Rafaela –Santa Fe–, y el Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) –Córdoba–, entre los principales. “¿Cómo le damos más institucionalidad?”, se preguntó Fernández, a lo que respondió: “Con la creación de unidades de doble dependencia, como las en Castelar –destinadas a salud animal y biotecnología– y la del CIAP; además de un par más que están en carpeta para su desarrollo y concreción”. (Ver recuadro).
Así es como se avanza “en la firma de un convenio para contar con unidades ejecutoras de doble dependencia –mixtas–, con lo cual se optimizarían mejor los recursos”, afirmó Laborde. Otro capítulo lo constituyen las becas internas cofinanciadas. En estas becas “el INTA es el que fija las temáticas y los lugares donde se radicarán los postulantes”, señaló el vicepresidente. A partir de las becas internas cofinanciadas Conicet-INTA, se incorporaron 96 becarios doctorales en 2016 y, este año, lo harán otros 25 doctorandos Conicet. Por su parte, Laborde enfatizó que ambos organismos “pueden jugar juntos” en temas estratégicos para el país, como en el aprovechamiento de la biomasa -para generar energía- y en el desarrollo de procesos productivos. Asimismo, en CREA (Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) hablan de un vínculo estrecho y “con misiones parecidas”, tal como lo expresó Federico Bert, director de la Unidad de Investigación y Desarrollo, para quien el INTA “es la institución de referencia”. Esta organización privada, nacida casi en simultaneo con el INTA y con un equipo de investigación y desarrollo de 40 personas –entre técnicos e investigadores–, tiene una cartera de 80 proyectos en asociación con otras instituciones, entre las que se encuentra el instituto.

El foco en los centros

“El INTA es un actor fundamental en la conformación de los Centros Interinstitucionales en Temas Estratégicos”, subrayó Matheos. El Ministerio ya financia dos centros ubicados en Palpalá –Jujuy– y en Viedma –Río Negro–. “Como figura, con una fuerte asociatividad de instituciones del sistema, para concentrar capacidades y enfrentar un determinado problema, es la más fuerte que hoy tiene de política interinstitucional el Ministerio de Ciencia, y el INTA se acopla”, destacó Fernando Fernández. A la interinstitucionalidad no hay que mirarla como un beneficio institucional, “sino como una política que favorece la resolución de un problema”, afirmó. En el Valle Inferior, el INTA ya integra el centro junto con la Universidad Nacional del Comahue, de Río Negro y el Conicet. Sumada a la propuesta de promover un centro de fenómica en Balcarce –Buenos Aires–, el INTA participa en la localidad de Quines –San Luis– en la creación del Centro Interinstitucional de Desarrollo Estratégico Regional (CIDER). Allí trabajará en el desarrollo de tecnologías para la utilización de fuentes renovables en la producción de energía eléctrica y la gestión integral de los recursos hídricos.

Sistemas Nacionales

Como iniciativa de una política del MINCyT, los Sistemas Nacionales se destacan como instrumentos de articulación interinstitucional “donde contamos con representación del INTA”. Con la financiación “podemos fortalecer actividades propias, como nuestro sistema de bioterios”, dijo Fernández. “El INTA participa en 12 de los 17 Sistemas Nacionales”, dijo Matheos, con lo cual “pone a disposición de todos los científicos del país el instrumental con que cuenta y, además, dispone del instrumental de los otros organismos de ciencia y técnica”. A nivel país que se agrupan en: grandes equipos, bases de datos y 2 transversales, que abarcan a bioterios y redes avanzadas. El de bioterios reúne a 57 instituciones que adhirieron sus centros. Este caso, cuenta con líneas de fortalecimiento para capacitación de recursos y financiamiento.

Proyectos

Hay políticas establecidas que el INTA comparte en el marco del ministerio, como es el Banco de Proyectos de Desarrollo Tecnológicos y Sociales –PDTS–. Cumplen el objetivo de incentivar a que las investigaciones se conviertan en desarrollos concretos, prototipos o productos. Avalan a los investigadores y tecnólogos a ser evaluados según su grado de participación y sus avances. “Si se incorpora un proyecto de INTA en el banco, implica que hay un demandante y un adoptante, es decir, un aval social de que la investigación le sirve a la sociedad”, indicó Fernández y agregó: “Un proyecto en el Banco de PDTS acredita que aporta a la sociedad”. Los PDTS refuerzan “el reconocimiento que la sociedad tiene del lugar del investigador, al aprovechar oportunidades estratégicas y necesidades sociales o de mercado”, afirmó.

Público – privados

¿Cómo y dónde se discute la vinculación entre públicos y privados? Los especialistas coinciden en que las herramientas están y, cada vez más, los perfiles de los investigadores están cerca del desarrollo de oportunidades de trabajo con aportes a los problemas de la sociedad. Según Fernández, el INTA está a la vanguardia porque “siempre ha trabajado al lado de los productores en todas sus escalas y de los problemas de la sociedad”. Los temas compartidos con el INTA van “desde el análisis de contextos macroeconómicos hasta cuestiones relacionadas en el proyecto malezas, hasta la coorganización del último evento tecnológico CREAtech”, argumentó Bert.
La historia demuestra que el sector privado “no se caracterizó en la Argentina por apostar a la investigación y desarrollo”, expresó Laborde y puntualizó: “La innovación no la marca el privado, la hace el Estado, al decidir subsidiar determinadas investigaciones”. Y aclaró: “Acá sí el privado debería acompañar”, aunque este acompañamiento no es frecuente en “el caso argentino”. Y, ¿qué lugar les queda a los privados? “El privado busca hacer negocios”, dijo Fernández. Y lo graficó en cuanto a “la asimetría que existe entre las capacidades de generar tecnología y conocimiento y la capacidad de los empresarios de poder utilizarlas para generar negocios”. “Hay pocos clientes y mucha oferta del sistema”, resumió entre las principales causas negativas y sumó como dato positivo: “La capacidad potencial del sistema para generar negocios”, sin embargo, falta “la actividad privada”. En este vínculo, una de las tareas pendientes es construir la confianza. A pesar de que “todavía no hemos podido generarla entre actores público - público”, indicó y la explicó como parte de una conducta que “marca a fuego”. Por ejemplo, “la asociatividad INTA – Conicet la discutimos hace 15 años y la vamos a concretar ahora”, subrayó. Asimismo, Bert añadió que en la medida “en que alineamos más a los públicos con los privados, en términos conceptuales y de acciones, lo haremos también en cuanto a los recursos que se comprometen para llevar adelante los objetivos y las acciones”.

Mirar el futuro

Una de las responsabilidades de quienes tienen la función de diseñar políticas públicas en ciencia y tecnología es pensarlas para superar –en particular– los períodos de inestabilidad, de débil crecimiento y, fundamentalmente, de incertidumbre sobre el futuro. Por tanto, para comprender y vislumbrar su utilización como instrumento de la gestión, quienes las impulsan deben reflexionar sobre su utilidad en la puesta en marcha y desafíos que enfrentan. Donde el futuro es un componente permanente en el desafío de las transformaciones institucionales. Para mirar el futuro, se parte del presente. “Hay que mirarlo con la incorporación de la actividad privada al sistema”, explicó Fernández, quien advirtió que para hacer investigación y como una manera de otorgarle más contenido a ese conocimiento, “es necesario buscar socios que utilicen esos conocimientos y tecnologías”.
Por su parte, Laborde apuntó: “Los países que tienen un buen estándar de vida son aquellos que basan su riqueza no solamente en los recursos naturales, sino en los recursos humanos que generan transformaciones de esas materias primas y aportan un mayor valor agregado”. Además, argumentó: “Si tenemos que exportar, es preferible exportar el producto elaborado y no la materia prima virgen”; un principio “que vale para las otras actividades”. Y en lo que hace a la industria, se refirió a que “es fundamental sostener la política sobre los satélites y los radares de INVAP”, como ejemplo del contexto en el que se encuentra esa institución frente al sector privado.

El INTA como plataforma

En el día a día de “la institución argentina con más territorialidad, suceden un sinnúmero de cosas donde hay interacción directa con CREA”, afirmó Bert. Para este director, el sistema científico en el mundo y el país –en los últimos años– empezó a priorizar las investigaciones con sentido aplicado y, a su vez, “hay organizaciones como CREA y Aapresid que saben cuáles son los problemas reales de los productores”. Y esto “ayuda a que la eficiencia de los fondos que se invierten sea mayor”.
Frente a problemas “cada vez más complejos, donde se requieren capacidades interdisciplinares, el Conicet y el INTA son un semillero de gente con grandes capacidades para resolverlos”, expresó. En palabras de Laborde, “estamos haciendo muy bien las cosas con el INTA y vamos a poder cerrar acuerdos”. En opinión de Matheos, “el INTA es una plataforma de políticas públicas”. Le otorga un lugar central porque “la tecnología aplicada a la agroindustria, en un país agrícola ganadero, es de meridiana importancia, es decir, fundamental”. Para Fernández, la condición que hace del INTA una plataforma de políticas públicas es que “lo financia la gente”.

Anexo

Unidades ejecutoras doble dependencia

El INTA y el Conicet avanzan en la construcción de una mayor integración bajo la modalidad de unidades ejecutoras de doble dependencia para la realización de acciones conjuntas en investigación científica y tecnológica. Las tres unidades mixtas a crearse en los institutos del INTA, que ya cuentan con investigadores del Conicet, tendrán como misión la búsqueda de oportunidades y de nuevo conocimiento y su aplicación para el diseño de soluciones socio-técnicas. Además, esta integración permitirá anticipar y abordar demandas, necesidades y oportunidades del Sistema Agroalimentario, Agroproductivo y Agroindustrial (SAAA).
En Castelar, se creará la unidad ejecutora “Centro de investigaciones veterinarias”, con lugar en el Instituto de Virología y el Instituto de Patobiología, dependientes del Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias (CNIA). Organizada en varias líneas de trabajo sobre aspectos de patogenia, epidemiología, diagnóstico, inmunología, prevención y tratamiento de enfermedades, también reunirá capacidades sobre bienestar y mejora del medioambiente en el marco de procesos productivos animales. Apuntará a la prestación de servicios estratégicos y en la maduración, el desarrollo y la transferencia de productos, servicios y procesos; también, en la formación y perfeccionamiento de recursos humanos. En el CNIA, reconocido como un polo de innovación agroindustrial, se establecerá la segunda unidad ejecutora “Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABiMo)”, que funcionará en el Instituto de Biotecnología. Tendrá como objetivos la generación de conocimientos y el desarrollo de productos y servicios biotecnológicos innovadores aplicables al desarrollo sustentable agropecuario, agroindustrial, forestal y ambiental. Se emplearán herramientas de microbiología, genómica estructural y funcional y biología molecular. En tanto, en Córdoba la “Unidad multidisciplinaria de estrés en cultivos agrícolas” (UMECA) tendrá lugar en el Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP).
Orientada hacia la generación de conocimientos, el desarrollo de tecnologías para la innovación y su transferencia, se enfocará en la prevención y la mitigación de la incidencia de los estreses bióticos y abióticos sobre los componentes de los sistemas de producción agrícola y forestal.

Más información:
Fernando Fernández fernandez.fernando@inta.gob.ar;
Sergio Matheos smatheos@mincyt.gob.ar,
Miguel Laborde miguellaborde@conicet.gov.ar,
Federico Bert fbert@crea.org.ar

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