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vol.44 número3Detectives del código genético: En la era del big data, un equipo de investigadores del INTA aplica herramientas de la bioinformática para ordenar, secuenciar y analizar grandes volúmenes de datos. Descifrar el ADN de un organismo vivo permite entender cómo funciona y cuáles son los mecanismos que se activan frente a una enfermedad o cambios en el ambiente índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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RIA. Revista de investigaciones agropecuarias

versión On-line ISSN 1669-2314

RIA. Rev. investig. agropecu. vol.44 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2018

 

EDITORIAL

Bioinformática

 

La Bioinformática engloba la investigación, el desarrollo y la utilización de herramientas informáticas para el estudio de sistemas y procesos biológicos. Es a la vez ciencia y tecnología interdisciplinaria que intenta resolver aspectos relacionados a la adquisición, almacenaje, organización, análisis, integración y visualización de datos.
Si bien se registran antecedentes de la bioinformática desde la década del 60, fue sin duda la iniciativa del proyecto genoma humano (PGH) iniciado en los 90 lo que desató una sucesión de desarrollos tecnológicos en el campo de la secuenciación del ADN que rápidamente se convirtieron en innovaciones que revolucionaron las ciencias de la vida. Esas innovaciones aportaron por un lado formas más progresivas y accesibles de “leer” la secuencia de ADN, y, por otro lado, revelaron la dificultad de poder interpretar la información que “escondía” esa enorme cantidad de datos.
En paralelo al PGH, la metodología de secuenciación masiva de ADN conquistó otras áreas como la agricultura, veterinaria, ecología, energías renovables, protección ambiental, entre otras. Así, en los últimos diez años se han generado datos de secuencia genómica de manera exponencial para muchas especies incluidas plantas, animales y microorganismos. La característica preponderante de estos datos es que se presentan como conjuntos de millones o de miles de millones de lecturas de longitud acotada lo que los hace poco informativos per se. Algo similar ocurre con las denominadas ciencias “ómicas” -de algún modo impulsadas también por aquel PGH en el campo de la bioquímica de proteínas y metabolitos, entre otros- en donde se aplican métodos analíticos de generación de datos a gran escala y requieren de herramientas computacionales para ser interpretados. De hecho, todos esos datos sólo cobran valor cuando son analizados integralmente. Este análisis, por el volumen de datos que es necesario procesar, sólo puede hacerse de forma computacional.
La bioinformática es una interdisciplina que se construye desde la necesaria interrelación de las ciencias biológicas y computacionales, y también desde la matemática, la estadística, y según el origen de donde provengan los datos de la medicina, la agronomía, la veterinaria, etcétera. En este campo el análisis de datos biológicos se realiza de manera “inteligente”. Esto es, considerando los errores y sesgos propios del conjunto de datos para convertirlos primero en datos útiles y luego en conocimiento necesario para interpretar los procesos biológicos subyacentes. La sobreabundancia de datos en las ciencias biológicas ha empujado un cambio de paradigma en el sentido de combinar el método científico clásico de “ciencia dirigida por hipótesis”, con la alternativa de la “ciencia dirigida por datos” (data-driven-biology).
En el ámbito de INTA la agrobiotecnología hace uso de la bioinformática para estudiar las asociaciones entre variantes fenotípicas y variantes genéticas a nivel poblacional en determinados contextos como puede ser una enfermedad o la inestabilidad ambiental que impone el cambio climático.
Así, se identifican los genes o las redes de genes involucrados en respuestas de resistencia o tolerancia que puedan ser luego trasladados al mejoramiento de plantas o animales. Otro campo de aplicación es la caracterización de microbiomas asociados a plantas, ganado, suelo y recursos biomásicos, cuyo conocimiento puede contribuir a entender el papel de los microorganismos en rasgos de adaptabilidad y sanidad de los sistemas productivos, en las propiedades biogeoquímicas del suelo que impactan en el rendimiento de los cultivos y en la eficiencia de la producción de bioenergía.
El INTA, junto a institucionales nacionales e internacionales, posee una participación activa en el desarrollo y la promoción de la bioinformática aplicada al agro en Argentina.
Su intervención abarca tanto la producción de conocimientos sobre distintos sistemas productivos y ecosistémicos, como el desarrollo de herramientas tecnológicas y de capacidades propiciando la formación internacional de recursos humanos en el área de la bioinformática. Los desarrollos alcanzados a nivel institucional impactan la producción de conocimientos a nivel académico, productivo, del sistema de salud pública, judicial y forense. En este sentido, destacamos el esfuerzo de las instituciones públicas para mantener la vigencia tecnológica necesaria para hacer frente a los desafíos presentes y futuros de un país que necesita dinamizar su economía asociando el desarrollo tecnológico con el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.

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