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Enfoques

versión On-line ISSN 1669-2721

Enfoques vol.31 no.1 Libertador San Martín jun. 2019

 

ARTÍCULOS

La responsabilidad ante el derrumbe moral en el pensamiento de Arendt

Responsibility Before the Moral Collapse in the Thinking of Arendt

A responsabilidade diante do colapso moral no pensamento de Arendt

 

María de los Ángeles Cantero

Universidad Catolica de Santa Fe – CONICET
marangelescantero@gmail.com


Resumen

El articulo analiza el itinerario recorrido por Arendt en el texto Algunas cuestiones de filosofía moral en vistas de comprender las caracteristicas del derrumbe moral acaecido bajo los regimenes totalitarios y en las decadas posteriores a su caida, y de explicitar la busqueda de los criterios morales fundamentales necesarios para orientar la vida de los hombres de acuerdo con su condicion. El fenomeno de la responsabilidad es la clave hermeneutica de los analisis y las relaciones con otros textos que se efectuan en el trabajo. Esta perspectiva esta justificada en la relevancia y la centralidad que posee la responsabilidad en el pensamiento arendtiano.

Palabras claves: Responsabilidad; Derrumbe moral; Voluntad; Juicio; Sentido comun.

Abstract

The article analyzes Arendt’s itinerary in the text Some Questions of Moral Philosophy in order to understand the characteristics of the moral collapse under totalitarian regimes and the decades following their fall, and to explicitly state the search for the main moral criteria necessary to guide the lives of men according to their condition. The phenomenon of responsibility is the hermeneutic key of the discussions and the relations with other texts in this paper. The article poses a hypothesis: the consistency of responsibility depends on reconstructing moral sense.

Keywords: Responsibility; Moral collapse; Will; Judgment; Common sense.

Resumo

O artigo analisa o itinerario percorrido por Arendt no texto Algumas questões de filosofia moral visando compreender as caracteristicas do desmoronamento moral acontecido sob regimes totalitarios e nas decadas posteriores a queda dos mesmos e explicitar a busca dos criterios morais fundamentais necessarios para orientar a vida dos homens conforme suas condicoes. O fenomeno da responsabilidade e a chave hermeneutica das analises e das relacoes com outros textos que se efetuam no trabalho. A hipotese do artigo e que a consistencia da responsabilidade depende da reconstrucao do sentido moral.

Palavras-chave: Responsabilidade; Colapso moral; Vontade; Julgamento; Senso comum.


 

Introducción

Los criterios y las normas que permiten a los hombres distinguir las acciones moralmente buenas de las malas en la vida publica y privada, y que se reconocian por si mismos como evidentes a lo largo de dos mil quinientos anos de pensamiento, se han desmoronado completamente durante las decadas de 1930 y 1940 tanto en la Alemania de Hitler como en la Rusia de Stalin. Los dos regimenes totalitarios subvirtieron las convicciones eticas fundamentales que la humanidad reconocia como validas, hasta el punto de que el mandamiento “no mataras” no solo ya no ejercia ningun impacto obligatorio para las conciencias, sino que el imperativo “mataras” era obedecido o aceptado sin cuestionamiento por los nazis y los stalinistas convencidos y tambien por las personas corrientes.
Ante estos hechos, el desmoronamiento de las evidencias morales, .quedo circunscripto a los anos de hegemonia totalitaria o se extendio en el tiempo y en el espacio mas alla de la vigencia de estos regimenes? Arendt responde inequivocamente al interrogante afirmando que este crucial problema persiste e interpela dramaticamente a la humanidad: “[…] hemos de decir que fuimos testimonios del total derrumbamiento de un orden ‘moral’ no solo una vez, sino dos veces, y este subito retorno a la ‘normalidad’, en contra de lo que a menudo se supone de manera complaciente, solo puede reforzar nuestras dudas”.1
Las dudas de Arendt se robustecen porque este supuesto retorno a la “normalidad” no implica ni garantiza que la humanidad haya redescubierto las pautas morales extraviadas o recuperado “la existencia de una conciencia que habla con identica voz a todos los hombres”.2 El desmoronamiento del orden moral no es un hecho del pasado que ha sido superado, sino que perdura en el presente con toda su dramaticidad, por lo que es necesario superar la acriticidad de una complacencia generalizada que ignora y soslaya las consecuencias de la situacion en la que esta la humanidad luego de este “nuevo derrumbamiento” sucedido en las decadas posteriores al fin de la segunda guerra mundial, y ante el que la conciencia moral permanece adormecida. En los parrafos finales de Los orígenes del totalitarismo, Arendt formula interrogantes que interpelan y desafian de manera apremiante al discernimiento que las generaciones que sucedieron a la dominacion totalitaria necesitan realizar acerca de lo acontecido para comprender los siguientes aspectos: “.Que ha sucedido? .Por que sucedio? .Como ha podido suceder?”.3 Estas preguntas son ineludibles no por un erudito interes historiografico, sino porque “[…] queda el hecho de que la crisis de nuestro tiempo y su experiencia central han producido una forma enteramente nueva de gobierno que, como potencialidad y como peligro siempre presente, es muy probable que permanezca con nosotros a partir de ahora […]”.4
El corazon de la experiencia básica o central del totalitarismo consiste en constituirse enemigo y destructor de la natalidad, “[…] de la fuente de la libertad que procede del hecho del nacimiento del hombre y reside en su capacidad de lograr un nuevo comienzo”.5 Alli donde existan hombres capaces de actuar, de iniciar algo nuevo y de hacerse responsables de lo que su accion ocasiona en el mundo ante los otros, a los gobiernos totalitarios les sonaran las alarmas y pondran en funcionamiento sus maquinarias de terror total para erradicar el peligro, para arrancar en ellos el amor por la libertad, para destruir la posibilidad de que exista entre ellos el espacio que posibilita la pluralidad.
Ahora bien, si la experiencia central de una crisis tan arrasadora de lo humano esta entre nosotros y ha venido para quedarse, cabe preguntarse por las responsabilidades que corresponden a los seres humanos ante este hecho, y ante la posibilidad de que su nucleo axiologico, antropologico y teleologico se manifieste de distintas maneras en la realidad cultural, politica y social como “atmosfera” que impregna los criterios de pensamiento y juicio de las multitudes y configura una fase preparatoria para formas novedosas de dominacion total.6 En efecto, tras la caida del nazismo y de la muerte de Stalin, ya no hay regimenes totalitarios en sentido estricto y, sin embargo, la crisis en sus rasgos mas profundos puede hacerse presente de manera menos cruel, pero no por eso menos eficaz, socavando la capacidad humana de la accion.
Asi lo expresa Arendt:

Si es cierto que pueden hallarse elementos de totalitarismo remontandose en la Historia y analizando las implicaciones politicas de lo que habitualmente denominamos la crisis de nuestro siglo, entonces es inevitable la conclusion de que esta crisis no es una simple amenaza del exterior, no simplemente el resultado de una agresiva politica exterior, bien de Alemania, o de Rusia, y que no desaparecera con la muerte de Stalin mas de lo que desaparecio con la caida de la Alemania nazi. Puede ser incluso que los verdaderos predicamentos de nuestro tiempo asuman su forma autentica –aunque no necesariamente la mas cruel– solo cuando el totalitarismo se haya convertido en algo del pasado.7

.De que depende que esto suceda? .Que es lo que hace posible o impide que la humanidad regrese a formas de flagrante barbarie o tenga que vivir otros modos encubiertos de inhumanidad? En la perspectiva del pensamiento arendtiano, hay que rechazar toda idea de que dependa de leyes suprahumanas que rigen la historia o cualquier tipo de determinismo historico, sino que depende de los propios hombres. Depende de que los hombres asuman la humanidad, esto es, de la responsabilidad. La salvaguarda que necesita la dignidad humana no provendra de ninguna entidad o fuerza superior, sino de la accion de las personas en relacion con sus semejantes y en las circunstancias historicas del mundo real.8 Los regimenes totalitarios pudieron lograr la dominacion total porque consiguieron suprimir radicalmente la responsabilidad humana. Por consiguiente, para hacer frente a los desafios de permanencia en el tiempo de los rasgos centrales del totalitarismo, sera necesario fortalecer la capacidad de responder por el mundo, de aceptar el desafio de comprender los acontecimientos y de asumir la humanidad, porque alli donde existan estas caracteristicas de la responsabilidad surgira la resistencia a los intentos de supresion de la libertad, y se mantendra viva la posibilidad de iniciar algo nuevo, de hacer emerger lo imprevisto, de crear un estilo de convivencia humana caracterizado por la pluralidad y por el respeto a la dignidad y la libertad de todas las personas.
En que situacion queda colocada la responsabilidad ante la persistencia del desmoronamiento de todas las pautas morales? Se puede afirmar justificadamente que el derrumbamiento de las pautas morales provoca un vaciamiento del contenido de la responsabilidad, pues .que significa responder por si mismo y por el mundo si se han borrado los limites entre lo bueno, lo malo, lo justo y lo injusto? .Que contenido tiene la responsabilidad como asuncion de la humanidad si la consideracion de las personas como algo superfluo persiste a lo largo del tiempo, aunque sea presentada con apariencias suavizadas que encubren su gravedad? .Que significa hacerse cargo de las consecuencias de la accion si no existen diferencias morales entre lo correcto y lo incorrecto?

Los retos de la responsabilidad ante el total derrumbamiento de las pautas morales

Las respuestas a los interrogantes planteados en el primer apartado encaminan estas reflexiones hacia la identificacion de las propuestas que formula Arendt respecto de los criterios de discernimiento moral en las cuestiones fundamentales de la existencia humana, puesto que sin ellos la responsabilidad no tiene sustento y pierde gradualmente toda consistencia hasta llegar a su completa supresion. Con relacion a la posicion de Arendt sobre el descalabro de todos los criterios que habian servido para distinguir el bien del mal, comenta Victoria Camp:

[...] la perdida del sentido comun es grave porque sin el no es posible vivir en comunidad. El sentido comun acaba siendo indistinguible del sentido moral. Por ello conviene reconstruir ese sentido, lo cual tendra que hacerse no a partir de reglas y principios que ya no existen ni son creibles, sino a partir de las experiencias concretas y de la reflexion sobre ellas.9

Para una comprension de los caminos recorridos por Arendt para “rescatar” o “reconstruir” el sentido moral, en este trabajo se analizara principalmente el texto “Algunas cuestiones de filosofia moral” de 1965 y 1966.
Una primera aproximacion a la filosofia moral arendtiana en relacion con la responsabilidad humana es su insistencia en evitar el “desplazamiento casi automatico de responsabilidades”10 como procedimiento que traslada a entidades abstractas los cargos que los hombres deben asumir personalmente en relacion con sus acciones y con las consecuencias que derivan de ellas. Considerarse una simple pieza de engranaje de alguna gigantesca maquinaria anonima es el atajo falaz que toman los individuos que pretenden huir del compromiso que esta inexorablemente aparejado al ejercicio de su libertad. Este fraude a la condicion humana se consumo de manera flagrante en los regimenes totalitarios, pero continua siendo un proceder habitual en las actuales sociedades de masa en las que los individuos recurren a multiples justificaciones para escaparse de si mismos y de los demas.
En la esfera de los asuntos humanos, las acciones no pueden ser atribuidas a sus agentes como a sus “duenos” o sus “padres” porque no estan enteramente en su poder y no dependen de ellos desde el comienzo hasta el fin. Por esta razon, Arendt afirma que la accion puede atribuirse al agente como actor y no como autor o productor:

Aunque todo el mundo comienza su vida insertandose en el mundo humano mediante la accion y el discurso, nadie es autor o productor de la historia de su propia vida. Dicho con otras palabras, las historias, resultados de la accion y del discurso, revelan un agente, pero este agente no es autor o productor. Alguien la comenzo y e su protagonista en el doble sentido de la palabra, o sea, su actor y paciente, pero nadie es su autor. Como maximo podemos aislar al agente que puso todo el proceso en movimiento; y aunque este agente sigue siendo con frecuencia el protagonista, el “heroe” de la historia, nunca nos es posible senalarlo de manera inequivoca como autor del resultado final de dicha historia.11

Sin embargo, no resulta aleatorio que, en el mismo apartado de La condición humana en el que Arendt manifiesta su perplejidad por no hallar un agente en el sentido de autor, no deje ningun resquicio para la busqueda erronea de un autor “invisible”, una entidad universal abstracta —llamese Providencia, “mano invisible”, naturaleza, espiritu del mundo, Zeitgeist, complejo de Edipo o interes de clase— a quien atribuirle la responsabilidad y el manejo de los hilos de la historia, mientras que a los individuos se les reserva el papel de actores en el sentido de meras marionetas que ejecutan lo que esta ya determinado de antemano, y en consecuencia, no pueden ni deben responder por ello. Arendt expresa que:

El autor invisible tras la escena es un invento que surge de una perplejidad mental, pero que no corresponde a una experiencia real. Mediante esto, la historia resultante de la accion se interpreta erroneamente como una historia ficticia, donde el autor tira los hilos y dirige la obra. […] La historia real en la que estamos metidos mientras vivimos carece de un autor visible o invisible porque no esta hecha.12

Si el significado de “actor” fuera asimilado al del ejecutante de una obra que hace otro, o al de una marioneta cuyos movimientos estan regidos por ordenes ajenas, quedaria excluida la posibilidad de que este fuera un quien, un actor responsable. En cambio, si se interpretara que el actor es todo hombre que posea “[…] la voluntad de actuar y hablar, de insertar el propio yo en el mundo y omenzar una historia personal”,13 todo aquel que tenga el valor o la audacia de “[…] abandonar el lugar oculto y privado y mostrar quien es uno, al revelar y exponer el propio yo”,14 seria posible comprender la indole de la responsabilidad del hombre real y concreto, es decir, de un ser finito y en relacion con los demas; es viable conjugar esta responsabilidad con la libertad sin soberania, la contingencia, la imprevisibilidad, la incertidumbre, y es factible responder a los retos que presentan la pluralidad y la natalidad. En consecuencia, si “el abandono de toda posible responsabilidad humana en la eterna corriente y su eterno fluir”15 ejerciera una fascinacion de caracter escapista que tiene como consecuencia la abolicion de lo humano, seria necesario desistir de esta alternativa para concentrar la energia en la busqueda de los principios de filosofia moral que constituyen la condicion de posibilidad de la responsabilidad.
Ante todo, es preciso advertir que no sera posible encontrar en las reflexiones arendtianas, como en ninguno de los grandes pensadores de la filosofia moral, algo semejante a formulas inapelables o reglas infalibles que permitan subsumir en ellas los casos particulares, de tal modo que mediante su aplicacion deductiva y mecanica los individuos quedaren eximidos de su discernimiento, juicio y el consiguiente riesgo personal. Victoria Camp sostiene que “partir de lo singular y concreto es una de las obsesiones de Arendt, por lo menos cuando se plantea la forma del juicio moral”.16 En un sentido semejante, se pronuncia otro destacado estudioso del pensamiento arendtiano en los temas de la voluntad y de la responsabilidad como Juan Jose Fuentes Ubilla:

[…] aquello que Arendt ha querido poner de relieve es la idea de que la pregunta por la moral es una pregunta que, como tal, conlleva un juicio y que este juicio no puede ser sino un juicio particular; asi como la ccion moral es siempre contingente y con ello particular, la maxima que lo sostiene permanece particular pese a su posible relacion con una ley universal. De esta forma el imperativo unico mas que la respuesta a la pregunta por la moral significa su radical puesta en cuestion.17

Pero este rasgo de su pensamiento de ninguna manera implica que Arendt admita que el comportamiento responsable no se distinga del irresponsable, o que las acciones de quienes ejecutaron “el horror indecible que deja sin respiracion y sin habla” puedan ser equiparadas con las de criminales corrientes. Jerome Khon en la Introduccion de Responsabilidad y Juicio presenta la posicion rechazada por Arendt de manera concluyente: “Se dijo a menudo, por ejemplo, que hay un Eichmann en cada uno de nosotros, lo que quiere decir que, en las condiciones en que vivimos todos, queramos o no, somos simplemente un ‘diente’ en el engranaje de una maquina, con lo que se viene abajo la distincion entre comportamiento responsable e irresponsable”.18
Se puede inferir de estas consideraciones que es relevante para Arendt comprender el significado de la moral como el conocimiento de la diferencia entre lo justo y lo injusto, entre el bien y el mal. Para lograr esta finalidad, procedio a hacer emerger las ideas de su propia filosofia moral del dialogo que ella misma realiza entre y con las ideas de Socrates, Kant, Pablo y Agustin de manera central, y tambien con los pensamientos de Platon, Aristoteles, Jesus de Nazaret, Tomas de Aquino, Nietzsche y Maquiavelo, entre otros. A modo de sintesis de los resultados de esta interaccion de pensamientos, se puede indicar en primer lugar que Socrates y Kant convergen en afirmar:

Todo hombre cuerdo, se supone, lleva en su interior una voz que le indica lo que esta bien y lo que esta mal, y ello independientemente de la ley del pais y de las voces de sus congeneres. (…) El conocimiento de lo que todo hombre esta obligado a hacer y, por tanto, tambien a saber, es cosa que compete a todos los hombres, incluso al mas comun.19

Consecuentemente, ninguna persona, cualquiera sea la circunstancia o el contexto historico y politico en el que se encuentre, queda eximida de responder a esta voz interior mediante invocaciones que intenten desligarla de este factor constitutivo de lo humano que le permite distinguir lo correcto de lo incorrecto y le exige actuar en consecuencia. Otro principio moral en el que confluyen Socrates, Kant, la moral judeo-cristiana y Arendt, que implica y compromete a la responsabilidad de cada ser humano, es que la conducta moral depende primariamente del trato del hombre consigo mismo, es decir, la existencia de la norma del respeto a si mismo, que prescribe que el ser humano no debe contradecirse a si mismo y no debe colocarse en una posicion en la que haya de despreciarse a si mismo.

Las pocas proposiciones morales que supuestamente sintetizan todos los preceptos y mandamientos concretos, como ‘Ama al projimo como a ti mismo’, y finalmente la celebre formula kantiana: ‘Actua de tal manera que la maxima de tu accion pueda llegar a ser una ley general para todos los seres dotados de razon’, toman todas como criterio el Yo y, por consiguiente, el trato del hombre consigo mismo.20 El criterio de lo que esta bien y lo que esta mal, la respuesta a la pregunta ‘.Que debo hacer?’ no depende en ultima instancia de los habitos y las costumbres que comparto con quienes me rodean ni de un mandato de origen divino o humano sino de lo que yo decido en relacion conmigo mismo.21

Estas verdades morales son de tal modo inherentes al yo, que presentan la caracteristica de ser evidentes por si mismas, axiomaticas, no pueden ni necesitan ser demostradas y, dado que la mente humana no puede evitar aceptarlas, son de naturaleza coercitiva. En principio, no es necesario que se presenten de manera imperativa porque, puesto ante lo evidente, el yo no puede actuar sino en conformidad con ellas. Para Socrates, que desconocia la voluntad, la evidencia de las proposiciones morales era suficiente para obrar conforme a ellas, puesto que no hacerlo implicaba la autocontradiccion, que resultaba inaceptable para aquellos que viven consigo mismos y que, por lo tanto, no necesitan de la obligacion. Arendt sostiene que las personas que actuan conforme a la moral son aquellas que ante la situacion de realizar lo que es evidentemente malo se niegan a ejecutarlo con la certeza de que no pueden hacer lo que es contradictorio con ellos mismos.22 La evidencia de la verdad moral concluye en una respuesta negativa, aunque, paradojicamente, se trata de una negatividad que constituye la piedra basal de la personalidad moral: “Moralmente, las unicas personas dignas de confianza cuando llega la hora de la verdad, son las que dicen: ‘No puedo’”.23
La unica consecuencia que se puede derivar de la sentencia de que es mejor estar enfrentado al mundo entero que estar enfrentado a uno mismo sera siempre puramente negativa, en el sentido de que nunca indicara lo que hay que hacer, sino que solo impedira hacer ciertas cosas aunque todo el mundo las acepte y las haga. Los testimonios mas elocuentes del valor moral de la negatividad estan referidos a quienes durante el nazismo siguieron la voz de su conciencia que les decia que no podían hacer lo evidentemente malo, cuando la inmensa mayoria aceptaba los crimenes sin cuestionamientos. No fueron el deber ni tampoco la obligacion los motivos por los que decidieron no participar en los crimenes, aunque estuvieran legalizados por el gobierno, sino su certeza de que los crimenes seguian siendo crimenes. Como en muchos asuntos relevantes de su itinerario de reflexiones y de busquedas, Arendt acude a la tension entre posiciones polares para avanzar en el discernimiento de los criterios de su filosofia moral. La permanencia de los dos polos en tension hace posible una colocacion mas aproximada hacia uno u otro, pero siempre sustentada y comprendida en relacion con su opuesto, sin el cual se desvanece. Asi lo explicita en su tesis sobre San Agustin: “Es preciso dejar que las contradicciones se alcen tal como son; es preciso hacerlas comprensibles como contradicciones y captar que es lo que ocultan”.24 Las paradojas que emergen constantemente en el pensamiento arendtiano estan estrechamente ligadas a este modo caracteristico de su indagacion.
Asi procede con las posiciones de Socrates y de Platon respecto de la evidencia de los enunciados morales generales, de su naturaleza constrictiva para quienes los captan, asi como de la imposibilidad de probar su verdad axiomatica. Es Platon quien sostiene estas afirmaciones, pero reservada para los que pueden ver lo inteligible con los ojos de la mente, y participar de la Verdad invisible, imperecedera e inmutable. En cambio, Socrates, quien rehusa colocarse en el lugar del sabio, pero jamas abdica de su amor por la sabiduria, piensa que los hombres no estan en condiciones de alcanzar evidencias axiomaticas ni verdades absolutas y por ello ve necesaria la argumentacion para que puedan aproximarse a ellas y vivir en su secuela. Para Socrates, la doxa era la formulacion en el discurso del modo en que el mundo le aparece a cada hombre; significaba opinion, pero tambien esplendor y fama y, por lo tanto, la posibilidad de aparecer y brillar ante los demas y de ser reconocido plenamente en su condicion humana. La mayeutica consistia en ayudar a los hombres a encontrar la verdad de sus doxai, a dar a luz la verdad que cada uno posee en potencia.
Dice Arendt:

Socrates queria hacer a la ciudad mas veraz alumbrando en cada ciudadano su verdad. El metodo para hacerlo es el dialegesthai, hablar por extenso sobre algo, pero esta dialectica pone de relieve la verdad no destruyendo la doxa u opinion, sino, por el contrario, revelando la veracidad propia de la doxa… La diferencia con Platon es decisiva: Socrates no deseaba tanto educar a los ciudadanos como mejorar su doxai, que componian la vida politica de la cual tambien el formaba parte.25

Aunque, como se vera mas adelante, Arendt considera que los criterios de la moral socratica deben ser abiertos a otras dimensiones para extender su validez, valora su aproximacion a la condicion humana de la pluralidad, puesto que, por una parte, saber vivir consigo mismo crea aptitud para vivir con los demas, y por otra, porque Socrates afirma que la verdad absoluta no esta al alcance de los mortales y de este modo sostiene que los hombres estan convocados, en un plano de estricta igualdad, a la conformacion de un mundo humano en el que sea posible vivir juntos en el modo del discurso. Al respecto, afirma Dana Villa en su analisis del texto “Filosofia y politica”: “La verdad para los mortales residiria, en definitiva en la pluralidad de esas perspectivas que confieren al mundo compartido una plenitud de presencia que no se encuentra en ningun otro lugar, una plenitud que supera siempre la fuerza de cualquier representacion especifica”.26
El filosofo, segun Socrates, no se distingue de los demas por poseer una verdad que no es accesible a la multitud, por huir del reino de la pluralidad, sino por permanecer en la conmocion del asombro, por rechazar el dogmatismo de las opiniones, por combatir contra la constante amenaza del espiritu agonal, en fin, por contribuir a la construccion de una polis en la que el vivir juntos implica el reconocimiento de la condicion de pluralidad. Al interpretar las claves de la posicion socratica en el conocido pasaje del Gorgias (482 bc), Arendt explica que la expresion yo, que soy uno, significa en realidad:

Aun cuando yo soy uno, no soy simplemente uno, tengo un yo y me relaciono con dicho yo como algo propio. Este yo no es en absoluto una ilusion, se hace oir hablandome —yo me hablo a mi mismo, no solo soy consciente de mi mismo— y en este sentido aunque soy uno, soy dos en uno y puede haber armonia o desarmonia con el yo.27

Del hecho de que en ninguna ocasion puedo apartarme de mi mismo, deriva el criterio moral fundamental de que es mejor que trate primero de estar de acuerdo con mi yo antes de tomar en consideracion a todos los demas. Vinculado a esta proposicion, tambien presenta el criterio moral complementario de que es mejor sufrir la injusticia que cometerla, en razon de que si obro mal, estoy condenado a vivir con un malhechor en una intimidad insoportable sin poder nunca librarme de el. Para Socrates, no es necesaria una capacidad excepcional que permita ver lo imperecedero y absoluto, sino de la posibilidad real de los hombres corrientes de realizar el discernimiento moral a partir de vivir uno consigo mismo. Sin embargo, ante el fracaso de Socrates en su intento de convencer a los interlocutores mediante argumentaciones racionales acerca de los criterios morales universales, los dialogos platonicos acuden a los mitos escatologicos para persuadirlos que deben aceptar que la justicia es mejor que injusticia por temor a las consecuencias que derivan de ignorar este principio en el conocimiento y en la accion. Ante el paso dado por Platon de abandonar el discurso argumentativo dirigido a la razon de los hombres comunes y acudir a los relatos sobre premios y castigos futuros que apelan a la creencia y al temor, Arendt formula una observacion de gran interes para el tema del presente trabajo:

La nuestra es la primera generacion desde la aparicion del cristianismo en Occidente, en que las masas, y no solo una pequena elite, han dejado de creer en ‘estados futuros’ (como todavia los Padres Fundadores lo expresaron) y en que la gente (al parecer) acepta pensar en la conciencia como un organo que reaccionara sin la esperanza de premios y sin temor de castigos.28

Con el correr del tiempo, no solo se confirma la observacion precedente, sino que se acrecienta el hecho de que las generaciones de las decadas finales del siglo xx e iniciales del siglo xxi son mucho mas proclives a adherir a criterios de juicio moral fundados en motivaciones intrinsecas y argumentos racionales que a incentivos extrinsecos o vinculados a lo que sucedera en el futuro.
Tras estas consideraciones, es razonable pensar que Arendt exprese su cercania con la posicion socratica que sostiene que todos los hombres son dos en uno, y que, en tanto son seres pensantes, no necesitan ningun organo especial ni pauta trascendente para captar lo que esta bien y lo que esta mal, sino que el precepto moral surge del dialogo silencioso entre yo y yo mismo, es decir, de la misma actividad pensante. No obstante, para Arendt, la capacidad es mucho menos frecuente de lo que Socrates suponia. Ella expresa: “Es indudable que puedo renunciar a pensar y recordar y seguir siendo, con todo, un ser humano bastante normal”29 advierte acerca del gran peligro de verse forzados a convivir con individuos incapaces de pensar e inhibidos de recordar, cuyo hablar carece de sentido, y que aunque sean muy inteligentes, sus acciones pueden llegar a extremos inconcebibles. Renunciar a pensar y recordar es —segun Arendt— una de las formas mas generalizadas de irresponsabilidad, puesto que al evitar la asuncion de la propia humanidad se rehuye de su condicion. Es un modo de eludir de la responsabilidad que deriva en la perdida absoluta de los limites autoimpuestos acerca de lo que puede hacer, y que abre la posibilidad de provocar y aceptar el mal extremo:

El mal extremo, sin limites, solo es posible alli donde esas raices autogeneradas, que automaticamente limitan las posibilidades, estan totalmente ausentes donde los hombres se limitan a deslizarse sobre la superficie de los acontecimientos, donde se permiten a si mismos dejarse arrastrar sin llegar a penetrar nunca hasta la profundidad de que cada uno es capaz.30
El irreflexivo hombre comun ha sido el gran criminal del siglo xx.31

Del analisis del pensamiento socratico emerge, entonces, el criterio ultimo de la conducta moral que permite distinguir lo bueno y lo malo, al que Arendt llama solitud, y que define como el modo de existencia presente en el dialogo del individuo singular consigo mismo. Sin embargo, en la continuidad de su indagacion, surgen nuevas tensiones que enriquecen este criterio y le permiten incorporar diversos aportes y perspectivas filosoficas. Dado que el criterio moral socratico concierne al hombre en su singularidad, cabe hacer lugar a las objeciones acerca de su validez universal, y al riesgo que supone para la polis la posibilidad de que los individuos pudieran actuar conforme a normas y reglas puramente subjetivas. De este modo, la tension entre pensamiento y accion se proyecta en las consideraciones morales puesto que, cuando el hombre piensa, esta solo con su yo o con el yo del otro, pero cuando actua, lo hace en compania de muchos otros, y entonces, el principio del dos en uno resulta limitado porque su validez queda circunscripta a la relacion con uno mismo y no se extiende a la relacion con los demas.
Entonces, aunque la moral socratica sea la unica que funciona en situaciones limites y en momentos de crisis y de urgencia, y tenga la propiedad de evitar que quienes sigan su criterio hagan el mal aunque lo realice todo el mundo a su alrededor, es necesario encontrar perspectivas que posibiliten la ampliacion de la validez del criterio de moralidad a la relacion con los demas hombres, que indiquen que hacer y que impulsen a hacer el bien. Por este sendero, el recorrido reflexivo de Arendt la conduce a plantear los temas de la voluntad, de la naturaleza del bien en un sentido positivo, de la facultad del juicio y del sentido comun, ademas de considerar a los principales pensadores que introdujeron estos asuntos en sus reflexiones de filosofia moral.

La voluntad, el juicio y la responsabilidad

Puesto que la voluntad era una facultad desconocida para los antiguos,32 corresponde preguntarse lo siguiente: .se puede hablar de responsabilidad sin considerar la voluntad? y .que significa actuar responsablemente si la accion no resulta de una decision voluntaria? Como se ha presentado a lo largo del presente texto, en la moral socratica la responsabilidad consiste en vivir en armonia con uno mismo y asumir limites autoimpuestos que impiden hacer el mal. Este significado restringido alcanza una mayor amplitud y densidad con la incorporacion de la voluntad en la consideración de la filosofia moral como la facultad que se caracteriza por impulsar a la accion, por tener el poder de decidir que hacer, y por promover que la accion este positivamente dirigida a realizar el bien. La facultad de la voluntad, descubierta por Pablo y desarrollada por Agustin, esta libre de determinaciones que provengan de la razon o de los deseos, y sale por si misma de esa indeterminacion, es decir, que se autodetermina libremente. Pero en el libre ejercicio de esta decision, se presenta a la voluntad la posibilidad paradojica de la supresion o el detrimento de la libertad.33 La paradoja coloca a la voluntad en situacion de tener que autodeterminarse confirmando la libertad que la constituye, y como tal cosa no va de suyo, requiere un uso responsable de su funcion de arbitro de proposiciones diferentes y hasta opuestas, de modo que “no arbitre arbitrariamente”.34 En La vida del espíritu, Arendt se refiere de manera explicita a la vinculacion entre voluntad y responsabilidad: “[…] la voluntad, que se ocupa de proyectos, no de objetos, crea la persona que es susceptible de ser alabada o reprobada y, en cualquier caso, tenida por responsable, no ya solo de sus actos, sino de su ‘Ser’ completo”.35
Se distinguen dos funciones de la voluntad. La primera de ellas es la funcion de mando y la segunda la funcion de arbitraje, conocida como libre albedrío. Es esta ultima la que paso al primer plano en el estudio de las cuestiones morales, porque las problematicas de la funcion de mando fueron resueltas al institucionalizarse el cristianismo y difundirse la aceptacion cada vez mas potente y generalizada de una voz exterior, ya sea la de Dios o la de la autoridad religiosa que la hace llegar a los creyentes. Por su caracteristica de imparcialidad y por su funcion de distinguir entre distintas proposiciones enfrentadas, el libre albedrio se relaciona directamente con la capacidad de juicio como verdadero arbitro entre lo correcto y lo incorrecto, lo bello y lo feo, lo verdadero y lo falso.
De este modo, Arendt abre su mirada al juicio como una facultad diferente de las abordadas hasta aqui e indispensable para distinguir lo que esta bien y lo que esta mal en las circunstancias concretas de la vida. El texto con el que dialoga y se coloca en tension es La crítica del Juicio, en el que Kant “definio el juicio como la facultad que siempre entra en juego cuando nos enfrentamos a casos particulares, el juicio decide sobre la relacion entre un caso particular y lo general, sea esto ultimo una regla o norma o un ideal o alguna otra clase de medida”.36 En el juicio, se produce la combinacion y la convergencia entre lo particular y lo general. Si bien originalmente la facultad del juicio esta enfocada en la cuestion del gusto, en la capacidad para distinguir lo bello de lo feo, tiene para Arendt un particular interes en relacion con las cuestiones morales porque el juicio realiza un discernimiento de lo particular bajo la regla general que le corresponde y realiza esta operacion no solo en cuestiones esteticas, sino tambien para distinguir lo que esta bien de lo que esta mal.
Ahora bien, puesto que no hay reglas para la subsuncion, esta debe decidirse libremente, y entonces es razonable plantearse si los juicios pueden reclamar alguna validez que no sea meramente subjetiva. Al respecto afirma Bernstein: “La mirada penetrante y lucida de Arendt sobre el juicio apunta a una capacidad que esta en la esencia del pensamiento moral, politico y legal. Intenta dilucidar, y hacer justicia a una facultad que ni se rige por normas algoritmicas, ni es ‘simplemente’ arbitraria y subjetiva”.37 Si en el ambito de la moral solo fuera posible que los juicios tuvieran validez para los sujetos individualmente considerados, la conducta de los hombres quedaria sin normas comunes y cualquier conducta podria justificarse. Por esta razon, Arendt valora el sentido kantiano del juicio al considerarlo como la facultad de ver las cosas no solo desde un punto de vista individual, sino desde la perspectiva de aquellos con los que se comparte el mundo. “[…] En el juicio reflexionante la imparcialidad esta vinculada, segun la interpretacion que Arendt hace de Kant, con nuestra capacidad ‘para enriquecer’ nuestro propio pensamiento con objeto de tomar en cuenta los pensamientos de los demas”.38 Para Kant, el derecho debe resistir la prueba que acarrea el hacerse publico para validarse como tal, y esta idea es recogida y profundizada por Arendt para sostener que en su hacerse publico, el juicio propio se contrasta con el pensamiento de los otros y con ello se reviste de imparcialidad. Sobre este asunto afirma Camp: “La mentalidad amplia asegura la intersubjetividad, que es la forma actual de la objetividad. Intersubjetividad o sentido comun, da lo mismo. En ambos casos se quiere expresar la necesidad de compartir el juicio, o de someterlo a contraste”.39
Asi las cosas, es necesario hacer frente a la tension entre lo particular, lo contingente y lo mutable de las circunstancias en las que actuan los seres humanos y las pautas morales comunes a todos los hombres y validas en cualquiera de esas circunstancias. Esta cuestion, que atraviesa centralmente toda la historia de la filosofia, es abordada por Arendt apelando al sentido común. Kant analizo el sentido comun en el ambito de los juicios esteticos porque pensaba que solo en este ambito los hombres carecen de reglas generales y universalmente validas, pero Arendt aplica sus resultados a la esfera de los asuntos morales, porque asevera que en este ambito “[…] nos hallamos en la misma situacion en que se encontraba el siglo xviii con respecto a los meros juicios del gusto”.40
Toma de Kant la idea de que el sentido comun, con ayuda de la imaginacion, integra a los hombres en una comunidad junto a otras personas y los convierte en sus miembros. El sentido comun no debe ser entendido como el conjunto de creencias de una determinada comunidad, sino como el acuerdo de todos aquellos que son capaces de tomar el punto de vista ampliado que deriva del reconocimiento de la normatividad de la idea de humanidad. Conforme a ello, ante las situaciones contingentes presentes en cada accion, el sentido comun, en virtud de su capacidad imaginativa, permite que cada hombre pueda tener presentes a los que estan ausentes y pueda pensar en lugar de los otros. Entonces, quien hace un juicio tiene en cuenta a los demas y por esta razon puede tener la expectativa de una cierta validez general, que no es universal, sino que alcanza a la comunidad a la que pertenecen los individuos. Esta pertenencia no anula las subjetividades ni tampoco implica que lo correcto se decida por mayoria, pero los juicios ya no son subjetivos porque se formulan teniendo en cuenta los puntos de vista de los otros, es decir, que se fraguan en el sentido comun que produce la comunidad. La validez de estos juicios no es objetiva ni universal, pero tampoco es meramente subjetiva y sujeta a los antojos de cada individuo; es una validez intersubjetiva. Sobre este asunto, Ferrara presenta la perspectiva de Arendt de la siguiente manera: “Asi, son validos aquellos juicios lo más inclusivos posible de todos los puntos de vista contrapuestos, y por lo tanto tan ‘generales’ como sea posible sin dejar de estar ligados a ‘las condiciones particulares de los puntos de vista que debemos atravesar para llegar al propio ‘punto de vista general’”.41
La pluralidad, que Kant considero solamente propia de la conducta estetica, es para Arendt una caracteristica constitutiva y especifica de la esfera de los asuntos humanos. Por esta razon, proyecta el significado y el alcance del sentido comun desde el ambito del gusto estetico al de la conducta moral. Ve que la madre del juicio, como denomina al sentido comun, tiene gran relevancia para concebir una filosofia moral que impulse a realizar lo bueno, que no quede restringida a su prescripcion de evitar hacer el mal y que busque conciliar el pluralismo con el universalismo. Asi lo expresa:

Si consideramos la moral mas alla de su aspecto negativo – el abstenerse de obrar mal, que puede significar abstenerse de hacer cualquier cosa-, entonces habremos de considerar la conducta humana en unos terminos que Kant juzgo apropiados solo para la conducta estetica, por asi decir. Y la razon por la que descubrio un significado moral en esta esfera, aparentemente tan diferente, de la vida humana era que solo aqui considero a los hombres en plural, como viviendo en una comunidad”.42

En congruencia con estas consideraciones, Arendt incorpora de la filosofia moral kantiana otro concepto estrechamente relacionado con el de sentido comun, que alcanzara gran importancia para su propio sistema de pensamiento: el ejemplo, como aquello a lo que atenerse a la hora de discernir y decidir acerca de lo que esta bien y lo que esta mal. En vistas de que no hay reglas generales, inmutables y universalmente validas en las que subsumir los casos particulares, los ejemplos se convierten en las referencias, los paradigmas, los “postes indicadores de todo pensamiento moral… Juzgamos y distinguimos lo correcto de lo incorrecto teniendo presente en nuestra mente algun incidente y alguna persona, ausentes en el tiempo o el espacio, que se han convertido en ejemplos”.43
Por otra parte, no solo se verifica la inexistencia de reglas universales fiables, sino que en la cultura de masas, las valoraciones morales son irreflexivamente adoptadas por individuos que renuncian a pensar por si mismos y se suman a los criterios de juicio de la mentalidad dominante, razon por la que, como observa Victoria Camp, para no ser una victima del “pensamiento unico” se torna indispensable que cada uno examine la realidad en toda su riqueza fenomenica y realice un discernimiento entre lo correcto y lo incorrecto. Afirma a continuacion:

Por eso concluye Arendt que es una realidad particular y concreta la que nos lleva a decir: ‘esto esta bien’, ‘esto esta mal’, /’esto es verdad’ o ‘esto es mentira’. Dicho brevemente, la conciencia moral se forma no a partir de grandes principios sino a partir del caso particular o del ejemplo.44
A diferencia de las hipotesis y argumentos cientificos, que tienen que ser verificados por la realidad, el juicio moral acaba siendo verificado por el caso ejemplar y por el propio sujeto que percibe en el algo asi como la representacion de la moralidad o el sentido de la humanidad.45

El ejemplo posee un atractivo y una fuerza particular, en razon de su excepcional congruencia entre lo que es y lo que deberia ser. El juicio que une lo particular y lo general puede invocar validez intersubjetiva en la medida en que este referido a la validez ejemplar. Lo ejemplar es un “caso particular”, que se distingue de lo que es estadisticamente mas frecuente u ordinario y se vincula con lo excepcional y lo extraordinario, y que, por constituirse en una realizacion integra y cabal de lo humano en un ambito determinado de la existencia, puede ser propuesto como valido para los seres humanos en cualquier situacion o contexto. Sobre la capacidad de lo ejemplar de ejercer influencia sobre los comportamientos de los hombres que no pertenecen a los contextos en los que tuvieron origen, afirma Ferrara: “Y la fuerza de los ejemplos trasciende las fronteras locales mas facilmente que la fuerza de las leyes o los principios, porque aquellos suscitan intuiciones que penetran mas profundamente en la constitucion de nuestra subjetividad que el nivel que requiere traducciones”.46
En el texto analizado, la voluntad, el juicio, el sentido comun, el valor del ejemplo junto a la solitud, solo son apuntados por Arendt como los conceptos fundamentales de su filosofia moral. Estas nociones estan desarrolladas mas extensa y profundamente en otros textos, especialmente en Conferencias sobre la filosofía política de Kant y de un modo integrador y sistematico en La vida del espíritu.

Conclusiones

Las respuestas que ofrece Arendt al derrumbe moral hacen posible resolver el problema del vaciamiento de los contenidos de la responsabilidad, pues los criterios fundamentales de discernimiento entre el bien y el mal moral propuestos en el texto analizado en este trabajo constituyen las exigencias ante las que es necesario responder y el baremo que distingue el tipo de respuestas que deciden los hombres en las circunstancias concretas de su existencia. Nada hay mas extrano a la filosofia moral arendtiana que “atiborrar” la conciencia moral y la responsabilidad humana con el peso de una multiplicidad de reglas que cumplir. La reconstruccion del sentido moral no procede por deduccion de reglas y principios, sino a partir de las experiencias concretas y particulares y de la reflexion sobre ellas. La validez universal de los juicios de valor moral se consigue, por asi decirlo, de abajo hacia arriba, es decir, en la direccion que va desde los hechos concretos a los principios. Para ello, es necesario que los individuos sean protagonistas en primera persona de los elementos fundamentales del discernimiento moral: pensar, juzgar, integridad con uno mismo y buenas compañías, conforme a los que debe distinguir la validez de los juicios morales en las circunstancias contingentes. Cada ser humano tiene la responsabilidad irrenunciable de la busqueda incesante de la conciliacion entre pluralismo y universalismo.
La centralidad y la relevancia que Arendt otorga a la responsabilidad en sus reflexiones y sus busquedas relacionadas con los temas urgentes y díficiles —como ella los llama— de la filosofia moral quedan claramente expresadas en la siguiente proposicion al decir que “[…] el mayor mal que puede perpetrarse es el cometido por nadie, es decir por seres humanos que se niegan a ser personas”.47 Se trata de una frase referida a la falaz pretension de los criminales nazis de justificar su intervencion en la consumacion de horrores indecibles con el argumento de no haber hecho nada por propia iniciativa, de no tener intencionalidades buenas ni malas, de ser meros ejecutores que obedecian ordenes impartidas por otros.48 Conforme a este modo de pensar, afirma Camp: “No es el individuo el que actua, sino el sistema. Por eso el individuo, que en realidad se mueve solo por inercia, no se siente responsable de lo que hace”.49
La linea argumental seguida por Arendt acerca de la persistencia del derrumbe de las pautas morales tras la caida de los totalitarismos permite inferir que, en su vision, el problema del renunciamiento a pensar por si mismos sobre lo que se esta haciendo, de la negacion a volver atras y recordar lo que hicieron, en fin, de pretender eludir la exigencia de responder por sus acciones presentes y pasadas, es un asunto que trasciende lo acontecido en el pasado para instalarse dramaticamente en el presente y presentar retos al futuro de la humanidad. “Al empecinarse en seguir siendo nadie”,50 los hombres escapan de la responsabilidad inherente a su condicion provocando nuevas emergencias del mayor mal, sin que exista un sujeto que responda por lo acontecido, un quién al que sea posible castigar o perdonar. Si al buscar el quién solo se encuentra a nadie y las personas estan disueltas en el anonimato, habra terreno propicio para que el mal quede impune y las posibilidades de superar la situacion de derrumbe moral seran interrumpidas por el obstaculo insalvable de la irresponsabilidad. Respecto de la actualidad del problema planteado, comenta Camp: “La abdicacion de la responsabilidad no solo es un rasgo atribuible a los criminales nazis. Es, a juicio de Arendt, un rasgo de nuestro mundo, que algo tiene que ver con la proclividad a prescindir del pensamiento y del juicio y, en definitiva, de la capacidad reflexiva que distingue a los humanos”.51
Otra faceta de la huida de la responsabilidad inherente a la condicion humana que se presenta de manera frecuente en la actualidad es la renuncia a participar de la vida politica y la decision de alejarse de los asuntos publicos como algo con lo que no se desea tener ninguna relacion. Para Arendt, esta negacion a ejercer la facultad de actuar es moralmente injustificada, puesto que no hay norma moral que pueda excusarnos de la responsabilidad colectiva. Ella expresa: “La no participacion en los asuntos politicos del mundo ha estado siempre expuesta al reproche de la irresponsabilidad, de eludir los deberes que uno tiene hacia el mundo que compartimos con otros y hacia la comunidad a la que pertenecemos”.52
La vinculacion siempre conflictiva entre la moral y la politica no justifica la retraccion de los hombres a sus asuntos privados como si fuera posible vivir encerrados en si mismos y no entre semejantes. Al respecto, resulta significativo que en las consideraciones finales del texto analizado en este trabajo, Arendt afirme que en las decisiones acerca de lo bueno y de lo malo encontramos la responsabilidad de elegir con quien compartir la vida. El nucleo central que define la orientacion moral fundamental de la existencia humana es una respuesta ineludible de la persona. Por esta razon, no es inocuo negarse a juzgar o responder de cualquier manera. Si alguien intenta responder que le da igual compartir la vida con cualquier compania, esta indiferencia constituira el “mayor peligro para la vida moral y politica”.53
El derrumbe moral perdura en la actualidad a traves de diversas formas de degradacion de la condicion humana y de conversion de las personas en algo superfluo. Entre estas formas, se destaca la burocratizacion de la vida publica como un sistema en el que no es posible hacer responsables a los hombres y que podria ser adecuadamente definido como “el dominio de Nadie”. La burocracia es una forma de dominio —la ultima y quiza la mas formidable para Arendt— a la cual los hombres de las sociedades contemporaneas, sumergidos en la impersonalidad, el anonimato y la superficialidad, no ofrecen resistencia, sino que la admiten como corolario cuasinatural de su modo banal de vivir la existencia y de su indiferencia respecto de los asuntos de la vida politica. La burocratizacion de la vida publica en la que nadie es responsable de nada ni de nadie y en la que no tiene cabida la accion concertada y el dialogo concerniente al ambito publico despeja el camino de los obstaculos para que se instituya la violencia y la privacion de la libertad politica. Y todo ello sucede al compas de un pasivo asentimiento de las masas a los mandatos de una nueva y terrible tiranía sin rostro, en la que nadie esta obligado a dar cuenta de si mismo y en la que a nadie se puede preguntar ni reclamar por lo que se hace:

[…] cuanto mas grande sea la burocratizacion de la vida publica, mayor sera la atraccion de la violencia. En una burocracia completamente desarrollada no hay nadie con quien discutir, a quien presentar agravios o sobre quien puedan ejercerse las presiones del poder. La burocracia es la forma de Gobierno en la que todo el mundo esta privado de la libertad politica, del poder de actuar; porque el dominio de Nadie no es la ausencia de dominio, y donde todos carecen igualmente de poder tenemos una tirania sin tirano.54

La permanencia del colapso moral en los tiempos presentes preanunciada por la lucida lectura politica y cultural de Arendt mencionada al comienzo de este articulo tiene plena vigencia puesto que es constatable que se ha cumplido la probabilidad anunciada. En efecto, en la epoca “postotalitaria” se han generalizado y multiplicado las formas de alienacion, de vaciamiento del sentido de la existencia y del mundo, de superfluidad, de delegacion de la razon y de las decisiones en manos “superiores”, de dogmatismos y servidumbres encubiertas, de dictaduras ideologicas que imponen eficaz y sutilmente a las masas lo que deben pensar y hacer, en fin, de abdicacion de la responsabilidad de ser protagonista de la propia existencia y de la construccion del mundo comun. El nucleo fundamental del procedimiento escapista del que resulta este simulacro devaluado de una existencia alienada es la ilusion de que un sistema perfecto sustituya a las personas en el ejercicio de su libertad y su responsabilidad, es el sueno de estructuras que garanticen que todo funcione como un mecanismo en el que estan anulados los efectos positivos o negativos de las decisiones humanas, es el anhelo de contar con organismos cuyos previsibles dispositivos tornen innecesaria cualquier exigencia etica. En la sustitucion de las personas por los sistemas o las estructuras y la consecuente cesion del protagonismo que les corresponde en los asuntos de la esfera publica a los individuos asociados en manos de estos organismos se encuentra, a nuestro juicio, el nucleo duro de la abolicion de la responsabilidad humana en los anos del postotalitarismo, porque son las mismas personas las que anhelan y demandan ser sustituidas.
En direccion opuesta a la sustitucion, la gloria de lo humano —como gusta decir Arendt—, tiene su traza y su carnadura en los pequenos buenos pasos cotidianos a traves de los cuales las personas asumen junto a sus semejantes los desafios que les presenta la realidad. Ella es una pensadora que —de manera recursiva, es decir continua y novedosa en cada ocasion— expande su razon al considerar que la realidad esta constituida por una trama de acontecimientos imprevistos y sorprendentes. Esta incesante disposicion de apertura la previene y la rescata de la pretension de considerar que no sucede ni sucedera nada si no hay razones suficientes para que ocurra y le permite una espera traspasada de expectante positividad ante el continuo emerger del “improbable infinito”. En efecto, que la realidad no sea mensurable y que no este regida por la necesidad, que los acontecimientos excedan el control y el dominio humano redunde en beneficio de las posibilidades de realizacion que se encuentran al alcance de la condicion humana. De este modo, la libertad humana esta continuamente convocada a responder a los retos, los problemas y las paradojas que le presenta la realidad. Se trata de una “llamada” a religarse con el misterio del ser, a construir sentido, a constituir y preservar poder junto a los otros ante la cual la huida y los intentos de refugiarse en ambitos de seguridad y de certeza son vanos e inconducentes, en tanto que la responsabilidad de aceptar los desafios y asumir los riesgos que implica ser protagonista de la esfera de los asuntos humanos es la unica respuesta acorde a su condicion.

Notas

1 Hannah Arendt, “Algunas cuestiones de filosofia moral”, en Responsabilidad y Juicio, trad. Miguel Candel (Barcelona, ES: Paidos, 2007), 79.

2 Ibid., 76.

3 Hannah Arendt, Los Orígenes del totalitarismo, trad. G. Solana (Madrid, ES: Taurus, 1999), 28.         [ Links ]

4 Ibid., 579.

5 Ibid., 566.

6 Al respecto, vease el trabajo de Anabella Di Pego, La modernidad en cuestión: totalitarismo y sociedad de masas en Hannah Arendt (Buenos Aires, AR: Editorial Universidad Nacional de la Plata, 2015).         [ Links ]

7 Arendt, Los orígenes del totalitarismo, 559.

8 Cf. ibid., 11.

9 Victoria Camp: “La moral como integridad”, en Manuel Cruz, ed., El siglo de Hannah Arendt (Barcelona, ES: Paidos, 006), 66.

10 Arendt, “Filosofia moral”, 82.

11 Hannah Arendt, La condición humana, trad. Ramon Gil Novales (Buenos Aires, AR: Paidos, 2007), 208- 209.         [ Links ]

12 Arendt, La condición humana, 209-210.

13 Ibid.

14 Ibid.

15 Arendt, Los orígenes del totalitarismo, 290.

16 Camp, “La moral como integridad”, Cruz, El siglo de Hannah Arendt, 67.

17 Juan Jose Fuentes, “El problema de la voluntad en H. Arendt: un debate kantiano?”, Daimon. Revista de Filosofía 41 (2007): 88.

18 Jerome Khon, “Introduccion” en Arendt, Responsabilidad y Juicio, 22.

19 Arendt, “Filosofia moral”, 84-85.

20 Ibid., 97.

21 Ibid., 113.

22 Cf. Maria Camila Sanabria Cucalon, “El caracter preventivo del mal mediante la facultad de pensar y la facultad de juzgar desde la perspectiva de Hannah Arendt”, Daimon. Revista de filosofía 68 (mayo-agosto, 2016): 101-114.

23 Ibid., 98.

24 Hannah Arendt, El concepto del amor en San Agustín, trad. Agustin Serrano de Haro (Madrid, ES: Encuentro, 2001), 20.         [ Links ]

25 Hannah Arendt, “Socrates” en La promesa de la política, trad. Eduardo Canas (Barcelona, ES: Paidos, 2008), 53.

26 Dana Villa, “Arendt y Socrates”, en Fina Birules, Hannah Arendt, el legado de una mirada (Madrid, ES: Sequitur, 2008), 127.

27 Arendt, “Filosofia moral”, 107.

28 Arendt, “Filosofia moral”, 106.

29 Ibid., 110.

30 Ibid., 115.

31 Villa, “Arendt y Socrates”, Birules, El legado de una mirada, 123.

32 Cf. Angel Prior Olmos, “Historia de la voluntad y banalidad del mal”, Arbor 186, n.. 742 (2010): 211-226.

33 Cf. Angel Prior Olmos, Voluntad y responsabilidad en Hannah Arendt (Madrid, ES: Biblioteca Nueva, 2009).         [ Links ]

34 Arendt, “Filosofia moral”, 137.

35 Hannah Arendt, La vida del espíritu, trad. R. Montoro Romero y Vallespin Ona (Madrid, ES: Centro de Estudios Constitucionales, 1984), 245.         [ Links ]

36 Arendt, La vida del espíritu, 143.

37 Richard Bernstein, “La responsabilidad, el juicio y el mal”, en Birules, El legado de una mirada, 60.

38 Alessandro Ferrara, La fuerza del ejemplo, trad. Gabriela Ubaldini (Barcelona, ES: Gedisa, 2008), 74.         [ Links ]

39 Victoria Camp, “La moral como integridad”, Cruz, El siglo de Hannah Arendt, 75.

40 Arendt, “Filosofia moral”, 144.

41 Ferrara, La fuerza del ejemplo, 74.

42 Arendt, “Filosofia moral”, 147.

43 Ibid., 149.

44 Camp, “La moral como integridad”, Cruz, El siglo de Hannah Arendt, 67.

45 Ibid., 74.

46 Ferrara, La fuerza del ejemplo, 92.

47 Arendt, “Filosofia moral”, 124.

48 La posibilidad de que los hombres puedan ser meros ejecutores de sus acciones evidencia, para Arendt, la configuracion de un nuevo tipo humano: el hombre banal. De aqui parte la distincion que se establece en su pensamiento entre mal radical y mal banal. Para una profundizacion de esta tematica, cf. Richard Bernstein, “Cambio Hannah Arendt de opinion? Del mal radical a la banalidad del mal”, en Fina Birules, ed., El orgullo de pensar (Barcelona, ES: Gedisa, 2000).

49 Camp, “La moral como integridad”, Cruz, El siglo de Hannah Arendt, 65.

50 Arendt, “Filosofia moral”, 124.

51 Camp, “La moral como integridad”, Cruz, El siglo de Hannah Arendt, 77.

52 Arendt, “Responsabilidad colectiva”, 157.

53 Arendt, “Filosofia moral”, 150.

54 Hannah Arendt, La crisis de la república, trad. G. Solana (Madrid, ES: Taurus, 1973), 180.         [ Links ]

Recibido: 5/4/2017
Aceptado: 4/8/2017

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