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Revista argentina de sociología

versión On-line ISSN 1669-3248

Rev. argent. sociol. v.5 n.8 Buenos Aires ene./jun. 2007

 

Juan Carlos Portantiero (1934-2007). In Memoriam. La Persistente Vocación Intelectual

José Casco

Comisión Historia de la Sociología CPS

Sociología y política han constituido un binomio por demás significativo en Argentina. A diferencia del desarrollo de la disciplina en otras latitudes, entre nosotros, la relación entre estos dos campos ha sido por demás productiva en términos políticos y culturales; una relación por cierto no exenta de tensiones, marchas y contramarchas. Desde el nacimiento de la sociología como carrera universitaria a finales de la década de 1950, cuando el problema central era el desarrollo, hasta la década de 1980, cuando la democracia restaurada fue otra preocupación central de la sociología, los sociólogos locales más destacados han participado activamente en el debate sobre de la sociedad argentina.
Entre los muchos actores significativos que participaron de ese debate, un nombre se destaca especialmente: Juan Carlos Portantiero. Independientemente del juicio que pueda hacerse acerca de la eficacia o los errores de sus intervenciones, sin ninguna duda, su figura contribuyó a animar el campo cultural argentino. Desde su aparición en la escena pública a mediados de la década de 1950, Portantiero estuvo siempre preocupado por encontrar ideas alternativas y renovadoras dentro de la tradición y el ideario socialista. Luego de 1966, y ya como sociólogo, esa contribución se plasmó en libros, artículos, intervenciones publicas y aulas universitarias por cuatro décadas.
La actividad intelectual de Portantiero se caracterizó por sus aportes teóricos y sus proyectos culturales. Entre sus muchos aportes, debe destacarse su valorización de la figura de Gramsci como uno de los pensadores más relevantes dentro del campo cultural argentino (cierto que no fue el único que intentó hacerlo, pero quizás nadie pudo igualarlo). Así, cuando muchos creían que la sociología debía tener un marco referencial en los autores que Parsons había canonizado como los clásicos, Portantiero contribuyó a ensanchar las perspectivas de la teoría social como parte de un movimiento generacional que intentaba reponer al ensayo y al marxismo como marcos de dilucidación de la realidad. Este movimiento intelectual constituyó también su apuesta política más fuerte.
Junto a José Aricó, fundó empresas intelectuales de envergadura, tales como la revista Pasado y Presente, Controversia en el exilio, con el advenimiento de la democracia, fue uno de los fundadores del club de Cultura Socialista y de la revista La Ciudad Futura.Todas estas iniciativas se convirtieron en puntos de referencia dentro del debate socio- político más lúcido en cada uno de los momentos históricos que les correspondió atravesar.
Ese recorrido estuvo alumbrado por una convicción: la de creer que la reflexión sociológica y la política siempre van de la mano. En eso, Portantiero no dejó jamás de colocarse en la senda que habían trazado los clásicos de la teoría social. En efecto, aquellos se guiaron por la idea moderna por la cual la reflexión podía iluminar las virtudes y las miserias de la sociedad y, de este modo, se podía forjar un mundo diferente.
No obstante, la mayor parte de sus proyectos conocieron el fracaso. Una y otra vez las alternativas que ayudó a crear, o simplemente acompañó, sucumbieron sin mayor logro de continuidad. Sin embargo, cambió de rumbo, valiéndole las críticas de los guardianes de las más diversas ortodoxias. Pero aún así, no se resignó a resguardarse en la torre de marfil. La apuesta por distintas alternativas mostraba su persistente avidez por involucrarse en los grandes temas de la política desde una perspectiva ilustrada.
Hoy que la Sociología en Argentina conoce, como en ningún otro momento de su historia, un creciente proceso de profesionalización y legitimación de su práctica en la sociedad, y que grandes camadas de jóvenes tienen la oportunidad de encontrar lugares más o menos tranquilos donde desarrollar su vocación profesional, la figura del "Negro" Portantiero debería ser recordada como la que representa a aquellos sociólogos que desarrollaron su práctica desde una persistente vocación intelectual.

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