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La aljaba

versión On-line ISSN 1669-5704

Aljaba v.11  Luján ene./dic. 2007

 

La visibilización de la experiencia migratoria femenina en situación de genocidio1

Migration experience of women in context of the genocide

Brisa Varela

Universidad Nacional de Luján

Resumen: En este artículo se presenta un estudio de caso referido a la migración de mujeres armenias como sujetos históricos en situación de migrantes en contexto de genocidios.
En el presente se encuentran nuevos contingentes "en viaje" de varones y mujeres armenios/as que difieren de los flujos en relación con el vínculo imaginado que formulan respecto a los nuevos espacios de asentamiento y a la (re)construcción de las identidades.

Palabras claves: Experiencia de las mujeres; Migraciones; Genocidio; Sobrevivientes.

Abstract: This work presents a case study of migration armenian women in context of the genocide, looking at women as active historical subjects.
In the present news these "travelling" contingents, we found Armenian men and women who differ from the historical in the relation with the imagined link which they formulate regarding the new settlement space and the reconstruction of identities.

KeyWords: Experience of women; Migration; Genocide; Survivors.

La segunda generación plantea una profunda tristeza por no poder mitigar la tristeza de sus padres. Como ejemplo personal a veces encontraba a mi abuela o mi madre llorando y cuando las veía me sacaban, yo hacía mis propias interpretaciones de lo que les pasaba, mi propia interpretación del dolor ajeno2.

Ani Kalaidjian (descendiente de sobrevivientes).

— 1 —
Inmigración, género y etnicidad

En este artículo se presentan parte de los resultados de la investigación doctoral en la que, entre otros aspectos, se ha intentado aportar una mirada articuladora referida tanto a las primeras mujeres inmigrantes armenias que llegaran a la ciudad de Buenos Aires (a principios de siglo XIX) como a sus descendientes mujeres de segunda, tercera y cuarta generación.
Me interesó recuperar la experiencia femenina como sujetos históricos activos que, con su participación en diversos ámbitos, condicionaron permanencias o cambios, resistencias o integraciones de esa colectividad en la sociedad receptora. Las mujeres armenias emergen en el paisaje de la historia social y su acción se plasma en la construcción de los espacios colectivos comunitarios.
Se puso el énfasis en registrar desde una mirada geográfica, el lugar particular de las mujeres dentro del proceso migratorio general. En esta temática la geografía feminista ha dado sobrada cuenta de valorizar como propia y diferencial la diversidad cultural de las mujeres en situaciones de desplazamientos espaciales, en reconocer la producción de lugares y tiempos que crean las mujeres y analizar la manera en la que pueden situarse, en forma diferenciada de los varones en un tejido o malla de relaciones sociales e interpersonales.

"Al recuperar una imagen activa de mujer en los procesos migratorios, la introducción de la perspectiva de género rescata una concepción más dinámica del grupo familiar como estructura de relación entre géneros y entre generaciones, con conflictos, cuestionamientos a la autoridad, reformulaciones y juegos de poder" (Dória Bilac, 1995:7).

En función de estas reflexiones fue para mí una decisión de la investigación incorporar al estudio la mirada femenina, con el objeto de hacer visibles las acciones compartidas y a la vez diferenciadas y diferenciadoras entre varones y mujeres armenios/as incluidos en diferentes etapas migratorias, clases sociales y generaciones.
La migración de las mujeres armenias se insertó así en un movimiento general que es determinado por el proceso del genocidio de 1915 que les obliga a emigrar de los territorios de los que eran originarias (en la actual República de Turquía).
Lo hicieron personas de ambos sexos y se produjeron desplazamientos a escala internacional en diversas fases que inicia la "diáspora armenia".
Numerosas mujeres formaron parte de esos contingentes de exiliados y exiliadas que escaparían de las masacres, no obstante poco se ha registrado y visibilizado al interior de la comunidad las particularidades de género; por el contrario, se las ha incluido en una totalización de la experiencia migratoria en la que la marca aparece signada por la experiencia de vida de los varones y sólo tangencialmente se hace referencia a la participación femenina.
Por estos motivos entendemos central hacer evidente la participación femenina poniendo en el centro de la mirada aspectos que hacen a las particularidades del género.
En este trabajo compartimos la presencia de las mujeres armenias y su participación en los procesos de reproducción cultural; en los de producción (dentro y fuera de la unidad doméstica) y la tensión aceptación/rechazo a las transformaciones en los roles femeninos, culturalmente asignados, en el transcurso generacional.
Se optó por trabajar desde una triangulación metodológica, entendiendo por tal la aplicación de distintas metodologías complementarias y concordantes en función del objeto de estudio, a partir de técnicas cuantitativas y cualitativas con el fin de confrontar o completar los datos obtenidos y de obtener una validación cruzada3.
El trabajo de campo de recolección de esta extensa investigación, de la que presentamos sólo una parcialidad, se realizó en distintas etapas que comentaremos brevemente.
Primer momento (1994), se realizaron un total de 47 entrevistas semiestructuradas a mujeres de primera y segunda generación que narraron la experiencia migratoria de ellas o de sus madres.
Segundo momento (1998), se diseñó un cuestionario que fue respondido por miembros de la tercera generación, padres y madres de niños/as que concurren a una de las principales instituciones comunitarias4. En función del universo de estudio, las respuestas obtenidas, si bien no permiten generalizaciones, son representativas de un amplio espectro del grupo étnico. En la preparación del cuestionario de 15 preguntas se tuvo en cuenta en primer lugar obtener datos censales sobre aspectos puntuales, diferenciando las preguntas por generación y sexos, y se completaron 149 cuestionarios.

Tercer momento (2003-2005), se concretaron entrevistas en profundidad a mujeres informantes claves de segunda, tercera y cuarta generación5, descendientes de las inmigrantes de principios del siglo XX y también de las recientemente llegadas de la República de Armenia luego de disolución de la URSS (1991) de la que formaba parte.

— 2 —
In
tersecciones: mujeres, inmigrantes, pobres y orientales

En el total de los casos de las encuestas que tomamos en 1994, referidas a las primeras mujeres llegadas a Argentina, el 53% arribó en la segunda década del siglo, en lo que caracterizaríamos como la "fase masiva"; en ese momento de un total de 25, sólo 5 eran niñas menores de 12 años, mientras que el resto variaba entre los 14 y un máximo de 24 años.
Durante la primera década del siglo, la "fase pionera": sólo 1 de ellas viene, y entre 1930/39 el número se reduce nuevamente (8 mujeres).
Mientras que para los años comprendidos entre 1940-1970, la "fase tardía": son 7 las que se incorporan6.
Tendencialmente, las mujeres acompañaron la generalidad del fenómeno migratorio de los varones y responde, con claridad, al pánico causado por el "terrorismo de Estado" del gobierno de Turquía, que promueve con su accionar migraciones masivas, especialmente después de firmado el Tratado de Lausana (1923) por el cual los y las armenios/as quedaban jurídicamente desprotegidos/as.

En relación con estos episodios determinantes de la salida forzosa se preguntó a las entrevistadas si consideraban positivo contarnos aspectos de su vida de inmigrantes y por qué motivos.
La pregunta apuntaba en dos direcciones: una en reconocer si había –o no– predisposición al relato biográfico, y por otro lado contrastar la posición que asumían frente a lo que en otros casos de genocidios se entendía como mandato por los sobrevivientes: el ser testigos frente a la humanidad y contar lo sucedido7.
En la tabla que incluimos a continuación se sistematizaron las respuestas obtenidas; en la segunda columna se incorpora el número de personas que dieron la respuesta que figura en la primer columna.
Revisando las respuestas obtenidas se evidenciaron dos cuestiones centrales que se recogen en las mismas: aquellas que enfatizan "lo entretenido" de los recuerdos de esos "viejos momentos", cercanos al anecdotario de los inmigrantes asociados con las peripecias de su instalación en el "nuevo mundo" en clave de comedia; y otras (la mayor parte de ellas) centradas en el "mandato de informar" (sobre las persecuciones y matanzas) en clave de tragedia.
En este último caso se produce una autoidentificación que remite a una multiplicidad de elementos identitarios en juego y que, en este caso, prioriza los aspectos de la etnicidad por sobre los de género en tanto entendieron que su situación y la de sus familias se definieron, frente al poder omnímodo y represor, en relación con la armenidad de la que es portador el grupo.
La identidad a la que autoadscriben enfatiza en estas instancias la armenidad portada. En este punto definimos la identidad en tanto instantánea de significados; como un posicionamiento político estratégico que posibilita el otorgamiento de significados (Barker, 2003).

"Así las representaciones de género, que constituyen eso que llamamos género, pueden unirse a las representaciones de raza pero de una manera contingente y específica respecto al contexto" (Barker, 2003:60).

La identidad de las mujeres armenias se construye en interacción y relacionalmente con una otredad (la sociedad externa) a la que era necesario ofrecer información verídica sobre lo aún negado, obturado por los victimarios. Existe entonces una "negociación" entre la preservación o atravesamiento de las fronteras con la sociedad externa, en función de determinadas condiciones sociohistóricas asociadas a los intereses del presente.

"La memoria, desde esta perspectiva, adquiere fuerza simbólica en la medida en que orienta en situaciones y contextos cambiantes que en el presente enfrentan y preocupan a la comunidad" (Safa Barraza, 1998:159).

Especial impacto me causó leer que Anita8responde que no le gusta contar sus intimidades (ya fallecida, tenía entonces 96 años y fue entrevistada en el Asilo Armenio); dirá luego en el cierre de la entrevista: "gracias por interesarse en asuntos que no son suyos, que Dios la bendiga".
Consultadas sobre su estado civil en el momento del viaje, el 38.2% (18) eran casadas, en tanto que el 60% (28) eran solteras.9
A su vez de las primeras, sólo 4 eran esperadas aquí por sus maridos y 4 por sus novios.
Estas cifras deben permitirnos matizar las ideas previas referidas a que "las mujeres" eran esperadas por sus maridos, que habían viajado previamente para instalarse. Si en algunos pocos casos esta situación se evidenciaba, no es posible generalizar al menos en este caso.
Ello implicaba que la mayor parte de las mujeres armenias no se encontraron con situaciones más o menos resueltas a su llegada y que compartieron con los varones armenios –padres, maridos, hermanos, etc.– tanto lo azaroso del viaje hacia lo desconocido, como los riesgos de las situaciones iniciales en un país desconocido.
Entre las 18 mujeres casadas que vinieron, 2 viajaron solas, 14 con sus maridos y 2 con otros familiares (varones). En el caso de las solteras, 4 lo hicieron solas, 11 con sus padres y hermanos, 6 con hermanos, 7 con la madre y hermanos. Estas cifras evidenciaron la participación del grupo familiar en la decisión del exilio.
Al igual que registrara Nélida Boulgourdjian (1997), llama la atención la ausencia de ancianas/os (abuelas y abuelos de la familia) como acompañantes de los contingentes. Comparto el criterio de la mencionada autora, cuando supone una posible muerte –debida al deterioro de sus fuerzas– de los más ancianos en las etapas del genocidio. Pero además, es posible suponer que en las situaciones límites que vivieron los y las armenios/as, haya sido necesario tomar la decisión de elegir quiénes viajaban y quiénes se quedaban. Aparece lógico que pueda haberse privilegiado a los jóvenes, tanto por el arraigo a la tierra de los más ancianos, cuanto porque al estar en edad activa eran capaces de insertarse en el destierro más fácilmente.
¿Qué razones se invocaron para señalar a la Argentina como el país elegido? Más allá de las macrocondiciones que tenían que ver con el marco económico y político de la época, quisimos indagar en aquellas que dan cuenta del peso del pragmatismo en las decisiones cotidianas:
a) La gran mayoría (26 sobre 47) sostuvieron que fue porque tenían familiares.

En otras respuestas, minoritarias, registramos:

b) Porque en la Argentina se recibía fácilmente a los inmigrantes sin trámites complejos (en este sentido se obtuvieron 6 respuestas).
c) Casuales: porque consiguieron un barco y el mismo salía para Argentina (4 respuestas).
d) Porque se comentaba que era un país bueno (3 respuestas).
e) Porque era un país pacífico que no participaba de guerras (4 respuestas).
f) N/S-N/C (4 respuestas). Es evidente que el tema de las cadenas migratorias pesó en las decisiones del grupo, a tal punto de que aún las mujeres que no eligen la opción (a), cuando se amplía el interrogatorio preguntando sobre si había alguien acá que las esperaba, contestan que sí. Entonces, ante la pregunta ¿quiénes las esperaban?, nos responden:

a. Amigos o paisanos: 25,5%.
b. Esposo o novio: 17%.
c. Padres, hermanos o tíos: 21,2%.
d. Otros parientes: 14,8%.

Puede comprobarse que la cadena no participaba sólo de la información –transmitida especialmente por correspondencia– sino que articulaba redes de protección que incluían alojamiento inicial para la familia, información sobre las posibilidades de conseguir trabajo y vivienda barata, primeras nociones del idioma, centros donde participar en ceremonias religiosas, escuelas armenias para que los niños estudiaran la escritura, historia, etc. de Armenia y enfáticamente de "conexiones matrimoniales", destinadas a "mantener la armenidad".
De las entrevistas se desprende que en el caso específico de las mujeres, las redes étnicas actuaron rápidamente tanto para reforzar comportamientos matrimoniales endogámicos como para obtener trabajo en el caso de que la unidad doméstica requiriera de entradas monetarias adicionales a la de los varones y que permitieran a las mujeres realizar trabajos rentados sin salir de la casa.
Algunas de las respuestas referidas a qué hacían los hombres cuando regresaban de sus trabajos y cuáles eran las actividades de las mujeres, la gran mayoría de ellas remiten reiteradamente a aspectos que permiten recuperar la textura de la vida intradoméstica: los hombres hacían arreglos en la casa, los hijos iban al club armenio sábados y domingos y jugaban a las cartas en el club; leían La Biblia y escribían cartas a sus familiares dispersos en distintos sitios del mundo. Las mujeres trabajaban en talleres domésticos de alfombras persas, "ayudaban" al marido, las hijas estudiaban en la primaria, hacían bordado y costura; leían el diario, iban al club, atendían los hijos, arreglaban la casa.
Mary, entonces de 64 años, nacida en Argentina y de padres sobrevivientes, cuenta así la vivencia de niña que nos hace la pintura de una escena familiar:

"Astor a la noche trabajaba en el Centro Armenio, era actor. Gregorio siempre estudiaba y ayudaba a Astor a aprender las letras de los actos. Harutiún y León eran sastres y ninguno tenía una determinada cantidad de horas para trabajar. Al llegar mi papá se sentaba en un banquito chiquito; mientras yo le cebaba mate él leía La Biblia; comían, charlaban y se iban a dormir; hacían reuniones con amigos, tomaban café, hablaban en armenio y edificaban su casa".

Así Mary expresa la presencia de una familia extensa en la que convivían con familiares como tíos y primos. Las entrevistas en profundidad nos permitieron conocer que, con el tiempo, construirían viviendas independientes y establecerán familias nucleares.
Relacionado con los patrones de la elección matrimonial, aproximadamente el 70% manifiesta que la elección del marido era una decisión familiar impuesta. El porcentaje restante manifiesta haber tomado la decisión de acuerdo con su propia opinión.
Es interesante en este aspecto señalar que las entrevistadas marcan diferencias en las que la relación entre occidentalización de las costumbres y elección libre del esposo fue directamente proporcional.
De todas formas dentro de las que "elegían" la posibilidad era relativa, en tanto debía hacerse siempre dentro de los varones de la colectividad; hacerlo fuera de ella era prácticamente imposible, y será en la siguiente generación motivo de crisis familiares10.
Senekerim me cuenta en relación con el despliegue de estrategias matrimoniales:

"Algunos que vinieron antes de la 'guerra del 14' vinieron solos. Las causas eran distintas: unos por motivos personales, otros para que los turcos no los llevaran a la guerra con los yemeníes y algunos pocos con el objeto de hacer el porvenir. Ninguno de éstos estaba casado en la creencia de que iban a volver, pero todo resultó al revés. Cuando vieron lo que pasaba en nuestra patria y que muchos se refugiaban en Siria, Grecia o el Líbano, pensaron que lo mejor era casarse con una armenia. Algunos se casaban por poder y otros que tenían familiares aquí se casaban con otras ramas como por ejemplo sobrinas de un primo o con hermanos de sus cuñadas. Generalmente esto se hacía por fotografías, y a veces sucedía que cuando la chica llegaba a la Argentina no quería saber nada con su marido. Recién cuando terminó la Segunda Guerra Mundial llegaron gran cantidad de mujeres"11.

Como adelantamos si nada obstaba a una opción exogámica desde lo legal, era muy rechazada dentro de los valores culturales de pertenencia y podía implicar desde enfrentamientos familiares hasta situaciones de ruptura definitiva. Claramente, esta situación surge de las diversas respuestas recogidas (cada letra indica una entrevistada diferente):

a. "La familia decidía; el marido lo elegía mi papá".
b. "Después de la guerra se casaban por obligación porque había violaciones y pillaje".
c. "Mi madre se casó quince días después que conoció a mi padre, no era por amor".
d. "Decidía la familia y elegían a los paisanos".
e. "Aquí en Argentina cada hijo buscaba su pareja, en Armenia, las familias se ponían de acuerdo para casar a los hijos, se fijaban en la forma de ser de la familia, en los buenos modales, en la reputación de la familia".
f. "La familia decidía; se fijaban si era armenio y trabajador".
g. "En mi casa lo decidió mi familia y se fijaban mucho en la posición".
h. "Mi abuela eligió a mi mamá para que se casara con mi papá".
i. "En el caso de mi mamá por fotos se fijaban en su belleza y su familia decidió que sí".

Cuando se preguntó sobre qué virtudes debían tener los varones a criterio de sus familias para ser "buenos candidatos", indicaron en orden de importancia, ser:

a) armenios,
b) trabajadores,
c) familia prestigiosa,
d) sanos,
e) buenas personas.

La cuestión de mantener la armenidad en la diáspora pasó por diversos canales, desde las instituciones educativas –que debían ocuparse de transferir los valores armenios a las jóvenes generaciones– hasta la "institución matrimonial".
La posibilidad de "refundar" Armenia en un futuro constituía en la época de migración masiva una meta esperada por mujeres y hombres, y para tales fines consideraban necesario mantener barreras culturales que preservaran la identidad étnica.
Por este motivo los matrimonios endogámicos pueden ser vistos como influidos por dos situaciones:

a) una cuestión de género, ya que la tradición oriental sometía a las mujeres a matrimonios decididos por la familia y especialmente por el padre, y
b) una cuestión asociada con la etnicidad: por la necesidad de preservación de la armenidad en la diáspora.

Analizando la información cualitativa, es coincidente con los resultados obtenidos por Nélida Boulgourdjian con una metodología cuantitativa a partir de los datos del censo Municipal de 1936 y del Archivo de inscripción de Casamientos de la Institución Administrativa de la Iglesia, en la que se examinó la década 1940-1949 inclusive, sobre la base de una muestra de 65 matrimonios sobre un total de 650 casamientos.

"En la muestra estudiada se observa un alto porcentaje de matrimonios endogámicos (87,7%) (...;). Si se toma por separado ambos sexos, se advierte que el porcentaje de los casamientos exogámicos es mayor en el caso del hombre (9,2%) que en el de la mujer (1,5%). La marcada conducta matrimonial endogámica responde a la desaprobación de los matrimonios mixtos en el seno de la comunidad por una cuestión de autodefensa del grupo. Con respecto al mayor porcentaje de exogamia masculina se infiere que la salida al trabajo permitía a los hombres abrir el espectro de oportunidades para relacionarse con mujeres no armenias además de la mayor permisividad del grupo con respecto a ellos. En ese sentido las mujeres estaban más controladas y sus costumbres eran más conservadoras. Un elemento a tener en cuenta es que, en la documentación consultada, en el espacio sobre ocupación de la novia no hay ningún tipo de información. Suponiendo que realmente no trabajaba, la permanencia de la mujer en la casa dificultaba la posibilidad de relacionarse con no armenios" (Boulgourdian, 1997:80-81).

Sin embargo, a partir de las entrevistas en profundidad nos fue posible conocer otras historias de vida, que forman parte de los anecdotarios familiares y rara vez se toman en estudios académicos. Consideramos que llegar a ellas es central en tanto rescatan situaciones de "resistencias femeninas" frente al orden masculino imperante.
Algunas mujeres tuvieron el coraje de enfrentar mandatos ancestrales y proponerse como proyecto de vida adherir a un "amor romántico".
Tal la historia de Lusín (Luna) que reconstruyen a mi pedido12, su hija y su nieta en enero de 2005:12

"Lusín era oriunda de la ciudad de Bolú, provincia armenia de Turquía. Nació el 20 de julio de 1909. Tras los trágicos sucesos de 1915, su madre la esconderá en casa de una familia turca de su confianza.
Una mañana fue a la plaza del pueblo y vio a un grupo de hombres armenios colgados, esto le provoca una fuerte impresión y fiebre muy alta, de la que se recuperó con el tiempo.
Lusín fue 'casada' por determinación familiar con un joven que ya residía en Argentina y viajará sola hacia acá. Debía vivir con la familia del novio en custodia hasta que se consumara el matrimonio (de acuerdo con costumbres culturales del grupo). Según contó Lusín en varias oportunidades, la vida fue muy dura, su futura suegra era una mujer muy dominante que no la dejaba salir ni a la puerta y vivía encerrada en el cuarto que le habían asignado hasta que contrayera matrimonio.
El joven, su futuro marido, era una persona, según relató siempre Lusín, muy dominada por su madre.
Lusín siempre fue, y así la recordamos sus hijas y nietos, una mujer muy libre, con mucha iniciativa e independiente. Esta situación le resultaba por cierto muy difícil de sobrellevar. Cuenta ella que en cierta oportunidad, siendo Carnaval habían organizado en el patio de la casa de inquilinatos una fiesta, y la familia del novio, ella incluida, tenían órdenes de no asomarse para participar de los festejos.
Sumamente incómoda con la situación, que se sumaba a otras que la sofocaban bajo el dominio de una madre posesiva, Lusín decidió escaparse; pero sólo conocía el tranvía que pasaba por la puerta. Lo tomó, se llevó consigo sus pocas pertenencias y las joyas que le habían regalado (la familia del novio) con motivo del compromiso, esto último lo realizó con la intención de devolverlo ante testigos y que la familia de su novio no la acusara de robar las alhajas, y así fue como lo hizo.
Cuando llegó a la estación de La Plata, intentó comunicarse en francés, lengua que dominaba, además del turco y del armenio y allí tuvo la suerte de que un matrimonio pudiera interpretar lo que necesitaba.
Nuevamente en la ciudad de Buenos Aires, la colocaron en un taxi y se trasladó a la casa de una familia armenia que la había recibido en el puerto.
A todo esto su foto fue publicada en los diarios, se la buscó en el río, pensando que podría estar ahogada, y tras una búsqueda intensa madre e hijo la encontraron en donde siempre había permanecido desde su huida.
Aunque sabía que esto tarde o temprano iba a suceder, no quiso asomarse a recibirlos, la familia habló en su nombre y devolvió, ante testigos, las alhajas que ella se había llevado.
Al año conoció, junto a un grupo de paisanos armenios que frecuentaba, a su futuro marido, el señor Hovannes Havnichian, con quien contrajo matrimonio, sin poseer vivienda, ni muebles, pero con la ayuda de un grupo de amigos que les prestaron todo para la ocasión.
Vivieron en Barracas muchos años y fueron queridos por los vecinos que habían acriollado el nombre de Lusín, como en el caso de otros armenios, según lo que les 'sonaba al oído', por eso la llamaban Doña Lucía.
Un accidente de trabajo hizo que Hovannes falleciera en el año 1947, y Lusín quedó sola junto a las tres hijas que tuvo el matrimonio.
Esto no fue motivo para que bajara los brazos, trabajó duro, también lo hicieron sus hijas a medida que sus edades lo permitieron, y lo más importante tal vez fue su profunda armenidad que le supo transmitir a sus descendientes y que se materializó en una labor continua en actividades comunitarias como su participación en la Cruz Roja Armenia (HOM).
Con Hovannes tuvieron tres hijas, Ema, María e Isabel, que le dieron seis nietos, de sus siete bisnietos llegó a conocer tres. Lusín falleció en Avellaneda en el año 1990...;".
(Una de sus bisnietas adolescente se llama Celeste Lusín en su memoria...;).

Retomando las encuestas y en lo que hace a las respuestas obtenidas respecto a los integrantes de los hogares, la mayoría reconoce familias "nucleares", ya sea haciendo referencia a su familia de origen, incluyendo a padres y hermanos, ya sea sobre su situación una vez casadas –con esposo e hijos– y respecto a los roles jugados dentro de la familia reconocen al padre o esposo como "jefes de hogar".
La típica organización patriarcal, general para la época y especialmente en familias procedentes de territorios orientales, fue reproducida a partir de las pautas culturales transmitidas por las propias mujeres dentro de su hogar.
No obstante, al preguntárseles sobre si trabajaban en oficios o tareas fuera de las domésticas 31 de ellas se insertaban como trabajadoras remuneradas: costureras y bordadoras 12, con oficio de zapateras 3, como obreras textiles 8, 1 lavandera y 1 empleada, 2 preparaban comidas para afuera, 2 trabajaban en comercios propios y 2 dictaban clases particulares de francés13.
Como se desprende, los trabajos en los que se insertaban podían realizarse mayoritariamente dentro del ámbito intradoméstico. De modo que fue visto como una estrategia que permitía incorporar más dinero a la unidad familiar sin romper con las pautas que rechazaban que la mujer saliese de su hogar. Por lo general, las entrevistadas conseguían sus trabajos a partir de redes laborales dentro de la propia colectividad. Por ejemplo, su producción era recogida por compatriotas que luego la comercializaban –como en el caso de los tejidos– o aquellas que preparaban comidas armenias para los varones que trabajaban en las cercanías.
A partir de esta información obtenida se puede afirmar que las mujeres inmigrantes armenias de principios de siglo:

a) pertenecían a una sociedad asiática con valores patriarcales tradicionalmente arraigados;
b) participaron de un proceso histórico de migración forzada que condicionó sus formas de expatriación e inserción en la Argentina;
c) al igual que los varones recurrieron a cadenas y redes sociales que les permiten el acceso a servicios religiosos, educativos, actividades laborales, matrimonios. El desarrollo de la sociabilidad lo ejercen entre mujeres en el ámbito intradoméstico comunitario significada en acciones solidarias al interior del grupo como visitas sociales, organización de uniones matrimoniales, festejos, cuidado de parturientas, ancianos y enfermos;
d) la distribución de los trabajos revela una división de papeles según el género propios de la cultura patriarcal: mujer/trabajo invisible en el hogar, y varón/trabajo rentado fuera del hogar;
e) no sólo aportaron a la producción y reproducción familiar a través del trabajo doméstico –que les competía exclusivamente en función de la división de roles–, sino en el trabajo de mercado;
f) se observan como mínimos los desplazamientos espaciales diarios –compras, escuela– en tanto los trabajos rentados son realizados dentro de la unidad doméstica que era vista como el "ámbito natural" de la mujer. La identidad cultural de la mujer se definía dentro del ámbito de la familia, como madre, esposa, administradora en el hogar; La visibilización de la experiencia migratoria femenina en situación de genocidio La Aljaba Segunda época, Volumen XI, 2007
g) las estrategias matrimoniales fueron flexibilizándose, más rápido que las uniones endogámicas;
h) pese a su inserción en patrones tradicionales de conducta privada y pública, existieron intersticios de independencia que fueron ampliándose generacionalmente.

— 3 —
Las experiencias femeninas en el transcurso generacional

Puede considerarse que la mejora o el empeoramiento de las condiciones sociales de un grupo inmigrante cualquiera, se refleja necesariamente en los deseos de volverse o no a su lugar de origen, tanto como las condiciones existentes en aquel lugar, que faciliten u obstaculicen el regreso.
En cuanto a la preparación profesional que hemos recogido en las 149 encuestas realizadas en 1998 expresan características interesantes, en especial si se observa la evolución de las mujeres. De manera que el promedio (incluyendo a varones y mujeres) representa: 5%, 5,2% y 20,3%. Si los datos se desagregan por sexos, representan para los varones: de la primera generación, un 8% de profesionales contra un 6.5% en la segunda, para saltar a 21.5% en la tercera. En tanto la evolución femenina muestra para los mismos cortes: 2%, 4% y 19.7%.
En la primera generación los estudios terciarios (universitarios o no) fueron realizados por los integrantes más pudientes en centros culturales como Constantinopla o en ciudades europeas; esta situación está confirmada por diversas memorias y textos de historia.
La segunda generación se esforzó fuertemente para consolidar su situación económica en la Argentina para lo que no se requería en la etapa preparación profesional, en tanto sus hijos –tercera generación– participan como el resto de la clase media/media alta en Argentina de estudios en universidades nacionales para recibir preparación profesional.
En lo que hace específicamente a la situación de las mujeres, es evidente la occidentalización en cuanto a la promoción y desarrollo de las mismas fuera del ámbito doméstico.
Esta interpretación se confirma en los datos que surgen en cuanto a las que responden haber sido o ser solamente amas de casas: 72%, 61% y 17.28% respectivamente.
En este sentido es evidente que los integrantes de esta comunidad acompañaron al conjunto de la sociedad argentina y para las mujeres ello implicó también la occidentalización de los patrones de acciones (entendiendo la articulación de los comportamientos con su peso simbólico).
Pudimos observar la rápida integración a las actividades productivas del país receptor vinculándose con el conjunto de la población (en lo que hace al desarrollo de vínculos comerciales, laborales, profesionales, educacionales, etc.). En estos aspectos se evidencia que no se han experimentado problemas de inserción.
Respecto a la integración con el resto de la comunidad de Argentina, nos preguntamos si los procesos que se dieron en el plano de los vínculos económicos se repitieron en el de las relaciones personales. En relación con los objetivos de nuestro trabajo nos interesa poder contestarnos si se produjo una asimilación a pautas culturales exógenas, si se mantuvieron intactas las internas, se generaron algunas situaciones intermedias y además qué ocurrió con los patrones nacional-territoriales construidos por la primera generación entorno a "la armenidad" a ser conservada.

— 4 —
Pautas matrimoniales y representaciones sobre la "armenidad"

El análisis de los indicadores referidos a las pautas matrimoniales representan un elemento de importancia, en tanto pueden asociarse a una manera de construir y transmitir un imaginario social vinculado al Estado-territorial y a la idea del retorno al "lugar sacralizado".
Recorriendo los patrones matrimoniales en las tres generaciones con las que trabajamos, puede observarse que las pautas endogámicas conservan un muy fuerte peso en este grupo étnico: 100%, 98%, 83%, si bien la tendencia es decreciente.
Por otro lado es necesario recordar que se está indagando dentro del grupo que participa lo que llamaríamos el "núcleo duro" de la comunidad; en relación con este aspecto tanto directivos de escuelas como ex alumnos/as me manifiestan que se concretan cada vez menos matrimonios endogámicos, y que la mayor parte de los ex alumnos no envían a sus hijos a las escuelas armenias, sólo el 25% del total de los/las niños/as descendientes de armenios asisten a escuelas de la colectividad14.
Sin embargo es importante dar un segundo paso y preguntarse sobre si la transmisión de patrones de comportamiento e ideario nacionalista es la misma en los miembros de la primera, segunda y tercera.
El análisis de las respuestas muestra que admiten que los lazos sociales con argentinos se han ampliado significativamente 39.9%, 66.7% y 63.8% aunque los laborales no se han ampliado del mismo modo 23.6%, 31.6% y 35.4%.
A la vez que los lazos matrimoniales endogámicos sostuvieron una fuerte cohesión grupal, estrategia central para el mantenimiento de las pautas culturales en la diáspora de la primera generación que, aunque atemperada, persiste en los miembros que continúan participando de la vida comunitaria15.
Es interesante la observación que hace Narciso Binayán (1996:233) respecto a la llamativa cantidad de solteros/as en el grupo étnico y que estimamos se puede relacionar con el mandato social de la endogamia en cuanto aceptar o pensar en formar matrimonio con personas del "afuera"16.

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Un final abierto

Una modalidad detectada en las relaciones vinculares de pareja en la segunda generación ha sido, para el caso de los varones, mantener su estado civil de "solteros" y su "armenidad" viviendo con sus padres o declarando vivir solos, pero manteniendo vínculos estables con mujeres no armenias a las que no hacen participar de la vida social comunitaria y con las que desarrollan una especie de convivencia secreta o vida paralela.
Al interior de la tercera generación de varones17 se puede observar crecientemente que desarrollan una vida profesional y forman parejas no armenias –estables o menos estables– con las que no conviven ni tienen hijos en la modalidad "cama afuera".
Otra opción detectada es la de quienes conviven y tienen hijos sin legalizar la unión; quedaría como pregunta si estas formas de relacionarse, a principios del sigo XXI, responden sólo a la generalidad del varón urbano profesional de clase media o si además infl uyen pautas culturales propias que generan un entramado complejo de rituales y expectativas familiares, en torno a decidirse a establecer lazos matrimoniales tradicionales18.
Por el contrario, para el caso de las mujeres cuando se enamoran de un "casti" (no armenio) hemos podido reconocer (a título cualitativo y sin pretensión estadística) la disposición a unirse legalmente en lo civil y religioso, afrontando circunstanciales, y cada vez más débiles, resistencias familiares. Al recorrido diferente entre varones y mujeres en lo que hace a sus pautas de vincularidad sexual, se agregan a partir de los años 90 los y las nuevos/as jóvenes que, procedentes de Armenia, llegan a la Argentina recientemente, formados en contextos culturales en los que coexistieron la educación de características soviéticas (Bock, 1993) con la oriental subsistente y subyacente en un país cuyas fronteras se tocan con el mundo islámico. En las entrevistas en profundidad aparecen interesantes reflexiones sobre sus expectativas matrimoniales y vincularidades con jóvenes descendientes de armenios cuyas familias se instalaron en Argentina a principios de siglo XX.
Sona, de aproximadamente 20 años (llegada de Armenia en la última década), trabaja como empleada en una joyería que han instalado en la calle Libertad inmigrantes armenios llegados poco antes del desmembramiento de la URSS. He pedido a los varones que no estuvieran presentes para conversar más relajadamente con ella sobre aspectos de género en su vincularidad con los varones. Responde en español a nuestras preguntas y evalúa a los varones de la tercera y cuarta generación nacidos en Argentina. Riéndose y haciendo gestos cómplices Sona nos cuenta:

"– ¿Qué diferencias encontrás entre los varones armenios y los argentinos?
– Son muy machistas los de allá, pero el hombre armenio te da seguridad, son responsables, se preocupan por ti; los de acá son poco comprometidos, un día te dicen ¡te amo mi amor! y al día siguiente ya no te quiero.
– ¿Y los armenios de tercera y cuarta generación que viven aquí?
– Son igual que los argentinos, son argentinos".

Para el caso de las mujeres de la tercera y cuarta generación recientemente llegadas de Armenia, que se relacionan con varones no armenios cada vez en mayor medida, aparece como deseable incorporarlos a sus familias dentro de pautas del matrimonio civil y rituales religiosos armenios tradicionales que incluyen por ejemplo fiesta de bodas de varios días y rechazo a la idea del divorcio.
A modo de cierre provisorio diremos que pudimos observar que los patrones matrimoniales y los roles asignados a las mujeres fueron parte por un lado del contexto general de época, pero por otro lado el mantenimiento de la "propiedad" de las mujeres dentro del grupo étnico sometido a situación de exterminio, se entendió políticamente como condición de permanencia y existencia. El transcurso generacional y la occidentalización han actuado en sentido contrario impulsando la desapropiación de los cuerpos femeninos.

Notas

1 El análisis de la inmigración armenia a la Argentina desde 1915 hasta el presente ha sido mi objeto de estudio tanto en las tesis de Maestría de Estudios Territoriales y Ambientales, FFyL., UBA, 2000, como en la tesis Doctoral en Ciencias Sociales, FLACSO, 2006.

2 Registros tomados de la conferencia con Anie Kalaiyjian en la Asociación Cultural Armenia, Buenos Aires, 4 de julio de 2003.

3 Se entiende como validación cruzada, la obtención de resultados convergentes con métodos distintos, pero que apuntan a la misma dimensión del problema de investigación.

4 El Instituto Educativo San Gregorio el Iluminador del Centro Armenio fundado en 1932 incluye los niveles Inicial, Enseñanza General Básica y Polimodal según las categorías nacionales (Jardín de Infantes, Primaria y Media según los criterios jurisdiccionales de la ciudad de Buenos Aires). El recorte con el que se trabajó involucró a los alumnos del tercer Ciclo de la Enseñanza General Básica y el Polimodal, en función de la participación que se les solicitaba.

5 Tomando como primera generación a quienes vivieron en forma directa el genocidio de 1915 y sus consecuencias, de las que ya prácticamente no quedan personas vivas por razones de edad.

6 Desde el contexto cuantitativo que nos permitiera "situarnos" partimos de los aportes de Nélida Boulgourdjian (1997) quien cuantificó y sistematizó sólidamente aspectos sociodemográficos de los y las inmigrantes del siglo pasado. Según el Censo Municipal de 1936 se observa mayoría de población armenia entre los 25 y 44 años con un total de 1.718 hombres y 1.336 mujeres (cada 120 hombres había 100 mujeres mientras que para el conjunto de la población argentina la relación era 80/100). Si incorporamos los datos procedentes de nuestras entrevistas podemos observar que la migración continuó con fuerza hasta 1940 y que la gran mayoría de las mujeres que entrevistamos arribó a la Argentina en el lapso de los veinte años que transcurren entre 1920 y 1940. En 1923, si bien era retirado el proyecto del Ejecutivo que endurecía notoriamente las condiciones de entrada, sí se aprobaba un Reglamento más restrictivo. Debe remarcarse que en el mismo se ampliaba la tipología de los excluidos por razones médicas, se exigía certificado policial y se limitaba las posibilidades de ingreso a aquellos que se presuponía limitados en su capacidad de autosustento, y en esta categoría se incluían las mujeres solas con hijos menores de quince años (Boulgourdjian, 1997).

7 Este aspecto ha sido muy analizado en el genocidio judío durante la segunda guerra y la acción de sus sobrevivientes; a manera ejemplar de este tipo de relatos citamos los escritos, conferencias y clases en las escuelas de Primo Levi.

8 Los nombres fueron modificados para preservar la identidad de las testimoniantes.

9 Incluimos seis nenas menores de 12 años en las solteras. Una entrevistada no contesta sobre su estado civil.

10 Este aspecto trabajado en la tesis doctoral no es incluido en relación con la extensión pautada para los artículos.

11 Entrevista a Senekerim Doumanián en: Diario Armenia, 7 de julio de 1987. En mi entrevista a Doumanián –sobreviviente ya octogenario y de gran lucidez– en 1989 me confirmaba las estrategias matrimoniales implementadas en las primeras épocas de la diáspora.

12 En este caso mantenemos los nombres reales de las participantes ya que contamos con su elección y disposición en este sentido.

13 Los varones de las familias (cuyos datos aportan las mujeres entrevistadas) trabajaban en distintas ocupaciones: 13 pequeños comerciantes, 12 zapateros, 5 fotógrafos, 6 sastres, 2 albañiles, 6 peluqueros, 1 carnicero, 2 albañiles, 6 en metalurgia o mecánica, 2 fabricantes textiles, 3 profesionales.

14 Datos publicados en Harav. Periódico de los armenios del Sur; julio-agosto de 1992, Buenos Aires, p. 15. En la misma publicación Hagop Gulludjian se plantea: "(...;) ¿Mediciones? Si se fija como misión la transmisión de los valores culturales por medio de la escuela, entonces para qué vamos a medir qué cantidad de alumnos habrían de tener los colegios armenios–¿12.000?– cuántos tienen –2.500– y por qué no crecen en número desde hace quince años".

15 En diversos artículos de revistas y periódicos se insistía en otras épocas, en las dificultades que implican a los contrayentes los matrimonios mixtos en función de "la diferencias en las costumbres".

16 "Hace treinta años por lo menos, decía con su característico humor cáustico el señor Mardirós Atamián, nuestro pueblo no necesita escuelas. Hay que edificar enormes monasterios para albergar a todos los solteros y solteras. Esta humorada cargada de amargura retrataba una realidad demasiado cierta" (Binayán, 1996:233).

17 Que aún se mantiene participando en la comunidad.

18 Es interesante recorrer algún material de la industria cultural que refleja esta realidad en ciudades cosmopolitas de los EE.UU. como New York; tal el caso de Ally McBeal o Sex and the City, serie de HBO, Friends, de estudios Warner Bros, y otras. También el cine ha reflejado situaciones que al decir de varios entrevistados de la generación mencionada resultan muy similares, como la película My big fat Greek wedding (El Gran casamiento griego) (EE.UU., 2002. Director: Joel Zwick).

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