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La aljaba

On-line version ISSN 1669-5704

Aljaba vol.15  Luján Jan./Dec. 2011

 

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Cristina Alvarez Rodriguez, 2010 (coord. Colección Mujeres con Mayúscula) María Eugenia Álvarez, La enfermera de Evita, Buenos Aires, Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón, 85 pp.

 

El libro "María Eugenia Álvarez, La enfermera de Evita" es resultado de unas series de entrevistas desarrolladas en el marco del Programa de Historia Oral llevado adelante por el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón (INIHEP) e integra la colección de publicaciones "Mujeres con Mayúscula".
     La historia de María Eugenia Álvarez es una historia singular ya que su testimonio tiene una doble significación para nuestra mejor comprensión del pasado. En primer lugar, fue enfermera personal de Eva Perón en los momentos más críticos de su corta, pero intensa, vida. En segundo lugar, por pedido de Evita, entre 1951 y 1955 fue la Regente de la Escuela de Enfermeras "7 de mayo" de la Fundación Eva Perón.
     La señora Álvarez, por esos años una joven de tan sólo veintitrés años, trabajó al cuidado de Evita. Estuvo ahí viéndola trabajar hasta último momento, supervisando las obras de la Fundación que estaban en marcha y proyectando aquellas por venir. Escuchó sus últimas palabras y recogió en un pañuelo las lágrimas que apagaron el fuego de su mirada, objeto que hoy forma parte de nuestro patrimonio, gracias a su generosidad.
     Formó parte de las comitivas de viajes de ayuda social al exterior en cuatro oportunidades: Perú, Colombia, Venezuela y Panamá, viajes en los que la Fundación Eva Perón asistió a los países hermanos con el envío de profesionales de la salud, medicamentos, ropa, alimentos, entre otros elementos de primera necesidad.
     A María Eugenia se le debe la organización de los tres pabellones del Internado que la Escuela de Enfermeras tenía en Ezeiza, la regularización del plan de estudios de tres años que fue presentado y aprobado por el Dr. Carrillo, y la organización de la sede central en la calle Callao. Toda esa labor la realizaba en paralelo al cuidado de Evita.
     Los estudios historiográficos de reciente edición coinciden en sostener que fue a partir de 1946 cuando la enfermería comenzó el camino de la profesionalización, y cuando hablamos de ello no debemos olvidar la dignificación del trabajo de la enfermera que impulsaron, de forma complementaria, la Secretaría de Salud Pública, a cargo del gran sanitarista Dr. Ramón Carrillo, y la Fundación Eva Perón.
     Hasta los años del peronismo, las enfermeras se formaban en la Cruz Roja Argentina y en establecimientos dependientes de la Sociedad de Beneficencia de la Capital Federal, como por ejemplo el Hospital Rivadavia y la Maternidad Peralta Ramos. Es indudable que en los mismos trabajaron médicos de reconocida trayectoria para la medicina argentina, sin embargo la formación de las enfermeras parecía no seguir el mismo signo. Las jóvenes ingresaban a las escuelas y entre sus tareas diarias estaban las de limpiar los pisos y asear las ventanas más que el cuidado de los pacientes. Durante años realizaban sus labores sin ningún tipo de remuneración ni reconocimiento de sus derechos laborales.
     Este tipo de prácticas en los establecimientos de beneficencia habían sido advertidos ya por el gobierno de la llamada "Revolución de Junio". Es así que, por decreto de 1943, la Sociedad de Beneficencia pasó a depender de la Dirección de Salud Pública y Asistencia Social dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Desde el punto de vista legal la intervención se proyectó desde el Senado Nacional. El 6 de septiembre de 1946 finalmente, por medio del Decreto 9414, se intervino la Sociedad de Beneficencia nombrándose como interventor al Dr. Armando Méndez San Martín.
     Al año siguiente el Dr. Carrillo dio a conocer su famoso "Plan Analítico de Salud Pública", donde se reconoció la necesidad de enfermeras capacitadas profesionalmente. Esto se convirtió en uno de los proyectos más importantes del gobierno peronista en materia de salud pública, ya que para cumplir las tres etapas que el plan establecía -medicina asistencial, sanitaria y social- era menester la formación de personal idóneo.
     El trabajo del Dr. Carrillo sobre este particular se complementaba con el del interventor que en marzo de 1948 dispuso la fusión de todas las escuelas de enfermeras existentes en los antiguos establecimientos de beneficencia, en una sola institución que puso bajo la dirección de Teresa Fiora, hasta entonces secretaria de la Maternidad Peralta Ramos. Fue inaugurada oficialmente con el nombre "Escuela de Enfermeras 7 de mayo", y pasó a formar parte de la Fundación Eva Perón el 4 de septiembre de 1950.
     Durante el año que María Eugenia compartió con Evita, ésta le había solicitado comenzar a proyectar sedes de la Escuela en cada uno de los Policlínicos que la Fundación tenía en las diferentes provincias.
     Desde su inauguración hasta 1955, la Escuela de Enfermeras de la Fundación recibió a las hijas de trabajadores y trabajadoras argentinas en instalaciones dignas, encontrándose con el entorno ideal para dedicarse, de manera exclusiva al estudio. Tuvieron por profesores a los especialistas más importantes del país, y pasaban por exámenes exhaustivos que se complementaban con prácticas profesionales realizadas en los Policlínicos de la Fundación.
     Durante casi cuatro años María Eugenia Álvarez fue una de las responsables de la formación de las más de 900 enfermeras que la Escuela "7 de mayo" formó a lo largo de su existencia.
     El gobierno de facto de 1955 desplazó a la señora Álvarez de su cargo. Transitó los años de su vida con un bajo perfil, fue convocada a hablar y decidió callar. Tuvo que soportar, como tantos otros argentinos, que denostaran a Evita, a Perón y a su acción de gobierno. Sin embargo, desde el silencio cotidiano continuó levantando la máxima de Evita: "Servir a otros es nuestro destino y nuestra vocación".

Alicia Eva Renzi

Vicepresidenta del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón

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