SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16Eva perón y las mujeres mexicanas: un estudio comparativo índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


La aljaba

versión On-line ISSN 1669-5704

Aljaba vol.16  Luján dic. 2012

 

ARTÍCULOS

El viaje de Eva Perón a España1

Eva Perón's journey to Spain

 

Guadalupe Gómez Ferrer Morant

Universidad Complutense de Madrid

1 Se trata de la síntesis de una conferencia que preparé para dar en el Museo Evita, el 22 de noviembre del 2011 y que, por razones que no son del caso, fue imposible efectuar. Agradezco la oportunidad que se me brinda de publicarla en esta prestigiosa revista

 


Resumen

El objetivo de este artículo es dar cuenta de la fervorosa acogida y el entusiasmo que tanto el pueblo español como sus autoridades, desplegaron hacia Eva Duarte, la esposa del General Perón durante su estancia en nuestro país, del ocho al veintiséis de junio de 1947. Para entender el alcance internacional del mismo, se ha creído necesario partir de la contextualización internacional de ambos países y de los objetivos que cada uno se proponía al buscar el mutuo acercamiento. Acercamiento que adquiere gran resonancia con el viaje de Eva Duarte a España.

Palabras claves: Eva Perón; Viaje; Gobierno peronista; España.

Abstract

The main purpose of this article is to give an account of the warm and enthusiastic welcome Eva Duarte, General Peron's wife, received from both the Spanish authorities and people, during her stay in our country, from the eighth to the twenty-sixth of June, 1947. In order to understand its international extent, it's necessary to start with both countries' international context and each country's main goals for mutual rapprochement. Such rapprochement was achieved with Eva Duarte's journey to Spain.

Key word: Eva Perón; Journey; Government peronist; Spain.


 

1. Introducción

La historia de las mujeres en consonancia con la historia universal, incluyeEn realidad era muy niña y vivía en Valencia, ciudad que no visitó, cuando Eva Perón vino a España. Sin embargo mantenía muy vivo este recuerdo, percibido a través de las noticias de la radio, de la prensa y de lo que oía hablar a los mayores. Y se me quedó muy marcada la imagen del abuelo materno, inusualmente emocionado, pegado a la radio familiar, escuchando los pormenores del viaje. Él, seguramente, era consciente de lo que significaba para España, en aquellos años difíciles la cercanía de Argentina. De ahí mi vital interés por este tema.

Aunque el objeto de este artículo es el viaje de Eva Perón a España, comenzaré contextualizándolo en el marco de los intereses internacionales de España y Argentina, para terminar con una breve referencia a la persistencia de su figura en el imaginario español.

2. Objetivos de España y Argentina en el ámbito internacional

En 1939, el Gobierno argentino, reconoció oficialmente al "nuevo" estado español, y en junio de 1945, Argentina era uno de los pocos países que votaba en contra de la exclusión de España en los foros internacionales. Es decir, el régimen franquista fue reconocido y aceptado por el gobierno argentino.

Si para España, el reconocimiento y la aceptación de la Dictadura de Franco como única forma posible de gobierno, se convirtió en objetivo prioritario de la política exterior española y en factor fundamental para su supervivencia, también para el gobierno peronista constituyó un elemento fundamental para su actuación internacional.

Pero conviene hacerse varias preguntas. ¿Por qué un gobierno democrático que se autodefinía como popular, antiimperialista y antioligárquico colaboró activamente con otro que no participaba de ninguna de estas características y sobre el que pesaba la exigencia de expiación de culpas por su simpatía hacia el Eje nazi-fascista. ¿Por qué la Argentina de Perón, que gozaba de una situación económica privilegiada respecto al resto de América latina decidió en fecha tan temprana, y a pesar de la oposición de la bases justicialistas, de la presencia de un nutrido grupo de exiliados en Buenos Aires y del cerco diplomático al que fue sometido España en 1946, violar el dictamen de la ONU, e imprime un nuevo carácter a su vinculación con España? ¿Qué factores objetivos y subjetivos condicionaron el "apoyo" argentino que supuso para el gobierno del general Perón un abierto enfrentamiento con los Estados Unidos, la nueva potencia rectora mundial?.

Creemos que las relaciones bilaterales entre el gobierno argentino y español que culmina en el Protocolo Franco-Perón en 1948 (Rein, 1960), no se pueden entender como un mero acuerdo de comercio exterior. De haber sido así resultaría incomprensible la postura adoptada por el gabinete peronista en 1946: su política crediticia en un momento en que Argentina contaba con un sobrado número de compradores para sus productos agropecuarios, entre los que se encontraban países como Francia e Italia, dispuestos mediante lo que más tarde se llamaría el Plan Marshall, a pagar en dólares americanos; insisto en que resultarían incomprensibles los acuerdos culturales, o la represión que el gobierno argentino ejerció contra los exiliados españoles, así como la campaña, orquestada por la jerarquía peronista para instaurar el prestigio de la Dictadura española, presentándola como "líder espiritual de los intereses hispanoamericanos"(González Oleaga, 1988, 628).

En realidad, las relaciones hispano-argentinas durante este período constituyeron un acuerdo político de largo alcance y amplia proyección espacial, que sin embargo, tuvo una formulación desigual, al ser distintos los objetivos de cada país.

Para el Gobierno español el fin prioritario era doble. Por una parte, la legitimación de su gobierno y su inserción en la comunidad internacional, y por otra, y de manera muy urgente, la recepción de alimentos para una población sin recursos, hambrienta y empobrecida (Delgado, 1988, 132).

Por su parte, el General Perón pretendía convertir a la Argentina en potencia hegemónica del continente y asegurar al país un puesto privilegiado en el escenario mundial. Y para ello articulaba toda una política de reformas tendente a liberarlo de la dependencia secular mediante un desarrollo autocentrado, basado en el rápido crecimiento industrial. En síntesis, pretendía constituir un estado capitalista independiente y sustituir la creciente supremacía continental de Estados Unidos (González Oleaga, 1988, 630).

Es este el contexto a pesar de la disparidad de objetivos de ambos gobiernos, es indudable que hubo una confluencia de intereses y se produjo un acercamiento que culminó en el Protocolo Franco-Perón en 1948 (Rein, 1995, Figallo, 1992).

Pero, cabe preguntarse, ¿por qué España centra su actividad exterior en Argentina, uno de los países de la llamada política exterior de sustitución, practicada por el franquismo (Portero y Pardo, 1956, 256 ss.), y por qué la República del Plata concedió todo su apoyo al gobierno español? O lo que es lo mismo, ¿qué representaba entonces un gobierno para el otro?

En el caso español resulta bastante comprensible: las simpatías y las remesas de alimentos ofrecidas por el gobierno del general Perón eran fundamentales para España; pero además, Argentina disponía de una serie de peculiaridades nada desdeñables para el gobierno franquista. Y es que Argentina no solo era un país hispanoamericano sino que representaba la puerta de acceso al continente Contar con el apoyo argentino era un buen comienzo para hacer extensiva más tarde, la colaboración al resto de las repúblicas de América Latina. Conviene recordar que desde comienzos del siglo XX, las relaciones entre España y las repúblicas hispanoamericanas tendieron a establecerse sobre unas bases nuevas, y que la conciencia de comunidad hispanoamericana recibió un fuerte impulso como consecuencia de la guerra europea del 14. Por otra parte, el gran historiador español de comienzos del siglo XX, señaló que el americanismo español tenía que ser "radicalmente distinto" del americanismo de otros países, puesto que la razón fundamental que había de moverlo era la de "cultivar, defender y perfeccionar dentro de su modelo nuestra modalidad hispánica que es común a aquellos pueblos y a nosotros" (Altamira, 1921). Lo que subyacía a esta expresión de Altamira era, como ha señalado Antonio Niño, "la defensa de la propia identidad, muy útil para fortalecer a la familia hispana dispersa y para hacer frente a la amenaza que venía del norte en forma de dominación política, económica y cultural" (A. Niño). Y también Laín escribía en 1941, que Hispanoamérica estaba demasiado lejos para que España pudiera ejercer allá una influencia política, y que en muchos años no podría oponerse con fuerzas materiales a la acción imperialista de la Unión; pero, señalaba, era a través de la cultura como se podían establecer plataformas comunes (Laín, 2011, 22-24).

Lo cierto es que Franco utilizó la política de unidad con Hispanoamérica en uno de los momentos más difíciles para el Régimen, y es posible que este acercamiento sirviese de factor de presión ideológica contra Estados Unidos, con el fin de acelerar la rehabilitación del estado español y su inclusión en la comunidad internacional Argentina, por su parte, buscaba en España el elemento ideológico legitimador que le permitiese concretar su hegemonía continental, y que sin duda, para conducir el movimiento panamericano necesitaba, fundamentalmente, de credibilidad en el exterior. Era imprescindible convencer al resto de los países de su capacidad de alianza y liderazgo, y para ello deseaba potenciar su imagen con los acuerdos firmados con España y con otros países europeos. Realista o no, la estrategia hispano-argentina contaba a su favor con un fuerte sentimiento antinorteamericano, presente en los pueblos del Continente (Delgado, 1988, 132 ss.).

La estrategia argentina operaba en dos ámbitos perfectamente articulados. En el interno el gobierno argentino se disponía a acometer una rápida industrialización que le asegurase su independencia económica y militar. El Protocolo Franco-Perón y los intercambios comerciales tenían reservada su función en este proceso. Y en el externo, aspiraba al logro de la hegemonía económica, política y militar en el Continente, utilizando para ello el mito de la Hispanidad y el supuesto poder moral de España.

Para España, la relación con Argentina cumplía un doble objetivo. Por una parte, suministraba alimentos y materias primas muy necesarios en aquel momento para un país empobrecido y azotado por las malas cosechas; al tiempo que las contraprestaciones exigidas por Argentina constituían a largo plazo, un estímulo para la industria española.

Tres fueron los acuerdos de carácter comercial firmados entre 1946 y 1949: el Acuerdo Comercial e pagos de octubre de 1946, el protocolo Franco-Perón de 9 de abril de 1948 y el Acuerdo Complementario de 25de marzo de 1949.

No es ocasión de detenerme en ellos, sí tal vez de recordar los compromisos que adquiría el gobierno español en el primero de ellos: España debía responder con el envío de manufacturas y bienes de consumo directo, personal técnico, bienes de equipo e industria pesada y acceder a la apertura de un puerto franco en Cádiz que le permitiese al gobierno peronista colocar sus productos en Europa.

Ahora bien, fue el Protocolo Franco-Perón, el que puso el "broche de oro" a los fines propagandísticos de ambos gobiernos, precedido unos meses antes -en junio de 1947 - de la visita de Eva Perón a España, que fue un magnífico exponente internacional de la estrecha amistad y vinculación que existía entre ambos países.

3. La proyección internacional de un hermanamiento. El viaje de Eva Duarte de Perón a España

De este viaje destacaré cuatro aspectos: el recibimiento, el itinerario, el contenido de los discursos pronunciados por Eva Duarte durante su estancia en España, y el eco internacional de este viaje recogido por la prensa española.

El recibimiento

El general Franco había cursado una invitación al general Perón para que visitase España. Ahora bien, la situación interior de Argentina por una parte, y tal vez la reticencia del presidente argentino a aparecer junto a Franco en la prensa internacional, no lo hacía aconsejable, y en su lugar enviará a su esposa, que llega al aeropuerto madrileño de Barajas el 8 de junio de 1947, pasados unos minutos de las 8.30 de la tarde, permaneciendo en suelo español hasta el 26 de ese mismo mes (Ya, 8 junio de 1947).

Un prestigioso diario madrileño, daba cuenta del itinerario que seguiría doña Eva Duarte durante esos días y explicaba los motivos que habían presidido la elección de esa ruta. Decía así: "La Comisión organizadora del homenaje que ha de tributarse a la excelentísima señora doña María Eva Duarte de Perón, en si visita a España, ha procurado que la ilustre visitante y su cortejo tengan una visión cabal de España en los pocos días de su permanencia en ella. El programa se desarrolla en primer lugar en Madrid y en las ciudades más representativas de castilla por su historia o su riqueza artística. Luego la comitiva presidencial recorrerá el sur de la Península: Granada, Sevilla, Huelva, La Rábida. Luego la ilustre visitante y su acompañamiento se dirigirán a las zonas norteñas: Santiago de Compostela, Vigo y la Coruña. Las últimas zonas visitadas serán Aragón y Cataluña" (Ya, 5 junio de 1947). El itinerario ofrecido por la prensa encerraba sin embargo algún pequeño error respecto a Galicia, mas lo interesante a señalar es el recorrido que a la ilustre dama se le había proyectado, con el fin de que se llevara una visión, lo más exacta posible de nuestra diversidad regional, y del significado y simbolismo de cada uno de los lugares visitados. Luego me referiré a las jornadas maratonianas a que hubo de hacer frente Eva Perón durante su viaje, colmada por lo demás, de agasajos, ovaciones, y obsequios cual si de un santo muy venerado se tratara. Nunca España había prodigado ni desplegado a nadie un recibimiento semejante.

Aunque eran claras las razones que movían al gobierno español, la prensa de entonces, de una manera, más o menos clara se encargaba de recordársela a los españoles, dando cuenta, bien con las alocuciones que hacían los alcaldes de cada localidad por la que pasaba, llamando al vecindario a volcarse al paso de Doña Eva, bien con algún artículo que señalaba lo que Argentina representaba para España. Es por ejemplo, el caso de un artículo publicado en primera página de La Vanguardia, recordando ciertas palabra que el presidente argentino había dicho en la ONU, precisamente una ocasión crítica para nuestro país: "Soy amigo de España y de la verdad"; y subrayaba el periódico en tono elogioso: "con actitud que ningún español bien nacido podrá olvidar jamás". Y a continuación señalaba que el acercamiento personal a España lo había encomendado el corazón de su propia esposa, embajadora de amplísimas credenciales" (La Vanguardia, 22 de junio de 1947).

He querido referirme a este artículo de La Vanguardia porque constituye el eje que conduce la última motivación del entusiasmo español ante doña Eva Duarte. En todas y en cada una de las ciudades y pueblos visitados fue objeto de la más entusiasta acogida, preparada sin duda, por la previa alocución de los alcaldes que convocaban al vecindario ante la llegada de la ilustre huésped, por el cierre del comercio para que la gente pudiera acudir libremente a los actos programados, e incluso por la suspensión de las clases cuando se trataba de eventos como el de la Plaza de Oriente del lunes 9 o el encuentro con los estudiantes en la Ciudad Universitaria madrileña o en el Parque Sindical de la Virgen de la Paloma donde también se dispensaba a los aprendices del horario habitual. Creo además, es una impresión que no he encontrado escrita de esta forma, pero que puede adivinarse, y que yo misma, fuente histórica por mi ya lejana partida de nacimiento, creo recordar, que aparte de la inducción que suponían todas estas medidas oficiales, el pueblo español se sintió desde el primer momento, atraído por la figura de la dama argentina, por su simpatía, por su encanto y por su especial carisma.

Imposible aquí recordar los distintos recibimientos dispensados a la ilustre visitante en tierra española. Me referiré solo al de Madrid, muy significativo por ser la capital de España, pero que fue repetido en cada uno de los lugares visitados. Habría que referirse en primer lugar, a la invitación que el alcalde hace "al vecindario de Madrid", para que preste su testimonio a la nación argentina con presencia en la calle al paso de la ilustre huésped, rogando al pueblo madrileño "que engalane los balcones como muestra del júbilo que sentimos por la presencia entre nosotros de tan distinguida dama". En la alocución se indicaba también el itinerario que recorrería la comitiva para que la población acudiera a recibirla (ABC, 7 de junio de 1947).

Hay que recordar también la invitación y convocatoria hecha por la Subsecretaria de Presidencia a los altos dignatarios del Estado para que acudieran al aeropuerto. Invitación que se hacía extensiva a sus esposas, y prescribiendo la indumentaria que debía llevarse: los caballeros de uniforme de media gala o chaqué, y los señores con traje de calle y sombrero (ABC, 8 de junio de 1947).

El primer escenario, esto es el aeropuerto, ofrecía un brillantísimo aspecto. "Aparecía profusamente engalanado con banderas españolas y argentinas, ricos reposteros y, tapices, y hermosas plantas. Ante la torreta principal aparecía una tribunilla recubierto el fondo con un tapiz con el escudo del Generalísimo. En las distintas terrazas estaban situadas grupos de muchachas de la S.F vistiendo los trajes regionales de las distintas provincias españolas", y a ambos lados de la torreta principal, en terreno debidamente acotado se iban colocando los invitados (ABC, 10 de junio de 1947).

Poco antes de la llegada del avión que transportaba a doña Eva, llegó el Jefe del Estado al aeropuerto acompañado de su esposa e hija. Al descender la ilustre visitante del avión, el Caudillo "visiblemente emocionado" le besó la mano y le dio la bienvenida. Doña Eva agradeció el saludo "con emocionadas palabras" y acto seguido tras presentarle a su esposa e hija, saludaron a cada uno de los miembros del gobierno, al tiempo que el presidente de la Diputación madrileña le ofrendaba "un monumental ramo de flores" Terminada la ceremonia y tras pasar el generalísimo y doña Eva revista a las tropas y recibir las salvas de ordenanzas, ambas personalidades, entre las aclamaciones del numeroso público congregado se trasladaron en coche cubierto que hasta la céntrica Puerta de Alcalá en donde cambiaron a un coche descubierto para iniciar un recorrido lento por el centro de la ciudad. A fin de que la ciudad ofreciera su mejor imagen, a las nueve de la noche, poco antes de la llegada de doña Eva "se iluminaron la fuente de Cibeles, la puerta de Alcalá, la estatua de Espartero y la Gran Vía, que era una verdadera ascua de luz" (ABC, 10 de junio de 1947).

La esposa de Perón fue alojada en El Pardo, el mismo lugar en que residía la familia Franco, cosa que era insólita. En otros lugares de la geografía española, doña Eva fue alojada en los mejores hoteles o palacios de prestigio. Por ejemplo en Granada se hospedó en el Alambra Palace, debidamente acondicionado para el caso. La prensa daba cuenta de ello: "Las habitaciones que se han destinado a la ilustre dama argentina están situadas en el primer piso del hotel, y en uno de los salones lucen reposteros del palacio de Carlos V y un magnífico tapiz de la abadía del Sacro Monte del siglo XVII. Las restantes habitaciones están también decoradas con valiosísimos muebles, facilitados por aristocráticas familias granadinas" (La Vanguardia, 17 de junio 1947). En Barcelona doña Eva se alojó en el Palacio Real de Pedralbes, entregado al rey Alfonso XIII tras su remodelación en 1926, y residencia del Jefe del Estado, Francisco Franco cuando éste se desplazaba a la ciudad condal.

Otra muestra muy significativa de los honores de que fue objeto la esposa del general Perón, fue el recibimiento que le otorgó la Iglesia. En algunas ocasiones, la entrada en la basílica o la catedral de la ciudad visitada se hacía bajo palio, privilegio reservado exclusivamente al Santísimo, y en aquellos años al general Franco Así sucedió por ejemplo en la basílica de El Escorial, en de la Virgen de las Angustias de Granada (ABC, 17 junio1947), en la del Pilar en Zaragoza (Ya, 22 junio 1947) y en la catedral de Barcelona (La Vanguardia, 24 junio 1847). En otros lugares como en Toledo, entró por la puerta de los Reyes, que solo se abría para dar paso a los jefes de estado o a los cardenales primados el día de su toma de posesión (ABC, 14 de junio de 1947). Por otra parte, la ilustre dama era situada en un lugar principal en el presbiterio, esto es en la parte alta de la Iglesia, junto al altar en el lado de la epístola o del evangelio en, lugar bien visible y destacado. También en ocasiones salía el obispo a recibirla a la puerta de la Iglesia y le ofrecía personalmente el agua bendita.

En fin no quiero detenerme más en las diferentes y variadas de atenciones de que fue objeto la primera dama argentina, pero no puede olvidarse el mar de banderas argentinas y españolas desplegadas a su paso, así como el ondear de pañuelos rojos y amarillos, entremezclados con los azules y blancos en el acto de la Plaza de Oriente. Por lo demás, conviene no olvidar tampoco, que en ocasiones, a su paso, se echaban flores desde los balcones y se soltaban palomas. Es el caso de Sevilla donde en su traslado desde el hotel al Consistorio entre apretadas filas de muchachas vestidas de sevillanas, acompañaban al coche oficial, otros muchos "de estilo andaluz", ocupados por jóvenes muchachas ataviadas con sus típicos trajes, Y así mismo las calles, estaban adornadas con farolillos con los colores españoles y argentinos (ABC, 17 de junio de 1947). Creo que no es necesario añadir mas detalles para recrear la atmósfera del apoteósico recibimiento del que fue objeto doña María Eva Duarte de Perón en España. Y otro tanto podría decirse de las despedidas en cada ciudad.

El itinerario

Doña Eva Duarte de Perón a lo largo de esos catorce días que permaneció en España, recorrió 16 localidades españolas, y en cada una de ellas tuvo que multiplicar sus visitas a diferentes lugares: Actos multitudinarios como el de la Plaza de Oriente, visitas a Ayuntamientos, Diputaciones, Catedrales, Basílicas, Monasterios, Palacios, Teatros, Fiestas, Corridas de toros, Fábricas, Centros sindicales, Hogares de Auxilio Social, fincas rústicas, lugares emblemáticos de la sección Femenina - como el del Castillo de la Mota donde se entrevistó y comió con la jefa de la Sección femenina, Pilar Primo de Rivera -, Campamentos del Frente de Juventudes... Y por supuesto, tuvo que asistir a numerosas comidas y cenas de gala ofrecidas por las diputaciones o corporaciones municipales de las diversas ciudades que recorría. La sola enumeración de ellos da vértigo. Si a eso añadimos, los horarios apretados, las comidas y cenas a deshora, y los festivales nocturnos comenzados pasada la media noche, nos podemos hacer cargo, por una parte, del interés que España tenía de que la ilustre dama se llevara una idea de la realidad oficial española, del entusiasmo que el pueblo sentía por ella, y por tanto, por Perón y la Argentina, y por otra parte, el afán del Gobierno de que doña Eva experimentara el agradecimiento, respeto y hasta veneración que las máximas autoridades españolas incluidas su Caudillo sentían hacia una mujer, que representaba no solo a su esposo y a su patria sino a una tierra con la que se sentían profundamente hermanados y a la que querían demostrar su unión inquebrantable, no enturbiada por ambiciones políticas sino arraigada en un mismo espíritu, una común cultura y unas mismas creencias. La idea de Hispanidad que había comenzado a abrirse paso en España a comienzos del siglo XX adquiría con la visita de Doña Eva su momento estelar.

Imposible dar cuenta del itinerario y de los actos a los que asistió Eva Perón. Haré solo una breve mención de ellos sin afán exhaustivo, para dejar constancia de lo que fue su estancia en nuestro país.

Al día siguiente de su apoteósica y lenta llegada a Madrid, tuvo lugar en la Plaza de Oriente una inmensa concentración popular de medo millón de personas, con el fin de acompañar y aclamar a doña Eva en un acto en el que le iba a ser impuesta la Gran Cruz de Isabel la Católica (Arriba, 19 de junio de 1947).

Por la noche el Jefe del Estado ofreció a su huésped una comida de gala en el Pardo a la que asistieron el Gobierno en pleno y las más altas jerarquías del país, seguida de una velada artística en la que por las personas que actuaron -Lola Flores, Carmen Sevilla, Manolo Caracol - cabe presumir que fue un repertorio de la canción española (ABC, 10 de junio de 1947).

Al día siguiente se trasladó a El Escorial, oró en la Basílica, recorrió el monasterio y a continuación se sirvió una comida a cuarenta invitados en el salón de Embajadores. Visitó más tarde el campamento cercano del Frente de Juventudes donde izó las banderas española y argentina, recorrió sus instalaciones en medio de agasajos y aclamaciones, y partió para Madrid a las cuatro y media de la tarde, donde tras breves momentos de descanso en el Palacio del Pardo, se trasladó de nuevo a la capital para visitar el Mercado Nacional de la Artesanía en el que recibiría el homenaje de los artesanos españoles. Finalmente a las doce de la noche tuvo lugar en la Plaza Mayor un festival de Coros y Danzas, seguido por una ofrenda de los cincuenta trajes típicos, uno por cada provincia española (ABC, 11 de junio de 1947).

En la tercera jornada, el día, 11, la señora de Perón, acompañada por la esposa del Jefe del Estado - que no la abandonó en ninguno de sus viajes por Castilla - visitó Ávila, y en ella especialmente la catedral, el convento de Santo Tomás y la iglesia de Santa Teresa; para continuar viaje hasta el Castillo de la Mota, cuna de Isabel la Católica y corazón de la Sección Femenina, en cuyo patio del castillo recibió, al estilo medieval, el saludo de la fortaleza, y después del almuerzo que le ofreció Pilar Primo de Rivera Jefa de la Sección Femenina, asistió a un festival de Coros y Danzas. Posteriormente se encaminó a Segovia donde se detuvo brevemente para visitar el Acueducto romano, saludar a las autoridades, y corresponder a las ovaciones que le dispensaba la multitud. Se dirigió después a La Granja de San Ildefonso (Segovia), en la que visitó el Palacio, y presenció el juego de aguas de las famosas fuentes. Finamente, ya entrada la noche, regresó a Madrid (Ya, 12 de junio de 1947).

El día 12 permaneció en la capital, con una apretada agenda tanto por la mañana como por la tarde, en la que acudió a una corrida de toros, a una cena de gala en el Salón de Tapices del Ayuntamiento y a una función en el teatro español para ver Fuenteovejuna, la inmortal obra de Lope de Vega (ABC, 13 de junio de 1947).

El día 13 visitó Toledo, donde fue recibida por el cardenal Primado, el general Moscardó y las autoridades locales, y tras la recepción y la comida que le fueron ofrecidas por la Sección Femenina y el Ayuntamiento respectivamente, realizo la obligada visita a la catedral y regresó a Madrid donde le aguardaba una apretada agenda que finalizaría con una fiesta de gala en el Retiro seguida de una cena fría a la que asistieron 1.200 invitados (Ya, 14 de junio de 1947).

Su última jornada en la capital de España estuvo repleta de visitas a lugares de carácter cultural y popular, habría que destacar la hecha a la institución sindical Virgen de la Paloma, en la que se llegaron a concentrar cien mil productores - es decir, trabajadores - que aclamaron a doña Eva, al Jefe del Estado y a su esposa (ABC, 15 de junio de 1947).

El domingo por la tarde, día 15, partió para Granada donde permaneció veinticuatro horas, ocupada en visitar lugares emblemáticos, recibir agasajos, comidas y, por supuesto la asistencia a una fiesta de danza gitana (ABC, 17 de junio de 1947).

Al día siguiente partió para la ciudad de Sevilla., donde fue recibida, como era costumbre, con un entusiasmo indescriptible. El Ayuntamiento le ofreció una cena de gala que fue seguida por una fiesta típica en la plaza de América. A la mañana siguiente recorrió los lugares religiosos mas significativos Por la tarde acudió a la Fábrica de Tabacos donde recibió el homenaje de las Cigarreras y posteriormente asistió a una concentración campesina en la finca Las Torres, del Instituto Nacional de Colonización, y a la entrega de 2000 títulos a otros tantos colonos, es decir, a la entrega de títulos de propiedad. Por la noche, después de una cena de gala en Capitanía, y tras un paseo por el barrio de Santa Cruz, en cuyas encrucijadas se situaron grupos de campanilleros como en el siglo XVII y grupos de cantaoras, se le ofreció un refrigerio en los jardines del Alcázar acompañado de una fiesta flamenca (La Vanguardia, 17 de junio de 1947).

Al día siguiente, doña Eva se desplazó a Huelva, se embarcó en una lancha que la condujo ante el monumento que conmemora el "raid" Palos-Buenos Aires, y desde allí se dirigió a La Rábida, monasterio que guarda numerosos objetos conmemorativos del Descubrimiento de América. En él se hospedó Colón antes de partir para su viaje hacia el Nuevo Mundo (Ya, 19 de junio de 1947) Al día siguiente salió para tierras gallegas.

Comenzó su itinerario en Santiago de Compostela; en el Ayuntamiento la recibió el alcalde que le entregó la Medalla de Oro de la ciudad para su esposo, ofreciéndole a ella un broche de oro y piedras preciosas. Posteriormente se dirigió a la Catedral, para postrarse ante el apóstol, al que pidió fortaleza para el Caudillo español, para el Presidente de la Argentina, y para sus cooperadores en el Gobierno "para que sigan conduciéndoles por las rectas vías de la justicia social cristiana y de la paz y la prosperidad" (Ya, 20 de junio de 1947). A continuación, en la capilla de san Andrés fue entronizada la Virgen de Luján, y seguidamente presenció el funcionamiento del botafumeiro y el canto de las chirimías. Pasadas las tres de la tarde le fue ofrecida una comida seguida por un festival de Coros y Danzas de la S.F., y acto seguido, doña Eva se trasladó a la explanada de la Residencia de Estudiantes donde plantó un árbol simbólico. A continuación salió de Santiago en automóvil para Pontevedra, ciudad a la que llegaría hacia a las nueve de la noche. Recibida con toda clase de honores por la Corporación municipal y debidamente obsequiada con una valiosa vajilla de la prestigiosa fábrica de Sargadelos, le fue ofrecido un vino español antes de proseguir su marcha para Vigo, donde fue también recibida por el pleno municipal y el obispo. El veinte de junio, estuvo en una concentración marinera en Vigo, y posteriormente, acompañada del ministro de Marina y del Aire, a bordo del "Azor", yate de su Excelencia dio un paseo por las rías, para regresar por mar a Vigo donde de nuevo le fue ofrecida por el Ayuntamiento una cena de gala y una verbena en el Club Náutico (ABC, 20 de junio de 1947).

El día veintiuno partió para Zaragoza, se dirigió al templo del Pilar, ofreciendo donde ofreció en un emotivo gesto los pendientes de oro y brillantes que llevaba puestos a la Virgen, asistiendo por la noche, en la Lonja, asistió a la cena de gala que le ofreció el Ayuntamiento. La mañana del día veintidós la dedicó a recibir a varias Comisiones y a la colonia argentina de Zaragoza. Y por la tarde partió en avión para Barcelona, -última escala de su viaje (ABC, 22 de junio de 1947).

Recibida por las más altas personalidades, la primera dama argentina, acompañada de doña Carmen Polo de Franco, y de los ministros del Aire, Industria, Trabajo, así como del Capitán general de la ciudad, y al son de los himnos argentino y español, revisó las fuerzas que le rindieron honores, en medio de continuas aplausos y ovaciones. A continuación, se acercó a la Catedral, - en la que junto a doña Carmen fue colocada, en la parte superior del templo, en el lado del Evangelio -, donde se cantó un solemne "Te Deum", dirigiéndose a continuación la comitiva al palacio de Pedralbes. Tras la cena de gala que le fue ofrecida en el Palacio Municipal en cuya plaza se congregaba tal gentío que obligó a doña Eva a asomarse al balcón para manifestar su gratitud, terminó la velada en el parque de Montjuich donde se representó El sueño de una noche de verano de Shakespeare. (La Vanguardia, 25 de junio de 1947).

La jornada siguiente, aparte del viaje al Monasterio de Montserrat, cuna del catalanismo, la dedicó a asuntos personales y no es improcedente pensar que a un merecido descanso ( La vanguardia, 26 de junio de 1947). Por fin, el día 26, día de su partida, tras un almuerzo en la intimidad con la familia franco, se organizó la comitiva que acompañaría a doña Eva al aeropuerto. A los acordes del himno nacional llegaron en un coche Eva Duarte y Francisco Franco, a la Plaza de España, lugar elegido para recibir la despedida de las diversas autoridades. El alcalde le entregó un ramo de rosas adornado con los colores nacionales y argentinos, expresándole su adiós, con estas efusivas palabras: "Excelentísima señora: En el momento de vuestra marcha de Barcelona os ofrendo estas flores para que su perfume sea el último recuerdo de vuestro triunfal viaje por España". Y acto seguido, -transcribe "La Vanguardia"- el coche emprendió la marcha hacia el Prat, "momento, en que, multiplicados increíblemente los vítores anteriores, la muchedumbre estalló en un unánime vítor que fue, en verdad, el auténtico y grandioso adiós de Barcelona" (27 de junio de 1947).

En el aeropuerto el Caudillo acompañó a la esposa del general Perón al pie de la escalerilla del aparato que había de conducirle a Roma. Las últimas palabras de doña Eva al jefe del Estado español fueron, "Hasta pronto". Y una vez cerrada la portezuela del avión, la ilustre dama continuó saludando con su pañuelo que en varias ocasiones acercó a sus ojos para contener las lágrimas.

Los mensajes de Eva Duarte

A lo largo de estos catorce días hubo diversas alocuciones de doña Eva - por radio o en directo- a distintos colectivos. También Franco, algunos de los ministros del gobierno y figuras destacadas de la economía o la política española, e incluso el propio general Perón se dirigieron al pueblo español. Obviamente, me detendré exclusivamente, en los de la ilustre visitante.

Llama la atención en todas las alocuciones y mensajes de Eva Duarte, el lenguaje utilizado. Se trata de un lenguaje afectivo, que recuerda al empleado por los conservadores cuando se inicia el romanticismo en Francia, tras la caída de Napoleón en la llamada Europa de la Restauración. Un lenguaje que apela al sentimiento y en el que se repiten las palabras de carácter íntimo o personal. Muy a menudo, se sitúa ella misma, como ejemplo o referente del discurso lo que hace que éste resulte más vivo y atractivo. Señalaba hace unos meses, un ilustre jurista y escritor español, Javier Goma, refiriéndose a la exitosa campaña del presidente B. Obama en las pasadas elecciones, que parte de su éxito, se debió a ese continuo recurrir a su propia persona (Gomá, 1911, 94). No quiero establecer comparaciones que no son del caso, pero sí llamar la atención sobre la manera de hablar de la esposa de Perón, que aparte de su indudable capacidad de atraerse a las masas y a las personas, seguramente por su innata sencillez - a pesar de la indumentaria que llevara -, al situarse en el centro del discurso producía un indudable acercamiento entre ella y el interlocutor, fuera este un grupo reducido o una colectividad más o menos amplia. Pero vayamos a los discursos.

Eva Duarte pronuncia en España ocho discursos largos.

El primero es un mensaje a través de Radio Nacional, que lleva sus micrófonos al palacio del Pardo para que la señora de Perón pueda dirigirse al pueblo español en la misma noche de su llegada, cuando aún no ha podido borrarse de su mente la calurosa y grandiosa acogida de que ha sido objeto.

El tercero, tiene lugar el día 9 en la Plaza de Oriente, tras recibir la Cruz de Isabel la Católica ante una multitud de más de 500.000 personas. El cuarto, es una alocución al pueblo argentino hecha a continuación de otra del general Franco. El quinto va dirigido a los obreros. En el sexto habla a las mujeres españoles a través de radio Nacional de España. El séptimo discurso tiene lugar en el Barcelona, en el Palacio de Montjuich tras recibir el homenaje de los productores -léase trabajadores - barceloneses, y va dirigido a ellos. Finalmente, el octavo tiene lugar minutos antes de su partida, a través de los micrófonos de Radio Nacional. A todo ello cabría añadir el telegrama que envía a Franco dos horas después de abandonar España.

Aunque en ellos hay muchos rasgos comunes, existen algunos muy específicos, en función del público al que van orientados. Por ello, haré una breve alusión a cada uno de ellos.

En el primero se dirige de manera muy directa a todos los españoles: "Amigos de España". Y se muestra como portadora de un mensaje profundo, que no tiene finalidad política pero sí un hondo contenido humanitario; se reconoce "mensajera de la paz" precisamente en un momento en que el mundo está roto por los efectos de la segunda guerra mundial; pide después al Altísimo para que haga realidad sus deseos de paz en todo "el Viejo continente", lo cual es significativo de que su mensaje no solo tiene por destinatario al pueblo español. Glosa la importancia dela paz por los beneficios materiales y espirituales que reportará, y se hace portavoz de su esposo, de su patria y de sus "descamisados", para señalar a continuación, que Argentina se siente deudora de la madre Patria: "Que sepáis vosotros españoles, que NOSOTROS, los dignos descendientes de la hispánica tierra, estamos empeñados en devolverles un día centuplicado todo el bien que nos hicisteis, enarbolando la nueva bandera de una humanidad triunfante con el trabajo y la paz". Finalmente se dirige a los madrileños con un lenguaje que apela directamente a sus sentimientos expresándoles su profunda cercanía: "Madrileños, os envuelvo en el estrecho abrazo que mi pueblo trabajador me dio para vosotros. Os participo su ternura desbordante por España. Y os confundo en mi corazón de mujer, sensible a la calidad de vuestro agasajo, al calor de vuestra hospitalidad y al maravilloso e inenarrable de vuestro fervor por mi país. ¡Hasta pronto" (La Vanguardia 10 de junio de 1947).

El segundo es un vibrante discurso dirigido a Franco pronunciado en el Palacio de Oriente tras recibir la Cruz de Isabel la Católica Resumiendo su contenido podría condensarse en cinco puntos. Primero, expresa su inmenso agradecimiento en nombre propio y en el de su esposo; segundo, manifiesta que la actitud de Isabel por aumentar la riqueza material y espiritual de su pueblo será el ejemplo de su quehacer; tercero, identifica a Isabel, símbolo de Justicia, de Trabajo y de Generosidad con España, y ve en la Gran Cruz el símbolo de la identidad de fines y de intenciones" que hay entre Argentina y España; cuarto, tiene un vivo recuerdo para el pueblo argentino al que mentalmente hace presente y copartícipe de la dignidad recibida, y quinto, entiende que la mejor manera de agradecer la distinción de que ha sido objeto es ofrecer al Caudillo y a España la dura lucha en la que el pueblo argentino está embarcado para lograr su reivindicación por medio de la justicia y el trabajo. Y termina expresando su amor a España y manifestando lo que ha de ser para ella la Cruz recibida: "¡Que este signo sea sobre mi pecho, por siempre y sin desmayo, el acicate de mi f en Dios y en nuestros pueblos" (ABC, 10 de junio 1947)

La alocución en la Plaza de Oriente va dirigida todos los españoles., por ello comienza con un vibrante: "Españoles", seguido de una expresión afectuosa que le sirve para establecer una profunda empatía con los oyentes. "Os entrego mi corazón y el de mi esposo". Y a continuación muestra que pisa firme, ya que su esposo ha defendido a España en momentos difíciles para este país; pero no lo considera como algo heroico, puesto que su comportamiento brota del agradecimiento y la lealtad (...). Recuerda a continuación a los obreros y campesinos argentinos felices por el camino que han emprendido y orgullosos por pertenecer al "linaje hispánico". Y vuelve también sobre la política social, humanitaria y cristiana del régimen peronista, para establecer a continuación un paralelo entre ambos Jefes de Estado: Perón y Franco, que se emocionan ante las manifestaciones agradecidas y clamorosas de sus pueblos (...). Y tras una alusión a la reina Católica cuya Cruz acaba de recibir, reitera su deseo de "inaugurar una paz verdadera con todos los pueblos del mundo". Una paz "fundada en el respeto de las propias soberanía (...), arraigada en un nuevo orden de justicia social, en la que el trabajador encuentre , junto con el pan y el descanso debido, la libertad, a la que no puede renunciar jamás la persona humana" . Y termina con una frase plena de emoción llamada a encontrar una profunda empatía en los interlocutores: "sea mi última palabra el grito contenido en todas las bocas y brotado de lo más hondo de los corazones:¡Viva la España inmortal" (ABC, 10 de junio de 1947).

Por razones obvias, pasaré por alto el mensaje enviado a la Argentina el mismo día 10 y me detendré en el que dirige a los trabajadores españoles con motivo del encuentro en el Colegio Virgen de la Paloma. Comienza dando las gracias al Generalísimo por haberle proporcionado la ocasión de reunirse con los trabajadores españoles que era su máximo deseo, y reitera a continuación su posición de portadora de un mensaje de "todos nuestros queridos descamisados", y del "abrazo fuerte de nuestro general Perón, que en este abrazo quiere decirle al pueblo de España que la Argentina, la hija predilecta de España, está con el pueblo español". Justifica a continuación su presencia - "tal vez a ustedes nunca les haya dirigido la palabra una mujer" -en función de su extracción popular y de conocer bien, por propia experiencia las vicisitudes por las que pasan y en las que viven los trabajadores. Y vuelve sobre la prioridad que tiene para el general Perón la política de justicia social, para termina agradeciendo todas las deferencias que ha tenido el pueblo español con ella recurriendo como siempre a palabras de carácter muy afectivo que conmueven a sus oyentes: "Les dejo mi corazón, toda mi ternura de mujer y mi deseo de que cada día sean más felices ustedes, que les veo tan felices al verles a ustedes rodeados al lado de su Caudillo" (ABC, 15 de junio de 1947).

El día 15, antes d partir para Granada, a través de Radio Nacional doña Eva Perón envía un mensaje a las "Mujeres de España" que también es oído desde la Argentina. Comienza de forma realmente asombrosa, afirmando que el siglo XX no pasaría a la historia como el "siglo de las dos guerras mundiales", ni con el nombre del siglo de la "desintegración atómica" - recordemos que apenas hacía dos años que habían estallado las bombas en Nagasaki e Hiroshima - sino con el nombre "mucho más significativo de siglo de feminismo victorioso". Eva Duarte ve claramente que hay una función específica que atañe solo a las mujeres: el cuidado del hogar y la defensa de la familia, que, en su óptica, constituyen el eje vertebrador de una sociedad, si bien, esta función que la coloca como la guardiana y defensora de los valores morales de la sociedad, ha de hacerse compatible con su presencia en la vida pública. Y señala que en esta participación en la vida pública o política es la "encargada de conspirar al triunfo de un orden social y familiar en el que pueda compartir al lado del hombre los frutos de la paz y la justicia". Precisamente el trabajo por la paz debe ser su más excelsa misión. Y en medio de un lenguaje de exaltación de valores morales, aprovecha para afirmar -afirmación de gran trascendencia- que no ha venido a España a "formar un eje Buenos Aires-Madrid", y precisa: "mujeres de España no he venido a formar ejes sino a tender una arco iris de paz con todos los pueblos, como corresponde al espíritu de la mujer". Finaliza su alocución apelando al sentimiento con un lenguaje muy personalizado buscando establecer una complicidad con sus interlocutoras: "Me siento más argentina que nunca, precisamente porque me encuentro en la madre Patria. La suprema efusión de amor solo puede experimentarla la mujer cuanto une las trepidaciones de su corazón efímero al ritmo de las armonías divinas. Por eso siento ahora como ebriedad de amor y de felicidad, por que mi sencillo corazón de mujer argentina se ha puesto a vibrar en consonancia con los acordes eternos de la España inmortal" (ABC, 17 de junio de 1847).

Tal vez antes de seguir adelante sea obligado hacer una reflexión sobre el feminismo de doña Eva Duarte. Es evidente que hay que mirarlo con perspectiva histórica, y aunque defienda la atribución específica de funciones a la mujer en el seno del hogar, el hecho de que abogue decididamente por su presencia en la vida pública, y que ella misma desempeñe un importante papel en la vida política argentina, la convierten en una pionera de su tiempo.

Ya en Barcelona, se dirige desde el Palacio de Montjuich de Barcelona a todos los obreros españoles. Comienza su discurso agradeciendo la acogida de que ha sido objeto en cada uno de los emblemáticos lugares visitados y entiende que la adhesión calurosa es una muestra del aprecio que España siente por Argentina. Y emocionada, manifiesta al estrechar la mano de un trabajador, representante, afirma, de los miles de obreros españoles, que lo hace en nombre del Presidente cuya labor al frente del gobierno argentino vuelve a ponderar. Y echa de menos que sus "descamisados" no hayan podido ser testigos de la "finísima gentileza de las autoridades españolas, a partir de la primera de ellas, el Generalísimo y su esposa". Y para terminar, asumiendo simbólicamente la triple personalidad de su pueblo, de su presidente y de ella misma, se desde de la siguiente manera:"Dejo parte de mi corazón en España. Lo dejo para vosotros, obreros madrileños, cigarreras sevillanas, agricultores, pescadores, trabajadores de Cataluña, de Aragón, del país todo. Lo dejo sí a vosotros (...) Que sepan todos los obreros de España que mientras en nuestros trigales haya una espiga, una espiga será repartida con ellos en una sólida expresión de cristiandad, de paz y de justicia social. (...): Viva España" (La Vanguardia, 24 de junio de 1947).

Como "Vibrante despedida de la Presidenta argentina" rotula La Vanguardia el mensaje radiofónico de Eva Duarte, que el mismo de su marcha dirige a los españoles Comienza sus discursos, con unas palabras emocionadas que, como siempre, calan en el ánimo del oyente y lo predisponen a la empatía. "Habéis arrebatado mi espíritu con un homenaje como no lo tributó jamás España a lo largo de su historia", si bien, subraya, que ese homenaje no ha sido hacia su persona sino que entraña un sentido más profundo, ya que es el saludo a un "mundo nuevo y promisor de justicia y de paz que nace de los escombros del antiguo, carcomido por sus atropellos sociales". Se refiere a que el clamor popular que ha despertado su visita puede ser falsamente percibido en Europa y en América como efecto de un clima de sicología colectiva contagiado de cierto fanatismo, sin acertar a conocer que la auténtica raíz de ese entusiasmo y de esa profunda comunicación que se ha creado entre ella misma y el pueblo español, obedece a que éste ha percibido y vitoreado "un amanecer de esperanzas y de luminosidades, que se alza rutilante como un sol en el horizonte de la hispanidad". Se refiere a la profunda huella que le ha dejado su viaje a España y promete que trasmitirá a los trabajadores argentinos, y a continuación tiene un triple recuerdo: para Franco, para el pueblo español y para la "Madre Patria", finalizando su discurso con unas palabras de contenida emoción y desbordantes de afecto: "Tendría que pediros el corazón, el corazón que os entregué al llegar. Pero siento que puedo irme con el vuestro en mi pecho, dejándoos para siempre el mío. ¡Adiós, España mía! ¡Viva la España inmortal!" (La Vanguardia, 27 de junio de 1947).

He querido detenerme en cada uno de los discursos de Eva Perón para subrayar las singularidades que encierran en función del público específico al que se dirigieran y de la ocasión en que fueron pronunciados. Pero creo que hay en todos ellos una serie de factores comunes que tal vez no sea ocioso recordar. En primer lugar, una actitud cercana, y sencilla que parece desbordar sinceridad y hasta confidencialidad hacia sus oyentes, actitud que se manifiesta por medio de un lenguaje en el que en muchos momentos predomina el afecto sobre la razón. Con ello logra una perfecta empatía con el auditorio. En segundo lugar, hay que referirse al contenido, en el cual aparecen repetidamente una serie de ideas. Primera, que ella no es la destinataria de los homenajes que se le tributan, aunque los acoge con agradecimiento, porque son la expresión del amor y la admiración que los españoles y muy significativamente las autoridades españolas, con el Jefe de Estado a la cabeza, sienten por el General Perón y por el pueblo argentino. Segunda: la permanente alabanza y admiración a la labor que está llevando su marido para dirigir Argentina, conduciéndola por el camino de la justicia social y la paz con el fin de lograr una sociedad más justa en la que los hombres puedan no solo lograr beneficios materiales sino también espirituales, y donde cada uno logre el pleno disfrute de los derechos que como persona le corresponden. Por ello la continua apelación a "sus descamisados" que pronto dejarán de serlo. Tercero: su repetida insistencia en que su misión no tiene una finalidad política, sino que es depositaria de un mensaje de paz hacia el viejo continente -no solo España- del que éste se encuentra tan necesitado. Por ello, y con el fin de disipar los recelos que pudiera suscitar en el ámbito internacional, fundamentalmente en Estados Unidos, se refiere a que no ha venido a España a crear un eje Buenos Aires-Madrid, sino a tender "un arco iris de paz". Finalmente trata de aparecer como una abanderada del feminismo. Y creo que no le falta razón en ello, porque si bien hoy puede parecernos con razón, muy limitadas sus ideas al respecto - ideas que participan de cierto esencialismo en la concepción de los sexos -, no es menos cierto que en aquel momento pedir la presencia de la mujeres en la vida pública y la igualdad de derechos para hombres y mujeres en la vida política era algo revolucionario. Y revolucionario era también que una mujer viajara sola asumiendo la representación real de su gobierno - por mucho que ella misma quiera siempre compartirla en sus alocuciones con su esposo y su pueblo - en diversos países, y asumiendo unos comportamientos autónomos y hasta provocadores tanto en la forma como en el fondo. Baste recordar, por ejemplo, la indumentaria - en ocasiones - con escotes inusuales en la España recatada del primer franquismo, o la petición de indulto de la pena de muerte para una mujer republicana, Juana Doña y que le fue concedido, o las referencias a la unión del pueblo español en torno a su Caudillo cuando apenas hacía siete años que había terminado una guerra civil prolongada con una dura represión en la posguerra y una gran dosis de miedo se anidaba todavía en la entraña de muchas familias españolas.

El eco del viaje en la prensa

La vista de doña Eva Duarte tuvo una amplia resonancia en la prensa española que ofrecía cada día en su portada abundantes fotografías de los actos habidos el día anterior y señalaba con grandes titulares los acontecimientos referentes a la dama argentina. Los diferentes periódicos daban cuenta pormenorizada del recibimiento de que era objeto en cada lugar que visitaba, del itinerario y actos programados en su honor, de sus discursos, de la indumentaria que llevaba para cada ocasión y de los gestos de simpatía que desplegaba en cada uno de los encuentros que tenía con los diversos sectores de la sociedad, ya fueran obreros, agricultores, pescadores, elites sociales o autoridades de la nación. La prensa informaba también de los obsequios que recibía y de los donativos que doña Eva hacía.

Por otra parte, también el NODO, resumen de los acontecimientos que ocurrían en el país, que se proyectaba en todos los cines antes de la programación habitual, hacía referencia a diversos pormenores del viaje de doña Eva, con lo cual el eco de su presencia, el atractivo de su persona y la elegancia y lujo que emanaba llegaban a todos los rincones del país aunque gran parte de éste todavía fuera analfabeto.

Además, numerosos artículos referentes a Argentina aparecieron durante esos días en la prensa española. No puedo detenerme en ello, pero sí quiero consignar que la prensa española hacía referencia al eco que en alguna la prensa extranjera, - concretamente la portuguesa, la norteamericana y la francesa -, alcanzaba el viaje de la esposa del Presidente argentino a España (Ya10,14 y 18 ; ABC, 10,13 y 14; La Vanguardia,14, 17 de junio de 1947).

4. La presencia de Eva en el imaginario español

En fin, antes de terminar, conviene señalar que el recuerdo de Eva Duarte de Perón ha permanecido vivo en el imaginario español. Y a ello han contribuido diversos testimonios presentes en la vida del país. Me referiré, a un par de ejemplos bien significativos en la capital de España. En primer lugar, es significativo que la habitación que se destinó a doña Eva, en el propio del Palacio de El Pardo ha permanecido intacta a lo largo del tiempo, y en la actualidad se muestra a los visitantes como una parte viva de nuestra historia. Y asimismo, uno de los más hermosos parques situados en el centro de Madrid, lleva el nombre de Eva Duarte.

Por otra parte, conviene recordar, que en los musicales que se han hecho sobre ella, España no queda ausente. Recordemos por ejemplo, que en la opera Rock "Evita", hay más de una canción, y muy especialmente: "Arco iris de paz" que está dedicada a su estancia en nuestro país. Y en cuanto al deporte, desde 1947 a 1953 - fechas bien significativas - se disputó la competición oficial. "Copa Eva Duarte" que enfrentaba al campeón de la Liga española de fútbol y al campeón de la Copa del Generalísimo.

Y este mismo otoño una obra de danza que se ha representado durante quince días en el teatro de la Comunidad de Madrid, titulada "Eva", estaba dedicada a su figura. Y todavía más recientemente, el 11 de noviembre pasado se estrenó un documental sobre Eva Duarte. Por lo demás, tengo la noticia muy reciente, de la que todavía no poseo noticias precisas, de que se proyecta hacer una serie de televisión en torno a su viaje por España.

Quisiera terminar este artículo excusando mi atrevimiento por venir a este país a tratar de una persona que ustedes conocen bien: Doña Eva Duarte. Mi objetivo ha sido únicamente, trasmitir y dejar constancia de la fervorosa acogida y el entusiasmo que tanto el pueblo español como sus autoridades, desplegaron hacia ella durante su estancia en nuestro país, en junio de 1947.

Bibliografia

1. GARCÍA DIEGO, LABADO F., VAZQUEZ, A., Enrique Carlos (compiladores) Evita, Imágenes de una pasión. Planeta. 1997.         [ Links ]

2. CIPOLLA, D., MACEK, L., MARTÍNEZ, R., La embajadora de la paz. La gira internacional de Eva Perón. Buenos Aires. Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón. 2008.

3 FIGALLO Beatriz j., El Protocolo Perón Franco. Relaciones hispanoargentinas 1942-52. Argentina. Ed. Corregidor. 1992

4 DELGADO GÓMEZ-ESCALONILLA, Lorenzo, Diplomacia franquista y política cultural hacia Iberoamérica. 1939-1953.Madrid. CSIC. 1988

5 GOMA, J., Ingenuidad aprendida. Madrid. Círculo de Lectores.2011

6 GONZÁLEZ DE OLEÁGA, Marisa, La alianza Franco-Perón: una aproximación crítica desde la perspectiva de la dependencia, 1946-1951. Madrid. "Hispania" XLVIII (1988), pp. 625-689.

7 LAÍN ENTRALGO, Hispanoamérica. Madrid. Tricastela. 2011.

8 LUNA, Félix: Breve Historia de los argentinos. Argentina. Planeta bolsillo. 2000.

9 PIGNA, F., Evita. Planeta. 2007.

10 PORTERO, F.y PARDO, R., "La política exterior" en La España de Franco (1939-1975). XLI* de la Historia de España Menéndez Pidal -Jover Zamora. Madrid. 1996

11 REIN, Raanan, The Franco-Peron alliance. Relations between Spain and Argentina. 19461955.London. University of Pittsburg..1960

12 REIN, Raanan. La salvación de una dictadura. Alianza Franco-Perón 1946-1955. Madrid. CSIC. 1995. URRIETA, Aníbal (ed.), El pensamiento peronista. Madrid. Cultura hispánica. 1990 SEBRELI, Juan José, Comediantse y mártires. Ensayo contra mitos. Madrid. Debate. 2000.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons