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La aljaba

versión On-line ISSN 1669-5704

Aljaba vol.16  Luján dic. 2012

 

ARTÍCULOS

La militancia social de las mujeres en américa latina y sus dificultades para una lectura de género

Social Militancy of woman in Latinamerican: difficulties for reading gender

 

Brisa Varela

Universidad Nacional de Luján

 


Resumen

En este artículo nos interrogamos sobre las dificultades que algunas militantes sociales tienen para realizar una lectura de género de su experiencia vital a diferencia de la lectura de clase que ha sido incorporada por ellas.

Palabras clave: Mujeres; Militancia; Género.

Abstract

In this article we wonder about the difficulties that some social activists have to make gendered interpretation of life experience as opposed to reading class that has been built for them.

Key words: Women; Militancy; Gender.


 

1. Introducción

"Pensé: Voy a tener que hacer un esfuerzo para dejar bien a mis compañeros, a la gente y al barrio y a todas la s mujeres sencillas, que a más de un a le gustaría bailar si tuviera esa oportunidad"1.
Nina Pelozo

La participación de la "piquetera" Nina Peloso (Frente de los Trabajadores y el Pueblo) en el programa con mayor audiencia de la TV argentina "Bailando por un Sueño", creado y producido por Marcelo Tinelli, mereció diferentes reflexiones y críticas. Ellas estuvieron asociadas por un lado, con la cuestión política partidaria o social referida a si fue o no un hecho artístico y si era (in)necesaria esa performance para colocar los reclamos sociales en el ojo mediático; por otro lado, se discutió, en un registro banal, sobre la ficcionalidad/veracidad de lo emitido: jurados, peleas, etc.

Sin embargo, pese a evidenciarse en las audiciones el burdo sexismo y discriminación de género y las continuas violaciones a la dignidad de las mujeres participantes, no se enfatizó públicamente una lectura que cuestionara esta participación desde una perspectiva de género. Dos años más tarde, el recientemente creado, Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión formularía precisas críticas y recomendaciones a ese programa televisivo2.

En este artículo se interpela el tema desde una perspectiva de género. No se centrará en las decisiones mediáticas, ni sobre sus intereses relativos a la utilización deliberada del cuerpo femenino como recurso para aumentar el rating y la consecuente rentabilidad empresarial; tampoco nos detendremos en la legitimación social de estas imágenes, que son objetadas por organismos de defensa de los derechos de la mujer3, y menos en asuntos relativos a supuestos éticos o morales.

En este espacio el objetivo apunta a interrogarnos sobre la (no) lectura, la postergación o el rechazo que muchas mujeres militantes sociales, tienen respecto a la perspectiva de género en instancias en que ellas toman decisiones privadas/públicas4.

Si se resignifica a Marx en clave de género, la pregunta apunta sobre la conciencia "del sí y para sí" de mujeres militantes sociales, que demuestran en su accionar político social, haber incorporado la conciencia de la opresión de clase pero en paralelo parecieran celebrar la opresión cosificante de la mujer entretejida, en esta etapa, con modelos neoliberales globalizados.

En este artículo se sostiene la hipótesis de que, la participación activa en fenómenos culturales de este tipo, a la vez que fortalece la visibilidad social de los movimientos, contribuye a consolidar violentos modelos de relación de género en la vida privada y pública del conjunto de las mujeres. Y participan del reforzamiento del sometimiento, la subordinación, y la opresión patriarcal, dentro del modelo de mercado. Mercado que, paradojalmente, ofrece las imágenes para el gran público como las de una supuesta liberación femenina, contraponiéndolas con los modelos de dominación del tradicionalismo eclesial.

2. Dinámica social, resignificación del espacio de resistencia en los movimientos "piqueteros"

Luego del minuto de aplausos con los que se inician todos los actos de la CTA, en homenaje a 30 mil desaparecidos de la dictadura, Miguelina grita y llora al mismo tiempo desde la tribuna: "La semana pasada se ha muerto un piqueterito de dos meses por falta de atención médica. Nos quieren seguir teniendo de rodillas. Pero somos el pueblo y vamos a luchar hasta que cambie esta situación" (Clarín; 26-09- 02)

En el 2003 decíamos, con Cristina Carballo, que en la Argentina de la década de los noventa se expresaron las dos caras del neoliberalismo: una, la de los actores asociados con la política hegemónica los "ganadores" enriquecidos con las políticas privatizadoras y de flexibilización laboral; la otra, que remitía a los espacios de la exclusión social, económica y cultural. Hacia fines de esa década y frente a los indicadores crecientes de pobreza e indigencia, se agudizaba el proceso de crisis de representación política de la democracia formal y miles de argentinos y argentinas que formaban parte de los sectores populares - que aún conservan en su memoria la incorporación familiar al trabajo asalariado, a la protección de la salud y al acceso a la educación pública- fueron generando formas de resistencia pacífica, a lo largo y ancho del país, entre ellas las acciones "piqueteras".

Los movimientos piqueteros como formas de organización social, fueron consecuencia del violento proceso de pauperización y desempleo vinculado con un modelo de Estado neoliberal, asociado con altos niveles de corrupción política y la falta de control de las empresas privatizadas, que produjeron una altísima concentración de la riqueza y en paralelo la explosión del desempleo. La norma fue la pobreza con exclusión, acompañada de la reducción de salarios, el deterioro de las condiciones de trabajo, el empeoramiento de las condiciones contractuales, la polarización ocupacional y la desigualdad de los ingresos. En ese contexto se plantearon nuevas formas y nuevos territorios para la protesta social, en el que, entre otros sectores, iniciaron su organización los trabajadores desocupados, cuya modalidad más habitual fueron los cortes de calles y rutas, que se popularizaron con el nombre de piquetes y sus integrantes por extensión "piqueteros". Según Informes y cifras obtenidas de organismos oficiales entre el 2000 y 20015, la evolución de la pobreza y la concentración del ingreso en el Gran Buenos Aires, evidenciaba índices asombrosos respecto a veinte años antes.

Al aumento del número de pobres, se agregó una degradación de la calidad de la pobreza llegando a la pobreza extrema e indigencia y la aparición de "nuevos pobres" procedentes de fragmentos de una clase media en descenso6 que se agregaba a los contingentes de los pobres estructurales. El Circuito Inferior de la Economía alcanzó, en la década del ochenta, al 56% del empleo. El empleo informal conformado entre otras ocupaciones por el cuentapropismo, los servicios personales, los servicios domésticos, la buhonería y formas de intermediación semejantes, etc., se caracteriza por su inestabilidad, precariedad, baja productividad, y limitados ingresos.

Los movimientos sociales que se gestaron, en los que pueden reconocerse diferentes expresiones, fueron troncales las acciones sobre el territorio, organizadas por los trabajadores desocupados, entre ellas: cortes de rutas7, cortes de puentes, marchas sobre las calles céntricas de las ciudades, concertación frente a cadenas importantes de supermercados pidiendo alimentos. En este contexto, y en un escenario socio-territorial de cambios acelerados como los que se producen en la RMBA8, los nuevos pobres y los pobres estructurales, obligados por circunstancias no buscadas, fueron desarrollando diversas estrategias sociales de sobrevivencia, en un intento de reducir la vulnerabilidad fortalecimiento de las redes familiares, trueque, comedores comunitarios, asistencia mutua,etc9.

Por eso que los primeros movimientos piqueteros se realizaron en las provincias de Neuquén (provincia del sur de la Argentina) y Salta (norte argentino) donde se privatizara la explotación petrolera que, hasta el momento, estaba en manos de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales). El "piquete" fue la forma de lucha que se expandió por todo el territorio. El abanico de matices fue amplio, desde entidades barriales y sociales hasta gremiales y políticas, y los signos e intereses a los que cada una respondió también, pero todas ellas se agruparon alrededor del mismo instrumento. Tal vez este doble movimiento de generalización e integración ha sido fruto de la capacidad para obtener algo de lo que se demanda (Planes Trabajar o alimentos)"10

Tabla N° 1: Distribución del ingreso familiar per cápita en el Gran Buenos Aires

Fuente: Extraído de J. Auyero (1998), pp. 55.

Rofman (1997), asegura11 que la apertura externa indiscriminada12 y acelerada fue uno de los principios fundamentales del Plan de Convertibilidad y junto con otros factores, la apertura económica se convirtió en un proceso destructor de numerosas actividades productivas nacionales. Por su lado la Reforma del Estado y el proceso de privatizaciones, "fue una simple operación de venta para 'hacer caja', es decir, para obtener ingresos frescos tan indispensables para lograr cumplimentar las demandas de los acreedores externos"13. Sin lugar a dudas, el "desempleo estructural" que caracterizó la década de los noventa no estuvo ligado solamente a las innovaciones tecnológicas en producción y gestión, sino también a las estrategias asumidas por el Plan Convertibilidad. La retirada y desmantelamiento del Estado de Bienestar (periférico) hizo que los riesgos y desigualdades implicados en situaciones de privación material fuesen aún mayores, así pudo observarse en Argentina un proceso constante de degradación del sistema público. El comportamiento negativo del empleo estuvo acompañado por una evolución negativa de los ingresos, en un contexto donde aumentó la subocupación y se redujo el pleno empleo, lo que se tradujo en una menor cantidad de horas trabajadas, menores ingresos por trabajo e imposibilidad de cubrir la canasta básica de alimentos en los hogares populares. Pese a los intentos de deslegitimación y criminalización de la protesta piquetera, realizada desde los centros del poder político y mediático, estas agrupaciones fueron logrando su organización y reconocimiento interno e internacional14 como fenómeno político. La novedad del movimiento fue que nació por fuera de las instituciones políticas y sociales tradicionales. Los piquetes fueron una modalidad de resistencia que agrupó a quienes fueran expulsados/as de los centros fabriles y de la protección social; son trabajadores (o futuros trabajadores en el caso de los jóvenes que no lograron nunca acceder a un empleo) forzados a la desocupación que buscan resolver problemas ligados a su propia existencia, reorganizándose territorialmente15. Entre las múltiples acciones que han desarrollado los varones y mujeres piqueteros/ as en función de sus reclamos, y para intentar asegurar la subsistencia a sus integrantes, pueden mencionarse la creación de comedores populares, de huertas comunitarias, de apoyo escolar, instalación de hornos y producción de ladrillos, etc. No obstante la acción que más impacto político y mediático ha tenido fue la de los cortes de ruta.

Los sectores hegemónicos que, desde la estructura y prácticas dominantes, legitiman o deslegitiman las prácticas sociales, condenaron las prácticas piqueteras16. La experiencia de los cortes de rutas encabezados por los desocupados, implicaba resignificar el rol del espacio público y del ejercicio de la ciudadanía, en un escenario en el que se evidenciaba una nueva geografía de nodos de resistencia y protesta en el que los actores sociales expresaron, en el territorio, los conflictos y se localizaron en los principales corredores de acceso a la metrópoli17. La estrategia del piquete es efectiva y masiva, en tanto responde a esta etapa de acumulación del capitalismo, contraponiéndose a la acción de los obreros y obreras fordistas, en las que los dos métodos de lucha centrales eran: las huelgas sectoriales o generales decretadas por las confederaciones obreras y el acceso al espacio público a través de movilizaciones organizadas por los sindicatos en transportes colectivos (autobús) o a pié, pero con el objetivo de llegar a "esa plaza" (Plaza de Mayo) en donde se reclamaba frente a la Casa Rosada.

El piquete, por el contrario, es expresión clara de la desocupación y del posfordismo, sus actores sociales no son los obreros y obreras industriales18 ni, por lo general, sus líderes dirigentes gremiales19 "Por su intermedio se apropian temporalmente de un espacio estratégico de la vida social, donde circulan mercancías y trabajadores. Estas formas de protesta se posicionan, ya no en la plaza como observadores de una actividad que los ha dejado fuera de sus filas sino, en la ruta como protagonistas de los vaivenes del intercambio -en el epicentro mismo de realización de la reproducción del sistema económico-20. El epicentro estará en los circuitos de la distribución de los flujos de mercancías y bienes por esas rutas, calles o autopistas por donde circula la riqueza hacia consumidores locales, nacionales o internacionales; pero, en todos los casos, rumbo a "ese otro" el incluido. "Mientras haya desocupación las rutas serán nuestras" advertían los piqueteros de Florencio Varela21.

Utilizando las herramientas analíticas que proponen la teoría social del espacio y la teoría del espacio de los flujos, de Manuel Castells22, puede comprenderse el impacto que han tenido estas y las lógicas subyacentes a sus formas y procesos espaciales. Esas prácticas sociales que (re)definen el espacio asumen especificidades históricas. En los movimientos piqueteros fue y es sumamente importante la presencia de las mujeres en las bases: 65% (Vasallo; 2002)23, mucho más complejo fue su acceso a la dirección de las agrupaciones.

La acción colectiva de los y las participantes desafiaban las actuales estructuras de dominación y sujeción social. En adelante proponemos una aproximación a la lógica de estos movimientos colectivos en la deconstrucción de su lógica, desde el poder hegemónico capitalista y patriarcal.

Para entender el lugar dado y aceptado por las mujeres en movimientos construidos sobre las bases de identidad colectiva, hay preguntas concretas que surgen respecto lugar de las mujeres. En los últimos años se colocó la mirada sobre el accionar de las mujeres pero en general son aportes descriptivos y pocos se escribe asumiendo una perspectiva de género Rauber (2003); Cross y Frey (2007); Causa y Ojam (2008); Sosa (2008); Rifkin (2008); Barrera (2009); Espinosa (2010); Longo y Bilinkis (2011).

Estos estudios en términos generales abordaron explícita o implícitamente interrogantes tales como ¿Cómo impactan las particularidades de género cuando se participa en un movimiento social, y cómo dificultan, o al contrario, facilitan éstas la realización de acciones colectivas? ¿Hasta qué punto influencia la experiencia de vivir en un lugar determinado y los sentimientos subjetivos generados por ella en la decisión de una mujer sobre involucrarse en un movimiento piquetero? ¿Qué papel juegan las historias familiares en la forma en que las mujeres reflexionan o no sobre su participación en un movimiento social y en la exposición ante los medios?¿Cuáles son las implicaciones de género en particular para los procesos organizativos y en las direcciones de los movimientos?¿Cómo se construyen y sostienen las identidades de mujeres piqueteras?

A modo de síntesis y por no ser esta la cuestión central de este artículo, expreso las conclusiones más relevantes a las que se ha llegado:

Las mujeres que comparten la militancia con las compañeras pueden reconocerse en y con las demás, detectar trayectorias y padecimientos similares, comprender que responden a una misma matriz social, que no son, en consecuencia, experiencias individuales aisladas, sino un fenómeno social y, como tal, susceptible de transformación. Por otro lado las prácticas colectivas generan redes entre las propias mujeres que trascienden la esfera doméstica y asumen la potencia de una re-socialización emancipatoria (Longo y Bilinkis; 2011;11)."Cuando preguntamos a las entrevistadas si a partir de su participación política en el Banquito habían surgido tensiones con sus respectivas parejas, varias de ellas señalaron que de no reconocer/desvalorizar su trabajo doméstico algunos varones pasaron a desacreditar también su trabajo asalariado, o las dos cosas e simultáneo (...) Puesto que todo orden social pugna, en situaciones de inestabilidad y cambio, por neutralizar las prácticas instituyentes, los conflictos que surgen en la vida cotidiana de estas mujeres a partir de su politización del género pueden interpretarse -al menos en parte- como expresiones de los embates asimiladores del orden patriarcal, a la vez que como desafíos políticos para estas mujeres y su organización. En sostener estas batallas probablemente se cifre parte del futuro" (Ibid: 1819). Resolver los conflictos, de una manera emancipadora, para las mujeres piqueteras, es aún tarea pendiente.

Entre las mujeres que actuaron en la militancia piquetera, fue muy raro el caso en que trascendiera a conocimiento público por su nombre y apellido, a través de los medios. Por lo general la imagen televisiva las mostraba como una masa informe e innominada, rodeadas de críos pequeños, reclamando bolsones de comida frente a supermercados, revolviendo grandes ollas en las que cocinaban sus guisos comunitarios en las calles, acompañando - silenciosas o gritonas- a los varones que eran entrevistados. Los líderes a los que se preguntaba siempre eran (son) varones generalmente mencionados por su nombre, apellido o apodos: "Luis De Elia, Pitrola, Juan Cruz, Castells, Pérsico, Tumini" etc. Hubo una clara excepción, que salió del anonimato, ella fue: Nina Peloso, que por su permanente acción en las calles, liderazgo evidente, claridad de sus expresiones y capacidad de argumentación resultó claramente visibilizada, los medios terminaron por requerirla para las notas y construirla como estereotipo de "mujer piquetera".

De su propio relato de las experiencias de organización social Nina (Saturnina) Peloso cuenta que no tuvo miedo de colocar la protesta en el espacio público frente a los funcionarios o patrones, desde el año 1993, cuando trabajaba en la industria plástica y la habían despedido de la fábrica de boquillas para cigarrillos Minifusor "Desde ahí me di cuenta de que la cosa no es que uno lo quiera hacer sino que a uno lo empujan cuando proceden de esa manera". Peloso ya formaba parte del MIJ Movimiento Independiente de Jubilados juntamente con Raúl Castells "Desde ahí no paré (con los cortes). Hace 15 años consecutivos que estamos dándole con todo. Dándole, dándole... y no paramos". Peloso decide terminar sus estudios primarios y secundarios en enseñanza de adultos y cada vez logra una mejor comunicación de la lógica de las posiciones del movimiento. Pero será en el año 2007 cuando mayor exposición mediática tendrá, no por realizar cortes de rutas o reclamos frente a las cadenas de grandes supermercados, sino cuando participa "bailando" en el programa Showmatch famoso en los ritmos de baile pole y strip dance donde además de los movimientos acrobáticos y eróticos, se simulan posturas propias del acto sexual; las cámaras penetran profundamente (entrepiernas, pechos, glúteos) en los cuerpos de las mujeres participantes y ellas se someten a tratamientos ofensivos y humillantes por parte del conductor, que durante todo el tiempo evidencia un ejercicio violento y descarnado de un relación de poder de género y de clase.

3. Consumidoras de aquello que las ofende: Showmatch

Los medios deben evitar la utilización gratuita y deliberada del cuerpo de las mujeres como reclamo informático para aumentar los beneficios empresariales y complacer la mirada masculina el voyeurismo de la mirada masculina no puede buscar coartadas en la libertad de expresión cuando la representación de las mujeres como objeto sexual conduce a su cosificación y así a su victimización.24

En el año 2009 el Informe del Observatorio de discriminación en Radio y Televisión resumía las características básicas del ciclo televisivo que proponía concursos de baile del que participan numerosas parejas conformadas por reconocidas figuras que acompañan a otros/as participantes o soñadores/ as con el fin de concretar un sueño que generalmente es en apoyo a causas loables.

En este se apela a un "jurado" constituido por figuras del espectáculo que actúan de evaluadores de la actuación y habilidades de los /las participantes y en paralelo actúan diversas peleas y agresiones, que frecuentemente apelan a estereotipos de género y a diversas discriminaciones relativas a esta dimensión.

En relación con la propuesta "artística" en el mismo documento se plantea el uso de estereotipos en los que se refuerzan mitos tradicionales sobre el rol de la mujer frente al varón, se naturaliza una imagen subordinada que reduce a la persona al estatus de objeto sexual y se presentan patrones de cosificación de la mujer mediante el recurso de fragmentación de su cuerpo a través del uso estratégico de las cámaras mostrando sus glúteos y pechos de forma insistente y mediante planos/ detalle. Es así como se le adjudica el valor de objeto del deseo en menoscabo de otras virtudes y/o cualidades y se exalta un estereotipo de mujer con una figura física determinada. Si a la idea de preferencia de ciertas partes del cuerpo femenino se vincula dicha cosificación agregan que, la relación de dominio masculino sobre el femenino contribuye a mantener la inequidad y la jerarquía de género que predominan en nuestra sociedad. Cuando se visualiza el cuerpo femenino como objeto consumible al que se le niega voluntad, subjetividad y acción, se fomenta una sexualidad masculina basada en la dominación y en la violencia simbólica. En este sentido, también hay una visión sexista del varón, que es presentado como un ser que no puede controlar sus impulsos sexuales.

Mabel Campagnoli a cargo del seminario Sexualidad y Medios de Comunicación un abordaje desde la perspectiva de género de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA, afirma que el ofrecimiento de la mujer, acompañadas de un conjunto de valores androcéntricos como la competencia, el triunfo y el sometimiento refuerzan un estereotipo femenino en particular. Seguidamente explica "Ante la apariencia de que con la libertad contemporánea las mujeres pueden ejercer cualquier rol, allí se pauta que la "mejor" mujer es la que puede "jugar a ser una prostituta" mientras es una buena esposa. Lo digo también en relación con el furor que adquirió, en paralelo, aprender a bailar en el caño, ya sea en gimnasios y clases de seducción, para mejorar la pasión en el hogar"25. Esto se observa en los ritmos de baile pole y strip dance donde además de los movimientos acrobáticos y eróticos, se simulan posturas propias del acto sexual.

Sin embargo, tan naturalizada y "espectacular" es la situación que se recrea, que se fomenta que numerosas mujeres sean las principales consumidoras de aquello que las ofende. Campagnoli sostiene: "En el imaginario de nuestra sociedad no ha permeado la crítica al androcentrismo. Así como no se toleran determinados chistes, por ejemplo antisemitas, no ocurre lo mismo con los sexistas y con los homofóbicos. Lamentablemente, a nivel social, hay un grado muy alto de tolerancia a este tipo de violencia simbólica."

4. "Bailando llamo la atención para que me atiendan"

Bajo este título la editorial perfil publicaba el 20 de mayo del año 2007 una entrevista que la periodista Magdalena Ruiz Guiñazu realizaba a Nina Pelozo. El copete de la entrevista a doble página en el cuerpo central, daba cuenta de que: "Los carteles aparecieron a mediados de la semana en el Microcentro de Buenos Aires y, como en las historias mágicas, Nina Peloso, más allá de mostrarse rutilante en la pantalla, también se presentó al público como candidata a gobernadora de la Provincia de Buenos Aires".

La militante social, registrada por las cámaras en infinitas marchas y movilizaciones en las que por lo general se demandaban bolsones de comida, se presentaba en dos situaciones, cuya naturalización corría por cuenta de la misma Pelozo, como por parte del medio periodístico que no demostraba sorpresa ni interrogación frente a las dos actividades que en simultáneo desplegaba la protagonista: su "rutilante" presentación en el "Programa de Tinelli" y su candidatura a gobernadora por el Frente de los Trabajadores y el Pueblo.

Si seguimos la lógica de la entrevistada y la entrevistadora, aparece con claridad, por parte de ambas, formas elusivas de lo que hace al sexismo, como la especificidad más sobresaliente de ese programa televisivo. Si por parte de la periodista se hace referencia al baile como al de una "mariposa" (sic) cuando en realidad se está hablando del "baile del caño", habitual performance de los prostíbulos estadounidenses, y no de un ballet. Por parte de la participante se naturaliza el cuerpo femenino como objeto del varón, y lo plantea como un acto más, sin particular diferencia con otros, para visibilizar reclamos sociales. Expone ante las miradas su cuerpo femenino como objeto de uso masculino, en el marco de del sometimiento de género y la rentabilidad empresarial que, en este caso, no denuncia.

MRG-"Cómo cambió su personalidad, Nina! No solamente porque ahora su foto está en las paredes de Buenos Aires sino porque, después de la historia de su vida la vemos bailando en televisión.

NP- La verdad que es un cambio impresionante -admite- pero ¿sabe una cosa? Esto es lo que vinimos sembrando durante diez años y ahora. bueno, ¡cosechamos! La gente fue rescatando eso. A lo mejor en un momento a la gente no le gustaba, en este último tiempo, el asunto de los cortes de ruta. Cuando fue el furor, no. Estaban todos de acuerdo pero yo creo que después vieron que teníamos razón...(...) Y por eso la gente fue viendo, se le fue aclarando quien era Nina Peloso. Y, bueno... creo que hoy esta propagandización que estamos cosechando en la pantalla de un programa tan popular como es el de Marcelo Tinelli y con los afiches que, por supuesto, tienen que ver con la candidatura nuestra es algo lógico. Dentro de los que somos parte del Movimiento esta propaganda bailando y en los afiches, le repito que es legítima cosecha nuestra."

MRG- Supongo que en medio de esa vida complicada ponerse a bailar fue como convertirse, de pronto, en una especie de mariposa26.

NP-La verdad que sí. Fue una decisión -se detiene y piensa-... Desde el principio fue una decisión mía. Así, en seguida, dije: "Yo quiero bailar". A mí me encanta bailar pero no al estilo profesional como estoy haciendo ahora. Cuando se propuso en la Asamblea, los compañeros dijeron: "Bueno, sí. Que vaya Nina". ¡Por dentro sentí una satisfacción... pero una satisfacción...! Pensé: "Voy a tener que hacer un esfuerzo para dejar bien a mis compañeros, a la gente y al barrio y a todas las mujeres sencillas, que a más de una le gustaría bailar si tuviera esta oportunidad".

Las expresiones de la militante son claras, y sin duda a juzgar por el éxito en los barrios populares del programa de TV, veraces; las mujeres militantes sociales de los piquetes estarían encantadas y halagadas de participar. Pero la marca televisiva no es gratuita, la iluminación que proporciona la televisión nunca es gratuita es lo mismo una lucha social que la ansiedad por aparecer ante las cámaras; es lo mismo la denuncia que el festejo. Y esta igualación, sin ser mortal para las causas, las banaliza de un modo más profundo (Monsivais; 2007).

La obviedad del sexismo de Marcelo Tinelli y su programa Show Mach y Bailando por un Sueño es tan elocuente que conductoras/modelos sin mayor formación teórica enfatizan el carácter degradante de las prácticas del conductor televisivo y de la imposibilidad de resistir por parte de las participantes: "Me parecía horrible la situación de tener que hacerlo porque Tinelli quería. Yo no tenía problema por cuánto se me iba a ver la cola o no; si hubiera tenido problema con eso no hubiera estado ahí; no tengo problema con mi cuerpo y con mostrarlo. Pero una cosa es que una decida mostrar, y otra cosa es que alguien me obligue a estar en una situación que no quiero. Eso fue lo que me chocó mucho en ese momento. Yo quiero decidir, y aparte, estar en esa situación con el jefe (...). No está mal mostrarse. Son decisiones que yo tomo, con mi cuerpo. De ahí a que alguien me cosifique, y que intente poner y sacar en mi cuerpo, es horrible". La ex modelo explicó que para ella "Ese día fue tremendo (se refiere al corte de su pollera con una tijera realizado por MT), por esas cosas que estás ahí y no sabes cómo zafar. Ese poder de que vas a hacer lo que yo quiero" (...)"Venía peleando mucho en contra de un montón de cosas. Me parecía desbordado lo que pasaba con las mujeres, tomarlas con la cámara desde abajo, por ejemplo. Pero era como luchar contra los molinos de viento. Era yo sola contra mil"27.

No es una sutileza, participar del "show" implicaba desnudarse no desde la naturalidad y belleza del cuerpo humano, sino por y para el fisgoneo, la erotización bizarra, la broma desagradable y desde una relación asimétrica, sobre las partes de un cuerpo femenino trozado. La iluminación y el ojo de la cámara colocado en la profundidad de las piernas abiertas, el gran falo sobre el que la mujer debía abrir sus piernas y frotarse ante la mirada de millones, y mientras hacía esto nunca, pero nunca, dejar de sonreír. Porque para ser elegida, para no ser eliminada, debía ser "simpática" Pelozo lo sabía y lo aceptaba, tenía que compartir gestos y miradas cómplices que eran ordenadas por el gran mago de la televisión argentina que arrancaba, cada noche, más ojos televidentes.

Su cuerpo-objeto y su mente, lejos, lejísimos de la rebelión, se sometía a los mandatos patriarcales que desde los tiempos más lejanos, pautan el vínculo de dominación y apropiación sobre los cuerpos femeninos convertidos en botines de guerra, de reproducción de la familia y de la fuerza de trabajo; de la venta mediática.

5. A modo de consideraciones finales: subjetividad, género y militancia

Considerar la realidad social latinoamericana y sus mujeres como objeto de conocimiento, implica la operación intelectual de abandonar las descripciones planas e introducir la densidad de las problematizaciones.

Esta pretensión debería conducir no sólo a describir ambientes de época y decisiones de actores sociales que ejercieron liderazgos, sino construir preguntas y explicaciones (provisorias) que incluyan las subjetividades de diversidad de actores sociales situados.

No se puede dejar de advertir que incluir la dimensión de género, si bien enriquece el análisis, no es suficiente para explicar la complejidad de las cuestiones implicadas y necesariamente deberá intersectarse con otras dimensiones como etnicidad, clase y generación y también con las biografías que hacen a la constitución de identidades y subjetividades, durante la infancia y adolescencia, de las mujeres de los segmentos populares.

Sin embargo la inclusión de la categoría de género como eje organizador, permite transcurrir por itinerarios de mayor densidad, remover las certezas y aportar palabras y nuevas preguntas, para la inteligibilidad de los procesos sociales del presente.

En función de estas consideraciones se hace relevante interpretar acciones de mujeres militantes sociales, situadas en su contexto, y tomando como soporte las conceptualizaciones trazadas por Joan Scott (1996; 2004) quien define al concepto género considerando dos partes centrales y subpartes interrelacionadas en la que ninguno de los elementos opera sin los demás.

El núcleo de la definición asume que el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género como una forma primaria de relaciones significantes de poder. Todo cambio en la organización de las relaciones sociales se corresponde con cambios en las representaciones del poder.

Como elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias percibidas entre los sexos, el género comprende cuatro elementos interrelacionados: 1) Símbolos culturalmente disponibles que evocan representaciones en contextos específicos (mitos, etc.). 2) Contenidos normativos que manifiestan las interpretaciones de los significados de los símbolos. Esos conceptos se expresan en doctrinas religiosas, educativas, científicas, legales y políticas, que afirman categórica y unívocamente el significado de varón y mujer, masculino y femenino y en función de ello se generan políticas de apoyo o represión, esta normativa hegemónica es presentada como de consenso social y no como resultado de confrontación28. 3) Sistemas: en tanto el género se construye a través del sistema de parentesco, pero no sólo de él, también el mercado de trabajo, la educación y la política. Y 4) La identidad subjetiva como construcción esencializada.

En relación con este último aspecto dirá Scott que los historiadores deben aceptar el desafío de investigar las formas en que se construyen esencialmente las identidades genéricas y relacionar sus hallazgos con una serie de actividades, organizaciones sociales y representaciones culturales, históricamente específicas.

En lo que hace a las relaciones de poder Scott define "Podría decirse que el género es el campo primario dentro del cual o por medio del cual se articula el poder (...) Establecidos como conjunto objetivo de referencias, los conceptos de género estructuran la percepción y la organización, concreta y simbólica, de toda la vida social, hasta el punto en que esas referencias establecen distribuciones de poder control diferencial sobre los recursos materiales y simbólicos, o acceso a los mismos."29

La vida de las mujeres, y su participación en movimientos sociales, pensada desde los términos de género propuestos por Scott (1996), remite a pensarlas en el marco constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y en las relaciones significantes de poder.

28 Scott Joan W. " El género: una categoría útil para el análisis histórico" http://www.inau.gub.uy/ biblioteca/sexualidad/UNIDAD%20II/scott.pdf. (acceso 29-10-08) La investigación histórica, plantea Scott, debería romper la noción de fijeza, descubrir la naturaleza del debate o represión que conduce a la aparición de una permanencia intemporal en la representación binaria del género. Este tipo de análisis debe incluir nociones políticas y referencias a las instituciones y organizaciones sociales, tercer aspecto de las relaciones de género. (p. 24)

La identidad de género que se construye en estas instancias se evidencia cruzada con la de clase social.

Las piqueteras son mujeres pobres, que viven la necesidad de desarrollar estrategias de sobrevivencia, de disputa por los recursos (tierras, mercaderías, planes sociales). Estos contextos generan reflexiones y estrategias de organización en algunos casos vinculadas con movimientos mixtos (en los que participan varones y mujeres) y en otros consolidando su autonomía como mujeres "empoderadas".

Se ha observado que ser mujer militante social y testimoniante no implica, necesariamente, hacerlo desde una perspectiva de género. A modo provisorio podría afirmarse que pueden distinguirse en esas prácticas rasgos que remiten conceptualmente a las representaciones y al orden simbólico asociado a mandatos de género enraizados en el orden hegemónico, pero que también se hacen presentes en el sublevado.

De la casuística trabajada se desprende, sin pretensiones totalizadoras, que la mentalidad volcada contra las injusticias de clase, no se propagó automáticamente a la búsqueda simultánea de remover la desigualdad en función de los mandatos de género; por el contrario se reivindica esta subordinación.

La lucha social, volcada contra las injusticias de clase, no se ha extendido simultáneamente a remover la desigualdad en función de los mandatos de género, que pueden referenciar dificultades para enfrentar la violencia psíquica o física a escala familiar o a la violencia simbólica a escala social. La exploración sobre las decisiones de exposición de las mujeres militantes sociales, en relación con la construcción de su identidad de género, pareciera demostrar que no quieren o pueden, franquear los términos del patriarcado. De esta forma se constituye un mayor obstáculo moral o psicológico rechazar los mandatos instituidos por el orden hegemónico patriarcal, con la fetichización como mercancía del cuerpo femenino, que las luchas clasistas. Pareciera que "el deseo" militante no puede dejar de instalarse en el reconocimiento pautado por y desde el orden masculino y su vertiente histórica de la dominación.

Notas

1 Entrevista de M.Ruiz Guiñazú a Nina Peloso, en Diario Perfil, 20-5-2007.

2 El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión realizará sustanciales observaciones relativas al machismo y la violencia sexista en el Programa Showmatch a comienzos del año 2009.
El Observatorio es un espacio de cooperación institucional conformado por la Autoridad de Servicios de Comunicación Audiovisualn (AFSCA) con el apoyo técnico del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) que se incorpora el el2006 y el Consejo Nacional de la Mujer (CNM) que se incorpora en el año 2007.Surgió a partir de la propuesta N°208 del Plan Nacional contra la Discriminación , aprobado mediante el Decreto N°1086/05, dictado en virtud de compromisos internacionales asumidos por Argentina.

3 En especial por parte de organismos estatales o en ONGs relacionados con las mujeres.

4 Desde la perspectiva de género hay actualmente consenso en que las dimensiones de lo público y lo privado están intersectadas

5 Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas Sociales SIEMPRO Análisis de la evolución reciente del mercado de trabajo y la pobreza por ingresos en el Gran Buenos Aires. Mayo de 2000-Mayo de 2001, Estudio N 12, Bs. As., Octubre 2001.

6 Fenómeno registrado con especial fuerza en Chile y Argentina.

7 Fuente Infografía Clarín, 2-9-2002. Bs. As.* Medición realizada hasta el 26 de junio del 2002.

8 Si bien se manifiesta una clara tendencia decreciente en las tasas de crecimiento poblacional en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), en los últimos 20 años, todavía su crecimiento absoluto (150 mil habitantes por año) significa que aproximadamente cada 7 años se agregan a la población del Área una equivalente a la de ciudades de Córdoba o Rosario (Garay, 2001:11).

9 GOLWASER, Beatriz y VARELA Brisa (2002) "Proyecto sobre la pobreza en el partido de Luján", Universidad Nacional de Luján, Departamento de Ciencias Sociales.

10 LENGUITA, Paula (2001) "Los desafíos teóricos de la "identidad piquetera", En: Primer Congreso Nacional sobre Problemáticas Sociales Contemporáneas, Bs. As, p. 2

11 ROFMAN, A. (1997) Convertibilidad y desocupación en la Argentina de los '90. Análisis de una relación inseparable. Colección CEA-CBA. EUDEBA, Bs. As., pp. 15

12 Según el informe del Ministerio de Economía de la Nación, entre 1990 y 1994, la expansión de las exportaciones fue del 20% frente a un incremento de las importaciones, en similar período, del 42%

13 ROFMAN, A.. Op. Cit. Pp.44

14 A nivel interno no sólo desde los partidos políticos cercanos ideológicamente sino aún de quienes se encuentran en las antípodas ideológicas se reconoce en el movimiento piquetero como el hecho político más importante en los últimos años de la vida argentina.

15 Los piqueteros retoman muchos elementos y saberes de las experiencias de lucha obrera de las décadas anteriores, el término "piquete" fue tomado de los "piquetes de fábrica". Esta prolongación metodológica de lucha social no fue incorporada mecánicamente sino transformada al nuevo contexto, la falta de trabajo. MTD de Solano (2002) La hipótesis 891. Más allá de los piquetes. Ediciones de mano en mano, Buenos Aires.

16 Se considera que las prácticas sociales dominantes, "son aquellas que están incorporadas a las estructuras sociales dominantes. Por estructuras dominantes entiendo los dispositivos de organizaciones e instituciones cuya lógica interna desempeña un papel estratégico para dar forma a las prácticas sociales y la conciencia social de la sociedad en general" CASTeLlS , Manuel (2000) "El espacio de los flujos" en: El poder de la identidad, Alianza, Madrid p. 492

17 Entendemos el espacio geográfico como construcción social histórica y por lo tanto dinámica a partir de la cual es posible construir alternativas ciudadanas y políticas. Desde este punto de vista coincidimos con Ulrich Oslender (2002) cuando rechaza la representación de un espacio carente de contenido político y reconoce en el concepto de espacio geográfico su pertenencia a la dimensión política y "saturado de una red compleja de relaciones de poder/saber que se expresan en paisajes materiales y discursivos de dominación y resistencia" OSLENDER, Ulrich (2002) "Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una "espacialidad de resistencia'"; en Scripta Nova Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VI, N° 115, junio del 2002.

18 En este aspecto hay que demostrar cierta cautela, considerando la posición de algunos autores que advierten sobre el origen obrero; que les daría sentido de pertenencia y conciencia de clase de los integrantes OVIEDO, Luis (2001) Una historia del movimiento piquetero. De las primeras coordinadoras a las Asambleas Nacionales" Ed. Rumbos, Bs. As.

19 Es excepción la CTA que ha apoyado al movimiento piquetero y se ha enfrentado a las centrales de trabajadores tradicionales asociadas al peronismo. Esta central también es cuestionada por los sectores piqueteros asociados a posiciones trotskistas (OVIEDO, Ibid, p.7)

20 IBID

21 Partido del conurbano bonaerense

22 CASTELLS, M (2000), La era de la información: economía sociedad y cultura; Vol. IV El poder de la identidad, Alianza, Madrid, p.488 y siguientes

23 Es interesante la reflexión que realiza Patricia Pérez para el caso de Olavarría, pero pasible de transpolación, referida a la organización de las mujeres para distribuir comida a los niños por Hilda Dhualde, esposa del gobernador de la Prov. de Buenos Aires, en el Plan Vida. "Al estudiar la inserción de las mujeres en planes como el Vida manifestamos que los réditos más positivos que dejaba para ellas esa adscripción parecían ser los aprendizajes personales. Veíamos que en el momento de la instauración del Plan Vida, y como parte de él, se impartieron conocimientos básicos que iban desde cómo convocar a los vecinos y cómo organizar un evento barrial hasta las clásicas charlas sobre drogadicción ,bulimia, anorexia, cuidados en el hogar etc. Para el Vida ,la capacitación era el soporte que legitima la actuación de las manzaneras en su barrio" Pérez (2004:35)

24 Ministerio de trabajo y Asuntos Sociales Instituto de la Mujer "Violencia y Medios de Comunicación" (2002)

25 Cita en Engler Verónica "Caja boba, mala y antigua" en línea www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-3945-2008-03-07.htm (acceso 3-12-11)

26 Resaltado negritas de la autora de este artículo

27 Declaraciones de Carla Conte http://www.eldia.com.ar/edis/20110328/carla-conte-regresa-tele-criticas-marcelo-tinelli-espectaculos21.htm acceso 22-4-11

29 Scott Joan W. El género: una categoría útil para el análisis histórico (p.27) http://www.inau.gub.uy/

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16 MTD de Solano (2002) La hipótesis 891. Más allá de los piquetes. Ediciones de mano en mano, Bs. As.

17 OSLENDER, U. (2002) "Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una "espacialidad de resistencia'"; en Scripta Nova Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VI, N° 115, junio del 2002

18 OSLENDER, Ulrich (2002) "Espacio, lugar y movimientos sociales: hacia una "espacialidad de resistencia'"; en Scripta Nova Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VI, N° 115, junio del 2002.

19 OVIEDO, Luis (2001) Una historia del movimiento piquetero. De las primeras coordinadoras a las Asambleas Nacionales. Ed. Rumbos, Bs. As.

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28 VARELA, B.y CARBALLO, C. (2003) "Territorio y movimientos de desocupados: los cortes de ruta como forma de protesta social en Argentina" en 9no EGAL, Mérida.

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