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La aljaba

versión On-line ISSN 1669-5704

Aljaba vol.17  Luján oct. 2013

 

ARTÍCULOS

María Robotti y el Grito de Alcorta. Testimonios orales, historias vividas y agitación agraria

Gabriela Dalla Corte Caballero
Universidad de Barcelona

 


Resumen: El 25 de junio de 1912, en la Sala de la Sociedad Italiana de Alcorta, un grupo de colonos iniciaron un movimiento agrario que tendría consecuencias quizá impensables: pronunciaron el "grito" que se extendería a otras regiones de la Provincia de Santa Fe, así como a las provincias limítrofes de la República Argentina. Este grito dio origen a la Federación Agraria Argentina (FAA) como órgano de defensa de los derechos de los chacareros y de las chacareras. El personaje central de este movimiento social fue una mujer, la italiana María Rosa Robotti, más conocida como "María, de Alcorta". A través de entrevistas y recuerdos familiares, se analiza la participación femenina durante el Grito de Alcorta.

Palabras claves: María Robotti, Alcorta, Santa Fe, Participación femenina.

María Robotti and the Grito de Alcorta. Oral testimonies, true stories and agrarian agitation

Abstract: On June 25, 1912, in the room of the Italian society of Alcorta, a group of settlers began an agrarian movement that would have perhaps unthinkable consequences: pronounced "scream" that would spread to other regions of the province of Santa Fe, as well as to the neighbouring provinces of the Republic Argentina. This cry gave origin to the Federación Agraria Argentina (FAA) as a body for the defence of the rights of the farmers and the chacareras. The central character of this social movement was a woman, the Italian María Rosa Robotti, better known as "María, de Alcorta". Through interviews and family memories, discusses women's participation during the Grito de Alcorta.

Key words: María Robotti, Alcorta, Santa Fe, Women participation.

Sumario: 1. Introducción. 2. Una pareja de agricultores en la movilización. 3. La preparación del estallido. 4. La agitación agraria. 5. "Eso fue una tumba para mi madre". 6. Reflexiones: "María de Alcorta", arte y poesía.


 

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Introducción

El 25 de junio de 1912, en la sala de la Sociedad Italiana de Alcorta, un grupo de "colonos" iniciaron un movimiento agrario que tendría consecuencias quizá impensables: pronunciaron el "grito" que se extendería a otras regiones de la Provincia de Santa Fe, así como a las provincias limítrofes de la República Argentina. Este "grito", liderado por "inmigrantes" procedentes en su gran mayoría de Italia, dio origen a la Federación Agraria Argentina como órgano de defensa de los derechos de los chacareros (Grela, 1958).
La Colonia "La Sepultura" de Alcorta, Departamento Constitución, vería surgir, en los meses que van de abril a junio del año 1912, un importante estado de inconformismo entre los agricultores de Alcorta que subarrendaban tierras a la firma Genoud, Benvenutto y Martelli, un enorme territorio en propiedad de la familia Piombo y Devoto (Grela, 1958: 69). En sus inicios, las reuniones de los colonos inmigrantes que acabarían en la huelga se hicieran en forma clandestina, y en horas de la noche, en la chacra de los italianos Francisco Bulzani y María Rosa Robotti. La persecución instalada en el país a través de las Leyes de Residencia y de Defensa Social, había legalizado la expulsión de los inmigrantes acusados de desórdenes o conflictos políticos.
Las discusiones fueron la primera estrategia utilizada para coordinar acciones. Luego de numerosas reuniones efectuadas en las chacras, los dirigentes de la movilización decidieron utilizar el sótano de la casa de ramos generales de Ángel Bujarrabal. A diferencia de los agricultores italianos, el comerciante había emigrado de Castilla en el año 1903, radicándose en Alcorta como empleado de su tío. En el sótano de su casa se organizaron importantes encuentros, y al momento del estallido de la protesta de Alcorta, Bujarrabal contaba sólo con veinticuatro años de edad (Marrone, 1992: 9). Poco después las reuniones tuvieron lugar en el local de la Sociedad Italiana y en la Sociedad Francesa de Alcorta. Con una asistencia de cientos de agricultores, Francisco Bulzani, "el principal gestor del movimiento agrario de Alcorta" según Plácido Grela (1958: 52), dio comienzo a la reunión planteando que, a pesar de la cosecha favorable, lo recaudado no alcanzaba para pagar el arrendamiento y las deudas contraídas. Bulzani fue secundado por Hermenegildo Gasparini, Francisco Capdevila, Luis Ricovelli y por el joven comerciante Bujarrabal. Asistieron representantes de otras zonas del sur de la provincia de Santa Fe, en especial en las localidades de Bigand, Bombal y Firmat, y en medio de la reunión convocada el 25 de junio de 1912, la joven María Robotti, compañera de Bulzani, exclamó: "viva la huelga".
Este Grito de Alcorta dio inicio al primer paro general para conseguir mejores condiciones en el arrendamiento de las tierras agrícolas en la República Argentina. Poco después se unieron los comerciantes que residían en el pueblo, así como los hermanos Netri, uno de ellos abogado de la ciudad de Rosario que lograría un papel esencial en la movilización hasta que fue asesinado en pleno año 1916. Los movimientos sociales argentinos se agudizaron en el Centenario de Independencia, planteándose peligrosamente la tan temida "cuestión social" que desvelaría al gobierno nacional y a su proyecto ciudadano (Quijada, 2011).
El inconformismo agrario del sur de la provincia de Santa Fe también se volvería peligroso. El diario La Capital informó a sus lectores y a sus lectoras acerca de las perspectivas de la cosecha, y describió la situación de los agricultores de Alcorta y Bigand, afirmando que no era diferente al escenario que sufrían los colonos de otras zonas del sur santafesino. Se trataba de agricultores que, para ahorrar, realizaban "el trabajo del campo por sus propias manos, sin pagar peones siquiera". El 1 de julio de 1912, la prensa rosarina sostuvo que los colonos podían extender la huelga como una mancha de aceite:

"A causa de las deudas contraídas por los colonos, no sólo con los propietarios de campos, sino también con los almacenes que les facilitaron créditos, estos les han cortado toda protección y aquellos les amenazan con embargarles cuanto tienen; de modo que el cuadro general que ofrece la extensa y poblada zona donde la huelga se presenta, es realmente desolador".

La paralización de los trabajos de labranza fue la estrategia utilizada por los agricultores como forma de protesta (Lobato y Suriano, 2003). Para el diario rosarino, "la huelga agraria de hoy es un fenómeno nuevo para nosotros, y por lo tanto más peligroso que ningún otro, porque no estamos preparados para soportarlo" (La Capital, 7 de julio de 1912). Fue una actitud inmediatamente reprobada por los propietarios de los campos y por las firmas que arrendaban las tierras. Como estrategia, se les propuso a los colonos el abandono del campo (Kusnir, 1980; Gallo, 1984). Esta lucha gestó la creación de la Federación Agraria Argentina (FAA), conformada por los chacareros arrendatarios y por pequeños productores rurales para luchar contra los grandes propietarios de los campos, más conocidos como "terratenientes absentistas".
La autora de ese grito de "viva la huelga", María Rosa Robotti, así como otras tantas mujeres que participaron en las reuniones, no ha sido analizada en virtud del tradicional olvido historiográfico del mundo femenino. En general, se relegó el estudio de la vida de las familias de los agricultores y de las agricultoras. El objetivo de este artículo es investigar una parte de la historia que sigue en construcción, y que necesita reconocer la figura de María Robotti como representante de la trascendencia histórica femenina santafesina, en particular, y argentina en general. La estrategia elegida para este artículo se centra en la transmisión oral familiar para recuperar voces anónimas de un proceso histórico que, en general, ha omitido a las mujeres.

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Una pareja de agricultores en la movilización

Gracias a la entrevista personal mantenida en octubre de 1992 con Magdalena Bulzani de Mijich, residente en Alcorta e hija de Francisco Bulzani y de María Rosa Robotti, sabemos que esta última nació en el año 1887 en Solero, Italia, y llegó a la República Argentina cuando tenía siete años de edad. Lo hizo junto a sus padres, Santiago Robotti y Lucía Pacero (Páccero), y con cinco de sus hermanos y hermanos. Sumando los que nacieron en Alcorta, María Rosa Robotti, la del Grito de Alcorta, compartió su vida con Juan Bautista (1884) Bautista Juan (1885), Magdalena (1886), José Bruno (1888), Francisco, alias Checo (1892), Lucrecia (1894), Pedro (1897), Margarita (1899), Ricardo (1902), Lucía (1904) y Carlos, más conocido como Carlitos (1906). La imagen fotográfica que incluimos en este trabajo nos muestra la composición de la familia Robotti (Rubotti)-Pacero (Páccero), establecida en Alcorta, en el Departamento Constitución. Gracias a la contribución de Herminia Adela Dalla Corte (la hija primogénita de Lucía Robotti) durante una larga entrevista mantenida en el año 2012, observamos a Lucía Pacero junto a su marido Santiago Robotti, el "abuelo jornalero" que, por entonces, poseía tres grandes chatones para transportar los cereales.
Fundada la Colonia Alcorta, la familia Robotti-Pacero construyó una fonda que servía de albergue para los viajeros y, especialmente, para los carreros que transportaban el cereal desde las chacras a la estación del ferrocarril, el cual pasaba por distintos pueblos del sur de la provincia de Santa Fe. Fue en esa fonda donde María Rosa Robotti, que tenía poco más de quince años, conoció a Francisco Bulzani. Según la entrevista mantenida en junio del 2012 con Herminia Adela Dalla Corte, Francisco Bulzani había nacido en la costa del Brasil en el año 1872, en un barco que venía de Italia. Utilizando el Buque Toscana procedente de Génova, su familia desembarcó en el puerto de Buenos Aires el 25 de noviembre de 1905, cuando Francisco tenía 16 años de edad. A su llegada a la República Argentina declaró que era "agricultor". Llegó a Alcorta hacia 1906, y se incorporó como chacarero arrendatario dependiente de la firma Genoud, Benvenutto, Martelli y Compañía, en el campo La Adela de la Colonia La Sepultura. La dueña de la zona era la familia Piombo y Devoto.
Bulzani abandonó el hogar paterno a la edad de 17 años para "hacer su vida", sin que sus padres supiesen nada de él durante años. En su juventud se hizo cargo de una compañía de carros para detenerse en diferentes pueblos y transportar el maíz en bolsas. Por entonces el ferrocarril recurría, en las puntas de riel o en las estaciones, a una infinidad de carreros y trabajadores por cuenta propia que gozaban de cierta autonomía. Durante el lapso en que estuvo ausente, Bulzani se radicó en una estancia de Pergamino de la provincia de Buenos Aires, en la que fue contratado para cuidar a los animales. Según su hija Magdalena, fue posteriormente conchabado en una estancia para dedicarse a la enseñanza de los primeros números y letras de los hijos e hijas de los agricultores ya que, en apariencia, había cursado el sexto grado. Según el historiador local Plácido Grela, quien también me concedió una entrevista en Alcorta en octubre de 1992, Bulzani tenía "facilidad de palabra" por la educación que había recibido, y era un "hombre con inquietudes y con lecturas". Se trata de un tema importante en la época, ya que el analfabetismo era la característica más extendida de los colonos, tanto entre los "criollos" como entre los "inmigrantes". Años después, Bulzani se radicó en Máximo Paz donde se dedicó al transporte del maíz como "carrero". Contrajo matrimonio, tuvo dos hijos y, finalmente, se separó de esta familia al conocer a María Rosa Robotti en Alcorta, y al aceptar un arriendo en el campo La Sepultura.
La decisión de María Robotti fue cuestionada por su padre Santiago, pero no representó una ruptura completa con la familia. Magdalena Bulzani, la hija de María Robotti y de Francisco Bulzani, relató un episodio en el que su padre, como señal de la pervivencia de las relaciones familiares, le regaló a los suegros (Santiago Robotti y Lucía Pacero) "un reloj para que sintiesen y contasen la hora, porque no sabían leerla". Haciendo caso omiso a las costumbres, y sin el consentimiento de sus padres, María Robotti formó un nuevo hogar con Bulzani. De acuerdo a Herminia Adela Dalla Corte, sobrina de María Robotti, Bulzani "dejó su familia, se lanzó en su caballo y se la llevó a María".
Los escasos y fragmentarios datos que se poseen, fueron transmitidos por María Rosa y por su hermana Lucía Robotti a sus hijas: Magdalena Bulzani y Herminia Dalla Corte. Durante las entrevistas que mantuve con ambas se me aclaró que "esto lo contó mamá, porque mi papá jamás habló nada", o "esto lo decía la tía, muy de vez en cuando". Magdalena Bulzani, por su parte, hizo el siguiente relato durante la entrevista que me concedió en el año 1992 junto a su prima Herminia:

"Antes de conocer a mamá [María Rosa Robotti], él [Francisco Bulzani] se había ido de la casa que yo te cuento; eso lo sabía contar mamá...Él se fue de la casa, tendría 16 o 17 años, se fue, estuvo no sé cuántos años por ahí. Y mi abuelo vivía frente a los Albarracín. Pasó muchos años que no venía más. Entonces el abuelito vivía en un ranchito, le daba siempre alojamiento a los troperos, toda la gente que antes se llevaba la hacienda a caballo. Y él siempre les preguntaba a todos los troperos cuando venían, les preguntaba si nunca habían visto al hijo que él hacía no sé cuántos años que no sabía más nada del hijo... Él siempre fue raro... Nadie le hacía lo que le hacía él. Un día apareció al atardecer y dijo:
- Buenas noches.
- Buenas noches -le dijo el abuelo-. Desensille y pase al rancho.
- No -dijo mi papá-. Me voy a quedar acá nomás.
Y le preguntó al abuelo:
- ¿Si usted viera a su hijo, Usted lo reconocería?
- No sé -dijo el abuelo-.
Y no lo reconoció. Lo conoció la hermana, la tía Cecilia
[Bulzani], por la voz. Después le dijeron al abuelo".

En 1912, María Rosa Robotti era una joven mujer: tenía sólo 25 años, mientras que Francisco Bulzani contaba con 40. Poco antes de producirse el Grito de Alcorta, María y Francisco tuvieron dos hijos (uno de 3 y otro de 5 años) que fallecieron el mismo día por causas desconocidas. Este hecho produjo una profunda tristeza a la pareja: al comenzar la movilización, tenían sólo dos bebés varones: Pancho, nacido en 1909, y Emilio, nacido en 1911. María Rosa, que a diferencia de Bulzani no sabía ni leer ni escribir, lo acompañaba en la chacra en la Colonia La Sepultura, aunque se dedicaba más a la labor doméstica y a la crianza de sus hijos recién nacidos. María Rosa seguía una vida similar a las de las mujeres de las familias agricultoras. ¿Cómo se dio la participación de esta mujer en la movilización agraria? La edad es el primer elemento de importancia que aparece en los testimonios de los familiares. Durante una entrevista mantenida con Herminia Adela Dalla Corte, sobrina de María Robotti:

"Y tan joven la tía María...y los hombres se reunían, eran unos quince o dieciséis, Pardiña, que era tío nuestro porque era esposo de Lucrecia, una hermana de mamá Lucía y de la tía María Robotti. Y dice que estaba la tía María cebando mate con el delantal, y estaban todos reunidos y nadie quería salir a la calle, y la tía María se sacó el delantal y se lo tiró en la mesa y le dijo:
- Habiendo diecisiete hombres, ¿ninguno va a salir a la calle?
Y salió a la calle a pelear con los hombres, e hizo la punta".

- 3 -
La preparación del estallido

Las reuniones de los agricultores comenzaron por la noche. El propio Grela ha presentado a Bulzani, el responsable de este movimiento, como socialista, maestro de escuela y poseedor de una incorruptible integridad ética (Grela, 1958). Lideró la asamblea agraria realizada por la tarde del martes 25 de junio de 1912, en la que se decidió declarar la huelga en toda la Colonia para oponerse a los atropellos de los terratenientes. Con el tiempo, el Grito de Alcorta impulsó la "onda emancipadora" a través de los pueblos y de las colonias de la zona pampeana argentina, en los que se habían establecido precisamente los arrendatarios.
Los primeros hombres y mujeres que se reunieron en la chacra de Bulzani eran familiares o amigos muy cercanos, inmigrantes italianos o descendientes de italianos dedicados a la actividad agrícola. De acuerdo a los relatos familiares, entre ellos existía una gran confianza para suponer que no serían delatados entre los terratenientes o entre las autoridades policiales. De ellos, la hija de Francisco Bulzano y de María Rosa Robotti recuerdan a Esteban Pardiña; a Gasparini, que poseía máquinas agrícolas; a Peruggini; a Barcetta... eran también agricultores de campos vecinos, como por ejemplo Bigand. Como afirmó Arcondo (1980: 353), se trataría de una gran unión por lazos de solidaridad, ya que hablaban el idioma italiano y tenían tradiciones y costumbres alimenticias similares. Quizás lo más interesante es que algunos de ellos se habían vinculado a través del parentesco: Lucrecia Robotti, una de las hermanas de María Rosa y de Lucía, estaba casada con Esteban Pardiña, quien era agricultor en el campo La Adela y en el Campo Alcorta. Bulzani, por su parte, había sido padrino del matrimonio de Barcetta, que también participó en el Grito de Alcorta.
La huelga comenzó en los campos La Adela, propiedad de la condesa Adelino Pompo de Botto. El administrador era un teniente italiano, Humberto Galli, que había implementado la balanza para pesar el cereal de los campos que tenían una extensión superior a las 5.000 hectáreas. Las tierras estaban arrendadas a la firma Echesortu y Casas, y subarrendadas a los colonos agricultores. Entre ellos encontramos a los arrendatarios Francisco Bulzani, Esteban Pardiñas y Antonio Lucantoni, así como a la propia María Robotti, que fue descrita por el propio Plácido Grela (junto a Marrone, Bruzzo y Fina, 1982: 66-67) como "extraordinaria mujer, alma y nervio durante las reuniones preparatorias de la huelga", es decir, una "infatigable chacarera que alentó a los agricultores en huelga para proseguir por el camino de la justicia, la paz y la libertad".
Este Grito se expandió con una gran fuerza en las zonas de Máximo Paz y de Pergamino, lugares donde Bulzani se había radicado, y a los que en varias ocasiones se dirigió como miembro de la Comisión de Huelga con la finalidad de que la misma fuese consensuada por los agricultores de esas áreas, también afectadas por los altos arrendamientos. Esto permite suponer que Bulzani se valiera de los lazos de amistad o, incluso, del parentesco que lo unía a miembros de la comunidad italiana. Este dato no ha sido considerado en toda su dimensión, y ayuda a explicar las redes de información y de organización que, en junio de 1912, explotaron con gran intensidad sin que hechos anteriores hubiesen ayudado a prever el movimiento social. Indudablemente, al implementar Bulzani la estrategia de viajar a otros poblados, estaba convencido de que sería recibido en las chacras.
Uno de los líderes de la movilización, Antonio Noguera, provenía de Pergamino y había sido conocido por Bulzani cuando este último vivió y trabajó en esa área de agricultura reciente. Noguera, que se convertiría en el Presidente de la Federación Agraria Argentina, mantenía tratos directos con Bulzani, probablemente desde principios del siglo en que se realizó, en la ciudad de Pergamino, el Congreso Regional Agrícola organizado por el Partido Socialista. A dicho congreso asistieron más de 3.000 agricultores de la zona influenciados por uno de los máximos exponentes: Juan B. Justo. La dirección del diario El Heraldo de Pergamino estaba a cargo, precisamente, de Noguera, y permitía la difusión de las ideas acerca de la cuestión agraria que preocupaba a los socialistas. Aunque ese diario dejó de aparecer en 1911, poco antes del Grito, posibilitó a Noguera ligarse a Justo y a Bulzani. Este último, como Presidente de la Comisión de Agricultores de Alcorta, fue invitado en los primeros días de julio de 1912 a Pergamino, con la finalidad de promover el movimiento agrario (La Capital, 7 de julio de 1912).
Meses antes del estallido en Alcorta, Firmat organizó un movimiento agrario de importancia, constituyendo así la Sociedad Cosmopolita que defendería los derechos de los agricultores. De acuerdo a Grela, el comerciante Carlos Treviño -que tendría una importante participación en la organización de las primeras reuniones de chacareros- invitó a Francisco Bulzani -con quien simpatizaba por sus ideas sociales y políticas- a las primeras reuniones. Cabe preguntarse cómo conocían a Bulzani, tanto Treviño como los chacareros de Firmat. La movilidad geográfica de Bulzani, en virtud de sus empleos y de su actividad como carrero, debieron vincularlo con un comerciante: Treviño. Debido a estas circunstancias, el líder de Alcorta pasó dos días en Firmat. Al regresar a su chacra, "se llevó consigo gran cantidad de manifiestos distribuyéndolos en Alcorta, Bigand y Bombal" (Grela, 1958: 185). No hay duda de que Bulzani conocía a las personas que sabían leer, y que divulgaban esas ideas al resto de la población.
La actuación de Francisco Capdevila en Máximo Paz es un claro ejemplo para repensar las relaciones de amistad y de solidaridad entabladas por Bulzani por su paso en la región, debido a las actividades laborales que había desempeñado. A pesar de que era español y mantenía su ideología anarquista (Filippi et.al., 2011), Capdevila era un gran amigo de Bulzani, así como de otros dirigentes (Caporalini, Gasparini, los hermanos Menna), y los influenció con sus ideas políticas. Esto indica que las relaciones entre las distintas comunidades de inmigrantes se hallaban ampliamente extendidas (Grela, 1958: 229).
La incidencia de los lazos de amistad y de los vínculos de parentesco en el desenvolvimiento de la agitación, se reitera en la participación de los hermanos Netri. José Netri, cura párroco de Alcorta entre 1908 y 1920, conectó a los agricultores de Alcorta con su hermano abogado, Francisco Netri, llegado de Italia en 1897. Tanto José como Pascual Netri (este último, el cura de Máximo Paz) tuvieron una participación realmente activa ya que, desde sus púlpitos, alentaban a los agricultores que asistían a misa y los asesoraban sobre los pasos a seguir. La casa parroquial de Alcorta se convirtió en lugar informal de reunión, especialmente de la comunidad italiana que era mayoritaria en el área sur de Santa Fe (Diecidúe, 1969: 14). Sobre este estallido, Grela, Bruzzo, Marrone y Fina (1982: 66-69) señalaron que:

"Los chacareros abandonaron el arado de mancera sobre el surco caliente y fértil donde comenzaba a dibujarse la nueva aurora de la liberación agraria argentina. Paralizando las penosas tareas del campo los labradores se alzaron colectivamente animados por un mismo sentimiento de justicia social. En sus inflamados pechos palpitaba la convicción de que el 25 de junio de 1912 comenzaba una brega larga y difícil, pero que daría sus frutos de redención social. Los agricultores tejían la bandera de sus justas reivindicaciones sociales, para entregarla a las nuevas generaciones que, desde 1912, la vienen sosteniendo enhiesta como el más limpio paño, libre de máculas. Asimismo la Federación Agraria Argentina y todas las organizaciones cooperativas y rurales como la Unión de Productores Argentinos, continúan en la brecha abierta por los trabajadores de la tierra de Alcorta".

Marrone, por su parte, afirmó que el Grito confirmó a Alcorta con la honrosa denominación de "Cuna de la Emancipación Agraria Argentina" (1992: 93). Sobre esta base, la trascendencia de María Robotti en este proceso queda en manos de Palacios que ha afirmado que se trata de una "historia en que las luchas políticas, los silencios familiares, la religión, la poesía, los reparos y deseos de los chacareros y los relatos institucionales trazan buena parte del mapa de una región y de su pasado". Este historiador se hizo una interesante pregunta al reflexionar sobre el Grito de Alcorta y, en especial, sobre María Robotti:

"María Robotti es una figura ineludible si de hablar del Grito de Alcorta se trata. Sin embargo, su peso en esa historia, y el relato que terminó por fijarla a la memoria arrojando el delantal e impulsando a los hombres a la protesta, merecen algunas preguntas. ¿En qué contexto su nombre quedó asociado definitivamente a los reclamos rurales de 1912? ¿Por qué recién varios años después de la huelga sus descendientes empezaron a tener noticias más o menos concretas de los hechos en que María había participado?" (Palacios, Prensa Regional).

- 4 -
La agitación agraria

Los postulados anarquistas y socialistas, y el conocimiento de experiencias de lucha y organización, circulaban con asiduidad entre quienes se destacarían como líderes. Los distintos autores y autoras que han abordado subsidiariamente esta problemática, sostienen que Bulzani estaba influenciado por el socialismo que, como corriente ideológica, tenía un creciente peso en el campo argentino (Bonaudo y Godoy, 1985: 197; Grela, 1958: 51). Francisco Bulzani simpatizaba con Juan B. Justo, el líder político socialista. Esto puede observarse en la satisfacción demostrada por el compañero de María Robotti que hizo llegar a La Capital un telegrama agradeciendo la participación de Justo en las reuniones realizadas (La Capital, 11 de julio de 1912).
Juan B. Justo defendía a los agricultores afirmando que la acción de los mismos implicaba una resistencia a los arriendos (Ainsuain y Echaguibel, 2012), pero sin afectar el orden: "en las ciudades la lucha social se ha manifestado, primero bajo la forma del conflicto entre obreros y empresarios. Ahora nace en la campaña esta misma lucha entre arrendatarios y propietarios" (La Capital, 11 de julio de 1912). Este postulado, planteado en los poblados y en las colonias vecinas desde finales del siglo XIX, fue mantenido por el propio Bulzani en un telegrama enviado a Francisco Netri en julio de 1912, con motivo de la organización en Alcorta de una importante manifestación: "en la asamblea general acordamos continuar el paro general mientras no accedan los propietarios los pedidos que hemos formulado. Reina gran entusiasmo y absoluta disciplina" (reproducido por Grela, 1958: 78). Sin embargo, para los familiares de María Robotti y de Francisco Bulzani, la filiación política no aparece tan clara: su hija Magdalena afirmó que Bulzani nunca habló del tema ni de supuestas lecturas de autores marxistas, ya que "no adhería a ningún partido político". Lo que es evidente es que, al menos a nivel informal, Bulzani conocía los postulados y las ideas matrices que movían al socialismo: al discutirse en el seno de la Federación Agraria Argentina la organización de un partido político, Bulzani rechazó esta posibilidad. De esta manera, incidió en la división que aquejó al movimiento a finales de 1912 y 1913.
Debemos considerar que, meses después de las primeras manifestaciones agrarias, los propios agricultores de Alcorta informaron a la prensa que "muchos de nosotros sabíamos perfectamente lo que es una huelga. Y lo hicimos" (La Capital, 6 de julio de 1912). Lo cierto es que la organización llevó tiempo (Bidaseca, 2004), y las estrategias fueron implementadas según las necesidades, en especial durante el transcurso de la movilización. La utilización de los lazos de amistad y de parentesco fueron un importante punto de partida para la consolidación y solidificación de estrategias. En la expansión del movimiento, el ferrocarril y el telégrafo -dos importantes novedades técnicas aportadas por el supuesto progreso, y por el desarrollo económico del país (Marichal, 1988)-, se convertirían en agentes involuntarios del conflicto en el sur santafesino. El 25 de junio de 1912, Netri se dirigió en tren a Alcorta junto a Bulzani y a algunos periodistas del diario La Capital (Lobos, 2008). La estación, todavía conservada en la Comuna de Alcorta, fue el lugar de reunión de unas 4.000 personas. Los trenes aseguraron una movilidad rápida entre los miembros de la Comisión que se demostró interesada en promocionar la agitación. Las zonas que se iban sumando a las mismas mantenían informados no sólo a los dirigentes, sino también a la prensa de Rosario, sobre lo que iba ocurriendo en cada localidad. Los diarios servían como canal de información, no sólo para el público de la ciudad, sino también para el del área rural.
La formación de una Comisión de Huelga fue un factor esencial en la expansión de la agitación agraria: durante meses, Bulzani se trasladaría junto a otros dirigentes a diversas colonias agrícolas, con el fin de promover un movimiento análogo al de Alcorta, organizando reuniones con potenciales líderes locales, y dando conferencias en público. Esta gestión, llevada adelante casi con exclusividad por Bulzani, permitió que el ámbito rural se convirtiese en un fuerte polo de conflicto, mientras que el abogado Netri, asesor del movimiento, se abocó a lograr mayor aceptación a las demandas agrarias desde la zona urbana. La labor de la dirigencia se convirtió en un impulso necesario para la movilización, y las estrategias utilizadas muestran que estos líderes sabían de la importancia de su presencia física en zonas de potencial adhesión. El tipo de actuación llevada adelante por los agricultores indica una participación claramente política de los mismos. La movilización agraria no sólo buscó un mejoramiento de la situación económica del campo, sino que también reflejó la intención de lograr una inserción mucho más efectiva en la esfera decisional por parte de los inmigrantes que, incluso en la Ley Sáenz Peña aceptada escasos meses antes del estallido de Alcorta, estaban excluidos de la actividad electoral. La protesta del sur santafesino marca la importancia de otras prácticas en la esfera pública. Los inmigrantes intervinieron en la política a través de formas diferentes a la de la actuación electoral, ya que los índices de nacionalización eran realmente muy bajos. Esto impedía ejercer el derecho al voto. A este ritmo, el Grito de Alcorta se caracterizó por la presencia masiva de familias de agricultores en las reuniones, así como asambleas que se organizaban como forma más viable para el logro del consenso general en las decisiones. En general, esas decisiones eran tomadas previamente por los dirigentes y líderes que hacían uso de la palabra, como fue el caso de Francisco Bulzani. Los pliegos de condiciones expresaban las demandas concretas de quienes se movilizaban, que además utilizaban manifiestos en sus quejas.
Estas prácticas representaban formas habituales de manifestar opinión, pero adquirían una dimensión política en tanto se consolidaban como formas de "presión". Los extranjeros establecidos en las zonas agrarias crearon un espacio local en el que la acción no era meramente formal, sino que suponía la convicción de la importancia de tener un rol activo para el logro de objetivos de bienestar general, elaborando un espacio de participación que proponía estrategias y esferas originales. De este modo, la agitación que se inicia en 1912 puso en juego un conjunto de estrategias que pueden ser englobadas en el concepto tradicional de "cultura de la presión", y que señalan formas de organización y de participación alternativas a la estrictamente viabilizada por el derecho electoral vedado a los inmigrantes. Además, las prácticas subyacentes al conflicto fueron la base de la gestión política posterior de algunos de los actores involucrados en el Grito de Alcorta, como es el caso de Ángel Bujarrabal (Bonaudo, Cragnolino y Sonzogni, 1988).
Las primeras reuniones realizadas en las chacras de los agricultores de Alcorta, tenían su correlato en los encuentros que se efectuaban en el sótano del comerciante Ángel Bujarrabal. Luego de su participación en el conflicto agrario, y manteniéndose exclusivamente en el ámbito local, Bujarrabal se convertiría, para el gobierno provincial de Manuel Menchaca, en el "interlocutor válido" para poner en sus manos, hasta 1913, la presidencia de la Comisión de Fomento de Alcorta. La actividad desarrollada por Bujarrabal en la organización de los inmigrantes españoles también se constituyó en un importante punto de partida para un aprendizaje político. En setiembre de 1911, Ángel Bujarrabal había facilitado el domicilio de la firma "Bujarrabal y Cía.", para proceder a la fundación de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Alcorta que reunió a más de 200 españoles y españolas. Gozaron de una organización importante, así como de objetivos bastante similares a los que movían a la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y de Instrucción creada en Alcorta en setiembre de 1901. La importancia de esta entidad en el desarrollo de la movilización se manifiesta en el hecho de que fue en sus instalaciones donde se realizó la asamblea del 25 de julio de 1912. En ese sitio se declaró formalmente el Grito de Alcorta. Asimismo, la reunión del 15 de agosto se realizó en la sede de la Sociedad Unione e Benevolenza de Rosario, y allí se aprobó el proyecto elaborado por Francisco Bulzani, Gonatto, Noguera, Barba y Salmoral (todo ello en contraposición al ideado por Daniel Infante), para la constitución de una institución gremial agraria (Silberstein, 1985: 78). La Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, llamada Unione e Benevolenza, será entonces el lugar de confluencia de los agricultores que en el mes de agosto de 1912 sentarán las bases de la Federación Agraria Argentina. Esta sociedad, creada en 1874, había surgido como reflejo del fenómeno mutualista que caracterizó a los italianos llegados al país desde el siglo XIX. Esto les había servido en su proceso de adaptación y asimilación a una sociedad diferente y en proceso de constitución como fue la República Argentina (Baily, 1982 y 1985).
La apelación a estos organismos creados por los italianos se explica tanto por el predominio demográfico de la colectividad sobre otras nacionalidades europeas en el área afectada por la movilización, como por el propio funcionamiento que tenían las asociaciones de socorros mutuos. En este sentido, el mutualismo se había abocado a satisfacer, a través de servicios a sus asociados, las necesidades de educación, de salud, de ayuda económica, lo que no excluyó la aceptación de que las reuniones de los agricultores se realizaran en sus locales en una coyuntura tan especial como la desatada en 1912, la cual evidenció la lamentable situación económica, social, e incluso legal, en que se encontraban los chacareros.
La actividad de los dirigentes, y específicamente de Bulzani, se acrecentó en el transcurso de la agitación, haciendo cada vez más frecuentes sus ausencias en Alcorta: ¿cuáles fueron, entonces, las tácticas empleadas por el grupo para mantener la agitación y el grito? Desde este planteo, la participación de las mujeres, y en especial de María Robotti, aparece con mayor claridad. Junto a los hombres, las mujeres tuvieron una importante actuación en la lucha. Se veían íntimamente afectadas por los altos arrendamientos y por la explotación sufrida. A principios de agosto de 1912, cuando debían discutirse los Estatutos que regirían la recién fundada Federación Agraria Argentina, los documentos contenían una novedad: las mujeres habían sido declaradas socias "tanto porque hay muchísimas que son tan labradoras como sus maridos y sus hijos, cuanto porque hay bastantes viudas que son los jefes de sus familias las que dirigen la explotación de sus chacras" (La Capital, 7 de agosto de 1912). La actitud de las mujeres y de los niños y niñas de Alcorta, no gozaron de una "actitud sentimental", sino que trabajaban en forma conjunta en la labor diaria.
La participación familiar en la producción incidió en las características de la agitación agraria que sacudió al sur santafesino en 1912. Sería una realidad destinada a permanecer. Cuatro años después, el Boletín Oficial de la Federación Agraria Argentina, titulada La Tierra, criticaba "las consecuencias de un régimen capitalista y jurídico atroz" que obligaba a un trabajo miserable y constante, no sólo al trabajador de la tierra, sino también a las mujeres y los niños:

"Hay que saber cuál es la inmensa ayuda que prestan á los colonos las compañeras. Desde la madrugada hasta la noche tienen que trabajar sin gozar una hora de felicidad, de recreo, de distracción, porque forzosamente es la mujer la que debe atender los quehaceres de la casa, reemplazar a algún peón, al mismo marido en muchas ocasiones, y hasta enferma no pueden cuidarse porque su tiempo está destinado a la atención de los intereses del pobre hogar. Los niños no reciben más que cariño. Y no un cariño de una madre de ciudad, meticulosa en besos y y abrazos, sino el de la triste señora del campo, que carece de las horas necesarias para que sus hijitos satisfagan sus ansias de amor ingenuo en los arrullos maternales" (La Tierra, 10 de noviembre de 1916).

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"Eso fue una tumba para mi madre"

María Robotti reemplazó en gran medida a su compañero durante el periodo en que éste se encontraba de viaje por las áreas agrícolas. No sólo en el trabajo de mantenimiento de la chacra y en la crianza de los niños y niñas, sino también en la agitación. Podría pensarse que sería una persona impulsiva, pero sus familiares han coincidido en afirmar que era muy callada y tranquila. Sin embargo, ante la ausencia de los hombres, fue ella quien cumplió una función muy específica pero de una gran trascendencia para la continuación y permanencia del "grito". Este grito exigía contar con apoyo económico y con recursos materiales.
María contó con el aval del grupo de chacareros abocados a la lucha, tanto para el reparto de harina, pan y fideos -alimentos que predominaban por preferencia de gusto en las mesas de los italianos-, entre los agricultores que adherían al conflicto, para lo cual la joven se valió de un "brete", especie de chatón de cuatro ruedas tirado a caballos, con el objetivo de que los chacareros no trabajasen de noche, boicoteando así la movilización. Esta actitud de María consumió sus ahorros y provocó una gran pobreza familiar: gracias a la entrevista mantenida oportunamente con Magdalena Bulzani, y a los detalles relatados por su hijo, Antonio Mijich, sabemos que "algo mamá dijo de eso...que ella compraba y llevaba las bolsas de harina, llevaban la mercadería en el brete, y repartía para que la gente pudiera comer, y que hagan la huelga...y por eso se fundieron, después la gente no se acordó de lo que ellos hicieron".
María Robotti y Bulzani no estuvieron exentos de persecuciones. Francisco fue detenido en numerosas oportunidades. En el transcurso del conflicto, los dirigentes fueron acusados de responder a ideologías "extrañas" o exóticas, y de contaminar el movimiento agrario con doctrinas "sectarias" (La Capital, 11 de agosto de 1912). Se justificaban así las tácticas represivas aplicadas. En julio de 1912, Coronel Bogado vio circular un aviso manifiesto de la Comisión Pro Huelga dirigido a los agricultores en conflicto, escrito en idioma italiano, lo que demuestra la preponderancia de los inmigrantes italianos o sus descendientes entre los chacareros. En el mismo se pedía a éstos que actuaran en forma pacífica, y que rechazaran enérgicamente la acusación de estar influenciados por el anarquismo o el socialismo en boga en Europa:

"Sempre avanti, agricoltori. Siate fermi nel vostro proposito y vincerete! Guardatevi bene de dar occasione di farvi chiamare agitatori sovversivi. Lasciate pure che qualche capronne lavori, sera peggio per lui e tanto diguadagnato per la Unione Agricoltori...la buena riuscita, o carissimi coloni, dipende dalla vostra fermezza o dalla vostra calma" (La Capital, 27 de julio de 1912).

En mayo de 1913, Bulzani fue expulsado de la organización agraria. Pocos meses antes, Antonio Noguera había sufrido la misma decisión. A pesar de que Francisco nunca habló del tema con sus hijos e hijas, María Robotti relataba a su hija Magdalena que esta situación produjo una gran tristeza a su compañero Bulzani. Pocos años después de este suceso, Francisco decidió abandonar Alcorta. ¿Cuáles fueron las razones que provocaron el distanciamiento de Noguera y de Bulzani? Para algunos, los socialistas intentaron encauzar el movimiento hacia el partido, lo cual produjo enfrentamientos entre aquellos y los que deseaban mantener a la Federación Agraria Argentina fuera del control partidario (Bonaudo y Godoy, 1985: 197). Para La Tierra (19 de octubre de 1912), el periódico centenario de la Federación Agraria Argentina, tanto los "netristas", de Netri, como los "nogueristas", de Noguera, fueron las dos alas en que se dividió el movimiento, agudizado por las amistades personales. Ante este conflicto, la decisión de la Federación Agraria Argentina fue separar a quienes se consideró "apasionados", aún cuando Noguera era el Presidente del primer Comité Central de la FAA, y Francisco Bulzani se había desempeñado como vocal. Para La Tierra (11 de noviembre de 1912), el futuro era diferente: ya era tiempo de que acabaran los apasionamientos personales, así como "la introducción de procedimientos autoritarios...siendo Alcorta por donde empezó el levantamiento agrario, deben desenvolver nuevas energías, en pro de la nueva causa". De esta manera, la acción política de Bulzani insumió los ingresos familiares y aumentó las responsabilidades de María Robotti, ya que su compañero tuvo una participación realmente activa en la agitación. En palabras de su hija:

"Ella era la que aguantaba todo, noches y días, sola en la chacra con todos los chicos; si decía mi mamá que cuando nació Pedro a la mañana, a la tarde tuvo que subir a la parva de pastos, a darle pasto a los caballos, porque no había nadie, si mi papá siempre andaba en eso de la política, y nunca estaba en el campo".

La expulsión provocó una profunda desilusión en el matrimonio. El conflicto mantenido en el seno de la Federación Agraria Argentina, y la pobreza en la que había quedado su familia, obligó a Bulzani y a María Robotti a irse de Alcorta y radicarse en Córdoba. Todo ello sin olvidar que, según Palacios, se produjo un conflicto al interior de la Federación Agraria Argentina al debatirse el rumbo político, en particular por el apoyo recibido por parte del Partido Socialista. Bulzani es recordado como el motor de la patriada agraria argentina por su afiliación al socialismo, pero no podemos olvidar que fue expulsado por los dirigentes de la Federación Agraria Argentina. Poco después, en pleno 1913, se produjo la fusión de la FAA con la Liga Agraria de Firmat; cabe señalar que, dos años después del Grito de Alcorta, el Boletín Oficial La Tierra hizo un comentario más que crítico sobre la situación de la FAA:

"...pronto cumplirá dos años de vida nuestra sociedad gremial. Durante este lapso de tiempo, salvo pequeños periodos de calma, nos lo hemos pasado en luchas intestinas, personales, y por qué no decirlo, criminales, luchas que han tenido la triste virtud de ser sangrías sueltas..." (La Tierra, 13 de mayo de 1914).

Diecidúe aludió que desde el año 1915 se produjo en el país un éxodo agrario, ya que el precio de los productos agrícolas había bajado debido a la Primera Guerra Mundial que afectaba fundamentalmente a Europa, el principal comprador del cereal argentino (Diecidúe, 1969: 150). Pero, según el relato familiar, hubo otra razón, quizás mucho más personal que, sumada a las condiciones económicas de Bulzani, antes descriptas, ayudó a que éste dejara Alcorta. Durante una fiesta de casamiento, Bulzani disparó por accidente el arma de su amigo Barcetta, hiriéndolo de muerto. "Esto fue la ruina", señalaron Magdalena Bulzani y Antonio Mijich durante la entrevista mantenida en Alcorta en octubre de 1992. Francisco Bulzani era, según su hija Magdalena, un buen tirador al blanco, y siempre portaba un revólver, como era costumbre en la época. Pero en ocasión de esta fiesta de casamiento, Francisco pidió a María que le guardase el revólver ya que no deseaba llevarlo consigo. En plena fiesta, fue Barcetta quien le prestó su arma, y ésta se disparó accidentalmente. Los descendientes señalan que en Córdoba, "fuimos a trabajar a la deriva, no había ni amigos ni parientes, fue una lucha de matrimonio para el trabajo y los hijos...mi padre se fue pobre, y murió pobre".
Como vemos, la vida fue realmente difícil en Córdoba, ya que Francisco y María tuvieron siete hijos e hijas más: dos que nacieron en su chacra, y cinco en la provincia cordobesa. Los hijos de María y de Francisco, además de los dos primeros niños fallecidos el mismo día, fueron los siguientes: Francisco (1909); Emilio (1911); Pedro (1913); Santiago (1916); Lucía (1918); Orfelia (1920); María (1923); Valentín (1925); y Magdalena (1929). María y Orfelia nacieron en Toledo, mientras que Magdalena lo hizo en la ciudad de Córdoba. Finalmente, regresaron a Córdoba tanto Valentín como María y Magdalena.
Durante diez años la familia trabajó en una estancia, pero la inserción laboral de Bulzani fue muy diversa desde el momento en que no volvió a radicarse en una zona agrícola determinada para desempeñar actividades agrarias del tipo que había desarrollado en la propia Alcorta. Durante un tiempo se dedicó a la construcción de pozos para el agua en la sierra, tarea en la que participaba toda la familia, especialmente los niños y niñas más pequeños que colaboraban por su escaso pedo y podían ser bajados a los hoyos para colocar la dinamita. En general, eran retirados abruptamente por un caballo. La familia de Bulzani y de María Robotti también trabajó en un horno para el carbón, levantando la cosecha de maíz, golpeando maní. Según el relato de sus hijas, la participación de la totalidad de los miembros fue un hecho constante y necesario. Bulzani nunca habló de su vida con sus hijos e hijas, mucho menos sobre su participación en el Grito de Alcorta. Tampoco permaneció en el pueblo cuando regresó para visitar a sus amigos. Pero es válido sostener que la necesidad de alejarse de Alcorta fue de Bulzani más que de su compañera, ya que inmediatamente después de la muerte de aquél producida en junio de 1948, María regresó a Alcorta para estar con sus hijas que se habían radicado nuevamente, y porque "era el lugar donde siempre había vivido". La hija de María afirmó que nunca dijo nada sobre su actuación o sobre la agitación agraria de 1912: "nunca nada, jamás dijo nada. Eso fue una tumba para ella. Con tanto que dieron, lo dieron todo...cosecharon miseria y angustia, por eso es que ella jamás dijo nada".

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Reflexiones: "María de Alcorta", arte y poesía

María Robotti incidió en las estrategias utilizadas por los agricultores para llevar adelante la agitación, circunscribiendo el análisis al espacio rural y a su actuación durante los primeros meses del Grito, hasta la expulsión de Federico Bulzani de la Federación Agraria Argentina. Los testimonios orales nos han servido para rastrear la historia de Francisco y de María Robotti antes de que se desatara el movimiento y las vicisitudes sufridas al abandonar la Colonia Alcorta. Estos testimonios provinieron exclusivamente de personas que conocieron a la pareja: sus hijas, su nieto, su sobrina, el propio Grela...La descripción bosquejada por cada uno de ellos presenta los acontecimientos en forma recortada y unificada. Hablamos de chacareros, de las mujeres y de los niños que, a pesar de haber sido partícipes directos del movimiento, "carecen de historia".
La información subsidiaria acerca de los acontecimientos que signaron la vida de la familia Bulzani-Robotti, ayuda a reconstruir en forma tentativa la historia personal que, de lo contrario, se perdería. Este tipo de acercamiento hace posible repensar los móviles de los sujetos para llevar adelante el estallido, considerando los escasos beneficios obtenidos por su participación. Bulzani y María debieron abandonar Alcorta y marchar a Córdoba con sus hijos e hijas por razones políticas y económicas, y habiendo pasado privaciones y miseria (Wexler, 1992). Influidos por ideas fundadas en la solidaridad y en la cooperación, no buscaron beneficios personales. Bulzani prefirió dejar de pertenecer a la FAA, manteniendo sus principios políticos y sociales. De alguna manera, las historias de muchos de los que participaron en la agitación agraria muestran que el logro de las mejoras tuvo un coste: Francisco Netri fue asesinado en 1916; Noguera fue expulsado de la Federación; Bulzani y María Robotti se establecieron en Monte Cristo, en la Provincia de Córdoba.
Como ha señalado Herminia Dalla Corte durante una entrevista mantenida en este año 2012, "cuando la familia abandonó Alcorta, empezaron a ser como gitanos, fueron viajando por los pueblos haciendo vida de gitanos". Bulzani falleció y fue sepultado en Monte Cristo en 1948 (Marrone, 1992). Antes de regresar a Alcorta, María Rosa Robotti permaneció durante más de dos meses en la casa de su sobrina Herminia, en la ciudad de Rosario. Gracias a su accionar en el Grito, María Rosa fue revalorizada en vida: una de las salas de la Comuna de Alcorta lleva su nombre, y su grito fue registrado a través del poema de José Pedroni titulado María, de Alcorta, que se publicó precisamente dos años antes de su muerte producida en 1971 (Pedroni, 1969: 151-152).
Finalmente, el 14 de abril del 2011 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionó, con fuerza de Ley (n° 3.768), la denominación de "María Robotti de Bulzani" a los canteros centrales de la calle Juana Manso que se extienden entre los boulevares Rosario Vera Peñaloza y Azucena Villaflor, en el Barrio de Puerto Madero". Se promulgó el decreto Nº 246/011 el 10 de mayo de 2011, y se publicó en el Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (BOCBA) el 19 de mayo de 2011 (N° 3667).

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Recibido: 15 de febrero de 2013.
Aceptado: 15 de abril de 2013.