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La aljaba

versión On-line ISSN 1669-5704

Aljaba vol.22 no.2 Luján dic. 2018

 

RESEÑAS

Merchán, Cecilia y Fink, Nadia (comp) (2016), Ni una menos desde los primeros años: Educación en Géneros para infancias más libres. Buenos Aires: Las Juanas Editoras, 185 páginas.

 

Este libro consta de una introducción y diez artículos compilados por Nadia Fink y Cecilia Merchán. Cada uno de ellos contribuye al estudio de la socialización y de la educación de las infancias desde una perspectiva que adopta la diversidad y la igualdad de género.  

Si uno abre esta obra en su último artículo puede encontrar una fundamentación del porqué denominado título "Ni una menos desde los primeros años". Es interesante porque propone no quedarse solamente con esa situación más extrema de la violencia hacia las mujeres y buscar las causas que profundicen sobre dicho acontecimiento.

Las diferentes partes del libro enfocan sobre una de las posibles causas, que es sin dudas la forma de crianza y la educación de niños y niñas. De esta manera, la contribución fundamental que brinda esta obra es develar, mediante los diferentes aspectos (como los juegos, los libros) que forman parte de la socialización de niños y niñas, que no hay nada natural en como expresamos la femineidad y la masculinidad, sino que, por el contrario, diferentes sociedades tienen distintas maneras de vivir la diferencia sexual. Esto implica que a partir de una información biológica se construye una "identidad de género".

En relación a dicho posicionamiento, Graciela Morgade, quien escribe otro de los artículos de esta obra, provee una buena argumentación, al considerar que a través de la familia, la escuela y los distintos espacios de interacción, se suelen transmitir significaciones hegemónicas acerca de qué es y cómo debe ser "una mujer" y qué es y cómo debe de ser "un hombre", más precisamente cómo se define lo masculino y lo femenino. Cabe destacar que lo más sorprendente de esta visión hegemónica es que ha sido naturalizada y quienes no responden a esta definición son consideradas personas sospechosas, "anormales".

Más allá de que Morgade evidencie que la construcción de dichas significaciones comienza desde el nacimiento, su mayor aporte es la descripción y el análisis que realiza acerca del ámbito educativo. Sus estudios le han permitido señalar que la educación presenta sesgos discriminatorios en el currículo formal, ya que detectó que la historia ha estado centrada en la celebración de los "héroes" militares o políticos, que el área de la educación física comprende contenidos para chicos y para chicas. La autora, no sólo pudo develar sesgos en el curriculum formal, sino que además el uso de lenguajes diferenciales para niños y niñas, diversas expectativas de rendimiento y comportamiento para unos y para otros, le permitieron evidenciar pautas discriminatorias en el currículo oculto. Una mención interesante de Morgade, poco conocida hasta el momento por los que estudiamos género en la educación, es la noción de currículo evadido u omitido. Este concepto hace referencia a aquellos contenidos que no son tenidos en cuenta por la escuela y que son de relevancia para la vida de los personas, fundamentalmente las cuestiones de la sexualidad, que las pocas veces que son abordadas se presentan mediante una visión biologicista o medicalizada, sexista y heteronormativa.

También Morgade menciona estereotipos de género en los libros e historietas. Pero quien realiza una mayor descripción y análisis de dicha cuestión es Fink en uno de los artículos que compone este libro. La autora comenta que si bien en la actualidad se desarrollan princesas más activas, que intentan romper con algunas reglas, hay constantes que no se han modificado. Justamente, este artículo presenta algunas continuidades, por ejemplo, que las mujeres en los cuentos tienen que cumplir el mandato que viene de la familia por herencia o por sangre y no por mérito propio. Las narraciones no muestran la realidad cotidiana de las mujeres, reuniéndose en la lucha colectiva, en la realización de proyectos grupales; sino que por el contrario, aparecen en situaciones de rivalidad, de envidia, y en la espera de la persona ideal que la rescate para cumplir un sueño. Y por supuesto, la historia finaliza con "un final feliz" o con la famosa frase "comieron perdices"; sin mostrar que la vida es cíclica y así como hay días buenos, hay días malos, hay devenires cotidianos y momentos felices por instantes.

Los juegos como otro de los elementos constituyentes de la crianza y la educación de los niños y niñas se convierten en una temática fundamental de este libro, mencionada por Morgade y abordada con mayor profundidad por Marcela A. País Andrade. Esta última autora, a partir de evidenciar que la historia del pensamiento lúdico estuvo centrada en la discusión del juego como cuestión de control social o como espacio de libertad, se concentra en reflexionar acerca de la igualdad/desigualdad de quienes juegan, categoría que todavía no ha sido estudiada. De esta manera, Andrade realiza un gran aporte para los que nos dedicamos a los estudios de género en educación, no solo porque indaga una temática poco abordada, sino porque además logra desentrañar toda una construcción cultural que gira alrededor de los juegos. Sus investigaciones, además de demostrar que a las niñas se les compran muñecas, cocinas, planchas para pasar el tiempo en el interior  de los hogares; y a los niños, pelotas, autos, para jugar en espacios públicos, permiten fundamentar que dicha división contribuye a configurar funciones futuras diferenciadas para hombres y mujeres.  

De esta manera, se tiende a delimitar, como menciona Mónica Tarducci y Marcelo Zelarallán, una "esfera pública" considerada dominio de los hombres, y un "ámbito privado" propio de las mujeres. Así en las sociedades patriarcales se establecen modelos opuestos, desiguales y jerárquicos que definen de manera "natural" a unos y a otros.

A través de otro de los artículos, Josefina Isnardi y Mariana Torres Cárdenas, complementan dicha argumentación cuando afirman que a partir de una lectura de los genitales y la anatomía con la que nacimos, nuestra cultura reduccionista establecerá una correspondencia que supondrá que aquella persona que posee sexo femenino manifestará un desarrollo de género o identidad "femenina" y una elección de objeto amoroso sobre el varón.

Se naturaliza así una posición heterosexual de la que tampoco está exento el varón. Aporte interesante de este libro, es la consideración de la temática de género, de manera amplia, no reducida exclusivamente a un estudio de las mujeres; sino que además profundiza acerca de la construcción hegemónica de la masculinidad que se realiza culturalmente.

De esta manera, lo importante de este libro, es que no sólo estudia y teoriza sobre los diferentes aspectos de la forma de crianza y la educación de niños y niñas; sino que también, tres de sus artículos presentan el relato de vida de Unrein, Prieto, Pita quienes cuentan con voz propia las situaciones de agresión y discriminación que han vivido por no encajar con esta forma de vida heterosexual. Además, incita constantemente a los lectores a reflexionar su propio trayecto de vida en relación a dichas cuestiones. Los siguientes interrogantes extraídos de diferentes artículos permiten evidenciarlo: "¿cuántos cuentos están protagonizados por papás a cargo de sus hijos o hijas? ¿Cuántos cuentos por madres electricistas? ¿Cuántos por familias con dos mamás, dos papás, una mamá sola, una abuela con un nieto recuperado?" (48) "¿A qué se juega en los espacios reglados y en los espacios de juego libre como los recreos? ¿A qué se les permite jugar?" (97).

Y por último considero que la contribución fundamental que realizan Fink y Merchán es su propia colección de libros "antiprincesas", que intenta relatar las diversas formas de vida de las mujeres, como las que rompieron el legado familiar, las que decidieron ser madres o no.

Verónica Fernández

Prof. en Ciencias de La Educación

Universidad Nacional de La Pampa

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