Introducción
El esquema general de la fisiología endocrina de la reproducción en la gallina está sujeto a variaciones derivadas de la selección genética y de los efectos ambientales.
La selección divergente para crecimiento y reproducción, llevó a la obtención de líneas y estirpes pesadas para producción de carne que presentan una marcada correlación negativa entre aptitud reproductiva y peso corporal, lo que hace necesario desarrollar estrategias de manejo efectivas que permitan compatibilizar ambos objetivos en las reproductoras.
De la misma forma se han encontrado diferencias en la aptitud reproductiva entre genotipos para carne seleccionados para crecimiento o para características relacionadas con la aptitud reproductiva3. Las señales ambientales proveen información sobre la temporada de reproducción. Éstas disparan cambios neuroanatómicos, neuroendocrinos y fisiológicos, preparando a los animales para la reproducción1.
La baja eficiencia reproductiva de las gallinas reproductoras para carne lleva a que las prácticas de manejo actuales incluyan restricciones alimenticias a menudo imprecisas y muy severas para limitar el crecimiento corporal en un esfuerzo para mejorar la producción de huevos (8.
Los diferentes programas de manejo (alimentación, luz, densidad, métodos de crianza y otros) están diseñados para modular la expresión del potencial de crecimiento y mejorar la eficiencia en la producción de huevos fértiles incubables6. La aptitud reproductiva de una población es modificada por múltiples factores que provienen del ambiente e interactúan entre sí contribuyendo a incrementar la capacidad de los reproductores pesados.
Si bien se han realizado avances significativos mediante el diseño de programas de luz y alimentación, aún deben desarrollarse programas de manejo especiales adaptados a las condiciones y recursos de cada caso en particular, estando en proceso de evolución continua siguiendo a los cambiantes requerimientos de las aves 7.
El efecto de la alimentación inadecuada sobre la producción de hormonas se ve reflejado en alteraciones del desarrollo folicular, tanto durante las etapas previas a la madurez sexual como en el ave adulta, provocando disrupciones en el patrón normal de producción o secreción del factor de liberación hipotalámico1.
Adicionalmente, los programas de manejo aplicados durante la cría y la recría pueden modificar en forma marcada las condiciones en las que se produce la madurez sexual, lo que hace necesario evaluar este proceso en sus aspectos anatómicos, fisiológicos y reproductivos. El proceso de maduración sexual en la gallina está asociado a un incremento en los niveles plasmáticos de 17 β-estradiol.
Esta variable es utilizada en el laboratorio para monitorear el grado de maduración de las aves, método que -aunque confiable- es invasivo y poco práctico. Los estrógenos producen cambios fácilmente perceptibles en los caracteres sexuales secundarios, lo cual permite que sean utilizados con mayor facilidad para evaluar la madurez sexual
Debido a que el tamaño de la cresta correlaciona positivamente con los niveles de estrógenos y con la edad al primer huevo, dicha variable es considerada útil para medir la tasa de maduración sexual. Hacia el final de la recría, la cresta aumenta de volumen, se torna más turgente y el ave puede perder algunas plumas primarias (muda prenupcial). Además, los huesos púbicos se ensanchan para dar paso al huevo.
Normalmente después de 10 a 11 días de iniciadas estas señales de pubertad perceptibles, se pone el primer huevo. El tamaño de la cresta comienza a incrementarse 3 a 5 semanas antes de la puesta del primer huevo; algunos autores recomiendan medir su altura a nivel de la cuarta espiga 4.
El inicio de la madurez sexual también se puede determinar mediante el examen de la cloaca en sus aspectos cualitativos y cuantitativos: hembras sexualmente maduras tienen 2,5 cm de ancho de cloaca10.
El objetivo del presente estudio fue evaluar el comportamiento de los indicadores zoométricos involucrados en el proceso biológico de la madurez sexual mediante el análisis multivariado para explicar su comportamiento conjunto y caracterizar su desarrollo.
Material y Métodos
Las distintas etapas del ciclo de los reproductores se llevaron a cabo en el Centro de Multiplicación de Aves de la Estación Experimental Agropecuaria Corrientes del INTA, en la Ruta Nacional N°12, km 1008, El Sombrero (Corrientes, Argentina).
En el ensayo se trabajó con 200 gallinas pertenecientes a la población sintética materna E del pollo Campero INTA (composición genética teórica 50% Cornish Colorada; 50% Rhode Island Colorada) y 200 al híbrido simple producto del cruzamiento entre las poblaciones sintéticas maternas ES*A (composición genética teórica 81,25% Cornish Colorada; 18,75% Rhode Island Colorada).
Las aves de cada genotipo se subdividieron en dos grupos, cada uno de los cuales recibió entre las semanas 5 y 22 uno de los siguientes tratamientos que consisten en modificaciones cuantitativas de las dietas: Grupo Estándar (programa de alimentación restringida, habitualmente aplicado en el establecimiento) y Grupo Estándar+10 (programa de alimentación con una modificación cuantitativa de la dieta consistente en un aumento del 10% en el aporte de nutrientes respecto del grupo control).
En las semanas 22 y 24 del ciclo de las reproductoras se registró individualmente en cada ave: índice de cresta (ICr, producto del alto de cresta desde su base hasta la punta de la cuarta espiga por su longitud desde el extremo anterior hasta el posterior, ambos registrados con calibre en mm2.), ancho de cloaca (ACl, distancia transversal en mm existente entre ambos extremos laterales de la cloaca con el ave en decúbito dorsal), ancho de la cadera (ACa, distancia transversal en mm existente entre ambos isquiones con el ave en decúbito dorsal) y longitud abdominal (LAb, distancia longitudinal en mm existente entre la apófisis esternal caudal y una línea imaginaria que une ambos extremos de los huesos coxales con el ave en decúbito dorsal).
Se realizó análisis canónico para representar la asociación lineal de las variables obteniendo ecuaciones que permiten explicar una porción de la variancia total de los datos independiente de las restantes componentes canónicas 2.
Resultados y Discusión
En la Tabla 1 y el Gráfico 1 se observan los resulta dos obtenidos al final de la semana 22 para los distintos grupos experimentales y su significancia estadística.
Se generaron cuatro componentes canónicas (las dos primeras explican el 94,87% de la variancia) cuyas ecuaciones asociadas son:
Primera Componente Canónica (PCC ) = 0,0027 ICr - 0,1908 ACl + 0,9655 ACa + 0,3714 LAb
Segunda Componente Canónica (SCC) = -0,00077 ICr + 0,2331 ACl + 0,2394 ACa + 0,5150 LAb
La primera componente (PCC) explica el 81,86% de la variancia y se correlaciona en forma positiva y significativa con ICr (r=0,787; p<0,0001), ACa (r=0,626; p<0,0001), LAb (r=0,527; p=0;0001) y no muestra asociación significativa con ACl (r=-0,072; p=0,268), correlacionando principalmente con el índice de cresta. Esto implica que, a mayor valor de PCC las aves presentan esencialmente mayor índice de cresta, ancho de cadera y longitud abdominal.
La segunda componente (SCC) explica el 13,01% de la variancia y se correlaciona en forma positiva y significativa con las cuatro variables, pero en mayor medida con ACl (r=0,921; p=0,0001) y menor medida con ICr (r=0,233; p=0,0003), ACa (r=0,572; p<0,0001) y LAb (r=0,515; p<0,0001). Es decir, que a mayor valor de SCC las aves presentan básicamente mayor ancho de cloaca y menor índice de cresta, longitud abdominal y ancho de cadera.
La inspección de los gráficos de barras correspondientes a la PCC muestra que bajo el régimen estándar de asignación de nutrientes, las aves E (E Est: 3,185 ± 0,1377) presentan mayor valor de la primera componente al igual que cuando se las compara en un ambiente con un aporte agregado del 10% (E +10: 3,617± 0,1487), que las aves del genotipo ES*A (ES*A Est: 1,470 ± 0,1026 y ES*A +10: 2,169 ± 0,1166).
En la Tabla 2 y Gráfico 2 se exponen los resultados obtenidos en la semana 24 para los distintos grupos experimentales y su significancia estadística.
Se generaron cuatro componentes canónicas (las dos primeras explican el 97,39% de la variancia) cuyas ecuaciones asociadas son:
1° Componente Canónica (PCC ) = 0,0024 ICr + 0,0472 ACl - 0,3635 ACa + 0,3269 LAb
2° Componente Canónica (SCC) = -0,0013 ICr + 0,0342 ACl + 1,2918 ACa + 0,1388 LAb
La PCC explica el 70,41°% de la variancia y correlaciona en forma positiva y significativa con el ICr (r=0,982; p<0,0001), el ACl (r=0,615; p<0,0001), ACa (r=0,423; p<0,0001) y LAb (r=0,459; p<0,0001, haciéndolo principalmente con el índice de cresta.
Esto implica que, a mayor valor de PCC, las aves presentan esencialmente mayor índice de cresta, ancho de cloaca, ancho de cadera y longitud abdominal. La SCC explica el 26,98% de la variancia y correlaciona, en forma positiva y significativa con el ACl (r= 0,525; p<0,0001), ACa (r= 0,887; p<0,0001) y LAb (r= 0,671; p<0,0001), correlacionando principalmente con el ancho de cadera y no muestra asociación con el ICr (r= -0,017; p=0,799).
La inspección de los gráficos de barras correspondientes a la PCC muestra que bajo el régimen estándar de asignación de nutrientes, las aves E (E Est: 4,181 ± 0,1671) presentan mayor valor de la primera componente al igual que cuando se las compara en un ambiente con un aporte agregado del 10% (E +10: 4,652 ± 0,1551), que las aves del genotipo ES*A (ES*A Est: 2,925 ± 0,0803 y ES*A +10: 3,130 ± 0,0814).
La PCC discrimina grupos genéticos y la SCC por el nivel de asignación de nutrientes. Las aves con un 10% más de asignación presentan un mayor desarrollo de los indicadores zoométricos de madurez sexual en ambos genotipos.
El mayor valor de los caracteres que exhibe la PCC indica un ave más cercana a la madurez sexual, lo cual permite asumir que al comparar dos genotipos en el mismo ambiente, el de mayor valor promedio de PCC está más cerca de la madurez sexual, asociada con un mayor índice de cresta, ancho de cloaca, ancho de cadera y longitud abdominal.
A su vez manteniendo los genotipos bajo dos ambientes diferentes, el de mayor valor promedio de PCC está más cerca de la madurez sexual, por lo cual la componente en sí indicaría mayor madurez. Hallazgos que coinciden con autores9) señalan que un aumento en la asignación de alimento hacia el final de la recría estimula una maduración sexual más uniforme en el lote debido a que existe una declinación de los requerimientos para crecimiento junto a un incremento de las demandas para el desarrollo del aparato reproductor e inicio de la producción de huevos.
Los resultados alcanzados por otros autores reportan que las aves sexualmente maduras alcanzan aproximadamente 25 mm de ancho de cloaca, sugiriendo su medición como método práctico para la evaluación de la madurez sexual 9.
A mayor valor de SCC las aves presentan básica mente menor índice de cresta y mayor ancho de cadera, longitud abdominal y ancho de cloaca. Este resultado muestra que existen dos fuentes de variación para el índice de cresta: una predominante, asociada positivamente al ancho de cloaca y la longitud abdominal y prácticamente independiente del ancho de cadera, y una segunda, menos trascendente, asociada negativamente con los tres indicadores restantes.
Tales resultados coinciden con otros estudios que asignan un fuerte componente genético a las variables relacionadas a la estructura ósea de la pelvis, con fuerte repercusiones en la fertilidad 5.
Se concluye que el aumento en la asignación de nutrientes produce un aumento significativo en el valor promedio de la componente canónica, lo cual sugiere un adelanto de la madurez sexual tanto en E como en ES*A, de mayor magnitud en las híbridas.