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Revista Escuela de Historia

versión On-line ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.9 no.1 Salta ene./jun. 2010

 

ARTICULO ORIGINAL

La historia local entre el ámbito educativo y las prácticas historiográficas. Consideraciones a partir de la Historia de los Pueblos en Buenos Aires

(The local history between the system education and the historiography practises. The "Historia de los Pueblos" of Buenos Aires)

Mariana Canedo
Profesora e Investigadora de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del CONICET.
e-mail:mcanedo@mdp.edu.ar


Resumen:
Este artículo aborda las vinculaciones entre la forma en que ha sido abordado lo local y la historia local en el ámbito educativo, y la trayectoria de esta práctica historiográfica en la provincia de Buenos Aires. Busca reflexionar sobre la  potencialidad de la historia local en la formación de la identidad y la ciudadanía.

Palabras clave:
Historia local; Educación; Historiográfica; Pueblos

Abstract:
This article approaches the entailments between the form in which he has been boarded the premises and local history in the educative scope, and the trajectory of this historiográfica practice in the province of Buenos Aires. It looks for to reflect on  potentiality of local history in the formation of the identity and the citizenship.

Keywords:
Local history; Education; Historiography; Towns


Introducción                                 

"Todo el mundo siente amenazada su identidad frente al poderosísimo rival que es la 'globalización'. Podríamos decir que hasta cierto punto nos sentimos expulsados de la patria, expuestos a los mortificantes peligros de la asimilación incondicional".1

Realizado hace ya unos años, el desafiante comentario de Ulrich Beck hace referencia a uno de los cambios producidos durante el denominado proceso de la globalización: la redefinición del carácter del estado-nación de los siglos XIX y XX como único productor de sentido colectivo. Frente a otras alternativas, la identidad nacional se había afirmado, no sin tensiones, durante esos siglos como hegemónica, constituyéndose en el principio dominante de orientación de las prácticas sociales y políticas.2 Durante la globalización, junto a la nación se reconocen otras instancias identitarias (la etnia, el género, diferentes minorías, los territorios mundializados, etc.) que son, cada una de ellas, productoras de sentido y afirman su idiosincrasia de manera concurrente o complementaria. En palabras de Beck, "las antiguas señas de pertenencia ya no bastan (...) la globalidad anula y vuelve a barajar la distinción entre lo interior y lo exterior, entre nosotros y ellos...".

Las tendencias universalistas del pensamiento moderno son criticadas. Fernández y Dalla Corte señalan la influencia del posmodernismo: "Contra  las explicaciones abstractas se restauraría la primacía del contexto, de lo práctico y de lo concreto, postulando que lo marginal, lo local y lo sensorial pueden luchar contra los centros de poder, las metrópolis y la tiranía de la teoría (...) se insiste una y otra vez en que, a la par de la emergencia de un mundo globalizado (...) subsisten realidades locales, localizadas y localizables, como por ejemplo las identidades que explotan para difuminar el propio fundamento en que se ha basado el Estado-Nación para su constitución como tal". 3

Dentro de las Ciencias Sociales también se han generado reflexiones y cuestionamientos, hasta sobre sus propias categorías de análisis. La propia noción de espacio como lugar de materialización de las culturas con fronteras definidas que permitiría ubicar un nosotros y un ellos, se ve modificada (aunque no anulada). Lo mismo sucede con la contemporaneidad.  Como plantea René Ortiz, la "lógica de la modernidad se concentro en esa configuración particular (estado-nación) y partidos políticos, clases sociales, estado, cultura, identidad son conceptos amplios pero que se aplican sobre todo a las realidades nacionales".4

Las preocupaciones acerca de la formación de identidades en un mundo global también han impulsado debates hacia los sistemas educativos, en tanto reconocidos instrumentos de formación de identidades nacionales en todos los países. Particularmente, se ha hecho hincapié en la valoración de la función formativa de la historia como disciplina escolar.

Como plantean  Carretero y Krieger, "si ya se debatía [en el ámbito de la enseñanza de la historia, MC) entre los objetivos disciplinares y societales, destinados a promover la lealtad nacional, ahora debe conciliarse con un sistema de valores globales -consensuados en los términos de lo políticamente correcto- y las aspiraciones especificas de las llamadas minorías".5

Entre las diferentes sendas por las que se orientan estas discusiones, lo local aparece como un posible anclaje identitario y la historia de la localidad con rejuvenecida  potencialidad. Como sintetiza Elvira Scalona: "En el marco de la globalización, los escenarios locales se consideran ámbitos privilegiados para la formación de la identidad y la ciudadanía, y es desde esta perspectiva que la historia local ha sido nuevamente colocada en el centro de la escena tanto en el ámbito de la producción del conocimiento como en el de su transposición didáctica".6

Ahora bien, la historia local, una práctica de larga data en diferentes lugares del mundo, ha estado asimilada fuertemente en la provincia de Buenos Aires a la historia de los pueblos. En los últimos años se han publicado artículos y libros que, originados en problemáticas diferentes (vinculadas a la historia rural, la nueva historia política, la historia de la iglesia, etc.), han hecho referencia a los pueblos conformados en Buenos Aires durante el siglo XVIII y primeras décadas del XIX. Esta heterogeneidad de prácticas conlleva cuestionamientos importantes al enfoque y las categorías tradicionalmente utilizadas.

Nos proponemos analizar las vinculaciones entre la forma en que ha sido abordado lo local y la historia local en el ámbito educativo, y la trayectoria de esta práctica historiográfica particularmente en la provincia de Buenos Aires, para así reflexionar sobre la  potencialidad de la historia local en la formación de la identidad y la ciudadanía.

El estudio de lo local en el ámbito educativo

El estudio de la localidad como forma y contenido de enseñanza de las Ciencias Sociales ha logrado construir un consenso basado en argumentos de variada índole.7 Siguiendo a Patricia Piccolini y Juan Ruibal, consideramos que es probable que sea "en la convergencia de tan variadas y, a menudo, contradictorias posiciones (donde) reside, creemos, la fuerza con la que se difunde la temática local en los programas de educación primaria y media".8 Señalan dos supuestos derivados del modo en que se justifica la relevancia de lo local en los contenidos de enseñanza:

1. "Parece existir la creencia de que los pequeños ambientes socioculturales son más democráticos que la sociedad en su conjunto".9 La participación de la sociedad local aseguraría contenidos más representativos de la realidad; los contenidos así delineados garantizarían una educación más democrática.

2."Se descuenta una considerable diferencia en el contenido de los conocimientos a escala local y a escala general". Los contenidos de la enseñanza uniformizante y la historia local resultarían incompatibles, quedando en esta última depositada la "verdadera historia", "la propia", ocultada por una historia más global, escrita desde el poder ("historia oficial", al servicio de los vencedores, de los poderosos, de los intereses foráneos). En esta línea de pensamiento lo local aparece como posibilidad de una historia más auténtica, protagonizada por actores antes negados.

Entre los distintos comentarios a realizar ante estos supuestos, nos detenemos en cuestionar, dado el tema del trabajo, si la unidad de análisis o "el espacio analizado" es lo que puede garantizar un determinado enfoque. "Historias barriales, de pueblos, ciudades y provinciales, suelen contener reducciones de la vida social a detalles pintorescos, trazados apologéticos de la trayectoria de las familias y de los prohombres locales". 10

Desde otra perspectiva, se fundamenta la selección de contenidos "locales" a partir de las experiencias y los conocimientos previos de los chicos.11 Estos estarían anclados fuertemente en el espacio local que les permitiría establecer puentes cognitivos entre lo que saben y los contenidos curriculares, así como otorgan valor emocional en la construcción del ciudadano a partir de mojones de identidad de la historia nacional que, por ejemplo, se ponen de manifiesto a partir de monumentos u otros recordatorios

¿Es representativo este anclaje de la experiencia infantil en marcos de la sociedad local? Más allá de la complejidad de la respuesta, el argumento debería incorporar la configuración de nuevos espacios simbólicos a través de las tecnologías audiovisuales. 

Dos cuestiones queremos derivar de estas fundamentaciones. La primera vinculada con los fines educativos y la selección de contenidos. Cabe preguntarnos, aunque sea en esta oportunidad sólo a modo de reflexión,  si existen acaso contenidos que los niños de una localidad deban conocer y los de la localidad vecina no. Seguimos las palabras de Tedesco, al plantear un necesario equilibrio en el tema:

 "El riesgo de respetar la diversidad cultural al extremo de negar la validez de cierto conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas, etc. cuya apropiación constituye la herramienta para comprender la realidad y participar en forma activa y conciente en su transformación es tan grave como el riesgo de proponer la apropiación de dichos conocimientos en forma alejada de los patrones de socialización local que provocan el fracaso masivo".12
 La segunda inferencia se centra en que así como se plantea una  identificación lineal entre lo local, lo culturalmente auténtico y lo popular, también aparece la creencia de una sociedad local que es, o fue, menos compleja que la sociedad en su conjunto.13 Aquí vamos a detenernos.  

La historia local en la Argentina

 Desde hace varias décadas, los diseños curriculares y  programas escolares han ubicado en los grados iniciales los estudios sobre la localidad, ratificando la creencia en su sencillez, y el valor educativo como primer escalón en el estudio de lo social,  para luego avanzar en la provincia, la región, el país, en algunos casos América o Latinoamérica, y el mundo (en una versión occidental muy acotada). Consideramos que las características predominantes de la historiográfica sobre lo local en la Republica Argentina han colaborado en profundizar la imagen simplificada de las sociedades en el pasado que se transmite en el ámbito educativo y en permitirle un lugar importante en la difusión del conocimiento. La reconstrucción de la trayectoria historiográfica  resulta útil para comprender la situación resultante.14 

La historia de lo local es, como hemos planteado, una práctica historiográfica universal y de larga data. 15 Generalmente, ha sido emprendida por historiadores no académicos, de formaciones autodidactas o provenientes de otras disciplinas. Es, como plantea Diego Armus,16 la historia de la patria chica, imbuida de una clara concepción positivista. Sus características centrales son fácilmente reconocibles: es una historia narrativa; forma una epopeya jalonada por hitos de un progreso (tan sospechoso como los hitos); destaca las singularidades de lo propio (remarcando una sugestiva excepcionalidad); está organizada en torno de anécdotas y personajes; las elites del lugar son los personajes protagónicos; se encuentra fuertemente vinculada con una historia de la familia orientada por la genealogía; presenta un mundo armonioso donde reina la homogeneidad y no aparece el conflicto.

Las características de la "historia local" son fácilmente reconocibles posiblemente porque se ha mantenido en el tiempo el mismo tipo de práctica historiográfica. Hemos ya planteado en otro trabajo, que consideramos que la forma en que la Historia como disciplina se institucionalizó a principios del siglo XX, sentó las bases en la Argentina para esta continuidad. Recordemos que hubo un exitoso esfuerzo de institucionalización vinculado con la generación de historiadores conocida como Nueva Escuela Histórica. Como plantea Pablo Buchbinder, esta creación significó una modificación sustancial de las condiciones materiales de ejercicio del oficio del historiador. Allí surgieron instancias de consagración para los nuevos profesionales de la historia y códigos comunes para los miembros de la corporación.17 Fernando Devoto, por su parte, indaga sobre "una de las posibles explicaciones de la larga hegemonía que impondrán en la historiografía académica argentina", señalando la conjunción del acceso al control de instituciones que aspiraban a monopolizar el saber histórico "legítimo", y que ellos mismos en parte habían creado, como un aspecto a considerar. En síntesis,

  "... la profesionalización de la Nueva Escuela histórica podía derivar o no de su formación sino de la legitimación que en ese sentido la sociedad local o sus elites estaban dispuestas a concederle, en tanto, una historiografía profesional académica aparecía como una necesidad funcional para la constitución de un pasado nacional que cobijara la identidad argentina que se esperaba construir desde la educación patriótica". 18  

Toda esta consideración (le) permite concluir que es difícil establecer una clara contraposición entre estos nuevos historiadores académicos y los historiadores amateurs desde la perspectiva de la concepción y producción historiográfica, por lo menos durante varias décadas del siglo XX.

 

 Las iniciativas de la Nueva Escuela Argentina fueron apoyadas por grandes fondos públicos y que sus miembros mantuviesen contactos con los distintos gobernantes de turno. Esta se puso de manifiesto, para los historiadores en el papel de constructores o legitimadores de la identidad nacional, a través del establecimiento de organismos específicos, series de publicaciones y organización de congresos.19

En diferentes capitales de provincias se impulso un proceso de creación de Juntas Provinciales, la realización de encuentros y congresos con reconocidos investigadores de la época, y el impulso a algunas publicaciones. Como ha observado Bazán, resulta importante tener en cuenta la importancia de estas instituciones en lugares donde el nivel educativo mayor era el secundario.20 Entre las características compartidas por estas historias regionales-provinciales se encuentra el impulso político, y hasta el origen, generado a partir de las celebraciones del Centenario de 1910, así como una reacción a la historia nacional porteñocéntrica. ¿Cómo se realizaba la elección de la unidad de análisis de las investigaciones? Lo político administrativo definió un marco de estudio común para todas las dimensiones (lo espacial, social, cultural, económico, etc.) identificando un nosotros y un ellos que se antepone a los estudios.21

La historia de lo local se mantuvo en este contexto como dominante en los trabajos realizados, formando el eje de esa identidad regional-provincial. Una supuesta cadena relacional uniría la historia local, provincial, con la nacional, y desde ese supuesto cada historia incorporaría un valor propio que le otorgaría cierta singularidad en la unidad mayor, el estado nacional.

Estos planteos parecieran seguir vigentes. Bajo el concepto de historia nacional, Omar Acha analiza prácticas historiográficas contemporáneas pos-dictadura, y remarca en estas historias la evocación de "una trayectoria comunitaria que pueda ser enunciada como representación del devenir de una nación, un pueblo o una sociedad". Aclara que "en el fuelle de la historia nacional se modula todavía la aspiración de proponer una aventura colectiva, y sobre todo el cruce de una actividad especializada como es la práctica historiadora con el uso público de la historia".22

La historia de los pueblos en Buenos Aires

En la provincia de Buenos Aires, el desarrollo institucional de la Historia como disciplina se centró en construir un aparato consagrado a la producción e investigación histórica. En este caso estuvo acompañado por los Congresos de Historia de los Pueblos desde mediados de siglo XX y por los esfuerzos puestos de manifiesto en las publicaciones realizados por el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires.

Justamente, constituyen los ejemplos más evidentes los volúmenes dirigidos por Ricardo Levene sobre Historia de la Provincia de Buenos Aires y formación de sus pueblos, publicados a partir de 1949. Allí, A. Salvadores, Roberto Marfany, Enrique Barba, Juan P. de Lazaro y Guillermina Sors de Tricerri presentaron una "síntesis sobre la historia de la provincia de Buenos Aires (desde los orígenes hasta 1910)" a través de los partidos en que la provincia de Buenos Aires se encontraba dividida en el momento de la publicación.23

En cada caso, ordenados alfabéticamente según el nombre del partido, los subtítulos son "Origen y evolución política", "Aspecto económico", Aspecto religioso y cultural", "Límites extensión y población". Pese al formato compartido, la producción de cada autor puede diferenciarse aunque el sesgo común se manifiesta en "origen y evolución política", el apartado más extenso. El impacto de estas obras sobre la historia de los pueblos en Buenos Aires ha sido muy alto, y la descripción sobre el "origen" de cada uno constituye un mito de fundación que se encuentra presente en la mayor parte de las obras de divulgación y académicas que tratan el tema. Vamos a detenernos, específicamente, en cómo se narra la formación de los pueblos en la campaña de Buenos Aires durante el período colonial y la primera mitad del siglo XIX.24

La organización realizada siguiendo los partidos en que se encontraba dividida de la provincia de Buenos Aires en el momento de la publicación genera varios inconvenientes. Por un lado, resulta una mirada jurisdiccional y territorial anacrónica para los procesos históricos presentados, generalmente desde los pagos de extensión mayor. En varias ocasiones se busca dar idea de un proceso que se inicia en "tiempos inmemoriales". Por ejemplo, al abordar Las Conchas (Tigre), Magdalena y Luján, se reitera dicha idea:

"En 1580, al fundar Buenos Aires, Juan de Garay repartió entre sus primeros pobladores tierras inmediatas al río de Las Conchas (...). A partir de ese año comenzó a mencionarse el pago de Las Conchas (...) El 23 de octubre de 1730 dicho pago quedó repartido entre los curatos de "Monte Grande", "Luján" y "Matanza y parte de Las Conchas".

"A partir de la fundación de la ciudad de Buenos Aires efectuada por Juan de Garay en 1580, se comenzó a distinguir diversos pagos y parajes comprendidos en su distrito. Uno de los pagos era el de la Magdalena (...)".

"... al efectuar Juan de Garay la fundación de Buenos Aires en 1580, repartió entre algunos de los primeros pobladores de la ciudad tierras inmediatas al  actual río Luján".

Por si quedan dudas, en el caso de Exaltación de la Cruz, se plantea que:

"Entre los diversos partidos de la provincia de Buenos Aires, el de la Exaltación de la Cruz pertenece al grupo de aquellos en que la colonización inició en fecha más remota, desde que arranca la fundación de Buenos Aires efectuada por Juan de Garay en 1580".25  

En otros casos, la "fundación" del pueblo aparece con mayor precisión. El caso de San Antonio de Areco forma parte de un modelo explicativo aplicado a diferentes pueblos en Buenos Aires durante el período colonial que ha resultado exitoso. Específicamente, la formación de los pueblos en la campaña de Buenos Aires durante el período colonial ha sido vinculada al Estado colonial (en su doble función defensiva  y organizativa del territorio) o al papel aglutinador de población de la Iglesia católica en la campaña (más allá de que formase parte del Estado colonial en la época). Algunos ejemplos:

"... en ese caso, (Pilar, MC) como muchos otros que ofrece la historia de los pueblos bonaerenses, el templo parroquial fue un centro de atracción de población por las importantes funciones de Registro Civil que en ese entonces estaban confiadas exclusivamente a las parroquias"26.
"La traslación de la Guardia de Luján y construcción de un nuevo fuerte, es el punto de partida de la formación de la actual ciudad de Mercedes. El capitán Sardén27 procedió a partir del 1 de enero de 1780 a reunir alrededor del fuerte a los habitantes dispersos de la campaña inmediata, los que constituyeron el primer núcleo de población".28

La historiografía sobre el tema también ha identificado la motivación específica de varios casos de "terratenientes" que incentivaron la formación de un pueblo donando una porción de tierra o colaborando en el desarrollo del mismo. Alberto De Paula ha señalado la importancia de "la voluntad fundante por parte del terrateniente de cada lugar", especificando que, sin embargo, "fue dispar la relación del terrateniente con la génesis urbana". Carlos Birocco, por su parte, resalta que: "A diferencia  de la franja fronteriza, allí (en la zona de ocupación poblacional más antigua de Buenos Aires, MC) la fundación de los pueblos respondió enteramente a la iniciativa privada. Nunca ha de insistirse  bastante sobre  el papel fundamental que cupo a los terratenientes, que eran quienes proporcionaban una parcela para fundar el poblado y engendrar solares".29 Sin embargo, el tema merece seguir siendo profundizado. Si, claramente,  de la compilación de Levene surge que las anécdotas y protagonistas de los relatos se encuentran vinculadas usualmente a las "elites" del lugar. Por ejemplo,

"... el origen del pueblo de la Magdalena está ligado a los nombres de Juan Noario Fernández y Juan Blanco, vecinos del paraje que promovieron y costearon la instalación de la capilla, y de Toribio Lozano, que donó el terreno en que fue edificada".
"Entre los primeros pobladores (del pueblo de Navarro), citaremos a María Josefa Muñoz, viuda de Matías Bernardo Santa Ana, y a José López, nombres que destacamos por su vinculación a los terrenos en que se formó el pueblo".30

A este modelo de parroquias, fuertes y "terratenientes" se le incorporan como elemento explicativo del origen de los pueblos dos reducciones de indios, para Baradero y Quilmes, en dos oportunidades el puerto y las postas, aunque acompañados de otras variables. También se le incorpora una fecha de fundación que responde a la misma lógica de pensar en acontecimientos. En el caso de Areco, la fecha de la fundación es justificada de la siguiente manera:

"El 23 de octubre de 1730 el Cabildo "Eclesiástico de Buenos Aires Sede Vacante  proveyó un auto por el que erigió varios curatos en la campaña bonaerense (...) Una de las nuevas parroquias fue la de Areco (..) y por capilla interina la capilla de San Antonio.
La importancia que esta adquirió con su nueva jerarquía, debe haber influido para que sus propietarios concibiesen la idea de fundar un pueblo junto a la misma, en los terrenos de su pertenencia. Surgía así el pueblo de San Antonio de Areco al darse realización a tal proyecto".31

La persistencia del relato historiográfico en obras de difusión, en una versión aún más simplificada, es evidente en la siguiente cita publicada como primera edición en el año 2006:

"En 1726, José Ruiz de Arellano fundó una capilla dedicada a San Antonio en tierras que había recibido por sus servicios a la Corona española. Sin embargo, la fecha de fundación del pueblo de San Antonio de Areco se fijó el 23 de octubre de 1730. Ese día el Cabildo Eclesiástico creó las seis primera parroquias...".32

Los mojones identitarios que, aludíamos, vinculan la historia local con la historia nacional (y "provincial"), se ponen de relieve en los siguientes ejemplos:

"... desde 1811, en que tuvo lugar frente a sus costas el primer combate naval argentino entre las fuerzas de Buenos Aires y las realistas comandadas por Azopardo y Romarate, respectivamente, el vecindario de San Nicolás ha tenido destacada y patriótica intervención en diversos acontecimientos de aquella índole".
"Entre los sucesos políticos más trascendentales que han tenido lugar en la ciudad, mencionaremos el Acuerdo de San Nicolás, convenido entre los gobernadores de las provincias argentinas el 31 de mayo de 1852...".
"En Pergamino, ha tenido lugar un importante acontecimiento militar de la historia argentina: el motín de Fontezuelas, es decir, la sublevación encabezada por Ignacio Álvarez Thomas en abril de 1815, que influyó en la caída del director Alvear. Su proximidad a Santa Fe explica que más de una vez sufriera la invasión de fuerzas armadas durante la guerra civil que mantuvieron las provincias del litoral con Buenos Aires, uno de cuyos importantes hechos militares, la batalla de Cepeda, se libró en el distrito el 1º de febrero de 1820."
"En los campos de Navarro tuvo lugar el 9 de diciembre de 1828 un hecho militar de singular importancia en la historia de la provincia de Buenos Aires: nos referimos a la batalla de Navarro, en la que las fuerzas de Lavalle vencieron a las de Manuel Dorrego, a la sazón Gobernador titular de la Provincia, quien por orden del vencedor fue ejecutado allí mismo el 13 de diciembre inmediato".
"A la historia del partido de Monte está vinculada una figura de singulares caracteres de nuestra historia: nos referimos a Juan Manuel de Rosas, quien poco después de la Revolución de Mayo adquirió en el distrito (...) la estancia "Los Cerrillos", donde organizó los escuadrones gauchos de "Colorados del Monte", con los que el futuro dictador iniciaría su intervención en las luchas políticas de Buenos Aires".33

Ejemplos como estos pueden encontrarse a lo largo de la mayoría de los pueblos tratados.

A modo de balance

Las prácticas historiográficas de mediados del siglo XX han comenzado, más tardíamente que en otras problemáticas,  a ser modificadas en lo que a la historia de los pueblos se refiere. El pasaje de una campaña basada en una estructura bipolar, estanciero-peón, a otra con distintos sectores de productores, mercaderes, artesanos y otros sujetos sociales, con tramas de relaciones sociales y económicas complejas, donde el parentesco, la vecindad y el paisanaje participan en su articulación, con diferentes niveles y tipos de conflictos, generó un efecto dominó para los estudios sobre la sociedad de la campaña que no se ha detenido. Dentro de los distintos caminos por donde el conocimiento sobre las sociedades de la campaña ha avanzado, los pueblos se han ido haciendo presentes: se los ha ubicado dentro de los distintos procesos de colonización de la campaña, destacándose la importancia socio-demográfica que en algunos casos han logrado durante el siglo XVIII y XIX. Se han comenzado a hacer presentes en algunas cuestiones asociadas con funcionamiento del poder administrativo, comercial, judicial, eclesiástico en la campaña, y al analizarse determinados sectores sociales y sus redes de relaciones, al igual que en la conformación del poder, del papel de los "ciudadanos" y del estado provincial en proceso de dinámica consolidación y legitimación de su autoridad.

Estos avances, los cuales implican una multiplicidad de trabajos cuya referencia es un trabajo arduo y espinoso para realizar aquí, presentan como característica historiográfica un desplazamiento en el objeto de estudio que ha nuestro entender no es menor y que es lo que permite profundizar los análisis. Los pueblos de la campaña en Buenos Aires se han convertido, como objeto de estudio en las relaciones de poder, en los intercambios mercantiles, en el accionar de las elites, en conflictos sociales, que si bien se territorializan, no lo hacen de manera dada y uniforme, sino como hipótesis de la investigación que les permite formar parte de tramas mayores, recuperar otros sujetos históricos y lograr un nivel explicativo cada vez mayor.

Esta heterogeneidad de prácticas historiográficas contrasta cada vez más con el predominio de la historia de los pueblos asociada a la historia local.

¿Cuál es la posibilidad de que los cambios historiográficos tensionen el alto impacto de difusión y de anclaje identitario en el ámbito educativo de la historia local?

Hemos analizado cómo las concepciones predominantes de historia local, regional-provincial, nacional que tienen predefinido el objeto y sentido de estudio, presentan importantes limitaciones para la investigación como para la docencia. El sentido que guía las prácticas se encuentra subordinado ante la posibilidad de profundizar preguntas, de abrir puertas a la comprensión y a la explicación de los procesos históricos y de las experiencias de los sujetos. Las consecuencias de esta elección, ejemplificado a partir de la historia de los pueblos en Buenos Aires, se reflejan específicamente en:

- El anacronismo de esta definición en relación con el momento en que se considere la localidad o la región.  - La atemporalidad generada a partir del desplazamiento de la concepción hacia diferentes momentos del pasado. Los "orígenes de" y no considerando los procesos en cada etapa.

- Tiene un origen, generalmente mítico o acompañado por "anécdotas", que plantea un momento de inicio de su existencia, en detrimento de los procesos de formación. Los orígenes así concebidos suelen plantearse como tiempos inmemoriales o remotos que, como los mitos de fundación, tienden a establecer un status quo en las relaciones de poder.

- Conjuntamente existen fechas creadas como hitos de la localidad o la región y su evolución hacia la civilización, la Argentina Moderna o el presente.

- Los sujetos históricos quedan supeditados al gran protagonista, la localidad o la región. 

- Platea un nosotros/ellos constante, independientemente de lo investigado, que se vincula con la pertenencia o no a la localidad o a la región.

Pero también, y sobre todo, las limitaciones en estas concepciones surgen para ser consideradas un ámbito privilegiado para la formación de la identidad y la ciudadanía, diferente a la vinculada con el proceso de formación del estado-nación durante el siglo XIX y gran parte del XX..

Los cambios no parecen fáciles ni rápidos. La globalidad, posmodernidad y aledaños parecen haberse encontrado con un hueso duro de roer: capillas, fuertes y terratenientes... en la identidad construida sobre los orígenes de los pueblos en la provincia de Buenos Aires con gran impacto en el ámbito educativo y en la difusión del conocimiento.

Sin embargo, no queremos parecer -no lo somos- pesimistas. Seleccionamos, entre las propuestas vinculadas con caminos para generar modificaciones, los comentarios realizados en un reportaje publicado en un diario por Darío Barriera. Allí, Barriera hace hincapié en ser cuidadosos con las preguntas que nos formulemos en una indagación o investigación (y agregamos nosotros, ante cualquier análisis o en una lectura):

"Oír, leer, escribir y enseñar historia depende mucho de las preguntas que tengamos en mente, ya que cuando preparamos su formulación estamos pensando y organizando nuestra manera de interpretar el mundo".34

Las preguntas, universales y generales, en la investigación y en la enseñanza de las Ciencias Sociales no se caracterizan por tener respuestas tajantes. Son incentivadoras para abrir puertas y ventanas, para formular más preguntas y, de esta manera, disparar un proceso de construcción de conocimiento complejo, enriqueciendo las capacidades interpretativas de los ciudadanos.

"Las historias locales o provinciales pueden considerarse observatorios -casi diría como excusas- para estudiar el sentido de procesos que atraviesan múltiples espacios y a distintas escalas".

Para finalizar, compartimos las palabras de Barriera cuando plantea:

"Conocer el pasado, más que una necesidad es un derecho. Para comprender nuestro presente y para transformarlo tenemos que comenzar por asumir que esto se juega sobre todo en el campo de la acción. El conocimiento es un recurso, y no una finalidad ni un agente que hace cosas por nosotros. Tenemos derecho a saber más para tener más elementos con los cuales orientar nuestras decisiones para hacer.

Del conocimiento sobre el pasado no provienen, necesariamente, esclarecedoras iluminaciones; sin embargo, ignorar lo que nos enseñan la historia y las ciencias sociales nos sumiría sin ningún tipo de duda en una oscuridad indeseable. Saber más sirve, justamente, para tener más recursos. En tal caso, más que necesario, es deseable. No creo saber cuánto conocen los santafesinos y las santafesinas sobre la historia de su provincia. De lo que estoy seguro es que no importa cuánto sepan sino cómo construyen ese conocimiento. En este plano, hay muchísima gente trabajando en docencia con ideas muy innovadoras, y sobre todo, enseñando a hacer buenas preguntas". 35

Citas y Notas:

1. Beck, Ulrich. "La cuestión de la identidad", en El País, 11-11-2003.         [ Links ]

2. La bibliografía sobre el proceso de construcción de la identidad nacional aunque fuese limitado a la Republica Argentina supera las posibilidades del artículo. Señalamos, sólo a modo de ejemplo de las tensiones y conflictos del proceso histórico de fines de siglo XIX y primeras décadas del XX, los trabajos de Bertoni, Lilia Ana, "Construir la nacionalidad: héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891", y "Soldados, gimnastas y escolares. La escuela y la formación de la nacionalidad a fines del siglo XIX", en Boletín del  Instituto de Historia Argentina y Americana, Buenos Aires, FCE-UBA, num. 5, 1992 y num. 13, 1996, respectivamente. También, la victoria simbólica de los grupos dirigentes del Estado argentino al imponer, a partir del "Centenario", la conmemoración del 25 de Mayo en nombre de la patria y la tradición nacional por sobre el rito heroico obrero y la simbología libertaria de los anarquistas en torno a las celebraciones del 1 de Mayo. Suriano, Juan "Banderas, héroes y fiestas proletarias. Ritualidad y simbología anarquista a comienzos del siglo" en: en Boletín del  Instituto de Historia Argentina y Americana, Buenos Aires, FCE-UBA, num. 15, 1997.         [ Links ]

3. Fernandez, Sandra y Gabriela Dalla Corte (comp) Lugares para la Historia. Espacio, Historia regional e Historia Local en los estudios contemporáneos, Rosario, UNR, 2001, p.9 y 10.         [ Links ] La complejidad del tema no es menor. Para algunas perspectivas, la "vieja cuestión nacional" ya no seria un horizonte final o sujeto privilegiado de la política. La cuestión local, también llamada situación, no seria excluyente de la cuestión global: "la verdadera situación -su especifica singularidad- estriba en como se conjuga en cada caso particular, la articulación de la dinámica local/global."  La Vaca, "Lo global, lo local y lo múltiple" www.lavaca.org.ar

4. Ortiz, Renato, Mundialización y cultura, Buenos Aires, Alianza (1994) 1997. En un sentido similar, Becker denomina "teoría de la identidad territorial excluyente" y cuestiona el nacionalismo metodológico.

5. Carretero, Mario y krieger Miriam, "Forjar patriotas o educar cosmopolitas? El pasado y el presente de la historia escolar en un mundo global", en Carretero Mario y Voss, James (compliladores) Aprender y pensar la Historia, Amorrortu, Buenos aires, 2004.         [ Links ]

6. Scalona, Elvira, "La historia local como contenido de enseñanza" en: Fernández, Sandra (compiladora), Más allá del territorio: la historia regional y local como problema. Discusiones, balances y proyecciones, Rosario, Prohistoria Ediciones, 2007, p.170. ISBN 987-22462-0-3.         [ Links ]

7. También influyen los procesos políticos de descentralización educativa de los años 70 como el realizado hacia fines de los 80 en algunas provincias, aunque no nos detendremos en ellos por exceder al trabajo.

8. Piccolini, P. y J. Ruibal, "La Localidad en la Escuela. Entre el consenso y el desconcierto" en Entrepasados. Revista de Historia. Año II, Num. 3, 1992, p.74.         [ Links ] 

9. Piccolini, P. y J. Ruibal, "La Localidad en..." Ob.cit., p.72.

10. Piccolini, P. y J. Ruibal, "La Localidad en..." Ob.cit., p.73.

11. Luc Jean-Noel, La enseñanza de la Historia a través del medio, Madrid, Cincel-Kapelusz, (1981), 1985, quinta reimpresión.         [ Links ]

12. Tedesco, Juan Carlos, El desafío educativo, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1987.         [ Links ]

13. Durante las últimas dos décadas, reaparece lo local asimilado a la gran ciudad, buscando superar ya en época de la globalización las tensiones en torno a la identidad colectiva y la participación ciudadana, más que con la enseñanza de la historia y los sujetos históricos.

14. Las reflexiones que continúan se encuentran centradas en la Historia local por considerar que, por lo menos para el caso analizado en Buenos Aires, mantiene problemáticas, influencias teóricas e historiográficas y fuentes propias. Esto no implica desconocer los vínculos entre esta práctica historiográfica y la de las historias regionales y nacionales, ni compartir parte de las reflexiones abordadas sobre la historia regional por otros colegas. Por otro lado, la vastedad de bibliografía sobre la historia regional supera el objetivo del trabajo. Citamos, a modo de ejemplo de la variedad de posibilidades, trabajos publicados en otros números de esta misma revista, Mata de López, Sara, Historia local, historia regional e historia nacional. ¿Una historia posible?, Revista 2. Escuela de Historia, Año 2, Vol. 1, Nº 2, 2003;         [ Links ] Pérez Serrano, Julio, Perspectivas para una nueva historia regional en tiempos de la globalización, Revista 4, Escuela de Historia,   Año 4, Vol. 1, Nº 4, 2005.         [ Links ]

15. Sobre la historia local en otros contextos, ver: Barriera, D. "Después de la microhistoria. Escalas de observación y principios de análisis: de la microhistoria al microanálisis radical", en Barriera, D. (comp.) Ensayos sobre microhistoria, México, Jitanjafora, Prohistoria, 2002.         [ Links ]

16. Armus, D. (comp.) Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia Social Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1990, p.11.         [ Links ]

17. Buchbinder, P. "Vínculos privados, instituciones públicas y reglas profesionales en los orígenes de la historiografía argentina", en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani", num. 13, 1996, pp. 59-82.         [ Links ]

18. Devoto, F. "Estudio preliminar" en VV.AA La historiografía en el siglo XX, Buenos Aires, CEAL, pp. 7-22.         [ Links ]

19. Resulta interesante que en las primeras páginas de las publicaciones se hacen presentes las autoridades del gobierno de turno y luego las académicas, poniendo de manifiesto la continuidad y jerarquías.  Es la época de la Academia Nacional de la Historia (1938), de los 14 volúmenes  de la Historia de la Nación Argentina, del II Congreso Internacional de Historia Americana, emprendimientos vinculados con la figura de Ricardo Levene.

20. Bazán, A. "La historiografía del noroeste argentino", en Comité Internacional de Ciencias Históricas. Comité Argentino, Historiografía Argentina, 1958-1988. Una evaluación crítica de la producción histórica nacional, Buenos Aires, 1988, pp. 89-90.         [ Links ]

21. Canedo, M. La Historia de los Pueblos en Buenos Aires (siglos XVIII-XIX). Trayectoria historiográfica y posibilidades heurísticas,  Buenos Aires, UNLa, junio 2006.         [ Links ]

22. Acha, O. "Las narrativas contemporáneas de la Historia Nacional y sus vicisitudes", en Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento critico, Buenos Aires, N. 1, 2005, p. 9 y 10.         [ Links ]

23. Levene, R. Historia de la Provincia de Buenos Aires y la formación de sus pueblos, La Plata, Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 1949, volúmenes I.         [ Links ] Otra línea de publicaciones del Archivo de la Provincia de Buenos Aires es la serie "Contribución a la historia de los pueblos de la Provincia de Buenos Aires", con unas 30 obras monográficas que generalmente profundizan "los orígenes" de una ciudad cabecera de partido, realizadas a partir de 1930, prácticamente publicadas una por año.

24. Según presentan los distintos autores de la compilación, son 39 los pueblos o ciudades con "el origen" ubicado durante el período colonial (20) y la primera mitad del siglo XIX (19). San Nicolás de los Arroyos, San Antonio de Areco y Luján  en torno a mediados del siglo XVIII, otros 14 pueblos durante la segunda mitad del siglo y Lobos, Chascomus y Navarro en la primera década del siglo XIX. A partir de 1810, de los 19 poblados ubicados, 10 se encuentran en la década de 1830 (año 1839).

25. Levene, R. Op.Cit. pp. 357, 415, 403, y 211. Analía Duffau  ha señalado al respecto que "cuando se trata de "pueblos" pertenecientes a un mismo pago de origen, la descripción de esta primera parte es casi idéntica". En Duffau, A. "¿Fundación o "formación"? El origen de los pueblos de la Provincia de Buenos Aires y Ricardo Levene (1730-1860)", mimeo.

26. Levene, R. Op.Cit. p. 538.

27. En 1778, el virrey Vértiz encomendó al capitán Juan José de Sardén la tarea de reorganizar los fuertes y fortines de la frontera. Canedo, M. "Fortines y pueblos en Buenos Aires colonial borbónico. Una política de urbanización de frontera", en Mundo agrario. Revista de Estudios rurales, vol. 7, Num. 13, 2006          [ Links ]

28. Levene, R. Op.Cit. pp. 454.

29. De Paula  A. y R. Gutiérrez, "Las ciudades y el medio rural", en Nueva Historia de la Nación Argentina, Argentina, Planeta, 1999, t. II, p.71.         [ Links ] También, De Paula "Origen, evolución e identidad de los pueblos bonaerenses". en Academia Nacional de la Historia,  Buenos Aires, 1996.         [ Links ] Birocco, C. Cañada de la Cruz. Tierra, producción y vida cotidiana en un partido bonaerense durante la colonia. Municipalidad de Exaltación de la Cruz, 2003.         [ Links ]

30. Levene, R. Op.Cit.pp. 416 y 480.

31. Levene, R. Ob.cit. pp. 603-604.

32. VV.AA, Argentina, Pueblo a Pueblo. Arte Grafico Editorial Argentino, tomo V, 2006, p. 701.         [ Links ]

33. Levene, R. Op.Cit. pp 629, 525, 482-483, 471, citados por Duffau, A. "¿Fundación o "formación"?

34. Barriera, D. "Conocer el pasado, más que una necesidad es un derecho" en www.lacapital.com.ar/2006/03/18/educacion/noticia 277906.shtml         [ Links ]

35. Barriera, D. "Conocer el pasado, más que una necesidad es un derecho" en www.lacapital.com.ar/2006/03/18/educacion/noticia 277906.shtml         [ Links ]

 

 

 

 

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