SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.9 issue1The local history between the system education and the historiography practises: The "Historia de los Pueblos" of Buenos AiresA historian on the borders: Ceferino Garzón Maceda and his place in Cordoba's Historiography author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Revista Escuela de Historia

On-line version ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.9 no.1 Salta Jan./June 2010

 

ARTICULO ORIGINAL

Ramón Tissera, entre historia y política en la provincia del Chaco
(Ramon Tissera, between history and politics in the province of Chaco)

María Silvia Leoni
Instituto de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Nordeste, Av. Las Heras 727, Resistencia, 3500, msleoni@hum.unne.edu.ar


Resumen:
La discusión sobre la historia regional que se inicia en la década de 1980 en el ámbito de la historiografía argentina otorga una gran trascendencia a los alcances y posibilidades que se le atribuían a aquella desde una perspectiva que se presentaba como novedosa por oponerse a los estudios ceñidos a los límites provinciales. Sin embargo, antes de que se planteara esta cuestión en el campo historiográfico, se registraron posicionamientos y prácticas vinculados con la construcción de las regiones y los estudios regionales.
En este sentido, las reflexiones de Ramón Tissera a comienzos de la década de 1970 resultan un aporte de interés en este esfuerzo por definir la región en la cual este autor se hallaba inserto. Por otro lado, el análisis de su producción revela la dificultad para definir el marco regional, así como la tardía conformación y las características particulares del campo historiográfico regional y su vinculación con el campo político.

Palabras Clave:
Historiografía; Política; Intelectuales; Chaco; Región

Abstract:
The discussion on the regional history that begins in the decade of 1980 in the field of the Argentine historiography grants a great transcendency to the scopes and possibilities that were assuming to that from a perspective that one was presenting like new for being opposed to the studies encircled to the provincial limits. Nevertheless, before this question was appearing in the field historiográfico, positionings and practices were registered linked by the construction of the regions and the regional studies.
In this respect, Ramon Tissera's reflections at the beginning of the decade of 1970 turn out to be a contribution of interest in this effort to define the region in which this author was situated inserted. On the other hand, the analysis of his production reveals the difficulty to define the regional frame, as well as the late conformation and the particular characteristics of the field historiográfico regionally and his entail with the political field.

Keywords:
Historiography; Policy; Intelectuals; Chaco; Region


Itinerario biográfico

Ramón de las Mercedes Tissera (1920-1981) nació en Córdoba, se radicó en Chaco desde edad temprana y falleció en Resistencia. Se recibió de bachiller en el Colegio Gral. José María Paz de esta ciudad en 1937. Luego realizó estudios universitarios incompletos en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y en el Instituto de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba. 

Como periodista, fue redactor en los diarios La Voz del Chaco y El Territorio de Resistencia; de los periódicos Renovación, Oposición y Nueva generación y de la revista Córdoba Ilustrada en la ciudad homónima.  También colaboró con los diarios Los Principios de Córdoba y Clarín de Buenos Aires. Pero donde probablemente dejó su mayor impronta fue en el diario Norte de Resistencia, del cual fuera personal fundador en 1968 y secretario de redacción.1

Tissera participó del movimiento provincialista del territorio a fines de la década de 1930. Como político militante de la UCR primero y luego de la UCRI, fue electo diputado provincial, cargo que ocupó en tres períodos entre 1958 y 1966, bajo las gestiones de Anselmo Zoilo Duca y Deolindo Felipe Bittel. Se preocupó fundamentalmente por las leyes sociales. Fue asimismo asesor en la Legislación Social del Ministerio de Bienestar Social, entre 1971 y 1973 y director de Prensa de la Cámara de Diputados de la Provincia del Chaco entre esa última fecha y 1974.

Tempranamente se incorporó a la naciente vida intelectual de Resistencia en el marco del Ateneo del Chaco, institución con fines culturales creada en 1938. Al año siguiente, Efraín Boglietti informaba sobre los deseos de un grupo de jóvenes por incorporarse; así se creó la Subcomisión Juventud, para menores de veintidós años, que auspiciaría distintas conferencias a cargo de estos jóvenes. Entre ellos, podemos señalar, junto con Tissera, a Rosa Maluff, Antonio Yurkevich y Carlos Matta. Esta nueva generación, entre quienes se encontrarían también Diego Pro, Julio Florencio Acosta y Adolfo Cristaldo, publicó sus primeros trabajos literarios en los periódicos locales promovida por el Ateneo.

Distintas actividades e instituciones culturales y educativas contaron luego a Tissera entre sus promotores, como la SADE filial Chaco, en la década de 1940,2 la que tenía la finalidad de dar respaldo a la presencia de los escritores chaqueños en los encuentros nacionales, pero que también comenzó a desarrollar una importante labor cultural a través de la organización de conferencias, y la Junta de Historia del Chaco, aparecida en la década de 1970, de breve vida, cuyo principal aporte consistiría en los tres números de su revista, publicada entre 1978 y 1980. Las reuniones de la Junta fueron esporádicas, limitadas a programar conferencias y adhesiones, por lo cual fue languideciendo hasta desaparecer. Ella constituyó un intento por vincular a los historiadores universitarios con aquellos "amateurs" que habían iniciado la producción historiográfica en la provincia.

Tissera fue también integrante de la Junta Promotora Provisional del Chaco Pro Universidad del Nordeste, erigida el 16 de noviembre de 1955 y presidida por Arturo Lestani, para luego desempeñarse como secretario de la Junta Organizadora de la Enseñanza Universitaria, instituida por el gobierno provincial en 1956. Creada la Universidad Nacional del Nordeste, siguió vinculado con ella como secretario técnico del Departamento de Extensión Universitaria y Ampliación de Estudios entre 1957 y 1958.

Su producción escrita comprende libros y artículos aparecidos en diversas revistas. Entre los primeros, se encuentran Reflexiones sobre Historia de la Nación Argentina (1957), Actualidad de las Misiones Guaraníes; Ensayo sobre el espíritu ortodoxo, publicado por la Universidad Nacional del Nordeste (1968) y reeditado por Peña Lillo bajo el título De la Civilización a la Barbarie, estudio sobre las Misiones Guaraníticas del Paraná, con prólogo de Arturo Jauretche, en 1969; Chaco Gualamba. Historia de un nombre, edición de la Comisión del Centenario de la Institucionalización del Chaco (1972); Conciencia Histórica del Chaco Gualamba, edición del Ministerio de Economía de la Provincia del Chaco (1974) y Calendario Histórico del Chaco(desde 1526 hasta 1976), publicado por Cultural Nordeste (1977). De éste dejó preparada una segunda edición, que titularía "Sucedió en el Chaco", lo cual no llegó a concretarse por su desaparición física, así como su "Historia general del Chaco".

Estos trabajos revelan la preocupación por el empleo de fuentes y bibliografía actualizada y por la atención a los postulados metodológicos aplicados por la Nueva Escuela Histórica en la Argentina. Pero también evidencian su aproximación al ensayo cuando se propone indagar sobre las características y componentes de la realidad local.

La identidad regional

Se ha señalado que el Nordeste no sólo no constituye una región geográfica, sino que tampoco se identifica en ella a una única región histórica. Si se examina su pasado, se advierten procesos diferentes que tuvieron asiento en las distintas provincias/regiones que hoy lo componen.3

Por su parte, la denominación de Gran Chaco aplicada a un extenso territorio presentó desde sus orígenes dos características particulares: una generalizada homogeneidad en sus aspectos físicos y biológicos y una población aborigen que impidió asentamientos perdurables de los "blancos" hasta muy entrado el siglo XIX. La percepción de estas características fue alimentando las leyendas de misterio e inhabitabilidad que el territorio conservó hasta el siglo XX, al tiempo que reforzaba su consideración regional.4 Ello se vio acentuado por la situación política: incorporado al Estado argentino como territorio nacional en 1872 -aunque ocupado efectivamente por aquél a mediados de la década de 1880-, mantendría ese status hasta la década de 1950, cuando se inician los procesos de provincialización.

El término "región" remite en la actualidad a variadas definiciones y aproximaciones teóricas. Las diversas concepciones en torno a la región Nordeste condujeron a los estudiosos de la temática a delinear límites distintos y a buscar sus raíces históricas en diferentes momentos y circunstancias.

Así como se han producido debates en torno a la construcción de las naciones, los hay con respecto a las regiones, en los cuales se han enfrentado posiciones constructivistas frente a otras esencialistas. Desde una perspectiva política, podemos decir que la región es construida de manera similar a la nación, lo que lleva a discutir el nivel de invención frente al de fundación histórica. Indudablemente estas unidades territoriales han sido construidas por los modernos procesos políticos de regionalización.5

La consideración de la región Nordeste como una región subnacional aparece en la década de 1940. En 1928, Hernán Gómez proponía constituir a Corrientes en centro de la Mesopotamia.6 Sin embargo, en 1944 abogaba por la unidad de la región Nordeste, siempre en torno a Corrientes, para encontrar una solución a sus problemas económicos comunes.7 Aparece entonces más bien con el carácter de región administrativa y funcional, antes que histórica (como sí se presentaba el Chaco), con un pasado breve, cuyas fronteras traspasan los límites de las regiones históricas.8

Por esos años, Bernardo Canal Feijóo planteó por primera vez la necesidad de una planificación regional para la reconstrucción social y económica del Noroeste y tuvo una destacada actuación como organizador del Primer Congreso de Planificación Integral del Noroeste Argentino. Sostenía que "sólo mediante una planificación del Norte tomado como una unidad de integración geográfica, económica y sociológica" podía encontrarse el camino para las soluciones de los problemas comunes.9

Por su parte, la ciudad de Resistencia se fue convirtiendo no sólo en centro principal del Territorio del Chaco, sino también de todo lo que pasaría a denominarse región Nordeste. Fue en ella que, desde las primeras décadas del siglo XX, se estructuró el campo intelectual en torno a actores sociales e instituciones y se produjo el primer intento por integrar los distintos sistemas culturales existentes en el territorio, para brindarle a éste un perfil propio. Se formó un sector intelectual que se proyectó institucionalmente y desarrolló una intensa labor en la producción y difusión de bienes culturales. Reaccionó, por un lado, ante la ausencia de una política o acción en ese campo por parte del gobierno nacional y, por otro, ante la falta de una identidad propia de ese territorio percibido como un "crisol de razas" y una "moderna Fenicia". Si bien la proporción de inmigrantes europeos no era alta, comparando con otros territorios, primaba la visión de una preponderancia de aquellos, dada la fuerte impronta cultural que dejaron y el espacio socio-económico que ocuparon. La imagen de un "Chaco gringo", que disputaba terreno al indígena salvaje se proyectaría con fuerza en el tiempo.

La creación de la Universidad Nacional del Nordeste en 1957, que debía extender su influencia sobre Formosa, Misiones, Chaco y Corrientes, contribuyó a la definición del ámbito regional. En los propósitos de sus organizadores quedaba establecida la inserción regional de la institución, más allá de que se irían produciendo sucesivos desmembramientos con las creaciones de las universidades de Misiones y Formosa.

En la década de 1960 se produce un proceso de regionalización desde el gobierno central. Se entiende aquí la regionalización como el deseo de planificación social, reforma económica y programas de desarrollo que requieren un nivel intermedio entre los niveles nacional y local. En 1967, según el esquema CONADE, se definía a la Región Nordeste como integrada por las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco y norte de Santa Fe. Una revisión realizada a la organización de las estructuras administrativas, a los periódicos zonales, a las denominaciones de establecimientos e instituciones permite demostrar el arraigo que fue adquiriendo esta perspectiva.10 Las reuniones de la Junta de Gobernadores de la región que se realizaron entonces tenían entre sus objetivos lograr "la consolidación de un potente polo dinámico en el área Corrientes-Resistencia".

Esta definición de la región Nordeste fue discutida por quienes proponían una región chaqueña, basados en criterios geográficos e históricos, constituida por las actuales provincias del Chaco, Formosa, norte de Santa Fe, este de Salta y NE de Santiago del Estero, unidas por la continuidad geográfica y por comunes problemáticas económicas y de ocupación del espacio, como se manifestó en 1975, cuando el gobierno chaqueño organizó el "1º Congreso Económico Regional del Chaco Gualamba". Aquí queda definida también una región subnacional, con un recorte espacial diferente a la región Nordeste.

En esta dificultad para definir el marco regional intervino también el tardío proceso de conformación de lo que Van Young denomina regionalismo (identificación consciente, cultural, política y sentimental que grandes grupos de personas desarrollan con el espacio regional). Dicha problemática se observa en la obra de Guido Miranda, quien en su obra El paisaje chaqueño (1954 y 1961) describe la región chaqueña, para unos años más tarde, en una serie de artículos titulados "Perfil del Nordeste" (1968), señalar que esta última región no presenta unidad geográfica, si bien la tiene en cuanto a la ocupación humana, homogeneizada por la cultura guaraní.11

Tissera intervino en el debate en el momento en el cual se imponía el concepto de región Nordeste, al cual él opondría el de Gran Chaco, región que comprende las provincias de Chaco, norte de Santa Fe, este de Salta y Formosa; éste es el Gran Chaco histórico "todavía vigente para una geopolítica sin ficciones" .

Argumenta que el concepto de región se apoya sobre dos ejes definitorios: la ecología y la historia: "Un ámbito llega a ser región cuando el largo proceso generacional alcanza conciencia de su integración como grupo humano sobre un territorio con el que se siente consustanciado". 12 Advertimos aquí ya definida la noción de regionalismo que daría Van Young.

En el caso del Chaco, "región caracterizada como pocas, ha sido llevado a la distorsión precisamente por factores que pudiendo ser coadyuvantes actuaron como agentes disociadores hasta colocarnos al borde de la disolución o, por lo menos, de la deformación". Y advierte que "Sería preciso escribir una historia de cuatro siglos para descubrir las causas hondas que obraron en este proceso, cuyas consecuencias soportamos actualmente". Sin embargo, no se detiene a establecer cuáles serían tales factores, aunque pareciera referirse al enfrentamiento entre Resistencia y Corrientes por convertirse en centro regional. Así, se plantea a qué región pertenece Resistencia, si al Chaco o al Nordeste y destaca el peligro de adherir a la segunda postura: "Ahora, la regionalización nordestina amenaza desviar las mejores posibilidades hacia otro ámbito geográfico, con el divorcio consiguiente al Chaco profundo, vital, base de sustentación de la estructura capitalina". Para revertir la situación existente, propone que Resistencia se convierta en el centro neurálgico, pues "ha acumulado un potencial suficientemente vigoroso para decidir en gran medida el destino de la región que representa".

Por otro lado, en su obra Chaco Gualamba, a través del rastreo del origen de esta denominación y del camino seguido por ella hasta imponerse, aproxima explicaciones sobre la prehistoria chaqueña, con sus primeros habitantes y los movimientos migratorios que convirtieron al Chaco en "el complejo étnico más admirable de Sudamérica". Concluye que es un topónimo bastante reciente, que primero identificó una pequeña zona marginal hasta extenderse con el tiempo por una vasta región que abarcaba desde el norte santafesino hasta Brasil, borrando otros nombres anteriores. Distingue que la perduración de Gualamba es libresca, no impuesta por el uso sino por los libros de historia, la literatura regional y los lingüistas, a lo que se sumó la expresividad del término para darle arraigo.

Desde comienzos del siglo XX y hasta el presente, en el Chaco se ha planteado insistentemente la pregunta por la existencia y características de una identidad chaqueña que, con la inserción regional en el marco del MERCOSUR, se ha visto revitalizada.

La problemática de la definición de una identidad chaqueña también está presente en la obra de Tissera al plantearse las características propias del Chaco. Destaca entonces, al igual que lo haría Guido Miranda, la "capacidad chaqueña de aclimatar y absorber hasta lo más caprichosamente excéntrico para revestirlo a su -sin embargo- cambiante realidad de cada día; porque el Chaco, humanamente considerado, es una pizarra donde se han escrito y borrado muchas impresiones... Constituimos en realidad un viejo solar al que los cambios, la transformación constante, han impuesto la mutación como norma y característica".13 Se advierte una coincidencia en resaltar como característica central del Chaco la diversidad. En 1972, Adolfo Cristaldo publica un libro de poesías, Razachaco. Con esta denominación identifica al producto del cruce de las distintas culturas que se asentaron en el territorio: indígenas, hacheros correntinos e inmigrantes. Esta representación del Chaco como imagen fragmentada se repetirá al hablar del "crisol de razas" o del "rostro cambiante del Chaco". Se terminaría por afirmar que su característica distintiva era el cambio, la absorción y acrisolamiento de las distintas vertientes culturales. Esta idea del Chaco "multiforme", cuya particularidad distintiva es el constante cambio, arraigaría a la hora de definir el concepto.

Tissera advierte también que ésta es una comunidad joven, de tradiciones en gestación y de una heterogeneidad poblacional marcada y que "el Chaco y su poblamiento tienen los perfiles de una epopeya singular, los matices de una aventura estupenda, llena de coraje y de arrojo", que le ha impreso sus peculiares características: "Sociedad bullente, inquieta, dinámica, el Chaco va en camino de definir su carácter y su destino de grandeza, sobre la base del espíritu pionero que siempre campeó en la acción de sus hombres y mujeres".

Pero esta idea de "espíritu pionero" no significará su asimilación al proceso inmigratorio. La mirada hacia la historia le permitiría recomponer una trayectoria iniciada hace siglos y demostrar la historicidad de la región propuesta.

Una larga historia para el Chaco

A fines del siglo XIX se representaba a la región chaqueña como un "desierto verde", un vasto espacio marginal sin historia, ya que ésta tenía su punto de arranque en el reciente proceso de ocupación por parte del Estado nacional. El Chaco parecía no tener un pasado; sólo un presente y un futuro. Al ser un área "vacía", le correspondía a la geografía volverla objeto de conocimiento y ocupar así un lugar privilegiado en la formación de una conciencia territorial nacional.14

Finalizada la conquista e iniciado exitosamente el proceso de incorporación al sistema nacional dentro del modelo de economía primaria exportadora, a través de la explotación del quebracho primero y del cultivo del algodón, después, la necesidad de brindar una imagen del Chaco que superara estos relatos de la ocupación inicial, conduciría a proponer otros que demostraran los avances logrados por sus habitantes en tan poco tiempo.

En la primera mitad del siglo XX, encontramos esfuerzos en pugna para dotar de una memoria histórica a los habitantes del "desierto verde". La cuestión central era determinar dónde se encontraban los orígenes de la historia del territorio, para filiar y legitimar a distintos grupos y actores inmersos en la construcción de un Chaco que presentaba una sociedad heterogénea y de gran movilidad.

Podemos identificar tres grandes perspectivas que se delinearon para el abordaje de la historia territoriana. La primera, que toma como hito inicial del proceso histórico la colonización de Resistencia, producto de la inmigración, y que desconoce la historicidad de las etapas anteriores, en un esfuerzo por demostrar el carácter original del desarrollo chaqueño y marcar su autonomía con respecto a la tutela política y cultural de Corrientes; a partir del 2 de febrero de 1878, el Chaco había progresado gracias al tesón y el sacrificio del inmigrante.15 La segunda destaca el aporte de Corrientes, ya fuera a través de las acciones de exploración y ocupación del espacio emprendidas por sus gobernantes o del trabajo de sus obrajeros, para explicar el desarrollo del Chaco como producto de un esfuerzo netamente argentino y, más específicamente, correntino. La tercera determinó la filiación del Chaco contemporáneo con un centenario pasado hispánico y católico.

Se sentaron así las bases de las interpretaciones del pasado chaqueño que se mantendrían en el tiempo, cada una de las cuales buscó imponerse no sólo a través de la labor historiográfica (escasa entonces, excepto en el caso de monseñor José Alumni), sino fundamentalmente del establecimiento de distintos "lugares de memoria": sitios históricos, monumentos y celebraciones enfrentadas.16

A mediados de la década de 1940, asistimos a un movimiento de revalorización de lo indígena, hasta entonces ignorado o despreciado en la construcción de un relato identitario. En estas interpretaciones, como se advierte en trabajos de Juan Ramón Lestani o Carlos López Piacentini, el indio pasará lentamente de ser el enemigo feroz por derrotar, un obstáculo a vencer para lograr el progreso, a convertirse en una figura legendaria, digna de imitar en cuanto al amor profesado hacia su tierra, sentimiento que buscaba despertarse en los chaqueños. La representación del indígena que se propone es la revalorización de su bravura en la defensa de su tierra y su identidad, pero esta representación se inserta en una imagen del pasado desconectada del presente. A semejanza de lo ocurrido con el gaucho a principios del siglo XX, la reivindicación del indígena se produjo cuando se lo consideraba como parte de un mundo ya trágicamente desaparecido.17

Guido Miranda, por su parte, insertará su descripción de los pueblos originarios en su obra El paisaje chaqueño, como parte de la geografía de la región, sin rescatar su aporte a la historia del Chaco. En este sentido, veremos que Tissera marca una perspectiva diferente en su abordaje del pasado local.

No podemos hablar de historiografía profesional en el Chaco de la primera mitad del siglo XX; la construcción de representaciones del pasado estuvo en manos de una elite intelectual local -conformada por periodistas, docentes y sacerdotes- así como también de historiadores correntinos vinculados con ella. Entre los historiadores "amateurs", que iniciaron su obra con anterioridad a la formación de universitarios, sobresale Guido Miranda (1912-1994), quien buscó desentrañar la identidad histórica y cultural del Chaco, para lo cual proporcionó una visión globalizadora y dinámica del proceso histórico chaqueño. Se deben agregar los nombres de Carlos López Piacentini, José García Pulido y Seferino Geraldi. La profesionalización del ámbito historiográfico se inició con la creación de la Facultad de Humanidades, en 1958, cuando comenzó a desarrollarse la labor investigativa de la Universidad, cuyo motor fue Ernesto Maeder, director del Instituto de Historia.

En este campo historiográfico en formación se insertaría la producción de Tissera, que aborda acontecimientos y personajes renombrados de la historia local, como las campañas militares contra los indígenas, la vida de la condesa Alicia Le Saige o Mate Cocido, tanto como reflexiones sobre las características y el sentido del pasado chaqueño, que son las que aquí nos interesa analizar. Por otro lado, su trabajo sobre las Misiones jesuíticas de guaraníes le valió el reconocimiento de Guillermo Furlong, quien pondera su obra y lo considera el único autor contemporáneo argentino que ha hecho justicia con la labor misionera. Arturo Jauretche lo evalúa como un "eficaz aporte revisionista" que permite observar cómo pudo construirse una América distinta adaptando lo importado a ella.

La preocupación principal que manifiesta Tissera se centra en el desconocimiento o bien rechazo hacia significativos períodos del pasado regional, con las consecuentes deformaciones interpretativas que ello traía aparejado. En primer lugar, la época hispánica ha permanecido casi completamente en la oscuridad. Así, se pregunta:

"¿Qué designio ha presidido la evolución chaqueña desde sus orígenes, en forma tal que luego de coexistir con el imperio incásico, como región poblada y de aparecer en las primeras demarcaciones de los adelantados y gobernadores españoles, debimos pasar al anonimato, a la condición de terra ignota durante casi un siglo, para recuperarnos al cabo entre los territorios más "jóvenes" y pujantes?".18

Reconoce que el Chaco pasó de la prehistoria al ritmo moderno en no más de dos generaciones por obra del pionero, "la figura más imponente y representativa del Chaco". Frente a quienes tomaron el período de la radicación inmigratoria en el sitio de San Fernando como el más significativo, afirma que obedecen a un enfoque parcializado y capitalino. Se oponía así a la perspectiva que se había impuesto que señalaba como punto de partida de la historia chaqueña el arribo de los primeros colonos friulanos al sitio de Resistencia: "No alarma mayormente el contenido mesiánico que se le asigna al 2 de febrero de 1878 sino la subestimación que lleva implícita respecto a las demás corrientes propulsoras del Chaco moderno".19

Encuentra entonces el período definitorio, que proyectó la imagen de "crisol de razas", varios decenios después de la década de 1870, con la irrupción de nuevas corrientes inmigratorias y de gran cantidad de provincianos, quienes instituyeron una tónica nueva en la vida argentina. Este proceso aluvional constituye para Tissera la clave del desarrollo social del Chaco actual.

No obstante, advertiría con firmeza sobre la perspectiva que hacía nacer al Chaco en épocas recientes, definiéndola como la "invertebrada historia del Chaco", en alusión a la "España invertebrada" de José Ortega y Gasset. Su crítica iba dirigida a lo que denominaba "La concepción historicista más generalizada entre nosotros" la cual se había concentrado en el Chaco moderno, al cual se lo presentaba como "una tierra nueva sin herencias, sin ancestro". Para ello se consideró saludable excluir la historia anterior a las últimas décadas del siglo XIX "como un aditamento no imprescindible, casi un adorno; en último caso, la reliquia de tiempos concluidos definitivamente".20 Primero, fueron suprimidos siete mil años de prehistoria por parte de los cronistas españoles. Luego, la etapa hispanoamericana se valoró como un esfuerzo meritorio pero estéril frente a la irrupción de los inmigrantes a fines del siglo XIX. Reconocería las consecuencias negativas que esta visión del pasado chaqueño tenía para la formación de las nuevas generaciones:

"El esquema europeizante, esencialmente racionalista, medio jurídico, no ha podido producir una mística y, por ende, una conciencia de misión en las nuevas generaciones. Relegó lo telúrico a la categoría de folklore, acortó la historia con una métrica insignificante, empobreció las raíces para destacar las flores sacrificando la vitalidad del árbol".

No se advirtió que la gesta de los inmigrantes consistió en una adaptación a un medio humano preexistente más que en las innovaciones introducidas por el extranjero.

Frente a este panorama, fijaba las prioridades que debían establecerse sin más dilaciones en el campo historiográfico; en primer lugar, recomponer las etapas "cuyos ensambles han sido asombrosamente dislocados".21 Así, no dejaría de reconocer el aporte del pasado prehistórico, al cual le dedicaría una extensa serie de veinte artículos que aparecerían en Siglo Joven, publicación conmemorativa del centenario de la creación del Chaco, aparecida en 1972. Allí remarca su constatación de que "el Chaco remontaba sus orígenes a una antigüedad digna de mejor memoria. Más aún, comprendí que aquel inmenso período germinal... era el fundamento donde la civilización moderna había apoyado su estructura y al que debió adaptarse necesariamente".22 Está presente aquí su concepción de la historia como explicación de los problemas actuales en los cuales se proyectan las configuraciones del pasado que también se despliegan hacia el porvenir.

Para Tissera, el Chaco prehistórico "preparaba los cimientos de una estructura nacional, cuya figuración concreta y definitiva fue interrumpida por los replanteos que introdujo la conquista, e incluso los reajustes territoriales que deparó el proceso ulterior de la Independencia de Sudamérica".23 Resalta aquí la ruptura profunda que introdujo en el alma indígena la conquista española, pues no supo aprovechar el potencial humano de las etnias chaquenses que se desquiciaron. En el capítulo "Fin del antiguo Chaco agrario" de su obra inédita, señala que los matalá y guacalá representan "una verdad perdida que debemos rescatar del fondo de la historia" y se pregunta qué hubiera sido de la región si una política de estímulo a las culturas vernáculas hubiera reemplazado al lucro encomendero "egoísta y avaricioso". Tras el éxodo de Concepción del Bermejo, los pueblos de habla tonocoté se dispersaron y desapareció el Chaco agrario, que resurgiría tres siglos después, obra del inmigrante que creyó equivocadamente que era el primero en abrir surcos en el Chaco.24

La experiencia de los jesuitas, "continuadores magistrales de la colonización incásica" resultó insuficiente para aprovechar el desarrollo alcanzado por los pueblos nativos.

Reflexiones finales

Tissera se inserta en la historiografía chaqueña con un aporte singular relativo a su búsqueda y definición de la región histórica. En un momento donde el proceso de regionalización desarrollado en la Argentina por los gobiernos establecía una región Nordeste definida fundamentalmente por su ubicación espacial y presentada como una región-plan, una región administrativa, Tissera abogaba por la defensa de una región chaqueña histórica, cuyo polo sería Resistencia. Sus investigaciones históricas le proveerían los fundamentos para esta defensa, pues encontraría en un desarrollo de siglos las raíces del Chaco actual y las causas de la tergiversación de esta realidad regional.

Así también, su recuperación del pasado prehispánico se realizó desde la perspectiva del rescate de culturas cuya aniquilación contribuyó a la dislocación de la conciencia regional y al desconocimiento de su aporte a la construcción del "Chaco profundo". Su objetivo estaría dirigido a recomponer esa historia que fuera resignada en favor de la reivindicación de un pasado próximo que legitimaba la construcción de una región Nordeste.

Citas y Notas:

1. El propósito del diario era informar desde la perspectiva de "un órgano de prensa libre y democrático". Se unían en la empresa principalmente figuras del conservadorismo y del socialismo locales. Entre sus directores estuvieron hombres reconocidos del medio, como Savelio Yurkevich, Guido Miranda, Raúl Berneri y José del Carmen Nieto.

2. Tissera fue el secretario de la Sociedad y pronunció una conferencia como parte de la primera actividad pública de la institución en 1942.

3. Ernesto J. A. Maeder. "La investigación y la enseñanza de la historia regional", Res Gesta, Nº 12 (julio- diciembre 1982).         [ Links ]

4. Héctor Rubén Borrini. La geografía humana y su desarrollo en la región centro-oriental del Chaco, (Resistencia: IIGHI-CONICET, 1994): 41.         [ Links ]

5. Einar Niemi. "Region and Regionalisation. Backround, trends, theories and models", 19º International Congress of Historical Sciences, (Oslo: 2000).         [ Links ]

6. Hernán F. Gómez. Páginas de Historia. (Corrientes: Imp. del Estado, 1928): 18.         [ Links ]

7. Hernán F. Gómez. Nuestra Señora de Itatí. (Buenos Aires: Ed. Corrientes, 1944): 151.         [ Links ]

8. Tomamos aquí la clasificación de Fure. Cit. por Einar Niemi., op, cit.

9. Alicia Poderti. "La regionalización", El Tribuno Digital, agosto 2000, http://tribuno.salnet.com.ar         [ Links ]

10. Centro De Estudios Regionales Del Nordeste Argentino. Sobre región y regionalismo, (Corrientes: 197): 10-11.         [ Links ]

11. Delia Teresita Alvarez de Tomassone. Guido Miranda, testigo e intérprete del pasado chaqueño. (Resistencia: Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chaco, 2004): 160.         [ Links ]

12. Ramón Tissera. "La región es el Gran Chaco", Región, Nº 42, año V, (dic. 1973): 22-23.         [ Links ]

13. Ramón Tissera. "La misión del hombre en la tierra", El Territorio, 50 años haciendo Chaco, 1969: 35.         [ Links ]

14. Beatriz Dávilo y Claudia Gotta (comp.). Narrativas del desierto, geografías de la alteridad". (Rosario: UNR, 2000): 61-74.         [ Links ]

15. María Silvia Leoni. "El 2 de febrero: historia y memoria de la inmigración italiana en el Chaco", II Jornadas Nacionales Espacio, Memoria e Identidad, (Rosario: 2002).         [ Links ]

16. María Silvia Leoni. "Los usos del pasado en el "desierto verde". Historia y construcción de identidades en el territorio Nacional del Chaco", X Jornadas Interescuelas-Departamentos de Historia,CD-ROM, (Rosario: septiembre 2005).         [ Links ]

17. María Silvia Leoni. "Historiografía y peronismo en el Chaco (1943-1955)", XXIV Encuentro de Geohistoria Regional (Resistencia: IIGHI-CONICET, 2004).         [ Links ]

18. Ramón Tissera. "La misión... op. cit: 36.

19. Ramón Tissera. "La invertebrada historia del Chaco", Región, Nº 20, año III (Feb. 1972): 48.         [ Links ]

20. Ibid: 46.

21. Ibid: 47.

22. Ramón Tissera. "Historia antigua del Chaco Nuevo", Siglo Joven, Nº 1, (Resistencia: 11 de febrero de 1972): 2-3.         [ Links ]

23. Ibid.; Nº 22, (Resistencia: 6 de marzo de 1972).

24. Norte, 1982, (Resistencia: 5 de mayo): 4.

 

 

 

 

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License