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Revista Escuela de Historia

versión On-line ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.11 no.2 Salta dic. 2012

 

TESIS DOCTORAL

"El héroe" Martín Miguel de Güemes. Un estudio antropológico sobre distintas formas sociales de producción y apropiación del pasado en Salta

Autor: Andrea Villagrán
Lugar de defensa: Universidad Nacional de Buenos Aires
Fecha de defensa: 2011

Comentario

Estela Vázquez
Docente e investigadora de la Escuela de Antropología.
Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta

La duda, la sospecha de que las verdades establecidas tienen una trama oculta que puede ser develada, es una actitud vital que determina a un ser que quiere trasmitir su propia incomodidad con el mundo, con la sociedad que admite -y requiere- ser transformada. En la sociedad capitalista, de cohesión muy débil, se construyen certezas con el objetivo de dar seguridad a aquellos que las adoptan como el trámite fácil y sencillo que permite dormir un poco más plácidamente. Para los salteños, Güemes obra como figura señera, en no pocos discursos es el padre, de la patria, de la salteñidad. Es centinela de fronteras pero también ejemplo a seguir, paradigma de heroicidad y de todos los aspectos positivos que se asocian con el hombre, valor, nobleza, dignidad.

La construcción histórica de Güemes como el símbolo de la salteñidad, tiene una larga trayectoria, desde fines del siglo XIX llega hasta hoy. Güemes es la referencia obligada de gobernantes, políticos e intelectuales que buscan plantear caminos posibles para la sociedad local. A pesar de los matices, diferencias y oposiciones entre las distintas posiciones políticas, Güemes es indiscutido e indiscutible. Es sinónimo de salteñidad y curiosamente, esta unanimidad no asombra, no extraña. Es que estas figuras imaginarias, hace tiempo descarnadas de rasgos humanos, tienen como atributos ambigüedades que no incomodan, sino que sirven para vestirlas con ropajes variados. 

El trabajo de tesis de Andrea Villagrán da cuenta de la construcción de ese Güemes, o mejor, de esos Güemes. Recorre minuciosamente los caminos por los cuales los distintos grupos sociales locales confluyeron en la gestación, crianza y cuidado de Güemes, como héroe primero y como mito finalmente. De su mano es posible internarnos en los primeros hacedores de la historia local, bastante acartonada y de los vértices1, defensora del papel de los salteños opacados en la historia nacional.

La lectura que nos propone en esta obra es original y merece detenimiento para valorar esos textos en un contexto y descubrir esas intencionalidades, señaladas con sutileza. Aquí los libros de historia dejan de ser descripciones más o menos precisas de realidades acontecidas en momentos para nosotros inasibles por pasados, como se postula generalmente que deben leerse, para convertirse en discursos pensados y armados para trasmitir ideas, las ideas de sus autores. De igual forma, la literatura no es sólo una búsqueda estética, sino una activa trasmisora de una determinada concepción del mundo, en donde el héroe que se recrea se acomoda a esa visión.

El primer capítulo está dedicado a una explicitación de los abordajes teórico-metodológicos que guiarán el análisis. Y comienza con los primeros tratamientos históricos de Güemes. En el capítulo 2, se ocupa del escenario nacional del centenario y de la figura del mismo en ese contexto.

Los enormes esfuerzos que dedicaron los historiadores locales para enseñar a los salteños y a los argentinos, que Güemes no es un caudillo más, de esos denostados por Sarmiento como salvajes, contracara maldita de la deseada "civilización", cobran inteligibilidad. Mientras llenan páginas sobre éste, hablan también de la elite local, de su lugar en la historia, a fin de posicionarse mejor en el imaginario nacional hegemonizado por la historia que se oficializa, contada por los porteños y que ignora al interior. Así, primero las plumas históricas y literarias canonizadas, y luego los políticos perfilan un Güemes gobernante, de hogar español, visionario y heroico, imagen que puede asimilarse a la del gobernador del momento. Imagen legitimada y legitimante, los atributos que se le adjudican se superponen y se confunden con los del mandatario salteño, poncho y bandera se vuelven uno. Historias y campañas políticas se funden. Justamente este develar los usos políticos2 de una construcción social, es uno de los méritos más relevantes del abordaje de esta tesis.

El mito, en este caso, la figura mítica del héroe, requiere mantenerse vivo, presente, porque si no pasaría a formar parte del pasado, correría el riesgo de ser olvidado. Por ello, la ritualización ligada a una fecha ceremonial es parte imprescindible de este proceso, como se señala en este trabajo en el capítulo 3. Para eso, en este recuento pormenorizado de la génesis de una figura histórica heroizada y mitificada, la autora muestra cómo, los pasos de la construcción abarcan un largo período y se van sumando hasta lograr resultados, así nos llevó previamente por la monumentalización y la creación de elementos básicos para la representación de una figura que se tornará oficial, como el retrato y el himno.

La ceremonia destinada a recordar y actualizar la figura es detalladamente examinada, tanto la nocturna previa como el desfile oficial de la mañana del 17 de junio. Andrea Villagrán disecciona con destreza cada uno de estos momentos para extraer el sentido social que le otorgan los distintos participantes. Esta parte constituye, a través del análisis de un evento relevante desde una mirada nueva y develadora de sentidos, un estudio riguroso y obligado de la sociedad local.

Pero todavía hay más, Güemes ya fue incorporado en el imaginario de Salta, como se plantea en el libro. No sólo de los grupos acomodados, gobernantes e intelectuales. También es de los gauchos. En este caso y de alguna manera contrapuesta a la versión oficial, la figura de Güemes evoca prácticas sociales de aquellos que se identifican con los luchadores, los humildes, los hombres de campo. En el capítulo siguiente, la autora nos guía por las apreciaciones de los gauchos agrupados en los fortines y ellos nos dirán que el mito gaucho también encarna en los valores morales de los trabajadores del campo, con contenidos apropiados por ellos y que también es una imagen que se confunde con el desposeído y laborioso, cuya única propiedad es el saber hacer.

Siguiendo estos pasos quedan trazados los múltiples Güemes, en donde claramente, la persona original que vivió hace ya doscientos años está ausente. Como también la veracidad de uno u otro pensamiento o acción que se le atribuyen. Después de este recorrido, Güemes es tanto oficial como alternativo, conservador como revolucionario, y es que inevitablemente, las figuras míticas dan cuenta de los distintos caminos, deseos y esperanzas que sobre la sociedad pone cada uno de sus integrantes. La autora presenta un producto muy logrado mostrando esta complejidad, tarea difícil pero apasionante, su excelente pluma permite recorrer el trabajo de manera cómoda, la riqueza de las imágenes que selecciona y el manejo de una extensa y rica bibliografía, dan como resultado final una tesis original, creativa y rigurosa.

 

Notas:

1. Al decir de Ferrarotti, en el sentido de la historia que se construye a partir de la exaltación de figuras prominentes como únicos artífices de todo lo que acontece.

2. En sentido amplio no sólo político partidista

 

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