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Revista Escuela de Historia

versión On-line ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.12 no.1 Salta jun. 2013

 

ARTICULO ORIGINAL

La Corte Otomana en el transito del siglo XVI al XVII

(The Ottoman Court in the Transition from the Sixteenth to the Seventeenth Century)1

 

Evrim Türkçelik
Centro de Ciencias Humanas y Sociales - Consejo Superior de Investigaciones Científicas, calle Albasanz, 26-28. Madrid 28037 (España), evrimturkcelik@yahoo.com

 


Resumen:

La configuración de poder en el Imperio otomano sufrió cambios profundos después de la conquista de Constantinopla. Este trabajo se centra en la descripción y analisis de la distribución del poder en el Imperio otomano a partir de la segunda mitad del siglo XVI, cuando la Corte otomana fortaleció su posición como bastión central del poder. El transito del siglo XVI al XVII fue testigo de las relaciones conflictivas entre los visires, los miembros de la familia imperial, hombres de religión de alto rango, eunucos del Palacio y el ejército en la política y en el proceso de la toma de decisiones. La política de facciones y favoritismo fueron aspectos de las estrategias de gobierno de los sultanes de este periodo. Aunque las dificultades políticas, militares y socio-económicas fueron interpretadas como la demostración de la decadencia otomana, la revisión historiografica del paradigma del declive ha destacado el concepto "transformación" para describir la capacidad de adaptación del Imperio a los problemas de la epoca.

Palabras clave: Imperio Otomano; Corte; Facciones; Sultán

Abstract:

The configuration of power in the Ottoman Empire underwent profound changes after the conquest of Constantinople. This work focuses on the description and analysis of the distribution of power in the Ottoman Empire since the second half of the sixteenth century when the Ottoman Court strengthened its position as the last bastion of power. The transition from the sixteenth to the seventeenth century witnessed the conflicting relations among viziers, members of the imperial family, religious men of high status, eunuchs of the Palace and the military in order to have influence in politics and in the process of decision-making. The factional politics and the favoritism were aspects of government strategies of the Sultans in this period. Although the political, military and socio-economic difficulties of the Ottomans were interpreted as the demonstration of Ottoman decline, the historiographical revision of the decline paradigm has highlighted the word "transformation" to describe the adaptability of the Empire to the problems of the time.

Keywords: Ottoman Empire; Court; Factions; Sultan


 

Los otomanos entraron en una fase de reestructuración cortesana después de la toma de Constantinopla en 1453. A diferencia de sus antepasados, que gobernaron un pequeño principado, el sultán Mehmed II, conquistador de la capital bizantina, extendió los dominios otomanos desde los Balcanes hasta Anatolia oriental, eliminando a los posibles contendientes al trono bizantino y los principados rivales musulmanes en Anatolia. El Sultán no solo se consideraba el heredero del Imperio Romano de Oriente, sino que también estaba imbuido por la ambición de establecer una monarquía universal. La conquista de Constantinopla, además de vertebrar las posesiones en manos de los otomanos en Europa y en Anatolia, supuso un cambio radical en las concepciones de organización del poder dentro del Imperio. El control de la antigua ciudad griega, romana y bizantina llevó a Mehmed II a idear un cierto culto a la cabeza de la unidad política que regentaba. Se aisló del resto de sus subordinados edificando un palacio sobre el solar donde residieron los anteriores gobernantes bizantinos. El palacio de Topkapi representaba en sí mismo el lugar de la majestad, desde donde se controlaban los dominios de la Sublime Puerta. El Topkapi fue la representación misma del sultán, adquiriendo con el tiempo ciertas características de recinto sagrado. El traslado de las reliquias vinculadas al profeta Mahoma al interior del Palacio, tras el control de las ciudades santas de La Meca y Medina, sacralizó completamente el recinto y justificó el uso del título de emir y califa de los creyentes por parte del sultán.

La construcción de las bases de poder del Imperio otomano ha sido uno de los temas más estudiados de la historiografía otomana. Solimán el Magnífico, sultán conocido en la historiografía como Kanuni (legislador), se considera como el verdadero formulador del Imperio otomano a lo largo de toda la Edad Moderna. Las rápidas conquistas otomanas supusieron que desde Estambul se tenía que gobernar un extenso imperio, por lo que era necesario contar con una burocracia perfectamente engrasada para controlar regiones separadas por enormes distancias del Palacio imperial2. La propia figura del Sultán cambió con respecto a épocas anteriores, cambio que es parejo a la edificación de los palacios donde residió. El Sultán y las elites estaban firmemente convencidos de ser las máximas autoridades sobre la tierra, por lo que despreciaron al resto de gobernantes de su época. Lo muestra el trato que recibían los embajadores que se acercaban a las puertas del Diwan otomano. Asimismo, el ceremonial de la corte que se instauró en estos años puso de manifiesto el desarrollo de un nuevo culto3. Por consiguiente, la dignidad del sultán otomano creció cada día más, y el bien regulado procedimiento ceremonial fijó las reglas de conducta para tratar con el soberano, así como la jerarquía de los sirvientes que estaban en su círculo más próximo. El gran problema que se generó por estas cuestiones era que la figura del gobernante otomano se fue alejando de la esfera de la realidad para vivir en un mundo paralelo, como era el palacio de Topkapi, proceso en el que también cayeron muchas de los altos dignatarios que le sirvieron.

 1. La Corte otomana y la división espacial del palacio de Topkapi

Dado que los sultanes otomanos, como sus homólogos cristianos de la época moderna, eran personalmente la fuente de toda la autoridad y el principal distribuidor de poder, patronazgo y oficios, su corte constituía el centro de la toma de decisiones. Especificar el proceso de la toma de decisiones ha sido siempre un tema capital para la historiografía otomana, ya que el proceso rara vez se reflejaba por escrito en los registros. Colin Imber mantiene que los sultanes ejercían el gobierno sobre sus súbditos desde dos lugares: a través de su Corte y de los órganos oficiales que le asesoraban, como el Divan-ı Hümayun (Consejo Imperial o Consejo de Estado)4. Es difícil fijar una descripción definitiva para explicar qué era la Corte otomana, aunque hay que identificarla con el complejo del palacio de Topkapi que alojaba el Harem, la residencia privada del sultán, así comoel propio Diwan, órgano central del gobierno de los sultanes. No obstante, existía una división espacial entre estos dos lugares, ya que el Palacio estaba organizado a partir de tres patios que se interconectaban, pero que se diferenciaban en funciones más públicas o privadas5. El segundo patio, donde se hallaba el Divan-i Humayun, era accesible no solamente para los miembros del gobierno y del Palacio sino también para los representantes de la población, en las ocasiones de peticiones para la administración de justicia6. Sin embargo, el tercer patio era la zona privada del palacio, que se denominaba palacio interior y, exceptuando las ocasiones formales, era inaccesible para los hombres de estado del Imperio. Aquí se encontraba el Harem, la "casa" del sultán con todo el personal que le atendía personalmente.

El Diwan, formado por visires, dos jueces militares, dos tesoreros y el canciller, se reunía bajo la presidencia del gran visir, quien actuaba, según los códices oficiales, como el sustituto absoluto del sultán. Colin Imber define el Diwan como la institución más importante del Imperio, donde se tomaban las decisiones administrativas y políticas más cruciales. No obstante, muchas de las decisiones importantes de Estado se decidían también fuera del Diwan, aunque los miembros de este consejo pudieran influir individualmente. Especialmente en las decisiones concernientes a la política exterior, en palabras de Imber, "no existió jamás un mecanismo oficial para la planificación de la política a seguir"7. El sultán mantenía una relación más estrecha con el personal de su cámara privada (como eran los pajes, el jefe eunuco blanco, el jefe eunuco negro o con otros cortesanos) que con el gran visir, con el que paulatinamente dejó de tener contacto físico. Asimismo, era posible que estuviera influenciado por las recomendaciones de las mujeres de la dinastía, como su mujer y su madre8. Por todo esto, es difícil distinguir los límites entre el gobierno y la corte y la vida privada del sultán. Aunque en teoría existían organismos gubernativos, en la práctica resultaba difícil diferenciar nítidamente el proceso de la toma de decisiones. En teoría todas las decisiones correspondían al sultán, pero podían ser adoptadas por individuos concretos e influidas por las luchas de facciones, todo ello dependiendo del carácter del soberano.

Los otomanos habían heredado de los estados islámicos de Oriente Medio y del mundo mameluco la práctica de un sistema esclavista que sería una de las instituciones principales del Estado otomano de la época clásica. Este sistema, denominado por el reclutamiento kul (esclavo),consistía en formar jóvenes para servir en el Palacio y al Estado en cargos administrativos y militares. Una gran mayoría de ellos formaban el cuerpo de jenízaros; otros podían quedarse en las escuelas del Palacio para convertirse en sirvientes personales del Sultán, o ser gobernadores de las provincias e incluso visires. No obstante, independientemente de su posición siempre se les consideraba como kul. En el siglo XVI, el sultán gobernaba el Imperio a través de estos hombres, que fueron aislados de su familia natal con el propósito de crear individuos leales solamente a la persona del sultán. Esto era el resultado de los conscientes esfuerzos de centralización por parte de Mehmed II, el conquistador de Constantinopla, para instituir un programa para liberarse de los lazos clientelares de la aristocracia turca y balcánica y reemplazarlos por estos kul educados en el interior de su Palacio. En este proceso de centralización, la Corte apareció como el principal bastión del poder, transferido a las manos de visires educados dentro de Palacio. Desde la época de Solimán, un importante componente de este proceso era la política matrimonial, por medio de los casamientos de las princesas de la casa real otomana con los hombres de Estado que procedían del sistema de kul, lo que era una estrategia para asegurar la lealtad de los ministros9. La época posterior a Solimán se caracterizó por el abandono de la imagen del sultán guerrero, dando lugar a un estilo de gobierno sedentario, con el consiguiente fortalecimiento de principios de reclusión real dentro del Palacio y del sofisticado protocolo cortesano que exaltaba la persona del sultán. En el contexto de la incomparecencia del sultán en los actos públicos, aumentó enormemente el poder del gran visir como su máximo representante en el gobierno del Imperio y presidente del Divan-i Humayun, de modo que sus redes clientelares en la administración del Imperio superaban a las del sultán10. No obstante, hacia finales del siglo XVI el puesto de gran visir se desestabilizó como producto de un consciente esfuerzo para restablecer la autoridad absoluta del sultán a través de la creación de oficios nuevos en el Palacio. Desde allí se intentó dominar el Consejo Imperial con hombres cercanos a los círculos del Palacio, ya fuera con cargos de visir u otros oficios11. Según Leslie Peirce, entre los reinados de Solimán el Magnífico y Murad III se consolidó la autoridad de la valide sultan, la madre del sultán reinante, como la líder del Harem Imperial, donde vivía el propio sultán12. La creciente influencia de las madres, la concubina favorita y otras mujeres de la dinastía, así como la formación de facciones en torno a sus figuras fueron una de las características del tránsito del siglo XVI al XVII13. Los hombres (eunucos, por supuesto) que ostentaban los cargos principales dentro del Harem se integraban en estas facciones y formaban parte de los consejeros del sultán.

Como consecuencia, la lucha por la primacía política en estos momentos se produjo entre el Diwan y el Palacio. Según Pal Fodor, el gran visir mantenía su posición suprema en cuanto a su poder y autoridad en la burocracia; su status legal no había cambiado14, pero su misión se redujo a poner en práctica las disposiciones que emanaban del sultán. El Palacio prevaleció en esta lucha, ya que tenía la ventaja de su proximidad al sultán, los oficiales delHarem y Enderun (parte interior del Palacio). El Palacio, identificado con el soberano, se ocupó de la toma de decisiones. Mientras el centro decisorio procedía del Harem, el centro ejecutivo estaba formado por los oficiales y el mecanismo oficial del Diwan15.

 2. La evolución del Harem como una institución política a lo largo del siglo XVI

Leslie Peirce, especialista en la estructura de la dinastía otomana, afirma que entre los reinados de Solimán el Magnífico y Murad III ocurrieron importantes cambios institucionales en el sistema dinástico otomano, cuyo resultado fue la consolidación de la autoridad de la valide sultan, la madre del sultán reinante. La mencionada autora denomina este suceso como "The Age of the Queen Mother" y lo coloca en un periodo que abarca los años entre 1566 y 1656, en el cual existieron valide sultanas muy influyentes en el gobierno del Imperio16. Para entender mejor cómo se llegó a la institucionalización de la autoridad de las Sultana Reina y comprender la influencia de las poderosas mujeres de la familia real, es esencial referirnos a las características básicas de la evolución de la política reproductiva de la dinastía otomana.

Los sultanes otomanos tenían preferencia por procrear a través de esclavas-concubinas. Entre el siglo XIV y comienzos del siglo XVI, el principio reproductivo de la dinastía era restringir a que cada concubina concibiere un solo hijo. Cuando la concubina daba a luz a un heredero masculino, ya no podría volver a tener una relación sexual con el sultán. Según Colin Imber, esta práctica fue determinada por la política de sucesión. En la tradición otomana, de sucesión abierta, cada hijo del sultán era un candidato elegible para el trono desde su nacimiento, convirtiéndose en un rival político para sus hermanos. Por lo tanto, los hermanos, en vez de criarse juntos, eran educados por sus respectivas madres. Cuando tenían entre diez o doce años, el sultán les nombraba gobernadores de una provincia, siendo acompañados por sus madres. Las madres no solamente desempeñaban un papel crucial como tutora en la casa de su hijo "príncipe" sino que también le patrocinaban en la competencia que inevitablemente surgía tras la muerte de su padre. La política de "una concubina-un hijo" mantenía la igualdad de elegibilidad entre cada hijo en la disputa por el trono.

Solimán el Magnífico rompió con esta tradición teniendo varios hijos de Hürrem Sultan, su concubina favorita (haseki, en terminología otomana), y contrayendo matrimonio legal con ella. Hürrem, con la excepción de cortas ausencias, no dejó la capital para acompañar a sus hijos a sus puestos provinciales sino que se quedó en Estambul, con acceso inmediato al Sultán. Además de una ruptura con las costumbres tradicionales, este cambio confirió un papel muy importante y afianzó la posición de la haseki como confidente política del Sultán. Leslie Peirce denomina el reinado de Solimán como "The Age of Haseki" debido a la nueva e íntima relación entre el Sultán y su mujer favorita17. Mientras que en la época anterior a Solimán el papel político de las mujeres estaba limitado a los asuntos de sucesión de sus hijos, desde entonces ellas adquirieron mayores papeles en la política del Imperio gracias a su cercanía a la fuente del poder.

En los reinados de los sucesores inmediatos de Solimán, Selim II y Murad III, se continuó con esta política de favorecer a una concubina favorita. Selim II, hijo de Solimán y Hürrem, tuvo varias hijas y un hijo de su concubina favorita Nurbanu antes de ser sultán. A pesar de que después de su ascenso al trono tuvo seis hijos más de diferentes madres, reconoció al hijo que tuvo de Nurbanu, Murad III, como su heredero legítimo. Murad III practicó lo que hizo su padre honrando al primer hijo de su concubina favorita Safiye, la madre de su sucesor, Mehmed III. Peirce afirma que en el reinado de Selim II y Murad III, la posición de la haseki adquirió una lógica institucional por la que solo los hijos mayores de estas concubinas (Murad III y Mehmed III) fueron mandados a gobernar provincias, señalando así a los más probables candidatos al trono18. En vez de una sucesión abierta, en la que los hijos iban a las provincias con sus respectivas madres, la nueva práctica fue que solamente se iba un hijo electo a la provincia con su madre. La razón última de la decisión de Solimán para honrar a Hürrem como su haseki no se explica con mucha claridad, ya que no había privilegiado a un hijo suyo, como demuestra la lucha violenta que se estableció entre sus vástagos. Sin embargo, Selim II y Murad III distinguieron a un hijo como heredero. En el reinado de ambos, la haseki era especial al ser madre del heredero declarado, lo que hizo que Nurbanu y Safiye ganaran gran reputación.

No obstante, estas dos mujeres disfrutaron de un papel político más importante en los reinados de sus hijos. Nurbanu sobrevivió a su marido Selim II, quien murió en 1574. Desde ese año hasta su muerte en 1583, Nurbanu tuvo mucha influencia en la política doméstica e internacional del Imperio otomano dado que su hijo Murad III sentía gran devoción por su madre y dependía de su consejo19. Por ejemplo, es muy conocida la tendencia proveneciana de Nurbanu20. Ella simbolizaba el advenimiento de la época de la valide sultan como el miembro más elevado de la dinastía tras el propio sultán21. Mehmed III subió al trono en 1595 y su madre, Safiye Sultana, concubina favorita de su difunto padre Murad III, fue la figura dominante durante su reinado.

Con las haseki (concubina favorita) y las valide sultan (reina madre), el Palacio había aumentado su influencia en la administración del Imperio, especialmente en el reinado de Murad III, adquiriendo la intervención de estas mujeres un carácter casi institucional. Durante el reinado de este, la valide sultan y su séquito se establecieron firmemente en el Harem22. Como señala Peirce, este periodo se caracterizó por la consolidación de la casa dinástica en una unidad individual, a diferencia de los periodos anteriores en los que la familia del sultán estaba compuesta de la casa del sultán y las casas satélites de los príncipes. La Casa otomana se estableció en Estambul. De hecho, Mehmed III fue el último príncipe que subió al trono viniendo a Estambul desde su provincia; desde entonces, los príncipes permanecieron en el Palacio. En este proceso, el sultán y la valide sultan se hicieron con la limitada autonomía que tenían los príncipes y sus madres en las provincias23. También en este periodo se consolidó la elevación del Palacio como locus del poder soberano; con ello, el status y la autoridad de la valide sultan aumentó considerablemente24. Aunque su posición y poder no se formalizaron, los informes de los embajadores y las limitadas referencias de los observadores otomanos reconocieron la amplia autoridad que detentaba25. La valide sultan ejerció su poder político como aliada del sultán, como su mentora y protectora. Peirce ha constatado las dimensiones y límites de la potencialmente conflictiva naturaleza de la reina madre26. En el sistema otomano, el gran visir era, tras el sultán, la persona más poderosa del Imperio. No obstante, con la elevada preponderancia de las redes palaciegas, varios grandes visires chocaron en el proceso de conseguir la voluntad regia con las personas más próximas al sultán, principalmente la figura de la valide sultan y su facción27. Por lo tanto, convenía a los intereses de las valide sultan que se eligiera un gran visir de su agrado. El nombramiento y la destitución de un gran visir dependían institucionalmente de la sola decisión del sultán, aunque factores no institucionales y coyunturas concretas tuvieron una importancia considerable. El caso de Safiye Sultana, la madre de Mehmed III, ejemplifica esta situación. Algunos visires que asumían cargos importantes eran sus yernos (damad en terminología otomana),casados con sus hijas. Ella mantuvo una relación clientelar con ellos y les convirtió en sus aliados en el Diwan, mientras que ellos debían sus puestos a su apoyo. Podría intervenir a favor de los maridos de sus hijas para su promoción a los cargos más altos. Por ejemplo, Ibrahim Pasha, quien fue tres veces gran visir durante el reinado de Mehmed III, era el marido de la hija de Murad III y Safiye Sultana28.

En el palacio interior (Harem) había dos posiciones importantes: el kapıağası (jefe eunuco blanco) y el darussaade ağası (jefe eunuco negro del Harem). Se supone que hasta finales del siglo XVI todos los eunucos, blancos o negros, estaban bajo la autoridad del jefe eunuco blanco, quien era superintendente del Palacio. Sin embargo, tanto con la consolidación de la familia real en la capital como por la instalación del Harem dentro de Topkapi a lo largo del siglo XVI, se generó una nueva organización del Palacio. Por ella el oficio de jefe eunuco del Harem fue asignado al eunuco negro, separándole de la autoridad del jefe eunuco blanco. El oficio de darussaade ağası había sido creado como una institución separada en el reinado de Murad III, con el consiguiente ascenso de los eunucos negros como sirvientes próximos de la familia real e instrumento del Sultán y los miembros de su familia para crear nuevas alianzas y su propia red clientelar. Este hecho se debe entender en el contexto de la creciente importancia del Palacio como centro de poder político a consecuencia de las políticas absolutistas de Murad III29. El primer darussaade ağası fue el etíope Mehmed Ağa, quien ostentó este cargo desde 1574 hasta su muerte en 1590. El cambio más importante fue la asignación del oficio de superintendente de los waqf30establecidos para el sostenimiento de las ciudades sagradas de Meca y Medina. Este cambio fue un golpe a la autoridad del eunuco blanco, ya que fue privado de dicha posición transfiriendo las correspondientes funciones financieras, religiosas y ceremoniales al eunuco negro31.

Sin embargo, el monopolio de los eunucos negros en este cometido no fue absoluto hasta 1623. Dos eunucos blancos tuvieron el puesto de darussaade ağası desde la muerte del etíope Mehmed Ağa en 1590 hasta el nombramiento en 1596 de Osman Ağa, el sirviente africano de Safiye. Es decir, con Safiye Sultana se volvió a emplear a los eunucos negros como jefes del Harem. Su nombramiento contribuyó a la preeminencia de la valide sultan en la corte de su hijo. En 1598, Osman Ağa fue hecho superintendente de los waqf reales de los sultanes anteriores Mehmed II, Bayezid II, Selim I y Solimán I32. Esto, probablemente decidido por Safiye Sultana, fue un gran éxito, ya que suponía un control preeminente sobre las fuentes financieras del Imperio, fortaleciendo a la facción de la valide sultan33. De esta manera, tanto Gazanfer (jefe eunuco blanco) como Osman Ağa fueron aliados y colaboradores comunes del sultán Mehmed III y de su madre Safiye, convirtiéndose con sus redes de influencia en instrumentos de control de los asuntos de dentro y fuera del Palacio.

 3. La Corte otomana y conflictos entre diferentes centros de poder

Aunque los sultanes otomanos no eran en muchos aspectos monarcas absolutos, tampoco es apropiado verles como influenciados solo por los grupos palaciegos, ya que disponían de otras fuentes de información para tomar decisiones. Una de las figuras más importantes que tenía influencia sobre el sultán era su preceptor personal (Hoca), que era el que se encargaba de su educación desde que era príncipe. No era institucionalmente miembro del Diwan, y tampoco podía entrar en el Harem, pero era una figura importante a la que el sultán recurría para consejos políticos, por lo que su influencia podía llegar a ser mayor que la de otras figuras más institucionales.

El Şeyhülislam (granmuftí) era la autoridad más importante en los asuntos legales y religiosos del Imperio, cuya responsabilidad era el control del grupo religioso, los ulemas. La máxima autoridad del derecho islámico no podía ser ignorada por ningún príncipe islámico y, aunque los sultanes otomanos elegían y podían destituir a la persona que ocupara el puesto de Şeyhülislam, tenían que tener en cuenta su opinión legal sobre cuestiones religiosas y determinadas acciones políticas. En este sentido, su oficio tenía tales características que, en gran medida, sobrepasaban el poder absoluto del sultán, de manera que se necesitaba su justificación para evitar que las decisiones tomadas se contradijeran con la Sharia. No tenía poderes ejecutivos ni era miembro del Diwan, por lo que, con su prestigio y autoridad espiritual disponía de una cierta libertad en la sociedad y el gobierno. No obstante, la mayoría de ellos, antes de llegar a este oficio, ejercían en el Consejo de Estado como kadiasker de Anatolia o de Rumelia, los puestos ejecutivos más altos reservados para hombres de religión que se encargaban de la jurisdicción a lo largo del Imperio34. Hacia finales del siglo XVI, solo unas pocas familias doctas y eruditas se reservaban el monopolio del ejercicio de estos altos cargos de restringida disponibilidad, en comparación con el número de los aspirantes. El resultado era la formación de dinastías de eruditos por sagas familiares, con una gran rivalidad entre ellas para ocupar los más altos rangos. De este modo, con la promoción de una de estas familias se jugaba con la fidelidad de un sector de la sociedad y, por ello, el gran muftí se convertía en un instrumento por parte del Palacio para ganar la lealtad de una parte de los ulemas35.

Asimismo, la religion popular se demostró a través de ciertos predicadores que tenían influencia sobre la opinión pública en la capital imperial merced a su autoridad moral. Sus sermones sobre asuntos políticos en las mezquitas de Estambul, especialmente en la de Süleymaniye, podían tener rasgos de crítica política en este periodo de crisis y cambio que atravesaba el Imperio36. La política exterior del sultán también formaba parte de su área de interés, por lo que, en cierto modo, se podían considerar como un grupo de oposición contra las disposiciones que consideraban religiosamente ilícitas.

No obstante, el aumento del poder del Palacio provocó la reacción de varios grupos de poder en la capital otomana. El poder de personajes importantes del Harem y su intervención en la política eran muy impopulares entre los soldados, algunos ministros, hombres de religión y, probablemente, entre la población. Las rebeliones de la caballería imperial (sipahi), dada sus alianzas con otros grupos de poder y sus objetivos (la casa real y los favoritos) muestran la necesidad de replantear el concepto de monarquía absoluta para el caso otomano, así como se está aplicando para los reinos europeos contemporáneos las categorías de "monarquías compuestas" o "monarquías policéntricas"37. El ejercicio del poder regio era de una complejidad tal que generaba frecuentemente desobediencia, desacuerdo y la resistencia de grupos de poder que no querían permitir el secuestro del poder central por parte de unos privilegiados. En este contexto, la relación de los soldados con los visires, la rivalidad política entre los visires y la relación del sultán y su Palacio con los soldados y los visires han sido objeto de nuevas formulaciones en la historiografia.

En primer lugar, existe cierta tendencia en considerar los tumultos de los sipahis como un enfrentamiento entre el ejército y la corte del sultán. Los soldados, apareciendo como un grupo de presión política desde el famoso incidente de 1589, recortaban la autoridad del sultán formando vínculos con los diferentes grupos de poder38. Así pues, los sipahis recibían el apoyo de la alta ulema y de los visires rivales mientras que el sultán y su corte se aliaron con los jenízaros y otros visires para aplastarles39.

En segundo lugar, se ha destacado últimamente la lucha entre el sultán y los visires, sobre todo los que ocupaban el puesto de gran visir. Merced a esta lucha, la autoridad de este último quedó desestabilizada para aumentar la del sultán, cuyas redes de poder procuraron imponerse a las del gran visir en la administración del Imperio. Para alcanzar este fin, no solo se recurrió a la creación de nuevos oficios en la Corte-Palacio, sino que desde ella se intentó dominar el Diwan con visires u otros ministros cercanos a los círculos de la corte. De esta manera, el sultán intentaba mantener el equilibrio así como acrecentar las rivalidades entre sus poderosos ministros con el fin de recuperar la iniciativa política frente a redes políticas alternativas con diferentes diseños políticos.

En tercer lugar, la creciente importancia del papel de los ulemasen los asuntos políticos y su implicación, como un grupo social privilegiado, en los conflictos de las diversas facciones constituyó un elemento más en este complicado juego de equilibrios40. Dadas las circunstancias, el ulema resultó ser un influyente centro de poder, con relativa independencia tanto de la corte del sultán como de los visires. Por lo tanto, la corte intentaba colocar a sus propios candidatos en los altos cargos, por lo cual creaba tensiones entre los poderosos miembros de los ulemas41.

En este entramado de rivalidad política entre la gente del Palacio, los visires, ulemas y soldados, existía una tremenda pugna por el acceso al favor real para lograr decisiones favorables y adquirir influencia política. Cada uno de esos actores tenía su propia vía de lucha para conseguir la voluntad del sultán y alcanzar sus fines particulares. El gran visir, en su condición de principal responsable de la administración del Imperio, empleaba un instrumento que se denominaba telhis para presentar sus peticiones sobre casi cualquier asunto imperial al sultán en forma escrita, como consecuencia del cada vez menor contacto directo con el soberano. Este modo de comunicación favorecía a las personas más cercanas a la figura del sultán, como la gente del Harem, porque tenían la ventaja de presentar su propio parecer y el poder de manipular las peticiones que llegaban a los sultanes. 

Los visires, ulemas y otros usaban el método llamado arz para hacer saber al sultán sus intenciones particulares, utilizando sus propias redes para asegurar la llegada de las peticiones a sus manos ante el riesgo de maniobras cortesanas. Por ejemplo, el visir Cigalazade Sinan Pasha aprovechaba su lazo de sangre con su riquísima suegra, que era la tía de Murad III, para conseguir la aprobación de sus proyectos particulares42. Los embajadores cristianos no estaban al margen de esta trama de redes de poder, ya que ellos también necesitaban valerse de las vías más seguras para hacer llegar sus peticiones a los oídos del sultán. Por ejemplo, el embajador francés y el bailo veneciano procuraban remitir su arz por medio del preceptor del sultán para evitar que sus peticiones pasasen desapercibidas y fueran interceptadas por otros personajes43.

Los frecuentes cambios de visires eran la demostración de que el sultán con su facción procuraba que los grandes visires no obstaculizaran sus decisiones. Por ello, el sultán se valía de su prerrogativa de nombrar y deponer para contrarrestar su poder en el Diwan. De este modo, se ha defendido que los métodos político-administrativos de Murad III y Mehmed III eran parte de sus diseños absolutistas, en el sentido de que pretendían aumentar la autoridad de su corte respecto a otros centros de poder. Para ello recurrieron a grandes eunucos como Gazanfer Ağa, que fueron considerados como una extensión de la dinastía real44. Metin Kunt argumenta que, como parte de esta política centralista, en el tránsito del siglo XVI al XVII se tendió a nombrar a individuos vinculados al gobierno central, cercanos al Palacio, como gobernadores-generales o gobernadores para los puestos provinciales45. Esto demuestra que la dinastía no se limitaba a preocuparse por controlar las elites gobernantes en la capital sino que también intentaba difundir este control a la periferia para mantener la lealtad de sus servidores más distantes. Como ha sido defendido por uno de los últimos investigadores de esta época, estos acontecimientos eran la demostración de "una intensificada lucha político-económica entre las facciones rivales atrincheradas en la corte"46.

Es cierto que en el siglo XVII los observadores otomanos y extranjeros veían estos conflictos y el aumento del poder de los personajes del Harem como elementos indicadores de la decadencia del Imperio47. Sin embargo, con la renovación historiográfica iniciada en la segunda mitad de la década de 1980, el paradigma de declive ha recibido una revisión importante. Recientes estudios otomanistas han mostrado que el Imperio experimentó una transformación en la que se solaparon cambios estructurales en la configuración de la dinastía, el ejército o la administración provincial48. Este trabajo ha analizado la participación de los visires, los miembros de la familia imperial, hombres de religión de alto rango, eunucos principales y el ejército en la política y en el proceso de la toma de decisiones. A la luz de los últimos estudios, estos conflictos se deben interpretar como esfuerzos del Imperio en adaptar sus prácticas administrativas a los profundos cambios que se dieron en las estructuras políticas, económicas y militares durante la crisis general del siglo XVII.

 

Notas:

1. Este artículo ha sido posible gracias a la financiación del proyecto HAR2009-09991 del Ministerio de Ciencia e Innovación, Gobierno de España.

2. Cornell Fleischer, "The Lawgiver as Messiah: The Making of the Imperial Image in the Reign of Suleyman," en Soliman le Magnifique et son temps, ed. Gilles Veinstein (Paris: La Documentacion Française, 1992), 159-178; Halil Inalcik, "State, Sovereignty, and Law During the Reign of Suleyman," en Suleyman the Second and His Time, eds. Halil Inalcik y Cemal Kafadar (Istanbul: Isis Press, 1993), 59-92.

3. Gülru Necipoglu, Architecture, Ceremonial, and Power: The Topkapi Palace in the Fifteenth and Sixteenth Centuries (New York: The Architectural History Foundation, 1991).

4. Colin Imber, The Ottoman Empire, 1300-1650: The Structure of Power (Houndmills and New York: Palgrave Macmillan, 2002), 168.

5. Leslie P. Peirce, The Imperial Harem: Women and Sovereignty in the Ottoman Empire (Oxford: Oxford University Press, 1993), 6-8.

6. Imber, The Ottoman Empire, 168-169.

7. Ibídem.

8. Ibídem.

9. Halil Inalcik, The Ottoman Empire. The Classical Age, 1300-1600 (London: Littlehampton, 1973); Imber, The Ottoman Empire, p. 168.

10. Baki Tezcan, The Second Ottoman Empire: Political and Social Transformation in the Early Modern World (New York: Cambridge University Press, 2010), 164.

11. Ibídem.

12. Peirce, The Imperial Harem, cap. 1.

13. Günhan Börekçi y Şefik Peksevgen, "Court and Favorites," en Encyclopedia of the Ottoman Empire, eds. Gábor Ágoston y Bruce Masters (New York: Facts on File, 2009), 151-154.

14. Pal Fodor, "Sultan, Imperial Council, Grand Vizier: Changes in the Ottoman Ruling Elite and the Formation of the Grand Vizieral Telhis," en In Quest of the Golden Apple. Imperial Ideology, Politics, and Military Administration in the Ottoman Empire, ed. Pal Fodor (Istanbul: The Isis Press, 2000), 214.

15. Ibídem, 222.

16. Peirce, The Imperial Harem, 91-112.

17. Ibídem, 57-90.

18. Ibídem, 95.

19. Ibídem, 238.

20. Para su correspondencia, Susan Skilliter, "The Letters of the Venetian 'Sultana' Nur Banu and her Kira to Venice," en Studia Turcologica Memoriae Alexii Bombaci Dicata, ed. Aldo Gallotta y Ugo Marazzi (Napoli: Istituto Universitario Orientale, 1982), 515-536.

21. Peirce, The Imperial Harem, 110-111.

22. Imber, The Ottoman Empire, 147.

23. Peirce, The Imperial Harem, 111.

24. Ibídem, 229.

25. Imber, The Ottoman Empire, 323.

26. Peirce, The Imperial Harem, 241-242.

27. Ibídem, 246.

28. Nezihi Aykut, "Damad İbrahim Paşa," İ.Ü.Tarih Enstitüsü Dergisi 15 (1997): 193-219; Vernon J. Parry, "Ibrahim Pasha, Damad," Encyclopedia of Islam (Leiden: Brill, 1986), vol. III, 1000-1001; Ismet Parmaksizoglu, "Ibrahim Pasha, Damad," Islam Ansiklopedisi (Istanbul: 1940-1986), vol. 5/2, 915-919.

29. Yildiz Karakoç, Palace Politics and the Rise of the Chief Black Eunuch in the Ottoman Empire, tesis de máster inédita (Estambul: Universidad de Boğazici, 2005), 18-29.

30. Donaciones religiosas islámicas con utilidad pública y caritativa.

31. Para una discusión detallada de esta transformación, me remito a Ayse Ezgi Dikici, Obscure Roots, Solid Foundations: A Comparative Study on the Architectural Patronage of Ottoman Court Eunuchs, tesis de máster inédita (Estambul: Universidad de Koç, 2009), 20-31; Emine Fetvaci, Viziers to Eunuchs: Transitions in Ottoman Manuscript Patronage, 1566-1617, tesis doctoral inédita (Cambridge, MA: Harvard University, 2005).

32. Dikici, Obscure Roots, Solid Foundations, 108.

33. Dikici, Ibídem; Karakoç, Palace Politics and the Rise of the Chief Black Eunuch, 45.

34. Richard Cooper Repp. The Müfti of Istanbul: A Study in Development of the Ottoman Learned Hierarchy (London: Ithaca Press, 1986). Para la carrera de un Şeyhülislam célebre del siglo XVI véase Colin Imber, Ebu's-su`ud: The Islamic Legal Tradition (Edinburgh: Edinburgh University Press, 1997).

35. Baki Tezcan, "The Ottoman Mevali as 'Lords of Law'," Journal of Islamic Studies 20/3 (2009): 383-407; Abdurrahman Atcil, "The Route to the Top in the Ottoman Ilmiye Hierarchy of the Sixteenth Century," Bulletin of School of Oriental and African Studies 72/3 (2009): 489-512.

36. Tezcan, The Second Ottoman Empire, 122-124.

37. John. H. Elliott, "A Europe of Composite Monarchies," Past and Present, 137/1 (1992): 48-71; Pedro Cardim et al., Polycentric Monarchies. How did Early Modern Spain and Portugal Achieve and Maintain Global Hegemony (Eastbourne: Sussex Academic Press, 2012).

38. Los sipahis (la caballería de Estambul) irrumpieron por primera vez en el palacio de Topkapi en 1589 para protestar por la devaluación de la moneda. Al final de la rebelión ejecutaron a Mehmed Pasha "el halconero", favorito de Murad III, a quien se suponía que el Sultán había concedido un poder casi absoluto. Los sipahis contaban con el apoyo de una parte de los visires y ulemas contra Mehmed Pasha, lo que se consideró como un enfrentamiento directo a la autoridad del Sultán. Desde entonces Murad III tuvo mucho cuidado en no señalar a un ministro suyo como su favorito. Algo similar aconteció en 1603 con la ejecución de Gazanfer Aga, el favorito de Mehmed III.

39. Günhan Börekçi, Factions and Favorites at the Courts of Sultan Ahmed I and His Immediate Predecessors, tesis doctoral inédita (Columbus: The Ohio State University, 2010), 15-16.

40. Börekçi, Factions and Favorites, 15.

41. Tezcan, "The Ottoman Mevali as 'Lords of Law'," 396.

42. Mateo Zane al Senado de Venecia, Constantinopla, 11 de abril de 1593, Archivio di Stato di Venezia (ASVe), Senato Dispacci-Constantinopoli (SDC), 37, fol. 81v.

43. Matteo Zane al Senado de Venecia, Constantinopla, 26 de octubre de 1593, ASVe, SDC, 37, fol. 122v.

44. Tezcan, The Second Ottoman Empire, 103-104.

45. Metin Kunt, The Sultan's Servants: The Transformation of Ottoman Provincial Government, 1550 - 1650 (New York: Columbia University Press, 1983), 77-93.

46. Günhan Börekçi, Factions and Favorites, 70.

47. Bernard Lewis, "Ottoman Observers of Ottoman Decline," Islamic Studies 1 (1962): 71-87; Colin J. Heywood, "Sir Paul Rycaut, a Seventeenth- Century Observer of the Ottoman State: Notes for a Study," en English and Continental Views of the Ottoman Empire, 1500-1800, ed. Ezel Kural Shaw y Colin J. Heywood (Los Angeles: University of California, 1972), 33-59.

48. Para los ejemplos más importantes de la literatura de transformación véase, Halil Inalcik, "Military and Fiscal Transformation in the Ottoman Empire, 1600- 1700," Archivum Ottomanicum 6 (1980): 283-337; Kunt, The Sultan's Servants; Linda T. Darling, Revenue-Raising and Legitimacy: Tax Collection and Finance Administration in the Ottoman Empire, 1560-1660 (Leiden: Brill, 1996); Douglas A. Howard, The Ottoman Timar System and Its Transformation, 1563-1656, tesis doctoral inédita (Indianapolis: Indiana University, 1987); Cornell Fleischer, Bureaucrat and Intellectual in the Ottoman Empire: the Historian Mustafa Ali (1541-1600) (Princeton: Princeton University Press, 1986).

 

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