SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.12 número1Libro de los hechos y buenas costumbres del Sabio Rey Carlos V. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista Escuela de Historia

versión On-line ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.12 no.1 Salta jun. 2013

 

RESEÑA

Richard L. Kagan: Los Cronistas y la Corona. La política de la Historia de España en las Edades Media y Moderna, Madrid, Marcial Pons, 2010, 489 pp.

 

Por Franco Luciano Tambella

 

Esta obra es editada por la editorial Marcial Pons dentro de su nueva colección de libros de historia Los Hombres del Rey realizada en colaboración con el Centro de Estudios Europa Hispánica. Dicha colección, lanzada desde noviembre de 2010, tiene como objeto publicar escritos sobre personajes que hayan servido a los Austrias, al fin de aportar nueva evidencia en torno a aquellos que, hasta la fecha, no hayan sido objeto de estudio1.

Al mismo tiempo, el libro Los Cronistas y la Corona, está enmarcado en los más recientes trabajos del Profesor Richard L. Kagan sobre la cultura y la política en España de la Modernidad, especialmente dedicados al estudio de las crónicas y la escritura de la historia en el Mundo Hispano, tanto en Europa como en América. Aportando como hispanista a la historia de la cultura y la política en el Imperio Español en la modernidad, este autor ha sido galardonado con el Premio a la Investigación Humanística 2011, otorgado por la Real Sociedad Menéndez Pelayo, por la excelente investigación realizada en la obra que aquí se analiza2.

Luego de un Índice detallado, el libro cuenta con un Prefacio que presenta al lector brevemente las motivaciones y trabajos que llevaron al autor a realizar esta publicación. A continuación, el libro posee una Introducción, donde el autor, ilustrando con una breve historia de la corte inglesa en 1616, explica el valor político y la función de servicio de la Historia Oficial. Sus argumentos, sólidamente documentados, giran en torno a su propuesta de entender la cuestión del estudio de los cronistas oficiales en su contexto de producción, reconociendo la gran capacidad intelectual de muchos de ellos, y entendiendo que escribieron en una época donde la historia profesional aún no existía como un segmento apartado de la historia militante.

El cuerpo central del trabajo está organizado en siete capítulos, cada uno dedicado a un tipo especial de historiografía oficial. El primero trata sobre la consolidación de la historia oficial a lo largo de siete siglos gracias al impulso dado por los monarcas castellanos bajomedievales. En este apartado, Kagan comienza analizando las crónicas medievales de Castilla, que hacia el siglo IX van dando forma a los mitos fundantes del reino, desde el mito del nacimiento de España elaborado por Isidoro de Sevilla y retomado más tarde. Aquí el mito fundamental es el ideal de la Reconquista, que daba al reino el cariz cristiano e imperial3. Éste se consolidaría como el núcleo alrededor del cual se articularía la imagen política de la monarquía castellana.

El capítulo segundo está dedicado al reinado de Carlos V exclusivamente, y en él se puede observar la pugna en la historia oficial entre un estilo de relato caballeresco, impulsado por uno de sus principales consejeros Guillermo de Croy, Señor de Chievrès, y uno humanista, renovador impulsado por otro de sus consejeros, Mercurino Gattinara. Durante su reinado se crea el cargo de cronista del rey, laxamente vinculado al Consejo de Castilla, a la vez que se da gran impulso a la escritura de una historia del monarca, y no de los reinos que gobernaba.

Continuando con la tradición inaugurada por sus abuelos, los Reyes Católicos, Carlos I puso al mando de la narración de su historia a sus consejeros de mayor confianza, al tiempo que el cargo oficial de cronista del rey era otorgado a personajes leales de familias reconocidas y con experiencia en la corte.

El núcleo más trabajado de la obra es el reinado de Felipe II, al cual el autor dedica dos extensos capítulos (capítulo III y capítulo IV). Dada la obsesión del Rey Prudente tanto por la escritura de una historia en favor de su Monarquía, como por el secretismo impuesto a todo lo considerado materia de estado, es durante su reinado donde la obra de los historiadores oficiales alcanza su mayor esplendor. Por otro lado, a diferencia de su padre, Felipe II estuvo más interesado en que se cuente una historia que loe a España en vez de una que ensalce sus logros. El autor sugiere que esta actitud se debía tanto a una oposición personal a la vanidad, como por la mayor necesidad de justificar el Imperium de España tanto en la Península como en el Nuevo Mundo.

Felipe II, a su vez, tenía una visión más humanista de la historia, la cual debía incorporar ejemplos de vida, ser verificable, en el sentido de poder ser contrastable con las fuentes, y ser escrita sobre temas del pasado, no sobre el presente o el pasado cercano. Los recelos del monarca a la historia reciente se debían a que, según Kagan, consideraba que era imposible contar las cosas tal cual fueron, prescindiendo de recurrir a rumores o "cartas de soldados". Por otro lado, la labor desarrollada en el archivo de Simancas de organización y clausura de los documentos escritos en su reinado, era el método por el cual Felipe II garantizaba el material indispensable a los historiadores del futuro que escribieran sobre su gobierno.

En el capítulo III "Historia pro Patria: Felipe II", el autor explica que el monarca Habsburgo intentó redactar una historia general de España para lo que contrató a diversos cronistas a los que daba acceso a las colecciones documentales que había armado, como el archivo de Simancas, y les permitía publicar sobre cuestiones que a otros autores de historia les estaba estrictamente vedado. Así, trabajaron en servicio de este monarca escritores reconocidos como Ambrosio Morales, Esteban de Garibay y Zamalloa, y Juan de Mariana, a los que Kagan dedica un profundo estudio de su vida y obras.

El capítulo IV, "'La Historia de su magestad'", por otro lado,  analiza la obra de Antonio de Herrera y Tordesillas encarnada en una publicación de décadas (crónicas organizadas en libros que cubrían diez años), destinada a crear un registro histórico favorable al Rey Felipe II, pero enmascarado en una Historia General que relataba los principales sucesos de 1559 a 1583, tanto en el Vejo como en el Nuevo Mundo. El autor estudia largamente a Herrera y Tordesillas, dedicándole muchas páginas en este libro, y lo hace tanto por su larga y prolífica carrera, como por las relaciones que este escritor tuvo con los reyes de España Felipe II, Felipe III y Felipe IV, a la vez de las que tuvo con los validos como el Duque de Lerma y el Conde-Duque de Olivares. Es en la historia de Herrera y Tordesillas donde se aprecia cabalmente las relaciones entre los cronistas regios, la cultura histórica y literaria de la época, y las pugnas cortesanas.

Así, el análisis sobre Herrera y Tordesillas va a guiar en muchos pasajes de las secciones subsiguientes. A su vez, en los Capítulos V y VI, el lector puede apreciar cómo la historia oficial se transforma en un arma tanto defensiva como ofensiva de la Monarquía. Aquí, el profesor Kagan destaca el gran valor que toma la historiografía en la guerra de panfletos desatada en el siglo XVII entre las potencias de Europa.

El Capítulo VI "'Para mortificar a nuestros enemigos'. Historia y propaganda en la corte de Felipe IV", trata como, luego de la muerte de Herrera y Tordesillas y en medio de la guerra de panfletos que se llevaba adelante en la esfera pública madrileña de pleno siglo XVII, el Conde Duque de Olivares se encarga de crear personalmente una Junta de Cronistas, pagos por la corona, que se encargaban de debatir a favor del Rey y su valido. La función de éstos no solo fue la que defensa en la guerra panfletaria, sino que también se convirtieron en un arma más de una vez esgrimida contra los enemigos de España, el Monarca o su valido. Así, estos cronistas creaban tanto registros favorables a estos últimos, como desfavorables y difamadores de sus enemigos. En ese grupo sirvieron intelectuales de gran altura como Francisco Quevedo, o Diego Saavedra Fajardo, a la vez que grandes polemistas con obras de dudosa precedencia como Gonzalo Céspedes y Meneses o José Pellicer.

Por último, el capítulo VII, explica la lenta desaparición de los cronistas militantes y la profesionalización de historia oficial, en la búsqueda de la producción de una historia más acorde a las necesidades ilustradas del siglo XVIII. El capítulo incorpora un estudio de la profesionalización de la historia, de la creación de la Real Academia de Historia, sus primeras obras y publicaciones, aún a favor de España, pero sirviendo a una monarquía Borbónica reformista, revisando las obras del pasado para evaluar cuales eran falsas y cuales eran verdaderas crónicas, a la vez que buscaban realizar una historia objetiva apegada a las fuentes y los nuevos métodos historiográficos.
Acompañado de un extenso apéndice de bibliografía, el cual testifica la sólida labor del autor, y de un índice analítico de personas, lugares y obras, este libro es una obra completa y demostrativa, con un apartado de conclusiones muy claras y útiles al investigador interesado en tópicos relacionados a la historia oficial y los historiadores al servicio de las monarquías ibéricas.

En base a lo comentado, se puede observar que Los Cronistas y la Corona estudia tanto las obras de los historiadores oficiales, como su accionar en la corte y fuera de ella. Así, el estudiar tal y como se entiende hoy en día la corte regia­ permite a Kagan el análisis de las vinculaciones que los cronistas entablaron con los diferentes grupos de interés o partidos cortesanos en pugna en cada reinado.

Las intenciones reivindicativas del autor para con los cronistas oficiales son claras, pero el demostrar que dichos autores hicieron efectivamente aportes a la historia (sobre todo de España), le permite, además, evaluar el grado en que éstos sirvieron a los monarcas en la cuestión vital de la política del prestigio, uno de los ejes articuladores del libro.
En esta doble tarea, Kagan, hace un estudio sólido y completo de las obras históricas y geográficas de estos historiadores, al tiempo que trabaja con las publicaciones más influyentes en la cultura histórica y política de cada época. Este complejo análisis de historia cultural acompaña, es nutrido por el análisis de tipo político que hace de las diversas figuras de los cronistas, logrando arribar a conclusiones sólidas, ampliamente contrastadas y de gran capacidad esclarecedora. Todo este trabajo es guiado por la afable prosa del autor, a la altura de un libro de publicación científica, pero a la vez liviana y de fácil lectura para el lector lego.

 

Notas:

1. "Presentada la colección 'Los hombres del rey', sobre los agentes de la Monarquía hispánica" Extraído de la página:  http://www.tiempodehistoria.com/hemeroteca/modules.php?name=News&file=print&sid=1760, consultada desde 03/03/2013 al 10/03/2013, perteneciente a la revista digital Tiempo de Historia, ISSN 1885-6691, Cádiz, Noviembre 2010.

2. "El Profesor Richard L. Kagan, Premio de Investigación Humanística Real Sociedad Menéndez Pelayo", en http://www.20minutos.es/noticia/1307555/0/, consultada desde el 03/03/2013 al 31/03/2013, perteneciente a la revista digital 20minutos.es del 13/02/2012.

3. Entendido como la capacidad de los monarcas castellanos de no reconocer superior en lo terrenal y ejercer una soberanía muy amplia sobre sus territorios patrimoniales y anexados.

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons