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Revista Escuela de Historia

versión On-line ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.12 no.2 Salta dic. 2013

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Poder y memoria. Las elecciones presidenciales de 1970 en Colombia

(Power and memory. Presidential elections in Colombia in 1970)

Olga Yanet Acuña Rodríguez
Doctorado en Historia, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, olga.acuna@uptc.edu.co


Resumen:

Durante el proceso electoral de 1970 en Colombia, el poder atacó la memoria colectiva, para mellar la imagen del candidato opositor, Gustavo Rojas Pinilla, y favorecer a su candidato, el conservador Misael Pastrana Borrero. Las élites liberales y conservadoras, con el estandarte del Frente Nacional y el apoyo del gobierno nacional y de los grandes medios de comunicación, adelantaron una campaña de imagen contra Rojas Pinilla, que osciló entre los beneficios del acuerdo político frente nacionalista y los recuerdos sobre el periodo de gobierno del exgeneral, conocido como “dictadura”, en especial los abusos de poder de las fuerzas militares; campaña que buscó incidir en la memoria del pueblo, para el cual Rojas era un héroe; se consolidaron, entonces, dos tendencias antagónicas: los defensores de las élites y del Frente Nacional, alrededor del candidato oficialista Misael Pastrana Borrero, y los defensores de los sectores populares o Alianza Nacional Popular, en cabeza de Gustavo Rojas Pinilla.
Pero tras los comicios del 19 de abril la memoria colectiva se construyó en torno al fraude electoral, que arrebató el triunfo a Rojas y se lo otorgó a Pastrana Borrero, y que para la mayoría de los electores significó una acción más de poder del gobierno y una burla al sistema democrático. En la memoria popular quedó grabado que solo el fraude explica por qué el candidato Rojas Pinilla perdió las elecciones si a la media noche del 19 de abril los registros oficiales ya lo daban como ganador.

Palabras clave: Elecciones; Fraude electoral; Poder político; Memoria colectiva

Abstract:

During the electoral process of 1970 in Colombia, power (the conservative party) attacked collective memory, seeking to put a dent in the image of Gustavo Rojas Pinilla and to favor the conservative candidate, Misael PastranaBorrero. Under the banner of the National Front and supported by the mass media and national government, the liberal and conservative elite campaigned against Rojas Pinilla. This campaign oscillated between supporting the benefits of the National Front political agreement, and insisting on the memory of the period of Rojas Pinillas’s government, known as “dictatorship”, especially for its abuse of power by the military forces. The aim of this campaign was to produce a deep effect on the minds of the people, who considered Rojas Pinilla to be a hero. In this way, two antagonistic political movements were born: those who defended the elite and the National Front, supporting the ruling candidate Misael PastranaBorrero, and those who defended the working class sector or National Popular Alliance, led by Gustavo Rojas Pinilla.
However, after the elections of the 19th of April, collective memory was built around electoral fraud, which gave victory to PastranaBorrero instead of Rojas Pinilla. For most of the voters, this was clearly another enterprise of government power and an offense to the democratic system. All that remains in people’s memory is that electoral fraud is the only explanation for the victory of PastranaBorrero, given that by midnight of the 19th of April, official voting records showed Rojas Pinilla as the winner.

Keywords: Elections; Electoral fraud; Political power; Collective memory


El uso de la memoria en la campaña electoral

Para adentrarnos en la temática es importante ver cómo se estructura la memoria colectiva y cómo interactúa el poder en la configuración de la memoria social, en el olvido colectivo y, sobre todo, en los recuerdos. MaureceHalbwachs fue uno de los primeros intelectuales en hacer alusión a la memoria colectiva, al señalar que los textos (imágenes, escritos, canciones, etc.), los actores y cada detalle de un evento tienen una representación especial solo para los miembros del grupo involucrado en él1. Según Enrique Florescano, la memoria colectiva nace en el seno del grupo y es modelada por este; se nutre del imaginario de las familias, de los grupos, las tribus, la patria o la nación2. Por su parte, AvishaiMargalit plantea la diferencia entre memoria común y memoria compartida; la primera la asocia al recuerdo que de las mismas experiencias tienen diferentes personas –a esta memoria la denomina acumulativa–, y la segunda es la integración de las diversas perspectivas tratando de consolidar una versión. En este texto tomamos el concepto de memoria compartida3, planteado por Enrique Florescano. Según Florescano, la memoria compartidase forma por la interacción de diversas memorias individuales, mediante la comunicación entre los miembros de la sociedad acerca de sus orígenes y su futuro, comunicación que fluye en distintos sentidos4 y que, como lo plantea Margalit, es un medio que sirve para poner en diálogo las diversas memorias, de tal forma que puedan discutir y, tal vez, llegar a concertaciones: “Creo que hay necesidad de una memoria compartida discutida, de que historiadores de las diferentes partes enfrentadas se encuentren y digan qué pasó en realidad. Muchas veces los desacuerdos tienen que ver con qué pasó en realidad y, por tanto, con qué tenemos que recordar”5. Se destaca entonces la necesidad de llegar a un acuerdo sobre qué paso. Estos aspectos son significativos porque nos aportan elementos considerables para leer las diferentes versiones, y, sobre todo, la forma como el uso del poder pretende consolidar una memoria.

En el caso de las elecciones presidenciales de 1970 en Colombia, las versiones son diversas, pero en la memoria de la mayoría de los colombianos permanece el recuerdo del fraude que le otorgó a Misael Pastrana Borrero la presidencia; las incógnitas sobre el conteo de los votos y la consolidación de los resultados oficiales generaron en su momento fuertes polémicas, manifestaciones y acciones de protesta de los electores inconformes, y subsiste una brecha entre la memoria de los diversos actores y la legalidad de los registros. Una pregunta central es ¿qué memoria ha construido la historiografía sobre las elecciones de 1970?

La historiografía electoral en Colombia, aunque ha avanzado considerablemente en analizar la participación de los diversos actores sociales, las estrategias de poder y los mecanismos de presión a los electores, ha dejado fuertes vacíos sobre las redes, el papel de los actores sociales y los intereses que se mueven alrededor de los resultados electorales con los que se pretende legitimar el poder, como lo plantean Eduardo Posada y David Bushnell6. Para bien o para mal, las elecciones siguen siendo el medio que legitima el poder de las instituciones del Estado; pero para obtener el triunfo es necesario poner en juego diversos mecanismos de poder, entre los que se destacan el fraude, la violencia y el clientelismo7, que a la vez son prácticas consustanciales al sistema democrático y han acompañado el desarrollo de las elecciones; en el evento de 1970, los actores sociales, colectivamente, recuerdan cómo se transformaron los resultados electorales en favor del candidato oficialista.

César Ayala se refiere a los usos y abusos de la memoria con relación a las elecciones presidenciales de 1970 en Colombia; aunque su objetivo central es estudiar el origen y la proyección de la Alianza Nacional Popular (Anapo) como movimiento político alternativo, hace un amplio seguimiento a la campaña electoral de 1970 y a sus resultados, y destaca que, efectivamente, el papel de la Anapo en la implementación de otros rituales en la forma de hacer política fue lo que convocó a los sectores populares8. Este trabajo constituye una base sustancial para el desarrollo de este texto, aunque nuestro estudio se centra en analizar la memoria colectiva y compartida de las elecciones de 1970, lo que lleva a ver, institucional y socialmente, qué tipo de memoria se ha construido sobre este hecho sustancial para la historia política colombiana.

Habían transcurrido solamente 20 años de una de las luchas políticas más violentas: las elecciones presidenciales de 1949, en las que el conservatismo imponía la candidatura de Laureano Gómez, para dar continuidad a la hegemonía9. La situación política la sufrían más los sectores populares, porque los líderes y dirigentes políticos, liberales y conservadores, con mucha regularidad negociaban las curules, el reparto burocrático de las instituciones y hasta el triunfo. Precisamente, el Frente Nacional, iniciado en 1958, fue el resultado de un acuerdo político para poner fin al conflicto bipartidista; acuerdo que, en últimas, integró las élites liberales y conservadoras, pero abrió una honda brecha con los sectores populares, que esperaban que en algún momento se produjeran cambios profundos que les permitieran mejorar sus condiciones de vida.

Pero, ¡oh sorpresa!, los dirigentes políticos no contaron con que el pueblo quería un cambio, que se había apropiado de su papel ciudadano para explorar opciones políticas que garantizaran sus derechos; de esta manera sus intereses empezaron a tomar sentido más que la tradicional lucha bipartidista, aunque estas pretensiones entraban en contradicción con el oficialismo político, lo que contribuyó al debilitamiento del Frente Nacional10. Este acuerdo político tal vez nunca lo hayan entendido los campesinos y sectores populares, porque para ellos no era fácil unirse a su enemigo político y trabajar en conjunto, mientras crecían el hambre, las necesidades y la pobreza.

La debilidad del acuerdo bipartidista se pudo apreciar a través del inconformismo de los sectores populares y del surgimiento de cuatro candidatos para la elección presidencial de 1970 –la cuarta y última del Frente Nacional–, todos de tendencia conservadora, dado que por la alternancia pactada le correspondía el turno al Partido Conservador: Misael Pastrana Borrero, en representación del oficialismo frente-nacionalista, candidato de las élites liberales y conservadoras unidas; Gustavo Rojas Pinilla, de ascendencia conservadora y con una perspectiva política nacionalista, en nombre de la Alianza Nacional Popular, nuevo partido político fundado por disidentes del liberalismo y del conservatismo y por sectores de izquierda y populares nostálgicos de la dictadura del exgeneral Rojas; Belisario Betancourt, conservador del departamento de Antioquia, crítico del Frente Nacional y con una propuesta de gobierno social-cristiano, y Evaristo Sourdís, conservador de la Costa Atlántica, con un sentido social, cuyo programa de gobierno se enfocó en reivindicar la autonomía de las regiones.

Los cuatro candidatos presidenciales estuvieron atentos al fervor de las masas; recorrieron el país, pronunciaron discursos, organizaron concentraciones, reuniones, asambleas y demás actividades electorales. De esta manera, se planteó una apertura democrática para que los electores seleccionaran el presidente y su propuesta de gobierno, y esto debilitó la tradicional relación bipartidista, aunque en la campaña electoral el oficialismo contó con toda la maquinaria, con los medios de comunicación y con las constantes intervenciones del presidente, Carlos Lleras Restrepo, en favor del régimen de coalición. Por su parte, los sectores populares que fueron seguidores de Gaitán y que no habían encontrado un proyecto político que los articulara, les devolviera la llamada paz social y los hiciera sentir parte de un proyecto de construcción de nación y de integración social y económica11, vieron en la Anapo la esperanza de cambio, por ser una propuesta independiente al tradicionalismo y a la prolongación del régimen bipartidista; en ello contribuyó la Iglesia católica.

Durante la campaña electoral, el uso de la memoria fue crucial; cada candidato acudió a diversas estrategias para llegar a los electores; el despliegue se hizo a través de los grandes medios de comunicación, de correrías, manifestaciones, desfiles y discursos; igualmente, por medio de carteles, afiches e insignias a nombre de los candidatos. Gustavo Rojas Pinilla y Misael Pastrana Borrero desplegaron mayor actividad; el primero, por ser expresidente y hablar a nombre de una coalición entre izquierdas, disidentes de derecha e Iglesia católica y, sobre todo, a nombre del pueblo; el segundo, por representar el oficialismo y los intereses de las élites. Una de las características de esta campaña fue hacer alusión a las multitudes que seguían al candidato, lo que daba la sensación de mayorías, de fuerza y respaldo al candidato; así, todos los medios publicaron fotos del candidato y de las manifestaciones donde se apreciaban las multitudes.

Los comicios del 19 de abril de 1970 tuvieron por objeto elegir tanto al presidente de la República como a los miembros de las diversas corporaciones públicas, lo cual se daba por primera vez en el país; además, por primera vez se elegiría Cámara de Representantes para un periodo de cuatro años, y también por primera vez, en 12 años, los Concejos municipales y las Asambleas departamentales volvían a integrarse mediante el juego de las mayorías partidistas sin el límite o equilibrio de la paridad establecida por el pacto del Frente Nacional.

A continuación se hace alusión a las actividades preelectorales realizadas por los cuatro candidatos:

Evaristo Sourdís

Sourdís defendió la provincia y planteó su fortalecimiento; su candidatura estuvo apoyada por los periódicos El Siglo, de Bogotá, y El Heraldo, de Barranquilla, que en sus primeras páginas publicaron imágenes de las manifestaciones en adhesión al candidato, con multitudes que portaban pancartas y banderas azules12; asimismo, se destacó la adhesión de líderes políticos de la Costa Atlántica. Su gira se orientó a visitar las localidades de Boyacá, especialmente la población de Moniquirá13, y posteriormente, Tolima14.

El Siglo y El Heraldo fueron críticos con el gobierno de coalición y se pronunciaron en contra de la parcialidad en el uso de los medios de comunicación y de la intervención frecuente del presidente en la campaña electoral a favor de la candidatura de Pastrana, a la que llamaban la candidatura de la imposición15; precisamente, El Siglo cuestionó en un reportaje la labor de Lleras Restrepo y su campaña proselitista en la localidad de Kennedy de Bogotá, con niños y padres de familia16. Al igual que El Siglo, El Heraldo hizo seguimiento a la actividad electoral de Sourdís en la costa, destacando las adhesiones y manifestaciones. Durante los días previos a las elecciones, estos diarios incrementaron la publicidad y las críticas contra la candidatura de Pastrana, que consideraban su antagónico, o simplemente hicieron alusión a cómo mejorar las condiciones de vida y sobre todo garantizar la pureza del sufragio. En una de sus intervenciones, Sourdís habló de la libertad del sufragio y de la necesidad de fortalecer los procesos electorales, asimismo, cuestionó que los medios publicitarios del Estado se pusieran al servicio solamente del “candidato de la imposición”17.

Belisario Betancur

Considerado un líder joven que buscaba un espacio para escalar políticamente. El seguimiento a las actividades de este candidato lo hizo, especialmente, el periódico La Patria, de Manizales18. Betancur hizo fuertes críticas al oficialismo y al Frente Nacional. El 10 de abril hizo alusión al fracaso de la manifestación pastranista realizada en Neiva, considerando que había sido una farsa y que evidenciaba la poca fuerza de ese candidato, al que calificaba de ser resultado de una imposición y no de la libertad del ciudadano19. Destacó la frecuente intervención del presidente Lleras Restrepo en la campaña, especialmente en las correrías por los barrios humildes, la inauguración de obras y el llamado directo a los electores a emitir su voto por el candidato oficial del Frente Nacional, Misael Pastrana. A su vez, esto suscitó reacciones de los diversos sectores, que se pronunciaron en contra de la parcialidad del presidente20. Igualmente, hubo fuertes denuncias de corrupción sobre la financiación de la campaña electoral; se hizo alusión a los descuentos de $10.oo, por nómina, efectuados a los funcionarios públicos en pro de la campaña de Misael Pastrana. En la denuncia presentada se retomaron datos de la Secretaría de Tránsito, pero se dejó la sensación de que en otras oficinas el tratamiento había sido similar21.

Con frecuencia, en La Patria aparecían imágenes como la que se reproduce a continuación, en que de forma pintoresca se representa a los candidatos, lo que permite apreciar una polarización de sus pretensiones electorales y un debilitamiento del Frente Nacional.


Foto 1
La Patria, 10 de abril de 1970

En orden descendente aparecen los candidatos presidenciales: primero, Rojas Pinilla con el kepis de dictador y con cuerpo de ave, en representación de la figura del pájaro, es decir, de los asesinos que operaban en el Valle del Cauca en los años cincuenta y que coincidieron con el gobierno del general; enseguida, aparece Misael Pastrana Borrero, como un títere manejado por un representante de las élites políticas – puede ser el ospinismo; posteriormente aparece la imagen de Belisario Betancur, que sería, según el caricaturista, el único que cumplía con los requisitos de un buen candidato, por quien se debía sufragar. De esta manera se representó la política colombiana en forma jocosa y que recoge ciertas expresiones colectivas sobre el papel de sus líderes.

Gustavo Rojas Pinilla

Este candidato inscribió su candidatura a nombre de la Alianza Nacional Popular, Anapo, que pretendía convertirse en una verdadera coalición popular, sin distinción política y con un sentido social. La Anapo organizó la campaña en el ámbito nacional y conformó comandos departamentales, municipales y veredales, lo que contribuyó a que su propuesta se convirtiera en un movimiento nacional y llegara hasta los lugares más apartados del país22. En este movimiento participaron disidentes liberales, conservadores y de otras tendencias políticas, que tuvieran una proyección cristiana y un proyecto nacionalista. El diario El Espectador reconocía que “La única organización que se extiende sobre todo el territorio nacional es la anapista”, porque mantenía una red organizada e intercomunicada en todas las regiones del país23.

Tanto el programa de gobierno de la Anapo como la articulación de líderes políticos liberales y conservadores ofrecían una visión de cambio que era atractiva para los diversos sectores sociales; para las masas, el sentido social de la propuesta de Rojas superó el interés por el tradicional bipartidismo. Ahora en la lucha electoral primaba más las necesidades colectivas; así cobró sentido la pretensión de consolidar un gobierno legítimamente popular contrapuesto a las oligarquías.

Como parte del programa de gobierno presentado a través de su intervención por televisión, Rojas Pinilla propuso rebajar el costo de vida, que se había incrementado durante los 12 años de permanencia del Frente Nacional; nacionalizar el transporte y otros elementos de consumo; crear empleo; brindar  educación totalmente gratuita, tanto en escuelas, colegios y universidades, al igual que los servicios médicos y hospitalarios y el suministro de drogas, y mantener una política de cordialidad con el Frente Nacional y, en general, con los demás partidos y grupos políticos. Igualmente, hizo alusión a una rebaja tributaria, lo que sin lugar a duda despertaba el interés de los sectores populares24, a la deuda pública, al presupuesto, a las carreteras y a la devaluación de la moneda25.

El diario El Tiempo hizo fuertes críticas a la intervención del expresidente, se refirió a él como el exdictador y señaló que sus planteamientos estaban llenos de cinismo, demagogia y manipulación al pueblo, ante el que “ahora viene a presentarse como el salvador de la República”, que con sus falencias en política económica había generado una fuerte inflación26.

Como parte de la organización de la campaña, Rojas Pinilla realizó visitas a las diversas localidades del país, especialmente a las más apartadas, a las que posiblemente ningún dirigente político se había acercado para conocer y escuchar sus necesidades en forma directa y multitudinaria. Asimismo, la Anapo desarrolló programas y actividades culturales en los barrios y localidades, que les permitía estar en permanente contacto con los electores y conocer de cerca sus necesidades. Los periódicos hicieron alusión a la manifestación rojistas realizada en el Valle del Cauca el 21 de febrero de 1970, en que centenares de simpatizantes salieron a las calles en señal de apoyo a Rojas Pinilla, a María Eugenia y a la Anapo; esta manifestación fue presidida por Rojas Pinilla y los senadores Ignacio Vives Echeverría y José Ignacio Giraldo, y fue considerada una demostración de poderío político y humano; se inició con un desfile automotor que resultó novedoso y que fue una estrategia para convocar al electorado, aproximadamente cien mil asistentes27.

Las manifestaciones de la campaña Rojas se caracterizaron por ser multitudinarias, como la que se realizó el 6 de abril en Bogotá; pero pocos periódicos les dedicaron espacio, y las alusiones a la campaña del líder anapista se encuentran en las páginas internas y en muchas ocasiones en pequeños recuadros, pero la mejor forma es hablar del dictador. El recuerdo que tienen las élites sobre su gobierno es la imagen de dictador, capaz de censurar los medios de comunicación, de perseguir al adversario y despilfarrar el erario por falta de conocimiento en economía. Contradictoriamente, para la mayoría de los habitantes la imagen de Rojas es la de un héroe, que logró bajar el costo de vida y mediar la situación de orden público.

Misael Pastrana Borrero

Líder conservador, representante de la coalición política liberal-conservadora que contribuyó al derrocamiento del gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla en 1958. Aunque no tenía propuestas concretas de gobierno, se escudó en las obras desarrolladas durante los gobiernos del Frente Nacional y en la invitación del presidente y de los principales líderes políticos del liberalismo y el conservatismo, así como en la intensa campaña adelantada a través de la prensa y la televisión que hicieron las élites políticas.

Los periódicos El Tiempo, El Espectador, El Colombiano, Vanguardia Liberal (de Bucaramanga) y El País (de Cali), y la revista Cromos destacaron las actividades realizadas por el candidato Pastrana; diariamente publicaban fotos de sus manifestaciones, visitas y correrías a diversos lugares. A comienzos de marzo, estos medios hicieron seguimiento de la visita de Pastrana a la Costa Atlántica28, donde hizo alusión a la necesidad de mantener las conquistas sociales29 y la unidad regional. Por otra parte, el editorial de El Espectador, de 2 de marzo destacó el número de habitantes de Bogotá y el potencial electoral que representaban, conformado por clase media-trabajadora, para quienes debían diseñarse nuevas técnicas de acción, motivación y propaganda en la campaña electoral30. Y mientras El Espectador y El Tiempo hablaban de las grandes manifestaciones de Pastrana en la Costa, El Siglo en titular de prensa publicó: “Desconcierto por el fracaso de Pastrana”, al referirse a las manifestaciones en esta región; según este diario, el candidato regresó a la capital de la república después de una gira por Córdoba, Sucre y Bolívar, donde no encontró apoyo para su aspiración presidencial; señaló que “la gira de Pastrana registró el más estruendoso fracaso en las tres comarcas, y estuvo rodeada de numerosos sucesos, ya que las contramanifestaciones eran tres y cuatro veces superiores a los actos preparados en su honor”; al parecer, en estos tres departamentos el candidato no contaba con dirigentes ni apoyo popular31.

Después de la visita a las localidades de la Costa, Pastrana se dirigió a Antioquia a Ibagué y a otras regiones del país32, mientras en Bogotá, el alcalde Virgilio Barco reforzaba la acción proselitista, que era publicada por la prensa33. Asimismo, se destacaron las obras inauguradas durante la administración Lleras, y la acción del Frente Nacional en general, como argumento electoral a favor del continuismo. Simultáneamente, se debatía sobre la situación, el cierre de las universidades Nacional y del Quindío, y las frecuentes marchas de estudiantes y profesores en defensa de la educación pública.

Y como parte de la campaña electoral pastranista, las intervenciones del presidente Carlos Lleras Restrepo fueron frecuentes. El 8 de marzo El Espectador tituló: “Seré imparcial pero no en el debate electoral”, en alusión a una intervención del presidente en la que hizo una fuerte defensa del Frente Nacional, destacó las obras públicas adelantadas durante su gobierno e invitó al electorado a votar por la continuidad del acuerdo político. Lleras señaló: “Rojas Pinilla no triunfará”, e invitó a votar por el Frente Nacional34. En la localidad de Kennedy, en Bogotá, el Presidente hizo alusión a las obras realizadas en los 12 años de vigencia del Frente Nacional, y contrapuso el debate público entre el gobierno “democrático” y la “dictadura”, le preguntó al público cuál representaría mayores beneficios para el pueblo colombiano. De esta manera, Lleras inició una intensa campaña de visita a los barrios y sectores populares, especialmente en Bogotá, para destacar la importancia de la continuidad. Dentro las temáticas, abordó el debate electoral y las elecciones, la problemática universitaria, los avances de la educación, las obras públicas, el deber de votar libremente; asimismo, se refirió a las garantías democráticas y a la demagogia de los candidatos. En su discurso hizo alusión igualmente a la violencia generada durante el gobierno de Rojas, particularmente a la muerte de liberales en la Casa Liberal de Cali, a la consolidación de los pájaros y cóndores en el Valle del Cauca, a la censura a periódicos y emisoras, y finalizó su disertación invitando a los adultos a sufragar por el Frente Nacional, que denominó la continuidad de la democracia. Y continuó El Espectador en sus primeras páginas con mensajes como: “Votar contra nueva dictadura pide Alberto Lleras”; “no es lo mismo votar porque una democracia continúe, que votar para que se restaure una dictadura que no se ha arrepentido de nada de lo que hizo”35, en estos titulares el nombre de Lleras Restrepo como presidente fue una constante y se utilizó para convocar al electorado en la continuidad del Frente Nacional.

Mientras Lleras reitera la importancia del Frente Nacional, Pastrana continúa las correrías por las diversas localidades, entre estas, Tunja, Sogamoso y Duitama36. El Espectador hizo alusión a la gran ‘manifestación’ que se había realizado en Tunja, pero El Siglo señaló que la ‘manifestación’  se realizó con poca asistencia y poca convocatoria del candidato, y presenta una fotografía que controvierte la versión publicada por El Espectador37.

Posteriormente se hizo alusión a la visita de Pastrana a Antioquia y a la presentación de Rojas en Medellín, a las manifestaciones de ambos candidatos y a las multitudinarias adhesiones38. Hacia el 25 de marzo, El Siglo hizo una fuerte crítica a la forma como el oficialismo descaradamente apoyó la candidatura de Pastrana; presenta la imagen propagandística del candidato Pastrana, en cuyo fondo se encuentran las fotos del alcalde de Bogotá, Virgilio Barco, y el presidente Lleras; cuestiona la forma como la candidatura de Pastrana está siempre respaldada por el alcalde de Bogotá y por el presidente de la República, lo que hace plantear una pregunta: “¿está de acuerdo el presidente Lleras en que se utilice su efigie para fines electorales, o este recurso hace parte de la “neutralidad” oficial?”39.

 


Foto 2
Fuente:El Siglo, Bogotá, 25 de marzo de 1970.

 

A partir de abril se intensificó la campaña electoral y creció el fervor político, los periódicos El Espectador, El Tiempo y Vanguardia Liberal realizaron una intensa campaña de desprestigio de la labor de Rojas Pinilla como presidente, entre 1953 y 1957, aludiendo a la dictadura con todas sus implicaciones y contraponiéndola a la democracia planteada a través del Frente Nacional40. Abiertamente señalaron que Rojas era una amenaza para los partidos y para las libertades, en particular la de expresión; se centraron en recordar las situaciones más críticas de su mandato, especialmente los atentados contra los estudiantes el 8 y 9 de junio de 195441; a la vez que hacían fuertes críticas sobre el desarrollo de las finanzas y la política fiscal implementada durante el gobierno del General, entre estas: asesinatos y persecución política, censura de radio y prensa, inflación y desconocimiento de una política económica. Por su parte, Vanguardia Liberal publicó:

Las delicias de la dictadura.
Equipos de sonido ensordecen el ambiente bumangués, invitando a la ciudadanía a atribuir caluroso recibimiento al dictador Gustavo Rojas Pinilla, anciano que cuando ocupó la primera magistratura no hizo nada por Santander.
Eso fue lo que oímos ayer en los corrillos. Porque tanta algarabía cuando llega acompañado de su yernísimo personaje muy estimado, en Enciso donde todavía huele a incendio, cuando las gentes de este departamento no tienen nada que agradecerles, fuera de “hazañas” de muy ingrata recordación.
Pero la amnésica memoria de algunos hace olvidar estas pequeñas demostraciones de poder, que si no ha sido por legendarios hombres del partido como Rafael Rangel Gómez, Helio Luque y otros más, este departamento sería  ahora de propiedad exclusiva de los hermanos godos.
… Pero Liberales?... Acaso nuestros copartidarios no recuerdan la masacre de la casa liberal de Cali… la famosa corrida del circo de Santa María en Bogotá…. La matanza de estudiantes en la carrera séptima de Bogotá... La absurda entrega de los guerrilleros del llano, para que después de depuestas las armas los asesinaran en las calles de Bogotá. El famoso G-2 que abatía liberales sin misericordia... El escandaloso robo que Sendas hacía con los juguetes importados para niños pobres…
Que cerraran periódicos y silenciaran emisoras no es cosa rara cuando se dice la verdad.
Afortunadamente la ciudadanía ya despertó. La democracia no podía seguir siendo atropellada y la libertad que tan difícilmente conseguimos no pueden festinarse alegremente42.

Los periódicos, en el seguimiento a la campaña electoral, informaron sobre las diversas actividades del candidato frentenacionalista, visitas, correrías, desfiles, discursos43. Pastrana fue presentado como el salvador de la patria, frente al dictador, por eso se pudo apreciar que un buen número de artículos, titulares y fotografías tenían esta intencionalidad. En forma jocosa se usaron las caricaturas, que a la vez tenían mensajes subliminares para el elector; en las siguientes caricaturas podemos apreciar la representación del debate electoral.

 


Imagen 1


Imagen 2


Imagen 3


Fuente:Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 10, 11 y 13 de abril de 1970.

En las caricaturas, Rojas es presentado como manipulador, traidor y tirano; en la primera se representa al pueblo victimizado frente a la acción de Rojas como dictador, quien lo agrede después de haberlo utilizado, y con su sonrisa cínica justifica la tiranía; en la segunda, se retoma como representación el número 13, día en que llegó Rojas a la presidencia, y con este dato se pretende recordar que ese día se instauró la dictadura en el poder y que por lo tanto puede ser una fecha que trae mala suerte; en la número tres se deja un mensaje sobre la representación del empleo con el uso de palabras homónimas como votar y botar, que tienen representaciones distintas y caracterizan acciones distintas, pero igualmente aparece la representación de la expresión sarcástica en el rostro del candidato.
Las fuertes críticas a la dictadura y a las políticas asumidas por Rojas Pinilla fueron frecuentes, con estas se pretendió recordar colectivamente el significado político de la administración Rojas-dictadura; frecuentemente se usaron los apelativos de asesino, pájaro y dictador para referirse al expresidente. Unos de los sucesos que más aparecieron fueron los hechos del 8 y 9 de junio, el asesinato del estudiante Uriel Gutiérrez, la caída de Rojas y la censura de prensa, con fotografías como la que aparece a continuación:


Foto 3
Fuente: El Colombiano, Medellín, 18 de abril de 1970.

En este documento podemos apreciar la censura que tuvieron los medios; el comité censor del gobierno aprobaba o no la publicación o tachaba fragmentos. Todas estas imágenes fueron presentadas para justificar la elección de Mientras Pastrana, que era prestado como el salvador de la patria y de la democracia, el candidato de la coalición y de la paz, el líder de las élites, por lo tanto, se justificaba su elección; ¿pero qué tanto recordaron los electores estos hechos a la hora de emitir su voto?

En la memoria de muchos habitantes permanecía la imagen de Rojas como organizador de los pájaros en el Valle del Cauca, en la década de los cincuenta, con el fin de “controlar” la situación de orden público. En oficio enviado al presidente Lleras, el señor Pedro Vicente López, habitante de Bucaramanga, expresó su preocupación por las versiones de radio y prensa escrita que señalaban que la manifestación efectuada el sábado anterior en la plaza de Bolívar “al ignominioso pájaro, tirano exdictador Rojas Pinilla, fue lo más impresionante que se haya visto en nuestra capital... Lo cual nos hace suponer que nuestro Partido Liberal está próximo al fracaso!!! Pero en todo caso es de lógica que quienes asistieron fue la cúpula y lo más bajo que tiene nuestra urbe”44. De esta manera se minimizó el papel político de los sectores populares, mientras la convocatoria y el programa de gobierno habían transformado su perspectiva electoral.

Así hemos podido apreciar por qué se justificaba el triunfo de Misael Pastrana, en contraposición a la memoria que tenían los diversos actores sociales sobre el candidato Rojas Pinilla, ya como dictador, como líder popular o como pájaro (asesino veloz). ¿Hasta dónde esta memoria incidiría en los resultados de las elecciones que se realizaron el 19 de abril?, ¿de qué manera respondieron los diversos actores sociales? y ¿a quién beneficiaría el triunfo? Son algunos de los interrogantes que planteamos y que se abordarán en el siguiente aparte.

Votos y electores. Legitimidad o fraude

En este aparte nos centramos en analizar los datos electorales por departamento, de acuerdo con la información oficial transmitida a través de los medios de comunicación que oscilaron entre el triunfo, la derrota, el fraude y el uso de la información para influir en la memoria colectiva. De esta manera es importante hacer seguimiento a la publicación de los resultados electorales que dieron la sensación de triunfo y fraude en el debate electoral, principalmente en las elecciones presidenciales.

El 19 de abril se llevaron a cabo las elecciones presidenciales y para corporaciones públicas; la mayoría de periódicos coincidieron en señalar que el debate se había realizado en orden, en calma y con gran espíritu cívico. Por ende, el inconveniente no estuvo en la emisión del sufragio, sino en la etapa del conteo y reconteo de votos que mantuvieron en zozobra a candidatos y seguidores. Los escrutinios se iniciaron inmediatamente se cerraron las mesas de votación, y aunque fue dispendioso por el número de candidatos a las diversas corporaciones, el punto nodal estaba en la elección presidencial. Así las cosas, a medida que se escrutaba un número de mesas, la Registraduría hacía un consolidado y emitía un boletín oficial que era transmitido a través de las emisoras.

Las ambivalencias en la presentación de los resultados electorales generaron fuertes confusiones en los medios de comunicación y en los electores, que dieron pie a la emisión de versiones diferentes sobre una misma situación. Estas versiones, a la vez, se entrecruzaron y generaron polémicas entre el gobierno y los medios, puesto que los electores recibieron comunicaciones que ponían en duda el triunfo de los candidatos o el fraude en el conteo de los votos; de esta manera se construyó una memoria colectiva en torno a las irregularidades en el proceso electoral. Por otra parte, el ministro de Gobierno, Carlos Augusto Noriega, para evitar que los actores sociales se revelaran por el inconformismo y ambivalencia en la emisión de los resultados, usó mecanismos de poder con el fin de construir una memoria colectiva alrededor de los datos oficiales publicados por la Registraduría, desmintió la información emitida por la radio y cuestionó cualquier tipo de información diferente a la “oficial”; pidió a las emisoras no hacer “telenovela electoral”, y desautorizó las cifras que habían transmitiendo las emisoras, las consideró improvisadas y no oficiales45.

Finalmente, en la memoria de la mayoría de los habitantes permanece el recuerdo del fraude que le otorgó el poder a Misael Pastrana Borrero; podríamos pensar que el elector fue engañado o que se usaron estrategias de poder para legitimar el número de votos. Pero ¿qué hay de la maquinaria electoral, cómo fue el proceso de conteo y reconteo del número de sufragios?

El 20 de abril, al otro día del debate electoral, los reportajes periodísticos aún eran ambivalentes, pues según los datos de la Registraduría, Misael Pastrana tenía una pequeña mayoría, pero según los reportajes emitidos por las emisoras antes de la media noche del día 19, el ganador era Gustavo Rojas Pinilla, y hasta este candidato se sintió ganador, y en una intervención radial prometió hacer un gobierno de paz, justicia y libertad. La ambivalencia se pudo apreciar en las  primeras páginas de los periódicos, que presentaron al ganador desde ópticas distintas: El Siglo publicó: “Rojas a la cabecera en cómputos electorales. Amplía su mayoría en centros urbanos”, con lo cual le daba el triunfo a Gustavo Rojas Pinilla, aludiendo a los resultados emitidos a las 11 de la noche, en que se daba como ganador a Gustavo Rojas Pinilla; El Espectador, expresando indecisión, publicó los datos oficiales emitidos a las 3 a.m., según los cuales Pastrana Borrero tenía 1.368.981, mientras que Rojas Pinilla tenía 1.366.36446. A continuación se relacionan los resultados electorales antes de la medianoche:

Tabla 1. Resultados electorales a la medianoche del 19 de abril de 1970

Candidato presidencial

Resultados 10:30 p.m.

Resultados 11:45 p.m.

Resultados 1:30 a.m.

Belisario Betancur

229.338

353.697

437.218

Misael Pastrana

744.022

1.096.140

1.396.695

Gustavo Rojas Pinilla

753.243

1.117.902

1.429.325

Evaristo Sourdís

95.506

157.458

156.544


Fuente: Elaborado a partir de la información de El Siglo, Bogotá 20 de abril de 1970 (11:45); El País, de Cali, 20 de abril de 1970 (según boletín de prensa de las 12 de la noche). La Patria, de Manizales, 20 de abril de 1970 (boletín de la Registraduría 1:30 a.m.); El Espectador (12 p.m.).

Los periódicos coinciden en que en 1970 hubo un incremento del número de sufragios con relación a los comicios de 1966; señalan que el debate había estado reñido, y que según los boletines de la Registraduría emitidos hasta la medianoche Gustavo Rojas Pinilla era el ganador. El periódico El País, según el boletín de las 12 p.m., emitido por la Registraduría, que al parecer contenía los datos de 920 municipios, coincide con los resultados publicados por El Siglo y El Espectador del 20 de abril, en que Gustavo Rojas Pinilla tenía las mayorías.

El periódico El Colombiano, igualmente, dudó al publicar los resultados electorales; en un titular de prensa expuso: “Pastrana-Rojas: Una incógnita. Pastrana 1.373.424 - Rojas 1.367.671. Resultados extraoficiales”47. Por su parte, el periódico Vanguardia Liberal hizo alusión al boletín publicado por la Registraduría a las 11 de la noche; señaló que las mayorías hasta este momento las tenía el candidato Rojas Pinilla, igualmente, reiteró la alocución del Ministro de Gobierno48 con relación a la información transmitida por las emisoras.

Es de destacar que con base en los datos antes señalados se dio por ganador de los comicios a Rojas Pinilla, puesto que los escrutinios al parecer eran el consolidado de la mayoría de las mesas de votación. Con posterioridad a estos datos y a la intervención del ministro se hizo alusión a fallas en la energía y en las líneas telegráficas y telefónicas en varias regiones del país.

El 21 de abril ya ningún medio dudaba del número de votos que beneficiaban a Pastrana, a pesar del recuerdo de la mayoría de los habitantes sobre las mayorías que llevaba Rojas Pinilla, según los boletines de la Registraduría. Los titulares de prensa coincidieron en que Pastrana tenía mayorías; el periódico El País publicó: “Mayoría definitiva por Pastrana 1.493.630 votos a su favor frente a 1.471.140 de Rojas”49; se hizo alusión a una ventaja de 22.490 votos, igualmente, a los votos obtenidos en el extranjero, estos datos fueron tomados del boletín oficial de la Registraduría publicado a las 8:45 de la noche del 20, equivalente al 96% de las mesas. Por su parte, Belisario Betancur había obtenido 442.011 votos, mientras Evaristo Sourdís, 250.233 votos.

Los titulares de prensa del 22 de abril ya se referían a los 66.018 votos de ventaja que obtuvo Pastrana50; sin embargo, ¿cómo se legitimó ese triunfo?, ¿qué piensan los habitantes sobre el número de sufragios que intempestivamente favorecieron a Pastrana? y ¿de qué manera se evitó que las manifestaciones tomaran un tinte de revuelta para tomarse el poder?

Triunfo o derrota. El uso del poder en los resultados electorales

Y mientras los periódicos reiteraban el triunfo de Pastrana, la población reclamaba justicia, revisión de los datos, respeto a la voluntad popular.

Los imprecisos datos electorales de ayer y el margen de ventaja del candidato Misael Pastrana Borrero que comenzó a descontárselos al General Rojas Pinilla a partir de la madrugada del lunes, provocaron la reacción de los anapistas, que efectuaron ayer varios mítines que fueron disueltos por las tropas regulares51.

Aunque los grupos anapistas permanecieron en las calles con la pretensión de continuar con la manifestación, reclamando justicia y honestidad en el conteo de los votos, la policía utilizó todas las medidas para disolver a los manifestantes, especialmente despliegue de tropas, tanquetas, jeeps y vehículos ubicados en distintos lugares de la ciudad, especialmente en el Parque de los Periodistas. Igualmente, hubo manifestaciones en Barranquilla, donde los anapistas se reunieron cerca de la gobernación del Atlántico y desfilaron por las principales calles reclamándole a la Registraduría justicia, pues consideraban que los resultados habían descendido en más de 100.000 votos. Por su parte, El Heraldo hizo alusión a manifestaciones en varias regiones del país52.

La expectativa de los inciertos registros electorales generó tensiones que llevaron a una serie de protestas-mítines por parte de los electores que se sintieron defraudados, las cuales fueron controladas con gases lacrimógenos. El 21 de abril las manifestaciones realizadas en el centro de Bogotá estuvieron bastante agitadas; allí desfilaron hombres y mujeres con ruanas y banderas de color azul, blanco y rojo, colores de la Alianza Nacional Popular. Las gentes gritaban: “el pueblo reclama el triunfo de Rojas” y “no permitamos un nuevo engaño”, mientras recorrían las calles con las manos en alto, haciendo la “V” de la victoria53. El fervor crecía, los manifestantes gritaban “viva la revolución” y se negaron a desocupar las vías céntricas de la capital; horas más tarde fueron apedreados los periódicos El Tiempo y La República, y almacenes, droguerías, restaurantes y hoteles fueron saqueados54. Las operaciones del ejército y la policía fueron respondidas agresivamente por los manifestantes, que trataron de hacer barricadas, pero finalmente intervino la caballería para disolver la manifestación55.

Finalmente, las medidas del gobierno para controvertir estos hechos fue declarar “estado de sitio” en todo el territorio nacional, toque de queda en algunas localidades y censura de prensa56; el gobierno señaló que clausuraría cualquier periódico o emisora que incumpliera la norma.

Para acallar las manifestaciones se ordenó la detención de los principales líderes anapistas, sindicados por el gobierno de haber pretendido crear un alzamiento general para derrocar a las autoridades. A su vez, Rojas Pinilla fue retenido en su casa, bajo control militar57. Esta fue una medida del gobierno para controlar las acciones de Rojas Pinilla y evitar cualquier tipo de levantamiento popular, pues si controlaban a los líderes y a los medios de comunicación era muy difícil que las masas lograran organizarse y levantarse contra el gobierno.

Además de las manifestaciones de los anapistas, hubo fuertes denuncias sobre fraude e irregularidades en el conteo de los votos en varias regiones, como la siguiente:

Siendo yo jurado en una de las mesas de votación en el pueblo Cundinamarqués, y que lógicamente se deseaba saber quién sería el vencedor y quienes los vencidos; pues bien allí ganó a quien usted Sr. Presidente amparara y dio garantías para el abuso, Sr. Misael Pastrana; victoria sobrada sobre los otros candidatos, pero como vieron era uno de los tantos pueblos que corría a la burla enturbiado por el dinero y pareciéndole es poco el triunfo necesitaron poner en el juego mágico de los números el aumento descarado de 1154 a 1554 votos; esto sucedió allí donde ganó, pueblo pequeño y fácil de controlar. Se diría usted Sr. Presidente de aquellas ciudades donde fue difícil el control y el pueblo no colaboró con su corriente?58.

Tal vez, en muchas mesas de votación hubo “confusión” en el conteo de los votos; en otras se responsabilizó a los sistemas de comunicación, y en otras, intempestivamente, aparecieron votos del candidato oficialista. Por eso el 21 de abril, dos días después de los comicios, se corrigieron los datos emitidos en el los departamentos de Sucre, Quindío y Tolima, de acuerdo con lo trasmitido en el boletín N.° 5 de la Registraduría59. La prensa no dio mayores detalles sobre el particular, y al contrastar la información con la que debería existir en la Registraduría, nos encontramos con que no existe un archivo en que se pueda tener acceso a los boletines de prensa, a la correspondencia y a las reclamaciones; lo único existente es la publicación de las estadísticas electorales, que para un historiador es solamente un indicio.

También hubo denuncias de la localidad de Rovira (Tolima), cuyo alcalde fue el encargado de guardar las tres llaves que contenían los documentos del proceso electoral, las que debían quedar en poder de 3 personas diferentes; se denuncia que la urna fue encontrada con los sellos rotos, y no hubo explicaciones del alcalde sobre el particular60.

Por otra parte, se denunció fraude en Putumayo, donde el número de votos superó el número de cédulas inscritas, considerado “el “chocorazo” más descarado…”. En esta región el número de cédulas inscritas era de 23.000, pero según los datos contenidos en el boletín número 4 de la Registraduría, la votación del Putumayo fue de 24.933 sufragios, es decir, 1.933 votos más que el número de cédulas vigentes. Según los comicios anteriores, el promedio de votos obtenidos había sido de 5.000, así que el resultado de estos comicios era 5 veces superior61.

En el siguiente cuadro se puede apreciar la evidencia del fraude en la localidad de Sibandoy (Putumayo), donde se registraron cero votos por Rojas, Sourdís y Betancur; pero según los resultados reales todos los candidatos tienen votos a su favor:

Cuadro 1

Fuente: El Siglo, Bogotá, 30 de abril de 1970

Igualmente, se denunció fraude en Arauca; se señaló que se produjo un descenso de los votos de Rojas Pinilla de 2.823 a 2.383, mientras que por Pastrana subió el número de 2.424 a 3.09662. También se denunció fraude en Nariño, puesto que el número de papeletas no coincidía con el número de votantes inscritos, otros pliegos no llevaban la firma del registrador, en general se produjeron irregularidades en los comicios efectuados en este departamento; “en sacos de azúcar llevaron en Nariño votos fraudulentos”. Asimismo, en el departamento de Magdalena se hizo alusión a que había electores que aparecían sufragando sin que sus cédulas se hubieran inscrito; mientras que en Risaralda se pudo apreciar la votación de personas fallecidas, los presos comunes, funcionarios del resguardo y otros empleados que por razones de su posición se encontraban impedidos para sufragar63. En algunas localidades, especialmente en las inspecciones de policía, se encontró doble cedulación, tránsito libre intermunicipal y más votos que votantes en muchos municipios. En algunas veredas se presentaron urnas abiertas y paquetes sin lacrar, por lo que se sospecha que después de la implementación del toque de queda, funcionarios incrementaron el número de votos; se concluye que a altas horas de la noche fueron alterados y adulterados los resultados de las elecciones. También se pudo apreciar compra de votos.

En Floridablanca y Bucaramanga se denunció doble votación, votos con cédulas de personas fallecidas y votos de personas que no tenían derecho a sufragar. En localidades como Villa de Caro, además de fraude, hubo coacción a los simpatizantes de la Anapo, y papeletas sin doblar (399); mientras que de Pamplonita denunciaron que se cambiaron votos de Rojas Pinilla en favor del oficialista Pastrana Borrero64.

Como se señaló, para mediar la situación de orden público el gobierno ordenó la detención de los líderes del anapismo, entre ellos Ignacio Vives, cuyos discursos fueron catalogados como subversivos; al respecto, se encuentran varios documentos en los que se denuncia la persecución a la Anapo y se solicita al presidente de la República la liberación de los líderes políticos65; la liberación de los detenidos se solicita teniendo en cuenta que habían transcurrido más de 10 días de la captura y no se había seguido el debido proceso, lo que configuraba una arbitrariedad. Por otra parte, protestaban contra el allanamiento de oficinas políticas y sindicales, detención arbitraria a dirigentes del partido, sindicalistas y dirigentes sindicales66.

De diversas regiones del país llegaron mensajes tanto al presidente como al Ministro Noriega, demandando que se respetara la voluntad del pueblo67. En un comunicado de las mujeres de Medellín se denunció la estrategia para burlarle la buena fe a los millones de colombianos, porque para ellas el ganador era Gustavo Rojas Pinilla, y se preguntaban ¿por qué engañar al pueblo? En la conciencia popular, especialmente, quedó marcado el fraude electoral.

Conclusiones

La elección presidencial de 1970 tuvo características muy importantes, porque permitió la apertura electoral, al retornar aspectos significativos de la democracia, como la elección directa de Concejos y Asambleas, y el que el triunfo se tomara de acuerdo con las mayorías y no con la rotación partidista liberal-conservadora. Por otra parte, los actores sociales tuvieron la posibilidad de elegir a uno de los cuatro candidatos, que se presentaron con propuestas de gobierno diferentes: de esta manera, los colombianos experimentaron el retorno a la democracia, porque de una u otra forma asumieron un papel político al seguir al candidato que les ofrecía mejores beneficios y que para ellos representaba un cambio.

Los cuatro candidatos desplegaron actividades electorales que les permitieron acercarse a los electores, cuyas mayorías se encontraban en los sectores populares, que a la vez eran los grupos más vulnerables y que se veían afectados por el alto costo de vida, la pobreza y el hambre. Estos candidatos diseñaron estrategias para acercarse a los sectores populares y ganarse el respaldo, pero esta vez no fue suficiente la presencia del candidato, sino el contenido de su programa de gobierno, por lo que Rojas Pinilla, con sus pretensiones de bajar el costo de vida y mejorar las condiciones de los sectores más vulnerables, logró mayores seguidores, lo que se pudo apreciar en las manifestaciones que lo seguían. Por su parte, el representante de las élites liberales y conservadoras y del acuerdo bipartidista, Misael Pastrana Borrero, contó con el apoyo de líderes políticos de gran renombre, como Carlos Lleras Restrepo –presidente de la República– y de los periódicos de circulación nacional. Así, se adelantó una campaña de imagen que osciló entre los beneficios del acuerdo político frentenacionalista y los recuerdos de las élites sobre el periodo de gobierno del General Rojas Pinilla, conocido como “dictadura”, en especial los abusos de poder por parte de las fuerzas militares; campaña que pretende incidir en la memoria del pueblo, para el cual Rojas era un héroe. Se consolidaron, entonces, dos tendencias antagónicas: los defensores de las élites y del acuerdo frentenacionalista y los defensores de los sectores populares o Alianza Nacional Popular, en cabeza de Gustavo Rojas Pinilla.

Pero la memoria se centró básicamente en el manejo de los registros electorales, particularmente en lo concerniente al conteo y reconteo de los votos, donde los actores sociales no lograron comprender los cambios en las estadísticas electorales, el porqué de la corrección de los datos en ciertas localidades, y, sobre todo, la ambivalencia en la presentación de los datos. Muchos no comprendieron por qué el candidato Rojas Pinilla perdió las elecciones si a la media noche del 19 de abril, día en que se realizaron los comicios, los registros oficiales ya lo daban como ganador; tampoco comprendieron por qué el Ministro de Gobierno prohibió a las emisoras transmitir información electoral, y por qué aparecieron datos electorales que beneficiaban a Misael Pastrana, cuando Rojas punteaba como ganador. De esta manera se construyó la memoria colectiva en torno al fraude, porque los electores no quedaron satisfechos con los datos oficiales, que para la mayoría de los electores significaron una acción más de poder del gobierno y una burla al sistema democrático.

Para mediar el inconformismo de los electores, y como estrategias para controlar a las masas que se sintieron burladas y consideraron que las elecciones habían sido una farsa más, el gobierno, de tendencia liberal, ordenó detener a ciertos líderes de la Anapo y vigilar a Rojas Pinilla, declaró turbado el orden público e implantó el estado de sitio, al igual que la censura de prensa. Para muchos electores era más fácil alterar los resultados electorales para darle las mayorías al candidato Misael Pastrana Borrero, mantener controladas las multitudes y detener y vigilar al líder político de la oposición y no terminar con su vida, para evitar un levantamiento de masas en varias regiones del país y un posible derrocamiento del poder por parte de los sectores populares.

 

Fuentes documentales

El Siglo, Bogotá, 1 de marzo de 1970, 2 de marzo de 1970; 3 de marzo de 1970; 6 de marzo de 1970, 8 de marzo de 1970; 9 de marzo de 1970, 19 de marzo de 1970; 12 de abril de 1970; 27 de marzo de 1970; 10 de abril de 1970; 4 de marzo de 1970; 15 de marzo de 1970; 25 de marzo de 1970; 20 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 22 de abril de 1970; 23 de abril de 1970; 28 de abril de 1970; 29 de abril de 1970; 8 de mayo de 1970; 1 de mayo de 1970; 8 de mayo de 1970;

El Heraldo, Barranquilla, 2 de abril de 1970; 9 de abril de 1970,10 de abril de 1970; 20 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 21 de abril de 1970;

La Patria, Manizales, 2, 3, 4 de abril de 1970; 4 de abril de 1970; 12 de abril de 1970; 13 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; Manizales, 21 de abril de 1970; 22 de abril de 1970;

El Espectador, 2 de marzo de 1970; 6 de marzo de 1970; 6 de marzo de 1970; 1 de marzo de 1970; 3 de marzo de 1970; 8 de marzo de 1970; 5 de marzo de 1970; 6 de marzo de 1970; 9 de marzo de 1970; 12 de marzo de 1970; 16 de marzo de 1970; 14 de marzo de 1970; 19 de marzo de 1970; 4 de abril de 1970; 11 de abril de 1970; 10 de abril de 1970; 13 de abril de 1970; 14 de abril de 1970; 20 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 21 de abril de 1970

El Tiempo, Bogotá, 7 de marzo de 1970; 5 de abril de 1970; 22 de abril de 1970;

El Colombiano, 13 de abril de 1970; 10 de abril de 1970; 20 de abril de 1970; 21 de abril de 1970;

Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 2 de abril de 1970; 9 de abril de 1970; 10 de abril de 1970; 20 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 23 de abril de 1970;

El País, Cali, 12 abril de 1970; 13 de abril de 1970; 21 de abril de 1970; 24 de abril de 1970; 22 de abril de 1970;

Archivos

Archivo General de la Nación (AGN), despacho del Sr. Presidente, secretaría privada, partidos políticos, correspondencia, 1970, caja número 109, carpeta 1, folio, Oficio enviado por Simón Viatella, de Cali, reseleccionado el 21 de marzo.

AGN, Despacho del Sr. Presidente, secretaría privada, partidos políticos, correspondencia, 1970, caja número 109, carpeta 1, oficio de 27 de enero de 1970, procedente de la candidatura Betancur, sede Bogotá, y firmado por Silvio Cancelada; y dirigido a Mario Aramburo, Procurador General de la nación.

AGN, despacho del Sr. Presidente, secretaría privada, partidos políticos, correspondencia, 1970, caja número 109, carpeta 1, folio44. Oficio enviado al Presidente Carlos Lleras Restrepo, de la empresa de transportes Copetrán de Bucaramanga, 7 de abril de 1970, firmado Pedro Jacinto López.

AGN, Presidencia de la República, Oficio enviado al presidente Carlos Lleras Restrepo por GASARURE, Bogotá, abril 21 de 1970.

AGN. En oficio firmado por Oscar Antonio Osorio dirigido al Presidente Carlos lleras Restrepo, Bogotá, julio 1 de 1970, folio 119.

AGN, presidencia la República, despacho del Sr. Presidente, partidos políticos, correspondencia, caja 185, carpeta 1, folio 1- 50, 1970. Oficio firmado por Gustavo Rojas Pinilla, la Alianza Nacional Popular, Comité Ejecutivo; enviado al Presidente Carlos Lleras Restrepo, abril 30 de 1970, folio 5.

AGN, Oficio enviado por algunos ciudadanos al Presidente Carlos lleras Restrepo, Medellín, 5 de mayo de 1970, folio 65.

AGPR, Despacho del Señor Presidente, oficio enviado por las mujeres de Medellín al Presidente la República, Carlos Lleras Restrepo, folio 79, mayo de 1970, recepcionado el 19 de mayo.

AGN, Oficio enviado por René García Lizarralde, presbítero, al presidente Misael Pastrana Borrero, Bogotá, agosto 10 de 1970. Folios 168- 178.

AGN, Presidencia la República, despacho del Sr. Presidente, partidos políticos, correspondencia, caja 185, carpeta 1, folio 1-50, 1970. Comunicado número ocho, expedido por el General Gustavo Rojas Pinilla, sobre el memorándum enviado a los candidatos presidenciales. Carlos Restrepo, Presidente la República. Abril 30 de 1970, folio 6. Oficio enviado por los comandos de la Alianza Nacional Popular, barrios del sur, Bogotá, mayo 2 de 1970, folio 7, dirigido al presidente Carlos lleras Restrepo.

Notas:

1. Maurice Halbwachs, the collective memory, (1950), Chapter 4, Space and the collective memory, the group in its spatial framework: the influence of the physical Surroundings, p. 2, En: http://web.mit.edu/allanmc/www/hawlbachsspace.pdf

2. Enrique Florescano, “Notas sobre las relaciones entre memoria y nación en la Historiografía Mexicana”. En: Historia Mexicana, Vol. 53, N.° 2, México e Hispanoamérica (Oct.-Dec., 2003), pp. 391- 416 Publishedby: El Colegio De México, página web: http://www.jstor.org/stable/25139503, pp. 1-2

3. Véase, Javier Gutiérrez, “Memoria compartida”, práctica de sistemas operativos, s.f., en: http://www.lsi.us.es/docencia/asignaturas/so/doc/iti/bol0E-memoriacompartida.pdf

4. Enrique Florescano, op. cit., pp. 3-4.

5. Entrevista con AvishaiMargalit: “La ideología se hunde cuando no se aviene con la política”, Masa crítica (En: julio-septiembre de 2009), En:
http://w2.bcn.cat/bcnmetropolis/arxiu/es/page74a6.html?id=21&ui=224
Texto Joan VergésGifra.

6. Bushnell, David, “Las elecciones en Colombia: S. XIX para bien o para mal, las elecciones han sido una característica nacional”, Revista Credencial de Historia, No. 50, Bogotá (Febrero de 1994)

7. Acuña Rodríguez, Olga Yanet, Elecciones y Construcción de ciudadanía en Boyacá, durante la República Liberal 1930- 1946, Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 2010.

8. César Augusto Ayala Diago, El populismo atrapado, la memoria y el miedo, el caso de las elecciones de 1970, Medellín, la Carreta Histórica, 2006.

9. Acuña Rodríguez, Olga Yanet, “elecciones presidenciales de 1949 en Boyacá”, En: Guerrero y Acuña (compiladores), Para reescribir el Siglo XX, Medellín, La Carreta, 2011.

10. Acuerdo político entre las élites liberales y conservadoras para alternarse el poder por periodos de cuatro años.

11. César Ayala Diago, op. cit., p. 23.

12. El Siglo, Bogotá, 1 de marzo de 1970, El Siglo, Bogotá, 2 de marzo de 1970; El Siglo, Bogotá, 3 de marzo de 1970; El Heraldo, Barranquilla, 2 de abril de 1970; El Heraldo, Barranquilla, 9 de abril de 1970.

13. El Siglo, Bogotá, 6 de marzo de 1970, El Siglo, Bogotá, 8 de marzo de 1970; El Siglo, 9 de marzo de 1970,

14. El Siglo, Bogotá, 19 de marzo de 1970

15. “La candidatura de la imposición menospreciar a los dos partidos”. El Heraldo, Barranquilla, 10 de abril de 1970.

16. El Siglo, Bogotá, 27 de marzo de 1970.

17. “Mi candidatura es una alternativa de honestidad y libertad: Sourdís”. El Siglo, 12 de abril de 1970.

18. La Patria, Manizales, 2, 3, 4 de abril de 1970; La Patria, Manizales, 4 de abril de 1970, este titular se refirió a la manifestación de Betancur en Antioquia. “Sourdís en San Marcos”, El Siglo, 10 de abril de 1970,

19. “Imposición y dictadura: gobierno liberal enérgico llamado del caudillo para derrotar al sistema”. La Patria, Manizales, 12 de abril de 1970. Contra la dictadura y la imposición, Belisario es la solución, La Patria, Manizales, 13 de abril de 1970.

20. Archivo General de la Nación, despacho del Sr. Presidente, secretaría privada, partidos políticos, correspondencia, 1970, caja número 109, carpeta 1, folio, Oficio enviado por Simón Viatella, de Cali, reseleccionado el 21 de marzo.

21. Archivo General de la Nación, despacho del Sr. Presidente, secretaría privada, partidos políticos, correspondencia, 1970, caja número 109, carpeta 1, oficio de 27 de enero de 1970, procedente de la candidatura Betancur, sede Bogotá, y firmado por Silvio Cancelada; y dirigido a Mario Aramburo, Procurador General de la nación.

22. Ayala, op. cit., p. 125.

23. “La contribución de Bogotá a la victoria”, Bogotá, El Espectador, 2 de marzo de 1970.

24. El Espectador, Bogotá, 6 de marzo de 1970.

25. Hernán Galindo” habla Rojas”, El Espectador, Bogotá, 10 de abril de 1970.

26. El Tiempo, Bogotá, 7 de marzo de 1970; “Si Rojas gana, desaparece la Constitución Nacional”, El Colombiano, 13 de abril de 1970.

27. El Espectador, Bogotá, 1 de marzo de 1970.

28. Bogotá, El Espectador, 1 de marzo de 1970.

29. “No habrá retroceso en las conquistas sociales”, El Espectador, Bogotá. El Espectador, 2 de marzo de 1970. “12 discursos de Pastrana el domingo, en gira por la costa”, El Espectador, 3 de marzo de 1970, el titular “12 discursos de Pastrana el domingo, en gira por la costa”.

30. “La contribución de Bogotá a la victoria”. El Espectador, Bogotá. El Espectador, 2 de marzo de 1970.

31. El Siglo, Bogotá, 4 de marzo de 1970.

32. El Espectador, Bogotá, 8 de marzo de 1970.

33. “Pastrana logrará la acción”. El Espectador, Bogotá, 5 de marzo de 1970; El Espectador, Bogotá, el 6 de marzo de 1970.

34. El Espectador, Bogotá, 9 de marzo de 1970.

35. El espectador, Bogotá, 12 de marzo de 1970. “Pastrana es la antítesis de la dictadura”: Alberto Lleras En: El espectador, Bogotá, 16 de marzo de 1970.

36. El Espectador, 14 de marzo de 1970.

37. El Siglo, 15 de marzo de 1970.

38. El Espectador, Bogotá, 19 de marzo de 1970, p. 1 y 7.

39. El Siglo, Bogotá, 25 de marzo de 1970.

40. “Agonizó la marcha de la dictadura sobre el poder”. Pastrana en barrios de Bogotá”. Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 2 de abril de 1970.

41. El Espectador, 4 de abril de 1970; El Tiempo, Bogotá, 5 de abril de 1970. El Espectador, Bogotá, 10,11 de abril de 1970. “las delicias de la dictadura”, Vanguardia Liberal, Bucaramanga, 9 de abril de 1970.

42. Vanguardia Liberal, Bucaramanga 9 de abril de 1970.

43. El Espectador del 10 de abril de 1970, “Rechazo a la dictadura, el sectarismo y la violencia; pidió Pastrana Borrero en Caquetá”, El Colombiano, 10 de abril de 1970. “La oposición fracasará en las urnas”. Vanguardia Liberal, 10 de abril de 1970; “A las 8:30 hablará Pastrana por la T.V. El País, Cali, 12 abril de 1970; “Misael Pastrana Borrero es la salvación de Colombia, afirmó Lleras Camargo* Rojas, el comienzo del desbarajuste”, El País, Cali, 13 de abril de 1970; El Espectador, 13 de abril de 1970; “Belisario es el único candidato que conoció las cárceles de Rojas. Su voto por Belisario contribuirá a la victoria de la democracia”. El Espectador, 14 de abril de 1970.

44. Archivo General de la Nación, despacho del Sr. Presidente, secretaría privada, partidos políticos, correspondencia, 1970, caja número 109, carpeta 1, folio44. Oficio enviado al Presidente Carlos Lleras Restrepo, de la empresa de transportes Copetrán de Bucaramanga, 7 de abril de 1970, firmado Pedro Jacinto López.

45. El Siglo, Bogotá, 20 de abril de 1970.

46. El Espectador, Bogotá, 20 de abril de 1970.

47. El Colombiano, Medellín, 20 de abril de 1970

48. “Así votaron los colombianos” (Registraduría Nacional a las 11 p.m.), Vanguardia Liberal, 20 de abril de 1970. “Min. Gobierno desmiente los datos electorales de radio”, El Heraldo, Barranquilla, 20 de abril de 1970.

49. El País, Cali, 21 de abril de 1970; El Siglo, 21 de abril de 1970; Vanguardia Liberal, 21 de abril de 1970; La Patria, Manizales, 21 de abril de 1970; El Heraldo, 21 de abril de 1970; “Pastrana 1.493.630 - Rojas 1.471.140”, El Espectador, 21 de abril de 1970; El Siglo, 21 de abril de 1970; La Patria, Manizales, 21 de abril de 1970.

50. El Colombiano, Medellín, 21 de abril de 1970, “Se consolida triunfo a Pastrana. Se contabiliza mayoría de 66.000 votos sobre Gustavo Rojas Pinilla”; El País, 24 de abril de 1970.

51. “Emergencia militar en la capital”. Tensión en varias ciudades del país”. El Siglo, 21 de abril de 1970.

52. Manifestación de Anapo en protesta por los resultados. Movilización rojista en todo el país. El Heraldo, Barranquilla, 21 de abril de 1970.

53. Alfonso Cardozo, “Desorden en Bogotá,” Vanguardia liberal, 21 de abril de 1970.

54. “La derrota fue para la camarilla política. El pueblo se rebeló contra maniobras que se tejieron para imponer a Pastrana”. El siglo, Bogotá, 21 de abril de 1970.

55. Civiles y uniformados rodaron por el suelo. Numerosos contusos arrojó el encuentro. Un PM fue derribado de su cabalgadura y recogido por sus compañeros. Otro oficial recibió el impacto de un objeto que le arrojaron y cayó al suelo. Dos más fueron heridos a piedra. “Serios choques ayer en Bogotá”. El Tiempo, 22 de abril de 1970.

56. “Decretado estado de sitio anoche. Toque de queda, censura a prensa y radio”, El Siglo, Bogotá, 22 de abril de 1970; El País, 22 de abril de 1970; La Patria, Manizales, 22 de abril de 1970; Vanguardia Liberal, 23 de abril de 1970.

57. El Siglo, Bogotá, de 23 de abril de 1970.

58. Archivo General de la Nación, Presidencia de la República, Oficio enviado al presidente Carlos Lleras Restrepo por GASARURE, Bogotá, abril 21 de 1970.

59. El Espectador, Bogotá, 21 de abril de 1970.

60. “Las tres llaves de la urna se guardó el alcalde”. El Siglo, 28 de abril de 1970.

61. “Fraude en Putumayo. La votación excedió número de cédulas escritas”. El Siglo, Bogotá 29 de abril de 1970.

62. “Investigan fraude. El comité revisa elección del Putumayo”. El Siglo, Bogotá, 1 de mayo de 1970.

63. El Siglo, 8 de mayo de 1970.

64. El Siglo, 8 de mayo de 1970.

65. AGN. En oficio firmado por Oscar Antonio Osorio dirigido al Presidente Carlos lleras Restrepo, Bogotá, julio 1 de 1970, folio 119. Archivo General de la nación, presidencia la República, despacho del Sr. Presidente, partidos políticos, correspondencia, caja 185, carpeta 1, folio 1- 50, 1970. Oficio firmado por Gustavo Rojas Pinilla, la Alianza Nacional Popular, Comité Ejecutivo; enviado al Presidente Carlos Lleras Restrepo, abril 30 de 1970, folio 5.

66. AGN, Oficio enviado por algunos ciudadanos al Presidente Carlos lleras Restrepo, Medellín, 5 de mayo de 1970, folio 65.

67. AGPR, Despacho del Señor Presidente, oficio enviado por las mujeres de Medellín al Presidente la República, Carlos Lleras Restrepo, folio 79, mayo de 1970, recepcionado el 19 de mayo. AGN, Oficio enviado por René García Lizarralde, presbítero, al presidente Misael Pastrana Borrero, Bogotá, agosto 10 de 1970. Folios 168- 178. Archivo General de la nación, presidencia la República, despacho del Sr. Presidente, partidos políticos, correspondencia, caja 185, carpeta 1, folio 1-50, 1970. Comunicado número ocho, expedido por el General Gustavo Rojas Pinilla, sobre el memorándum enviado a los candidatos presidenciales. Carlos Restrepo, Presidente la República. Abril 30 de 1970, folio 6. Oficio enviado por los comandos de la Alianza Nacional Popular, barrios del sur, Bogotá, mayo 2 de 1970, folio 7, dirigido al presidente Carlos lleras Restrepo.

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