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Revista Escuela de Historia

versión On-line ISSN 1669-9041

Rev. Esc. Hist. vol.18 no.2 Salta dic. 2019

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Comercio de Chile con América Latina entre 1844 y 1870. Un acercamiento a partir de la Estadística Comercial

(Chilean Trade with Latin America between 1844 and 1870. An approach based on Trade Statistics)

Michelle Lacoste Adunka
Becaria ANID, Programa de Doctorado, Pontificia Universidad Católica de Chile, Vicuña Mackenna 4927, Santiago de Chile, mmlacoste@uc.cl

Recibido: setiembre de 2019
Aceptado: diciembre de 2019


Resumen:

El presente trabajo pretende dimensionar la importancia para Chile de sus vínculos comerciales con América Latina en el periodo comprendido entre 1844 y 1870. A tal fin, se sistematiza la información disponible en la Estadística Comercial y se evalúa la importancia de los contactos comerciales regionales en relación al total del comercio exterior del país , el contenido de los intercambios y la nacionalidad declarada de las embarcaciones que lo llevaban a cabo. Se concluye que aunque marginales, estos lazos comerciales fueron significativos para Chile ya que fueron complementarios con los intercambios que tenía con sus socios comerciales principales, Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. 

Palabras clave: Comercio; Chile; América Latina; Estadística Comercial.

Abstract:

This article aims to measure the importance for Chile of its maritime trade ties with Latin America between 1844 and 1870. Therefore, the information available in the Trade Statistics is systematized and the importance of regional trade contacts is evaluated in relation to the total foreign trade of the country, the content of the exchanges and the declared nationality of the vessels that carried it out. It is concluded that although marginal, these commercial ties were significant for Chile because they were complementary to the exchanges that the country had with its main commercial partners, England, France and the United States.

Keywords: Commerce; Chile; Latin America; Commercial Statistics

Antecedentes

Tras la emancipación del antiguo imperio español, los Estados latinoamericanos debieron buscar la forma de insertarse en las redes internacionales de comercio. Los lazos tradicionales necesitaban ser re-negociados frente a escenarios cambiantes, tanto en el nivel de los agentes involucrados como de las estructuras productivas.  Los debates entre “proteccionismo” y “liberalismo” marcaron los primeros 50 años de vida independiente y no hubo un criterio inequívoco para optar por un sistema u otro. De hecho, mientras que en México, Colombia y Perú prevaleció la tendencia proteccionista en política económica1, en Chile se optó por cierto pragmatismo2, que tendía al liberalismo en algunas áreas como la minería3 y al proteccionismo en agricultura y navegación de cabotaje4. Mientras tanto, en Bolivia se optó por políticas proteccionistas de carácter cambiario y arancelario que fueron infructuosas5.

Con el avance del siglo, y debido al auge de la producción y exportación de materias primas (como el guano en Perú y el trigo y la plata en Chile) en general se generaron consensos en torno a la opción por liberalizar el comercio exterior, que constituía una de las entradas más estables, cuando no la principal, de las exiguas arcas fiscales. Este escenario de paulatina disminución de trabas impositivas, en coordinación con la creciente eficiencia del aparato productivo de las potencias del Atlántico norte en general y de Gran Bretaña en particular, junto con sus hábiles redes de agentes comerciales nucleados en casas de alcance global6, llevó a una presencia casi hegemónica de comerciantes, manufacturas y embarcaciones inglesas, francesas y norteamericanas a lo largo de la costa del Pacífico sudamericano. Esto explica que el proceso haya sido estudiada tradicionalmente en relación con las economías pujantes del Atlántico norte7. En el caso de Chile, la atención de la academia se ha centrado sobretodo en la presencia británica8 aunque también se han estudiado los vínculos con Francia9 y en tiempos recientes se ha destacado la agencia norteamericana10. La importancia de los vínculos de Chile con sus vecinos en los primeros 50 años de vida independiente ha sido señalada11 pero no se ha profundizado en el tema, ni se han estudiado las lógicas propias del comercio inter-regional. Una excepción, aunque focalizada en México, es el trabajo de Riojas12 donde afirma haber detectado cómo la creciente influencia comercial británica y norteamerican experimentó una débil resistencia por parte de la producción local, debido a sus precios competitivos, superioridad técnica  y la desarticulación regional, así como la “endeble estrategia de complementariedad entre los espacios latinoamericanos”. Por su parte, María Alejandra Irigoín se ha ocupado de la fragmentación del mercado colonial tras la emancipación, y en especial la desunión monetaria, que influyó en las luchas comerciales y políticas entre las partes que antes estaban integradas13. Las cifras que ofrece la Estadística Comercial sobre el intercambio del país con sus vecinos latinoamericanos nos permiten problematizar estas interpretaciones.

En lo que refiere a la relación comercial de Chile con Perú, uno de los trabajos más interesantes es texto de Sergio Sepúlveda14, que se centra en el comercio exterior del trigo. En esta línea se inserta el artículo de Eduardo Cavieres y Gonzalo Serrano del Pozo, donde explican la Guerra de la Confederación en función de las tensiones vinculadas al comercio del trigo y la expansión de la agricultura en Chile15.

El tema del comercio inter-regional ha sido estudiado también debido a la necesidad de interpretar la información disponible en las estadísticas británicas. Esta fuente no diferenciaba el comercio dirigido a los diversos puertos del Pacífico sudamericano, sino que indicaba como destino la West Coast. Ante esta situación, Cavieres propuso un concepto interesante. Él justifica que Chile junto con Bolivia y Perú “actuaron virtualmente con una sola gran área económica para los intereses y actividades mercantiles de Gran Bretaña (…) y de ello Valparaíso resultó altamente beneficiado al actuar como uno de los más importantes “terminales” en el comercio inglés a través de las costas del Pacífico sur”16.

En esta línea, Jacqueline Garreaud va un poco más allá, y propone que la relación de Chile con Bolivia, Ecuador y Perú fue de “interdependencia”, y que “dentro del marco de las relaciones de dependencia global condicionaron el ritmo del movimiento comercial en Valparaíso”17. Este enfoque es interesante, porque reconoce la importancia que los socios comerciales americanos tenían para Chile, en vez de considerarlos mercados periféricos. Aunque entendemos que es discutible la categoría de “interdependencia” debido a la irregularidad de los contactos y su intensidad variable. En todo caso, esta propuesta, propone comprender los vínculos desde una perspectiva sistémica. Donde la crisis o el crecimiento económico en alguno de los puntos afectaba a los demás. Esto efectivamente sucedió con el boom del guano en Perú, o con la crisis derivada de la fiebre amarilla en Guayaquil. En todo caso, tanto Cavieres como Garreaud presentan estas ideas como reflexiones “complementarias” al estudio del comercio de Chile con sus principales socios comerciales, y no lo estudian como problema en sí mismo.

Por lo tanto, en este trabajo, de carácter exploratorio en cuanto que primer acercamiento, nos proponemos detectar la importancia efectiva que tuvo para Chile su comercio con la Región de América Latina18 en relación a sus demás vínculos comerciales, y la composición de dicho comercio, a fin de proponer una explicación sobre la pervivencia silenciada de los vínculos de comercio inter-regional. Como hemos anticipado, estas reconstrucciones son realizadas a partir de la Estadística Comercial de Chile.

Chile y su comercio con América Latina a partir de la Estadística Comercial

Tras el éxito en la Guerra de la Confederación19, y debido a la ansiedad por conocer los recursos y el valor del comercio exterior, el Estado chileno organizó de manera temprana su Oficina de Estadísticas20 y a partir de 1844 comenzó a publicar la “Estadística Comercial”, que se presentaba con un informe técnico sobre el comercio exterior oficial del país, tanto a través de los puertos marítimos como los de cordillera. Esta fuente presenta información detallada sobre los volúmenes y valores de las mercancías intercambiadas y la nacionalidad y tonelaje declarados de las embarcaciones que llevaban a cabo los contactos comerciales21. Lamentablemente, no identifica a los comerciantes y sólo ocasionalmente presenta juicios de valor sobre el desarrollo del comercio exterior, tal como se examinará oportunamente.

Las preguntas que se busca responder este trabajo son: ¿En qué medida la apertura de los mercados desarticularon la estructura del comercio inter-regional de fines del periodo colonial? ¿Cuál fue la importancia relativa para Chile del comercio con América Latina? y finalmente ¿Cómo se puede caracterizar esta relación?

A fin de responder estas preguntas, es necesario establecer, en un primer momento, la importancia relativa del comercio inter-regional para Chile, en relación al total de su comercio exterior. En promedio, éste significó el 20,29% del total. Por lo tanto, si bien es un comercio marginal en relación al que el país sostuvo con Europa y Norteamérica, se trata de una cifra significativa. El siguiente cuadro ofrece un panorama diacrónico de la relación entre el comercio inter-regional y el comercio total entre 1844 y 1870.


Gráfico 1
Fuente: Elaboración propia a partir de la Estadística Comercial de Chile.

Este gráfico permite observar que los años en que fue menor la importancia relativa del comercio inter-regional para Chile coinciden con el boom del trigo en California y luego en Australia. Por otro lado, los momentos de mayor importancia del comercio inter-regional se observan en la década de 1840, antes de la liberalización. Luego se retoma a fines de la década de 1850, lo que coincide con la apertura de la ruta ferroviaria por Panamá y la reorientación de parte de las rutas comerciales marítimas globales. Finalmente, se alcanza el punto de mayor importancia regional en 1869, debido a un extraordinario intercambio, sobretodo de plata y oro amonedados y pesos fuertes con Perú22, en el contexto de la alianza ofensiva-defensiva frente a España.

Una vez establecido que el comercio con América Latina representaba aproximadamente el 20% del comercio exterior total del país, cabe preguntarse por la distribución del comercio al interior de la región. Observar la tendencia de manera diacrónica, manteniendo los valores absolutos del intercambio, permite detectar que sin lugar a dudas Perú fue, claramente y a lo largo de todo el período, el principal y más importante socio comerical de Chile, y el intercambio entre ambos creció de manera sostenida.


Gráfico 2
Fuente: Elaboración propia a partir de Estadística Comercial de Chile23.

Este gráfico permite observar la preponderancia creciente que representaba para Chile el comercio con su socio comercial tradicional a nivel latinoamericano. La estrechez de los vínculos heredados de la época colonial, junto con la naturaleza complementaria de varios de sus productos, fueron asegurando una relación compleja, con momentos de altos grados de tensión (como la participación chilena en la Guerra de la Confederación) y otros de profunda cooperación, tal como quedó en evidencia durante la Guerra con España24.

La naturaleza complementaria de ambas economías respondía a causas estructurales que se mantuvieron relativamente estables a lo largo del periodo. De hecho, al comparar los intercambios bilaterales registrados por el Consulado de Lima en 179025 con los registros de la Estadística Comercial de Chile en 1845, la permanencia tanto de los valores relativos como absolutos de los principales productos intercambiados es llamativa26.

En lo relativo a las exportaciones desde Perú hacia Chile, en 1790 el ázucar era el principal producto comercializado, con cargamentos por valor de 157.500 pesos hacia Valparaíso/Santiago, 33.000 hacia Concepción y 22.000 hacia Coquimbo. En 1845, los registros de Valparaíso indican 164.868 pesos de ázucar importada desde Perú, entre “molida blanca y prieta” y “en panes”. En Talcahuano/Concepción se registraron 30.301 pesos en importaciones de azúcar peruana de ambas categorías en 1845, y en Coquimbo llamativamente no se registraron ingresos de azúcar. En esta línea, la sal también presenta una continuidad llamativa. Frente a los 12.000 pesos que se exportaron a Valparaíso/Santiago en 1790, en 1845 se exportaron 10.449 pesos27.

Esta continuidad en el ámbito del intercambio de alimentos y las materias primas, tiene su contraparte en el mundo de las manufacturas. El segundo producto en importancia en 1790 estaba constituido por “ropa de la tierra” (39.375 pesos), ámbito en el que la competencia de los tejidos británicos fue imbatible tras la Emancipación. De hecho la categoría desaparece en los registros chilenos de 1845. El mismo camino tuvieron los Tocuyos de Cuenca (que en 1790 representaban 70.312 pesos) y los “Paños de Quito” (6.750 pesos en 1790) y el añil (que había sido exportado por un valor de 18.000 pesos).

Estas continuidades que encontramos entre en las exportaciones desde Lima hacia Chile, también se hacen presentes en el intercambio en sentido inverso. De hecho, mientras que en 1790 se registraron 210.000 pesos en importaciones de trigo chileno desde Valparaíso/Santiago y 62.500 desde Talcahuano, en 1845 el valor oficial del trigo desde Valparaíso era de 91.412 pesos y desde el puerto sureño 20.921 pesos. Pero si a estos valores le sumamos el precio del harina enviada (25.496 y 126.969 pesos respectivamente), la variación en términos absolutos es cercana al 3% en 45 años. Esta tendencia también puede observarse en el valor total del intercambio. Mientras que en 1790 se registró desde Lima que el valor las importaciones provenientes desde Chile era de 583.125 pesos, en 1845 la fuente Chilena señala 593.190 pesos28, incluso teniendo en cuenta el valor de las reexportaciones de manufacturas europeas. 

En lo que refiere a las exportaciones peruanas a Chile, mientras que en 1790 desde Lima se calcularon exportaciones a Chile por 161.196 pesos, en 1845 el valor ascendía a 120.999, lo que implica una disminución del 25%. Esta disminución del valor de las exportaciones, junto con el desequilibrio frente a las importaciones desde Chile fueron suplidos con envíos de pesos fuertes, que en 1845 fueron  472.070 pesos según la Estadística Comercial Chilena, lo que coincide con la tendencia observada con otros socios comerciales del Perú.

Por lo tanto, a pesar de las limitaciones de las cifras, que no consideran los valores agregados de la actividad comercial ni la magnitud del contrabando, los paralelismos diacrónicos son significativos. Si bien en 1845 la presencia de nuevos actores se hacía evidente en ramas como el intercambio de productos textiles o la reexportación de manufacturas desde Chile, la estructura del comercio bilateral se mantuvo bastante estable desde 1790. No solo en cuanto a la naturaleza de los productos sino también en el valor total del intercambio, lo que da cuenta de una continuidad mucho más profunda de la detectada hasta ahora. Esto se llamativo sobre todo al considerar la profundidad de las transformaciones políticas, sociales y económicas del periodo comprendido entre los dos momentos que hemos tomado para este ejercicio.

Estos datos nos permiten también problematizar la interpretación de los efectos que trajo “la desunión monetaria en la lucha comercial y política entre las partes de una economía anteriormente integrada”29. Si bien efectivamente existieron tensiones vinculadas con las tarifas aduaneras, y las negociaciones por los Tratados Comerciales entre Chile y Perú fueron complejas y no siempre fructíferas, la estructura del intercambio bilateral parece mucho más estable de lo que la atención a la coyuntura política hace suponer.

La tendencia de los principales productos intercambiados se mantuvo por lo menos hasta 1865, aunque creció el intercambio bilateral. Harina y trigo continuaron siendo las principales exportaciones chilenas al Perú, aunque en 1865 se calcularon 1.518.269 pesos entre ambas categorías, lo que significa un gran incremento desde 1845. Para entonces también era importante la cebada, que tuvo un valor de 579.595 pesos, el carbón de piedra de Coronel, por 161.015 pesos y la plata piña en barra, por 650.149 pesos, desde Caldera. En lo que respecta a las exportaciones del Perú, el tabaco de saña, ya liberado del Estanco, para entonces representaba 162.000 pesos y el azúcar 140.089 pesos. Una vez más, la plata y el oro amonedados tenían gran preeminencia en el intercambio, con un valor de 693.891 pesos chilenos según la Estadística Comercial30. Lamentablemente, no contamos con datos desagregados del comercio de Chile con el resto de los países de la región en 1790, por lo no es posible, en esta etapa de la investigación, replicar el ejercicio para evaluar las transformaciones acontecidas a partir de la emancipación. No obstante, sí podemos revisar las tendencias entre 1845 y 1870. En el siguiente gráfico, se muestra la importancia relativa del comercio bilateral de Chile con los países que se señalan, en relación al total del comercio inter-regional. Se ha excluído al Perú con el objeto de facilitar la legibilidad del gráfico, ya que éste solo representó cerca del 50% durante todo el periodo.


Gráfico 3
Fuente: Elaboración propia a partir de la Estadística Comercial de Chile.

Al analizar la distribución relativa de la participación de cada país de la región en el total del comercio que registró Chile con América Latina en el periodo estudiado, se puede apreciar que hay tres grupos. El primero, compuesto exclusivamente por Perú, tiene una clara prevalencia, con entre el 45 y el 60% del comercio exterior del país con la región. Esta tendencia tiende a concentrarse a partir de 1865, lo que se explica debido a la intensificación de la interacción al enfrentar juntos la guerra con España.

El segundo grupo, está compuesto por Bolivia, Brasil y Argentina. Los dos últimos fluctuaron entre el 10 y el 20% del comercio inter-regional del país. Bolivia a comienzos del periodo concentraba el 25% del comercio exterior con América Latina, pero luego se estabilizó entre el 5 y el 10%. Los vínculos comerciales con Bolivia y Argentina pueden explicarse en relación a su vecindad con Chile31, pero este criterio no aplica al Brasil, que de hecho fue el segundo socio latinoamericano en importancia entre 1850 y 1855.

Esta presencia puede explicarse en función del Gold Rush de California y sus efectos en las rutas tradicionales de comercio. Además, debido a que uno de los principales productos que se importaban desde el Brasil era el azúcar, es probable que este comercio sirviera para ampliar los márgenes de negociación de los comerciantes y diplomáticos chilenos que insistían en Perú por mejores términos en la política arancelaria bilateral. En todo caso, esta línea de investigación requiere mayor profundización.

El tercer grupo, está compuesto por 3 países con quienes la intensidad del intercambio fue significativamente menor. Este grupo está compuesto por Ecuador, Colombia y Uruguay32. El caso de este último es especialmente interesante, debido a que mientras que a lo largo de todo el periodo sólo significó entre el 1 y el 5% del comercio inter-regional de Chile, a partir de 1866 se convirtió en su segundo socio comercial latinoamericano, con una importancia que se ubicó entre el 10 y el 15% del total de los intercambios comerciales que Chile mantenía con la región.

Aunque en términos globales estos porcentajes aparezcan como marginales, detenerse en el contenido del intercambio puede otorgar luz sobre la importancia que tenía para el país mantener estos vínculos, menos intensos que con las potencias centrales, pero que podían tener significado más allá del valor monetario. A fin de avanzar en el análisis, hemos decidido hacer tres cortes temporales y presentar los principales bienes intercambiados en el comercio inter-regional.

Tabla 1
Principales productos intercambiados en comercio inter-regional chileno, 1846

País

Principales Productos Importados

Principales Productos Exportados

México

oro sellado, pesos fuertes

cueros, mercaderías varias (reexportaciones)

Centro América

añil, café, maderas

onzas de oro selladas, pesos fuertes

Nueva Granada

---

Libros

Ecuador

Cacao, Sobreros de paja, oro sellado y pesos fuertes

Reexportaciones de mercaderías

Brasil

azúcar, yerba mate

oro sellado y pesos fuertes

Bolivia

Oro sellado, oro en pasta, pesos fuertes y plata piña y en barra

sobre todo reexportaciones, cobre y algunos productos agroalimentarios

Perú

azúcar, tabaco, sal, pesos fuertes

trigo, harina y reexportaciones

Paraguay

Yerba Mate

--

Uruguay

tabaco en rama y azúcar

frijoles, harina y onzas de oro sellados

Confederación Argentina.

jabón común, plata en pasta

frijoles y nueces


Fuente: elaboración propia a partir de Estadística Comercial de Chile.

En esta primera tabla, llama claramente la atención la preponderancia de monedas de oro y plata en los intercambios regionales. Podemos explicarlo prestando atención al nivel de daños en las estructuras productivas que generaron las guerras por la emancipación. Esto generaba mayor dependencia hacia la producción y exportación de metales preciosos. De todas formas, es posible detectar que ya existe exportación chilena de harinas, tendencia que se profundizará en los años subsiguientes, tal como podemos apreciar en el siguiente cuadro.

Tabla 2
Principales productos intercambiados en comercio inter-regional chileno, 1854

Fuente: Elaboración propia a partir de Estadísitca Comercial33.

Este cuadro permite observar que en pleno Gold Rush en California la producción de harina creció tanto en Chile, que fue el principal producto que tuvo para ofrecer a sus vecinos en el mercado. Y tal como se aprecia en el cuadro a continuación, hay claras evidencias de exportación de harina hasta en los albores de la década de 1870. En contraste con el cuadro de 1846, es posible observar que las exportaciones harineras se habían generalizado. Esto era importante para los sectores vinculados con la agricultura de exportación, que se habían visto afectados por la pronta saturación del trigo y harina chilenos en Australia, tras su propia fiebre del oro.

En todo caso, el cuadro de 1869 cambia debido a una variación en la metodología de elaboración de las Estadísticas Oficiales. Quitaron el registro de metales preciosos amonedados de los flujos comerciales (aunque no del valor total del comercio). A nivel estructural, es posible observar que las estructuras productivas en la región se mantenían bastante ajenas a la ebullición de nuevas tecnologías, industrias y hábitos de consumo que ya afectaban a las economías de Atlántico norte.

Tabla 3
Principales productos intercambiados en comercio inter-regional chileno, 1869


Fuente: elaboración propia a partir de la Estadística Comercial de Chile.

Otro elemento a destacar es la continuada presencia de animales, tanto vacunos como caballares que penetran en el país desde Argentina. Así mismo, la continua presencia de productos derivados de la ganadería, provenientes de Mendoza, pueden ser útiles para dimensionar la profunda transformación que afectaría a la provincia cuando la llegada de grandes corrientes migratorias y el Ferrocarril empujaran la matriz productiva local hacia la vitivinicultura moderna.

Además, el comercio inter-regional de Chile presenta una importante tendencia a la balanza comercial positiva, desde el déficit de 1840, hasta el virtual equilibrio de 1850 y finalmente el superávit claro de la década siguiente, tal como se puede observar en el siguiente gráfico.



Gráfico 4
Fuente: elaboración propia a partir de la Estadística Comercial.

Tal como se puede observar en el gráfico, mientras que la década de 1840 fue en términos generales de déficit comercial para Chile, la década de 1850 presenta una tendencia al equilibrio, para consolidar el superávit de la balanza comercial en la década de 1860.  Esta tendencia al equilibrio en la década de 1850 permite matizar la interpretación de Riveros y Ferraro34, sobre que en el periodo del Primer Gran Ciclo Expansivo de la Economía Chilena, el comercio exterior fue deficitario, lo que sólo se revierte a partir de 1858.

Por ejemplo, en el año 1853, la balanza comercial de Chile con la región fue positiva, gracias al superávit en el comercio con Perú de 881.327 pesos a favor; Bolivia con 127.869 pesos a favor y Nueva Granada con 283.715 pesos. Frente a las magnitudes del comercio nacional con sus principales socios comerciales, estos elementos suelen ser dejados de lado, pero son útiles para comprender la iniciativa en política regional de Chile, a través de su participación en los diversos Congresos Americanos, la amenazada de Flores en Ecuador o la participación en la Guerra con España en la década de 1860.

Otra variable a considerar es la nacionalidad de las embarcaciones que realizaban el intercambio. Para empezar, cabe señalar que a pesar de reiterados intentos de las autoridades locales por fortalecer la marina mercante chilena, las cifras demuestran que el comercio de bandera extranjera fue predominante. A fin de hacer un análisis diacrónico, se han tomado 3 momentos dentro del período estudiado: las primeras cifras disponibles de 1844, un momento intermedio en 1855 y el año de 1869, hacia el final del periodo.

En 1844 se registraron embarcaciones mexicanas, ecuatorianas, peruanas, bolivianas y chilenas.  En 1855, se registran barcos cuya nacionalidad corresponde a Brasil, Uruguay, Argentina, Centro América, México, Ecuador, Nueva Granada (Colombia) Bolivia y Perú, además de los nacionales. Finalmente, hacia 1869, se había diversificado la variedad de nacionales registradas: llegaron o salieron de puertos chilenos embarcaciones de bandera argentina, brasilera, guatemalteca, peruana y salvadoreña. No hay barcos bolivianos ni mexicanos ni ecuatorianos.

Como se ha señalado Cavieres, en Chile tras la independencia se consolidó un importante grupo de comerciante ingleses. Esto se vio reflejado en la presencia de buques de nacionalidad británica. En 1844, los barcos de dicha bandera representaban el 35,16% del comercio de Chile con América Latina y con los diferentes puertos del país. En 1855, representaron el 24,95% del total de los trayectos,  y en 1869, volvieron a fortalecer su presencia, ya que las embarcaciones inglesas fueron registradas en el 34% de los barcos que indicaron como destino algún país de América Latina, incluidas las escalas en puertos nacionales. Cabe señalar que el destino declarado en el puerto no necesariamente era el destino final del buque, pero la existencia de estas rutas comerciales a manos de los ingleses, podía subsidiar el intercambio de productos menos rentables pero complementarios para las economías locales, mientras que el aumento en la oferta de transporte disminuía los costos del flete.

De todos modos, las embarcaciones británicas no explican todo el comercio ¿Qué banderas transportaban el resto del intercambio? En primer lugar, merece atención las embarcaciones chilenas. En 1844, los barcos nacionales (con una marina mercante fortalecida tras la Guerra con la Confederación peruano-boliviana), eran responsables del 52,69% de los trayectos inter-regionales, tanto con los países de América Latina como con escalas locales.

En 1855 la participación cayó al 36,71% de los arribos y el 42,18% de las salidas hacia puertos latinoamericanos o chilenos, lo que significa el 39,45% del total de las salidas y entradas. La participación de Chile se desmoronó al 17,9% comercio inter-regional para 1869, lo que se vio reflejado en la diversificación de los actores participando en las rutas comerciales inter-regionales. De hecho los barcos de bandera latinoamericana (no chilena) que hacían estos trayectos significaron dicho año el 19,92% del total de los registros.

En 1844, se registraron 715 arribos de buques chilenos y 714 partidas. De ellos, el 94% de los arribos correspondió a trayectos de cabotaje,  al igual que el 93,13% de las partidas. El segundo punto en importancia fue el Perú, que fue indicado como origen 26 veces y como destino 30 veces, seguido por Centroamérica, con 15 y 13 veces respectivamente. Lógicamente, la cantidad de embarcaciones involucradas no permite inferir el volumen del intercambio, pero sí ofrece luz sobre las redes comerciales habituales.

Mientras tanto, en 1855, se registró el ingreso de 71 embarcaciones peruanas, de las cuales 42 venían de Perú y 22 de estaban haciendo comercio de cabotaje dentro de Chile, mientras que 1 venía de Estados Unidos y otras 3 de Australia, en la transición de la fiebre del oro entre ambos polos. Por otro lado, las entradas de buques ecuatorianos fueron 6, tres con origen en Ecuador, 2 en Perú y uno en Chile.  Los únicos 2 mexicanos registrados provenían de México, el único colombiano provenía de Perú, y el único argentino de Uruguay. Por otro lado, los buques nacionales se dedicaban principalmente al comercio interno (con 1243 entradas de un total de 1426) pero no deja de ser significativa la presencia en el trayecto proveniente de Perú (81 embarcaciones) y en menor medida de Bolivia (19) y coyunturalmente de Australia (14 llegaron pero 49 partieron).

Finalmente, en 1869 se registró la entrada y salida de 399 buques nacionales, con una concentración en el comercio interno del 95,4%. Del resto, 5 provenían de Perú y 4 de Bolivia, 6 partían hacia Bolivia, 2 hacia Perú y uno hacia Ecuador. También se aprecia una importante reducción de los buques de bandera peruana: 6 llegaron a Chile desde Perú, y de ellos 4 volvieron al país y otros 2 se dirigieron a otros puertos chilenos. Además, se registró el ingreso de 2 buques argentinos, y la salida de 3 buques de dicha nacionalidad, 1 hacia Perú y 2 con dirección a Uruguay. Asimismo, también se registró un buque brasilero proveniente de Brasil que llegó a Valparaíso, y otro que salió rumbo a Uruguay.  Por lo tanto, a pesar del predominio de la presencia británica, a lo largo de todo el periodo se detectaron buques latinoamericanos ejerciendo el comercio inter-regional. Reconstruir la historia de los agentes involucrados y los eslabonamientos productivos es una tarea pendiente.

Por último, vale la pena destacar el análisis que hicieron los contemporáneos. Manuel Guillermo Carmona, el Jefe de la Oficina de Estadística Comercial presentó un balance del desempeño del comercio exterior chileno desde 1844. Primero, destaca el gran aumento del flujo desde la emancipación, para lo que se apoya en la comparación del panorama presentado por Locuanda sobre la exportación anual de Chile hacia “el Perú, las provincias trasandinas y otras secciones de América” entre 1785 a 1789. El texto indica ­­­que ­­­“si se atiende a la fertilidad de nuestro suelos y a los medios de explotación de que ahora disponemos, es preciso confesar que aun no hemos aprovechado todas las inmensas ventajas de la nueva situación creada para la República desde su emancipación política”35.

El analista tiene en mente el comercio con los nuevos mercados del Atlántico norte, pero también se detiene en los socios inter-regionales.

En este sentido, en clave comparativa rescata que “El Perú y la República Argentina, a la sombra de la paz que ahora felizmente gozan, realizan indisputables adelantos. Se introducen nuevos cultivos y se mejoran los existentes, se fomenta la industria y el comercio…””36. Esta alusión vedada a la previa inestabilidad política y social de los vecinos, frente al gran desarrollo del comercio exterior chileno en comparación con las cifras que Carmona maneja para fines del periodo colonial, respalda la tesis de la excepcionalidad del modelo chileno.

Finalmente, el informe destaca que los países con los que había comercio próspero eran Francia e Inglaterra, como únicos países externos a la región; y Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador y Uruguay (en orden decreciente de importancia). Esto es llamativo frente a la categoría de “Comercio en Decadencia”, entre lo que ubicaron a la mayor parte de los países europeos y de otras regiones: Bélgica, Alemania, España, Italia, China, Estados Unidos, California, Polinesia y Australia. En esta segunda categoría también se ubicó a la República Argentina y a Colombia37.

Esta información es valiosa debido a que a pesar de que los estudios sobre el comercio exterior chileno sistemáticamente han ignorado sus vínculos con los países de América Latina, la presencia de los vínculos regionales eran destacados por los agentes del Estado. Tanto para comparar la propia excepcionalidad (que le había permitido crecer a Chile frente a la inestabilidad de sus vecinos) como para destacar que los intercambios con ellos eran cada vez más importantes.

Consideraciones finales

A modo de conclusiones preliminares, estamos en condiciones de responder las preguntas de investigación que han guiado este relato. La Estadística Comercial permite observar que Chile efectivamente desarrolló vínculos comerciales, de intensidad variable, con prácticamente todos los países de América Latina de su tiempo. Este comercio significó alrededor del 20% de su comercio exterior total, lo cual es una cifra importante. Dentro de sus socios comerciales regionales, hay una clara preponderancia del Perú, que significó durante todo el período un valor cercano al 50% del total del comercio que Chile desarrollaba con el resto de sus socios comerciales.

De hecho, la comparación entre el intercambio bilateral registrado en 1790 por el Consulado de Lima y el de 1845 informado en al Estadística Comercial de Chile presenta continuidades significativas. La introducción de manufacturas británicas sí expulsó los tejidos locales, pero los valores del comercio de azúcar, sal y trigo (luego harina) se mantuvieron llamativamente estables. Esto denota que la articulación tradicional del comercio inter-regional fue mucho más estable de lo que se había detectado.

Esto se explica por continuidades culturales e históricas, así como por la estructura productiva nacional. Pero además al mantener una buena relación con sus socios del norte, Chile aseguraba un mercado importante para sus reexportaciones, así como conseguía productos destinados al consumo urbano masivo como el tabaco y el azúcar. Por su parte, el gobierno nacional peruano se aseguraba un suministro significativo de trigo y harina a precios razonables con el que evitar episodios de carestía y así disminuir los riesgos de una revuelta social, lo cual siempre era importante debido a las profundas tensiones que amenazaban durante este periodo a los gobiernos centrales.

En lo relativo al análisis diacrónico del desarrollo de los principales productos exportados en el ámbito inter-regional, destaca la generalización de la exportación de trigo o harina hacia países latinoamericanos. Esto probablemente ayudó a disminuir los costos asociados a la mantención de capacidad instalada ociosa, tras el fin de las fiebres del oro en la década de 1850. Por lo menos hasta la década de 1870, cuando comenzó a cultivarse y exportase trigo de las pampas húmedas, Chile estuvo posicionado en el escenario regional como un productor y exportador de harina de trigo, y mientras el abaratamiento del transporte no permitiera la competencia del trigo norteamericano, habían buenas perspectivas para los terratenientes locales.  

En lo que respecta a la nacionalidad de las embarcaciones sobre las que se llevaba a cabo el intercambio regional, cabe señalar que si bien existía una importante participación británica, Chile tuvo una presencia destacada, tanto en el comercio de cabotaje como en las rutas hacia Perú y Bolivia.  Lógicamente, la presencia peruana es limitada pero contundente, y existió también presencia de diversas banderas, aunque de manera esporádica.

Esta descripción del panorama del intercambio comercial marítimo de Chile con los Países de América Latina, permite afirmar que se trata de un fenómeno relevante, tal como detectaron los técnicos de la Oficina de Estadísticas, aunque hasta ahora poco estudiado. Representó en promedio el 20% del comercio exterior chileno, y dentro de este ámbito, el socio más importante era Perú. El hecho de que las élites tuvieran la atención puesta en las grandes potencias del Atlántico norte, y las transformaciones del mundo en el contexto de la revolución industrial y la consolidación del capitalismo, han desdibujado la permanencia de estos vínculos que muchas veces estuvieron ligados a los sectores menos dinámicos de la economía, pero que tenían un importante impacto social. Por lo tanto, aunque la desunión monetaria y la fragmentación del mercado colonial abrieron espacios para nuevos actores y productos, la desintegración de los mercados coloniales no fue inmediata ni total, y las estructuras productivas mostraron importantes niveles de complementariedad en relación al comercio con los socios del Atlántico norte.

 

Notas:

1. Paul Gootenberg, “Caudillos y Comerciantes. La formación económica del Estado Peruano, 1820-1860). Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas” Cuzco-Perú. 1997.

2. Sagredo Baeza, Rafael: “Pragmatismo proteccionista en los orígenes de la República”. Revista Historia, Nº 24. Santiago, 1989. P. 267-286.

3. Luz María Méndez Beltrán, La exportación minera en Chile 1800-1840. Un estudio de historia económica y social en la transición de la Colonia a la República, Chile, Editorial Universitaria, 2004.

4. Claudio Véliz, Historia de la Marina Mercante en Chile, Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1961.

5. Hans Huber Abendroth, Comercio, manufactura y hacienda pública en Bolivia entre 1825 y 1870 In: El siglo XIX: Bolivia y América latina [en línea]. Lima: Institut français d’études andines, 1997 Disponible en Internet: <http://books.openedition.org/ifea/7432>. ISBN: 9782821865464. DOI: https://doi.org/10.4000/books.ifea.7432.

6. Manuel Llorca-Jaña, “Huth & Co.´s credit strategies: a global merchant-banker´s risk management, c. 1810-1850. Estudios de Economía, vol. 42, Nº 2, diciembre 2015, pps. 17-43.

7. Tulio Halperín Dongui.  “Economía y Sociedad”. En Bethell, L. Historia de América Latina. Tomo 6. América Latina Independiente. 1820-1870, 1985; Víctor Bulmer Thomas. La historia Económica de América Latina desde la Independencia.  México, Fondo de Cultura Económica, 2000.

8. Entre los trabajos más representativos podemos citar a: Charles Centner, “Great Britain and Chile, 1810-1914: A Chapter in the Expansion of Europe”, (Ph.D. diss. University of Chicago, 1941), 44 y 59-8; Eduardo Cavieres, Comercio Chileno y Comerciantes ingleses 1820-1880: Un ciclo de historia económica. Instituto de Historia, Vicerrectoría Académica, Universidad Católica de Valparaíso, Serie Monografías Históricas 2, 1988; John Mayo, “British merchants in Chile and on Mexico´s West Coast in the mid-nineteenth century: the age of isolation”. Historia, Vol. 26, 1991: 145-171; Gabriel Salazar V. “Dialéctica de la modernización mercantil: intercambio desigual, coacción, claudicación (Chile como West Coast 1817-1843)”. Cuadernos de Historia, 14. Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, diciembre de 1994. P. 21-26, y más recientemente, Manuel Llorca-Jaña, The British Textile Trade in South America in the Nineteenth Century, Cambridge Latin American Studies, Cambridge University Press, USA, 2012.

9. Jacqueline Spencer Garreaud, A dependent Country: Chile, 1817-1861. (Spanish text) University of California San Diego, Tesis doctoral 1981.

10. Luz María Méndez, El comercio entre Chile y Filadelfia (1818-1850), Editorial Puntángeles, Universidad de Valparaíso, 2001.  Y Alejandra Irigoin, “Los aspectos económicos de la Independencia chilena, 1780-1840”, en Iván Jaksic, Andrés Estefane, Claudio Robles (editores) Historia Política de Chile, 1810-2010, Tomo III. Problemas Económicos. Santiago, Fondo de Cultura Económica, 2018.

11. Contreras y Cavieres señalan al respecto que “El comercio organizado por las grandes firmas británicas y por parte de los principales comerciantes chilenos en Valparaíso tuvo un carácter eminentemente inter-regional que sobrepasaba lejos el ámbito puramente nacional y que abarcaba especialmente a Perú, Bolivia y Ecuador (…) La existencia de este verdadero mercado internacional o inter-regional con centro de operaciones en Valparaíso permitía a las grandes casas de comisión allí establecidas mantener cierto control sobre los volúmenes de la oferta y los precios del mercado” Carlos Contreras y Eduardo Cavieres, “Políticas fiscales, economía y crecimiento” En: Eduardo Cavieres y Cristóbal Aljovín de Losada (Comp.) Chile-Perú, Perú-Chile: 1820-1920. Desarrollos Políticos, Económicos y Culturales. Ediciones PUCV, 2005, p. 190.

12. Riojas, Carlos. El comercio exterior, la protoindustria y América Latina en el siglo XIX. Trace (Méx. DF) [online]. 2013, n.64, pp.7-24. Disponible en: <http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-62862013000200002&lng=es&nrm=iso>. ISSN 2007-2392.

13. María Alejandra Irigoin, “Gresham on horseback: the monetary roots of Spanish American political fragmentation in the nineteenth century” Economic History Review, 62, 3 (2009), p. 571

14. Sergio Sepúlveda González, El trigo chileno en el mercado mundial: ensayo de geografía histórica. Santiago, Editorial Universitaria, 1959.

15. Eduardo Cavieres, y Gonzalo Serrano del Pozo, “La guerra de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839): el trigo y la agricultura como bases de un proyecto nacional.” Am. Lat. Hist. Econ. Ene-abr., 2018, pp. 136-164.

16. Eduardo Cavieres, op. cit. 1996.

17. Jacqueline Garreaud, “La formación de un Mercado de Tránsito. Valparaíso: 1817-1848”. Nueva Historia. Revista de Historia de Chile, Vol. 3, No. 11, p. 159.

18. A lo largo de texto se hablará de “Región” como equivalente a “Subcontinente”, ya que hablar de “América” puede generar confusiones semánticas.

19. En el trabajo seguimos la nomenclatura tradicional chilena, pero en Perú se entiende este conflicto como una guerra civil donde intervino Chile.

20. La sensación de éxito nacional tras la guerra también motivó la búsqueda de una Historia Política que explicara la excepcionalidad chilena, tarea que fue encomendada a Claudio Gay. Sobre los motivos para la creación de la Oficina de Estadística, y las resistencias que debieron vencerse, puede verse Andrés Estefane, “La institucionalización del sistema estadístico chileno: debates y problemas prácticos (1843-1851)” Estudios Sociales del Estado, vol., 2, Nº 4, pp. 35 a 73. Segundo semestre de 2016.

21. Al considerar el trabajo con las Estadísticas de comercio del siglo XIX, es necesario tener en cuenta las limitaciones que advirtió Platt: en primer lugar, por lo menos hasta 1874 indican como origen de las mercaderías el puerto de embarcación, y como destino el puerto de desembarque, pero muchas veces éste último no era el destino final, y el puerto de embarque no tenía que necesariamente que ver con la nacionalidad o el origen geográfico de los productos intercambiados, ya que podían venir todavía en tránsito. Otro de los problemas con las Estadísticas Comerciales son los precios declarados. Platt señala que “… los valores oficiales británicos antes de 1854 no nos dicen nada sobre los valores reales a precios corrientes (…) (sólo sirven para) indicar las tendencias en cantidades. Las estadísticas francesas son difíciles de interpretar antes de 1847”. En: D. C. M. Platt. “Problems in the Interpretation of Foreign Trade Statistics before 1914”, Jornal of Latin American Studies vol. 3, Nº 2, nov. 1971, pp. 119-130. Cambridge University Press.

22. El valor del comercio se encuentra distorsionado porque la fuente incluye la plata y el oro amonedados y los pesos fuertes como mercancías de comercio. No obstante, este trabajo intenta explicar las tendencias antes que las cifras exactas, ya que se asume que las cifras no pueden ser absolutas, toda vez que no es posible registrar de manera cuantitativa el contrabando, por ejemplo. Además, la distorsión afecta a todos los registros.

23. El cuadro ha sido construído considerando el valor total del comercio exterior bilateral, sumando exportaciones e importaciones. Las cifras están expresadas en pesos.

24. Hemos trabajado en otra parte la relación específica entre Chile y Perú desde 1820 a 1865: “Nueva Historia Económica de la Relación entre Chile y Perú, 1824-1865” Tesis de Magíster, en imprenta.

25. Estos datos fueron obtenidos de la tabla “Valor (pesos) exportaciones e importaciones del Perú hacia y desde Chile, según regiones y puertos de embarque y desembarque. C. 1790, publicada por Eduardo Cavieres, El Comercio Chileno en la Economía mundo colonial. Valparaíso. Ediciones Universitarias Valparaíso, 1994, p. 61.

26. Los valores son comparables debido a que en Chile tras la Emancipación hubo estabilidad en materia monetaria, en lo vinculado a la mantención del patrón metálico y la estabilidad de las tasas cambiarias. Al respecto, véase Gert Wagner y José Díaz, “Inflación y tipo de Cambio: Chile 1810-2005” Documentos de Trabajo 328, Instituto de Economía, Pontifica Universidad Católica de Chile.

27. La Estadística Comercial de Chile permite observar que el tabaco también era muy importante en el comercio bilateral en 1845, pero no podemos compararlo debido a que en 1790 era una especie estancada.

28. Para elaborar esta cifra restamos al total de las “Exportaciones a Perú” el valor de la plata y el oro amonedados, ya que en 1790 no fueron registrados en esta categoría. Así mismo, para comparar las importaciones desde Perú, se restó el valor de los pesos fuertes, la plata y el oro amonedados y el tabaco, debido a que en 1790 era administrado por el Estanco y no aparece en el registro del informe del consulado de Lima que hemos utilizado para esta comparación.

29. María Alejandra Irigoin, “Gresham on horseback: the monetary roots of Spanish American political fragmentation in the nineteenth century” Economic History Review, 62, 3 (2009), p. 571

30. Podemos comparar las cifras de 1845 con 1865 debido a que la inflación en el periodo en Chile no es significativa. Al respecto, puede verse Horacio D’Ottone y Hernán Cortés: “Tasas cambiarias de Chile en relación al dólar y libra esterlina (1830-1964)”, en Boletín Mensual del Banco Central de Chile (Santiago), vol.38, Nº450 (agosto), 1965, pp. 1100-1104.

31. Como señalamos antes, la fuente incluye puertos tanto “marítimos como terrestres”. El escaso intercambio registrado podría explicarse por la presencia de comercio informal y el limitado control estatal efectivo sobre el territorio en este periodo.

32. Centro América, México y Paraguay presentan valores muy bajos de intercambio en el periodo. Si bien están presentes en los registros y es importante mencionarlos, incluirlos en el gráfico dificultaría su lectura.

33. El criterio utilizado para seleccionar los “principales productos” importados o exportados en los tres casos ha sido que correspondan al 10% con mayor valor o frecuencia dentro del intercambio bilateral, o que presenten un valor anual superior a 1000 pesos en todos los casos salvo en Perú, donde se marcó el límite en 2000 pesos anuales.

34. Luis Riveros Cornejo y Rodrigo Ferraro “Historia económica del siglo XIX a la luz de la evolución de los precios”. Estudios de Economía vol. 12, Nº 1 primer trimestre 1985, pps. 49-77.

35. Estadística Comercial de la República de Chile correspondiente al año de 1870. Valparaíso: imprenta del Mercurio de Tornero y Letelier, 187, p. 85.

36. Ídem, p. 86.

37. Ídem, p. 90-91.

Bibliografía

1. Bulmer, Víctor Thomas. La historia Económica de América Latina desde la Independencia.  México, Fondo de Cultura Económica, 2000.         [ Links ]

2. Cavieres, Eduardo “Comercio Chileno y comerciantes ingleses 1820-1880: un ciclo de historia económica”, Instituto de Historia, Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 1988.

3. Cavieres, Eduardo El Comercio Chileno en la Economía mundo colonial. Valparaíso. Ediciones Universitarias Valparaíso, 1994.         [ Links ]

4. D’Ottone, Horacio y Hernán Cortés: “Tasas cambiarias de Chile en relación al dólar y libra esterlina (1830-1964)”, en Boletín Mensual del Banco Central de Chile (Santiago), vol.38, Nº450 (agosto), 1965, pp.1100-1104.

5. Estefane, Andrés “La institucionalización del sistema estadístico chileno: debates y problemas prácticos (1843-1851)” Estudios Sociales del Estado, vol., 2, Nº 4, pp. 35 a 73. Segundo semestre de 2016.

6. Gootenberg, Paul Caudillos y Comerciantes. La formación económica del Estado peruano 1820-1860. Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas”. Cuzco, 1997.

7. Halperín Dongui, Tulio Economía y Sociedad. En Bethell, L. “Historia de América Latina”. Tomo 6. América Latina Independiente. 1820-1870. 1985.

8. Huber Abendroth, Hans Comercio, manufactura y hacienda pública en Bolivia entre 1825 y 1870 In: El siglo XIX: Bolivia y América latina [en línea]. Lima: Institut français d’études andines, 1997 Disponible en Internet: <http://books.openedition.org/ifea/7432>. ISBN: 9782821865464. DOI: https://doi.org/10.4000/books.ifea.7432.

9. Irigoin, María Alejandra “Gresham on horseback: the monetary roots of Spanish American political fragmentation in the nineteenth century” Economic History Review, 62, 3 (2009), p. 571.

10. Irigoin, María Alejandra “Los aspectos económicos de la Independencia chilena, 1780-1840”, en Iván Jaksic, Andrés Estefane, Claudio Robles (editores) Historia Política de Chile, 1810-2010, Tomo III. Problemas Económicos. Santiago, Fondo de Cultura Económica, 2018.

11. Llorca Jaña, Manuel “Huth & Co.´s credit strategies: a global merchant-banker´s risk management, c. 1810-1850. Estudios de Economía, vol. 42, Nº 2, diciembre 2015, pps. 17-43.

12. Llorca Jaña, Manuel “The British Textile Trade in South America in the Nineteenth Century”. Cambridge University Press, 2014.13.

13. Méndez Beltrán, Luz María La exportación minera en Chile 1800-1840. Un estudio de historia económica y social en la transición de la Colonia a la República. Santiago, Ed. Universitaria, 2004        [ Links ]

14. Platt, D. C. M.  “Problems in the Interpretation of Foreign Trade Statistics before 1914”, Jornal of Latin American Studies Vol. 3, Nº 2, nov. 1971, pp. 119-130. Cambridge University Press.

15. Riveros Cornejo, Luis y Rodrigo Ferraro “Historia económica del siglo XIX a la luz de la evolución de los precios”. Estudios de Economía vol. 12, Nº 1 primer trimestre 1985, pps. 49-77.

16. Rojas, Carlos ” El comercio exterior, la protoindustria y América Latina en el siglo XIX”. Trace (México, DF), (64), 7-24. 2013, Recuperado en 21 de mayo de 2019, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-62862013000200002&lng=es&tlng=es.

17. Véliz, Claudio “Historia de la Marina Mercante de Chile”. Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1961.

18. Villalobos, Sergio y Rafael Sagredo, “El proteccionismo económico en Chile. Siglo XIX”, Dimensión histórica de Chile, 4/5. 1987-88. Historiografía.

19. Wagner, Gert y José Díaz, “Inflación y tipo de Cambio: Chile 1810-2005” Documentos de Trabajo 328, Instituto de Economía, Pontifica Universidad Católica de Chile.

 

 

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