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Revista argentina de neurocirugía

versión On-line ISSN 1850-1532

Rev. argent. neurocir. vol.24 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./set. 2010

 

IN MEMORIAM

Dr Vicente Cuccia 1947 - 2010

El 26 de mayo de este año, el Dr. Vicente Cuccia, nuestro querido "Negro", falleció 24 horas después de que le practicaran un reemplazo cardíaco.
Vicente nació en Godoy Cruz, Mendoza, y desde pequeño se destacó por su inteligencia y socarrona intuición. Figuró siempre entre los mejores alumnos tanto en la escuela primaria como en la secundaria, graduándose de médico en la Universidad Nacional de Cuyo en 1973. Su espíritu inquieto y aventurero lo llevó a recorrer Europa durante un año, aun con escasos recursos, visitando varios hospitales y afianzando así su vocación hacia la Neurocirugía.
A su regreso al país, se presentó al Prof. Raúl Carrea buscando la excelencia para su formación de neurocirujano. Subyugado por la personalidad de nuestro maestro siguió fielmente sus enseñanzas transformándose en uno de sus discípulos más conspicuos. La impronta del maestro quedó plasmada en Vicente en su depurada técnica quirúrgica, su capacidad para resolver problemas y su incansable espíritu docente. Las jugarretas del destino hicieron coincidir ambas muertes a la temprana edad de 63 años.
Finalizada su residencia en el Hospital de Niños"Ricardo Gutiérrez" de esta capital viajó a Londres donde realizó un fellow de un año con el Prof. Kenneth Till. A su regreso a Buenos Aires fue incorporado al Servicio de Neurocirugía del Hospital"Ricardo Gutiérrez", y luego, cuando se inauguró el Hospital Nacional de Pediatría "Prof Dr. Juan P. Garrahan", formó parte del plantel que nos trasladamos al nuevo Hospital.
Allí Vicente fue desarrollando una acérrima personalidad producto de su dedicación al trabajo hospitalario y a su gran pasión: la cirugía. Pasaba la mayor parte de sus días en el quirófano operando o ayudando y enseñando a los residentes.
Desdeñaba la medicina privada en pro del Hospital Público y excepto su asistencia al S'ervicio de Pediatría del Hospital Militar Central, que le demandaba pocas horas al mes, el resto de su tiempo lo repartía entre el Hospital y su otra gran pasión: su familia.
Con la Dra. Lita Fallo, jefa de la Sala de Infectología del Hospital "Ricardo Gutiérrez" formó una bella familia con dos encantadoras hijas que eran todo su orgullo: Mariela, recientemente recibida de médica y Fernanda, cursando su cuarto año de Arquitectura.
Desdeñando el sortilegio de la fama y la figuración, que tanto nos apetece a los neurocirujanos, Vicente escogió el quirófano como su marco referencial.
Era duro en sus críticas, a veces sarcástico, pero implacable en su autocrítica. Sus dichos y comentarios expresados durante las largas jornadas quirúrgicas, plagados de un risueño "segundo sentido", fueron recopilados por uno de nuestros anestesistas, y en los momentos de distensión en la sala de operaciones los releemos y disfrutamos así de su presencia espiritual.
El rigor científico que aplicaba a sus trabajos antes de publicarlos o presentarlos en algún Congreso era tan minucioso que le consumía largos meses de preparación. La rudeza de su estilo crítico, generaba encono en algunos colegas, pero los que después de muchos años de discusiones y disensos logramos atravesar los límites de esa rudeza y llegamos a su amistad, descubrimos un espíritu bello, de una exquisita sensibilidad y de una lealtad absoluta hacia sus pocos amigos entre los cuales me incluyo.
Su actitud permanente de enseñanza, sobre todo a los residentes, fue uno de los rasgos más salientes de su personalidad. Dotado de una tenacidad sin límites y de una asombrosa fuerza de voluntad, Vicente desarrolló su actividad quirúrgica hasta pocos días antes de su muerte. En el último tiempo, cuando ya su corazón agobiado no le permitía los grandes desafíos quirúrgicos a los que estaba acostumbrado, se conformaba con asistir a los residentes y neurocirujanos jóvenes ya sea ayudándolos o supervisándolos paso a paso a través del monitor.
A fines del año pasado lo invitamos a integrar el Comité Editorial de la RANC, que aceptó gustoso y con la responsabilidad como afrontaba todos sus compromisos hizo valiosos aportes a nuestra publicación.
Vicente se ha ido... pero fluye entre nosotros su espíritu perspicaz, sus dichos inteligentes y graciosos, su eterna desconfianza, su juicio crítico....
Adiós compañero... Adiós amigo....

Graciela Zuccaro

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