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Ciencia del suelo

versión On-line ISSN 1850-2067

Cienc. suelo v.23 n.1 Buenos Aires ene./jul. 2005

 

TRABAJOS

Modificaciones de la microestructura y la materia orgánica en un Argiudol bajo distintas condiciones de cultivo y conservación

Beatriz A. Bonel1, Héctor José María Morrás2, Vilma Bisaro1

1 Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Rosario, CC 14, (2125) Zavalla. Email: bonel@arnet.com.ar
2 INTA - CIRN, Instituto de Suelos, (1712) Castelar. E.mail: hmorras@cirn.inta.gov.ar

Recibido: 16/03/05
Aceptado: 04/07/05

RESUMEN

En este trabajo se comparan la microestructura y la materia orgánica del estrato superior del horizonte A de un Argiudol típico franco limoso en dos situaciones no laboreadas (NLp: parque en Estación Experimental; NLv: área preservada próxima a vía de ferrocarril) con dos sistemas de manejo agrícola: con residuos incorporados (LR: labranza reducida con discos) y con residuos superficiales (SD: siembra directa). Los análisis micromorfológicos evidenciaron en todos los casos una marcada anisotropía vertical con al menos tres niveles microestructurales dentro de los primeros 10 cm de suelo, siendo sus características notoriamente diferentes entre las situaciones estudiadas. Las situaciones NL evidenciaron la predominancia de huecos de empaquetamiento y rasgos biológicos. La SD se caracteriza por la aparición de agregados laminares subsuperficiales, con predominio de huecos horizontales. Por su parte, la LR se caracteriza por la aparición de costras superficiales, escasa porosidad (representada por fisuras horizontales y vesículas) y escasos restos orgánicos vegetales o animales en superficie. En este trabajo no se detectaron diferencias importantes en cantidad y calidad de la materia orgánica entre las situaciones agrícolas, no existiendo evidencia de una degradación o protección diferente del carbono entre ellas. La estructura laminar permanente en la SD y la costra superficial temporaria en LR actuarían de manera convergente restringiendo la mezcla de las fases orgánica y mineral del suelo. En SD resultaría una mayor conservación de la materia orgánica superficial, pero la actividad biológica no sería suficiente para incorporarla mas allá de unos pocos milímetros de profundidad. En LR hay una incorporación más profunda de la materia orgánica, pero con una mayor degradación; de este modo el balance final de la materia orgánica del horizonte superficial sería similar entre ambos tratamientos. La similitud en el "pool orgánico" entre las situaciones agrícolas se refleja también en los resultados del análisis de estabilidad de los agregados mediante el método de Henin.

Palabras clave: Micromorfología; Carbono orgánico; Estabilidad de agregados

Microstructure and organic matter modifications in an Agiudoll under different conditions of cultivation and conservation

ABSTRACT

The microstructure and the organic matter of the upper part of the A horizon of a silty-loamy Typic Argiudoll in two non cultivated situations (NLp: park in an Experimental Station; NLv: preserved area close to a railroad) and under two agricultural management systems (SD: no-till; LR:disk ploughing), are compared. In all cases micromorphological analyses revealed a marked vertical anisotropy constituted by at least three microstructural levels in the first 10 cm of the soil, though the characteristics of those layers differ among the studied situations. Synthetically, NL situations showed a predominance of packing voids and biological features; the SD treatment is characterized by a subsurface layer with laminar aggregates and a predominance of horizontal planar voids; the LR treatment shows a crust development at the surface, low porosity determined by horizontal planar voids and vesicles, together with a lower content of organic residues. There were no significative differences in the quantity and quality of organic matter in the soil comparing SD and LR systems. In this context, it is considered that the long lasting laminar structure developed in the SD system and the temporary surface crust in the LR system are acting in a converging way, both restricting the mixing of organic and mineral phases of the soil. In SD a high accumulation and conservation of the organic compounds occur at the surface, but the biological activity after 10 years of cultivation was not strong enough to incorporate it at more than a few mm of depth. In LR, after ploughing, there is a deeper incorporation of OM, but collaterally a higher degradation occurs. In this way the final balance of the OM in the A horizon appears to be similar in both systems. The similarity in the organic pool between both situations seems to be reflected also by a similar aggregate stability obtained with the Henin method.

Key words: Micromorphology; Organic carbon; Aggregates stability.

INTRODUCCION

En la región pampeana se ha difundido en las últimas décadas la siembra directa de cultivos (Fogante 1999), la cual conduce a condiciones de suelo que difieren marcadamente de las existentes bajo sistemas de labranzas tradicionales. Las labranzas y el manejo de rastrojos juegan un rol crucial en el uso sustentable del suelo y del agua debido a sus efectos sobre la mayoría de los indicadores de sustentabilidad (Lal 1991; Lal, Kimble 1997; Lattanzi 1998). Particularmente, la disposición de huecos y agregados difiere entre situaciones con o sin laboreo (Pikul et al 1990). La disminución de las labranzas contribuye a conservar la continuidad de macroporos, permitiendo la transferencia de fluidos (agua y aire), facilitando de esta manera el crecimiento de las raíces y la actividad de los microorganismos (Porta 1999). Los suelos bajo siembra directa generalmente presentan menor espacio poroso (Gregorich et al 1993), aunque la red de poros es generalmente más continua debido a la acción de lombrices y raíces (Cannell, Hawes 1994). Por este motivo se suele considerar que en este sistema los macroporos tiene una orientación preferentemente vertical (Davies, Payne 1992; Gregorich et al 1993). Sin embargo diversos autores han constatado tanto por observación a campo (vg Alvarez et al 2004), por técnicas físicas indirectas (Sasal et al 2004), o por análisis micromorfológicos (vg Van der Bygaart 1999a) la predominancia de huecos orientados horizontalmente.

Por otra parte se cita que la no remoción del suelo y el manejo superficial de residuos aumentaría la resistencia de los agregados a la desintegración (Unger 1997). Esta particularidad es atribuida por algunos autores a la conservación del carbono dentro de los macroagregados (Beare 1997; Beare et al 1997; Salinas-García et al 1997). La ruptura de agregados por acción de las labranzas causa la pérdida de la materia orgánica intraagregados, debido a que es más fácil de mineralizar que la que se encuentra en la superficie de los agregados y entre los agregados (Lilienfein et al 1998). La estabilidad de los agregados es una propiedad importante dado que ayuda a mantener una alta infiltración de agua al resistir la formación de costras, favoreciendo la aireación y retención de agua para las plantas (Kladivko 1994; Unger 1997).

Las técnicas no destructivas de análisis son las más adecuadas para entender el funcionamiento del suelo (Colleville, Braudean 1996). En este sentido, el estudio de la morfología del suelo a través de la descripción y el análisis de cortes delgados provee información acerca de la microestructura del suelo, lo cual incluye: tamaño, forma, disposición de agregados, así como orientación, forma y tamaño de poros. De esta manera constituye un complemento de las descripciones mesomorfológicas y ayuda a interpretar el comportamiento del suelo (Wierzchos et al 1997; Dijkstra 1998). El espacio de huecos correspondiente a la porosidad intraagregados y a la forma de relacionarse entre ellos, aporta valiosa información para entender el movimiento de agua y fluidos en el suelo (Porta et al 1999). La geometría de los poros (espacios irregulares no rígidos) y de sus intercomunicaciones es la que controla el comportamiento del agua, y proporciona mayor información acerca de los procesos de transferencia y la vida en el suelo que el valor numérico de la porosidad (Porta et al, op.cit).

En consecuencia, el objetivo de este trabajo ha sido comparar las modificaciones de la microestructura y de la materia orgánica del estrato superficial de un Argiudol típico del sureste cordobés resultantes de prácticas de manejo con residuos superficiales y con residuos incorporados, combinando diversas determinaciones químicas y físicas con técnicas de análisis microscópico.

MATERIALES Y METODOS

El sitio estudiado se encuentra en las proximidades de la localidad de Marcos Juárez (32o 40'S, 62o O), provincia de Córdoba. El suelo corresponde a un Argiudol típico (Soil Survey Staff, 2003), serie Marcos Juárez (limosa fina, mixta, térmica). Texturalmente el horizonte Ap (0 - 19 cm) está compuesto por 6 % de arena, 69 % de limo y 25 % de arcilla. La serie Marcos Juárez es un suelo oscuro, profundo y bien drenado, ubicado en las lomas casi planas de los escalones estructurales de la llanura cordobesa - santafesina y desarrollado sobre sedimentos loéssicos franco limosos. La arcilla predominante es la illita y la pendiente promedio del área es del 0,5 %. El clima es subhúmedo templado, con inviernos secos. La temperatura media anual es de 16,9 ° C, siendo la máxima 24° C y la mínima 10,6° C. La precipitación anual es de 894 mm (INTA 1988).

A partir de entrevistas con técnicos y productores de la zona se escogieron seis situaciones agrícolas con rasgos comunes de producción: historia de uso agrícola entre 15 y 30 años, secuencia de cultivos en los últimos 10 años incluyendo soja, trigo y maíz, fertilización de gramíneas con nitrógeno y fósforo. En tres de ellas, se realiza un manejo de rastrojos tendiente a su acumulación en superficie (SD), efectuándose la siembra directa de los cultivos sobre el rastrojo del antecesor. En las otras tres los residuos son incorporados (LR) con 1 a 2 labores de rastra de disco. Asimismo se seleccionó el parque de la EEA INTA Marcos Juárez (NLp) y sectores no removidos cercanos a las vías del ferrocarril (NLv), considerados como situaciones de máxima conservación para ser utilizados como referencia. En un sector representativo de cada situación a analizar, se estableció un área de estudio de 50 x 50 metros.   Para el estudio micromorfológico se tomaron muestras no disturbadas a dos profundidades del horizonte A, con tres repeticiones de cada situación. La primera (muestra 1) abarca desde la superficie del suelo hasta unos 4 - 5 cm de profundidad. La segunda (muestra 2) llega hasta los 10 cm de profundidad. El análisis de las características y organización del espacio poroso y de los componentes sólidos del suelo se realizó mediante técnicas microscópicas primero sobre las muestras naturales antes de su impregnación y luego sobre las muestras preparadas en corte delgado (Bullock et al 1985). La superficie del suelo en su plano horizontal y las secciones verticales naturales y en corte delgado fueron descriptas y fotografiadas con un microscopio Wild equipado con luz incidente y con sistema de polarización en luz transmitida. La información descriptiva del espesor superficial del suelo fue complementada mediante observaciones de agregados individuales correspondientes a diferentes tamaños, utilizando el instrumental mencionado anteriormente.    A partir de una muestra compuesta por diez submuestras, correspondientes al horizonte superficial, se determinó textura por el método de la pipeta (Gee, Bauder 1986), distribución del tamaño de agregados secos en los rangos > 8 mm; 8 - 4,75 mm; 4,75 - 3,35 mm; 3,35 - 2 mm; 2 - 0,5 mm; 0,5 - 0,25 mm y < 0.25 mm, carbono orgánico total (Nelson, Sommers 1982), carbono liviano (Ritcher et al 1975) y estabilidad de los agregados mayores de 0,2 mm (Henin et al 1972). Los análisis de laboratorio se efectuaron por duplicado. Los resultados fueron analizados aplicando el modelo a un criterio de clasificación, utilizando el procedimiento del Modelo Lineal General (GLM) del paquete estadístico Statistical Analysis Systems (SAS Institute, INC. 1994). La separación de las medias entre las distintas situaciones fue obtenida por el test de Duncan (p < 0.05).

Para caracterizar la cobertura superficial se cuantificó la materia seca presente en superficie como peso seco a estufa (gr m-2) y el porcentaje de cobertura de suelo por el método de la línea transecta (Morrison et al 1993), sobre seis repeticiones.

RESULTADOS Y DISCUSION

La cobertura de suelo varió de acuerdo al uso, desde 100 % en los lotes con máxima conservación a un 10 % en los lotes con rastrojo incorporado al momento de la siembra. Los lotes bajo siembra directa tuvieron valores de cobertura entre 80 % y 90 %. Al momento de muestreo la materia seca superficial promedio alcanzó valores de 2.100 kg ha-1, 303 kg ha-1, 4.950 kg ha-1 para SD, LR y NL respectivamente.

Las características superficiales de las situaciones con cobertura (SD y NL) en la observación microscópica revelan la presencia de gran cantidad de restos vegetales, de organismos vivos y muertos, agregados de mayor tamaño y de aspecto rugoso. El aspecto liso, con agregados de menor tamaño, aparición de costras superficiales, baja actividad biológica y material vegetal, caracteriza a situaciones donde los rastrojos son incorporados (LR).

Por su parte las observaciones microscópicas en corte delgado permitieron constatar una clara variación microestructural con la profundidad. En todos los casos dentro de los 4-5 cm superiores de la muestra 1 pudieron distinguirse dos capas (I y II) las que, en algún caso, a su vez fue posible subdividir. Por otro lado, en los cortes delgados de la muestra 2, en la profundidad que va de 4 a 10 cm se constató un tercer nivel microestructural (III) distinguible de los dos superiores. Si bien todos los tratamientos se asemejaron en la anisotropía vertical con al menos tres niveles (I, II y III) dentro de los primeros 10 cm de suelo, las características microestructurales de las capas difirieron notoriamente entre las situaciones.

En las situaciones NL, en el microespesor superficial (I) se apreció alta rugosidad, porosidad y presencia de restos orgánicos. El tipo de huecos predominantes correspondió al de empaquetamiento, ya sea entre agregados o entre agregados y restos vegetales. También abundan los agrotúbulos (Figura 1). En el espesor subsuperficial entre los 2 y 4 centímetros del suelo (capa II) la situación NLv cercana a la vía revela agregados subangulares en una microestructura grumosa a fragmentada (Figura 1-a). Por el contrario en el suelo del parque NLp aparecen agregados con fisuras y cavidades finas siendo en conjunto menos poroso que el caso anterior (Figura 1-b). Más abajo, en la capa III, en las dos situaciones de suelo no laboreado (NLp, NLv) predominan los huecos y rasgos de origen biológico (canales y agrotúbulos) (Figura 1); sin embargo ambas situaciones son menos porosas que la situación de labranza reducida LR (Figura 3).

En la situación en siembra directa SD, y de manera similar a la situación NL, en la capa superficial I también son abundantes los restos vegetales, los rasgos de origen biológico y una microestructura esponjosa a grumosa (Figura 2). Por el contrario, en la capa II, inmediatamente por debajo de la superficie, se destaca la aparición de estructuras y agregados laminares, con predominio de fisuras y huecos horizontales, siendo ésta la principal característica diferencial respecto a las otras situaciones estudiadas (NL y LR). Asimismo, la capa III en la situación de siembra directa es menos porosa que en la de labranza reducida, apareciendo también fisuras y cavidades con disposición horizontal aunque notoriamente menos marcadas que en la capa II.

De acuerdo al grado de desarrollo de cada capa, en la situación de SD se distinguieron dos subtipos de este modelo microestructural (Morrás et al 2004): el subtipo "a" corresponde a una capa I de poco desarrollo y una capa II con estructura laminar fuerte y espesa (Figura 2-a); el subtipo "b" corresponde a una capa II de laminación mas débil y/o con agregados laminares disturbados por la actividad biológica (Figura 2-b).

La estructura platiforme en suelos limosos y francos se presenta especialmente después de tránsito repetido (Slowinska - Jurkiewicz, Domzal 1991). Probablemente la aparición de la estructura laminar en SD en el suelo estudiado se deba al efecto del paso de las maquinarias utilizadas en la fertilización y protección de los cultivos y en la cosecha de granos y a la falta de remoción que regenere la macroporosidad, tal como ocurre en cambio en el suelo laboreado LR.

Según Cannell, Hawes (1994), la disminución de las labranzas favorece el mantenimiento de la continuidad de macroporos, debido a la acción de lombrices y raíces. No obstante, en la situación de siembra directa SD aquí estudiada, y al menos en los primeros 10 cm de suelo, predominaron los huecos con sentido horizontal. Este resultado se contradice con lo informado por otros autores, en el sentido de la aparición de grietas y canales verticales, como paliativo de la menor porosidad encontrada generalmente en los sistemas donde la labranza está ausente (Davies, Payne 1992; Gregorich 1993; Koppi, 1994). Sin embargo la morfología observada coincide con los resultados obtenidos por Shipitalo, Protz (1987) y Vandenbygaart et al (1999 a; b) en suelos de Canadá y por Drees et al (1994) en un suelo de los Estados Unidos. En este sentido, en principio puede considerarse que el predominio de poros horizontales produce cambios desfavorables de las propiedades físicas del suelo (Slowinska - Jurkiewicz, Domzal 1991). Este efecto sería contrarrestado por la actividad de la fauna a través de la formación de bioporos, la mezcla de material y la formación de microagregados; en consecuencia, en el sistema de SD se genera una situación dinámica cuyo balance e influencia en los flujos hídricos será función del efecto contrapuesto entre las fuerzas compactivas y la actividad biológica (Morrás et al 2004).

Por su parte, la morfología superficial (capa I) en los lotes con labranza reducida LR se caracterizó por la aparición de costras, escasa porosidad (representada por fisuras horizontales y vesículas) y escasos restos orgánicos vegetales o animales (Figura 3). La presencia de costras superficiales que sellan la conexión de los macroporos, pueden afectar la funcionalidad del suelo, al reducir su efectividad hidrológica (Pikul et al 1990). Subsuperficialmente por el contrario, en el suelo laboreado con labranza reducida LR el aspecto general es más poroso que el de las situaciones no laboreadas, caracterizándose por la presencia de huecos de empaquetamiento, cavidades, fisuras y canales. (Figura 3).

El análisis de la distribución de agregados refleja también las diferentes condiciones físicas de los distintos tratamientos. La proporción de macroagregados fue significativamente diferente (p < 0.05) entre situaciones, correspondiendo a valores del 65 %, 54 % y 40 % para NL, SD y LR respectivamente. Siendo las labranzas la principal causa de la distribución de tamaños de los agregados de suelo, se corrobora en este trabajo el predominio de agregados mayores de 8 mm y la menor proporción de agregados menores de 2 mm (Tabla 1) en los primeros centímetros de suelo en las situaciones con cobertura, sean estas el resultado del no laboreo o de la siembra directa (NL y SD). Estos resultados coinciden con un estudio realizado por Cosentino et al (1996) en el mismo suelo, así como con resultados de otros autores en suelos y manejos similares (Chagas et al 1995; Chagas et al 1996; Cosentino et al 1996; Yang, Wander 1998) y en suelos con granulometrías diferentes (Díaz Zorita 1999).

Bajo condiciones de no laboreo o laboreo mínimo se propicia como mecanismos de agregación los procesos de cohesión, que ocurren en presencia de agua; y mecanismos biológicos como los de "adhesión", resultante del aglutinamiento favorecido por exudados rizosféricos, y el "entretejido", debido a la acción directa de las raíces e hifas de hongos (Degens 1997). Estas condiciones determinan los mayores niveles jerárquicos de la agregación. En situaciones laboreadas es mayor la proporción de agregados menores de 2 mm, debido principalmente al refinamiento provocado por los implementos de labranzas. En este caso la desagregación de macroagregados mayores de 250 μm ocurre por la pérdida de raíces e hifas, producida por el manejo y las labranzas.

En el horizonte superficial del suelo de Marcos Juárez los contenidos de carbono orgánico y carbono liviano fueron mayores en los sitios no laboreados que en los cultivados LR y SD (Tabla 2). El carbono orgánico ligado no fue diferente entre situaciones agrícolas y sitios no laboreados, indicando ser la fracción menos alterada por el uso. Las pérdidas de carbono orgánico coinciden con los valores citados por Andriulo y Cordone (1998) para Argiudoles típicos de Pergamino, variando entre 25 y 28 %, aunque son menores que los informados por Michelena (1989) para la serie Marcos Juárez. Por el contrario en este trabajo no se detectaron diferencias importantes en cantidad y calidad de la materia orgánica entre las situaciones agrícolas (LR y SD), no existiendo evidencia de una protección o "secuestro" diferente de carbono entre ellas. Estos resultados coinciden con algunos autores que trabajaron en Argiudoles típicos de la región pampeana (Ostinelli, Vivas 1996; Ferreras et al 1998; Alvarez et al 2004), aunque difieren de los de otros autores (Alvarez el a1 1998).

La falta de diferencias en contenido de carbono total o sus fracciones entre el suelo laboreado y la siembra directa en Argiudoles típicos pampeanos ha sido atribuída a ingresos de carbono y condiciones iniciales semejantes (Alvarez et al 1998; Andriulo, Cordone 1998; Urricarriet, Lavado 1999). De acuerdo a los resultados obtenidos en este trabajo la interpretación de la similitud del contenido de C orgánico en el suelo debería quizás buscarse, aunque resulte paradójico, en las diferentes condiciones microambientales entre los dos sistemas de cultivo.

Así, a similares producciones de materia seca superficial, el contenido de materia orgánica en los primeros centímetros del suelo, en mezcla con la materia inorgánica, debe encontrarse relacionada tanto con los factores que influyen favoreciendo o impidiendo la mezcla de ambas fases como con los procesos de degradación oxidativa de la fracción orgánica. En el caso de la labranza la mezcla sin duda se halla periodicamente favorecida, así como también al mismo tiempo se incrementa su degradación. Esto se corresponde con una microestructura porosa y abierta a la circulación con la atmósfera externa durante los períodos de laboreo. En el caso de la SD, la microestructura laminar que se genera sugiere por el contrario la existencia de una restricción en la mezcla de ambas fases, la que no sería suficientemente compensada por la mayor actividad biológica de este sistema. En el caso estudiado, los restos orgánicos se acumulan en superficie y la mezcla con la fracción mineral se produce en una capa muy delgada de unos pocos milímetros de espesor.

Podría hipotetizarse en consecuencia, que la estructura laminar permanente en la SD y la costra superficial temporaria el LR actuarían de manera convergente, restringiendo ambas microestructuras la mezcla de las fases orgánica y mineral del suelo. En el caso de la SD habrá una mayor conservación de la materia orgánica, pero la actividad biológica no sería suficiente para incorporarla mas allá de unos pocos milímetros de profundidad. En la LR hay una incorporación más profunda de la materia orgánica, pero al mismo tiempo una mayor degradación. El balance final de la materia orgánica en el suelo para ambas situaciones sería, por estas causas contrastantes, similar.

La similitud en el "pool orgánico" entre situaciones agrícolas y la diferencia entre éstas con el sitio testigo puede constatarse también al analizar la estabilidad de los agregados. La metodología escogida para evaluar esta propiedad (Henin 1972) permite identificar diferentes causas de pérdida de la misma a través de los pretratamientos. La estabilidad de los agregados sumergidos en agua es función de la calidad de su porosidad, esto es del tamaño y continuidad de poros que permitan el desalojo paulatino del aire, disminuyendo así la ruptura por estallido. El pretratamiento de los agregados con alcohol antes de su humectación preserva a éstos del estallido, produciéndose en este caso la ruptura por disminución de la cohesión frente a las fuerzas de hinchamiento y dispersión. Por su parte el pretratamiento con benceno refleja el rol de la materia orgánica al fijarse sobre ésta e impedir la humectación de la matríz; el benceno no fijado, al no ser miscible con el agua, produce un efecto altamente destructivo en los agregados (Henin 1972; de Orellana, Pilatti 1994).

En primer lugar, los resultados obtenidos en los diferentes tratamientos muestran una clara diferencia entre la estabilidad de los agregados de las dos situaciones de suelo bajo cultivo (SD y LR) con la del suelo no cultivado (NL) (Tabla 3). Este hecho se observa en particular en la baja estabilidad de las muestras de situaciones agrícolas pretratadas con benceno, lo que indica que la cantidad y disposición de la materia orgánica no es suficiente para fijar el benceno manifestándose un mayor poder destructivo del solvente luego de la humectación con agua. Por otra parte, el ensayo con agua sin pretratamiento (Ag H2O) así como la estabilidad relativa en agua (Er H2O) en comparación con la estabilidad relativa en alcohol (Er OH), reflejan la susceptibilidad al estallido de las muestras de suelo cultivado, y en consecuencia la degradación de la porosidad en relación al suelo no laboreado.

En segundo lugar, la cantidad de agregados estables al agua luego de los pretratamientos con alcohol (% Ag OH) y benceno (% Ag Be) no fueron diferentes en forma significativa entre SD y LR (p < 0,05). Sin embargo, los datos obtenidos muestran que en ambos casos la cantidad de agregados estables con pretratamiento con benceno (%Ag Be) es menor a la obtenida en los otros ensayos. Este resultado evidencia la baja estabilidad derivada de la pérdida de materia orgánica respecto a la situación de suelo virgen, y confirman la similitud en el ¨pool¨ orgánico entre ambas situaciones de cultivo.

Por el contrario, los resultados obtenidos del ensayo sin pretratamiento (% Ag H2O ) indican una mayor estabilidad en SD que en la situación LR. Este hecho sugiere que la no remoción favorecería la interconexión de los poros intra-agregado, permitiendo el desalojo paulatino del aire y disminuyendo el estallido de los agregados. La cantidad de poros no parecería intervenir como causa de la diferencia de estabilidad entre las dos situaciones, ya que las descripciones microscópicas sobre agregados mayores de 4,75 mm y en cortes delgados revelaron un menor número de poros pero de mayor desarrollo longitudinal en siembra directa que en la situación laboreada.

De Orellana y Pilatti (1994) determinaron valores de estabilidad relativa para una amplia gama de suelos de la provincia de Santa Fe y los relacionaron con estados de degradación. Los resultados aquí obtenidos (Tabla 3), indicarían en consecuencia un estado cercano a un punto de alarma (0,37) para SD, y un estado degradado (0,19) para LR.

Por otra parte, el enfoque descriptivo de la microestructura permitió establecer indicadores de existencia de una jerarquía de agregación en las situaciones con menor grado de disturbio. En NL el análisis de los agregados individuales de diferentes tamaños reveló la acción de las raíces en el enlace o entretejido de agregados más pequeños en otros más grandes, tal cual lo descripto por Oades (1991). Esta participación de las raíces en la formación y estabilización de la estructura es menor en SD y casi desaparece en LR. Las características morfológicas de los agregados también fueron notoriamente diferentes. En NL se repite en los distintos niveles jerárquicos el aspecto rugoso y la morfología irregular de los agregados (Figura 4-a). En LR se identifican agregados lisos y rugosos, pero a partir del mayor tamaño (Figura 4-b). En SD se presentan agregados rugosos y lisos; particularmente entre estos últimos es de destacar la presencia de agregados de morfología laminar (Figura 4-c). La aparición de diferencias morfológicas dentro de una misma situación de manejo agrícola se lo considera un hallazgo de interés, aparentemente no citado por otros autores. En LR y SD los agregados de aspecto liso presentan, además, menor porosidad interna y vinculación con restos orgánicos, mientras que los agregados de aspecto rugoso presentan características opuestas a los anteriores.

En síntesis, las modificaciones impuestas por las diferentes condiciones de cultivo se traducen en el suelo estudiado en diferencias en la organización y características del espacio sólido y poroso en los primeros centímetros del suelo, no afectando en forma diferencial al "pool" de carbono orgánico. En siembra directa la interacción entre efectos físicos y biológicos es dinámica y compleja; los resultados obtenidos a través del análisis microestructural y el estudio de la morfología y estabilidad de agregados proveen una interpretación alternativa del proceso de acumulación de la materia orgánica en este sistema de manejo.

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