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Cuadernos de antropología social

On-line version ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  no.23 Buenos Aires Jan./July 2006

 

Deslumbramientos del mercado

Monique Selim*

* Investigadora del Institut de Recherche pour le Développement (IRD), Paris, Francia. E-mail: Monique.Selim@bondy.ird.fr. Título original en francés: "Éblouissement du marché"; publicado en Histoire de la anthropologie 22 :67-76. 2001. Traducción al español autorizada por la autora. Texto traducido por Stella Maris Molina

Resumen

Con eje en los diferentes aspectos que adopta el actual proceso de mundialización de la lógica del mercado y expansión capitalista, aún en países socialistas, el presente artículo plantea la necesidad de una reflexión antropológica susceptible de articular el surgimiento de nuevas formas de dominación y representación simbólicas. Se discute el aparente efecto de unificación intelectual producido por la hegemonía del mercado respecto de hechos sociales heterogéneos dados en la historia reciente de las sociedades contemporáneas. Así, la renovada atracción que ejercen los nuevos escenarios sociales reconfigurados en virtud de las modalidades específicas de encarnación y operación de los procesos globalizantes, llama al estudio antropológico de las coyunturas. La autora despliega una interpretación del socialismo de mercado, conjunción –siempre en tensión– de un monopolio político estatal y una liberalización del mercado económico. En esta perspectiva se reubica el interés de una antropología del presente en relevar localmente, en este caso en Vietnam del Norte, la conformación de un nuevo mercado de demandas simbólicas, donde la reaparición de las prácticas culturales de comunicación con los antepasados expresa la necesidad de reunificación familiar y reconciliación con los muertos en la "larga guerra".

Palabras clave: Mundialización, Antropología del presente, Socialismo de mercado, Comunicación con los antepasados, Vietnam del Norte.

Abstract

With an axis in the different aspects that the current process of mundialization of the logic of the market and of capitalist expansion adopts, even in socialist countries, the present paper poses the need of an anthropological reflection capable of articulating the emergence of new domination forms and of symbolic representation. The surface effect of intellectual unification caused by the hegemony of the market over diverse social facts in contemporary societies is discussed. Thus, the renewed appeal of social scenarios reconfigured by specific modes of embodiment and operation of globalizing processes, calls to the anthropological study of articulation moments. The author deploys an interpretation of the market socialism, conjunction –always in tension– of a state political monopoly and a liberalization of the economic market. In this perspective the interest of an anthropology focused on the present is relocated in the characterization of the conformation of a new market of symbolic demands in North Vietnam, where the revival of cultural practices such as the communication with the ancestors expresses the necessity of family reunification and reconciliation with those who were dead during the "long war".

Key words: Mundialization, Anthropology of the present, Market socialism, Communication with the ancestors, North Vietnam.

Resumo

Tendo como eixo os aspectos diferentes que adota o processo atual de mundialização da lógica do mercado e de expansão capitalista, até mesmo nos países socialistas, este artigo propoe a necessidade de uma reflexão antropológica capaz de articular o aparecimento de novas formas de dominação e de representação simbólica. Discute-se o efeito de superfície de unificação intelectual causado pela hegemonia do mercado em fatos sociais diversos em sociedades contemporâneas. Assim, a atração renovada de novos fatos sociais pelos modos específicos de incorporação e operação de processos de globalizaçao, motiva o estudo antropológico de momentos de articulação. A autora desenvolve uma interpretação do socialismo de mercado, conjunção –sempre em tensão– de um monopólio político estatal e uma liberalização do mercado econômico. Nesta perspectiva o interesse de uma antropologia focalizada no presente mudou-se para a caracterização da conformação de um mercado novo de demandas simbólicas no Vietnã do Norte, onde a revivificação de práticas culturais como a comunicação com os antepassados exprime a necessidade de reunificação familiar e reconciliação com os mortos durante a "longa guerra."

Palavras chave: Mundializaçao, Antropologia do presente, Socialismo do mercado, Comunicação com os antepassados, Vietnã do Norte

Si anteriormente en la antropología las relaciones comerciales constituyeron una de las líneas de fractura nodales para distinguir diferentes tipos de sociedad y oponer las sociedades capitalistas a las llamadas "primitivas" de intercambio, la disolución de esta antinomia –pretexto para muchas mitificaciones e impuesta hoy por el proceso de mundialización del mercado y la expansión económica capitalista– constituye el objeto de pocas consideraciones antropológicas. La insignificancia en la cual se la mantiene así como a sus consecuencias –que contrastan con el atascamiento en que la economía en primer lugar y otras ciencias sociales prueban respecto de la "globalización"– son acompañadas por un parcelamiento cada vez mayor de los objetos de la antropología (mujeres, jóvenes, enfermedad, etc.) y la reconquista de temáticas de una inter-subjetividad universalizante (la amistad, el placer, el viaje, etc.). Unos y otros son aprehendidos fuera de una problemática susceptible de superarlos y englobarlos. Empero, ese fenómeno de estallido y de división epistémica se opone a los principios originales de la disciplina, marcada por la concentración metodológica y la retotalización del sentido de las lógicas de un micro-grupo social concreto y paradigmático al mismo tiempo.

Sin embargo, la hegemonía económica del mercado se presenta como el marco de unificación intelectual de muchos hechos sociales heterogéneos y sintomáticos del presente. En tanto tal requiere una reflexión antropológica que la articule, en particular, bajo sus dos vertientes. Estas son, por un lado, las nuevas formas de imposición y dominación que pesan sobre los actores y, por otro, su coproducción a través del conjunto de reformulaciones simbólicas y de imaginarios que las rodean. En efecto, el mercado y la extensión de los modos de producción y de intercambio capitalistas, no implican en absoluto una uniformidad del mundo, sino por el contrario se retraducen en cada sociedad, y en el seno de diferentes grupos sociales, según una axiomática siempre singular que recompone las herencias del pasado y las presiones actuales en formulaciones originales de lo real.

En otro nivel, la interdependencia económica tiene por resultado una mutación de los fundamentos del Estado, cuya soberanía desaparece como soporte principal en provecho de privatizaciones de los poderes y de las potencias engendrando una metamorfosis radical en las bases de la autoridad y en sus contingencias trascendentes. Como corolario, esos cambios económicos y políticos –que invitan a retomar cuestiones antropológicas tan antiguas como centrales– se acompañan de redefiniciones del lugar de la alteridad, a través de lógicas precisas y de prescripciones identitarias que imprimen endurecimientos en la alterización y la etnización de las relaciones sociales en tanto visiones cristalizadas. Un esquema simplista tiende a fijar el origen de esas revanchas de reculturalización en la invasión de un mercado en apariencia homogeneizante, como si de la globalización económica y de la ficción de un mundo "globalizado" debiera emerger, a modo de reacción, una cristalización separatista no despojada de autenticidad y de resistencia casi legítimas.

En ese contexto a la vez ideológico y bien objetivo parece sensato reafirmar el interés antropológico en emprender investigaciones comparadas en este nuevo escenario, donde los ordenamientos de la dependencia y de la independencia están sometidos a las regulaciones de la integración económica. Anclar las investigaciones en coyunturas donde se muestren con mayor violencia las contradicciones del proceso de reestructuración económica para repensar sus modalidades de encarnación y de operación en un nivel más general, parece completamente "razonable". Por esa razón, me asomaré ahora al "socialismo de mercado", última invención de los pocos regímenes comunistas aún existentes (China, Laos, Vietnam) que surge como una expresión notable de las presiones económicas del período actual.

El "Socialismo de Mercado"

Reubicado en la historia de las ideologías políticas, el socialismo de mercado puede ser definido como el acoplamiento heterodoxo entre dos formas de lo político y de lo económico: el Estado-Partido comunista y monopólico, que iniciaría por sí mismo la inscripción progresiva o brutal a una economía capitalista cuyos beneficios se dirigen, directamente, hacia capas restringidas del aparato estatal. Tal conjunción entre un absolutismo político y una liberalización del intercambio económico –a la vez impostura ideológica y lógica paradójica– se presenta como una fabulosa excrecencia teratológica de la mundialización y, simultáneamente, como el nudo de desplazamiento de las contradicciones que oculta. Dos teorías opuestas sobre las relaciones entre lo político y lo económico vienen a disolverse allí: la primera, externa, retraduce el alcance hegemónico del capitalismo profetizando que la liberalización económica es portadora de una democratización –espejismo y coartada que los acontecimientos de la década no hacen más que desmentir–; la segunda, interna, postula siempre con mayor fuerza la dominación de lo político sobre el acaparamiento de lo económico por parte de los detentadores de las decisiones políticas.

En esta perspectiva, el "socialismo de mercado" –que conjuga un llamado a la internalización del capitalismo y una tentativa de control de su progresión– se pone en escena como subterfugio/malversación1 de la generalización del capitalismo y apuesta "global" de la globalización. Allí reside el interés para una antropología del presente preocupada por comprender cómo se mueven los actores sociales en tal situación casi escolástica. Vietnam del Norte, donde durante dos años conduje una investigación, por un lado en empresas y sus grupos sociales cercanos y por otro, sobre los imaginarios corrientes y el mercado de creencias, me permitirá ilustrar algunos de los ejes de cuestionamiento que surgen de la observación cotidiana de las relaciones sociales en un país donde los "jóvenes emprendedores" dinámicos se ven a partir de ahora condecorados con la "estrella roja" y donde los mejores trabajadores "continúan" recibiendo el rótulo de "héroe del trabajo".

La incorporación del Estado y de los marcos de dominación estatal a un contexto de tensiones múltiples ligadas a la liberalización de las relaciones comerciales y a sus efectos de sobre-explotación de los obreros y de corrupción devoradora, resultan cruciales. La participación voluntaria de una parte notable de los actores en la edificación compartida de los dispositivos de poder y de control y la internalización de sus modalidades de legitimación toman aquí una forma paroxística que obliga a reconsiderar los diferentes esquemas de interpretación disponibles. Estos van del consentimiento a la dominación llegando hasta la victimización de los sujetos frente al monstruo implacable del Estado y pasando por los móviles económicos o de ascenso que harían aceptar la servidumbre.

La cohesión relativa de las relaciones sociales –por ejemplo, en las empresas del Estado donde la mercantilización del trabajo es extremadamente cínica y las malversaciones de fondos por parte de las capas jerárquicas superiores son abiertas y escandalosamente elevadas– exige ser aprehendida en el marco de un triángulo velado que implica un tercero necesariamente excluido: el mediador extranjero2 como polo imaginario negativo de una dominación exterior contra la cual dominadores y dominados autóctonos deben volver a unirse permanentemente, cimentando las relaciones internas de dominación así legitimadas. La escena antropológica –como matriz de relaciones interpersonales entre el antropólogo extranjero y los sujetos individuales– es uno de los lugares donde se develan esas lógicas preponderantes: el alóctono se ve allí asignado a la posición de un actor ideológico3 antagónico, al que se ubica fuera del campo social, según un rol edificado y bien demarcado por el Estado. La figura imaginaria del otro agrega y condensa, en efecto, caracterizaciones históricas que más allá del enemigo capitalista –"político" durante la guerra fría, "económico" en la época de la mundialización pues rehúsa compartir sus riquezas– apunta a una larga ontologización política de la alteridad y de la extranjeridad. Así durante la reforma agraria que siguió a la "revolución" de 1954, el terrateniente fue acusado –y a menudo ejecutado– menos por capitalista que por colaborador de los extranjeros, superando ampliamente la temática de la traición por alianza con el extranjero la otra más clásica, marxista y clasista. Así, en un período de difusión del mercado y explosión de las desigualdades, el Estado-Partido intenta controlar y desviar a los descontentos proponiéndose como dueño de una dominación potencial del extranjero, siempre susceptible de retomar una posición dominante.

En ese escenario, la reculturización de la sociedad –convocada a ser "civilizada, sana y moral" y a erradicar "flagelos sociales" y "costumbres atrasadas y antisociales"– inscribe el polo positivo de la operación de dominación estatal. El valor de la autoctonía –marcada como el fundamento de una identidad excepcional, de una excepción cultural que adhiere a las normas de una extrema politización– se lee en magistrales campañas ideológicas tales como la que otorga el premio de "pueblo cultural": los pueblos que "merecen" el honor del Estado deben mostrar un Partido local sólido y numerosas adhesiones, una lucha victoriosa contra la droga, la prostitución y un acta popular que castigue severamente escorias de la decadencia capitalista tales como el individualismo, la mentira, etc. Identitarismo ético-político e ibsidionalidad neocultural que encierra a los actores en una trampa tal que la exaltación del patrimonio nacional no podría pensarse fuera de su otra cara, la de la áspera lucha contra el extranjero corruptor de la esencia "natal". Ruptura tan fuerte como la "revolución" de 1954, el mercado brutal y devastador y las relaciones que desarrolla tienen por singularidad, en ese contexto específico, una extraña denegación del partenaire del intercambio comercial, tan ausente de las representaciones como de la extensión del beneficio que se pretende inmediata y violenta, una falta de perennización de beneficios a largo plazo, casi autística.

Los análisis que se han propuesto de los nuevos modos de dominación que pone en práctica el Estado-Partido vietnamita para contener las tensiones –y que comparten la movilización ideológica entre la alterización negativa y el nacionalismo– podrían dejar pensar en una especie de "forclusión" de la sociedad. En el marco del revival4 actual de creencias tales como el retorno a una comunicación con los muertos, entre los cuales los de la larga guerra se ven prioritarios, el examen se sumerge, por el contrario, en el teatro de sombras de un mercado de rasgos curiosamente fantasmagóricos.

El mercado de la comunicación con los muertos en la guerra

Comunicarse con los muertos, pedirles consejo, indagar acerca de su bienestar y de sus necesidades era en Vietnam una práctica anclada en la historia y el capital cultural hasta 1954, fecha en la que quedó desechada en el magma de las "supersticiones" perjudiciales para la sociedad. Esta práctica, integrada durante mucho tiempo al culto de los antepasados como un deber que cada familia debía respetar, resultó en esa fecha disociada de los deberes familiares y si bien no fue jamás radicalmente prohibida, sí fue objeto de sospechas: no sentaba mucho a un miembro del partido y menos aún a un alto funcionario del Estado mostrar en su domicilio los restos de creencias "anticientíficas". En la década de 1990 –marcada por la aplicación de la voluntad estatal dirigida hacia una apertura al mercado mundial, forzada por penurias crecientes que podían desembocar en situaciones de hambruna– se instala cierta tolerancia, reforzada por el revival ideológico al que se hiciera referencia anteriormente, que hace de la identidad nacional el crisol de nuevos "recursos humanos". Actualmente los altares de los antepasados han recuperado su antiguo lugar y los aniversarios de los muertos son debidamente celebrados, más o menos fastuosamente según los medios materiales de las familias. Pululan videntes, geománticos, "especialistas" diversos y mediums –intermediarios necesarios de la comunicación con los muertos– y en todas las capas de la sociedad se recurre, abiertamente, a sus servicios. Por lo tanto, no es raro encontrar entre ellos a personalidades políticas, y aún a sus e distinguidas esposas, buscando solución a sus problemas familiares. Es en este marco donde hacen su irrupción los muertos de la larga guerra –como grupo específico– muchos de los cuales no han sido jamás encontrados. Se presentan dos casos: uno cuando sus cadáveres –o lo que subsiste de ellos– permanecen en lugares desconocidos, luego de haber sido precipitadamente enterrados por soldados apurados por las urgencias del combate; otro cuando se hallan en una tumba más o menos anónima en un cementerio militar. En ambos casos las familias se encuentran privadas de la posibilidad de volverlos a enterrar en su "pueblo natal" como impone el uso y el respeto a los deberes que les incumben. Esa situación reviste hoy una dimensión mucho más trágica en la medida en que los que han visto sacrificados por la "patria" a sus parientes cercanos conocen, por un lado, las búsquedas exitosas de los "desaparecidos" norteamericanos llevadas a cabo por los gobiernos norteamericano y vietnamita y, por otro, viven un período de extraordinario revival de rituales espléndidos: en los templos, en las pagodas y las casas comunales las ceremonias se multiplican, las antiguas vestimentas de la época colonial hacen su reaparición, volviendo majestuosos a los ancianos graves y encantadoras a las bailarinas. Además, la televisión muestra ceremonias en las que el folklore adquiere una dignidad estatal y las grabaciones en video de las mismas circulan entre los grupos de vecinos. Privadas de sus difuntos, mientras "el enemigo" ha recuperado los suyos, las familias de los antiguos combatientes se encuentran entregadas al sufrimiento, en busca de una solución a la cual dicen no haber renunciado jamás pero que, desde hace algunos años, se vuelve brutalmente concreta y accesible reavivando nuevas esperanzas y brillando con promesas de reunificación familiar y de reconciliación con los muertos.

Así han aparecido mediums cuya misión específica es la de indicar el lugar en que yace el muerto, sea donde fuere –en el Norte o en el Sur, en los arrozales o en la jungla. Al principio lo hacían más o menos furtivamente arriesgando ser arrestados por la policía, ahora cuentan con una publicidad sorprendente, sus "despachos" se encuentran en lugares públicos, instituciones estatales, ministerios, universidades privadas, etc. Los diarios comentan esas "búsquedas" y los autores de los artículos –generales, coroneles, altos funcionarios– discuten la "cientificidad" del fenómeno de la comunicación con los muertos que aseguran mantener los mediums consagrados, triunfantes pues han restituido a las familias los despojos de sus miembros fallecidos en el campo de honor. Algunos se han vuelto muy célebres en este nuevo y floreciente mercado tan desbordado por las demandas que se tornan inevitables largos meses de espera para poder concretar una "inscripción" formal de pequeño costo, consistente en proveer dos casetes destinados al registro de la "conversación" con el muerto, uno para los archivos del servicio que los busca, el otro para la familia. Ciertos mediums están obligados a desplazarse con las familias para señalar el lugar donde el difunto subsiste, otros "ven tan lejos", "bajo la tierra" y con tanta "precisión" que su presencia no es necesaria: gracias a su teléfono celular "acompañan" a las familias en sus peregrinaciones, luego de haberles entregado un "plan". El éxito de los mediums más reconocidos, que podría decirse metafóricamente son casi aceptados por el Estado, ha sido estimado en un 75 % muy "seriamente" por parte de algunas "autoridades", entre las que se destaca un vice-primer ministro, que exponen públicamente sus reflexiones sobre el asunto. No se plantean dudas sobre la legitimidad "científica", factible de ser resuelta mediante análisis estadísticos de los éxitos y los fracasos o pruebas de las "capacidades" de los mediums. La satisfacción de las familias es tan completa que las demandas sobrepasan, incluso, las referidas a los "muertos en la guerra" y pueden abarcar, también, a ascendientes de varias generaciones. Por otra parte, los fallecidos son poco "prolijos" y sus mensajes demasiado simples y cortos: si algunos acusan deliberadamente a los suyos de abandono prolongado, otros manifiestan su benevolencia y placer por los rencuentros con efusión "feliz", a menudo, de "volver al pueblo natal" mientras que otros, heroicamente, eligen permanecer cerca de sus "camaradas" de combate rehusando dejarlos solos.

Los mediums más renombrados tienen entre 20 y 50 años y provienen, a menudo, de medios muy pobres y poco escolarizados. La excepción, según mi conocimiento, la constituye una joven diplomada que prosigue sus estudios mientras trabaja. Actúan con modos de sugestión sorprendentemente poco elaborados5 y expresan sus "dones" con extrema brutalidad, sin vueltas. Responden a una demanda explícita y determinada y su réplica se pretende concisa y exacta por lo que la interacción podría ser calificada de sumaria. Los mediums ejercen una fascinación insigne, tanto que sus acólitos, sin importar el estatus o el nivel de educación que posean, se empujan unos a otros ante la contemplación de un poder apto para restituirles su "verdad".

Conclusión

Los reencuentros actuales a través de los mediums con los combatientes de las dos guerras, emprendidas contra el imperio colonial francés y el gobierno norteamericano, se inscriben en un campo de creencias donde el Estado, como potencia coercitiva y como figura imaginaria, ocupa una posición hegemónica que legisla acerca de la identidad, tanto íntima como nacional. A su vez, el mercado mundializado –en cuyo seno el Estado intenta, cueste lo que cueste, integrar la economía de un país que se debate en agudas contradicciones, particularmente claras en lo relativo a las inversiones extranjeras–, constituye el marco global de emergencia del retorno a la comunicación con los muertos. Las almas errantes de los "héroes de la patria" ponen de manifiesto una falla tan abismal que, poco a poco, la evocación de una deuda jamás saldada ha invadido las conciencias, en particular, las de los dignatarios sobrevivientes, antiguos combatientes. Estos asisten al despliegue de una economía de mercado que deja de lado a una parte notable de la población, que ha "sacrificado" a los suyos en el altar de la nación. Si bien el control estatal de la "comunicación" con los muertos es una evidencia que se constata de manera cotidiana, sería reduccionista no ver en el conjunto de esos hechos más que una magistral manipulación del Estado como lo hacen los esquemas usuales de interpretación que refieren al cinismo de los regímenes comunistas. La participación sincera, activa y apasionada de los antiguos responsables del Estado en esta escena fantástica, donde los difuntos se yerguen e interpelan a los vivos, denota la complejidad de una coyuntura donde este Estado no está dispuesto a abandonar su misión. Tampoco se trata de subjetividades encarceladas ni de una realidad en la cual la magia se presta a las racionalizaciones de la integración con tal de que los resentimientos –de los muertos y de los vivos– se extingan por sí mismos.

Notas

1 En francés "detour/detournement" es un juego de palabras con la misma raíz (N. de T).

2 Gérard Althabe, (1998), del cual tomamos esas expresiones.

3 Ibidem.

4 Revivificación, en inglés en el original (N.de T.).

5 En comparación, por ejemplo, con los mediums en Laos, Bernards Hours, en Hours y Selim (1997).

Bibliografía

1. Althabe, Gérard (1998). Les Fleurs du Congo. L 'Harmattan, Paris.         [ Links ]
2. Hours, Bernards y Monique Selim (1997). Essai d'anthropologie politique sur le laos contemporain. Marché, socialisme et génies. L'Harmattan, Paris.         [ Links ]

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