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Cuadernos de antropología social

versión On-line ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  n.26 Buenos Aires ago./dic. 2007

 

Antropología Económica y Economía Política. Alejandro Balazote. Centro de Estudios Avanzados, Universidad Nacional de Córdoba, 2007, 155 páginas

Analía García*

* Licenciada en Ciencias Antropológicas. Becaria Doctoral, CONICET. Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Dirección electrónica: analiagarcia9@fibertel.com.ar

En Antropología Económica y Economía Política , Alejandro Balazote se propone una reevaluación crítica de las problemáticas y los conceptos fundamentales que ha seguido la teoría antropológica respecto de la naturaleza de los aspectos materiales sobre los que se constituyen las relaciones sociales. El libro se encuentra organizado a partir de cuatro problemáticas diferenciables, cuya exposición se desarrolla sobre dos ejes fundamentales. El primero, los grandes temas sobre los que versa la especificidad de la antropología económica, y en segundo lugar, los procesos históricos sobre los que se construye la teoría antropológica.

En este contexto, el autor problematiza la construcción del concepto de reciprocidad a partir de las primeras formulaciones en el campo de la etnografía. La construcción del concepto se encuentra íntimamente ligada a la descripción del kula trobiandés realizada por Bronislaw Malinowski y a la del potlach kwakiutl desarrollada por Franz Boas. Estas primeras etnografías barren por tierra nociones vinculadas a la negación de la dimensión económica en sociedades primitivas y al etnocentrismo que reduce esta esfera de acción social al mercado, y que concibe la prosecución de bienes y servicios en estas sociedades sólo como prácticas de subsistencia. Balazote reconoce los aspectos centrales que la minuciosidad de estos trabajos pone en relieve, tales como las distintas esferas de intercambio y la relación entre la distribución de bienes con otras esferas del orden social.

A partir de estos trabajos, el análisis de Marcel Mauss constituye un aporte fundamental en la sistematización del concepto de reciprocidad a partir de la tríada dar, aceptar y devolver, en tanto hecho social total. Balazote resalta la importancia de la obra de Mauss en la medida en que logra conectar distintas dimensiones del intercambio recíproco, sobre todo en materia de derecho (la relación entre las personas y las cosas), al tiempo que brinda una explicación de la naturaleza obligatoria de esta forma de intercambio. Sin embargo, en estas primeras aproximaciones de la antropología con la economía se construyen abordajes centrados en las características reguladoras del orden social que contiene el intercambio recíproco, pero se encuentran limitados en el tratamiento de los procesos de cambio y conflicto.

El análisis exhaustivo de los diferentes tratamientos que ha seguido el concepto a lo largo de la historia de la disciplina, permite reconocer que la reciprocidad ha sido –y continúa siendo– abordada desde diferentes corrientes y escuelas. El autor centra su atención en tres abordajes diferentes de la obra Mauss. El estructuralismo levistraussiano, que pone de relieve las falencias teórico-metodológicas del ensayo de los dones al fragmentar el intercambio en sus partes constitutivas, impidiendo reconocer las razones explicativas del fenómeno. Sin embargo, Balazote plantea que el concepto termina por convertirse en un “comodín” universal y omniexplicativo de la naturaleza del vínculo social. En contraposición, resalta el análisis de Maurice Godelier, quien revela el valor simbólico de determinados bienes que se guardan como tesoros significativos de la identidad de los grupos, permitiendo remarcar los límites sobre los que se constituyen y afianzan las diferencias. Por último, considera la línea continuada por el grupo M.A.U.S.S. (Movimiento Anti-Utilitarista en Ciencias Sociales) en tanto que programa académico, político, filosófico y ético. La reflexión sobre esta línea de trabajo pone en evidencia la matriz moral de este grupo, que resalta la libertad y solidaridad de las prácticas recíprocas pero que, sin embargo, olvida su naturaleza obligatoria y violenta.

Un comentario aparte merece el apartado dedicado a los estudios antropológicos centrados en la perspectiva de la economía política. El autor presenta las premisas generales que envuelven a esta línea de trabajo desde la Teoría de la Modernización, la Teoría de la Dependencia y la Teoría de los Sistemas Mundiales, así como una reflexión crítica respecto de sus limitaciones. En este sentido es que el aporte de la antropología se vuelve invalorable, ya que permite situar los procesos históricos de cambio y subordinación de poblaciones sobre la órbita de la expansión capitalista, pero recuperando las particularidades locales. De esta manera, no sólo los actores sociales no son receptáculos pasivos de las transformaciones sino que se constituyen como tales a partir de la dinámica procesual que los envuelve. Balazote reconoce que la economía política permite superar los límites teóricos de la perspectiva microanalítica, al tiempo que produce una ruptura epistemológica en cuanto a la construcción de opuestos basados en un mundo moderno y un mundo primitivo.

Esta exposición permite reflexionar respecto del abordaje de las realidades actuales desde el concepto de la globalización. El autor contrapone la libre circulación de mercancías, capitales y personas que predican las teorías de la globalización al recrudecimiento de las desigualdades bajo una forma naturalizada de hegemonía occidental. En este sentido, esta categoría engloba una multiplicidad de procesos que se suponen producto del fin de siglo y que, sin embargo, refieren a la expansión capitalista en el mundo como requisito intrínseco a la dinámica de acumulación.

Finalmente, la reflexión que merece el debate entre formalista y sustantivista respecto de la naturaleza de “lo económico” le permite a Balazote pensar críticamente la construcción de opuestos entre “sociedad moderna” y “sociedad primitiva”. Ambas posiciones teóricas se centran en las formas de intercambio y la racionalidad de los actores, pero inhiben las explicaciones asociadas a los procesos económicos complejos que envuelven las configuraciones del mundo moderno. Para ello, el autor recupera la importancia de comprender que lo económico, lo político y lo simbólico son dimensiones metodológicas pero la realidad no es reducible a estas esferas. En este sentido es clave la noción de totalidad social.

Antropología Económica y Economía Política es una obra del tenor necesario para reflexionar sobre las discusiones teóricas principales que versan en la relación entre economía y antropología. Antes de identificar y reducir objetos de estudio a la especialización disciplinaria, este libro obliga a pensar respecto de la complementariedad que la interdisciplinariedad aporta a la tensión entre procesos de orden general y las particularidades que refieren a construcciones locales y regionales.

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