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Cuadernos de antropología social

versión On-line ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  no.33 Buenos Aires ene./jul. 2011

 

ARTÍCULOS

Género, etnia y generación en la prevención e interrupción de embarazos en jóvenes estudiantes hablantes de lenguas mayas migrantes a San Cristóbal de las Casas, Chiapas (México)

 

Diana L. Reartes*

 

* Dra. en Antropología. Profesora investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-sureste), San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Correo electrónico: dlrp8@prodigy.net.mx .

Fecha de recepción: octubre de 2010. Fecha de aprobación: mayo de 2011.

 


Resumen

Desde hace algunos años la investigación sociodemográfica en México está registrando procesos de cambios importantes en la vida sexual y reproductiva de las y los jóvenes, particularmente entre aquellas/os jóvenes urbanos. De ahí la importancia de explorar qué está ocurriendo con los jóvenes rurales e indígenas al tomar en cuenta eventos tales como el inicio sexual, el uso del condón, la adopción de anticonceptivos o los conocimientos que cambian en función de la escolaridad alcanzada, el lugar de residencia, la lengua que habla, entre otros. El artículo se aproxima a las modalidades que adquiere la prevención e interrupción de embarazos entre estudiantes (mujeres y varones) hablantes de lenguas mayas que han migrado de comunidades indígenas a la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, en Chiapas.

Palabras clave: Estudiantes indígenas; Migración; Prevención de embarazos; Interrupción de embarazos; Juventud Maya

Gender, ethnicity and generation in pregnancy prevention and interruption among young Mayan speaking migrant students in San Cristobal de las Casas, Chiapas (Mexico)

Abstract

In the past several years socio-demographic research in Mexico has been showing important changes in the sexual and reproductive lives of youth, especially among urban population. Hence the importance of exploring what processes are taking place among rural and indigenous youth, where events such as sexual initiation, the use of condoms or other forms of contraception, and knowledge vary according to the level of education, place of residence, language spoken, among other factors. The article looks into ways of pregnancy prevention and interruption among Mayan speaking students (both men and women), who have migrated from indigenous communities to the city of San Cristobal de las Casas, in Chiapas.

Key words: Indigenous students; Migration; Pregnancy prevention; Pregnancy interruption; Mayan youth

Gênero, etnia e geração na prevenção e interrupção da gravidez em jovens estudantes de língua maia migrantes para San Cristobal de las Casas, Chiapas (México).

Resumo

Nos últimos anos a pesquisa sócio-demográficas no México está passando por grandes mudanças nos processos da juventude sexual e reprodutiva e, particularmente entre a juventude urbana. Daí a importância de explorar o que está acontecendo com a juventude rural e indígena estar ciente que eventos como a iniciação sexual, uso de preservativos, a adoção de contracepção ou mudar o que é conhecido em termos de escolaridade, local de residência, idioma falado, entre outros. O artigo aborda as modalidades de prevenção e se torna a interrupção da gravidez entre os alunos (masculino e feminino) falantes de línguas maias das comunidades indígenas migraram para a cidade de San Cristobal de las Casas, em Chiapas.

Palavras-chave: Estudantes indígenas; Migração; Prevenção da gravidez; Interrupção da gravidez; Juventude Maia


 

San Cristóbal de Las Casas como ciudad de destino de jóvenes indígenas

San Cristóbal de Las Casas es uno de los cinco municipios receptores de migración interna en el estado de Chiapas. Esta ciudad se ha convertido en los últimos 20 años en receptora de población indígena (tsotsiles, tseltales, zoques, choles y tojolabales), consecuencia de las malas condiciones económicas del campo, los conflictos religiosos y políticos, el movimiento armado de 1994, el fraccionamiento o pérdida de tierras, la falta de oportunidades de trabajo y estudio en las comunidades de origen (COESPO, 2007: 51).

San Cristóbal cuenta con 132.241 habitantes, se caracteriza por ser "el lugar de encuentro de los distintos grupos étnicos de la región" (Freyermuth, 2007: 70) y se calcula que actualmente el 50% de la población es indígena.

Gran parte de la población que se traslada son jóvenes para quienes la movilidad hacia la ciudad es una alternativa para aspirar a una mejor calidad de vida. Estos jóvenes provienen de comunidades con más del 70% de población indígena, con un alto índice de marginación y pobreza extrema (Obregón Rodríguez, 2003).

Cada vez son más las y los jóvenes que llegan a San Cristóbal o a otras ciudades para estudiar, trabajar o estudiar y trabajar. Muchos se trasladan para continuar con sus estudios porque en sus comunidades de origen no hay escuela secundaria o preparatoria, otros recién llegan cuando desean proseguir con la universidad. El interés personal y familiar para que alguno de los miembros de la familia continúe sus estudios y logre de este modo un mejor bienestar ha derivado en un fenómeno que todavía no ha sido suficientemente estudiado: el traslado de jóvenes (mujeres y varones) de comunidades rurales e indígenas a la ciudad para proseguir sus estudios.

El estudio generalmente se combina con el trabajo, ya sea de forma permanente en la ciudad o en época de vacaciones. Particularmente, los varones se van a trabajar a destinos turísticos como Playa del Carmen, Chetumal o Cancún con la intención de ayudar económicamente a sus familias en su manutención.

La ciudad ofrece como atractivo una importante y variada oferta educativa para jóvenes -incluidos los indígenas-, favorecida por los incentivos económicos que diferentes instancias gubernamentales y no gubernamentales otorgan a jóvenes hablantes de alguna lengua indígena. Sin embargo, merece señalarse que los jóvenes indígenas que prosiguen sus estudios más allá del nivel de la primaria constituyen todavía un grupo minoritario.

Otro factor que ejerce un poder de atracción es la enorme oferta laboral derivada de la demanda del turismo nacional e internacional, en bares, restaurantes, hoteles, locales comerciales que, aunque ofrece trabajos muy mal pagos, da a las y los jóvenes la posibilidad de estudiar y trabajar.

Estos jóvenes regresan a sus comunidades con cierta frecuencia (semanalmente, cada quince días, una vez al mes), por lo tanto se trata de sujetos que permanentemente se están moviendo de sus comunidades a alguna ciudad y que mantienen con sus comunidades y familias de origen vínculos constantes.

De este fenómeno reciente, nos interesa focalizar en las implicaciones de esta migración en la salud sexual y reproductiva de las y los jóvenes indígenas desde un enfoque que considera claves las dimensiones del género, la etnia y la generación.

 

Las dimensiones centrales: la generación, el género y la etnia

En el campo de los estudios de la juventud la incorporación de una perspectiva generacional es sumamente importante. Si consideramos que la condición juvenil es una producción históricamente definida, sus características son expresiones de un momento generacional (Ghiardo, 2004:44).

Adoptar esta perspectiva necesariamente tiene que dar cuenta de los acontecimientos y procesos históricos-estructurales que la definen y a partir de ahí identificar las trayectorias típicas que pueden alumbrar sobre los límites entre las viejas y las nuevas formas (Ghiardo, 2004: 45).

Desde esta perspectiva:

Junto con haber nacido en periodos cercanos, el primer requisito para que puedan aparecer formas de ver, sentir y vivir la vida común a un conjunto de individuos es que compartan una misma situación de generación, que es el punto donde se unen el tiempo histórico y las condiciones sociales e históricas de existencia (Ghiardo, 2004: 24).

En cuanto al género, Dixon-Mueller (1993) propone como idea fuerte que la organización social de las diferencias de género aparece determinando aspectos de la sexualidad y de la salud reproductiva. Los intercambios sexuales desiguales entre varones y mujeres están basados en percepciones de necesidades eróticas diferentes y en normas divergentes de moral sexual para cada género.

Para Szasz (1999) las condiciones materiales de existencia y las desigualdades de género definen las percepciones que varones y mujeres tienen de sus necesidades en salud sexual y reproductiva. Ambas dimensiones se articulan con otras que introducen diferencias como son: la pertenencia étnica -central en nuestro estudio al tratarse de jóvenes originarios de municipios indígenas y hablantes ellos mismos de lenguas indígenas-, la generación de pertenencia, la etapa en la trayectoria de vida, la escolaridad, la posición en la familia y la presencia o ausencia de redes sociales y familiares (Szasz, 1999).

 

Metodología y actores sociales

La elección de estudiantes como referente para adentrarnos en la construcción de la sexualidad juvenil indígena radica en los profundos procesos de cambios socioculturales dados por la movilidad y el acceso a la educación media y superior y sus implicaciones en el ámbito del ejercicio sexual que este conjunto de la población está viviendo.

Las entrevistas individuales tuvieron la intención de comprender con mayor profundidad cómo se expresan o "encarnan" situaciones de vulnerabilidad frente a embarazos en sujetos "concretos" y, de este modo, poder articular la experiencia individual en un contexto social y cultural de normas y constricciones pero también de posibilidades de ejercer la sexualidad juvenil.

Para reconstruir las narrativas de las y los jóvenes adoptamos el concepto de "trayectorias sexuales", que permite:

Dar cuenta primero, de la sexualidad como proceso que no sólo se desenvuelve, sino que se construye en una historia con otros, y segundo, de las singularidades de esa historia en los sujetos, sobre todo de un proceso que implica la iniciación sexual y el desempeño sexual posterior (Grimberg, 2002a: 4-5).

En cuanto a la selección de las y los informantes, cuatro de los nueve jóvenes, eran, al momento de iniciar las entrevistas, estudiantes del último semestre de la Escuela Normal Indígena Intercultural Bilingüe "Jacinto Canek". Una de las jóvenes estudia en la preparatoria. Otros cuatro fueron contactados en la Universidad Autónoma de Chiapas y son estudiantes de las carreras de sociología e historia. Todos son hablantes de lenguas indígenas y llegaron a San Cristóbal de Las Casas para continuar sus estudios, a excepción de una de las entrevistadas quien migró cuando era una niña junto a su familia. Todos son solteros y a excepción del caso de una joven, no tienen hijos. Las entrevistas tuvieron lugar durante el año 2008.

 

Cuadro Nº 1

 

Resultados

1. La importancia de la escuela.

Un aspecto que resalta en las narrativas de las y los entrevistados es el importante rol que está jugando la escuela en la vida afectiva y sexual de la juventud indígena. El "estar en la escuela" aparece como fundamental en la constitución y modalidades de las relaciones de noviazgo, las prescripciones parentales en torno al ejercicio de la sexualidad, el retraso de la unión y las decisiones en torno a la prevención de embarazos o su interrupción.

La escuela se constituye, así, en el espacio donde se empieza a hablar con el género opuesto y donde surgen los primeros "pretendientes". Generalmente es en la escuela secundaria donde las y los entrevistados tuvieron sus noviazgos iniciales, luego de un periodo donde los jóvenes fueron amigos.

Como dice Paco: "mayormente donde están estudiando los chavos es ahí donde consiguen sus novios".

Sirvan los siguientes fragmentos para ilustrar esta primera experiencia de noviazgo.

Flor tuvo su primer novio en la secundaria cuando tenía 13 años. Su novio se llamaba José Luis, era originario de Mitontic, asistía a la misma escuela y le llevaba un año. Él había llegado a San Cristóbal para estudiar porque decía que era mejor que la escuela adonde concurría, una telesecundaria de su comunidad. Primero se hicieron amigos y luego iniciaron una relación de noviazgo que se prolongó por 6 meses. José Luis pidió autorización a la mamá de Flor para iniciar la relación y ésta permitió que sólo se vieran los sábados, días en que salían a pasear por la ciudad.

Flor guarda de ese tiempo los mejores recuerdos. Actualmente no tiene novio por una elección personal; como otros relatos, para Flor parecen irreconciliables el noviazgo y la escuela, y dice que prefiere esperarse "hasta un paso de terminar la carrera".

Cande recuerda: "empecé a platicar con un compañero de la escuela y no sé la amistad la quería llevar más allá, al poco tiempo se declara conmigo y yo no lo acepté". Ella tuvo su primer novio estando en la preparatoria, en Tila.

El segundo noviazgo se dio cuando Cande era estudiante de la Intercultural en San Cristóbal de Las Casas. Al poco de tiempo de ingresar a la carrera, conoció a un compañero de aula tseltal que comenzó a cortejarla. Cuando este joven le pidió que fuera su novia Cande se negó argumentando que no quería "defraudar" a sus padres. Desde su punto de vista, no se puede estudiar y tener novio al mismo tiempo. Ella estaba en la ciudad para estudiar, por lo que no estaba en sus planes empezar una relación. Pero además Cande, tenía temor de que su pretendiente "quisiera jugar" con ella. Sin embargo, ante la insistencia del muchacho, después de 3 meses, Cande lo aceptó como novio.

Pocas semanas después Cande se enteró de que su novio recientemente había tenido un hijo con otra muchacha. Si bien en un primer momento decidió alejarse de él argumentando que ya "la habían pedido", al cabo de unas semanas, la pareja se reencontró. Él le explicó la situación y Cande aceptó regresar con él, sabiendo que él no abandonaría a su esposa. La relación con Cande se mantuvo por el lapso de 3 años, tiempo en que el joven continuó al lado de su esposa e hija.

Paco tuvo su primera novia cuando estaba en la secundaria, en Oxchuc. En ese entonces, él tenía 14 años, se hicieron amigos y "de amigos nos hicimos novios". Al parecer, ese tiempo anterior al noviazgo es muy importante para conocerse. Paco dice que algún día "empezó a sentir algo por ella" y se le "declaró": "le dije que si quería ser mi novia y pues dijo que sí no había problema porque ya nos habíamos conocido como somos".

La relación duró casi un año. Francisca, la muchacha, era tseltal al igual que Paco. Para ella, Paco fue su primer novio. Terminando la secundaria, él regresó a Ocosingo y su novia se fue a vivir a Tuxtla y ya no se volvieron a ver. Paco dice que un día se fue a Tuxtla con la ilusión de encontrarla, pero esto no sucedió y esperó un tiempo para volver a tener novia.

Las prescripciones parentales en torno al ejercicio sexual.

Ante la sospecha o la notificación de que se tiene novio o novia, los padres y en especial, las madres comienzan a advertir acerca de los riesgos que implica iniciar la vida sexual; especialmente, sobre las consecuencias negativas que puede tener un embarazo a esa edad, cuando aún no se han finalizado los estudios y no se cuenta con un trabajo que permita afrontar el hecho de tener un hijo. Paco recordó que la primera vez que tuvo novia no se lo contó a sus papás por temor a que lo regañaran pero ya estando en la preparatoria comenzó a platicarles. Es con su mamá con quien Paco habla más y a quien dice tenerle más confianza. Dice el joven:

Ella me llamaba la atención, que me cuidara mucho, que no me exponga a problemas que después trae consecuencias, que después lo voy a lamentar por no pensar bien, debes de cuidarte mucho me decía mi mamá y eso lo obedecía porque no puedo defraudar esa confianza que ella me había dado.

A la distancia, Paco dice que su madre tenía razón porque cuando se es joven: "a veces la emoción nos gana y por lo tanto sólo es una pasión". Hasta ahora, Paco se siente orgulloso de no haber "cometido errores" y todo ello, gracias a los consejos maternos. Con su primera novia, Paco nunca tuvo relaciones sexuales. Si bien él le propuso tenerlas ella se negó porque le dijo que su mayor deseo era"casarse en la iglesia, por lo civil, casarse bien"; esto es, virgen, "así no le fallaría a sus padres". Paco aceptó y ese fue el compromiso. El reconoce que sobre esta decisión pesaban también los consejos maternos y de su hermano mayor acerca de las consecuencias negativas que podía tener el mantener relaciones sin cuidados. No sólo el embarazo era la consecuencia más negativa sino la obligación de casarse o de lo contrario afrontar un juicio.

María tuvo hasta ahora cuatro novios. Cuando a los 16 años y aún viviendo en Yajalón su mamá se dio cuenta de que ya tenía novio le advirtió que "no vaya a cometer alguna torpeza, que no me vaya a embarazar". También su hermana mayor y otros primos le recomendaron de forma similar "que no se dejara faltar el respeto".

Es así como ante el conocimiento familiar de que la o el joven tiene novio/a, los padres, pero también otros miembros mayores de la parentela, comienzan a recomendar la inconveniencia de que se tenga relaciones sexuales por temor a un embarazo ya que este evento implicaría que la/el joven tenga que interrumpir sus estudios y asumir roles de adulto para los que aún no está preparada/o. Por su parte, varias/os de las y los jóvenes asumen esta prescripción (al menos por un tiempo) con el fin de no "defraudar" a sus padres y tratan de cumplirla "dándose a respetar" (en el caso de las mujeres) o "respetando a su novia" (en el caso de los varones).

2. Los noviazgos. Cambios percibidos y nuevas modalidades de relación sexo-afectivas.

Las y los jóvenes entrevistadas/os aceptan que en lo que refiere al noviazgo y la unión, las costumbres han cambiado, principalmente para aquellas/os que migran. Por ejemplo, Rodolfo comentó que en Tila (de donde él es originario), hasta los años 80 tuvieron vigencia un conjunto de costumbres en torno al cortejo y la unión que fueron haciéndose cada vez menos frecuentes, como el pedido de la novia y el papel de "los viejitos", quienes daban consejos a la pareja para que llevaran una feliz convivencia. En "ese tiempo", comenta el entrevistado no estaba permitido que los novios tuvieran relaciones sexuales antes de la unión. Acerca de estos cambios, Paco evalúa algunos como positivos y otros como negativos. Entre los primeros, resalta la posibilidad que ahora tienen los jóvenes de "estar abiertos a nuevas y varias experiencias", cuando salen de sus comunidades y se trasladan a vivir en la ciudad; y entre los segundos, la pérdida de valores y costumbres, algo que parece ineludible.

De donde proviene Paco, una ranchería cercana a Ocosingo, el noviazgo es algo poco común. Él refiere que todavía es muy raro ver a las muchachas con chavos: "quizás tengan sus novios, novias en la localidad, pero no, no los hemos visto y yo estoy seguro que no hay".

Al igual que Rodolfo, Paco considera que los cambios de residencia entre distintas ciudades parece ser el factor más importante que está modificando las relaciones de noviazgo y unión. Por ejemplo, cada vez es más común que se establezcan noviazgos y uniones entre personas de distintas etnias, cuando anteriormente sólo se daban al interior del mismo grupo étnico. Otro aspecto que Paco resalta positivamente del noviazgo es que es un tiempo "para conocerse", tiempo que antes no existía, la pareja se iba conociendo una vez iniciada la convivencia.

Asimismo hay que resaltar que la migración hacia la ciudad también posibilita para los varones particularmente otros tipos de vínculos afectivo-sexuales.

En la ciudad, los varones identifican una mayor gama de posibilidades al tratarse de vinculaciones con el "sexo opuesto". Algunos distinguieron: la novia con promesa de unión, la amiga "con permiso" (para mantener con ella relaciones sexuales) y las "aventuras". Pero además la ciudad ofrece la posibilidad de ejercer una vida sexual y afectiva anónima que posibilita (a diferencia de lo que acontece en la comunidad) el mantenimiento de relaciones simultáneas, con pocas posibilidades de que la otra persona se entere.

Algo que también ahora parece ser común son los "noviazgos a distancia". Varios de las y los jóvenes entrevistadas/os que iniciaron un noviazgo en su comunidad de origen, al trasladarse a otra ciudad (generalmente por estudio), continuaron el vínculo mediante visitas y encuentros cada cierto tiempo, siendo fundamental el uso de Internet para enviar y recibir mensajes o chatear o del teléfono celular.

Paco, por ejemplo, sigue manteniendo su noviazgo a la distancia ya que su novia se trasladó a Veracruz (de donde es originaria) a estudiar enfermería. Ella lo ha invitado en varias ocasiones para que vaya a visitarla pero Paco dice que no ha tenido dinero suficiente para hacerlo, pero que pronto lo hará porque ella le ha mencionado que quiere que sus papás lo conozcan. Hasta el momento, Paco y su novia siguen su relación a través del celular, mandándose mensajes de texto casi todos los días.

Elvia, es otra joven que continuó una relación de noviazgo por casi cuatro años a partir de que se trasladó a vivir a San Cristóbal para iniciar sus estudios en la Normal Intercultural. Esta decisión, si bien implicó un cambio importante en su trayectoria, ilustra cómo el proyecto personal de continuar los estudios y, por lo tanto, de emigrar de la comunidad de origen a la ciudad puede retrasar el momento de la unión cuando se tiene una relación de noviazgo.

Como otras/os entrevistadas/os, Elvia había iniciado su primer noviazgo cuando estaba en segundo semestre de la preparatoria, en Ocosingo, con un joven de su comunidad. En ese entonces, ella tenía 16 años. Al finalizar este ciclo, su novio le dijo que la amaba y que quería pedirla pero ella se negó argumentando que deseaba seguir estudiando. Ante esta decisión él la amenazó, diciéndole "que si se iba mejor se dejaran". Pero luego, él la apoyó y le prometió casarse cuando ella finalizara su carrera: "Está bien [me dijo] sigue adelante yo te espero y ya al final de tu carrera nos casamos".

Luego de un intento frustrado de iniciar la universidad en Morelia, Elvia se fue a vivir a San Cristóbal de Las Casas. Desde este lugar, el noviazgo continuó a la distancia por casi 6 años. Mientras tanto, el joven mantuvo una relación simultánea con una muchacha de la comunidad con quien se casó y tuvo un hijo.

Recién llegada a la ciudad, su novio la visitaba cada semana pero con el tiempo sus visitas se fueron espaciando y él llegaba cada mes o dos meses. Según Elvia, él fue cambiando su modo de ser y comenzaron las peleas que derivaron en rupturas, distanciamientos temporales e infidelidad. Una vez que Elvia fue con su familia a Oxchuc descubrió a su novio de la mano con otra muchacha y ante este acontecimiento se alejaron por un año. Luego de esta ruptura, Elvia tuvo un novio por un mes, dice que "por coraje y decepción". En esta ocasión, la joven fue nuevamente engañada y como ella dice "fue doble su dolor". Posteriormente a esta decepción, Elvia reanudó la relación con su primer novio, con ciertos altibajos y continuó con esta dinámica hasta que quedó embarazada de él en el 2007. En ese momento, él le confesó que hacía dos años se había casado y tenía un hijo.

Como podemos ver algunas de las verbalizaciones dejan ver que el distanciamiento físico de la pareja imprime cierta dinámica a la relación que posibilita el surgimiento de sentimientos de desconfianza por el comportamiento del otro, las decepciones amorosas son frecuentes, existen situaciones de infidelidad y se mantienen relaciones simultáneas.

Luego del intenso desánimo que Rodolfo sintió al no poder ingresar a la universidad en Tuxtla Gutiérrez decidió irse a Ciudad del Carmen, lugar donde su novia Eulalia (que era también originaria de su comunidad) estaba trabajando. En esta ciudad, el joven trabajó como mesero. En el terreno amoroso y con el correr de las semanas, Rodolfo se dio cuenta que Eulalia tenía otro novio. Él la vio una tarde abrazada con otro joven y aunque en un primer momento ella negó su infidelidad, luego la aceptó. Una nueva decepción para Rodolfo, quien consideró que era momento de regresar a su comunidad y ver qué hacía.

3. Prácticas sexuales e inicio coital.

Al parecer durante los primeros noviazgos o en los primeros meses de un noviazgo sólo están permitidas prácticas sexuales como darse besos, abrazos, caricias. Con el correr de los meses, comienzan los fajes1 y se dan las relaciones coitales. Otras prácticas como dormir o bañarse juntos parecen ser tan significativas como un encuentro sexual; así fue manifestado, por ejemplo, por Cande.

Solo dos de las entrevistadas no habían iniciado su actividad sexual. Ellas son Flor y María. La primera me aclaró que con su primer y único novio no había tenido relaciones y que "él siempre había sido muy respetuoso con ella" y que, hasta para darle un beso, "le tenía que pedir permiso". Las prácticas sexuales que Flor y su novio tenían eran sólo besos, distinguiendo, sin embargo, distintos tipos de besos según el contexto en el que estuvieran, y que seguían ciertas normas de recato. Por ejemplo, los besos que se daban cuando estaban solos, a los que Flor llama "besos profundos" eran distintos de los que se daban cuando estaban en público, cuando paseaban por la calle, que eran "de piquito" porque decía su novio: "no quiero ponerte mal con las personas. las personas están viendo, van a decir que te estoy faltando el respeto".

María aún no ha iniciado su vida sexual aunque ya ha tenido 4 novios. Con los dos primeros dice que "no se dejó faltar el respeto" y sólo se daban besos. Con su segundo novio, en una ocasión, tuvieron un faje, pero a ella le molestó mucho y se sintió mal. Su malestar se debió a que recordó las advertencias de sus mayores y temió no saber poner límites a su novio. Con su tercer novio, en una ocasión, estuvo casi a punto de tener relaciones, pero justo en ese momento llegó la madre de él, y todo quedó en el intento.

Con su primera novia, Paco tampoco tuvo relaciones porque "ella se daba a respetar y se reservaba mucho".

Cuando Cande se puso de novia con un compañero de la carrera, poco después de ingresar a la licenciatura, en San Cristóbal de Las Casas, al principio se negaba a que su novio le diera un beso o un abrazo, aduciendo que "merezco respecto". Luego de algunos meses, Cande se inició sexualmente. Este primer encuentro se dio en el cuarto que rentaba Cande. Se dio casi sin que ella "se diera cuenta": "Me empezó a abrazar, me empezó a acariciar y ya cuando sentí ya había pasado.". Entre las motivaciones para iniciarse, Cande manifestó principalmente la curiosidad "que la mataba".

En varios testimonios, la palabra "respeto", "darse a respetar", "guardar el respeto" aparece como la justificación para evitar prácticas sexuales que no están permitidas y que podrían en duda la honorabilidad de la joven. Del lado de los varones, esto parece aceptarse, ya que si la joven "pone límites" se trata de una "buena muchacha".

4. Información, acceso y uso de métodos anticonceptivos en el inicio sexual y a posteriori.

Entre las fuentes de información sobre sexualidad y uso de métodos anticonceptivos que las y los jóvenes mencionaron destacan: la escuela, las organizaciones no gubernamentales, el personal de salud como farmacéuticos y médicos y los propios pares genéricos. Para algunos jóvenes como Agustín el traslado a la ciudad ofrece mayores posibilidades de información sobre sexualidad y nuevas experiencias.

Elvia, por ejemplo, dijo que en la preparatoria recibió educación sexual. Recuerda que sus maestros eran muy cerrados y que no les gustaba hablar del tema, al igual que sus padres. En la actualidad, siente que le falta información sobre sexualidad.

Cande mencionó que recién ingresada a la universidad, llegaron a este lugar un grupo de jóvenes promocionando charlas sobre sexualidad los días sábados, a las que ella asistió con una amiga en varias ocasiones.

Rodolfo obtuvo sus conocimientos acerca de los anticonceptivos, siendo dependiente de una farmacia cuando aún vivía en Tila. Fue el dueño de este establecimiento quien le brindó información y le enseño cómo usar el condón.

Paco mencionó que obtuvo información sobre métodos anticonceptivos en Ocosingo, cuando llegaban a la escuela doctores a dar charlas; y también ha leído libros con su novia. Refirió particularmente las enseñanzas del libro de David Werner Donde no hay doctor como una de sus fuentes de información. En San Cristóbal, el joven mencionó que cuando tiene alguna duda o necesita condones acude a un amigo médico.

La información que ofrecen las amigas también cobra relevancia a la hora de prevenir posibles embarazos y de tener que comprar medicinas para provocar la menstruación, por ejemplo en los casos de Cande y Elvia.

Tanto en las cabeceras municipales como en San Cristóbal de Las Casas, las farmacias y los consultorios de las farmacias de semejantes son los espacios donde las y los jóvenes concurren para obtener condones, métodos de anticoncepción de emergencia, pastillas frente a retrasos menstruales y citotex.2

A pesar de que estas/os jóvenes cuentan con información sobre prevención de embarazos e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), VIH/SIDA, no hay un empleo sistemático de métodos preventivos; esto es, en todos los encuentros sexuales. Dependiendo del tipo de pareja, de las circunstancias en que tiene lugar el acto sexual y de la vigencia de ciertas creencias en relación a los métodos (por ejemplo en relación a sus posibles consecuencias negativas) así como de la vigencia de normas de género, se utilizan métodos como el retiro, el condón y pastillas anticonceptivas de emergencia.

La primera vez que Cande tuvo relaciones, finalizado el acto sexual, ella le expresó al joven el miedo que sentía de quedar embarazada y aunque él la tranquilizó diciéndole que "se había retirado antes" (de eyacular), le sugirió comprar pastillas anticonceptivas de emergencia, pagándolas a medias: "Le digo 'será que no me va a pasar nada', 'no te preocupes, no creo, no creo', no pasó dice, no lo dejé pasar, 'para que no tengas miedo' me dice 'vamos a comprar pastillas', compramos pastillas, esas de píldora de emergencia". Ella le preguntó a la amiga con quien comparte el cuarto cómo se llamaban esas pastillas, porque sabía que en alguna ocasión ella ya las había tomado.

En los siguientes encuentros sexuales, a veces usaban condón. Otras veces era él quien "la cuidaba" utilizando el método del retiro: "Siempre lo hacemos sin protección, o sea, antes de que eyacule pues me lo tiene que retirar.". Ella dice haberse sentido segura de que "la cuidara" de este modo. Los usos ocasionales del condón tenían como principal motivo la satisfacción de su novio en tanto él decía que: "si no eyaculaba dentro de ella las ganas no se le pasaban" pero también la negativa de Cande de tener relaciones sin condón cuando él llegaba a visitarla "tomado".

El novio de Elvia nunca aceptó usar condón a pesar de que ella le pedía usarlo: "Yo le decía y me decía 'no, ¿para qué?, no es necesario' y así, solo me decía eso y no aceptaba". Además decía que: "no es igual y que como eran novios no era necesario su uso". El que hayan sido novios, el amor y la confianza que supuestamente se tenían constituía el argumento para que el joven se negara a usar condón y Elvia aceptaba sin más para "demostrarle su cariño": "El me decía: '¿acaso no me quieres, acaso tienes a otro o no confías en mí', así me decía '¿acaso no me quieres?'".

Aún cuando Elvia quedó embarazada de él, estando en la preparatoria e interrumpiendo su embarazo en un evento traumático para ella, la joven siguió aceptando cuidarse mediante el método del retiro.

La no adopción de hormonales por parte de Elvia se basaba, por un lado, en ciertas creencias y temores relativos a las posibles consecuencias negativas de los anticonceptivos como el aumento de peso, las manchas, el atraso y la infertilidad. Por otro lado, la joven pensaba que la adopción de métodos anticonceptivos estaba ligada a una actividad sexual continua y como éste no era su caso, ya que su novio venía a visitarla una vez al mes, no tenía mucho caso "tomar diario las pastillas". Generalmente, él la visitaba una semana después de que ella reglaba, por lo que no era necesario adoptar un método y generalmente usaban el retiro. Ella dice que se "confió mucho de eso", hasta que el método falló y quedó embarazada.

Cabe mencionar también que Elvia no sólo mantuvo relaciones con su novio. En un tiempo en que ambos se distanciaron, ella estuvo un corto tiempo con un compañero de la escuela. La única vez que tuvo relaciones con él y en la que no utilizaron ningún método de prevención, Elvia se sintió muy mal y se arrepintió al pensar que podía quedar embarazada de alguien a "quien no quería". Su relato manifestaba que la culpa y el temor por tener relaciones sexuales sin protección se acrecienta cuando no existe un vínculo de afecto, por lo menos en el caso de algunas mujeres, porque ante la posibilidad de un embarazo surge el temor de cómo hacerle frente sin el apoyo de una pareja.

En las últimas conversaciones que mantuve con Elvia le pregunté qué método iba a adoptar cuando reiniciase su vida sexual, ya que después del parto la joven no había tenido relaciones. Ella me comentó que siempre le dio pena ir a una farmacia a comprar preservativos y la posibilidad que su pareja la cuestione si trae condones y dude de su conducta sexual: "va a decir, '¿quién te dio esto, acaso estás acostumbrada a comprar siempre?', no sé, es lo que pienso, puede pensar él también eso".

En el caso de los varones entrevistados, aparece un discurso positivo hacia el uso del condón y la manifestación de su uso tanto con sexoservidoras (en el caso de José) como con sus novias (Rodolfo y Paco).

Sin embargo, para jóvenes como José el uso del condón es diferencial según el tipo de mujer con la que se tiene relaciones, operando la dicotomía: conocida vs. desconocida, que se traduce: mujer conocida/mujer confiable vs. mujer desconocida/mujer no confiable. Con las primeras no hay necesidad de usar el condón pero con las no confiables sí. Él se inició sexualmente en un prostíbulo cuando contaba con 16 años y estudiaba la preparatoria en Yajalón. Esa vez usó condón en tanto se lo ofreció la muchacha. Sin embargo, luego del encuentro temió haberse infectado de algo y rápido se bañó como una estrategia de prevención secundaria.

La última vez que el joven tuvo relaciones, hace 6 meses, fue también en un prostíbulo pero esta vez ubicado en Teopisca adonde "lo llevaron" sus amigos. En esa ocasión, también usó condón. José nunca tuvo novia y dice que cuando la tenga no cree que use el condón porque en este caso se tratará de una mujer "conocida".

Con su primera novia, Rodolfo manifestó que era ella quien se inyectaba hormonales. Y al preguntarle cómo se cuidaba ahora cuando tenía relaciones sexuales me dijo que: "todos somos Marcos"; ante mi sorpresa, expresó: "porque siempre vamos a la guerra con capucha", esto es, con condón. Sin embargo, aunque en la actualidad Rodolfo y su novia no desean tener hijos hasta que él no consiga un trabajo, no siempre usan condón y, a veces, utilizan el retiro.

A sus 18 años, Oscar se inició en San Cristóbal de Las Casas con su novia. El encuentro fue "planeado" y esta primera vez usaron condón, aunque en las relaciones posteriores ya no porque según Oscar a "ella no le gustaba el condón", por lo que a veces utilizan el ritmo y otras, el retiro". La última vez que tuvo relaciones fue con una amiga, en esa ocasión no usaron condón porque se trató de un encuentro no planeado.

Agustín me habló de su primer y último encuentro sexual. Su iniciación se dio a los 18 años con una compañera de la escuela, acontecimiento que tuvo como escenariola casa de la joven y en el que usaron condón en tanto estaban "conscientes de los riesgos". La última vez que tuvo relaciones fue hace seis meses atrás con su novia en el cuarto que renta en San Cristóbal. En esta ocasión también usó condón, aunque dice que ella a veces toma pastillas y otras acuden al método del ritmo.

5. Estrategias frente a retrasos menstruales y embarazos inesperados.

Frente a embarazos inesperados, Rodolfo se opone a la interrupción del embarazo y me contó que justo en ese momento un amigo estaba pasando por esa situación. Su novia estaba embarazada y había intentado interrumpir su embarazo con hierbas que no habían dado resultado. Rodolfo me comentó que él le hizo escuchar a su amigo una canción de un grupo de Sinaloa que dice que el feto es un ángel con la intención de convencerlo de que tengan al bebé.

Cuando en una ocasión Cande tuvo un atraso menstrual y temió haber quedado embarazada, tanto ella como su novio pensaron en utilizar "pastillas para abortar", aunque ella no estaba muy convencida por las consecuencias negativas que podía tener, como quedar estéril. Una amiga de Cande le vendió las pastillas que ella no había utilizado. Como en esos días Cande se fue a su comunidad, recordó que varias veces al día su novio la llamaba por celular para ver "si le había bajado la regla". En tanto, ella tomó las pastillas que le provocaron vómito y dolor de estómago y su novio, en San Cristóbal concurrió a una organización privada y habló con una doctora quien le informó el costo que podía tener una interrupción de embarazo. Sin embargo, Cande se moría de miedo por lo que le iban a hacer si se decidía a hacerse un aborto. Ella se preguntaba "qué será lo que me van a hacer, serán que me van a abrir.". Después de 5 días de haber tomado las pastillas, Cande comenzó a menstruar.

Elvia quedó embarazada en dos ocasiones del mismo muchacho. La primera vez fue cuando estaba en la preparatoria en Ocosingo y tenía 19 años. En esa ocasión, Elvia manifestó que no quería tener al bebé porque su mayor sueño era terminar su carrera, por lo que primero consultó, en ese lugar, con una partera quien la sobó y luego, mediante un análisis de sangre, confirmó su embarazo. Una amiga le recomendó comprar "una pastilla" y Elvia gracias al apoyo de sus amigas juntó el dinero. Con su amiga fue a una farmacia, pero ella dice que no tuvo valor para entrar siendo su amiga la que compró las pastillas para abortar. Su amiga se la puso y al cabo de tres horas Elvia comenzó a sentirse muy mal tanto físicamente como emocionalmente por lo que estaba haciendo: "yo me arrepentí en ese momento porque no sé me sentí muy mal por hacer esas cosas porque nunca pensé hacer esas cosas y yo dije mis padres no lo saben.". Con el correr de las horas empezó a sangrar y a tener dolores muy fuertes. Cuando ya no aguantó más salió de su casa y fue a buscar a su novio, pero no lo encontró. Fue un amigo de él quien la acompañó al hospital del ISSTE. Como ahí no contaban con los materiales suficientes, una doctora la llevó en su auto hasta la clínica de campo del IMSS, ahí le practicaron un legrado, sufriendo además el regaño de la doctora. Luego de la intervención Elvia estuvo dos días hospitalizada. Al recordar esta experiencia Elvia todavía hoy se siente muy mal tanto por lo traumático del evento como por la actitud posterior de su novio, quien le dijo que "él estaba decidido a aceptar su responsabilidad del bebé".

Su segundo embarazo ocurrió cuando estaba estudiando en San Cristóbal de Las Casas y tenía 23 años. Según la joven quedó embarazada "por descuido y por tanta confianza". En primer lugar, jamás pensó que él estaba casado; en segundo lugar, se descuidó y se "dejó llevar por sus emociones y sentimientos", no dándose cuenta en qué fecha de su ciclo estaba. Y tal vez lo más importante, tenía la certeza y la ilusión de que si volvía a quedar embarazada esta vez él sí la apoyaría y se casaría con ella.

En esta última ocasión, ante el retraso en su periodo menstrual y los primeros síntomas lo llamó a su novio y le contó a la amiga con la que comparte cuarto. Confirmado su embarazo mediante un análisis de sangre que le solicitó un médico de Farmacias del Ahorro, le mandó un mensaje por Internet a su novio y él le dijo que no quería tenerlo y que le iba a conseguir algo para abortar. Esto sucedió cuando Elvia contaba con tres meses de gestación.

Con la intención de interrumpir su embarazo, Elvia recurrió a un médico y diciéndole que tenía un atraso menstrual (aunque ya había confirmado su embarazo), éste le recetó unas inyecciones que ella se colocó dos veces, sin resultado alguno. La tercera vez que asistió con el médico, éste la convenció de que tenga a su hijo. Cuando le pregunté por qué le había dicho al médico que tenía un retraso cuando en realidad ella ya había confirmado su embarazo, ella me dijo que tenía miedo que al decirle que no quería tener al bebé éste la denunciara y ella fuera a la cárcel.

Elvia no sólo fue con un médico sino que también consultó con una partera que le pidió 5000 pesos para practicarle un aborto, pero Elvia nunca consiguió tal cantidad de dinero. Esta persona también le ofreció esperar a que su hijo naciera y dárselo para que ella lo ubicara con alguna familia.

Posteriormente, en Ocosingo, consultó con una ginecóloga particular por temor a que las inyecciones que se había puesto hubiesen dejado secuelas negativas en el feto.

En tanto, Elvia seguía esperando que su novio le consiguiera otras pastillas para abortar, pero con el correr de los meses comenzó a tener miedo de "hacer algo" para interrumpir su embarazado y le pidió a su novio que fuera a hablar con su padres para "pedirla". Pero el muchacho no aceptó, y ella se sintió ofendida cuando él puso en duda su paternidad y le manifestó su desconfianza hacia su conducta. A los seis meses de embarazo, su novio la llamó y le dijo que finalmente había conseguido unas pastillas. Él viajó a San Cristóbal para dárselas, pero en ese momento Elvia decidió que ya no iba a hacer nada y, por lo tanto, que no iba a tomarlas.

Ante su embarazo, sus padres se manifestaron muy molestos y no la apoyaron. Además le exigieron que se casara, fue entonces cuando ella fue a buscar a su novio a su casa y a notificar a los padres del muchacho de su embarazo. Elvia dice que llegando a la casa de su novio, él se escondió y su padre le dijo que "él nunca había sabido que ella era novia de su hijo y que nada podía hacer porque su hijo ya estaba casado y tenía su familia". Ante esta decepción, Elvia decidió recurrir al Instituto de Derechos Humanos de la cabecera municipal de Ocosingo para entablar un juicio al padre de su hijo, con la intención de que lo reconociera y pagara una mensualidad destinada a la manutención del pequeño.

 

Conclusiones

La emergencia del noviazgo como etapa anterior a la unión, el inicio de relaciones sexuales durante el noviazgo, la prolongación de los años escolares hasta más de los veinte años, la migración como proyecto vital, entre otros, son acontecimientos sociales "novedosos" que está experimentando la generación joven indígena. Desde ellos debemos situarnos para pensar y reflexionar en torno a la problemática de la construcción de la sexualidad juvenil indígena y su particular vulnerabilidad frente a embarazos.

El alejamiento de la comunidad y de los lazos que unen a las y los jóvenes a la misma puede, en algunos casos, llevar a cierta "desprotección familiar y comunitaria", por ejemplo, frente a embarazos. El hecho de que el noviazgo no se haya "formalizado" a los ojos de la comunidad condiciona, en algunos casos, que al momento de que la joven manifieste su condición de embarazada, ni su familia de origen ni la de su novio la apoyen, argumentando desconocimiento de la situación de noviazgo y la posibilidad de que la joven haya mantenido relaciones con otro joven en la ciudad.

En relación con la percepción de riesgos en el inicio sexual, en tanto el decir de las y los jóvenes se sitúa en el marco de una relación de noviazgo y en la que media el enamoramiento, el mayor riesgo parece construirse en torno al embarazo y no frente a las ITS/VIH/SIDA, tal como lo señalan los trabajos realizados con jóvenes urbanos por Caballero Hoyos (2001), Stern et al . (2003) y Sosa y Menkes (s.f.).

Es el embarazo el que constituye una mayor amenaza en tanto truncaría las fuertes expectativas que pesan sobre estos jóvenes para la finalización de sus estudios y el logro así un mejor nivel de bienestar. Las ITS/VIH/SIDA no son un problema que preocupe tanto a las y los jóvenes, particularmente cuando la iniciación se da con personas de la comunidad, a las que se conoce, siendo estos factores los que otorgan la confianza y la certeza de que la otra persona no está enferma de alguna ITS. Estas representaciones parecen ofrecer entonces la protección necesaria para no usar condón. Pero además como el encuentro sexual se da entre dos personas que se aman, el condón puede ser considerado una interferencia o amenaza a la comunicación y al amor, dimensiones indispensables de una relación romántica (Schiltz y Sandfort citado en Grimberg, 2002b: 49).

Otros impedimentos que obstaculizan el empleo de condón tienen que ver con la construcción de las identidades de género y las desigualdades de poder entre varones y mujeres.

La información que reconocen haber tenido estos jóvenes debido las reiteradas charlas en las escuelas, en los centros de salud, en los medios de comunicación, sobre los riesgos de mantener relaciones sexuales sin protección parecen no ser significativas al momento de usar un condón en el inicio sexual y en las relaciones siguientes, tanto por los condicionamientos de género como por la construcción de un conjunto de representaciones que ofrecen la protección imaginaria necesaria para no usar condón.

Los elementos señalados indican que el traslado de jóvenes indígenas a la ciudad tiene importantes implicaciones en las representaciones y prácticas sexuales.

A partir del análisis de la información relevada, podemos decir que los aportes del trabajo consisten en focalizar en un importante sector de la población indígena inmerso en profundos procesos de cambios socioculturales dados por la movilidad y el acceso a la educación media y superior, y sus implicaciones en el ámbito del ejercicio sexual.

En este grupo particular de jóvenes, en primer lugar, hay que mencionar que el traslado a la ciudad les ofrece nuevas posibilidades de ejercer su sexualidad lejos de los controles y normativas comunitarias y familiares (Castañeda et al ., 1997; Cruz Salazar, 2007; Evangelista y Kauffer, 2007). También permite que las y los jóvenes se enfrenten a estas normas, rechazando algunas, actualizando otras u otorgándoles otros sentidos. Para las y los jóvenes que migraron a la ciudad para continuar sus estudios, las normas y valores comunitarios comienzan a entretejerse con nuevos conocimientos y experiencias derivadas de vivir en la ciudad y convivir con otros jóvenes indígenas, mestizos y extranjeros.

El papel que está teniendo la educación es central, siendo la escuela el escenario desde el cual se ha venido definiendo la condición juvenil en muchas comunidades indígenas del país (Rodríguez y De Keijzer, 2002).

La escuela permite la apropiación de nuevos saberes acerca de las relaciones entre los géneros y el ejercicio de la sexualidad quefavorecen la emergencia de un nuevo modo de pensarse a sí mismo como "sujeto sexual" pero que, paralelamente, instala nuevos conflictos, distanciamiento y cuestionamiento de los saberes tradicionales.

En el contexto que estamos estudiando posiblemente sea la ampliación de la cobertura del sistema educacional el proceso estructural que más está impactado en la generación de jóvenes. La apertura y acceso de jóvenes rurales al sistema educativo ha introducido "un tipo de experiencia determinante" en los cursos de vida de estos sujetos. Se trata de un proceso sociocultural que está modificando sustancialmente los modos de generación de nuevos miembros en las poblaciones indígenas.

Para investigadoras como Boyer (2008) entre la población indígena tsotsil de los Altos, la generación de un "discurso sobre el amor" se está produciendo en base a dos estrategias: la de oposición al estilo de amar tradicional y de la asimilación de aquellas formas hegemónicas difundidas y asimiladas a través de la escuela, la telenovela y el turismo.

Las trayectorias sexuales y reproductivas de las y los jóvenes entrevistadas/os reflejan que las posibilidades de prevención e interrupción de embarazos así como de ITS/VIH/SIDA dependen de un complejo entrado de dimensiones entre las que aparecen como relevantes: la condición e identidad de estudiante, los roles de género, las relaciones de poder entre mujeres y varones y las desigualdades en el acceso y el control de recursos materiales y simbólicos.

 

Notas

1 Se trata de un encuentro íntimo que comprende besos, caricias, a veces masturbación sin llegar al coito.

2 Es una pastilla que incrementa las contracciones en el embarazo, causando la expulsión parcial o completa del embrión por lo que tiene un potencial abortivo. Ayuda así a la interrupción de embarazos de no más de 9 semanas.

 

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