SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número33Género, etnia y generación en la prevención e interrupción de embarazos en jóvenes estudiantes hablantes de lenguas mayas migrantes a San Cristóbal de las Casas, Chiapas (México)Patrimonio cultural y turismo emergente: Villa Guillermina, de pueblo obrero a nuevo destino turístico. Un estudio de caso índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Cuadernos de antropología social

versión On-line ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  no.33 Buenos Aires ene./jul. 2011

 

ARTÍCULOS

Entre héroes y traidores: Sentidos militares y militantes acerca del rol de los conscriptos en los años 70

 

Santiago Garaño*

 

* Licenciado en Ciencias Antropológicas y Doctorando de la UBA. Integrante del Equipo de Antropología Política y Jurídica, SEANSO-ICA, Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Becario CONICET en el Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (Sede Andina/Universidad Nacional de Río Negro). Correo electrónico: sgarano@hotmail.com.

Fecha de recepción: noviembre de 2010. Fecha de aprobación: junio de 2011.

 


Resumen

En este trabajo analizaremos cómo las autoridades militares argentinas concibieron el rol que los conscriptos debían jugar en la autodenominada "lucha contra la subversión", en el contexto de violencia política previo al golpe de estado del 24 de marzo de 1976. En primer lugar, mostraremos que los soldados que cumplían el servicio militar obligatorio fueron interpelados no sólo por el Ejército sino también por el PRT-ERP, apelando en ambos casos a los valores morales del 'heroísmo' y del 'sacrificio' de la propia vida. En segundo lugar, argumentaremos que el personal militar fundó una lógica binaria "héroe"-"traidor" como parámetro para juzgar moralmente las conductas de los conscriptos. Por último, postularemos que se apuntaló ese código moral utilizando ideas de pureza, contaminación y peligro.

Palabras clave: Servicio militar obligatorio; Militancia; Represión política; Valores morales; Dictadura

Between heroes and traitors:  Military and militant meanings regarding conscripts' role in the 70s

Abstract

In this article we analyze the different ways in which, during the 70s, the Argentinean military authorities conceived the role that soldiers should play in the "struggle against subversion" in a context of political violence before the military coup on March 24 th 1976. To begin with, we expose that the conscripts serving the Compulsory Military Service were subject to interpellation by both the army and the PRT-ERP. In addition, they both evoke moral values such as 'heroism' and 'self-sacrifice'. Secondly, we sustain that the military personnel instituted a binary logic hero - traitor as a parameter to morally judge the conscripts' behavior. The article proposes that this moral code was settled based on ideas of purity, contamination and danger.   

Key words: Military draft; Militancy; Political repression; Moral values; Dictatorship

Entre heróis e traidores: Sentidos militares e militantes sobre o papel dos recrutas nos anos 70. 

Resumo

Neste trabalho analisaremos como, nos anos setenta, as autoridades militares argentinas conceberam o papel que os soldados deviam desempenhar na autodenominada "luta contra a subversão", no contexto da violência política prévio ao golpe de estado acontecido no dia 24 de março de 1976. Em primeiro lugar, mostraremos que os recrutas foram interpelados não só por parte do exército, mas também pelo PRT-ERP, apelando em ambos os casos ao valor moral do 'heroísmo' e do 'sacrifício' da própria vida. Em segundo lugar, argumentaremos que os militares se apoiaram em uma lógica binária de "herói" - "traidor" como parâmetro para julgar moralmente as condutas dos recrutas, e afirmaremos que esse código moral foi sustentado através de ideias de pureza, contaminação e perigo.

Palavras-chave: Serviço militar obrigatório; Militância; Repressão política; Valores morais; Ditadura


 

Introducción1

En un trabajo clásico Benedict Anderson se pregunta por qué tantos millones de personas han estado dispuestos a matar y morir por sus naciones (Anderson, 1988). Nuestra hipótesis es que, desde su instauración en Argentina en 1902, el servicio militar obligatorio (en adelante, SMO) operó activamente promoviendo la profunda legitimidad emocional que llevó a los ciudadanos soldados a estar dispuestos a "sacrificarse por la patria". Es decir que, como resultado del paso por la conscripción obligatoria (así como por la escuela pública), para amplios sectores de la sociedad argentina se volvió natural la oposición entre dos tipos de muerte. Por un lado, la grandeza moral de "morir por la patria" -una pertenencia que no se elige y que denota la idea de que se está naturalmente atado a ella-; por el otro, un otro tipo de muerte moralmente inferior -fundada en la pertenencia a grupos o instituciones a los que las personas se pueden afiliar o renunciar a voluntad (Anderson, 1988)-.2

Sin embargo, este mandato de "sacrificio" por la "patria" adquirió nuevos sentidos en el contexto de creciente represión política previa al golpe de estado de 1976. En este trabajo analizaremos centralmente cómo las autoridades militares argentinas concibieron el rol que los conscriptos debían jugar en la autodenominada "lucha contra la subversión". En primer lugar, mostraremos que los soldados que cumplían el servicio militar obligatorio fueron interpelados no sólo por el Ejército Argentino (EA), sino también por el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). Mientras para las autoridades militares debían asumir una "militancia integral" en el marco de la "lucha contra la subversión", para este grupo armado debían ser activos partícipes de la derrota del Ejército Opresor en la guerra revolucionaria.3 En este contexto de violencia política, veremos que ambos grupos exaltaron comportamientos 'heroícos' de soldados durante los 'enfrentamientos' entre el PRT-ERP y las Fuerzas Armadas (FFAA). Y, de esta manera, construyeron la figura ejemplar de los soldados que se 'sacrificaron' por la causa del pueblo o por la "patria", respectivamente.

En segundo lugar, mostraremos que el personal militar fundó una lógica binaria "héroe"-"traidor", como parámetro para juzgar moralmente las conductas de los soldados conscriptos. En un sentido amplio, se enmarcaba en una serie de miedos y ansiedades que los protagonistas de la violencia en los años '70 tenían acerca de la población civil aparentemente indecisa o indiferente. En este sentido, para las autoridades militares y las organizaciones guerrilleras la falta de compromiso podría llevar a la derrota; por el contrario, la victoria sólo podría ser lograda gracias a un gran sacrificio (Robben, 2006). En un sentido restringido, para las FFAA representaba el peligro de que este rito no produjera los efectos esperados. Es decir, que no impusiera entre los jóvenes soldados el deber del "sacrificio por la patria", como "prueba" para el pasaje a la adultez masculina y militarizada.

Sin embargo, retomando la conceptualización sobre las ideas de pureza y peligro de Mary Douglas (1973), argumentaremos que, por un lado, los soldados podían ser una fuente de pureza (susceptibles de devenir "héroes"). Por el otro, al pertenecer al mundo civil y militar, se convertían en fronteras porosas y operaban como posibles puertas de entradas de las organizaciones armadas al EA (y, por lo tanto, potenciales "traidores"). En este sentido, analizaremos cómo esas creencias sobre contaminación, peligro y pureza apuntalaron un conjunto de valores morales alentados por el personal militar: "sacrificio", "heroísmo", "valor".

¿Por qué retomar la propuesta de Mary Douglas -una renombrada antropóloga africanista, formada por Evans-Pritchard e influida por el estructuralismo de Claude Lévi-Strauss- para pensar la violencia política en la década del setenta? En primer lugar, entendemos que los conceptos desarrollados por la antropología para la explicación y el análisis de instituciones, relaciones y prácticas en las llamadas sociedades etnográficas se revelan fértiles a la hora de ser aplicados en sociedades occidentales y modernas (Sarrabayrouse, 2004; Balbi, 2007; Tiscornia, 2008; Pita, 2010). En este sentido, como explicó Geertz (1987), el ejercicio de la interpretación etnográfica se enriquece gracias a los despliegues conceptuales más audaces de las ideas utilizadas por otros/as antropólogos/as. Al decir de este autor, se trata de apelar a conceptos anteriormente utilizados para explicar nuevos terrenos o problemas (en este caso, la historia reciente argentina), procurando lograr mayor precisión y amplitud.

 

Sacrificios

A partir de que el EA asumió el control de la represión política en 1975,4 las autoridades militares empezaron a imaginar un nuevo rol para los conscriptos y configuraron un modelo de soldado legítimo: aquel que combatía activamente en la autodenominada "lucha contra la subversión". En la revista El Soldado Argentino (en adelante SA ) -destinada al contingente de soldados de la Clase 1954- se llamaba a que asumieran una "militancia integral" en defensa de la "patria", en el marco de lo que denominaban una "agresión antinacional":

El soldado que no lucha por la Nación no es un soldado (.)

Los cuarteles del Ejército Argentino han sido, desde sus orígenes, el escenario de grandes decisiones y el reflejo de las intensas luchas entre el pasado y el futuro. En sus patios de armas, los soldados se aprestaron junto a sus jefes, una y mil veces, para iniciar las campañas libertadoras y aquellas que fueron necesarias para asegurar la vigencia del carácter soberano de nuestra Nación.(.) EL SOLDADO ARGENTINO SIMBOLIZA LA UNIDAD NACIONAL, ÉL ES EL DEPOSITARIO VIVO DE LA HISTORIA Y ESPERANZA DEL FUTURO.(.) Hoy, cuando debemos enfrentar a las expresiones inequívocas de otras cadenas, de nuevas formas de agresión, debemos revitalizar nuestra militancia pero una militancia integral; hoy será aquí, en este cuartel, mañana debe continuar en las fábricas, en el campo, en los pueblos, en las aulas; en donde a diario millones de compatriotas dan otras tantas pruebas de valor, abnegación y responsabilidad. (.) En cualquier lugar somos ciudadanos-soldados juramentados para una causa suprema. A cualquier hora, centinelas enteros contra las sutilezas de las fuerzas antinacionales. En cada circunstancia, combatientes implacables por una soberanía nacional concreta y real. Cada uno de nosotros ha de ser un realizador profundo y decidido. Latifundista del valor y la constancia para el bien de la Patria. En esta batalla total y también decisiva, hemos de luchar con un frente de voluntades profundamente homogéneo. En esta batalla, cuyas dimensiones y límites no se pueden precisar en tiempo y espacio, hemos de imponer nuestra voluntad, con férrea disciplina de combate, con verdadera cohesión espiritual, con inquebrantable voluntad de lucha. Y otra vez, como desde la primera década del siglo pasado, cuando las voces inquisidora del pueblo pregunten: ¿Hacia dónde van.? ¡Hasta la victoria total!, responderemos. La consigna no ha cambiado: ¡Vencer o morir! (.) ¡No debe haber ni habrá otra bandera!

Como soldados del Ejército Argentino, continuaremos la obra iniciada por las generaciones pasadas. Cada uno de nosotros, en el puesto de combate, asume el compromiso histórico y continuo con divinidad, la lucha nunca desmayada de los patriotas que nos precedieron. que nos dieron PATRIA LIBRE E INDEPENDIENTE (SA nro. 698, año LIII, junio-diciembre de 1975: 6-7).5

Sin embargo, debemos entender este mandato institucional en el contexto de lucha entre las formas estatales y las formas de oposición que lo impugnaban y hasta buscaban subvertirlo. En enero de 1974, Estrella Roja ( ER ) -órgano partidario del ERP- publicó un artículo titulado "El deber del soldado argentino". Este texto era un claro llamado al soldado conscripto a unirse a las "filas" del "Ejército del Pueblo":

El valor, el patriotismo, el sacrificio que componen la moral del soldado, sólo es cierto cuando lucha incansablemente a la par de sus hermanos, contra la opresión a que es sometido nuestro pueblo. Por obligación de las leyes de los ricos, los jóvenes argentinos son obligados a incorporarse a servir en las Fuerzas Armadas opresoras, contrarrevolucionarias, de una larga historia de asesinatos y masacres, el único interés de estas fuerzas armadas es defender, con la violencia represiva de sus armas, a las clases ricas. El soldado argentino tiene un gran DEBER: defender a su pueblo esclavizado por los patrones capitalistas extranjeros y nacionales.

El aprendizaje de las armas debe ser tomado con entusiasmo para utilizar esos conocimientos a favor de los pueblos oprimidos. El Soldado Argentino es un obrero, un campesino, un estudiante; hijos directos del pueblo que conocen en carne propia la injusticia y la miseria; sus padres, madres, hermanos son reprimidos en cuanto intentan reclamar sus derechos, y en esa represión, pretextando el 'orden' y una falsa defensa de la Patria, participa el soldado.

EL DEBER del soldado es volver esas mismas armas en contra de los oficiales asesinos que los mandan; NUNCA apuntar al pueblo, que allí está tu Padre, tu Madre, tu Hermano. (.)

Conscientes del peligro que significan los pueblos que han emprendido el camino revolucionario [el Ejército Opresor] trata de dotarse de una poderosa estructura, con los más avanzados elementos técnicos pero esa estructura descansa en cimentos de barro: los Soldados Argentinos, que son parte del pueblo explotado, son utilizados para mantener y hacer funcionar esa estructura en la represión a las movilizaciones de los trabajadores, a los combatientes de las organizaciones guerrilleras y en general a todo hijo del Pueblo que lucha contra el soldado. EL DEBER DEL SOLDADO ARGENTINO es colaborar activamente en la recuperación de esos elementos para la lucha del pueblo, contribuir con el ingenio y esfuerzo de cada soldado a minar el poder de esa estructura, desde pequeñas a grandes tareas, con la conciencia plena y la satisfacción de ser activo partícipe en la derrota del Ejército Opresor.

EL DEBER DEL SOLDADO ARGENTINO se inspira en el ejemplo de nuestros heroicos patriotas que desde la Primera Independencia hasta nuestros días, en innumerables combates y jornadas de lucha, constituyeron la poderosa fuerza de los oprimidos. (.)

SOLDADO: ¡UNETE A LAS FILAS DEL PUEBLO! ¡SE UN SOLDADO, UN COMBATIENTE DEL PUEBLO (ER nro. 29, 28-1-1974: 5).

En este artículo de la revista ER vemos una doble impugnación a la lógica de la conscripción obligatoria: por un lado, el PRT-ERP disputaba al estado argentino el monopolio de la violencia legítima; y, por el otro, el de las representaciones e imágenes de quién era considerado un soldado legítimo.6 Si para las autoridades militares los soldados simbolizan la "unidad nacional", para los militantes del PRT-ERP el Ejército Opresor era una estructura que "descansa[ba] en cimentos de barro" (ya que los conscriptos podrían convertirse en "activos partícipes de su derrota"). Mientras las autoridades militares apelaban centralmente a una idea de patria-nación homogénea, la prensa partidaria concebía una sociedad atravesada por un evidente conflicto de clase que producía jerarquías entre soldados, suboficiales y oficiales.

En los dos casos se construía un lazo que unía la 'lucha' del presente con la del pasado, apelando a la figura de los 'héroes de la patria'. A partir de la referencia a la historia nacional, militares y militantes del PRT-ERP buscaban legitimar sus acciones en el presente; simbolizar y cimentar la cohesión del grupo y las jerarquías internas; e inculcar determinados valores morales, sentidos y prácticas (Hobsbawn, 1991). En síntesis, ambos grupos se inventaban tradiciones.7 Sin embargo, mientras las autoridades militares le atribuían a ese pasado un carácter inmutable y resistente a la innovación, el PRT-ERP buscaba cargarlo de otros sentidos, para nuevos fines. Apelando avalores morales bélicos y nacionalistas, esta organización armada intentaba lograr la misma adhesión que ha generado el nacionalismo y que ha permitido que, durante dos siglos, millones de personas estén dispuestas a sacrificarse por su nación (Anderson, 1988). En este sentido, se trataba de subvertir los fines del SMO, denunciando su carácter obligatorio y oponiéndola a ser un combatiente del pueblo , como una opción voluntaria. No es casual entonces que en el mismo número de la revista SA se haya publicado una nota titulada "Por qué es obligatorio luchar para defender a la Patria":

Son los hijos del suelo quienes deben velar para evitar que ello ocurra [que potencias extranjeras pretendan cambiar nuestra forma de vivir y de pensar] y son los hombres de armas quienes deben tutelar y acrecentar el depósito, la realidad integral de la Patria, que nos entregaron los padres de la argentinidad y que se va legando de generación en generación.

Subordinación y valor: Para defender a la Patria. Este requerimiento diario de vuestro superior no debe quedar sólo en una mera exclamación, porque hoy comprobamos palpablemente que nuestra Patria necesita ser defendida. (.) Todos sabemos que el Servicio Militar Obligatorio está impuesto por la obligación de una ley (.). Pero no debe entenderse que es la obligación de una ley la que nos obliga a armarnos en defensa de la Patria (.). Defendemos a la Patria, al igual a la madre, la libertad o al trabajo, porque nos lo dice así nuestra conciencia y lo hacemos de la mejor manera para vencer el peligro que amenaza. Lo hacemos porque estamos CONVENCIDOS. (.) debemos concluir que la hora de la acción ha llegado, que debemos emplear toda nuestra energía y capacidad para vencer la amenaza y extirpar el mal que confundiendo mentes, quiere adueñarse de la voluntad de los argentinos. Para evitarlos, Soldados, es que Uds. aprenderán el uso de las armas, para ser el verdadero brazo armado de la Nación (SA nro. 698, año LIII, junio-diciembre 1975: 16-17)

El contrapunto entre estos textos plantea un juego de oposiciones y tensiones entre la moral bélica de las FFAA y la del PRT-ERP: entre los soldados como hijos del pueblo o "hijos del suelo"; entre la obligación del servicio militar, los deberes de los soldados y el "convencimiento" de unirse a la "lucha contra la subversión". Apelando a valores morales similares (pero cargados de sentidos diversos), ambos grupos luchaban por definir e imponer sentidos legítimos entre los soldados: sobre qué era la 'patria'; cuál era el 'ejército' al cual había que sumarse; qué interesesdebían 'defender' o 'enfrentar'.

 

Entre "héroes" y "traidores"

Esta lucha por ganar la colaboración de los soldados conscriptos se había intensificado a partir de los intentos de copamientos de unidades militares por parte de organizaciones revolucionarias. Desde estos ataques, se había iniciado una disputa por imponer entre los soldados conscriptos sentidos legítimos acerca de qué se entendía por comportamientos 'heroicos' y, en el caso del personal militar, por excluir y castigar a los acusados de "traidores". No es casual que en el mismo ejemplar de la revista ER donde se publicó "El deber del soldado argentino", se ejemplificaba con el caso del conscripto Julio César Provenzano. Este soldado había sido un soldado militante del PRT-ERP que el viernes 30 de marzo de 1973 había muerto al estallarle una bomba que intentaba colocar en el Edificio Libertad, sede de la Armada (véase: Seoane, 2003: 197). Su nombre bautizó al boletín elaborado por el PRT-ERP y destinado al "Soldado Argentino". Según ER , se trataba de un "modesto homenaje", "levantando su nombre como bandera y ejemplo para todos los hijos del pueblo que tiene que cumplir por la fuerza con el servicio militar que los explotadores nos imponen":

(.) a las 11 de la mañana, Julio César Provenzano, combatiente del ERP y circunstancialmente soldado conscripto de la marina, penetró en el edificio del Comando en Jefe de la Marina contrarrevolucionaria, con la misión de colocar una potente bomba en el ascensor cercano a la oficina de Guido Natal Coda, Comandante en Jefe de la Armada.

Desgraciadamente al ir a preparar el artefacto para su posterior colocación final, la bomba le explotó en las manos por razones que desconocemos.

Así el compañero Julio César Provenzano ofrendó su joven vida a los intereses de la revolución socialista, sumando su nombre a la decena de héroes y mártires que están regando con su generosa sangre el camino de la GUERRA REVOLUCIONARIA, hacia la definitiva Liberación Nacional y Social de nuestra Patria y de nuestro Pueblo, hacia la Revolución Socialista Argentina.

Impulsó a Julio realizar la misión que le costó la vida, el odio revolucionario que acumuló en sus dos años de servicio militar, a la aristocratizante y proimperialista oficialidad de la Marina, enemiga abierta de toda causa justa, popular, progresista.

Y sobre todo impulsó a Julio su heroica acción, el conocimiento de la sangre fría y el odio contrarrevolucionario con que los altos jefes de la Marina se sumaron a la salvaje decisión de fusilar a los HÉROES DE TRELEW. Por ello, por la memoria de los combatientes de TRELEW, PROVENZANO encaró esta acción. Su nombre, su decisión combativa, su amor al pueblo y a sus compañeros quedarán grabados en la memoria de su organización, el ERP, y de todos los explotados y oprimidos. (.) COMPAÑERO JULIO: ¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE! (ER nro. 29, 28-1-1974: 4).

En este artículo se construía al soldado Julio César Provenzano como una figura heroica (un mártir ) que había ofrendado su vida por la causa , exaltando los valores morales del sacrificio , patriotismo y compañerismo . De esta manera, se configuraba un modelo de conscripto-militante (fundado en el espíritu de sacrificio ) que pretendían se multiplicara no sólo en el resto de los militantes de esa organización sino también en el conjunto soldados. Como sucedía con otros mandatos partidarios que definían cómo debía ser un verdadero revolucionario, el sacrificio de la vida también asumía una connotación imperativa: sólo la muerte ( redentora ) de los mejores hijos garantizaría el triunfo de la revolución (Carnovale, 2005).

Así se construía una clara jerarquía entre los militantes : el héroe era ante todo el que dio su vida por la revolución (véase: Vezzetti, 2009: 106). En este sentido, el PRT-ERP también destacaba la figura de los soldados del pueblo que habían colaborado en ataques de esa organización contra el EA. En la madrugada del 19 de febrero de 1973, la Compañía "Decididos de Córdoba" contó con la ayuda del soldado conscripto Félix Giménez en un operativo para apropiarse del arsenal del Batallón Comando de Comunicaciones 141 en la ciudad de Córdoba (véase Seoane, 2003: 194 y 195). Según se publicó en los diarios nacionales, el Comando del III Cuerpo de Ejército declaró "traidor a la Patria" a este soldado conscripto:

El comunicado formula severos cargos contra el soldado, a quien acusa de haber traicionado a sus superiores, a sus compañeros y a la Bandera Nacional, que en este caso ha reemplazado por un trapo rojo manchado de sangre de pueblos sojuzgados por la dictadura de la ideología que los representa (La Opinión, 22-2-1973).

En cambio, la lectura de la prensa partidaria era inversa. En un artículo de ER donde se recordaba el aniversario de esta acción armada, se destacaba la participación del Giménez: "por primera vez se verifica públicamente el pase a las filas de un Ejército del Pueblo de un soldado conscripto, hijo del pueblo, obligado a vestir el uniforme enemigo por las leyes del servicio militar" (ER nro. 30, 11-2-1974: 12).8 En una entrevista, Giménez recordaba su incorporación como militante del ERP y se defendía de la acusación de "traición":

- ¿Por qué ingresaste al ERP?

- Yo ingresé al ERP estando ya incorporado al Ejército de la Dictadura [del Gral. Agustín Lanusse]. Durante el tiempo que estaba cumpliendo con el servicio militar obligatorio fui comprendiendo que el ejército que yo integraba estaba al servicio de las clases dominantes, que salió a reprimir y asesinar al pueblo. Por eso me di cuenta de que era necesario formar otro ejército que realmente defendiera al pueblo y estuviera a su servicio. Entonces ingresé al ERP. - ¿Qué les dirías a todos los soldados que están en el Ejército Opresor y que como vos son hijos del pueblo?

- A todos los soldados que como yo están sirviendo obligatoriamente al Ejército Enemigo y que tal vez crean que yo me porté como un traidor, les digo que lo realmente importante es estar sirviendo al pueblo (ER nro. 30, 11-2-1974: 12-13).

Lo que para el EA era un acto de "traición", para Giménez era"la mejor forma de defender a la Patria"y de "servir al pueblo" (tradicionales sentidos asignados al paso por la conscripción). El segundo ataque a una guarnición militar del ERP donde colaboró un soldado fue el 6 de septiembre de 1973. Ese día, el conscripto Hernán Invernizzi ayudó a la Compañía del ERP "José Luis Castrogiovani" para intentar "recuperar las armas" del Comando de Sanidad del Ejército, en la Capital Federal.9 En esa oportunidad, en la revista SA las autoridades militares interpelaban a los soldados a partir de la oposición entre la figura del "soldado heroíco" y la del "traidor":

(.) en el Comando de Sanidad un soldado solo en la sala de armas, quizás pensando en sus compañeros, quizás por aquello que le inculcó el suboficial del apodo [más severo], quizás pensando en su Ejército, o simplemente porque unió todo eso y se sintió hombre con la responsabilidad que aquello encierra, se reveló contra lo que era un atentado a su grupo, a sus compañeros, y con todo su miedo, así como hubiera sido el tuyo, y con toda su rabia por ver atacado su Comando, dijo no, y defendió con riesgo de su vida las armas custodiadas.

Nadie le exigió su heroísmo, nadie se lo ordenó, solo él decidió y porque aprendió a dar se sintió responsable de sus compañeros y se jugó.

Dos de los soldados reducidos en la guardia lograron escapar y dar la alarma a la policía; prefirieron arriesgarse antes que observar impotentes cómo eran tratados sus compañeros y cómo se iban a apoderar de su Comando.

Un militar de estirpe 'Patricia' que marchó al frente de su tropa, fue el primero en caer, en cumplimiento de su deber. El mejor homenaje que tú puedes brindarles es pensar que fueron hombres cabales y completos que supieron lo que era dar.

Estos ejemplos son casos extremos, pero también tú, todos los días, cumpliendo con tu deber, estás experimentando la íntima satisfacción de dar.

Felizmente, los que no saben dar son muy pocos, pero sólo el hecho de pensar que existen nos duele, como les dolió a los soldados del Comando de Sanidad, la traición de un compañero, quién sacándose la máscara, fría e indiferente, abrió las puertas de su Comando para que la muerte entrara por ellas.

PIENSA. TU JUZGARÁS (SA nro. 695, año LII, julio-diciembre 1973: 5-6).

Frente al mandato partidario del soldado- militante que ofrendaba su vida por la revolución , en la jerga castrense "saber dar" implicaba también realizar un máximo sacrificio: "dar la vida por la patria". Para consolidar la oposición construida entre un soldado "heroico" y otro acusado de "traidor", se publicaba un reportaje al soldado dragoneante que "defendió" el cuartel frente al ataque guerrillero:

Periodista: ¿Cómo te sientes?

Dragoneante: Un poco confundido.

P.: ¿Puedes ampliar?

D.: Sí, lo que sucede es que no comprendo cómo se puede alterar la amistad y la confianza.

P.: ¿Qué situación es la que más te afecta?

D.: El hecho de ser traicionado en algo que estábamos comprometidos y la indiferencia emocional y afectiva de un compañero que entrega a la violencia con riesgo de vida y bienes, a su grupo y, fundamentalmente, a la institución donde cumple servicios.

P.: Las situaciones no son todas exactamente iguales, pero si se presentara otra similar, ¿cómo piensas que podrías actuar?

D.: Con más conocimiento y experiencia y fundados en la amistad y camaradería como uno de los factores fundamentales que hacen al hombre, y pensando que aquel que traiciona estos juicios se traiciona a sí mismo (SA nro. 695, año LII, julio-diciembre 1973: 6).

De esta manera no sólo el conscripto hacía propia la oposición planteada por las autoridades militares; su testimonio además pretendía funcionar como un mensaje moralizante y tener un efecto multiplicador entre los soldados frente a posibles futuras acciones por parte de la guerrilla. Sin embargo, un Comunicado del Comité Militar Regional Buenos Aires del ERP tenía otra versión sobre el ataque el Comando de Sanidad e intentaba revertir el estigma que pesaba sobre el soldado del pueblo acusado de "traidor":

Cuando el heroico compañero Invernizzi ingresó al servicio militar, lo hizo como algo por lo que todos pasamos a los 20 años, con el objetivo de cumplir el período, tratar de aprender algo y volver a la vida civil. Al poco tiempo el Capitán Bilbao, destinado a la unidad, le tomó confianza, le habló contra los revolucionarios, le habló con desprecio de los trabajadores, estudiantes, etc. Nuestro compañero no le contestaba nada, lo dejaba hablar, no lo contradecía y el oficial creyó que podría ganar al compañero para sus actividades contra el pueblo, trató de realizar sobre él un trabajo de convencimiento (.). Esta situación fue la que hizo que nuestro compañero se diera cuenta de lo que estos asesinos significan para nuestro pueblo. Casualmente se conectó con el ERP, se identificó con el carácter justo de la lucha revolucionaria y explicó lo que ocurría en la unidad a la vez que veía que esta situación era general en el ejército opresor. Ingresó como combatiente de nuestro Ejército y se le planteó la posibilidad de ocupar la unidad con su colaboración, con el objetivo de que las armas que estaban en manos de estos criminales, que las usan contra el pueblo indefenso, pasen a formar parte del arsenal popular. Esto fue aceptado por el compañero que se comportó valientemente durante todo el operativo (ER nro. 25, 21-9-1973).

Mientras en la prensa partidaria del PRT-ERP se concebía a Invernizzi como un compañero que había asumido un comportamiento valiente y heroico , para las autoridades militares había sido el soldado dragoneante quien había sido "leal" a sus "compañeros". A partir de estos casos paradigmáticos, en las revistas militares se empiezan a construir las figuras del soldado "héroe" y la del "traidor" como ejemplos para multiplicar entre los contingentes de conscriptos.

En 1976 en la Revista del Suboficial (elaborada por el Ejército) se publicó un editorial titulado "Conozcamos al hombre". En este artículo oponían el comportamiento "heroico" de un soldado durante el ataque al Regimiento de Infantería de Monte por parte de Montoneros, frente a la "traición" a un soldado militante, que había colaborado con el grupo guerrillero en esa operación (véase Gillespie, 1998: 243-247). En el editorial se preguntaban:

¿De dónde proviene una motivación suficiente para realizar actos que van más allá del proceder corriente; actos donde a veces se deja la vida por un profundo sentimiento de amor a la Patria, al amigo, al camarada, como lo hemos comprobado con frecuencia? ¿Por qué desconocido impulso, como contrapartida, se puede caer en la vileza, tan profunda, tan ruin y deleznable de vender al amigo, de negar LA BANDERA? ( Revista del Suboficial , año LVI, nro. 575: 1).

Como ya habíamos visto en el caso de los ataques del PRT-EPR, por un lado, se exaltaba la figura heroica de los soldados que "defendieron" la unidad militar; por el otro, se denostaba a Roberto Mayol, soldado militante de Montoneros, acusado de ser el "entregador" de la unidad militar (y, por lo tanto, tildado por el EA como "traidor").10 A la luz de la propuesta de Mary Douglas (1973), podemos postular que el código moral era apuntado gracias a la construcción de una serie jerarquizada de grados de pureza: el grado más alto de pureza era el "héroe" (muerto); el grado medio era el soldado que asumía "una militancia integral en la lucha contra la subversión"; y finalmente, el estado de impureza era el "entregador".11 Que un soldado conscripto militara en una organización armada puede leerse entonces como una anomalía (un elemento impuro), rechazado por que contradecía las clasificaciones castrenses.12 Sin embargo, como explica Douglas (1973), si un ser es clasificado como anómalo, se refuerzan las definiciones con las que no se hallaban en conformidad. Es por eso que la autora postula que las creencias sobre la contaminación y el peligro pueden servir para resolver problemas morales inciertos o reorganizar la desaprobación moral allí donde flaquea (Douglas, 1973).13 Como hemos visto, el mandato de "saber dar" buscaba orientar y condicionar la praxis de los soldados.14 Es decir, pretendía operar como fundamento de sus acciones así como medio desplegado a fin de posicionarse y disputar con otros grupos.15 En este caso podemos observar que la reprobación de los soldados "traidores" apuntalaban un código moral basado en los valores morales del "sacrificio" y el "heroísmo".

 

El valor de dar la vida

Como contraparte de la abominación a los elementos o seres impuros, a las anomalías y otras confusiones, para Douglas (1973) la santidad se ejemplifica con aquellos individuos que se conforman -y comportan- según la clase a la que pertenecen. Frente al soldado acusado de "traidor" (rechazado por representar un peligro para la institución y porque contradecía las clasificaciones de las FFAA), se definía un soldado legítimo (aquel que "luchaba activamente contra la subversión"). Su pureza radicaba en su "heroísmo", entendida como asumir el comportamiento de la clase a la que pertenecía. De esta manera, también se reforzaba las clasificaciones legítimas de las FFAA.

En la edición de la Revista de Educación Militar de 1975, se publicó un artículo titulado "La vigencia actual de los valores tradicionales en la personalidad militar argentina en la lucha contra la subversión" (elaborado por el Departamento Educación, del Estado Mayor General del Ejército).

El Ejército Argentino, frente a la realidad de las operaciones que desarrolla, se presenta hoy como un verdadero bloque monolítico en el que oficiales, suboficiales y soldados se integran espiritual y físicamente, detrás de un objetivo común: aniquilar la subversión. (.) La lucha contra la subversión en que actualmente se encuentra empeñado el Ejército, ha permito, una vez más, poner de manifiesto la vigencia de los valores tradicionales que conforman un estilo de vida del hombre militar argentino. Este aflorar a la superficie de algo que se mantenía latente, tiene una doble y profunda significación. Por un lado, constituye la materialización tangible de manifestar: el Ejército de 1975 es el mismo que el de las Campañas de la Independencia y la guerra contra el Imperio (.) Este Ejército que hoy se enfrenta y derrota a la subversión apátrida en los montes tucumanos, en síntesis, es el que, habiendo tenido su bautismo de fuego en las acciones contra el invasor inglés, nació con la patria en mayo de 1810. ( Revista de Educación del Ejército , año LVI, nro. 574, julio-diciembre 75: 60-61).

Para las autoridades militares, el "tremendo error de los dirigentes de la subversión" radicaba en no recocer el conjunto de valores morales que orientaban la praxis de todo el personal militar (sin distinción de jerarquías): "Error de apreciación, producto de una infantil e imaginaria concepción del Oficial y del Suboficial, que, en forma silenciosa y abnegada, guarda cada uno y en todos, el fuego sagrado del legado histórico recibido" ( Revista de Educación del Ejército , año LVI, nro. 574, julio-diciembre 75: 61). En el marco de la autodenominada "lucha contra la subversión", los "valores trascendentes de la personalidad militar argentina" que conformaban la "moral de los cuadros de la Institución" eran cinco: "abnegación", "valor", "lealtad", "iniciativa" y "entusiasmo". Si bien cada uno de ellos tenía una definición institucional legítima (y relativamente abstracta), su potencia como mensaje moralizante radicaba en su ilustración con la acción concreta de distintos oficiales, suboficiales y soldados de carne y hueso. Su efecto multiplicador se basaba, entonces, en la ejemplaridad de estas acciones.

El "valor"(entendido como "la superación serena y firme del miedo al peligro físico") debía guiar la praxis del personal militar y era "el rasgo tal vez más distintivo de ese patrimonio indestructible que es la historia de nuestro ejército":

Los jóvenes Oficiales, Suboficiales y Soldados del 'Operativo Independencia', los que cayeron para siempre en el frente de sus fracciones, los que sintieron en sus cuerpos el efecto de la metralla, los que día a día se internan en el monte y lenta pero inexorablemente están materializando la destrucción de la subversión, personifican el ejemplo del valor moral y físico, que impulsa al ciudadano incorporado a enfrentar con firmeza y decisión al extremismo. (.) Si Tucumán, cuna de la Independencia Argentina, constituye el escenario propio para mostrar al pueblo entero cuál es el coraje de sus hombres en armas, también lo ha sido y probablemente lo seguirán siendo, las calles de las ciudades argentinas (.) dando claro testimonio del índice más alto del valor: el valor para morir ( Revista de Educación del Ejército , año LVI, nro. 574, julio-diciembre 75: 63).

Opuesto a la "traición", la "lealtad" se ejemplificaba con la experiencia de los soldados de carne y hueso que habían defendido los cuarteles frente a ataques por parte de la guerrilla:

Son los ejemplos de un pasado, que hoy tiene nuevas exteriorizaciones en la actividad el Soldado DANIEL OSVALDO GONZALEZ, del RC BI 'Húsares de Pueyrredón', muerto por la subversión por haber demostrado su lealtad a la unidad mientras se desempeñaba como centinela. (.) En los Suboficiales y Soldados que velaron por la vida de sus jefes en momentos de peligro y en la abnegada y silenciosa misión de salvaguarda de los cuarteles todos los días y a lo largo de todo el país, cumplen los hombres del Ejército ( Revista de Educación del Ejército , año LVI, nro. 574, julio-diciembre 75: 63).

La "abnegación" (como "acto deliberado por el cual se renuncia a beneficios materiales o inmateriales a favor de un fin superior"), la "iniciativa" ("en la aplicación del propio ingenio para el mejor cumplimiento de la orden) y el "entusiasmo" ("manifestación externa del optimismo") completaban el conjunto de valores morales que debían ser los "pilares fundamentales" del "espíritu de cuerpo".16 Sin embargo, este conjunto de valores ("saber dar") no era visto como una experiencia de sufrimiento. Por el contrario, era una actitud de "abnegación", de "renuncia" "desinteresada" cuyo destinatario era la "Patria" (como entidad impersonal)17 e implicaba asumir un comportamiento "leal" (a "la Nación, el Ejército, a la Unidad, a los superiores, a los camaradas, y a los subordinados").

 

A modo de cierre

En este trabajo analizamos cómo las autoridades militares concebían el rol que los soldados debían jugar en la denominada "lucha contra la subversión". En primer lugar, vimos que no sólo el EA sino también el PRT-ERP apelaban al 'heroísmo' y al 'sacrificio' de la propia vida18 como parámetros para juzgar moralmente las conductas de los soldados conscriptos. El recuerdo de este conjunto de 'actos heroicos' buscaba tener un efecto multiplicador; es decir, lejos de ser considerados como fueran hechos únicos e irrepetibles, se buscaba que operara como principios de acción para el resto de los soldados, como modelos a imitar.

Por un lado, tanto militares como militantes empleaban el mismo conjunto de valores morales (de corte bélico y nacionalista), tratando de generar ese apego emocional que ha permitido que durante dos siglos millones de personas (soldados en su mayoría) estuvieran dispuestas a "sacrificarse por la patria". Por el otro, es notable cómo las autoridades militares apelaban al "convencimiento" y a la "militancia integral", tradicionales valores y actitudes que los grupos de izquierda generaban entre sus militantes. Es decir, en ambos casos vemos una batalla entre ambos grupos para apropiarse y atribuir sentidos a este conjunto de valores morales que debían orientar y condicionar la praxis de los soldados. Sin embargo, las autoridades militares contaban con un poder desigual para definir sentidos legítimos e imponer qué era un sacrificio moralmente superior ("morir por la patria").

En esta lucha por ganar la adhesión de los soldados, las autoridades militares construyeron la figura del soldado "traidor" como la antítesis del soldado "heroico". Para las FFAA, los soldados eran potenciales puentes mediadores que lograrían la unión de los contrarios (en este caso, el mundo militar y el militante). Como podían dar la espalda a su propia especie y atravesar una línea que no debía cruzarse (unirse a las filas de la guerrilla), representaban una fuente de peligro para el resto del personal militar. En esta línea de análisis, los soldados- militantes se convertían en una anomalía y, al ser clasificado como elementos impuros, los límites de la serie de la que no formaba parte se clarificaban. Suopuesto era aquel que "luchaba activamente contra la subversión": su heroísmo radicaba en su pureza, entendida como asumir el comportamiento de la clase a la que pertenecía. Estas dos figuras no sólo reforzaban las definiciones institucionales acerca de cómo debía ser un soldado legítimo sino que también apuntaban un conjunto de valores morales.

 

Notas

1 Los comentarios de mi directora, Sofia Tiscornia, han sido fundamentales para la (re)organización del argumento de este texto. Mariana Sirimarco, Walter Delrio y Ana Ramos también han aportado algunas reflexiones muy interesantes para este trabajo. Agradezco a Daniel de Santis, Vera Carnovale y a Pablo Pozzi la gentileza de facilitarme documentos del PRT-ERP. Lucía Eilbaum, Pilar Pérez, María Soledad Mendoza y Florencia Corbelle han contribuido con las traducciones al inglés y portugués.

2 Sobre este tópico se destaca el trabajo del historiador George Mosse (1991) que analiza la eficacia del mito de la experiencia de la guerra -que enmascaba su horror, apelando al sacrificio, al heroísmo y, en particular, al culto de los soldados caídos-, centrándose en el período de entreguerras en Alemania.

3 Las comillas dobles corresponden a los términos que utilizaba el personal militar, mientras la letra cursiva se reserva para las categorías usadas por los militantes de organizaciones armadas. Emplearemos comillas simples para destacar los términos que eran utilizados alternativamente por militares y militantes

4 Véase Calveiro (1998: 26 y 27).

5 Todas las mayúsculas que figuran en los artículos citados aparecen en los textos originales.

6 Sobre el doble propósito del SMO, véase Bickford (2009: 262).

7 "Se entiende por tradición inventada el conjunto de prácticas normalmente regidas por reglas aceptadas en forma explícita o implícita y de naturaleza ritual o simbólica, que tiene por objeto inculcar determinados valores y normas de conducta a través de su reiteración, lo que automáticamente implica una continuidad con el pasado. De hecho toda vez que ello es posible, normalmente tienden a establecer la continuidad con un adecuado pasado histórico" (Hobsbawn, 1991: 97-98).

8 Si bien el PRT-ERP postulaba a Giménez como el primer soldado que había colaborado en una acción por parte de una organización revolucionaria, la organización Montoneros reivindicaba otro acontecimiento sucedido en la noche del 16 de noviembre de 1972. En esa oportunidad, un grupo de oficiales y suboficiales (vinculados a Montoneros) lideró un batallón de cerca de 160 soldados de Infantería de Marina que se sublevó y tomó la Escuela de Mecánica de la Armada, para respaldar el regreso a la Argentina del general Perón, luego de 18 años de exilio (véase La Razón , 17-12-1972 y La Opinión , Clarín , La Prensa del 18-12-1972).

9 Sobre la toma del Comando de Sanidad, veáse Garaño y Pertot (2007).

10 Véase La Opinión , 10-10-1975, p. 13.

11 A lo largo del trabajo de campo y de archivo realizado desde 2008, no he podido conocer si existió algún soldado- militante que fuera acusado de "traidor" por su propia organización. Éste sería el caso, por ejemplo, de que se hubiera considerado que durante sesiones de tortura un conscripto aportó información valiosa sobre el funcionamiento y composición de su grupo (al ser secuestrado durante su paso por la conscripción). Sobre este tema, Ana Longoni (2005) ha analizado cómo se construyó y se sostiene la estigmatización de los sobrevivientes de los centros clandestinos de detención como traidores. Subrayando que va más allá del corpus literario analizado en su trabajo, para esta autora se convierte en un tópico del relato instalado en amplios sectores de la militancia, nacido a partir de los códigos de la militancia revolucionaria. Por lo tanto, podemos suponer que este parámetro moral binario "héroe"-"traidor" (que operaba en los grupos guerrilleros) también se habría aplicado para juzgar la conducta de un soldado conscripto militante durante su secuestro y cautiverio.

12 La autora entiende como impuro la imposibilidad de conformarse plenamente con la especie a la que se pertenece,de entrar dentro de la categoría: "Son impuras aquellas especies que son miembros imperfectos de su género, o cuyo género disturba el esquema general del mundo" (Douglas, 1973: 78 y 79).

13 En este sentido, agrega que "las reglas de la contaminación no corresponden al pie de la letra con la moral. Algunas clases de comportamiento pueden juzgarse equivocadas, sin provocar por ello creencias de contaminación, mientras que otras que nadie considera reprehensibles aparecen como contaminadoras y peligrosas. Acá y allá nos encontramos con lo que está mal es igualmente contaminador. Las reglas de la contaminación iluminan intensamente sólo un pequeño aspecto del comportamiento moralmente desaprobado" (1973: 175).

14 Balbi plantea que las complejas relaciones de los valores morales con el comportamiento se relaciona con sutriple carácter simultáneamente cognitivo, moral y emotivo (Balbi, 2007) .

15 Para Balbi se trata entonces de dar cuenta del proceso conflictivo y dinámico de producción de sentido en torno a los valores morales. Ello así porque su sentido está sujeto a interpretación, discusión y consecuentemente a transformaciones en determinados contextos sociales históricamente dados, "puesto que es parte de procesos sociales situados, encontrándose inevitablemente vinculada a determinados entramados de relaciones sociales e instituciones" (Balbi, 2007: 79).

16 En el texto entendía el "espíritu de cuerpo" como "el estado mental y emocional de la organización que se logra cuando la totalidad o mayoría de los individuos que la integran están identificados con sus valores, intereses y objetivos, y los adoptan como si fueran propios, de tal manera que siente orgullo y satisfacción por sus éxitos y abatimiento por sus fracasos" (Revista de Educación del Ejército, año LVI, nro. 574, julio-diciembre 1975: 64).

17 A partir de una investigación centrada en la experiencia de los miembros de la Guardia de Infantería de la Policía de la Provincia de Córdoba, Hathazy también analiza cómo el sufrimiento corporal, el dolor y el "sacrificio" -y su anverso, la obediencia, sumisión y la disciplina- son experiencias dotadas de valor en la dimensión moral en el ethos policial (tanto en el proceso de formación e instrucción inicial así como en la actuación profesional). "Dentro de esta lógica se sostiene que 'Sacrificio no es sufrir, si no una actitud de entrega', una actitud de entrega que tiene como destinatario al Estado, si bien en esta versión más paternalista que llamamos Patria" (Hathazy, 2004: 11).

18 Ana Longoni (2005) plantea que en las organizaciones armadas imperaba un mandato del sacrificio de la propia vida. Sin embargo, me parece que a la luz de los materiales analizados, se puede postular que entre las autoridades militares también se construyó otro mandato del "sacrificio" de la vida, destinado a los soldados conscriptos -cargado también de valores morales de corte bélico y nacionalista-.

 

Bibliografía

1. ANDERSON, Benedict. 1988. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

2. BALBI, Fernando. 2007. De leales, desleales y traidores. Valor moral y concepción de política en el peronismo. Buenos Aires: Antropofagia.         [ Links ]

3. BICKFORD, Andrew. 2009. "Soldiers, Citizens, and the State: East German Army Officers in Post-Unification Germany". Comparative Studies in Society and History 51(2): 260-287.         [ Links ]

4. CALVEIRO, Pilar. 1998. Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina. Buenos Aires: Colihue.         [ Links ]

5. CARNOVALE, Vera. 2005. " Jugarse al Cristo: Mandatos, formas de sacralización y construcción identitaria en el PRT-ERP". Entrepasados , Nro. 28: 11-26.         [ Links ]

6. DOUGLAS, Mary. 1973. Pureza y peligro. Un análisis de los conceptos de contaminación y tabú . Madrid: Siglo XXI.         [ Links ]

7. GARAÑO, Santiago y Werner PERTOT. 2007. Detenidos-Aparecidos. Presas y presos políticos desde Trelew a la dictadura. Buenos Aires: Biblos.         [ Links ]

8. GEERTZ, Clifford. 1987. "Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura". En: La interpretación de las culturas . Barcelona: Gedisa. pp 19-40.         [ Links ]

9. HATHAZY, Paul. 2004. Cosmologías del Desorden: El sacrificio de los agentes antidisturbios y el sentido de su violencia . Ponencia presentada en el VII Congreso Argentino de Antropología Social, Villa Giardino, Córdoba. 25 al 28 de Mayo.         [ Links ]

10. HOBSBAWM, Eric. 1991. "La invención de las tradiciones". Revista Uruguaya de Ciencia Política , Nro . 4: 97-107.         [ Links ]

11. LONGONI, Ana. 2005. "Traiciones. La figura del traidor (y la traidora) en los relatos acerca de los sobrevivientes de la represión". En: E. Jelin y A. Longoni (eds.). Escrituras, imágenes y escenarios ante la represión. Buenos Aires: Siglo Veintiuno. pp 204-238.         [ Links ]

12. MOSSE, George. 1991. Fallen Soldiers: Reshaping the Memory of the World Wars . Oxford: Oxford University Press.         [ Links ]

13. PITA, María Victoria. 2010. Formas de vivir y formas de morir. El activismo contra la violencia policial. Buenos Aires: CELS - Editores del Puerto.         [ Links ]

14. ROBBEN, Antonius. 2006. "The Fear of Indifference: Combatants' Anxieties about the Political Identity of Civilians during Argentina's Dirty War". En: N. Scheper-Hughes y P. Bourgois (eds.). Violence in War and Peace . Singapur: Blackwell.         [ Links ]

15. SARRABAYROUSE, María José. 2004. "La justicia penal y los universos coexistentes. Reglas universales y relaciones personales". En: S. Tiscornia (comp.). Burocracias y violencia. Estudios de antropología jurídica . Buenos Aires: Antropofagia. pp 203-242.         [ Links ]

16. SEOANE, María. 2003. Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Buenos Aires: Sudamericana.         [ Links ]

17. TISCORNIA, Sofía. 2008. Activismo de los Derechos Humanos y Burocracias estatales. El caso Walter Bulacio. Buenos Aires: CELS-Editores del Puerto.         [ Links ]

18. VEZZETTI, Hugo. 2009. Sobre la violencia revolucionaria. Memorias y olvidos . Buenos Aires: Siglo Veintiuno.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons