SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número40Los indígenas bribris en la mirada antropológica de científicos-naturalistas: Costa Rica a fines del siglo XIXLas heridas de la memoria: Disputas patrimoniales en el Palacio de la Moneda, Chile índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Cuadernos de antropología social

versión On-line ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  no.40 Buenos Aires dic. 2014

 

ARTÍCULOS

"Apenas bicicleta teníamos": El proceso de organización del Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR) en perspectiva histórica

Matías Berger*

 

* Doctor de la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Filosofía y Letras), especialidad antropología. Investigador Asistente en Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET); Docente de Sociología Rural (Facultad de Ciencias Sociales-UBA) . Correo electrónico: enriqueberger@hotmail.com.

Fecha de recepción: marzo de 2014. Fecha de aceptación: diciembre de 2014

 

Resumen

En este trabajo me propongo reconstruir el proceso de organización del MOCAFOR a través de los relatos de dirigentes e integrantes de la organización y agentes de instituciones públicas, religiosas y sindicales con el interés de comprender la diversidad de trayectorias e intereses específicos que confluyeron en este agrupamiento, las tensiones y conflictos que llevaron a su conformación como organización y los vínculos con agentes e instituciones.

La consideración histórica del proceso de organización permite comprender las características y demandas del MOCAFOR, sus condiciones de emergencia y las tensiones en la relación con instituciones estatales, religiosas, organizaciones sindicales y de trabajadores desocupados y agrupaciones o partidos políticos.

Este escrito se basa en resultados del trabajo de campo realizado en la provincia de Formosa entre los años 2004 y 2012 en los cuales realicé entrevistas a integrantes y dirigentes del MOCAFOR y a agentes y funcionarios de programas e instituciones estatales y de instituciones religiosas y sindicales.

Palabras claves:Campesinos; Organizaciones; Agentes; Trayectorias; Articulaciones

"We barely had bikes": Organization process of the Formosa Peasant Movement (MOCAFOR) in a historical perspective

Abstract

This paper reconstructs the MOCAFOR organization process through the accounts of its leaders and members and the accounts of public, religious and trade union institution agents, with the aim of understanding the diversity of paths and specific interests that converged in this group, the tensions and conflicts that led to its formation as an organization and the relationships with agents and institutions.

The historical account of the organization process enables the understanding of MOCAFOR’s characteristics and demands, initial conditions and tensions with the government, religious institutions, trade unions, unemployed worker groups and political parties.

The article is based on the results of fieldwork conducted in the province of Formosa between 2004 and 2012, during which interviews were carried out with members and leaders of MOCAFOR as well as with agents and officials of state programs, institutions, unions and religious institutions.

Keywords:Peasants; Organizations; Agents; Trajectories; Articulations.

"Apenas tínhamos bicicleta": O processo de organizar o Movimento Campesino Formosa (MOCAFOR) em perspectiva histórica

Resumo

Neste artigo proponho reconstruir o processo de organização MOCAFOR através das histórias dos líderes e dos membros da organização e os agentes de instituições públicas, religiosas e sindicais, no intuito de compreender a diversidade de caminhos e interesses específicos que se reuniram neste agrupamento, assim como ver as tensões e os conflitos que levaram à sua formação como organização considerando as ligações entre os agentes e as instituições.

O relato histórico do processo de organização permite compreender as características e demandas de MOCAFOR, as condições de emergência e as tensões no relacionamento com o governo, instituições religiosas, sindicatos e trabalhadores desempregados e grupos ou partidos políticos.

Este trabalho baseia-se em resultados de pesquisas de campo realizadas na província de Formosa entre 2004 e 2012. Nesses anos realizei entrevistas com membros e líderes de MOCAFOR e agentes de software assim como com funcionários e membros das instituições do Estado e das instituições religiosas e sindicais.

Palavras chave:Camponeses; Organizações; Agentes; Carreiras; Articulações.

 

 

Introducción

Lo que a partir de febrero de 1999 se daría a conocer como Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR), tiene sus raíces en un proceso de varios años en el que van confluyendo diversos agentes y tendencias históricas. Durante el avance del trabajo de campo, la indagación sobre las actividades y vínculos de los integrantes del MOCAFOR me encamino, con el tiempo, a pensar sobre la necesidad de reconstruir el proceso que llevó a su emergencia, retomando algunos aspectos que pueden encontrarse en trabajos previos (Sapkus, 2001; Sapkus, s/d; Iñigo, 2007).

En gran parte se debía a que las clasificaciones y menciones de muchos integrantes de la organización recalaban en situaciones previas haciendo alusión a experiencias pasadas. Solían ser respuestas a mis observaciones y preguntas sobre vínculos con agentes de instituciones públicas, religiosas y con otras organizaciones. Una pregunta persistente de mi indagación resultaba ser sobre los vínculos y rupturas de esos vínculos con la iglesia católica, con el Programa Social Agropecuario (PSA) y por su participación en el Movimiento Agrario Formoseño (MAF) y en la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).

Desde una perspectiva temporal más distante que la de los estudios previamente mencionados, resultaba provechoso indagar sobre las experiencias de esos años, pues no se trataba simplemente de las alianzas y vínculos que se habían hecho o deshecho, sino de experiencias y cambios en los posicionamientos que abrían nuevos interrogantes respecto del proceso organizativo. El supuesto subyacente a mi indagación es que permitiría una mejor comprensión de las prácticas organizativas, de lo que estaba en disputa para los distintos agentes y de las condiciones y formas en que cada uno de los agentes participaba de esa disputa.

De este modo, estas páginas indagan sobre los inicios de la organización y sobre los agentes que participaron, con el interés de comprender las prácticas organizativas que fomentaban y las formas en que las legitimaban (Cowan Ros, 2008), las categorías que producían (Schiavoni, 2002 y 2005) y las disputas por la orientación de dichas prácticas (Woods, 2009). La descripción y el análisis se han desplegado asumiendo que estos procesos de articulación ocurren en espacios sociales y culturales concretos que condicionan y constituyen las formas de pensar y vivir la política y por lo tanto constituyen escenarios de disputa e intercambio (Rodríguez Bilella, 2005) atravesados por desigualdades y relaciones de poder.

Dicha indagación se ha realizado mediante un trabajo de campo desarrollado entre los años 2007 y 2012 durante el cual mantuve entrevistas con integrantes y dirigentes de la organización de diferentes zonas de la provincia, con los sacerdotes que acompañaron sus inicios, con técnicos locales y provinciales de los distintos programas y políticas destinados a pequeños y medianos productores agropecuarios, con funcionarios locales, provinciales y nacionales, con integrantes, dirigentes y referentes de otras organizaciones de productores agropecuarios y con referentes de organizaciones sindicales. Por último, he observado y presenciado asambleas, actividades, reuniones y conversaciones de integrantes y dirigentes del MOCAFOR.

La indagación histórica a partir de los relatos orales ha representado una fuente apreciada para captar una experiencia rica y cambiante, que echa raíces en el pasado y para reconocer así la diversidad de experiencias, motivaciones y sentidos atribuidos a la participación. Ha sido particularmente útil para comprender las disputas en torno al sentido de las prácticas organizativas.

 

Los inicios

El MOCAFOR es producto de la confluencia de tendencias y acontecimientos históricos que involucran a agentes diversos. En términos históricos, representa una continuidad de la Unión de Ligas Campesinas Formoseñas (ULiCaF) (Ferrara, 1973; Bartolomé, 1982; Archetti, 1988; Rozé, 1992). Pero además es resultado de procesos de organización de carácter local previos y de la acción de agentes de instituciones públicas, religiosas y de organizaciones no gubernamentales.

El primer recuerdo de los integrantes entrevistados lleva al padre Luis, quien llegó a la localidad de General Belgrano en 1979. Este sacerdote llegado de Italia recuerda que los principales problemas de la zona eran la falta de trabajo, el acceso a la tierra y la comercialización de la producción agropecuaria. Proponía crear una fábrica que procesara los alimentos producidos localmente, un aserradero en el que se fabricaran muebles bajo la figura de una cooperativa de trabajo y comercializar en forma colectiva la producción hortícola.1

El sacerdote recordaba que junto a Juana, una religiosa que lo acompañaba, promovieron la búsqueda de formas de comercialización alternativa pero el intento fracasó ya que no tuvieron éxito en los mercados de concentración, son "reinos de leones". Ya a mediados de los setenta se había constituido una cooperativa de acopio de algodón y venta de productos de consumo liderada por una franja de productores medianos, que dejaría de funcionar a fines de los ochenta (Sapkus, 2001), recordada por algunos pobladores de la zona.

El padre Luis también recuerda haber presentado en tiempos de la dictadura militar, que tomó el poder en 1976, tres listas de productores que querían acceder a tierras sin obtener respuesta. Contrariamente, recuerda que en tiempos de los militares, el Coronel López, a cargo del Instituto de Colonización y Tierras, era particularmente cruel con los campesinos de la zona y los desalojaba de sus tierras (Entrevista al padre Luis, 2012).

Su "plan pastoral" consistía en "vivir como ellos", a lo que agregaba que, siendo él de origen campesino, sabía del trabajo y en particular conocía las herramientas. Sus iniciativas estuvieron siempre circunscriptas a los emprendimientos productivos y comerciales que acompañaban su labor religiosa. En el marco de esa labor, empezó a participar en la parroquia un joven con inquietudes sociales decidido a "pasar a la acción", Benigno, que a principios de los noventa quedaría encargado de gestionar proyectos financiados por la Fundación Kolping,2 a la cual se había accedido mediante vínculos del sacerdote. Esos proyectos tenían por objetivo fomentar la producción asociativa en los establecimientos que producían en pequeña escala; tampoco la experiencia resultaría beneficiosa en términos económicos, dejando una huella sobre las dificultades para organizar y coordinar actividades productivas y sociales en contextos macroeconómicos y políticos adversos.

Durante el desarrollo de esa experiencia Benigno tendría la oportunidad de recorrer otras zonas de la Argentina y, en particular, de conocer a otro sacerdote, el padre José. Con él compartió su tarea pastoral en la ciudad de Formosa en el año 1993:

Me iba con él… hacía un trabajo con gente muy humilde, y tenía un discurso progresista, porque yo tenía la imagen de Angelelli, de la teología de la liberación, y José estaba alineado con ese discurso de forma práctica. Después yo vine para Belgrano y un año después vino de vicario de la parroquia con Luis y trabajamos lo que José impulsó llamar la Pastoral Campesina. En la primera etapa pusieron los recursos, la infraestructura de la parroquia, el vehículo que tenían, lo mínimo para poder organizar a la gente. Así que en un montón de cosas coincidíamos, no en todo, había cosas que nunca cerrábamos (Entrevista a Benigno, 2008).

José llegó a Belgrano en 1994. Había conocido a Luis durante la estadía de aquel en su pueblo, cuando se constituyó en un "referente, porque yo lo veía que el tipo estaba súper comprometido, siendo yo todavía estudiante del colegio." Siguiendo sus pasos, José se formó en un

ministerio religioso de una iglesia abierta al mundo y, de hecho, mi teología la hice en Brasil, en los años fuertes de la teología de la liberación, los años de Boff, uno de los máximos exponentes de la teología de la liberación, cosa que a mí me enriqueció muchísimo y hasta el día de hoy conservo esos vínculos y es del estilo de iglesia que creo (Entrevista a José, 2012).

Explicaba que cuando llegó a Belgrano y empezaron a visitar a los campesinos y a fomentar la organización "iban al encuentro de una necesidad real y no con una propuesta" (Entrevista a José, 2012).

La Organización Campesina Belgrano-Tacaaglé

A partir de 1995 se producen las primeras reuniones de ese incipiente espacio organizativo. Se reunían en la parroquia, generalmente los domingos, y allí participaban delegados de distintas colonias de General Belgrano (Urbana, 20 de junio, San Pablo, Puesto Ramona entre otras) más otro grupo que era de la zona de Tacaaglé y sus colonias.3 José recuerda que

no había una organización que los nuclee y con la que pudieran avanzar juntos, y fue pasando el tiempo, inquietudes había, había un trabajo hecho desde otro ámbito que era la obra Kolping, y creo que eso sentó bases también, porque ellos habían hecho mucha formación política, análisis de la realidad, y la gente tenía ya una preparación interesante en ese sentido. […]La participación era en la capilla, en las misas, en las cosas de la Iglesia, era por ahí, era ir a celebrar la misa y hacer las cosas de la iglesia pero con esa otra inquietud. A mí, y de lo que yo recuerdo, principalmente fue hablar con Benigno, como alguien que podía dar una mano porque era jovencito, inquieto, empezar a llamar a la gente. Con Luis y Juana vimos que era bueno eso, que la misma gente eligiera sus representantes para seguir trabajando con algunos representantes de las colonias (Entrevista a José, 2012).

Ramón, referente de la zona comprendida por la colonia San Pablo, distante de Belgrano a unos pocos kilómetros, recuerda que su primer vínculo con la política fue durante el año 1996, cuando se inició una experiencia de organización en la colonia porque consideraban que en la escuela se cometían injusticias con relación al manejo de las partidas presupuestarias y a la administración del comedor de la escuela: "Eso fue lo que nos unió por primera vez a todos los padres" (Entrevista a Ramón, 2011). Ante la negativa de la directora a otorgarles una reunión, realizaron un paro de asistencia de sus hijos y, en el transcurso de esa medida de fuerza mediante la cual consiguieron que la directora fuera reemplazada, los empezó a acompañar la Organización Campesina Belgrano-Tacaaglé (OCBT).

Antonio, campesino de la misma zona que Ramón, destacó la importancia de aquella experiencia, que "valió la pena porque se notó que una vez que hay unión se pueden lograr muchas cosas", y agregó que, en esa época, el párroco del lugar los apoyaba siempre y los encaminaba a hacer otras cosas, como por ejemplo organizarse "por el tema del comercio", más que nada de hortalizas de primicia ya que "para el algodón siempre hubo mercado local". Las hortalizas de primicias siempre eran, y aún son, compradas por intermediarios que pagaban "lo que a ellos les parecía, porque llegaban al pueblo, había unos tres o cuatro, se juntaban a tomar un café y ponían un precio equis, ponele que valía un peso y ellos pagaban treinta o cuarenta centavos". Relata que habitualmente los intermediarios vienen de Córdoba, Buenos Aires y Mendoza y si bien no siempre se conocen, entre ellos hacen "causa común cuando llegan y hacen ese planteo" (Entrevista a Antonio, 2011).

En ese entonces, el párroco instaba a que los productores se juntaran para comercializar, ya que por tratarse de productores de pequeña escala no tenían capacidad de negociación. El padre José recordaba también las desventajas que afrontaban los campesinos al comercializar sus productos a través de los intermediarios,

iban los cordobeses, los famosos cordobeses, y desastre hacían, en todos lados la misma historia, no había internet, teléfono, la cabina pública nomás, no es que estábamos muy informados de los precios, era muy difícil; entonces ellos venían y decían ‘el precio es tal’, y ese era el precio que pagaban: querés, te llevo, y si no se echa a perder tu producto. Y eso se fue dando en conjunto, en el sentido de ir charlando en las reuniones (Entrevista a José, 2012).

A mediados de los ’90 se agravaban los problemas sociales por la caída de ingresos y el desempleo. En el caso específico de los pequeños productores algodoneros, fueron afectados por la eliminación de los subsidios familiares por hijo que otorgaba el CASFEC4 y que el gobierno nacional derogó mermando los ingresos de ese sector. El impacto económico de la medida, tomada a principios de la década del ’90, fue más notorio aún con el agravamiento de la crisis económica durante la segunda mitad de la década, momento durante el cual "la problemática social fue mucho más fuerte y sin ningún programa de asistencia". Surgía así la necesidad de juntarse y organizarse para ponerse de acuerdo para poder sembrar, discutir sobre la conveniencia de reemplazar o complementar el algodón que por ese entonces "iba perdiendo precio" o considerar la posibilidad de vender en forma conjunta para obtener mejores precios.

Entre 1995 y 1998 se consolida la experiencia organizativa de la OCBT, que como tal participa durante unos meses de 1996 y 1997 en el Movimiento Agrario Formoseño (MAF), como forma de integrase y estar contenidos por una organización a nivel provincial más allá de Belgrano y Tacaaglé:

fueron dos o tres meses que integramos el MAF, porque había un compañero con un equipo de campesinos que había ganado la conducción; que eran campesinos y planteaban la autonomía del MAF. Mario Alvarenga, de la colonia San Roque de Ibarreta. Ahí dimos batalla y nos expulsaron por la fuerza. Así que nosotros pasamos de Belgrano-Tacaaglé en el año 99 a constituir el MOCAFOR. Nosotros consideramos que los pequeños productores y los indígenas necesitaban una organización autónoma, independiente del poder político de turno y con una propuesta propia que venga desde la inquietud del campesino (Entrevista a Benigno, 2008).

A principios de los ’80, El MAF se presentaba como continuidad de la Unión de Ligas Campesinas Formoseñas (UliCaF) cuyo accionar se desplegó en los años setenta. El cambio de nombre de UliCaF a MAF, con la consiguiente eliminación del término campesino, implicaba un desplazamiento ideológico que tendía a eliminar la resonancia clasista del término en beneficio de los reclamos de tipo "sectorial" que expresa el término "agrario". Por otro lado, El MAF no tenía el carácter movimientista de las ULICAF sino un perfil de organización corporativa muy vinculado al partido justicialista. La reivindicación por la tierra estaba ausente de sus demandas. Por ejemplo, con el regreso de la democracia, hubo un proceso de regularización de la propiedad, acontecimiento que el MAF esgrimió como un logro pero que de hecho significó la prolongación de la precaria situación histórica de estos sectores. Sus dirigentes eran algunos de los viejos militantes de las ULICAF que habían estrechado vínculos con el poder político provincial. A mediados de los ’90 empezó a gestarse dentro del MAF un sector de dirigentes más radicalizados que pretendía que la organización tuviera un carácter más gremial e independiente del Estado y los partidos políticos. En ese momento, fueron ganando espacio las organizaciones no gubernamentales ligadas a la Iglesia Católica, lo que representó una importante influencia en los futuros dirigentes (Sapkus, s/d).

La experiencia resultó fallida a partir de la destitución de Mario Alvarenga, dirigente de la zona de Ibarreta, ocurrida alrededor de 1997. Entonces asumió la conducción un sector liderado por Luis Rivero, a la postre intendente de la localidad de San Martín II, con posiciones afines al gobierno provincial. En esas circunstancias, los campesinos que hasta ese momento integraban la OCBT consideraron que el MAF había perdido legitimidad como organización de defensa de los productores debido a su "falta de autonomía" en relación al gobierno provincial. Contrariamente, ellos estaban dispuestos a dialogar con el gobierno pero sosteniendo sus demandas con "firmeza".

La OCBT se fortalecía y se caracterizaba por su firmeza. El padre José recuerda una gran asamblea de campesinos de la zona, realizada en la parroquia, en la cual se conversó con el entonces ministro de agricultura provincial, aunque sin obtener los resultados esperados:

Lo que pasa que había mucha movilización, veníamos… hubo una audiencia con el ministro de agricultura que se fue allá no sólo por buena voluntad; y la reunión no era que él hablaba y la gente escuchaba, eran planteos concretos. Yo creo que la gente, además de la vinculación productiva y toda la formación que tenía anteriormente ya era protagonista de reclamos concretos y eso molestaba mucho. Y hay que agregar ahí que el grupo era bien visto en el pueblo, veía el trabajo de la iglesia que acompañaba de cerca pero la gente, el pueblo, tenía mucha simpatía. Pero el reclamo se empezaba a sentir y no eran dirigentes fácilmente cooptados, estemos o no estemos los curas. Lo que sí nunca nada de gestos de violencia, firmeza sí, firmeza y claridad en sus reclamos (Entrevista a José, 2012)

La trama de vínculos y adhesiones que se iba urdiendo alrededor del grupo de activistas y el clima de protesta que se iba gestando fue terreno propicio para la emergencia de posicionamientos diversos sobre los cursos de acción, para esas "cosas que no habían cerrado" los promotores del movimiento. Así las cosas, José recelaba del "modelo sindical de Buenos Aires" que adoptaban los dirigentes, a veces excesivamente centralista en la toma de decisiones y que a su modo de ver iba generando desacuerdos y divisiones en la incipiente organización. Consideraba además que el vínculo con "la política" debía ser meditado con más cautela. Benigno sentía que no avanzar en la apuesta política ampliando la disputa era quedarse "encerrado en el modelo de las ONG y los pequeños proyectos productivos". Para fines del ’97, había signos de desacuerdos por esas diferencias, "dificultades de entendimiento", al decir del padre Luis.

Entre 1997 y 1999, ambos sacerdotes parten de Belgrano hacia Formosa capital y hacia la localidad de Las Lomitas respectivamente. En 1997, el obispo de Formosa dispuso que Luis asumiera como director del "Juan Pablo II", establecimiento construido a las afueras de la ciudad capital con el objetivo de brindar capacitaciones en oficios para los jóvenes. Luis entendía que la nueva misión pastoral que le encargaban coincidía con sus preocupaciones por los problemas laborales y, por otra parte, sentía que en Belgrano se había llegado a una encrucijada debido a los problemas de comercialización y la falta de industrialización de los productos de la zona.

Posteriormente, en 1999, se retiran de la localidad de Fontana los curas que trabajaban en esa zona, quienes también lo hacían con una fuerte impronta social, y el obispo dispone que José se traslade a esa localidad para dar continuidad a su tarea. José estuvo un año en Fontana y en el 2000 se trasladó a la localidad de Ibarreta con el objetivo de generar allí un proceso de organización similar al de Belgrano para fortalecer la organización provincial. Pero

allí no se pudo dar un movimiento parecido al de Belgrano; en Ibarreta la política era más fuerte, sigue siendo más fuerte. Y además, teniendo la noticia de lo anterior es obvio que lo iban a obstaculizar mucho no, pero igual intentamos. (Entrevista a José, 2012).

Tanto Luis como José sostenían que no habían brindado su apoyo pensando que el resultado sería la conformación "como una organización de la iglesia" sino apuntalando las iniciativas de organización. La vinculación brindaba una autonomía relativa al grupo, que de hecho se plasmaba en discusiones y tensiones alrededor de la idea orientadora del tipo de organización que se construiría y las acciones que llevarían adelante. El nuevo párroco llegado a Belgrano orientó su misión pastoral en un sentido diferente a sus antecesores abandonando, en un momento caracterizado por una importante conflictividad social y política, el fomento y acompañamiento de las actividades organizativas cuyo impulso habían compartido sus antecesores.

La mencionadas "dificultades de entendimiento" no se resumían en la diferencia entre dos personalidades, más bien eran dos "contextos de experiencia" contradictorios, encarnados en personas concretas con sus respectivas adscripciones sociales. Lo que estuvo en disputa en ese momento era la relación entre el ámbito religioso y el político, relación que la propia dinámica del proceso de organización fue tensando más y más. Podemos así entender la aclaración de José afirmando que nunca pensaron la organización como parte de la iglesia. Era parte de su obra pastoral, pero no de un vínculo institucional pues ese vínculo sólo era posible subsumiendo la organización en la iglesia, algo que algunos campesinos deseaban en contraposición con las ideas del grupo nucleado en torno a Benigno.

En el cambio de trato que el nuevo representante dio a los campesinos, éstos percibieron una ruptura. Algunos integrantes sostienen que no mantuvieron buenas relaciones con el nuevo párroco y por lo tanto dejaron de hacer las reuniones en la iglesia. Según recuerdan algunos de ellos, la ruptura ocurrió cuando en una reunión de delegados de base en Misión Tacaaglé, con el párroco allí presente, se propuso enviar una nota que contenía demandas dirigidas al gobierno provincial y a los ministros y la realización de medidas de fuerza "que llamaran la atención", como cortes de ruta, con las que el párroco no estuvo de acuerdo.5

Posteriormente, el nuevo párroco y sus posiciones contrarias a las de los campesinos provocaron un desencuentro y una distancia que se tradujo en la imposibilidad de usar las instalaciones de la parroquia para realizar reuniones y encuentros políticos. De ahí que algunos sostienen que el cura no llegó sólo en misión pastoral sino que su misión "era tratar de romper todo, que esto que estábamos empezando se diluya, digamos" (Entrevista a Antonio y Ramón, 2011). Cuando los representantes locales de la Iglesia les retiraron su apoyo perdieron los medios de movilidad, que eran fundamentales para sostener los vínculos en forma asidua, "nosotros apenas bicicleta teníamos".

Por otro lado, así como los anteriores sacerdotes convocaban al pueblo e impulsaban a participar, el nuevo propiciaba que las familias se retiren de la organización, algo conocido luego de la visita a las casas de algunos integrantes del MOCAFOR y de sus vecinos de colonia.

Y nos quedamos solos, porque la parroquia de Belgrano-Tacaaglé era el único acompañamiento que teníamos. Como parte de la represión al germen organizativo la Iglesia retira todo su respaldo, nos cierran todas las puertas en todas las parroquias y capillas, nos prohíben entrar, nos quitan todo lo que era la infraestructura, nos quitan los vehículos, todo. Nosotros no teníamos dónde caer muertos. Si algún teléfono existía era el de la parroquia. Nos dan por muertos; pero resistimos, en eso hay un compañero que nos ayudó a resistir, con él formamos un equipo y resistimos. Ese es el origen del MOCAFOR que se crea el 28 de febrero de 2009 (Entrevista a Benigno, 2008).

A la par de estos hechos y de ciertas actividades persecutorias y de control de los integrantes de la organización y de quienes simpatizaban con ella, el gobierno provincial generó otras acciones de desgaste de la organización como el lanzamiento del Programa de Asistencias Integral de Pequeños Productores Agropecuarios (PAIPPA) en la propia localidad de Belgrano en 1996, la implementación de un plan de viviendas rurales y la intervención en el acceso a programas y planes sociales por parte de integrantes del MOCAFOR.

A partir del alejamiento del MAF, ocurrido en 1997, el grupo de campesinos que participaba en la Organización Campesina Belgrano-Tacaaglé empieza a discutir la posibilidad de constituirse como una organización independiente. En ese entonces, paralelamente al trabajo junto con los representantes locales de la iglesia católica, se estaba consolidando la articulación con la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Federación de Tierra y Vivienda (FTV).

Desde 1987 se venía gestando una corriente interna opositora dentro de ATE-Formosa que en 1991 participa del encuentro de esta gremial en Burzaco. Del siguiente encuentro, realizado en Rosario, surgiría el Congreso de los Trabajadores Argentinos, transformándose tiempo después en la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA). En el marco de la participación de ATE en la CTA, en 1995 se crea una comisión normalizadora de la seccional Formosa y en 1997 se produce una escisión de un grupo que estaba en desacuerdo con dicha comisión. Ya desde ese año, el grupo disidente venía trabajando para la incorporación de las organizaciones campesinas de la provincia, en un primer momento a través de la vinculación con el MAF y luego trabajando estrechamente con la OCBT.

Durante 1997 se realizan elecciones en CTA-Formosa en las que triunfa la lista del sector en disidencia sobre la lista interna encabezada por el dirigente Ñaño Gauna, que hasta ese momento conducía la seccional de ATE en la provincia. Como producto de ese triunfo electoral se gana la conducción de la CTA provincial y lo que luego sería el MOCAFOR pasa a formar parte de la comisión ejecutiva provincial. Sin embargo, en 1999, quienes eran dirigentes de ATE Formosa en ese momento alegan que el aparato nacional de ATE les jugó en contra y como consecuencia fueron derrotados en las elecciones de ATE provincial, perdiendo así también la única estructura política de la que disponían y que en ese momento funcionaba además como soporte operativo y logístico del recientemente constituido MOCAFOR. Finalmente, en el año 2000 no se presentaron a elecciones en CTA Formosa y ya habían comenzado su integración a la FTV, de la que el MOCAFOR formaba parte con un importante protagonismo. Un dirigente gremial de aquél entonces recuerda que, al perder la conducción de ATE y la CTA en Formosa, se perdió un espacio de articulación provincial, quedándose dirigentes y militantes sin estructura ni espacio de militancia, aunque a pesar de ello se mantuvo el vínculo con sectores y dirigentes de la CTA a nivel nacional, fundamentalmente a través de la FTV. Benigno recuerda que

en el ‘97-‘98 integramos lo que era la pujante CTA, empezaba a tomar fuerza; nosotros creíamos en la CTA, creíamos que los campesinos podían tener su espacio y que los desocupados y los trabajadores podíamos estar juntos en una gran fuerza político social. Y bueno, desde la conducción, desde la CTA a nosotros nos dieron con un palo terrible. Simplemente porque no compartíamos, inocentemente, porque no éramos parte de la rosca, así que hasta que nos ahogaron en lo que es la conducción de Formosa, éramos parte de la conducción de Formosa, yo era secretario de la CTA. En el 98 constituimos la FTV como parte de lo que queríamos que fuese la CTA, ese sueño de una central grande, popular; impulsamos con toda la fuerza, todo lo que era la constitución de la FTV, así que nosotros ocupamos la vicepresidencia por varios años (Entrevista a Benigno, 2008).

El acercamiento con la CTA a nivel provincial había sucedido por iniciativa de la lista disidente, uno de cuyos referentes era Marcelo Mauriño, y se había reforzado con la participación del grupo en la Marcha Federal. El acercamiento era propiciado por el mutuo interés de ambos grupos (la corriente interna de ATE-CTA y la OCBT) de formar "un espacio autónomo" que congregara distintos sectores de trabajadores. En ese camino surgieron dificultades para conciliar intereses sindicales con demandas campesinas, expresados en la contradicción entre los "arreglos estructurales" a los que llegaban los gremios representantes de los trabajadores con la "tierra para los campesinos, el precio para la producción y el apoyo del estado".

 

La disputa con el Programa Social Agropecuario

Paralelamente, en el año 1993 se había lanzado el Programa Social Agropecuario (PSA), un Fondo de Inversión Social financiado por agencias multilaterales de crédito y pensado como paliativo de los efectos de los programas de ajuste estructural. Fue implementado en 1993 por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA) y funcionaba con un esquema descentralizado y de política focalizada mediante la promoción de experiencias asociativas para el desarrollo de organizaciones. Su estructura nacional estaba compuesta por una Unidad Técnica de Coordinación Nacional (UTCN), un Comité de Coordinación (con representantes de programas estatales, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), ONG y personalidades del ámbito agropecuario) y un Consejo Asesor. En el nivel provincial había una Unidad Provincial (UP) con un coordinador, un representante provincial, uno por el INTA, otro por ONG locales, uno por los beneficiarios y otro por las organizaciones. La Coordinación provincial estaba compuesta por el coordinador y un Equipo Técnico de Apoyo (ETA) (Berenguer, Arqueros y Freddi, 2002).

Dirigentes e integrantes del MOCAFOR tenían una perspectiva crítica sobre el PSA, más aún aquellos de la zona de influencia de la localidad de Belgrano. Al iniciarse el PSA

la relación con los técnicos era buena, porque participaban en la reuniones de delegados también los ingenieros; sabían, sería, lo que eran las necesidades del pequeños productor, o sea, todos los proyectos se basaban en eso, las necesidades del pequeño productor, trataban de ponerse de acuerdo con la gente. Porque nos tocó, eran gente de otro lado, en nuestra zona nos toco salteño, era salteño sí, hasta que… no había ingenieros de Formosa, eran todos de otro lado. (Entrevista a Antonio, 2011).

El acercamiento de profesionales que acompañaran la formulación y gestión de proyectos era valorado como un logro en aquél momento,

se hizo todos los proyectos... conseguimos con el PSA ingenieros que vengan a ayudar a los pequeños colonos sería, que era bancado por el PSA y por intermedio de eso los ingenieros hicieron los proyectos y presentamos en el PSA y supimos que fue favorable pero no nos llegó nunca (Entrevista a Pablo, 2011).

Los integrantes del MOCAFOR recuerdan que, cuando el PSA anunció que no financiaría los proyectos presentados por la organización, ellos pidieron su devolución, recibiendo una negativa por parte del programa, hecho que interpretaron como una forma de "dejar mal parada a la organización, una estrategia política". Desde entonces,

cuando los técnicos se empiezan a acercar, a hablar acá un poquito con el MOCAFOR les llevan a apretar: tu sueldo es este, cuida tu sueldo y sino ganás un poquito más de plata y dejate de joder, anda a laburar allá, en el INTA; todos esos cargos consiguen a espaldas de la organización, hacen su pasantía, cosa que se consigan algún carguito (Entrevista a Pablo, 2011).

Ramón agregaba que los técnicos han continuado con

el trabajo silencioso de armar un grupito al margen de la organización, cosa que vayan, digamos, desatendiéndose de la organización, y vaya a formar su grupito acá, allá, le dan cositas así, y esa es la forma sistemática de ir rompiendo todo, no sé si me entendés, querer romper por lo menos… son proyectos de microemprendimientos supuestamente, para grupos de cuatro, cinco personas o seis, y al más pícaro nomás le sirve porque agarra uno, dos y se pone el alambre él en su chacra y los otros quedan en bolas; o le compran cuatro o cinco chivos o cuatro o cinco chanchos y después quien es más fuerte o más pícaro se queda con eso. Son emprendimientos muy pequeños, subsidios supuestamente. Ahora el monto total nunca se sabe, ellos te muestran eso (Entrevista a Ramón, 2011).

Este "encuentro" entre el PSA y los campesinos no se producía en un escenario sin historia ni perspectivas diversas (Rodríguez Bilella, 2005). La instancia de formulación de proyectos fue prometedora pero los campesinos tenían una cierta idea de cómo pretendían relacionarse con el programa. Recuerda Ramón que ellos, en acuerdo con los sacerdotes, insistieron reiteradamente con que "un sólo proyecto no era suficiente y había que agarrar todos o nadie" y sostuvieron esa posición cuando el programa otorgó sólo un proyecto en una de las colonias. Ellos pretendían vincularse en forma colectiva y organizada con el programa y ello no encajaba con las prerrogativas formales de aquel, que soslayaba los procesos de organización y relaciones de poder preexistentes.

En otro registro, pero precisamente señalando las diferencias de apreciación, se situaban las perspectivas con respecto al tipo de asistencia y planificación que requerían los sectores campesinos de la provincia. Para muchos dirigentes del MOCAFOR era importante avanzar en proyectos que mejoraran sus condiciones de producción, principalmente accediendo a maquinaria, mientras que el programa tenía como primer objetivo la recuperación de las actividades productivas, el fortalecimiento de las producciones para autoconsumo y el cuidado del recurso suelo. El problema es que nunca se dirimió como avanzar en esos temas, a lo que hay que agregar las dificultades para organizar la comercialización, en forma general, y no sólo a través de algunos grupos. Los aspectos más criticados al PSA se referían a la falta de un planteo sistémico y general, de acciones consecuentes con dicho planteo y a la persistente fragmentación a la que daba continuidad y reforzaba la metodología de trabajo del programa.

Por otro parte, el "bloqueo" de los proyectos coincidió con el traslado de los sacerdotes, la llegada del nuevo párroco y el retiro del apoyo local de la iglesia católica y la expulsión del MAF, coincidiendo a la vez con una profunda crisis social a nivel nacional, hechos que parecen condensarse en la creación del MOCAFOR y en la concreción de su ciclo más intenso de movilizaciones.

El MOCAFOR pugnaba por un enfoque integral de las problemáticas de la población rural en estrecha vinculación con la diversidad de experiencias, trayectorias y conflictos que emergían en ese momento y se articulaban discursivamente en una propuesta de intervención integral y transformación social. Esto puso en tensión su vinculación con programas específicos, como el PSA, y con otras iniciativas políticas provinciales que atendían aspectos puntuales de manera parcial o focalizada y no constituían políticas generales que apuntaran a un intento de resolución más amplio e integral de las demandas. La lógica de las acciones estatales apuntaba a especificar demandas y fragmentar, mientras que el MOCAFOR buscaba articularlas exigiendo soluciones de fondo.

Con relación al PSA, Benigno sostenía que el MOCAFOR intentaba "construir algo distinto a lo tradicional" que identificaban con "armar grupos donde se canalizan algunos programas a algunos productores y dar la espalda al resto de la comunidad, aislarse. Y nosotros creemos que es al revés, hay que abrir". Así se referían de modo crítico a la forma de organización impulsada por el PSA para la obtención de créditos, subsidios y asistencia técnica a partir del impulso a la conformación en grupos, forma que, ellos entendían, dejaba sin acceso a asistencia técnica ni a financiación a los productores que se quedaban fuera.

Así, dos cuestiones surgían entre los integrantes del MOCAFOR en relación al PSA; la primera de ellas vinculada con la forma de trabajo, aludiendo al diseño del programa; la segunda, remitía directamente a la historia de la relación entre el MOCAFOR y el PSA que llevaba a una interpretación del "accionar político" del programa. Consideraban la propuesta de trabajar a través de la conformación de grupos para recibir asistencia técnica y financiera por parte del Estado como un modelo de acción que no resolvía el problema del conjunto del sector y fragmentaba o aislaba del resto de las organizaciones a quienes formaban parte de los grupos.

 

Conclusiones

En el origen del MOCAFOR se observa un proceso de articulación de demandas, la operación de lo que Laclau y Mouffe (2004) llaman "lógica de la equivalencia". Pero a poco de empezar a andar, casi como una marca de origen, se produce una dispersión o fragmentación de esa unidad apenas constituida. Esa fragmentación toma la forma de sendas "rupturas" con los representantes locales de la iglesia católica, con el Programa Social Agropecuario (PSA) y con CTA Formosa.

Inicialmente, la actividad de organización estaba orientada por una variedad de reclamos productivos vinculados a la actividad agropecuaria y demandas sociales que abarcaban desde paliar situaciones de emergencia hasta resolver situaciones conflictivas asociadas a la acción de dependencias estatales y al funcionamiento de servicios públicos. Desde el inicio hubo una amplia y heterogénea gama de demandas y una gran diversidad de personas que participaban, diversidad que se refiere a sus trayectorias vitales, sus saberes, motivaciones y experiencias previas.

Dicho aglutinamiento inicial estaba fundamentado en el potencial integrador de la parroquia que le brindaba una legitimidad de origen, abría las posibilidades de convocatoria y garantizaba la capacidad operativa necesaria. El éxito de la acción abrió las primeras grietas internas y disputas. Un primer aspecto en debate trataba sobre el tipo de organización a construir. Los sacerdotes se inclinaban por la generación de asociaciones locales, a partir de un trabajo lento, entendiendo que no se debía acelerar los tiempos de la organización ya que ello demandaba un aprendizaje y una maduración de las experiencias. Es decir, pugnaban por ser cuidadosos con el "tiempo" de organización necesario para que decantara en un aprendizaje. Y, por otro lado, en consonancia con esa inclinación, entendían que no era tiempo aún de vincularse a organizaciones gremiales y/o partidarias ya que las capacidades organizativas propias no habían madurado aún.

Esta diversidad, negociada y articulada inicialmente, generó "desencuentros y rupturas" que llevaron a la escisión en diferentes grupos y al fortalecimiento de adscripciones y experiencias previas o nuevas, según el caso. En el caso de los representantes locales de la iglesia católica, la distancia se fundamentó en las diferentes apreciaciones sobre el proyecto que se proponía y las circunstancias y los tiempos apropiados. Los sacerdotes de la parroquia local fueron inicialmente impulsores y animadores de la "organización", pues veían necesidades y demandas legítimas. Sin embargo, al momento de constituirse como organización entendían que debía privilegiarse la acción sobre cuestiones sociales y económicas y dejar "para más adelante" la intervención en política. Por otro lado, ya constituido el MOCAFOR, lo asimilaban al "modelo sindical de Buenos Aires", que desde su punto de vista era centralizado en su toma de decisiones.

La ruptura con el PSA, ocurrida también alrededor de 1998-1999, se debió a una diferencia en torno a las prácticas organizativas que proponía el programa, basadas en un sistema de obligaciones recíprocas enunciadas en el "lenguaje de los proyectos". Los técnicos veían cómo legítima esta modalidad, tanto para mejorar los ingresos provenientes de la actividad agrícola como para mitigar la dependencia de lo que "pudiera dar el Estado" y de los vínculos políticos "clientelares", y así poder generar organizaciones "genuinas y representativas". Los dirigentes del MOCAFOR entendieron que esta era una limitación que el programa ponía a la participación política de las organizaciones y a las posibilidades de discutir las políticas públicas para el sector que, desde su punto de vista, contenían además un intento de limitar la "autonomía" de las organizaciones condicionando su participación en el programa a aceptar los límites marcados por "las posibilidades" del programa y el sistema de obligaciones recíprocas establecido por los "proyectos".

La ruptura con ATE-CTA Formosa se debió a la derrota electoral del grupo al mando de la delegación local que contenía al MOCAFOR en manos de un grupo más propenso a la negociación con el gobierno provincial. La participación en el nivel nacional continuó de todos modos en el marco de la FTV y de la CTA que daba origen a la contraposición entre un modelo asambleario y un modelo centralista de organización y, desde el punto de vista de algunos técnicos a una diferenciación entre organizaciones genuinas y organizaciones personalistas.

La diversidad inicial, expresada en una variedad de motivaciones, experiencias y adscripciones constituía la trama de vínculos asociada al nombre MOCAFOR, vínculos construidos por personas con distintos "modos de circular" por la organización y el espacio social en el que esta se movía (Ferraudi Curto, 2009), que atribuían sentidos muy variados a su participación y a las prácticas organizativas. Estos vínculos constituían sistemas de obligaciones recíprocas de carácter desigual, reguladas por sistemas de derechos y merecimientos (Quirós, 2008) en el transcurso de las cuáles se producían "lenguajes particulares", como los de los planes y los proyectos (Quirós, 2009), diferentes formas de trabajo político y trabajo social (Frederic, 2009) e intercambios de bienes materiales y simbólicos (Cowan Ros, 2008 y 2011; Manzano, 2009).

Ello se enlaza con la discusión entre quienes han sostenido el carácter de clase y la inscripción de los conflictos sociales en la relación capital/trabajo y quienes afirman que esa ya no sería la matriz exclusiva de los conflictos (Iñigo Carrera, 2007). La perspectiva de mi indagación no estuvo orientada por esa discusión. Más bien se nutrió de la pregunta por los procesos de articulación, entendiendo que dichos procesos ocurren en el interior del sistema capitalista.

Las disputas en torno a las prácticas organizativas con agentes de instituciones públicas (PSA), de la iglesia católica y de los sindicatos expresan en forma concreta la lucha de clases. Si bien expresadas en formas discursivas, no dependen sin embargo de la percepción y voluntad de los sujetos sino que expresan las condiciones de posibilidad concreta para la lucha; y sólo en tal sentido podríamos afirmar que las interpretaciones constituyen las situaciones sociales. Las prácticas poseen una temporalidad que contiene sus propias condiciones en tanto expresión situada, esto es, constituyen una experiencia vital determinada por el "ser social" pero no estática, inmanente ni esencial. Por ello tienen un carácter contingente.

Por otro lado, todas las traducciones que implican las interpretaciones son opacas, parciales e incompletas, posicionadas socialmente y productoras y reproductoras del orden social. En tanto expresan una relación que construye una realidad objetiva contienen necesariamente sus condiciones de producción y están marcadas por la desigualdad, la dominación y la diferencia. Para los sectores sociales subordinados, es posible la aceptación de esa subordinación, que se plasma en la apropiación y circulación de bienes simbólicos y materiales en los términos que proponen los mediadores o traductores más o menos comprometidos con el estado de cosas vigentes (sean sacerdotes, técnicos, docentes, funcionarios o los mismos campesinos) o la apropiación de los términos de su producción para una posterior lucha por las condiciones de producción.

En tal sentido, no son las percepciones las que dan forma a las maneras de hacer política. Acción y discurso son elementos de la práctica y en ambos se expresa la opacidad de lo social en la que es posible observar mundos sociales, proyectos y sentidos diferentes en tanto expresión de parcialidades en disputa y, eventualmente, en conflicto (Kuschnir, 2005). El capital crea las condiciones de posibilidad para la conjunción de los desposeídos, aquellos a quienes privó de su capacidad de trabajo, pero no por ello produce la unidad inmediata de las múltiples experiencias parciales de la vida material. Las posibilidades concretas de acción se constituyen en forma contingente en el devenir histórico y ello no significa que dependan de la voluntad o el azar sino de experiencias prácticas y luchas ancladas en las propias condiciones de producción de la vida material.

 

Notas

1 Los campesinos de la provincia de Formosa se caracterizan por un bajo nivel de capitalización, la producción de algunos rubros de consumo doméstico, la baja composición del capital, el predominio de la fuerza de trabajo familiar, la ocupación de tierras sin título o bajo formas de tenencia precaria y una tendencia a la asalarización de alguno de los miembros del hogar así como la migración de otros. Los ingresos generados por el predio generalmente no cubren en forma total las necesidades básicas del grupo familiar debido a la baja rentabilidad y las dificultades para producir y también para comercializar los principales cultivos y productos pecuarios. El caso más destacado y de mayor significación para el conjunto de la provincia es el del cultivo del algodón, que ha perdido rentabilidad para los sectores campesinos por su baja productividad y el desgaste de los suelos.
Estos productores persisten en el marco de un avance de la agricultura empresarial que continua avanzando produciendo conflictos fundamentalmente por la tierra y el agua. Este
avance se expresa fundamentalmente en el incremento de la superficie sembrada con oleaginosas, en la consolidación de grandes productores ganaderos y en la adjudicación por parte del Estado de grandes extensiones de tierra a emprendimientos empresariales, fundamentalmente desde el centro hacia el Oeste de la provincia. En términos de productividad y rendimientos, la economía campesina ha sufrido un deterioro difícil de revertir. Por otra parte, la agricultura comercial no produce los mismos cultivos que los sectores campesinos ya que se destaca en la producción de ganado bovino, soja y maíz, con baja demanda de mano de obra, a lo que se puede sumar algunas empresas productoras de arroz, forestales y frutícolas. Los sectores campesinos, sin embargo, se insertan mayoritariamente en la producción algodonera, la horticultura, algunos rubros frutícolas como el melón o la banana y el ganado caprino a lo que se suma la explotación forestal del monte nativo en forma precaria. Esta situación es producto de un patrón histórico de ocupación de tierras y explotación forestal, ganadera y algodonera que ha legado una estructura agraria en la que la distribución de la tierra es notoriamente desigual. Al igual que en muchos países de América Latina, la crisis del campesinado se manifiesta en su marginalidad productiva, la exclusión de los campesinos en tanto productores, la migración y la presencia de serios déficits sociales en materia de salud, educación y vivienda.

2 La Obra Kolping Internacional (O.K.I.), entidad matriz con sede en Colonia –Alemania–, fue iniciada en 1849 por un sacerdote alemán, el Beato Adolfo Kolping, quien la concibió como una obra de evangelización. Se "define como una asociación de laicos católicos dedicada a la promoción integral del hombre, principalmente trabajador, de acuerdo al Magisterio social de la Iglesia y al ideal del fundador." En Argentina es representada por la Fundación Beato Adolfo Kolping, con sede en la Ciudad de Buenos Aires (http://kolpingargentina.com.ar/institucional/, 28/11/2012).

3 General Belgrano y misión Tacaaglé son las dos localidades donde tuvo preponderancia el MOCAFOR en sus primeros años por pertenecer a la misma diócesis. Distan 250 kilómetros de la ciudad de Formosa.

4 La ley 23.107 establecía la posibilidad, para los pequeños productores, de empadronarse en el CASFEC (Caja de subsidios familiares para empleados de comercio) para percibir asignaciones familiares y hacer aportes para la jubilación y obra social. Fue derogada por el decreto de "desregulación económica" número 2284 en 1991 al crearse el Sistema Único de Seguridad Social (SUSS) y el ANSES.

5 Durante el año 1999 el MOCAFOR realiza dos cortes de ruta: el primero en enero, en la ruta nacional número 81, a la altura de Ibarreta, y el segundo en julio, en la ruta número 86, a la altura de General Belgrano y como parte de una jornada nacional de protesta organizada junto a la CTA. Por otro lado, se realizan varios encuentros campesinos y empieza un proceso de expansión en la geografía provincial (Sapkus, 2001).

 

Bibliografía

1. ARCHETTI, Eduardo. 1988. "Ideología y organización sindical: Las ligas agrarias del norte de Santa Fe". Desarrollo Económico, vol.28 (111): 447-461.         [ Links ]

2. BARTOLOMÉ, Leopoldo. 1982. "Base social e ideología en las movilizaciones agraristas en Misiones entre 1971 y 1975. Emergencia de un populismo agrario". Desarrollo Económico, Vol.22 (85): 25-56.         [ Links ]

3. COWAN ROS, Carlos. 2008. "Mediacao e conflito: lógicas de articulação entre agentes de promoção social e famílias camponesas, no norte da Província de Jujuy, Argentina". En D. Pessanha Neves (org.) Desenvolvimento social e mediadores políticos. Porto Alegre: UFGRS. pp. 99-128.         [ Links ]

4. COWAN ROS, Carlos. 2011. "La política de la (in)moralidad: vivencias, prácticas y relaciones sociales en una comunidad rural". En B. Nussbaumer y C. Cowan Ros (eds.). Mediadores sociales. En la producción de prácticas y sentidos de la política pública. Buenos Aires: CICCUS. pp. 189-239.         [ Links ]

5. FERRARA, Francisco. 1973. Qué son las ligas agrarias: Historia y documentos de las organizaciones campeisnas del Nordeste argentino. Buenos Aires: Siglo XXI.         [ Links ]

6. FERRAUDI CURTO, María Cecilia. 2009. "Hoy a las 2, cabildo. Etnografía en una organización piquetera". En A. Grimson, M. Ferraudi Curto y R. Segura (comp.). La vida política en los barrios populares de Buenos Aires. Buenos Aires: Prometeo Libros. pp 153-177.         [ Links ]

7. FREDERIC, Sabina. 2009. "Trabajo barrial, reconocimiento y desigualdad en Lomas de Zamora, 1990-2005". En A. Grimson, M. Ferraudi Curto y R. Segura (comp.). La vida política en los barrios populares de Buenos Aires. Buenos Aires: Prometeo Libros. pp. 249-266.         [ Links ]

8. IÑIGO CARRERA, Valeria. 2007. "Prácticas y conciencia en una experiencia de movilización indígena en el noreste formoseño". Intersecciones en Antropología, Nro. 8: 327-338.         [ Links ]

9. KUSCHNIR, Karina. 2005. Antropología da política: uma perspectiva brasileira. www.brazil.ox.ac.uk/__data/assets/.../Karina20Kuschnir2064.pdf, (15 de julio de 2010).         [ Links ]

10. LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. 2004. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Buenos Aires: Siglo XXI. (Edición original de 1987).         [ Links ]

11. MANZANO, Virginia. 2009. "Un barrio, diferentes grupos: Acerca de las dinámicas políticas locales en el distrito de La Matanza". En M. Grimberg, M. Fernández Álvarez y M. Carvalho Rosa (comps.). Estado y movimientos sociales: estudios etnográficos en Argentina y Brasil. Buenos Aires: Antropofagia. pp 267-294.         [ Links ]

12. QUIRÓS, Julieta. 2008. "Piqueteros y peronistas en la lucha del Gran Buenos Aires. Por una visión no instrumental de la política popular". Cuadernos de Antropología Social, Nro. 27: 113-131.         [ Links ]

13. QUIRÓS, Julieta. 2009. "Ser piquetero, estar con los piqueteros Hacia una etnografía descentrada de los movimientos como objeto de análisis". En M. Grimberg, M. Fernández Álvarez y M. Carvalho Rosa (comps.). Estado y movimientos sociales: estudios etnográficos en Argentina y Brasil. Buenos Aires: Antropofagia. pp. 37-51.         [ Links ]

14. RODRÍGUEZ BILELLA, Pablo. 2005. "Trayectorias asociativas en el marco de los programas de desarrollo rural: un análisis desde los actores". En R. Benencia y C. Flood (comp.).Trayectorias y contextos. Organizaciones Rurales en la Argentina de los noventa. Buenos Aires: CEDERU-La Colmena. pp. 243-270.         [ Links ]

15. ROZÉ, Jorge.1992. Conflictos agrarios en la Argentina, el proceso liguista (1 y 2). Buenos Aires: CEAL.         [ Links ]

16. SAPKUS, Sergio. 2001. "Acción colectiva campesina y clientelismo: una experiencia reciente en el nordeste argentino". Cuadernos de Antropología Social, Nro.14: 175-196.         [ Links ]

17. SAPKUS, Sergio. s/f. Campesinado, ideología y conciencia. Un abordaje de la lucha campesina en la provincia de Formosa: un panorama. Mimeo.         [ Links ]

18. SCHIAVONI, Gabriela. 2002. "Organizaciones agrarias y constitución de categorías sociales. Plantadores y campesinos en el nordeste de Misiones". Estudios Regionales, Nro. 20: 7-21.         [ Links ]

19. SCHIAVONI, Gabriela. 2005. "La construcción de los ‘sin tierra’ en Misiones, Argentina". Revista Theomai, Nro. 12. http://revista-theomai.unq.edu.ar/NUMERO12/artschiavoni12.htm. (30 de marzo de 2014).

20. WOODS, Marcela. 2009. "Instituciones de la sociedad civil y dominación estatal: efectos de despolitización de la intervención social de la Iglesia Católica". En M. Grimberg, M. Fernández Álvarez y M. Carvalho Rosa (comps.). Estado y movimientos sociales: estudios etnográficos en Argentina y Brasil. Buenos Aires: Antropofagia. pp. 113-129.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons