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Cuadernos de antropología social

versión On-line ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  no.40 Buenos Aires dic. 2014

 

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

QUIRÓS, Julieta. 2011. El porqué de los que van. Peronistas y piqueteros en el Gran Buenos Aires (una antropología de la política vivida). Buenos Aires: Antropofagia. 296 pp.

Ivana Bartolozzi*

 

* Maestranda en Antropología (FFyH - UNC). Adscripta en el Museo de Antropología (IDACOR - CONICET). Correo electrónico: ivana_bartolozzi@hotmail.com.

 

 

Los hechos posteriores a la llamada "crisis del 2001" fueron centrales para fijar lo que Julieta Quirós llama "dos miradas morales" de la política protagonizada por los sectores populares: la de la resistencia, con el surgimiento de nuevos agrupamientos sociales que convocarían motivaciones "legítimas" (cambio social, bien común); y la del clientelismo, la de los punteros peronistas que movilizan razones –"ilegítimas"- ligadas al interés personal o al beneficio económico. Se trata, entonces, de dos respuestas a una misma pregunta: ¿por qué esas personas participan en política? Quirós se propone analizar la trama de relaciones y experiencias que tejen quienes dan cuerpo a esos estereotipos (piquetero/puntero) para indagar en torno al involucramiento político, enganchando lo que ciertos hábitos epistemológicos acostumbran a separar, y apostando a una indagación procesual que observe a las personas en acción para capturar la política en su dimensión vivida.

En el capítulo 1, Luchar, la autora presenta a don Dib, delegado del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), y con él algunas de las contradicciones por las que atraviesa tanto quien dirige un Cabildo, como el movimiento como tal. Diariamente allí se ponía en juego no sólo cuánto uno participa –asiste, colabora, cumple, trabaja- sino también cómo lo hace, evaluaciones que determinan qué tipo de compañero (y de persona) se es. Asimismo, Quirós observa que el trabajo dispensado convierte en algo propio aquello que era de "nadie" (un plan, una caja), fundando un principio de derecho entre hacer y merecer que vuelve justa o injusta una dación a partir de una serie de negociaciones que el delegado debe equilibrar. Más aún cuando la necesidad colisiona con el principio establecido: no siempre el que más necesita es el que más lucha. En la distinción entre ir por un compromiso o por una necesidad reside la separación normativa entre política y economía, y la amenaza de convertir al movimiento en una organización "clientelar" o "punteril". Sin embargo, para don Dib el trabajo en el Cabildo era parte de un hacer que vivía con gusto y que no puede ser explicado sumando u oponiendo necesidad/compromiso. Quirós sostiene que existen fuerzas del involucrarse que desbordan las grillas clasificatorias, y que luchar también es placer de hacer.

En el capítulo 2, Acompañar, Quirós va tras los pasos de la Huanca, referente política del peronismo. En el relato de cómo una vecina comenzó a acompañarla a partir de un plan que ella gestionó, la Huanca se apura en aclarar que lo hizo por su propia decisión. No era el intercambio lo que debía ser aclarado sino los términos: había sido voluntario, es decir, era la exigencia coercitiva de una contrapartida de lo que debía distanciarse. Quirós critica el modo como la Antropología ha discutido el instrumentalismo economicista proponiendo que el clientelismo es también una relación interpersonal y un vínculo de reciprocidad; pero allí las dimensiones morales son consideradas creencia, representación, o ideología del intercambio instrumental y asimétrico, verdadero fundamento de la relación. A la luz de su propia inversión en el universo figuracional del peronismo, la autora sostiene que los vínculos entre la Huanca y los vecinos se entienden mejor si los pensamos "atravesados y regidos por cálculos siempre morales y moralidades siempre calculadas, en el que cada parte busca velar por el carácter justo del intercambio" (2011:125). El punto está en explorar cuáles son las formas apropiadas e inapropiadas de dar y recibir, qué puede ser intercambiado, entre quiénes y cómo. Quirós propone abandonar la ‘epistemología de la sospecha’ con la que interpretamos las acciones de nuestros interlocutores mostrando los beneficios o la búsqueda-de, como principios explicativos legítimos y en donde la confianza, la palabra empeñada, el crédito, no tienen lugar; dimensiones ausentes en los estudios sobre política y sectores populares.

Al inicio del capítulo 3, Reclamar, Quirós acompaña a Walter y Martino, dirigentes del MTR, en una marcha convocada luego de la "soberbia" exhibida por un funcionario provincial ante el reclamo de alimentos ("hagan marcha, alimentos no hay"). La movilización, observa la autora, no es tanto una medida en contra, sino una vía de acceso al diálogo, una forma de restablecer el vínculo (ser atendidos-por) cuando los acuerdos y caminos formales han fracasado. El gobierno, percibe Quirós, es partícipe activo de este vínculo y de esa relación inescindible entre la marcha y la reunión. Una vez allí, existe un universo de gestos que son leídos, y que, más allá del contenido literal de las respuestas, definen el resultado: quiénes los atienden (de primera o segunda línea), con o sin voluntad política. Todo ello se evalúa de acuerdo a un conocimiento mutuo alimentado por una historia de reuniones, acuerdos y promesas, donde el desempeño de cada uno habilita confianzas y acerca o aleja posiciones. Los dirigentes tienen en claro que movilizando el gobierno atiende, da, responde. No se trata, reflexiona Quirós, de una simple resignificación de objetos que circulan, sino que la lucha los produce, están allí por un esfuerzo colectivo invertido, y son merecidos individualmente por haber colaborado con ese número.

En el capítulo 4, Pedir, las oficinas municipales son el escenario donde la Huanca, en tanto presidenta de una entidad vecinal, consulta y gestiona, puesto que ir "por el vecino" habilita ser recibida-por, y obliga a dar respuesta. No obstante, frente a otros funcionarios, el acompañamiento político se explicita a la hora de pedir. Por ello, sólo en determinados espacios la política aparece como ese trabajo que introduce una diferencia a la masa de formularios y pedidos, excepción que no es desviación sino agencia, poder hacer. Y así como la Huanca cumplía con los vecinos, también ella esperaba lo mismo de sus dirigentes. Una desatención o promesa incumplida provocaban su alejamiento o malestar físico, signos de que la política la afectaba porque, repara Quirós, su relación con el trabajo político era también afectiva: "porque en la vida real, las intenciones que separamos y oponemos en palabras, se funden y confunden en nuestros actos" (2011:269).

La forma don, concluye la autora, objeta aquellos hábitos epistemológicos que separan intenciones y establecen estatutos de realidad asimétricos a las explicaciones nativas. Las nociones de híbrido y hecho social total, permite no tanto conciliar términos como prescindir conceptualmente de ellos para indagar qué otras cosas hay además de esas dos cosas. El segundo desplazamiento supone pensar la política como producción, tanto de objetos, eventos y relaciones -a través de la incorporación de valor como el trabajo-, como de personas: "las personas hacen política porque la política las afecta, porque las hace personas" (2001:281).

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