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Cuadernos de antropología social

versión On-line ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  no.43 Buenos Aires jul. 2016

 

RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Ciencia a pulmón: etnografías de laboratorios argentinos de biotecnología.

Stagnaro, Adriana Alejandrina. 2015. Buenos Aires: Fundación CICCUS - CLACSO. 320 pp.

 

Marcelo Sarlingo

Departamento de Antropología Social, Facso. Universidad Nacional del Centro. Olavarría, Argentina
Correo electrónico: sarlingmar@hotmail.com

 

El libro escrito por Adriana Stagnaro posee varias particularidades. Nos permite entrar en modalidades de producción de biotecnologías y en dinámicas empresariales que cruzan la ciencia básica, la ciencia aplicada, lo público y lo privado. También es un viaje que nos muestra cómo se producen saberes y procesos de transformación de base científica en contextos neoliberales, cómo se hace ciencia en sociedades a mitad de camino del desarrollo industrial. Y en tercer lugar muestra desde las prácticas microsociales los procesos que articulan el laboratorio con las políticas de reproducción de la ciencia a escala macro.

La autora del libro realiza un largo trabajo de campo en tres laboratorios ubicados en diferentes regiones geográficas. Desde el inicio el trabajo consigue superar la descripción simple de la "visión interna" de los "nativos", que en este caso son científicos atravesados por los efectos del contexto privatista de los años ´90 del siglo pasado. "Ciencia a pulmón" nace de un estudio exploratorio realizado en el año 1993, que le abrió a la autora la primera puerta para un trabajo de campo desarrollado inicialmente en el laboratorio privado de una empresa biotecnológica de la ciudad de Buenos Aires, y luego en otro laboratorio de características mixtas, bajo la forma societaria de empresa privada inserta en la estructura universitaria nacional de la provincia de Santa Fe. Y en una ultima etapa, el "terreno" fue un laboratorio de un instituto de investigaciones estatal radicado en la provincia de Tucumán.

Las etnografías de laboratorios científicos eran inexistentes en la Argentina, y no sólo por la accidentada maduración de la antropología social nacional durante el siglo XX. Una cuestión que emerge de "Ciencia a pulmón" es el de mostrar la complejidad de la etnografía, ya sea como enfoque, método y texto. Como enfoque, la etnografía y la inserción en el laboratorio aparecen como muy adecuados para dar cuenta de las claves de todo un proceso de cambio en una rama de la actividad científica de un país periférico; como método los sucesivos pasos del trabajo etnográfico (ocho momentos diferentes a lo largo de varios años, comenzando en 1993 y terminando en 2006) le permiten a la autora lograr una gran profundidad en el campo; y como texto, permite entender el oficio del etnógrafo que logra problematizar aspectos opacos de su propia sociedad.

Es un acierto el replanteo de las definiciones tradicionales de la alteridad y la interrogación de las fronteras formalizadas de lo que se considera ciencia y lo que no, de lo que se piensa como ciencia pura y ciencia aplicada. En relación a este punto es muy útil la noción de "ensamblado" (2015: 56), articulada con los conceptos de habitus y campo científico, que la autora utiliza para etnografiar el desarrollo de tres centros de producción de biotecnologías diferentes. Partiendo de un fértil diálogo con los trabajos de Paul Rabinow, que constituyen el eje del enfoque adoptado por Stagnaro, el primer capítulo del libro sintetiza el desarrollo disciplinar de la antropología de la ciencia y la tecnología, comentando distintas perspectivas teóricas y conceptuales para fundamentar sus elecciones y el recurso a los conceptos de "habitus" y "campo científico". La autora acierta al apoyarse en miradas que presentan al hecho científico como "un proceso constante de conquista, construcción y verificación" (2015: 38). Esto permitirá entender los núcleos más importantes de todo su trabajo etnográfico, en el que resaltan los aspectos sociopolíticos del trabajo científico, las estructuras y disposiciones que sustentan la racionalidad práctica del laboratorio como "locus", y sus articulaciones con los discursos que fundamentan el posicionamiento empresarial/institucional de los científicos.

En los tres capítulos subsiguientes se despliegan una variedad de recursos volcados a analizar las trayectorias profesionales de científicos que parten de diferentes contextos políticos e históricos, se presentan una multiplicidad de prácticas y representaciones, se describen aspectos como la cotidianeidad del hacer en laboratorios y de la producción de conocimientos en áreas como la genética o la biología molecular, se indagan sobre los procesos de adquisición de competencias técnicas en el seno de sistemas de formación académica en países desarrollados, se describen las controversias y el manejo de la incertidumbre institucional y política en la que viven inmersos los científicos fundadores de los laboratorios investigados. La autora regula muy bien la tentación de extenderse en los elementos culturalistas que emergen de sus datos y le otorga un lugar justo a los comentarios sobre las dificultades para hacer ciencia que padecen mujeres con formación científica de excelencia o las vicisitudes de la competitividad a ultranza en el interior de los grupos de investigación de las universidades de los países avanzados. El resultado general es un proceso etnográfico que balancea adecuadamente el "afuera" y el "adentro" del laboratorio, un texto que estructura claramente los momentos analizados y en el cual se eligen muy bien las entrevistas y los diálogos a presentar como datos.

La vieja idea de la "neutralidad valorativa" carece de sentido para entender el campo de relaciones en el que se sumerge la antropóloga en este largo trabajo, y cuando logra genealogizar la separación entre el trabajo científico y técnico en lo cotidiano del laboratorio, el texto logra una profundidad histórica que complementa muy bien las palabras de los entrevistados.

Un logro del libro está en los niveles de implicación conseguidos en el abordaje etnográfico. La autora se permite narrar las dificultades de sus avances y retrocesos en lograr tal implicación, y construye un dispositivo narrativo que puede dar cuenta de los matices que tienen esos diferentes niveles y cómo luego redundan en una compleja construcción problemática. Esto agrega el atractivo de poder leer, al mismo tiempo que se va produciendo la "inmersión reflexiva" que realiza la antropóloga, las vicisitudes del funcionamiento de los lugares de producción científica en el campo de las biotecnologías, las trayectorias de los investigadores y las influencias de los contextos sociopolíticos recientes.

Conociendo las condiciones de producción de la antropología social en la Argentina y particulamente en la UBA, me parece importante resaltar una indudable cuota de pasión y una manera muy comprometida de entender el trabajo antropológico. Desde el momento en que se sostiene largamente el esfuerzo por decodificar las complejidades discursivas y prácticas de otros campos profesionales, superando trabas provenientes de un contexto en que las obligaciones docentes y las incertidumbres académicas y administrativas socavan muchas energías vitales, el trabajo de Adriana Stagnaro ya merece ser destacado.

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