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Cuadernos de antropología social

versión On-line ISSN 1850-275X

Cuad. antropol. soc.  no.48 Buenos Aires nov. 2018

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Una etnografía sobre arreglos familiares, leonas y mujeres superpoderosas. Prácticas compartidas de cuidado entre las titulares del "Ellas Hacen"

An ethnography of family arrangements, lionesses and women with superpowers: shared care practices among the holders of the social program "Ellas Hacen"

Uma etnografia sobre arranjos familiares, leoas e mulheres superpoderosas: práticas de cuidados compartilhados entre as beneficiárias do programa social "Ellas Hacen"

Silvana Sciortinon1*

 

1 Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de La Plata, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, La Plata, Argentina
Correo electrónico: silvana.sciortino@gmail.com

* Silvana Sciortino es doctora en Antropología por la Universidad de Buenos Aires. Posdoctora en Ciencias Humanas y Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Licenciada en Antropología por la Universidad Nacional de La Plata. Investigadora asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales, Centro Interdisciplinario de Metodologías en Ciencias sociales, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata. Docente e investigadora de la Universidad Nacional de La Plata, Cátedra Perspectivas Antropológicas para la Intervención social; Laboratorio de Estudios en Cultura y Sociedad, Facultad de Trabajo Social.

Recibido: Mayo de 2017
Aceptado: Noviembre de 2017

 


Resumen

El objetivo de este artículo consiste en dar cuenta de las prácticas cotidianas en torno al trabajo de cuidado de las mujeres integrantes de la cooperativa "Las Leonas" del barrio Las Quintas en la ciudad de La Plata, perteneciente al programa social "Ellas Hacen". La posibilidad de participación en él requiere que las titulares establezcan modalidades de cuidado específicas que les permitan cumplir con las actividades requeridas. Como muestro a continuación, "Las Leonas" generan prácticas colectivas de cuidado. Sostengo que esta modalidad de organización articula a las familias y en especial a las mujeres en tramas colaborativas, habilitadas por los vínculos parentales, étnicos y migratorios que mantienen los grupos domésticos que conforman el barrio. En este sentido, propongo que estas prácticas compartidas responden creativamente a los modelos monoparentales de cuidado, ya que facilitan a las mujeres el acceso al trabajo productivo y a la socialización por fuera del ámbito doméstico.

Palabras clave: Mujeres; Cuidado; Prácticas colectivas; Política social; Trabajo

Abstract

This article addresses the daily practices of care carried out by the members of the cooperative "Las Leonas", from Las Quintas neighborhood in the city of La Plata, as part of the social program "Ellas Hacen". The possibility of participating in this program requires that the holders establish specific care modalities that allow them to fulfill the required activities. As I show below "Las Leonas" -the lionesses- generate collective practices of care. I argue that this type of organization articulates families and especially women in collaborative frames, enabled by the parental, ethnic and migratory ties maintained by the domestic groups that make up the neighborhood. In this sense, I suggest that these shared practices respond creatively to single-parent models of care, facilitating women's access to productive work and socialization outside of the domestic sphere.

Key words: Women; Care; Collective practices; Social policy; Work

Resumo

O objetivo deste artigo éexplicar as práticas cotidianas em torno do trabalho de cuidado das mulheres membros da cooperativa "Las Leonas" do bairro Las Quintas na cidade de La Plata, que faz parte do programa social "Ellas Hacen". A possibilidade de participação na mesma exige que as beneficiárias estabeleçam acordos de cuidados específicos que lhes permitam cumprir as atividades necessárias. Como demostro abaixo, Las Leonas geram práticas de cuidados coletivos. Defendo que este tipo de organização articula famílias e especialmente as mulheres em tramas colaborativas, habilitado por laços parentais, étnicos e migratórias que mantêm grupos domésticos que compõem o bairro. Neste sentido, proponho que essas práticas compartilhadas respondem criativamente aos modelos monoparentais de cuidados, facilitando o acesso das mulheres ao trabalho produtivo e à socialização fora da esfera doméstica.

Palavras-chave: Mulheres; Cuidados; Práticas coletivas; Política social; Trabalho


 

 

Introducción

El lunes 4 de agosto de 2014 lleguétemprano al barrio Las Quintas en la ciudad de La Plata. Con Gabriela,1 presidenta de la cooperativa "Las Leonas", habíamos acordado que pasaría a buscarla a las 8:30 de la mañana para llegar a la primera jornada de capacitación para titulares del programa social del Ministerio de Desarrollo Social de Nación "Ellas Hacen". Golpeéen su casa, nos saludamos y salimos caminando juntas por las calles del barrio. Supuse que ya partiríamos, pero en realidad restaba encontrarnos con otras vecinas. Pasamos a buscar a Cecilia, que cargaba a su bebé, quien vendría con nosotras. Esperamos a Carolina, que estaba demorada. Conversamos sobre temas de horarios escolares, planificación del día y, en pocos minutos más, partimos juntas hacia la jornada de capacitación que tendría lugar en el Club Olimpia, ubicado en el barrio Los Hornos de la ciudad de La Plata.

Cuando llegamos al club donde se realizarían las capacitaciones, llamó mi atención la cantidad de mujeres reunidas, pero aún más la presencia de bebés y niños/as pequeños/as que acompañaban a sus mamás. El inicio de la capacitación programado para las 9 de la mañana estaba retrasado, muchas titulares del programa continuaban llegando con demora. Pasada media hora, el coordinador tomó la palabra para iniciar la jornada y propuso: "Vamos arrancando. Sabemos que está el tema de los chicos y la escuela, así que vamos a empezar un poco más tarde y salir un rato antes, así pueden llevar y buscar a sus chicos" (Registro de campo, La Plata, agosto 2014).

Estas capacitaciones correspondían a una segunda etapa de formación, la cual versó sobre emprendimientos productivos (la primera aconteció en 2013).2 Este primer día tuvo por objetivo trabajar "quées una cooperativa, cómo se conforman, cómo se organizan entre cooperativistas" (Registro de campo, La Plata, agosto 2014). Estos temas fueron mencionados por uno de los capacitadores que intentaba así ganar atención y dar comienzo al encuentro.

Al igual que otras titulares del "Ellas Hacen", un poco más tarde, llegó Vanina con su bebé. Ella también reside en el barrio Las Quintas e integra la cooperativa "Las Leonas". Mientras tanto, circulaban las listas de asistencia, acompañadas de murmullos, preocupaciones por inasistencias y consultas por compañeras que tendrían que estar presentes. Los/as talleristas nos indicaron que trabajáramos en grupos, así que varias compañeras de distintas cooperativas nos trasladamos a un salón más pequeño, que contaba con un pizarrón y algunas sillas.

Gabriela, Carolina, Vanina y Cecilia son familiares y vecinas en el Barrio Las Quintas. Junto con mujeres de otros barrios a las que tuve la oportunidad de conocer en estas capacitaciones, conforman la cooperativa de trabajo "Las Leonas". Una vez acomodadas y habiéndose presentado quien sería nuestra tallerista, se dio inicio a la capacitación.

La posibilidad de participar en las jornadas de formación puso ante mí un tema recurrente que preocupaba y ocupaba a "Las Leonas". Me refiero a la cuestión del cuidado de sus hijos/as, horarios de almuerzo y entrada-salida de la escuela, tema que emergía durante los talleres y en las conversaciones previas y posteriores a la capacitación. Este era un condicionante relevante que hacía a la posibilidad de participación en las capacitaciones y en las jornadas de trabajo "en obra". La cuestión del cuidado comenzó a tomar en mi registro de campo un lugar preponderante al momento de reflexionar sobre la organización de las mujeres en torno al trabajo en el programa.

El "Ellas Hacen" fue lanzado en el año 2013. Corresponde a una línea de intervención específica del programa nacional "Ingreso social con Trabajo-Argentina Trabaja" del Ministerio de Desarrollo Social de Nación. Está orientado a

mujeres desocupadas, priorizando jefas de hogar con hijos discapacitados o tres o más hijos a cargo, o que padecen violencia de género, y viven en villas y asentamientos o barrios emergentes; por considerar que constituyen el ‘núcleo duro' de la vulnerabilidad y exclusión socio-ocupacional. (Ministerio de Desarrollo Social, 2014, p.40)

Cabe destacar también que el programa se destina a mujeres que estén dispuestas a organizarse en cooperativas de trabajo. Conjuntamente, requiere que ellas retomen o inicien sus estudios primarios o secundarios, participen de capacitaciones sobre temas concretos que el programa establece y se inserten o reinserten al trabajo extradoméstico.3 Las cooperativas reunidas en el Club Olimpia se abocan a un tipo de trabajo poco convencional para las mujeres, como es el trabajo en la construcción.4 Las capacitaciones conforman una de las actividades obligatorias que cumplen semanalmente junto con las jornadas de trabajo "en obra".5

El objetivo de este artículo consiste en dar cuenta de las prácticas cotidianas en torno al trabajo de cuidado de las mujeres integrantes de la cooperativa "Las Leonas" del barrio Las Quintas, perteneciente al programa social "Ellas Hacen" desde un enfoque que privilegia la indagación en el orden doméstico, familiar, barrial. Este trabajo dialoga con una serie de estudios sobre género, cuidado, crianzas qom y políticas sociales. En especial se consideran los aportes de la economía feminista sobre división sexual del trabajo y economía de cuidado, a partir de los cuales se pone en evidencia la escisión entre trabajo productivo y trabajo de cuidado en el marco de políticas sociales. En el caso en estudio, la posibilidad de participación concreta en el programa requiere que las titulares establezcan modalidades de cuidado específicas que permitan cumplir con las actividades requeridas. Como muestro a continuación, "Las Leonas" del barrio Las Quintas generan prácticas compartidas de cuidado. En este trabajo sostengo que esta modalidad de organización articula a las familias y en especial a las mujeres en tramas colaborativas, habilitadas por los vínculos parentales, étnicos y migratorios que mantienen los grupos domésticos que conforman el barrio. En este sentido, propongo que estas prácticas compartidas responden creativamente a los modelos monoparentales de cuidado, ya que facilitan a las mujeres el acceso al trabajo productivo y a la socialización por fuera del ámbito doméstico.

 

"Las Leonas" del Barrio Las Quintas

El barrio Las Quintas está situado en la ciudad de La Plata y pertenece a la delegación San Carlos. También es conocido como Barrio Qom ya que, desde los años noventa, numerosas familias provenientes del Chaco, muchas de ellas qom, migraron y se asentaron en esa zona de La Plata, y conformaron lo que inicialmente fue un asentamiento al borde del arroyo El Gato.6 Hacia el año 2006, Las Quintas estaba conformado por aproximadamente 30 familias, emparentadas entre sí, provenientes de esa provincia.7 En la actualidad el número de familias se amplió: creció la cantidad de vecinos/as y el número de viviendas; de esta manera se extendió lo que fuera el núcleo originario. De todos modos, a pesar de esta ampliación, la pertenencia a familias comunes continúa siendo uno de los lazos principales que organiza las relaciones barriales (en términos de vivienda, de solidaridad, de trabajo, por nombrar algunas cuestiones). Aquellas familias registradas para el año 2006 siguen, en su mayoría residiendo allí; algunas recibieron nuevos familiares provenientes del Chaco y unas pocas vendieron su terreno y dejaron el barrio.

Directamente relacionada con la obtención de la tenencia de los lotes habitados se conformó la Asociación civil Q'om Dal Laxaic (Gente Nueva) (Depetris, 2007). En general, la fuerza adscriptiva de la identidad qom se manifiesta de manera diversa entre las familias del barrio. La identificación cotidiana se observa principalmente entre algunas de las familias, las cuales vienen desempeñando cargos formales en la asociación y se ocupan de las gestiones con el Estado, ONG, universidad, organizaciones sociales. Algunos de los miembros mayores de estas familias hablan la lengua y transmiten conocimientos específicos sobre la realización de artesanías, saberes culinarios y medicinales, entre otros. La participación en la iglesia evangélica construida desde los inicios del barrio refuerza la pertenencia étnica. Allí las familias se encuentran, comparten ceremonias, celebran los cumpleaños de quince de las jóvenes, presentan a los bebés ante "el Señor" y ante la comunidad, ejecutan instrumentos musicales y danzan.

En el barrio se construyó un salón comunitario llamado "El brazo del río", en el cual, desde el proyecto de extensión antes mencionado, llevamos adelante un "espacio de mujeres". Este se inició en el 2013, con talleres de alfabetización, y continúa hasta la actualidad, aunque ha ido transformándose, tanto en relación con el número de mujeres que lo conforman como en relación con las temáticas que nos convocaban. Desde el inicio del proyecto de extensión, en el año 2010, las mujeres del barrio acompañaron las actividades que se realizaban. Por ejemplo, las acciones por demanda de los DNI, la vinculación con el Centro de Actividades Infantiles (CAI), entre otras. Tomando como punto de partida las clases a las que acudían convocadas por la maestra del barrio en el salón comunitario, comenzamos a planificar actividades específicas, y en el año 2013 se conformó el "espacio de mujeres". Este fue afianzándose a partir de la realización de distintas actividades que se consensuaban desde los intereses compartidos.8

En este salón nos reunimos con las mujeres que estuvieron interesadas en participar, las cuales, en términos generales, podríamos identificar con dos grandes grupos familiares. Uno de ellos no suele expresar abiertamente su identificación qom. Por el contrario, en algunas oportunidades prefirieron identificarse como chaquenses. Algunos miembros de sus grupos familiares sí lo hacen, y exponen relaciones de parentesco entre las familias autopercibidas qom y las que no lo manifiestan de manera explícita. Estas mujeres no están vinculadas formalmente con la asociación civil, y en oportunidades se pudo observar cierto nivel de tensión entre las familias. El otro grupo está vinculado con la asociación civil arriba mencionada. Las mujeres adultas conocen la lengua, abiertamente se llaman qom y recuerdan orgullosas sus raíces, las de sus madres y abuelas. A las más jóvenes les interesa aprender la lengua, las danzas y las técnicas de tejido y trabajo en barro.

Cabe destacar que, aunque algunas de estas mujeres no reivindiquen abiertamente la pertenencia étnica, participan de espacios donde lo qom está presente, como la iglesia y los cuerpos de baile que en esta se conforman; así como también en las conversaciones reconocen o recuerdan ciertas técnicas qom de tejido o de trabajo con barro. Las mujeres que integran "Las Leonas" pertenecen al primer grupo; es decir, en su cotidianeidad se vinculan principalmente con la procedencia chaquense. Ellas llegaron a La Plata desde la provincia de Chaco entre 2005 y 2010; pertenecen a grupos familiares que se encuentran emparentados. Son mujeres que, aunque tienen distintas edades (en un rango de 25 a 35 años), son madres a cargo de un grupo familiar, y que poseen una trayectoria de vinculación con el Estado a través de la titularidad en distintos programas sociales, lo cual propició la articulación con organizaciones sociales (Corriente Clasista y Combativa -CCC− en Chaco; Movimiento Justicia y Libertad en La Plata). En las ciudades de origen (Resistencia, Fontana), algunas de ellas tuvieron experiencias de trabajo en programas sociales, así como también fueron beneficiarias del Plan Jefes y Jefas de Hogar. En distintos momentos fueron emigrando del Chaco y, una vez en La Plata, se reunieron en el barrio en cuestión.

"Las Leonas" es una cooperativa de trabajo integrada por mujeres que se incorporaron al "Ellas Hacen" en el año 2013. Desde el comienzo se les asignaron trabajos relacionados con el rubro de la construcción. En el año 2014, el programa avanzó en la formalización de estos grupos de trabajo en cooperativas. A partir de ese momento, se autodenominan "Las Leonas". La cooperativa, al momento de su conformación, estaba formalmente integrada por 34 mujeres, pero en la práctica de trabajo cotidiano, son alrededor de 10 las que se reconocen como "Las Leonas" y llevan adelante las tareas de trabajo y capacitación de manera conjunta.

Con este grupo más reducido de mujeres me vinculéen mi trabajo de investigación. La práctica etnográfica posee un "anclaje barrial" construido desde mi trabajo en territorio en el barrio Las Quintas en el marco del proyecto extensionista que llevamos adelante; en mi caso, desde inicios del 2014. El acceso al barrio y el establecimiento de vínculos prolongados con sus integrantes −en especial con las mujeres− facilitaron la práctica etnográfica. Me refiero a la realización de entrevistas, observación participante, la posibilidad de mantener conversaciones de manera asidua y en un ámbito de confianza; la participación en reuniones internas de la cooperativa y el acceso a las jornadas de capacitación mencionadas.

A continuación presentarélas modalidades de organización del cuidado entre "Las Leonas" del barrio Las Quintas.

 

Modalidades de cuidado en el barrio Las Quintas: ¿quiénes cuidan mientras "ellas hacen"?

La observación participante en las capacitaciones en las que muchas de las mujeres cuidaban a sus niños o modificaban el horario para llevar o retirarlos de la escuela, hacerles el almuerzo; sumado a que esta situación era naturalizada por los/as referentes del ministerio y talleristas allí presentes, condujeron a buscar respuestas en el barrio, a preguntar a las mujeres, a trasladar estos interrogantes a mi trabajo de campo en Las Quintas.

Consultépor este tema especialmente a Gabriela. Como comentélíneas arriba, ella es la presidenta de "Las Leonas". Fue elegida por sus compañeras: "Ellas me dijeron que me votaban a mí para que yo sea presidenta, por cómo yo era. Que iba con todo, que nunca estaba mal, que cuando había que poner cosas sobre la mesa se ponían en ese momento" (Gabriela, La Plata, diciembre 2014). Gabriela llegó al barrio Las Quintas en el año 2010 junto a su esposo y sus hijos/as. Nació en Fontana (Chaco), donde aún tiene familiares, con los cuales mantiene vínculo. Antes de ingresar al programa, ella trabajaba de recolectora, recorriendo la ciudad con un carro tirado a caballo, actividad en la cual contaba con la ayuda de sus hijos/as. Al día de hoy, con 34 años, consiguió un terreno en el barrio donde vive con su marido y cuatro hijos/as.

En 2013 ingresó, junto con otras vecinas, al "Ellas Hacen", cuando − después de que el barrio Las Quintas resultara fuertemente afectado por las inundaciones que sufrió la ciudad en abril de ese año− se habilitó un cupo de inscripciones para este programa. La incorporación de Gabriela estuvo acompañada de una serie de cambios a los que la entrevistada calificó como positivos: "ayudó bastante en la economía, entra algo más en tu casa" (Gabriela, La Plata, diciembre 2014). Sumado al ingreso monetario, este trabajo genera entusiasmo en otros órdenes de su vida:

de ser mujer también me ayudó mucho de aprender de albañilería. Porque los hombres viste que te critican: ¿Y vos quévas a hacer los cimientos? ¿Quéme vas a parar una pared? Vos no sabés nada. ¡Y hay cada hombre que te critica! Hoy, mostrarle a un hombre que vos hacés una casa, que sabés revocar, hacer un fino, es como que ellos quedan así viste [abre los ojos como manifestando asombro]. (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014)

Gabriela se muestra orgullosa del oficio aprendido. Me cuenta que, a diferencia de los primeros trabajos realizados, hoy los capacitadores "se quedan sentados y nos miran a nosotras, cuando nosotras antes los mirábamos a ellos" (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014). En la misma entrevista, reconociendo la intencionalidad en mi pregunta, le comento:

— A ustedes les pagan por hacer un trabajo de [cuando iba a decir "de hombres" me interrumpe y finaliza mi frase]:
— ¡De hombre! [se ríe]
— ¿Te gusta eso?
— A mí me encantó, a mí, si me daban a elegir entre cuidar chicos y la construcción, elijo la construcción, porque una parte sabía y otra aprendí en el programa. Lo que vos aprendiste no se va a terminar aunque el programa se termine. Vos ya sabés, ya aprendiste. También te sirve para armar tu casa porque en vez de pagar la mano de obra para que vengan a hacerte la casa vos mismo podés levantarla. (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014)

El rol de presidenta, los vínculos que fue generando o fortaleciendo, la ayudaron a que sus compañeras la respetaran, a tomar la palabra, a tener "autoridad". A través de Gabriela conocí el programa, cuando en uno de los talleres de alfabetización que llevábamos adelante en 2014 contó que fue elegida presidenta de "Las Leonas". Ella se apoyaba en este espacio para realizar las tareas escolares que había retomado en el marco del programa.

En su caso, tener a sus cuatro hijos ya en edad de llevar adelante tareas domésticas de cuidado y de limpieza la ayudó a mantener el trabajo fuera de su casa. Su hijo más grande (17 años) también se encarga de acompañar a los más pequeños a la escuela cuando ella no llega a tiempo. Me cuenta:

Yo le enseñéa mi hija. No todo ella, porque el Hernán tiene que levantarse a arreglar las camas, las tres camas, doblar las frazadas y extender las sábanas. Si Ramiro y Cami no van a la escuela, tenían que barrer y lavar los platos. Mi hija más grande (15 años) lava. Cada uno como que tenía su tarea. Si querían cocinar yo les dejaba algo para que compren algo. (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014)

De todos modos, me señala: "Necesitamos alguien que les ponga atención a los chicos para dejarlos ahí cuatro horas para ir a trabajar". Gabriela es amiga y cuñada de Carolina, también una de "Las Leonas". Entre ellas se apoyan y acompañan en distintas tareas cotidianas. El cuidado de los chicos es una de ellas, para lo cual también acuerdan con Vanina (leona y familiar) y otras mujeres con las cuales mantiene vínculos de parentesco y/o de vecindad. Resulta común observar en el barrio el cuidado compartido de los más pequeños/as y del que participan abuelas, tías, cuñadas, hermanas.

La configuración que adquiere "lo doméstico" en este barrio resulta significativa al momento de entender las modalidades de cuidado observadas. En el barrio Las Quintas, lo doméstico se entreteje a partir de relaciones de parentesco, étnicas y migratorias. El origen geográfico común, la identificación qom y las creencias evangélicas, las relaciones de filiación y parentesco, conectan a las familias en la conformación de un espacio doméstico que desborda el modelo de familia nuclear autosuficiente. Las condiciones materiales de existencia también influyen en esta configuración. En muchos de los casos, un mismo terreno es compartido por varias viviendas; otras veces, la vivienda es habitada por más de una familia nuclear. Los lazos de parentesco, vecindad y amistad entre las mujeres también ponen en evidencia los límites desbordados de lo doméstico como monofamiliar y la trama ampliada de grupos familiares enlazados de manera colaborativa en pos de la manutención del grupo.

Laura Santillán (2010) afirma que el "barrio" no constituye una categoría abstracta o predefinida. Por el contrario, el contexto local es vivido y significado singularmente por quienes viven en él (p. 926). Como afirma la autora, las nociones sobre el barrio y lo barrial en tanto espacio para el desarrollo de los hijos e hijas no constituye un reservorio de experiencias vividas de un modo homogéneo. Es decir, las formas de cuidar, sus sentidos e iniciativas asociadas no se restringen a la "privacidad" del mundo familiar ni se ciñen a pautas culturales predeterminadas.

Estas se producen en el entramado de un conjunto de interacciones sociales marcadas por las relaciones de reciprocidad y también por la transacción, es decir, por intercambios que son asimétricos y que tienen lugar en el espacio local de los barrios de referencia. (Santillán, 2010, p. 930)

En este sentido, si lo barrial, lo familiar, la crianza, se construyen localmente, cabe preguntarse por la incidencia de la pertenencia qom en las prácticas de cuidado observadas. Una serie de estudios (Colangelo, Tamagno y Cusminsky, 1996; García Palacios, Hecht y Enriz, 2015) señalan la relevancia, entre las familias qom, del contexto doméstico grupal de la crianza. Acuerdan en describir un "estilo de cuidado" qom que traspasa los modelos occidentales, basado en la responsabilidad materna/paterna, el encierro, la sujeción o el aislamiento y "se funda en una fuerte contención familiar y grupal de los/as niños/as" (García Palacios et al., 2015, p. 196). De esta manera, lo colectivo conforma un "marco de referencia sólido que otorga libertad y seguridad de movimientos" a las crianzas (García Palacios et al. 2015, p. 196), pero también a las figuras responsables de la tarea. Así como los estudios sobre comunidades qom asentadas en ciudades como Buenos Aires (García Palacios, 2012), La Plata (Tamagno, 2001) y Derqui (Hetch, 2013), e investigaciones en grupos qom de Formosa también dan cuenta de la amplitud de las tareas de cuidado (Citro, 2002; Gómez, 2016) donde vivir en comunidad propicia la libertad de los niños/as en términos de movilidad, por ejemplo, a la hora de jugar. Cuidadoras/es que no necesariamente coinciden con la figura de la madre o del padre se describen como protagónicas, en especial las/os abuelos/as (Citro, et. al., 2016).

En este sentido, lo étnico otorga un componente especial a las modalidades de cuidado en términos de familia ampliada y responsabilidades compartidas. Por ello pongo en diálogo los trabajos arriba mencionados con una serie de estudios que señalan la necesidad de trascender el modelo de familia nuclear para comprender las prácticas de cuidado. Me refiero a trabajos que proponen pensar el cuidado como algo que no se resuelve de forma individual sino colectiva. En esta línea, encontramos estudios sobre experiencias de jardines comunitarios (Ierullo y Maglioni, 2015); sobre procesos autogestivos (Partenio, 2016a, 2016b), sobre "cadenas globales de cuidado" en grupos migrantes (Pérez Orozco, 2009). En especial, con mayor vinculación a mi estudio, cabe señalar investigaciones que proponen pensar el trabajo de cuidado en tanto práctica colectiva (Fernández Álvarez y Pacífico, 2016; Pacífico, 2016) y en términos de solidaridad inter- e intrageneracional (Tobio Soler, 2007; Faur, 2014; López et al., 2015).

En el contexto del barrio, las familias nucleares se encuentran entrelazadas en sus prácticas cotidianas, y se apoyan en instancias clave para la subsistencia y reproducción del grupo familiar. El cuidado es una de esas actividades en las que mujeres y varones; niños, adultos y ancianos se encuentran involucrados/as, aunque de distinta y desigual manera.

Gabriela me cuenta que cuando:

Vani se iba a trabajar, le cuidaba Mara (cuñadas entre ellas). O si Vanina y Mara se iban a trabajar, se los cuidaba Carolina (cuñada de ambas y también de Gabriela). A veces salíamos yo, Carolina, Mara y Vanina, las cuatro. Caro, Vani y Mara le dejaban a Ana (madre de Mara), era más de 15 nietos que cuidaba ella. (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014)

Así da cuenta de la trama familiar que sostiene el trabajo de cuidado. Cuñadas, madres, vecinas y amigas se organizan y apoyan de manera colectiva para poder "salir a trabajar" y al mismo tiempo no descuidar sus responsabilidades en el hogar.

El caso de Cecilia, una de las más jóvenes de "Las Leonas" (25 años), también encuentra en las tramas familiares apoyo para cumplir con el programa. De regreso con Cecilia al barrio, luego de acompañar a algunas de "Las Leonas" a un encuentro con un referente político por el tema del retraso en el pago, conversamos sobre su bebé. Ella estuvo sin trabajar porque estaba embarazada y retomaba sus actividades luego de la licencia por maternidad. Ahora, con su bebé, debía organizarse para poder cumplir con los días de trabajo y capacitación. Como pude observar, ella lo llevaba a las capacitaciones y hacía uso de la guardería los días de trabajo en obra. Cecilia me contó que su mamá la ayuda, que se queda al cuidado de su nene más grande y, cuando puede, del bebé.

En Las Quintas, además de las abuelas y tías, el cuidado aparece depositado en las hijas mayores del grupo familiar. Reiteradas veces, cuando llevábamos adelante el espacio de mujeres, pude observar a niñas de distintas edades cuidando a hermanos/as y sobrinos/as menores. Muchas de las veces son ellas las que alivian el trabajo cotidiano de las mujeres adultas de su familia. Por lo general, las niñas cuidan al interior del barrio; en las "salidas", como puede ser hacia la escuela, por ejemplo, se prioriza en la tarea a una mujer adulta.

Una mañana que nos encontramos para ir a las capacitaciones en el Olimpia, Carolina se refirió a los inconvenientes para asistir a ellas dado que su nene más chico estaba enfermo. Me contó que aquel día su esposo había tenido que faltar al trabajo para cuidarlo ya que su hijo "no estaba como para ir a la escuela" (Carolina, La Plata, agosto de 2014). Gabriela suele cuidar a los chicos de Carolina pero, cuando se siente muy cansada como para hacerlo, es el marido de Carolina quien se encarga. Como en el caso de Carolina, Gabriela también relata una oportunidad en la que su esposo tuvo que encargarse del cuidado y faltar a su trabajo. Estas situaciones en que los esposos se hacen cargo del cuidado son referidas como instancias inesperadas y no cotidianas, en las cuales por razones de enfermedad de alguno de los chicos, por ejemplo, o por la dificultad de alguna de las mujeres de hacerlo, debían recurrir a esta "colaboración".

La familia ampliada se constituye en la principal involucrada en las tareas de cuidado, a tal punto que en determinadas situaciones pude observar la llegada de familiares mujeres residentes en la provincia de Chaco; ellas llegaron especialmente con la función de cuidar a algún familiar. Estas mujeres se albergaron en la casa de su pariente por tiempo indeterminado. En especial pude conversar con dos de estas mujeres, las cuales vinieron ante la delicada salud de su hermano, en uno de los casos, y de su tía en el otro.

¿Quéalternativas de cuidado tienen estas mujeres más allá de las tramas familiares? Algunas de "Las Leonas" me comentaron sobre la existencia de una "guardería", como nombraron al espacio que el programa ofrece a las mamás. Gabriela me contó: "El programa tiene una guardería. Vos te quedás ahí, cuando duermen [los niños/as] te pasás un trapo, te limpiás los baños. No trabajás en la construcción. La guardería es para trabajar no para capacitación" (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014).

El programa reconoce el rol de las titulares como responsables del cuidado familiar, ya que planifica el funcionamiento de una "guardería".9 Paradójicamente, si los días de trabajo en construcción las mujeres van con sus niños/as, deben quedarse en Gambier,10 donde funciona la guardería, y no salen a trabajar en las obras, sino que permanecen cuidando ellas mismas a los niños/as y realizando tareas de limpieza del espacio. Según lo manifiestan, no se concibe como una solución al problema que se presenta con el cuidado infantil al momento de asistir al trabajo.

Gabriela refiere a una situación que llamó mi atención:

A lo primero cuando salió el programa, que Ramiro (su hijo) era chiquitito, que estaba embarazada Carolina, cuando ya tuvo y empezó a trabajar; le pagábamos a Manuel [cuñado de Carolina, hermano de Mara] para que cuide a los chicos. Porque Ana [suegra de Carolina, mamá de Mara y Manuel] a veces tenía que trabajar y no podía. Antes eran $2000 y llegaban $1800 porque le dábamos a Manuel. (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014)

A diferencia de las posibilidades de otras familias de sectores medios, las mujeres del barrio no cuentan con la posibilidad de acudir al mercado para encontrar formas de cuidado alternativas. En su estudio sobre el cuidado en sectores populares, Faur (2014) identifica dos modalidades en este tipo de trabajo. La primera refiere a la ayuda recíproca entre familiares y vecinos, es decir, a redes de solidaridad intra e intergeneracional. La segunda menciona a la contraprestación, que, aunque no es la estrategia más común entre las mujeres de Las Quintas, es mencionada por Gabriela en la entrevista. La modalidad más observada en términos de organización cotidiana es el acuerdo entre mujeres familiares. El único caso de contratación que registréfue el de Manuel. Significativamente, el caso de un varón, para quien este tipo de trabajo no sería "natural", lo que confirma el carácter feminizado del cuidado que venimos describiendo a partir de la construcción de prácticas colectivas de cuidado entre mujeres. De la misma manera, el carácter excepcional de la colaboración de los esposos funciona en el mismo sentido que la contratación de Manuel; es decir, confirma la feminización de este tipo de trabajo.

Las familias −y en especial, las mujeres− amortiguan los vacíos de la intervención estatal y la imposibilidad económica de acceder al mercado para satisfacer esta necesidad. Como señalé, "Las Leonas" de Las Quintas, junto con sus parientas, amigas y vecinas generan prácticas compartidas de cuidado. De esta manera, logran cumplir con las instancias requeridas desde el programa. Ante un panorama desventajoso para las mujeres en términos de responsabilidades y acceso igualitario al trabajo productivo (Pautassi, 2007), resulta significativo preguntarnos sobre las modalidades creativas por medio de las cuales las mujeres logran romper-reconfigurar-resignificar los límites objetivos y simbólicos que su condición de género les impone. Aquí es posible observar que la colaboración sin espera de remuneración monetaria resulta una práctica cotidiana entre mujeres en pos del cuidado.

Los vínculos entre parientas, vecinas y amigas generan una trama de confianza que anima a contar con otra mujer por fuera de su grupo nuclear para el cuidado de su(s) hijo/a(s). Los lazos parentales, migratorios y comunitarios configuran una domesticidad en la que el cuidado trasciende la relación unilineal madre-hijo/a, en que "el estilo de cuidado qom" resulta eficiente para enfrentar las dificultades que el rol materno y doméstico monoparental impone al trabajo productivo de las mujeres. En este sentido, resulta oportuno pensar el trabajo de cuidado en términos de interdependencia mutua (Del Río y Pérez Orozco, 2004), de actores en colaboración y en tanto actividades que contribuyen a preservar las sociedades y los individuos (Cerri y Alamillo Martínez, 2012; Fernández Álvarez y Pacífico, 2016). Esta perspectiva en relación con lecturas críticas respectivas a los géneros, el trabajo reproductivo y productivo, la incidencia de las políticas sociales en la vida cotidiana de las mujeres, se presentará en el apartado siguiente con el objetivo de observar la manera en que se articula "trabajo" y "cuidado" desde la implementación del "Ellas Hacen", así como también en las prácticas cotidianas de las titulares.

 

Economía del cuidado y división sexual del trabajo

El cuidado puede definirse como una práctica que refiere a las familias y a las mujeres como actores centrales. Esta afirmación acuerda con la configuración de la "organización social del cuidado" en América Latina en general y en Argentina en especial (Rodríguez Enríquez, 2015). Para esta región, la evidencia muestra una distribución desigual de las responsabilidades de cuidado entre hogares, Estado, mercado y organizaciones comunitarias. Al mismo tiempo que se verifica una desigualdad en la distribución de responsabilidades también entre varones y mujeres. "En síntesis, la evidencia muestra que el trabajo de cuidado es asumido mayormente por los hogares y, dentro de los hogares, por las mujeres" (Rodríguez Enríquez, 2015, p. 41).

Este tipo de diagnósticos que muestran la desigualdad en la distribución de las responsabilidades del cuidado se hacen posibles ante una perspectiva feminista de la economía, que incorpora las relaciones de género como una variable relevante en la explicación de su funcionamiento (Rodríguez Enríquez, 2015). La economía feminista introduce la noción de "economía del cuidado", y destaca el carácter de trabajo invisibilizado y no remunerado que llevan adelante las mujeres, para dar cuenta de una relación social desigual entre los géneros. La economía del cuidado permite poner en cuestión los modos en los que se genera esta distribución de los trabajos, los tiempos y los ingresos (Esquivel, 2011).

La noción de división sexual del trabajo ha sido especialmente estudiada desde la antropología. Sin embargo, en la bibliografía antropológica suele primar una especie de tendencia a naturalizar esta relación entre los sexos, que la presenta en conexión con la noción de complementariedad. En este sentido, Maxine Molyneux sostiene que la naturalización de la división sexual del trabajo esconde la existencia de importantes mecanismos de determinación social conectados a la biología. La división sexual del trabajo debe ser considerada, según la autora, como una construcción social (Molyneux, 1977 en Tabet, 2005).

La división sexual del trabajo tiene dos principios organizadores: la separación entre trabajos de varones y trabajos de mujeres, y la jerarquización, que supone que el trabajo de un varón vale más que el trabajo de una mujer (Falquet, 2007). Es decir, tiene como característica la asignación prioritaria de los hombres a la esfera productiva y la de las mujeres a la esfera reproductiva, así como, simultáneamente, la captación por parte de los hombres de las funciones con fuerte valor social agregado (políticas, religiosas, militares, etcétera).

Paola Tabet (2005), referente del feminismo materialista francés, señala que la división sexual del trabajo no es neutra, sino orientada y asimétrica. Cuando hacemos referencia a esta división, deberíamos reconocer que no se trata de una relación de complementariedad o de reciprocidad, sino de dominio. "Finalmente, en este marco, es necesario analizar la división sexual del trabajo como una relación política entre los sexos" (p. 63).

Cabe destacar que, así como la división sexual del trabajo distribuye de manera desigual las responsabilidades respecto del cuidado acorde con la estructura patriarcal a la que responde, la división sexual del trabajo puede ser reforzada o cuestionada mediante, entre otras, formas de intervención estatal específicas. En esta línea, resultan significativos los estudios sobre políticas públicas desde una perspectiva de género (Molyneux, 2003; Ortale y Carbonero Gamundí y Levín, 2007; Anzorena, 2010; Enríquez Rosas, 2011; Eguía, Ortale y Piovani, 2015); y en especial sobre cuidado y política social (Pautassi y Zibecchi, 2010; Esquivel, 2011; Esquivel, Faur y Jelin, 2012; Faur, 2014; Findling y López, 2015; Rodríguez Enríquez, 2015). En este sentido, la propuesta refiere a comprender el cuidado en relación con el rol del Estado, cuestión de relevancia cuando se estudia el cuidado en sectores populares, los cuales dependen en gran medida de las provisiones estatales (Faur, 2014).

Ante lo presentado, se observa que las familias, el Estado, el mercado y las organizaciones comunitarias resultan actores a considerar y de manera interrelacionada− en la producción y distribución del cuidado. En este sentido, se requiere de enfoques que contemplen el tema en términos de organización social y política del cuidado (Faur, 2014; Arcidiácono et al., 2015; Rodríguez Enríquez, 2015). Alejados de una mirada biologicista de los roles de género y de la distribución de las tareas de cuidado, centrando la atención en una perspectiva que coloca al cuidado en una trama de relaciones de poder, los estudios ya mencionados aportan claves de lectura al momento de comprender los géneros, el trabajo productivo y el reproductivo, las responsabilidades de cuidado, lo doméstico y lo público. Más aún, proponen un modelo amplio desde el cual observar problemáticas complejas, en las que el cuidado trasciende lo doméstico, se extiende y reproduce en ámbitos sociales tales como el que aquí planteo: el trabajo de cuidado en las tramas organizativas de un grupo de mujeres cooperativistas en el marco de un programa social.

 

Mujeres superpoderosas: arreglos familiares y cuidado compartido entre mujeres

El "Ellas Hacen" se propone como una política de inclusión con trabajo y con perspectiva de género. Como describí en otra oportunidad, los espacios de capacitación del programa promueven "prácticas de encuentro" entre mujeres, en los que la reflexión crítica emerge de las discusiones que se generan en torno a temas específicos (Sciortino, 2015a, 2015b, 2017). Los roles de género, los tipos de trabajos que realizan, sus capacidades y fortalezas se tornan puntos reflexivos que las articulan en debates y acciones concretas. La trayectoria de Gabriela -al igual que la de otras mujeres que pude conocer− expone el potencial de un programa que valoriza a las mujeres como "hacedoras" en términos de trabajo productivo, en un rubro tradicionalmente masculino; al mismo tiempo que promueve la finalización de sus estudios y la capacitación en temas específicos (política, economía social, cooperativismo, oficios).

Este programa desafía la división sexual del trabajo al momento que se dirige a mujeres y les propone realizar actividades por fuera de sus hogares. Paradójicamente, refuerza un perfil de titular mujer-madre en el que se naturaliza su condición de cuidadora y no se contempla en términos de intervención social la desigual distribución de las responsabilidades del cuidado.

Así como desde la política social la mujer continúa cristalizada en un perfil maternalista,11 como madre y natural cuidadora, en las representaciones y prácticas de "Las Leonas", esta naturalización también aparece con fuerza. "La mujer es de la casa". "Amén, hermana", respondió Carolina a la conclusión que compartió Gabriela luego de conversar sobre todo lo que tenía que hacer al llegar a su hogar luego de no haber estado durante la mañana (Carolina, Registro de campo, La Plata, agosto de 2014). Un lunes de capacitación volvíamos al barrio y, cerca del final del recorrido, las obligaciones respecto al trabajo doméstico ocuparon nuevamente un lugar central. La discusión sobre el futuro rumbo de la cooperativa y el enojo con las compañeras que "no cumplían" había quedado unas cuadras atrás. Mientras nos despedíamos, la firmeza con que esas palabras cerraron la conversación expuso la continuidad cotidiana existente entre las prácticas de trabajo extradoméstico y las de cuidado.

A pesar del giro que el "Ellas Hacen" plantea al definirse como una política social con perspectiva de género, para las mujeres, trabajo y cuidado continúan enlazados de una manera problemática. Ellas llevan los chicos/as a las capacitaciones e instancias de trabajo, realizan arreglos familiares/vecinales para poder asistir, restan horas a sus propias capacitaciones para que no se superpongan con los horarios escolares. Tiempo después, en la entrevista compartida, Gabriela resumiría estas reflexiones y definiría, tanto a ella como sus congéneres, como "mujeres superpoderosas", poniendo ante mí una imagen de mujer que puede con todo, desde "hacer cemento, un fino, revocar" hasta "ser de la casa" (Gabriela, La Plata, diciembre de 2014).

Trabajo y cuidado aparecen como prácticas escindidas desde la política social, mientras que en la cotidianeidad, el trabajo productivo depende de que, entre otras cosas, las titulares puedan establecer de la manera más eficiente posible modalidades de cuidado que las habiliten a cumplir con las actividades extradomésticas. Sin embrago, en este caso se destaca la manera por medio de la cual el rol tradicional de las mujeres como madres-cuidadoras y los lazos entre las familias nucleares son configurados de manera tal que posibilitan prácticas de cuidado compartidas. De esta forma, la familia extendida conforma la trama sobre la cual se apoyan modalidades colaborativas que afrontan las limitaciones que la distribución desigual de responsabilidades provoca en sus vidas cotidianas. Por lo tanto, propongo poner atención a los vínculos que se construyen "entre mujeres en espacio de mujeres" en términos de relaciones de poder y resistencia (Abu-Lughod, 1990), así como a la potencialidad de las costumbres en tanto motor para la agencia social (Mahmood, 2006).

Si convenimos que la organización social del cuidado responde a los valores simbólicos de una comunidad (entre ellos, las imágenes de género y la división sexual del trabajo) (Faur, 2014), resulta significativo observar la configuración de prácticas de cuidado que, aunque teniendo como referencia a la mujer en tanto principal responsable del cuidado del grupo familiar, se construyen de manera comunitaria. Estas prácticas compartidas desafían (aunque no sea de manera confrontativa y racionalmente planificada y ejecutada) la estructura desigual que relega a las mujeres a un tipo de trabajo específico en el ámbito doméstico, el cual se invisibiliza como tal y, por ende, no es remunerado. Observamos prácticas cotidianas entre mujeres que no se contraponen a llevar adelante el trabajo de cuidado, sino que reafirman los vínculos familiares en prácticas colectivas y solidarias. De esta manera logran sostener el trabajo de cuidado al mismo tiempo que "salen" a trabajar. Lila Abu-Lughod (1990) propone la noción de "resistencias locales" para referirse a prácticas que no podrían describirse como radicalmente opuestas a los sistemas de poder específicos pero que, de alguna manera, los desafían o cuestionan.

Con el objetivo de abrir el debate, me pregunto si resulta adecuado pensar estas prácticas compartidas en términos de agencia social. Esta última, entendida no simplemente como un sinónimo de resistencia a las relaciones de poder, mas sí como la capacidad de acción creada y propiciada por relaciones de subordinación históricamente configuradas (Mahmood, 2006). Mahmood cuestiona la insistencia del pensamiento posestructuralista por conceptualizar la agencia en términos de subversión y resignificación de normas sociales. La propuesta de Mahmood consiste en ver que la capacidad de agencia puede ser también encontrada, no solo en actos de resistencia a las normas, sino también en las múltiples formas en que esas normas son incorporadas (Mahmood, 2006). Aquí, el estilo qom de cuidado que describí líneas arriba otorga un marco de contención que promueve la supervisión grupal de las crianzas y la responsabilidad colectiva de esta tarea entre hermanas, abuelas, tías e hijas, principalmente. De este modo, las mujeres titulares del programa encuentran apoyo con las tareas de cuidado a partir de arreglos familiares entre mujeres que las habilitan a responder con las actividades del programa.

 

Conclusiones

En estas páginas abordélas modalidades de organización colectiva de mujeres en torno al cuidado en vinculación al programa "Ellas Hacen" desde un enfoque que privilegia la indagación de las prácticas cotidianas en el orden doméstico, familiar y barrial. En este marco, el cuidado fue entendido en tanto trabajo, retomando la propuesta de la economía feminista. De la misma manera, apoyándome en una serie de estudios ya mencionados que anteceden esta investigación, construí un modelo de interpretación desde el cual las modalidades de cuidado pudieron ser identificadas desde un componente étnico que pondera lo colectivo-grupal-comunitario.

El "Ellas Hacen", en tanto línea de intervención estatal que se define con perspectiva de género, desafía la división sexual del trabajo al momento que se dirige a mujeres y propone realizar tareas por fuera de sus hogares. Paradójicamente, refuerza esta división al no reconocer el trabajo de cuidado, que recae de manera desigual sobre las mujeres. Esto consolida un perfil de titular mujer-madre en el que se naturaliza su condición de cuidadora y no se contempla la desigual distribución de las responsabilidades del cuidado en términos de problemática social sobre la cual intervenir.

La escisión entre trabajo y cuidado desde la política social es "encarnada" cotidianamente por las titulares y se configura en prácticas locales de cuidado. Al no cuestionarse desde el programa el lugar naturalizado de las titulares como cuidadoras, son ellas las que deben resolver las dificultades de la doble jornada de trabajo (en el programa y en sus hogares). En esta investigación propuse entender el marco grupal y comunitario desde el cual el cuidado se construye y despliega en tanto modalidad que se corresponde con un estilo de crianza qom; desde el cual las tramas familiares extendidas sostienen la crianza y, en este caso, "Las Leonas" puedan "salir" a trabajar fuera de sus casas, recibir una remuneración y, llegado el caso, "encontrase" con otras mujeres trabajadoras.

Al final de este texto incorporo la noción de agencia social con el objetivo de reflexionar sobre prácticas cotidianas que, aunque no disruptivas de órdenes de poder, logran modificar/cuestionar vínculos y contextos desiguales. En el espacio comunitario, doméstico, familiar ampliado y principalmente entre mujeres es desde donde se afianzan prácticas de organización compartidas que habilitan a las mujeres a "salir a trabajar". En mi opinión, una mirada crítica respecto de cómo las políticas sociales consideran el cuidado resulta necesaria para superar líneas de intervención social que abandonen la resolución de la doble jornada y la feminización del cuidado a las voluntades colectivas e individuales de las titulares de los programas, de sus grupos familiares y de sus comunidades de pertenencia.

 

Datos de financiamiento

Este trabajo presenta resultados de una investigación llevada a cabo en el marco de mi formación posdoctoral durante los años 2014-2016 en el Programa de Posdoctorado en Ciencias Humanas y Sociales de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, bajo la dirección de la Dra. María Inés Fernández Álvarez. "Este documento es resultado del financiamiento otorgado por el Estado Nacional, por lo tanto queda sujeto al cumplimiento de la Ley Nº 26.899". Organismo que ha financiado: CONICET, Argentina.

Agradecimientos

Este estudio fue posible a partir del intercambio con distintos/as interlocutores/as. Por un lado, se vinculó con el Proyecto UBACYT 2014-2016 "Etnografía de procesos de organización colectiva del trabajo en sectores subalternos: entre lógicas racionales, prácticas creativas y dinámicas políticas", radicado en el Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires y dirigido por M. Inés Fernández Álvarez. Agradezco a María Inés la solidaridad de incorporarme a sus proyectos y equipo de investigación.
Por otro lado, se conecta con la práctica extensionista que llevo adelante en el marco de una serie de proyectos radicados en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. La Dra. Angela Oyhanty viene dirigiendo desde el 2010-2015 el proyecto de extensión "Educación y acceso a derechos", radicado en el Barrio Qom Barrio Las Quintas. Esta línea de trabajo continúa dirigida por la Lic. Victoria Lucero en los proyectos "Fortalecimiento comunitario y ampliación de derechos en el Barrio Qom" (2016-2017). Agradezco a ambas, al equipo en general y en especial a mis compañeras extensionistas del espacio de mujeres con las cuales cada año el desafío de trabajar junto a mujeres adultas nos convoca, interpela y entusiasma. Así también agradezco a las mujeres del barrio, las cuales nos reciben afectuosamente y con ganas de hacer, pensar y luchar juntas.
Finalmente, agradezco a la Dra. Susana Ortale su mirada especializada y sugerencias oportunas.

 

Notas

1. Los nombres de las interlocutoras han sido modificados.

2. En el marco del programa que menciono al inicio se planifican capacitaciones semanales para las titulares. Más adelante me explayo al respecto.

3. Cabe aclarar que al momento de la corrección de estilo de este trabajo, los programas Argentina Trabaja y Ellas Hacen han sido redireccionados hacia un nuevo lineamiento en materia de política social. Desde inicios del 2018 los/as titulares de estos programas pasaron a conformar "Hacemos futuro". A diferencia de los programas anteriores donde el trabajo en cooperativas fue un aspecto central para la permanencia en los mismos, ahora los requisitos se han reducido a la inscripción en los "cursos de formación integral" y a estar cursando estudios primarios/secundarios o haber finalizado la secundaria. El tiempo verbal presente responde a que al momento de la escritura el programa estaba vigente.

4. Hago esta salvedad porque existen cooperativas del programa, en la misma ciudad de La Plata y en otras ciudades de la provincia de Buenos Aires, que no se dedican al trabajo de construcción, sino que desarrollan trabajos de reciclado, textilería y limpieza, entre otros.

5. Trabajo "en obra" refiere a las tareas de construcción, las cuales se desarrollan una vez por semana.

6. Para una caracterización del barrio ver Balerdi (2012).

7. Agradezco a Analía Depetris por su solidaridad al brindarme información de la investigación que llevo adelante en el barrio Las Quintas. Datos disponibles en Depetris (2007).

8. Las lecturas sobre experiencias de conformación de "espacios de mujeres" resultaron de apoyo para la reflexión de nuestras prácticas; en especial las de Partenio (2008) y Espinosa (2016).

9. La "guardería" se vincula con los Centros de Desarrollo Infantil en el marco de la Ley Nacional 26.233. Sancionada el 28 de marzo de 2007, promulgada el 24 de abrilde 2007.

10. Instalaciones que nuclean las actividades de construcción y administración del "Ellas Hacen". Allí las mujeres arman las placas que se utilizarán como paredes de las casas que luego arman en un terreno indicado.

11. Sobre "maternalismo político" véase Nari (2004).

 

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