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Intersecciones en antropología

On-line version ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol.  no.5 Olavarría Jan./Dec. 2004

 

Identificaciones y disputas de sentido en Asambleas Barriales. Análisis de la construcción política de la categoría vecino 1

Mabel Grimberg, Salvador Schavelzon, Agustín Barna, Maximiliano Peluso y Miranda González Martín

Mabel Grimberg. CONICET. Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Puán 480. Of. 414. E-mail: mgrimber@filo.uba.ar.
Salvador Schavelzon. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Puán 480. Of. 414. E-mail: schavelzon@hotmail.com.
Agustín Barna. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Puán 480. Of. 414. E-mail: learco@email.com.
Maximiliano Peluso. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Puán 480. Of. 414. E-mail: maxipeluso@yahoo.com.ar.
Miranda Gonzalez Martín. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Puán 480. Of. 414. E-mail: mirandagonmar@yahoo.com.

Recibido 30 de Junio 2003. Aceptado 26 de Diciembre 2003

RESUMEN

Este trabajo sintetiza algunos resultados parciales de una primera etapa de investigación sobre "asambleas barriales", de un proyecto más amplio sobre procesos de formación de actores y nuevas modalidades de acción política. Esta línea de investigación en particular, se propone ligar antropología y política, a partir del análisis de un proceso del que, a la vez, somos partícipes activos. A partir de las categorías teóricas de construcción social y hegemonía focalizamos las modalidades de organización, los dispositivos de funcionamiento, las discusiones y actividades de distintas "asambleas", combinando observación con participación y registro sistemático de formas discursivas orales y escritas y de las prácticas individuales y colectivas, para captar la multiplicidad de sentidos y tensiones que estas prácticas ponen en juego. Desde ahí, focalizamos las transformaciones de sentido de la categoría vecino a partir de una periodización tentativa que permite abordar, en términos de proceso, la multiplicidad de prácticas y significaciones construidas.

Palabras clave: Acción política; Asambleas; Construcción social; Hegemonía; Identificaciones.

ABSTRACT

In this article we summarize some of the preliminary results of a study on asambleas barriales (neighborhood assemblies), included in a larger research project concerning the process of formation of social actors and the new modalities of political action. This specific line of research is intended to bind together anthropology and politics, since we ourselves are actively involved in these collective practices. Our focus is on the modalities of organization, the functional arrangements, the debates and activities of several "assemblies", examined from within a theoretical framework based on the concepts of social construction and hegemony. We apply participant-observation and the systematic recording of oral and written discourses and individual and collective practices in order to reveal on analysis the multiplicity of meanings and tensions that arise from these practices. In this way, we focus on the transformations of the vecino (neighbor) category, proposing a tentative chronology in order to apply a dynamic perspective to the analysis of this multiplicity of meanings and practices.

Keywords: Political action; Assemblies; Social construction; Hegemony; Identifications.

INTRODUCCIÓN

  Desde la última década, la consolidación de las políticas neoliberales profundizó la concentración política y económica intensificando la desigualdad social y el deterioro de las condiciones de vida de vastos conjuntos sociales. Este modelo llevó a la reducción y desestructuración del sector industrial, al desmantelamiento de áreas sustanciales del Estado y a la eliminación de su capacidad reguladora, a niveles sorprendentes, para nuestro país, de precarización en las relaciones laborales y de desempleo y a un incremento notable de la pobreza y la indigencia, que condujo a una crisis inédita en nuestra historia.

  En un escenario de continuidades y crisis políticas sucesivas, desde mediados de los noventa, comenzó visualizarse a una creciente conflictiva social que se expresó en la difusión de formas de protesta, modalidades de organización y estrategias políticas y sociales, cuyas especificidades y articulaciones resulta necesario profundizar si se quiere comprender, no sólo la emergencia de nuevos actores, sino seguir procesos de cambio que afectan identidades y prácticas de sujetos y grupos. La intensificación de acciones de resistencia y protesta social sobre todo a partir de 1996, puso de relieve un proceso de movilización caracterizado por el desplazamiento del conflicto desde el sector industrial al sector público; la disminución de reclamos por salarios y el crecimiento de las demandas por salarios adeudados y despidos; el aumento de la protesta en las provincias; el protagonismo de los trabajadores estatales de distintas regiones del país y, de manera creciente, de desocupados; la disminución de medidas de fuerza como el paro o la huelga y el aumento de ciertas modalidades como las ollas populares, las puebladas, los cortes de ruta; el surgimiento de nuevos actores y organizaciones sociales -movimientos de trabajadores desocupados "piqueteros" y "empresas o fábricas recuperadas" (Auyero 2002; Farinetti 1999).

  La agudización de este proceso adquirió una magnitud e impacto inéditos en los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre. Estos hechos y las movilizaciones de los primeros meses del 2002 mostraron distintos niveles de cuestionamiento a los modelos dominantes de representación política y a los "modos de hacer política", poniendo en juego demandas y ejercicios de "democratización" de las prácticas sociales y políticas.

  En este marco, a partir del mes de enero del 2002 surgió un amplio movimiento que organizó más de un centenar de "asambleas barriales" o "populares", según sus denominaciones 2 , en la ciudad de Buenos Aires, el conurbano y ciudades del interior del país. Expresión de un proceso concebido como fundacional por gran parte de sus protagonistas, las "asambleas" se constituyeron durante el 2002 tanto en un actor significativo de la movilización, como en centros de propuesta y ejecución de iniciativas sociales, culturales, políticas, etc.

  Este trabajo sintetiza algunos resultados parciales de una primera etapa de la línea de investigación sobre "asambleas" del Proyecto sobre Resistencia y Protesta Social 3 . Desde un enfoque antropológico político relacional centrado en las categorías teóricas de construcción social y hegemonía (Grimberg 1997) y conceptos como resistencia (Vike 1997), tradición, experiencia y transacción (Thompson 1984), este proyecto analiza los procesos de formación de actores, las modalidades de acción política (Tilly 2000) y los procesos de construcción identitaria en la Argentina contemporánea, a través de una metodología etnográfica basada en observación participante, entrevistas en profundidad reiteradas y análisis de narrativas biográficas.

  Esta línea de investigación fue el resultado de la integración teórico-metodológica de la participación de los autores en distintas asambleas al trabajo de la cátedra de Antropología Sistemática 1 -Organización social y política- 5 , uno de cuyos ejes es la propuesta de articulación entre antropología y política, en un proceso de construcción de un conocimiento crítico y de prácticas antropológicas transformadoras, que podríamos identificar como una antropología implicada. Esto es, una práctica antropológica que reconoce y se asienta en nuestra condición de sujetos e investigadores involucrados en las situaciones y los procesos en estudio. Esta propuesta articula una simultánea lectura antropológica de la política y una politización de nuestra práctica antropológica en los diversos sentidos de ponderar los sujetos y la subjetividad en la definición del problema, a la vez que recuperar la multiplicidad de significaciones que como sujetos damos a las condiciones y modalidades de nuestras vidas.

  Las "asambleas", consideradas un espacio de reinserción de la ciudadanía en estado deliberativo y decisional y laboratorios de poder popular desde abajo, sin mediaciones representativas (Cafassi 2002); gérmenes de una nueva organización, que impugna al Estado y a la política burguesa (Ouviña 2002); nuevas formas de organización política (Galafassi 2002); una continuidad y a la vez un hecho inédito en la historia de los "movimientos populares" (Dri 2002); concitaron una serie de preocupaciones, interrogantes y polémicas en torno de su carácter, sus alcances y proyecciones (Bielsa y Bonasso 2002; Feijóo y Salas Oroño 2002; Gómez 2002; Grimberg et al. 2002) que ponen de manifiesto la multiplicidad de sentidos y las tensiones de los procesos políticos y en particular la complejidad de los procesos de protesta social (Auyero 2002).

  Frente a ese contexto polémico, nuestra línea de investigación partió de una serie de interrogantes, en algunos casos con marcados conflictos entre sí, que de diversa manera expresaban diferencias generacionales y de trayectorias de vida de los integrantes de este equipo. Estos interrogantes remitían básicamente al alcance, tensiones y límites de las propuestas y las modalidades de práctica de las "asambleas", a las continuidades y rupturas en esos aspectos respecto de procesos o ciclos de protestas anteriores y a los ejes y tensiones en las construcciones y redefiniciones identitarias puestas en juego.

  En función de una estrategia metodológica que busca ir construyendo ejes de análisis a partir del establecimiento de ciertos nudos problemáticos de intersección de nuestros interrogantes, al tiempo que avanza en la formación en investigación de los miembros de este equipo, focalizamos la primera etapa en la construcción de un contexto analítico que permitiera tanto un abordaje de las "asambleas" en términos de proceso, como el tratamiento de aquellos casos de mayor significación según el problema y las categorías teóricas planteadas.

  En ese proceso, la multiplicidad de sentidos y las tensiones de ciertas identificaciones, así como los mecanismos y los ejes de la construcción de identidades se constituyeron en el principal foco de interrogación. En este artículo abordamos el problema de los procesos de construcción y las redefiniciones identitarias a partir del seguimiento de las transformaciones de sentido de la categoría vecino. Para ello proponemos un contexto analítico centrado en una periodización en tres momentos. Nos interesa mostrar que la categoría vecino pone en juego variados y variables procesos de identificación -individuales y colectivos- y formas identitarias para sí y para otros, según el contexto político de definición (Dubar 2002). Este contexto de definición puede ser entendido como un escenario de disputa y negociación variable, que involucra y trasciende el espacio de las "asambleas", articulando diferentes actores en un campo de fuerza societal (Thompson 1984) de mayor amplitud y en el cual el Estado, los distintos tipos de agrupamientos políticos y sociales y las organizaciones de la sociedad civil, entre otros, juegan un papel fundamental debido a que es en este contexto relacional donde se definen y redefinen las categorías identitarias.

APUNTES METODOLÓGICOS

  Este trabajo es parte de una línea de investigación que procura articular el compromiso de participación y las experiencias de miembros de este equipo en distintas "asambleas", con las categorías de análisis y la práctica antropológica. En esta perspectiva de entrelazar prácticas antropológicas y políticas, intentamos una antropologización de la política, que propone incluir los sujetos y la subjetividad en la definición del problema de estudio; recuperar la conflictiva simbólica y los procesos de disputa, así como las distintas estrategias puestas cotidianamente en juego; y contextualizar e historizar las tensiones que se expresan en las prácticas.

  Como hemos indicado en un trabajo reciente (Grimberg et al. 2002), nuestra práctica puede definirse, además de observación participante, como participación reflexiva, observación interrogante y registro sistemático de las formas discursivas orales y escritas y de las prácticas individuales y colectivas. Nuestras instancias básicas de análisis han sido la formación, las modalidades de funcionamiento, las prácticas y las discusiones planteadas, los aspectos de tensión y las acciones de articulación llevadas a cabo con otros actores sociales.

  Las unidades de análisis fueron cuatro "asambleas" -tres del centro y norte de la ciudad de Buenos Aires y una del área norte del Conurbano Bonaerense- en las que participamos como integrantes los miembros de este equipo. Los datos presentados corresponden a una primera etapa de trabajo efectuada durante el año 2002.

LAS "ASAMBLEAS": EJES DE CONSTITUCIÓN Y MOMENTOS DISTINTIVOS

  Conformadas a partir de enero y febrero de 2002, las narrativas de sus protagonistas situaron su origen en las jornadas del 19 y el 20 de diciembre y en el propósito explícito de "continuar organizadamente la propuesta de movilización". Si bien el principal eje de organización se estructuró en el cuestionamiento al sistema político y la necesidad de producir propuestas de profundización democrática, no menos importante ha sido la búsqueda de articulación de sus propuestas con modalidades de vida alternativas en términos económicos, sociales, culturales y políticos. Durante los primeros meses del 2002 mostraron una importante capacidad de convocatoria, en algunos casos con más de doscientos o trescientos participantes y significativas instancias de coordinación interbarrial, sin embargo en el transcurso del año fueron fracturándose o perdiendo integrantes hasta estabilizarse en cifras variables entre quince a veinticinco miembros.

  Un modo de aproximarse a la comprensión de un proceso es indagar los ejes de constitución y los cambios más significativos que permiten distinguir momentos diferenciados en la construcción de sentidos y prácticas sociales. En términos sintéticos, los principales ejes de constitución de las "asambleas" fueron a nuestro criterio:

  La territorialidad, común a otras formas de organización y protesta social de nuestro país, cuyo marco más amplio ha sido un proceso de movilización creciente que, desde mediados de los noventa, constituyó un escenario de disputa, de demanda y negociación descentrado de la empresa (la fábrica), referido básicamente al Estado. Este proceso conformó y a la vez requirió, modalidades de acción y protesta en las que resultaba sustancial el protagonismo de múltiples actores y en el que las "asambleas" fueron articulando con trabajadores estatales (salud, educación), movimientos de trabajadores desocupados, fábricas y empresas "recuperadas" entre otros. En este contexto, el barrio se configuró en escenario de reunión, en espacio de prácticas y referente de identificaciones. Vinculado a éste, la ocupación del espacio público, de ciertas calles, esquinas, plazas, parques y predios de distintos tipo, con un sentido explícito de "restitución" o de "recuperación". La propuesta de formas democráticas de participación y decisión colectivas que ponderaron la "democracia directa", la "horizontalidad", el "privilegio del consenso", la "autonomía", etc. El pluralismo social y político en trayectorias individuales y colectivas, prácticas políticas partidarias, comunitarias, de derechos humanos, etc.

  Tal como hemos realizado en un estudio anterior sobre los trabajadores gráficos (Grimberg 1997, 1998) o más recientemente sobre esta temática (Grimberg et al. 2002), seguimos las alternativas de distintas "asambleas" a través de una periodización con el propósito de ordenar nuestros interrogantes, a la vez que generar un marco de reflexión conjunta. Más que un análisis histórico, esta periodización es una herramienta metodológica de carácter heurístico, una construcción del investigador a partir de la selección de ciertos aspectos que considerará significativos (Grimberg 1997) con el objetivo de constituir un contexto de análisis para el caso de estudio.

  Los momentos propuestos tienen su anclaje en ciertas fechas y eventos que concitaron tensiones y conflictos y en torno de los cuales se movilizaron prácticas de distinto tipo y carácter: los "cacerolazos" de enero, las protestas contra la Corte Suprema de Justicia, la convocatoria al "Congreso Piquetero", las actividades en torno del aniversario del Golpe Militar el 24 de marzo, los actos por el 1° de mayo, la represión en el puente Pueyrredón y el asesinato de Kostecki y Santillán, la movilización del 9 de Julio, la preparación de la conmemoración del primer aniversario del 19 y el 20 de diciembre. Presentamos una síntesis de estos momentos centrándonos en los aspectos que han marcado las discusiones y las prácticas.

Primer Momento: la movilización/la organización

  Este momento se caracterizó por su masividad (en algunos casos, entre doscientas y trescientas personas) una notoria heterogeneidad social y política, tras la inespecificidad identitaria de la categoría vecino. Heterogeneidad social en trayectorias y condiciones laborales, en modos y condiciones de vida -profesionales, estudiantes universitarios y secundarios, pequeños comerciantes, empleados públicos, empleados del ámbito privado, "amas de casa", desocupados, jubilados, con distintos niveles de precarización-; en composición etaria -grupos segmentados de edad: jóvenes de 16 a 25 años o 25 a 30 años y mayores de 40 a 60 años-. Heterogeneidad política entre aquéllos sin experiencia política, activistas y militantes de diversos y conflictivos agrupamientos de la izquierda, ex militantes de los setenta, etc.

  Parte de este proceso fue la constitución de la "asamblea interbarrial", a mediados de enero como instancia de coordinación de actividades, también de carácter masivo (entre 2000 a 3000 personas en las primeras reuniones) y de las "interzonales". Un aspecto significativo de este momento fue la presencia de la movilización, modelando y tensionando las prácticas: marchar o debatir; participar en convocatorias generales o promover acciones barriales; movilizarse u organizarse, fueron ejes sustanciales de discusión 4 . En este contexto la forma organizativa y los mecanismos de funcionamiento ocuparon un lugar central, tanto por el explícito propósito de poner en práctica procesos de democratización, de horizontalidad en las decisiones, etc., como por los requerimientos prácticos que imponía, en algunos casos, el número de participantes.

Segundo Momento: las identificaciones/la polarización

  Anclamos su inicio aproximadamente en el mes de marzo. Los iocacerolazosle semanales de los viernes pasaron a realizarse una vez por mes (los días 20). La mayor parte de las "asambleas" sufrieron una fuerte reducción numérica y se estabilizaron entre los 30 integrantes, la participación en la "interbarrial" disminuyó significativamente. Además de este descenso de la movilización y la simultánea reducción del número de participantes, este segundo momento estuvo caracterizado por una redefinición de acciones y prioridades. El aspecto más significativo fue, a nuestro criterio, la disputa entre ciertos discursos y actores que reveló la emergencia descarnada de identificaciones en conflicto y desplegó un proceso de polarización expresado, en la mayor parte de los casos, en la oposición "independientes" / "partidos de izquierda". Esta oposición, sin embargo, no debe ser interpretada en términos reduccionistas de bloques, por lo contrario, el proceso puso de manifiesto notorios desplazamientos tanto en los ejes de confrontación, como en los alineamientos.

  Desde los "independientes" esta polarización tuvo como categoría central a la palabra "aparateo" para referirse en términos críticos a aquellas posiciones políticas, objetivos, lógicas de funcionamiento, modalidades de comunicación e interacción, etc., que presentan una doble fase de manipulación e imposición por parte de los distintos agrupamientos 6 . Las tensiones entre agrupamientos políticos entre sí y entre alguno de ellos e "independientes", llevaron a fracturas y a la formación de nuevas "asambleas" en algunos casos, en otros a la reducción de participantes o a la restricción de su participación a actividades acotadas. En este contexto uno de los ejes de tensión más significativos fue el debate en torno de promover el compromiso en acciones o hechos políticos de carácter general y/o desarrollar propuestas barriales. Proceso que se extendió a las comisiones temáticas e impulsó un giro hacia el trabajo en el barrio.

Tercer Momento: la particularización

  Referimos a este momento como de particularización, en el sentido de que cada "asamblea" se concentró en una o dos actividades centrales, entre las que se destacaron actividades en relación con cartoneros, fábricas ocupadas, viviendas en desalojo, el problema de las tarifas de servicios públicos, etc.

  Los aspectos de mayor relevancia para ese momento fueron en primer término, un aumento en la participación de quienes continuaban en las "asambleas", en el marco de decrecimiento numérico general. En segundo término, el aumento de la participación en grandes movilizaciones convocadas sobre todo por movimientos de desocupados y, simultáneamente, un notorio fortalecimiento de actividades y propuestas cuyo foco fue el barrio, entre ellas acciones con centros de salud u hospitales, ollas populares y merenderos, tomas de edificios, actividades culturales, compras comunitarias y ferias de alimentos o artesanías, etc. En ese contexto se extendieron modalidades de intercambio informales de coordinación temática ("intersalud", "intertoma", reunión de comisiones sobre "privatizadas", etc.) y espacios zonales de participación. En este tercer momento y en un marco de redefinición de ejes de tensión y modalidades de identificación, se afianzaron entre los miembros de las "asambleas" formas personalizadas de sociabilidad que pusieron en juego afectos, solidaridades y mecanismos de reciprocidad.

MODOS DE IDENTIFICACIÓN Y ALTERIDADES EN LA CATEGORÍA DE "VECINO"

  Nuestro punto de partida es el concepto de modo de identificación que supone a la identidad como el resultado de una doble operación de diferenciación y generalización. La alteridad es necesaria para la construcción de la diferencia, pero también para la identificación del nexo común a una serie de elementos diferentes de otros: la identificación de pertenencia (Dubar 2002). Los modos de identificación son dependientes de variables históricas y sociales y se articulan mediante procesos de identificación atribuida por "otros" y de la identificación reivindicada por los propios grupos (Dubar 2002). Este doble proceso, según nuestro punto de vista, se configura en el marco de relaciones de desigualdad social y de disputa política; terrenos éstos donde las tradiciones juegan un rol central en la definición de sentidos y prácticas.

  Las disputas y transformaciones de sentido en la categoría de vecino ponen de manifiesto modos de identificación -individuales y colectivos- que varían según los actores y sus modalidades de relación social, así como también variables núcleos de tensión y conflictividad. Como otras formas identitarias, la categoría vecino es el resultado de un proceso de "identificación contingente" que, en una doble operatoria de diferenciación y generalización, constituye una simultánea singularidad y un nexo común con relación a los otros (Dubar 2002). Como plantea este autor, esta doble operatoria está en el origen de la paradoja de la identidad: lo que hay de único es lo que hay de compartido. Estos procesos de identificación implican, a su vez, el doble juego de modos de identificación de y por otro, configurando formas identitarias variables, con distintos anclajes, en las que se articulan discursos, representaciones, normativas, sentimientos, deseos, fantasías, etc.

  Presente desde las primeras reuniones, el término vecino marcó los discursos y las prácticas "asamblearias". En un contexto de tensiones y negociaciones, fue mutando su carga de sentido desde un probable "alguien que vive al lado" hasta sinónimo de "asambleísta", pasando en el camino por acepciones sumamente variadas y conflictivas. Más allá de lo que a priori podría parecer obvio, que el integrante de una "asamblea" barrial sea un vecino, el uso del término ha supuesto ciertas tomas de partido y posturas políticas presentes -en algunas ocasiones de manera latente, en otras de manera explícita-, que muestran las tensiones y deslizamientos entre los aspectos básicos de las modalidades de identificación de y por los otros.

  En el contexto de movilización-organización del primer momento, el término vecino permitía expresar, a la vez que dar contención, a una inespecificidad identitaria que lograba aglutinamientos identificatorios a través de un anclaje territorial. En este sentido, posibilitaba para algunos integrantes mantener (y desde otras perspectivas aprovechar) el peso de un uso naturalizado desde el sentido común de "habitar" el barrio y, al mismo tiempo, efectuar una lectura en "código político". Durante ese momento registramos por lo menos tres modos de referencia básicos de la categoría:

  1- Hacia un interlocutor en la asamblea:

"Ustedes como vecinos deben saber...".

  2- En relación a terceros ausentes pero virtualmente presentes en el discurso:  

"Los vecinos que no participan...".

"Debemos recuperar estos espacios para los vecinos...".

  3- De manera autoreferencial individual o colectiva:

"Yo como vecino, exijo...".

"Este es un tema que nos incumbe a nosotros los vecinos".

  Tal como puede reconocerse por estos y los siguientes testimonios, el término remitía no sólo a una modalidad de identificación ligado a la proximidad espacial y a escenarios de convivencia barrial, sino, sobre la base de éstas, a sentidos políticos ampliados, vinculados a la participación, la movilización o las formas de organización. Es así que no resultara extraño escuchar en un "cacerolazo" en Plaza de Mayo:

"Ahí llegan los vecinos de... (tal barrio)" refiriéndose explícitamente a los participantes de la "asamblea" de ese barrio.

  Por eso, en ciertos casos y perspectivas pudo ser asimilable o aparecer como sinónimo del término "compañero", sobre todo entre activistas o militantes con experiencias presentes o pasadas:

"Ahora nos va a hablar un vecino del barrio ...".

"Traigo una propuesta para discutir con los vecinos de la asamblea...".

  Sin embargo y esto es significativo, la inespecificidad identitaria más que ocultar, avivó hacia adentro y hacia afuera de las "asambleas" la pregunta: acerca de quiénes son estos vecinos, que desde distintas perspectivas se desplegó en una serie de interrogantes: ¿La clase media con sus ahorros en el corralito?¿Sectores profesionales o comerciantes empobrecidos?¿Los que tenían miedo a los saqueos? ¿Activistas y militantes? ¿De dónde? ... ¿De las izquierdas? ¿De los partidos tradicionales en crisis ("frepasistas" o "aliancistas" frustrados)? ¿De otro tipo de organizaciones de los setenta? ¿Los que descubrían por primera vez la política? Parte de estos interrogantes emergieron en términos de conflicto en el segundo momento, en las múltiples disputas entre "independientes" y agrupamientos políticos de izquierda. En este marco, el término vecino centralizó las identificaciones, en dos sentidos articulados.

  El primero, como identificación y herramienta clave de quienes intentaban mantener la "asamblea" como un espacio "no cooptado" por las disputas partidarias; desde este sentido vecino permitía aglutinar y diferenciar en defensa de la "autonomía". En esta perspectiva, vecino no remitía a cualquier sujeto que participara de una asamblea, sí identificaba "cierta clase de actores políticos" cualificados por la "autonomía". Tal como algunos lo expresaron:

"...Yo no tengo nada en contra de que participen militantes de izquierda pero tienen que hacerlo como vecinos no como miembros de su partido, bajando línea y aparateando...".

  El segundo sentido, a través de este proceso de enfrentamientos y tensiones, vecino extiende su asociación desde los sujetos a las prácticas, para referir a "otras maneras de hacer política", distinta y enfrentada a la de los "partidos". En este contexto, entonces, el término sufrió un proceso de resignificación que acaba trascendiendo el microespacio de la disputa para instalarse en un contexto mayor, el de las modalidades de la política.

  En el tercer momento, de particularización, la categoría vecino fue mostrando otras aristas, que pusieron de manifiesto disputas y redefiniciones sobre distintos temas. Por un lado, vecino aludió al universo potencial de participantes con relación al carácter de la participación, ya sea como parte de un colectivo preexistente y autónomo con quien se podía articular actividades, o desde otro sentido, como miembros no diferenciados de la "asamblea", recuperando y reafirmando el sentido territorial del término. A modo de ejemplo, frente a una esporádica visita de un miembro de una asociación de almaceneros que propuso a una de las "asambleas" expedirse contra la apertura de un supermercado, la discusión enfrentó dos posturas:

-Una que reconocía una identificación como colectivo y autonomía organizativa:

(Los almaceneros) "...tienen sus propios organismos de nucleamiento y nosotros tendríamos que respetarlos y vincularnos con ellos desde nuestros organismos (la asamblea); y no podemos pretender ser el centro del universo".

-Otra que reivindicaba una identificación individual y el sentido territorial de la asamblea:

"...Los almaceneros son vecinos y deberían participar en la asamblea cada sábado como tales, no venir solamente a pedir algo cuando lo necesitan...".

  Por otro lado, en el último tramo del 2002, el término vecino se encontraba más vinculado a la relación con "el afuera" de la "asamblea", que con códigos de interlocución al interior de la misma, es decir como identificación de otro o para otros. En esta línea de sentido se utilizaba en los siguientes espacios/momentos:

-Primero, para identificar a los habitantes del barrio que no participaban activamente en la "asamblea", es decir en la identificación de un otro, "con los que hay que relacionarse y buscar comprometer".

"...Tenemos que conocer las necesidades de los vecinos para poder actuar en el barrio en base a ellas y así sí vamos a lograr que se sumen a la asamblea...".

-Segundo, en el discurso de la "asamblea" hacia un otro genérico fuera del espacio territorial, es decir en la identificación de sí para otros, o en términos de presentación en el espacio público (Goffman 1971). En un sentido de autoidentificación vecinos asocia un sujeto colectivo y ciertas prácticas diferenciales tal como se expresaba en una pancarta durante una marcha:

"Por otra forma de hacer política, ahora decidimos los vecinos".

  O en "escraches" presentándose públicamente como:

"...Somos vecinos del barrio y estamos cansados de esta política...".

-Tercero, en los espacios donde se requería una cierta formalidad, ya sea en interbarriales zonales, en comisiones de enlace, cuando hay algún invitado particular en alguna reunión, etc.

A MODO DE CONCLUSIÓN

  Una primera cuestión es que las disputas de sentido y los usos de la categoría ponen al descubierto la dinámica de modos de identificación social y política variables y contingentes, en los que tienen un peso decisivo las alternativas de los procesos más amplios de resistencia y protesta social. Pero al mismo tiempo, se observa una multiplicidad de sentidos y usos que se redefinen continuamente a partir de los actores, de sus modalidades de relación social y de la emergencia de ejes de confrontación en cada uno de los momentos. Una segunda cuestión, es que la periodización permite captar una secuencia de transformaciones que no elimina, por el contrario, mantiene y reelabora múltiples sentidos de un momento a otro. Ello posibilita proponer que las reelaboraciones y reconfiguraciones de la categoría vecino son expresión de un proceso de construcción política en curso, cuyos ejes y rasgos deben ser estudiados.

  Surgen entonces una serie de preguntas: ¿Cuáles son los ejes de la crisis de la representación y la configuración de identificaciones políticas, que permiten recuperar una categoría que presenta en el primer momento, la mayor amplitud y masividad, unificando paradójicamente a todos los que se oponen? Nos referimos a una forma despolitizada para identificar una oposición politizada. Pero también, cuáles son los alcances y las especificidades de la crisis de representación, de los modelos de legitimación y de la configuración de identidades políticas puestas en juego en la conflictiva entre "independientes" y "partidos". Dicho de otra manera, cuáles son los alcances y el carácter de la impugnación a la representación política y, simultáneamente, qué aspectos o que modalidades de delegación están en curso. A su vez, las discusiones del tercer momento con relación a la asociación de almaceneros, abren una línea de interrogación en torno de las representaciones y el papel que puedan jugar este tipo de agrupamientos y a las posibilidades de articulación política.

  Desde una perspectiva temporal, cabe preguntarse por las alternativas de otros sentidos de la categoría vecino, que en momentos anteriores, sobre todo en los contextos de asentamientos a partir de la ocupación de tierras, o de conflictos entre barrios y villas, identificaban el espacio de la legalidad (vecinos: ocupantes legales) o ponían a prueba las connotaciones morales del trabajo (vecinos: gente de trabajo), tal como surge de un trabajo reciente (Bocco 2002).

  Siguiendo esta línea son pertinentes otras preguntas: tales como qué sentidos históricos se actualizan en este contexto, considerando la emergencia y la relevancia de asociaciones vecinales (en barrios, villas) durante la dictadura, únicas formas de solidaridad y sobrevivencia, para muchos militantes de distintas organizaciones; o la constitución de centros vecinales en procesos de toma de tierras y de asentamiento en barrios de capital y el conurbano desarrollados desde el gobierno de Raúl Alfonsín en adelante, con un fuerte proceso de demanda, de lucha social y de organización, pero también con notorios procesos clientelares.

  Un último señalamiento, aún no podemos incluir una reflexión sobre las significaciones de esta experiencia para nosotros y sobre todo de los alcances y límites de nuestra práctica, nuestras categorías de análisis y metodología de trabajo. En este marco de interrogantes y limitaciones recordamos que el trabajo del antropólogo es caminar y hablar "con" y no sólo "sobre" las personas (Frankemberg 1995), por eso la práctica de generar conocimiento a través de la construcción de relaciones sociales y de las implicaciones subjetivas es sustancial en esta experiencia, en la que participar y posicionarse es parte de la mejor tradición antropológica.

NOTAS

1. Este trabajo es una reelaboración del trabajo presentado a las Primeras Jornadas de Interfases entre Cultura y Política en Argentina. Buenos Aires, IDES, 18 y 19 de diciembre 2002.

2. En adelante nos referiremos a ellas con la denominación de "asambleas".

3. Además de ieasambleasln, este proyecto sigue los procesos de organizaciones de trabajadores desocupados de La Matanza y Florencio Varela y fábricas recuperadas en Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires.

4. Carrera de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.

5. Nos referimos a las discusiones en torno de cuándo, cómo y por qué marchar, si adherir a tal o cual marcha, cómo continuar, los pros y contras del "marchismo" en relación con la participación en "cacerolazos", a las movilizaciones contra la Corte Suprema, los "escraches"; también cómo defenderse frente a la represión, el problema de la violencia o las manifestaciones pacíficas, etc. Otras remitían a las formas de ordenar la discusión -por ejemplo "votar y discutir cada propuesta" o "establecer una lista de oradores y votar todas propuestas al final"-; la formación de comisiones temáticas (prensa, salud, vivienda, educación, enlace, etc.), su grado de autonomía/subordinación respecto de la asamblea, las formas de coordinación con comisiones temáticas de otras "asambleas", etc.

6. Las convocatorias a participar en las movilizaciones o actos de los distintos agrupamientos "piqueteros" con los que los partidos estaban comprometidos y los tironeos por acercar la "asamblea" al acto de cada partido el 1 de mayo, fueron un punto de inflexión y muchas veces de ruptura.

REFERENCIAS CITADAS

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