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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol.  n.6 Olavarría ene./dic. 2005

 

Guillermo B. Madrazo
1927-2004

El 30 de octubre de 2004 murió Guillermo Madrazo, uno de los investigadores más influyentes en la arqueología pampeana contemporánea y una de las personas más queridas y respetadas dentro de la disciplina. Madrazo era conocido tanto por su criterio y lucidez para enfocar los problemas científicos como por la honestidad y humildad con las que transitaba por la vida.

A pesar de que sus estudios de grado habían sido en Historia, en la Universidad de Buenos Aires, siempre tuvo interés profundo por la arqueología. Desde el inicio de su carrera estuvo en contacto con arqueólogos y eso lo vinculó tempranamente con la disciplina. Cuando promediaba sus estudios se abrió la Licenciatura en Antropología en la misma facultad, lo que lo llevó a tener un contacto fluido con las primeras generaciones de antropólogos profesionales. Madrazo comenzó a trabajar en el Museo Etnográfico de Buenos Aires, en temas de arqueología de sociedades complejas del Noroeste Argentino, área en la cual desarrolló una parte importante de sus investigaciones. Como resultado de estos trabajos se encuentran varias publicaciones entre las cuales se cuenta una en co-autoría con Marta Otonello que es una obra central de referencia de la arqueología del NOA: "Tipos de Instalación Prehispánica en la Región de la Puna y su Borde" (1966).

En 1963 fue nombrado director del Museo Etnográfico Municipal "Dámaso Arce" de Olavarría que él mismo, junto con Enrique Palavecino, había fundado, y años más tarde, en 1970, creó el Instituto de Investigaciones Antropológicas de Olavarría (IAAO) del cual fue también su primer director. Ambas instituciones contaron desde su inicio con un fuerte apoyo municipal y Madrazo supo consolidar este apoyo gracias a su labor sostenida de investigación y de difusión científica en la comunidad local. Además, luego de la muerte de Palavecino, quien solo llegó a editar un par de números, se hizo cargo de la edición de Etnia y la transformó en una de las principales revistas periódicas de la antropología Argentina. Además, creó dos publicaciones complementarias: Actualidad Antropológica y Monografías.

Paralelamente, organizó una serie de cursos desde el Museo, que él mismo dictaba, sobre arqueología y antropología, que sirvieron para promover estas disciplinas en el ámbito local. Esto generó en Olavarría un interés por estas disciplinas que dos décadas más tarde cristalizaría en la creación en esa ciudad, de una Licenciatura en Antropología (con dos especialidades, arqueología y antropología social) dentro de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

Entre 1965 y 1971 Madrazo llevó a cabo una intensa labor de investigación en la arqueología pampeana, aunque no descuidó su interés por la arqueología del NOA e incluso incursionó en la arqueología de Misiones. Sin embargo, fue en la región pampeana donde sus contribuciones fueron mas importante en esa época. En 1966 hizo una serie de prospecciones en el Partido de Olavarría y detectó varios sitios interesantes. Algunos de estos, como las Sierras de Curicó y la Laguna La Barrancosa, serían excavados intensamente muchos años después y darían información relevante para entender los procesos culturales de la región pampeana durante el Holoceno tardío. Ese mismo año llevó a cabo una prospección en Sierra de la Ventana y publicó en Etnia su primer trabajo de arqueología pampeana, en donde resumía los resultados obtenidos y daba a conocer nuevos sitios. En los años siguientes, visitó los sitios clásicos de la región e hizo estudios más detallados y multidisciplinarios en dos de ellos: Gruta del Oro y Laguna Blanca Grande. Ambos funcionaban en la década del ´60 como "sitios tipos" ya que a partir de la evidencia allí generada se habían propuesto las dos entidades arqueológicas pampeanas más importantes de la escuela histórico-cultural austro- alemana: la tradición Tandiliense y su derivada, la industria Blancagrandense. Durante estos trabajos de campo le fue surgiendo una idea con respecto a la antigüedad del Tandiliense que sería central en sus investigaciones. Para Madrazo, la tradición Tandiliense era mucho más reciente que lo que habían postulado Menghin y Bórmida, al menos en las llanuras centrales de la región. Los resultados de los trabajos de Fidalgo, Tonni y Zetti en la Laguna Blanca Grande y los de Teruggi en la Gruta del Oro apoyaban la idea de la modernidad de los materiales que eran clasificados como "tandilienses" o "blancagrandenses". Madrazo propuso entonces que los rastros de las poblaciones más tempranas estaban en la Cima del Cerro El Sombrero en Lobería o en el sitio "La Moderna" en las cabeceras del Arroyo Azul. En el primer sitio él mismo, junto a Gesué Noseda de Lobería, había hallado por primera vez en toda la región pampeana puntas de proyectil del tipo "cola de pescado". En La Moderna, un equipo de investigación del IIAO, a cargo del Lic. Palanca había descubierto la primera asociación clara entre artefactos líticos y restos de fauna pleistocénica. Ambos sitios fueron investigados nuevamente años más tarde y las presunciones cronológicas de Madrazo se confirmaron, aunque La Moderna resultó ser un poco más reciente de lo esperado.

A principios de los ´70 Madrazo ya había prospectado varias zonas de la región pampeana y aunque no había llevado a cabo excavaciones extensivas, los sondeos y las observaciones estratigráficas efectuadas en varios sitios (Quequén Chico, Zanjón Seco, Gruta del Oro, etc.) y varias recolecciones superficiales, le sirvieron para esbozar su primera "Síntesis de Arqueología Pampeana", que fue publicada en 1972 y luego en una versión ampliada en 1979. En ambas contribuciones expuso las líneas centrales de su pensamiento y planteó la hipótesis de la ausencia del guanaco en la Depresión del Salado, debido a causas ecológicas. Para Madrazo, esta ausencia habría generado una dinámica particular en la ocupación humana del área, que habría producido patrones adaptativos o "nichos de cazadores", uno de venado al norte del Salado y otro de guanaco al sur de dicho río. Este modelo es el antecedente más relevante de un enfoque ecológico en la arqueología de la región y fue para ese momento absolutamente novedoso y pionero.

Paralelamente a estos trabajos, y siempre con el apoyo Municipal de Olavarría, Madrazo continuó sus investigaciones en el NOA, especialmente en el Pucará de Tilcara y en otros sitios de la Quebrada de Humahuaca. En este período reabrió las excavaciones en el sitio El Alfarcito y re-excavó algunos sectores del Pucará de Tilcara. Los resultados de estos trabajos de campo fueron también publicados en varios artículos de Etnia durante los '60.

A fines de 1972 Madrazo abandonó la dirección de Instituto y del Museo y se mudó a Jujuy para hacerse cargo de la Dirección Provincial de Antropología e Historia y continuar sus investigaciones en el NOA. Buscaba aires nuevos y aprovechó el clima de renovación y optimismo que se había generado con le retorno a la democracia. A causa de esto, dejó para siempre la arqueología pampeana. Su trabajo de 1979 "Los cazadores a larga distancia de la Región Pampeana" fue una publicación tardía de ideas que habían sido elaboradas y escritas varios años antes. Durante este período organizó también el Archivo Histórico Provincial.

El golpe de 1976 lo dejó afuera de la función pública y de la vida académica y lo condenó a un exilio interno ya de regreso en Buenos Aires. Fueron años muy duros para él y para su esposa Cristina Soruco, durante los cuales conseguir un trabajo en la universidad era imposible. Sus amigos más cercanos estaban en la misma situación e incluso algunos habían desaparecido. Los colegas que aún conservaban sus cargos universitarios y eventualmente podrían haberles tendido una mano, no lo hicieron. Durante este tiempo Madrazo sobrevivió dando clases de historia en un instituto terciario. Con el retorno a la democracia, Madrazo se mudó nuevamente a Jujuy para dirigir el Instituto Interdisciplinario Tilcara que depende de la UBA. En 1987 también ingresó al CONICET con la categoría de Investigador Independiente. Durante estos años se dedicó de lleno a la historia indígena y colonial del NOA y también publicó en 1985 uno de los trabajos más lúcidos que se hayan escrito sobre la historia de la antropología de nuestro país "Determinantes y orientaciones de la antropología Argentina". En 1989 se hizo cargo del Centro Promocional de las Investigaciones en Historia y Antropología (CEPIHA) de la Universidad de Salta, que había sido recientemente creado en base a un proyecto suyo. Desde esa institución fundó la revista Andes y la publicación no periódica Avances de Investigación.

Los aportes de Madrazo han sido significativos en los varios campos de la historia social y la arqueología en donde llevó a cabo investigaciones. También tuvo un papel protagónico en la consolidación institucional de las ciencias antropológicas y de la historia y en el desarrollo de equipos de investigación en Olavarría, Jujuy y Salta. Fue además un editor inquieto y creativo que fundó y dirigió varias publicaciones. Sus ideas fueron pioneras y novedosas, los planteamientos rigurosos y articulados. Sus trabajos de arqueología de NOA son hoy referencia obligada y sus aportes a la historia social de esa región son centrales en el debate contemporáneo. Lamentablemente, en el caso de la arqueología pampeana, sus artículos fueron ignorados en la época que los publicó. Para ese entonces los histórico-culturales ya habían abandonado el interés por la región pampeana y quizás por eso no se detuvieron a discutir las propuestas de Madrazo. Otros investigadores que estaban en plena producción arqueológica de la región nunca mencionaron ni discutieron una sola de las ideas propuestas de Madrazo. Las razones para este despropósito son desconocidas para mí, pero de ninguna manera pueden ser aceptables. Sólo Orquera en 1981 en una reseña sobre la arqueología de la región pampeana discutió las hipótesis de Madrazo y aunque lo hizo demasiado críticamente, comenzó a darles una entidad que otros les habían negado. Ya durante la década de los 80´ las ideas de Madrazo sirvieron de inspiración y de tema de debate para toda una generación de arqueólogos que se comenzaba a interesar por la arqueología pampeana de una manera más comprometida. Fue esta generación la que lo homenajeó en el Segundo Congreso de Arqueología Pampeana en diciembre de 2000. Un homenaje tardío a quien tanto había contribuido a la arqueología de la región, pero no por eso menos sincero. Allí Madrazo recibió el afecto y el agradecimiento de muchos colegas. Sin embargo, su humildad no le dejaba aceptar tanto reconocimiento y su natural modestia lo hacía sentirse incómodo. Allí parado frente a un auditorio colmado de arqueólogos y estudiantes, Madrazo relató cómo habían sido sus años en Olavarría, cómo había madurado sus ideas sobre la arqueología pampeana y uno tras otro fue recordando a sus colaboradores y colegas, como si quisiera con esto restarse mérito. Sin embargo, esta actitud, tal como tantas otras en su vida, no hizo más que resaltar sus indelebles cualidades.

Gustavo Politis

CONICET - UNCPBA - UNLP

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