SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número6Guillermo B. Madrazo: 1927-2004La señora de los anillos, entre otras tumbas presantamarianas de Yocavil índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol.  n.6 Olavarría ene./dic. 2005

 

Procesos tafonómicos, subsistencia y uso del espacio: análisis de la arqueofauna de un sitio agropastoril de la Puna Meridional Argentina (Punta de la Peña 9, Antofagasta de la Sierra, Catamarca)

Sara M. L. López Campeny, Daniel E. Olivera, Virginia Fernández Varela y Josefina Peña

Sara M. L. López Campeny. CONICET. Instituto de Arqueología y Museo (IAM), Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Suipacha 62, 4000, S. M. de Tucumán. E-mail: saralopezc@arnet.com.ar.
Daniel E. Olivera. CONICET. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL). Universidad de Buenos Aires (UBA). E-mail: deolivera@movi.com.ar.
Virginia Fernández Varela. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano INAPL. Universidad de Buenos Aires (UBA).
Josefina Peña. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano INAPL. Universidad de Buenos Aires (UBA). E-mail: jpena@fedpat.com.ar.

Recibido 30 de Junio 2004. Aceptado 24 de Noviembre 2004

RESUMEN

Se presentan los resultados del análisis de un conjunto de restos óseos faunísticos recuperados en una estructura arquitectónica (E2) excavada en el sitio Punta de la Peña 9. Dicho sitio se localiza en los Sectores Intermedios (3600 m snm), en la microregión de Antofagasta de la Sierra (Catamarca, Puna Meridional Argentina). El análisis incluyó una evaluación de los efectos de los procesos de formación del registro, un abordaje del conjunto óseo desde una perspectiva económica y un análisis de la distribución espacial de los restos óseos en los niveles ocupacionales del recinto. El abordaje de estas tres dimensiones amplias del conjunto arqueofaunístico nos permitió aproximarnos al estudio de múltiples aspectos entre los que destacamos: la evaluación del efecto de los factores de formación del registro en la integridad del conjunto óseo; las modalidades de uso del espacio en la estructura analizada; ciertas características de las secuencias de ocupación de la misma; los sistemas de descarte o actividades de mantenimiento de los espacios de uso intensivo; el conjunto de actividades llevadas a cabo y los patrones vinculados con la explotación, selección de partes y consumo de fauna.

Palabras claves: Puna Meridional Argentina; Registro arqueofaunístico; Procesos de formación; Uso del espacio; Patrones de consumo de fauna.

ABSTRACT

The results of the analysis of an assemblage of faunal bone remains recovered from an architectural structure (E2) excavated in the site Punta de la Peña 9 are presented. The site is located in the Intermediate Sectors (3600 m. above-sea-level) in the micro-region of Antofagasta de la Sierra (Catamarca, Southern Puna, Argentina). The analysis included an evaluation of the effects of the formation processes of the archaeological record, a study of the bones from an economic perspective, and an analysis of the spatial distribution of bones in the occupation levels of the enclosure. Examination of these three broad dimensions of this archaeofaunal assemblage enabled us to study multiple aspects of this site. Among such aspects the following are emphasized in this paper: evaluation of the effect of the formation processes of the archaeological record on the integrity of the bone assemblage; peculiarities in the use of space in the analyzed structure; certain characteristics of the occupational sequence of the structure itself; systems of discard and maintenance of the spaces that were used intensively; and the set of activities carried out, and the patterns connected with, the exploitation, selection of parts, and consumption of fauna.

Keywords: Southern Puna of Argentina; Archaeofaunal record; Formation processes; Use of space; Patterns of fauna consumption.

INTRODUCCIÓN

En este trabajo se presentan los resultados del análisis efectuado sobre el conjunto arqueofaunístico recuperado en la estructura 2, sitio Punta de la Peña 9, microregión de Antofagasta de la Sierra (Catamarca, Puna Meridional Argentina) y vinculado a sociedades con economías agro-pastoriles tempranas o formativas (Olivera 1992). Las excavaciones1 realizadas en el sitio se llevaron a cabo con el objetivo de identificar las actividades realizadas y caracterizar la organización del espacio interno en una estructura habitacional perteneciente a un asentamiento de tipo residencial (López Campeny 2001a). Si bien el presente análisis se centra en el conjunto óseo, se debe destacar que las óptimas características de preservación del sitio permitieron la recuperación de una importante cantidad y variedad de restos faunísticos (material óseo, restos de fibras, excrementos, tendones, plumas), así como una destacada muestra de piezas de cordelería y textilería confeccionadas con fibras de camélidos.

Debido a que los análisis tafonómicos se reconocen como un aspecto ineludible en el análisis de cualquier conjunto arqueofaunístico, el estudio de la integridad de la muestra recuperada en el sitio de Punta de la Peña 9 constituyó un paso previo al análisis taxonómico y económico, y sus resultados se tuvieron en cuenta antes de proponer cualquier tipo de inferencia vinculada con el aprovechamiento de los recursos faunísticos por parte de los grupos humanos. Finalmente, también se incluyeron en este trabajo algunas consideraciones generales en relación con la distribución espacial de los restos óseos en el espacio interno del recinto habitacional, así como la interpretación propuesta respecto de algunos de los patrones distribucionales identificados. 

EL ÁREA DE ESTUDIO. CARACTERÍSTICAS AMBIENTALES Y SU RELACIÓN CON LA DINÁMICA DE LAS POBLACIONES AGROPASTORILES

El área de investigación, la microregión de Antofagasta de la Sierra (Catamarca), se ubica en el ángulo NO de la provincia de Catamarca. En la región se destacan un importante número de oasis en el ambiente desértico puneño, en los que la presencia de cursos de agua permanentes origina vegas y ambientes relativamente aptos para el pastoreo, la producción de cultivos de altura, distintas alternativas de caza y la consecuente posibilidad del desarrollo de poblaciones sedentarias. Al mismo tiempo, las condiciones ambientales (extrema aridez, intensa radiación solar, precipitaciones escasas con existencia de temporadas de sequía, ocurrencia de heladas y fuertes vientos) hacen altamente impredecibles los resultados de las principales actividades productivas y a la disponibilidad y abundancia de los recursos naturales. Sin embargo, esta caracterización general no implica un alto grado de homogeneidad ambiental sino que, por el contrario, se pueden distinguir importantes variaciones en el clima, la topografía, la geología y la biomasa, lo que determina una distribución de los recursos que puede definirse como discontinua y concentrada principalmente en aquellos sectores que presentan una oferta hídrica permanente o semi-permanente (Olivera y Elkin 1994: 102).

Dentro del ambiente de los oasis, se han identificado tres sectores (Figura 1), de acuerdo con la existencia de diferencias ecológicas, topográficas y del tipo de recursos presentes (sensu Olivera 1992):


Figura 1
. Mapas con la ubicación geográfica del área de estudio: microregión de Antofagasta de la Sierra, provincia de Catamarca y el sitio Punta de la Peña 9

1- Fondo de Cuenca (3400 a 3550 m snm): comprende el tramo final del curso inferior del río Punilla y su desembocadura en la Laguna de Antofagasta. Es el sector que presenta las condiciones más idóneas para la realización de prácticas agrícolas debido a su topografía abierta y a su disponibilidad de agua. El pastoreo también se ve facilitado por la amplitud de las vegas.
2- Sectores Intermedios (entre 3550 y 3800 m snm): se localizan entre el fondo de cuenca y los sectores de quebradas de altura. Las zonas de vegas se extienden a lo largo del curso inferior y medio de los ríos Mirigüaca y Las Pitas, de régimen semi-permanente a permanente. Desde el punto de vista económico, son estos sectores los más importantes, ya que presentan tierras aptas para el cultivo, agua disponible durante todo el año y zonas favorables para el pastoreo.
3- Quebradas de Altura (entre 3800 y 4600 m snm): quebradas protegidas, relativamente estrechas y encerradas por altas paredes de roca, por donde transitan cursos de agua permanentes. Las vegas, próximas a estos cursos de agua, permiten la práctica del pastoreo, complementándose con la zona de pasturas dispersas del pajonal.

Es importante tener en cuenta que el componente de movilidad presente en las estrategias pastoriles, relacionado con el acceso estacional a las pasturas, genera la presencia de distintos tipos de asentamientos o sitios. Estas instalaciones serían utilizadas diferencialmente a lo largo del ciclo anual, por lo que es esperable un cierto contraste en lo que respecta a su localización y organización interna, conformándose de esta manera un patrón de asentamiento disperso. Estas características se traducirían en la existencia de diferentes tipos de asentamientos los que, dentro de un cierto rango de variabilidad, podrían agruparse en dos categorías básicas: 1-) Bases Residenciales, de ocupación permanente o semi-permanente, ocupadas la mayor parte del año y en la que se desarrollan múltiples actividades a lo largo del ciclo anual y; 2-) Puestos de Actividades Específicas, o asentamientos temporarios, a los cuales una parte del grupo se traslada periódicamente junto al ganado para acceder a las pasturas y/o para explotar ciertos recursos distantes de la base residencial; siendo la periodicidad, la recurrencia y la permanencia de la ocupación variables de acuerdo a las características de los recursos. Sobre este esquema básico existe gran variabilidad en lo que respecta al número de puestos temporarios en uso, la distancia entre los distintos tipos de asentamientos, el tiempo de ocupación, la cantidad de gente que se traslada y las actividades desarrolladas, entre otras variables a considerar (Castro Lucic 2000; Göbel 1994, 2001; Merlino y Rabey 1978; Olivera 1992, 1995; Pagliaro 1995; Romo Marty 1998; Yacobaccio et al. 1997-1998; Yacobaccio et al. 1998, entre otros). Una de las implicancias que se desprenden de este modelo de asentamiento, es que las diferencias funcionales entre los tipos principales de sitios que integran el sistema de asentamiento, se traducirían en un correlato distinguible en el registro arqueológico y, por lo tanto, serían factibles de analizar a partir de los restos materiales conservados en los antiguas bases residenciales y puestos de actividades específicas.

CONSIDERACIONES SOBRE EL CONTEXTO DE RECUPERACIÓN

Características generales del sitio

Teniendo como marco general el modelo de asentamiento antes sintetizado, se efectuaron investigaciones en el sector III del sitio Punta de la Peña 9 (en adelante PP9), las que incluyeron el relevamiento planimétrico de ese sector del sitio2 y la apertura areal, a través de excavaciones sistemáticas, de la identificada como estructura N° 2, seleccionada como unidad inicial de análisis.

El sitio PP9 se ubica en los sectores intermedios de la cuenca del río Las Pitas a una altitud de 3620 m snm. El denominado sector III, corresponde a un conjunto de cinco estructuras arquitectónicas ubicadas próximas a un gran farallón de ignimbritas que constituye el límite E del sitio (Figura 2). Las estructuras arquitectónicas visibles en superficie presentan forma predominantemente circular, con muros de piedra, los que se han levantado utilizando la materia prima local correspondiente a rocas de ignimbrita, sin que se haya detectado hasta el momento el empleo de algún elemento aglutinante (argamasa). Sin embargo, la unidad arquitectónica seleccionada para la excavación presentaba una morfología diferente al patrón más recurrente en el sitio. A modo de muros y para delimitar el espacio interno de ocupación, se habrían aprovechado dos grandes bloques de ignimbrita desprendidos por derrumbes del farallón, a los que se anexó un tercer cerramiento lateral conformado por un muro de pirca que, de este modo, constituye el límite E de la estructura. Los dos grandes bloques habrían sido empleados como soportes para la colocación de vigas para techar el área, como lo atestiguan una serie de orificios circulares conservados en las superficies verticales de ambas rocas. Además, el bloque de menor tamaño exhibe en su cara superior un conjunto de grabados rupestres (López Campeny 2001a, 2001b). 


Figura 2
. Plano del sector III del Sitio Punta de la Peña 9

Como parte de esta breve caracterización general consideramos importante mencionar que el sedimento del sitio presenta una relativa homogeneidad ya que se trata, fundamentalmente, de una matriz arenosa. Las principales modificaciones observadas en las condiciones de sedimentación se deben, en la mayor parte de los casos, a la acción antrópica. Durante las excavaciones se han  registrado la presencia de numerosas estructuras: de cavado, de combustión, de acumulación, evidencias de compactación, lentes o camadas de vegetales, capas de ceniza, un contexto funerario, entre otros rasgos que modifican la apariencia y las características de composición y estructura de la matriz arenosa (López Campeny 2001a, 2001b). Lo relevante en este sentido es que, al tratarse de una matriz arenosa, podemos plantear que existieron altas probabilidades de que los materiales hayan sufrido un rápido enterramiento por efecto del pisoteo mientras la estructura estaba en uso, disminuyendo considerablemente el porcentaje de fracturas e incrementando, además, las chances de preservación de los restos óseos. Sin embargo, esto último se relaciona especialmente a fragmentos pequeños, ya que al tratarse de un recinto de pequeñas dimensiones y con probables actividades de vivienda son esperables eventos de limpieza recurrentes.

Con respecto a las características de la estratigrafía arqueológica del recinto podemos mencionar que hemos identificado un total de tres capas y de seis niveles ocupacionales en el espacio circunscrito por los bloques y el muro pircado (Figura 3), y sólo tres niveles de ocupación para lo que se ha definido como un sector de pasillo de circulación y/o de acceso al recinto. El análisis de la secuencia estratigráfica y la distribución espacial de los contextos, conjuntamente con la información aportada por las dataciones radiocarbónicas, permitió verificar una recurrencia en el uso del espacio a lo largo de un lapso de, aproximadamente, 1500 años; con dataciones radiocarbónicas comprendidas entre ca. 2000 a 600 años AP (Tabla 1). Asimismo, se registró una cierta variabilidad en el uso que se dio a este sector del sitio, espacio en el que se registra una superposición de ocupaciones domésticas de habitación con un sector de corral y un posible espacio vinculado con un uso ritual, materializado en la identificación de un contexto funerario en el tercer nivel del sector de pasillo o acceso al recinto. Además de esta variabilidad en la funcionalidad y el uso de los espacios a través del tiempo, las características de los contextos también permitieron postular diferencias en el tiempo de permanencia o duración de las ocupaciones (López Campeny 2001a, 2001b).


Figura 3. Esquema de perfil estratigráfico (S-N) en el sector entre bloques y muro de la estructura 2

Tabla 1. Dataciones radiocarbónicas, recinto 2, sitio PP9 (III). Tomado de López Campeny (2001b).

Objetivos generales de la investigación

Los principales objetivos que guiaron la investigación se relacionaban con:
1) distinguir diferentes episodios de ocupación de la estructura y determinar sus cronologías relativas y/o absolutas;
2) identificar los efectos de los factores formadores de registro en los materiales arqueológicos;
3) determinar diferentes zonas preferenciales para el desarrollo de ciertas actividades, o algún patrón de la organización espacial que se desprendiera del análisis detallado de las asociaciones, la densidad diferencial y la dispersión espacial de los vestigios arqueológicos en el espacio interno de la estructura;
4) identificar las actividades llevadas a cabo en el interior de la unidad arquitectónica seleccionada, a partir de un análisis de los artefactos arqueológicos, de las estructuras o rasgos y de los materiales ecofactuales preservados en los diferentes niveles de ocupación;
5) determinar la existencia -o no- de variaciones en el tipo de actividades realizadas o en la organización espacial de las mismas, a lo largo de las sucesivas ocupaciones; y
6) comparar y diferenciar el/los uso/s funcional/es inferido/s para la estructura 2 del sector III, con las características funcionales reconocidas en otras estructuras estudiadas en el mismo sitio (López Campeny 2001a).

De esta manera, el análisis, tanto desde una perspectiva tafonómica como económica, de los restos óseos faunísticos recuperados en los diferentes niveles de ocupación identificados en la estructura 2, se efectuó con el fin de aportar datos que permitieran resolver -en forma integrada a los otros materiales recuperados y a las asociaciones contextuales registradas- estos objetivos principales de la investigación.

LA ARQUEOFAUNA DE PP9: LOS PROCESOS DE FORMACIÓN DE REGISTRO

Está fuera de toda duda que para poder discutir cualquier aspecto vinculado con las actividades humanas que esté en relación con el registro faunístico resulta imprescindible, en primer lugar, establecer las posibles alteraciones que pudieron haber afectado al conjunto de materiales. Esto implica analizar los efectos que los diferentes procesos tafonómicos tuvieron sobre la integridad del conjunto de restos óseos. 

Debido a que dentro del conjunto total, como se detalla más adelante, es abrumadora la proporción de ejemplares correspondientes a Artiodactyla -en particular camélidos- decidimos centrar el análisis en los restos de estos ejemplares para realizar las observaciones relacionadas con los procesos de formación de registro.

Tamaño de los especímenes

La mayoría de los fragmentos óseos recuperados en el interior de la estructura 2 corresponden a tamaños muy pequeños, incluidos aquellos que pudieron ser identificados taxonómicamente. En relación con esto último podemos mencionar que el porcentaje de identificación fue del orden del 20%, lo cual está en directa relación con el aludido pequeño tamaño de los fragmentos. Así, el 86,6% de la muestra total de huesos no supera los 2,5 cm y el 99% presenta un tamaño menor a los 5 cm (Tabla 2).


Tabla 2. Proporciones de astillas según tamaño y porcentaje de alteración térmica

Se considera que el reducido tamaño de la mayoría de las astillas es un indicador de que los fragmentos de huesos mayores, si existieron, fueron retirados del recinto y depositados, quizás, en otro lugar de arrojado secundario. Esta característica del conjunto estaría asociada a eventos periódicos de limpieza, lo que es coherente con la hipotética funcionalidad del recinto como área de habitación durante lapsos prolongados de ocupación (López Campeny 2001a). Los fragmentos pequeños que se preservaron en los niveles de ocupación de la estructura, producto del procesamiento secundario de las piezas óseas, serían aquellos de fácil enterramiento en un sedimento de tipo arenoso y no demasiado duro como el que se presenta conformando la matriz de la estructura. Un elemento adicional importante es que, entre los huesos identificados, existe un elevado número de terceras y segundas falanges enteras, algunos huesos carpianos, tarsianos y sesamoideos, todos elementos óseos pequeños y de alta densidad ósea. La presencia de este tipo de huesos contribuiría a sostener la hipótesis de un rápido enterramiento producto del pisoteo, ya que los mismos habrían escapado a las limpiezas periódicas aunque, por su pequeño tamaño, ofrecen mayor dificultad de rescate en los conjuntos.

Índice de fragmentación

En la misma línea argumentativa podemos agregar que el índice de fragmentación del conjunto óseo es elevado -del orden del 34,5%, en los fragmentos identificados vs. el número mínimo de elementos, y del 19,8%, entre los materiales identificados vs. el total de astillas- lo cual, relacionado con el dominio absoluto de fragmentos de muy pequeño tamaño, también es coherente con una expectativa de limpieza interna, pisoteo frecuente y un importante grado de procesamiento de los especímenes faunísticos. Sin embargo, en otros casos, la presencia de diversos materiales no fusionados, en que las epífisis y las diáfisis remontan, nos alertaría sobre un enterramiento relativamente rápido de estos materiales cuando aún los unían tejidos blandos. Asimismo, existen varios casos de fragmentos que remontan entre sí y que serían el resultado de fracturas por causas mecánicas, posteriores al descarte o, por lo menos, del descarte primario en un sector discreto del espacio. Más adelante se volverá a reflexionar sobre estas características de los restos óseos y su relación con la distribución espacial de los ejemplares en el espacio de ocupación de la estructura 2.

Alteración térmica

Las características generales del contexto registrado en los niveles ocupacionales del recinto permiten especular que la mayoría de los fragmentos óseos proceden de actividades de procesamiento secundario asociadas con el consumo y constituyen evidencias de un contexto primario de depositación (López Campeny 2001a, 2001b). Al respecto, es interesante mencionar el elevado porcentaje de astillas que presentan evidencias de alteración térmica (38,7% del total), lo que constituiría un elemento para apoyar la afirmación anterior (Tabla 2). Estas astillas presentan alteraciones que van desde un cambio de coloración tostado en el tejido óseo hasta un estado de calcinación total. En general, y como se discutirá en el análisis sobre la distribución espacial de los restos, el porcentaje mayor de astillas térmicamente alteradas aparece asociado a sectores aledaños a las estructuras de combustión y enterradas dentro de áreas con evidencias de rubefacción (centro de fogones, acumulaciones de ceniza, sectores de tierra rubefaccionada).

Es difícil estimar las causas de la termoalteración, sean estas producto de actividades cotidianas o del azar del enterramiento. Es cierto que la exposición de huesos con carne al fuego no produce necesariamente evidencias de quemado y que los huesos calcinados han tenido que permanecer un tiempo prolongado en contacto con una fuente de calor elevado, pero se considera que esta situación ofrece diferentes posibilidades de interpretación. La primera de ellas se relaciona con la posibilidad de que ciertas termoalteraciones estén vinculadas con el procesamiento de los materiales óseos para consumo. Asimismo, se debe considerar que es común la práctica de arrojar fragmentos óseos a los fogones para mantener, e incluso aumentar, la producción calórica de los mismos. Esto se vuelve particularmente importante en zonas que, como la Puna, no proveen de leña en abundancia ni de la mejor calidad. Esto último podría explicar la presencia mayoritaria de las astillas calcinadas relacionadas con las áreas de rubefacción. Sin embargo, no es posible, sin estudios más precisos, descartar que la mera situación de enterramiento azaroso o el arrojado aleatorio de fragmentos a los fogones por parte de los ocupantes sean la consecuencia de los fragmentos calcinados. Como se desprende del estudio experimental realizado por De Nigris (2001), existen una serie de dificultades para discriminar si la alteración térmica de los huesos es el resultado de prácticas de consumo o estrategias de descarte, si el análisis se centra solamente en la variable del color. La autora comprueba la utilidad de considerar otra serie de indicadores tales como proporciones de marcas de procesamiento, huellas de corte y de percusión (De Nigris 2001) que, en el caso de la muestra aquí analizada, se tornan difíciles de aplicar debido al elevado estado de fragmentación de los restos. 

Lo que sí resulta indudable, es que la aparición de tantos fragmentos óseos termoalterados apunta a una importante actividad antrópica dentro de la estructura debido a que su distribución no es azarosa y a su proporción muy elevada, sin que existan signos de eventos de rubefacción naturales a lo largo de las ocupaciones.

Meteorización

La hipótesis propuesta respecto de la existencia de un rápido proceso de enterramiento, parecen coincidir con el panorama ofrecido por el estado de meteorización general que presentan las partes esqueletarias rescatadas. Es importante aclarar que la misma sólo pudo ser estimada en el 70,2% del NISP, a consecuencia de la alta proporción de especímenes con distinto grado de alteración térmica. Se analizará, brevemente, el grado de alteración por meteorización del conjunto para evaluar problemas de integridad del mismo (Tablas 3 y 4).


Tabla 3. Estadios de meteorización del material óseo.


Tabla 4. Proporciones de meteorización homogénea vs. heterogénea

Como se desprende de los datos proporcionados por la Tabla 3, alrededor del 80% del material se encuentra entre los estadios 1 y 2 de la escala de Behrensmeyer (1978), lo que coincidiría con una relativamente corta exposición a los agentes naturales. Por otra parte, sólo el 1,6% de los materiales superan el Estadio 3. Asimismo, también se puede destacar que las proporciones relativas entre los Estadios 1 y 2 se mantienen casi constantes a lo largo de los diferentes niveles superiores (1, 2 y 3). Sin embargo, es importante notar que a partir del nivel 4 se observa un relativo aumento en los grados de meteorización del material, lo que quizás pueda estar relacionado con períodos de exposición más prolongados. El detalle anterior, sumado a la sensiblemente menor densidad de materiales recuperados en estos niveles inferiores, conduce a plantear la hipótesis de una posible variación en la modalidad de utilización del recinto entre ambos conjuntos de niveles.

Así, es posible postular que los restos correspondientes a los niveles anteriores al 3 fueron sometidos a una mayor exposición que los de las capas más superficiales. Se podría interpretar esta situación como el reflejo de períodos de abandono de la estructura y/o modificaciones en el tiempo de permanencia y/o el tipo de actividades asociadas con el uso de este espacio. Al respecto, se puede agregar que la ausencia de fogones claros en estos niveles (con excepción de una cubeta rellena con ceniza y espículas de carbón identificada en el nivel 5), podría ser tomada en cuenta en ese sentido y parte de las astillas recuperadas podrían ser interpretadas como el efecto del enterramiento desde los niveles más altos. Los elementos con que contamos no permiten avanzar mucho más allá en estas ideas, pero es importante mencionar que esta interpretación sería coincidente con las diferencias cronológicas observadas para la serie de dataciones radiocarbónicas, así como con la variabilidad tecnológica presentada por el conjunto de fragmentos cerámicos procedente de los dos grupos de niveles 1, 2 y 3 - 4, 5 y 6 (López Campeny 2001a, 2001b).

Si se observa en la Tabla 4 el grado de homogeneidad en la meteorización de las piezas, se puede notar que la mayoría presentan una meteorización muy homogénea, lo que se asociaría a un enterramiento rápido y a un escaso movimiento de las piezas posterior al descarte. Aunque de manera no concluyente, esta evidencia refuerza la idea de un descarte primario dentro de la estructura y una supervivencia de las piezas pequeñas de rápido y más fácil enterramiento.

Huellas y marcas

La Tabla 5 muestra las evidencias de huellas y marcas en las piezas óseas, tanto las de origen natural como cultural. En primera instancia se puede observar que las marcas de carnívoros o roedores en el conjunto son casi inexistentes, por lo que se pueden descartar como importantes factores de alteración. Similar observación merece la presencia de marcas de raíces vegetales.


Referencias: NISP: Número mínimo de especimenes identificados; QU: quemados; AI: Adherencias inorgánicas; AO: adherencias orgánicas; MR: marcas de raíces; CA: marcas de carnívoros; RO: marcas de roedor; HC: huellas de corte; PI: punto de impacto.
Tabla 5. Resumen de huellas y marcas en especimenes óseos

Por su parte, es interesante la presencia de un buen número de especímenes que presentan restos de tejidos orgánicos, lo que confirmaría una tendencia a una buena preservación relacionada con un enterramiento relativamente rápido en ambientes de muy escasa humedad. Adicionalmente, la presencia en el contexto de restos vegetales y otros materiales orgánicos en muy buen estado de preservación (López Campeny 2001a), refuerza esta interpretación.

En el caso de las adherencias inorgánicas detectadas, muchas de ellas están relacionadas con restos de tierra rubefaccionada asociada a los eventos de combustión artificial dentro del recinto. Esto también se relaciona con el alto porcentaje ya apuntado, de piezas con signos de termoalteración. Al respecto, es interesante destacar que la termoalteración aparece representada en todo tipo de piezas óseas, tanto del esqueleto apendicular como axial. Esta situación refuerza la idea de que la misma no se puede asociar sólo a eventos de cocción, sino que habría influido también el contacto con fuego directo dentro o en la proximidad de los fogones.

Por otra parte, las huellas de corte, marcas asociadas al procesamiento para consumo, no aparecen muy representadas, al igual que los puntos de impacto, asociados con prácticas de extracción de médula. Se cree que en esto influye el alto índice de fragmentación del conjunto, lo que oscurece este tipo de evidencia. Sin embargo, se debe destacar la presencia de huellas de corte en las vértebras y las costillas, relacionadas con el descarne, lo que indicaría un procesamiento completo de la mayoría del esqueleto en eventos de consumo. Finalmente, no se halló correlación entre los valores de densidad ósea (Elkin 1995) y la composición diferencial de los especímenes en el conjunto, razón por la cual se descarta este factor de distorsión en la representación proporcional de los mismos.

En resumen, se puede concluir que los factores tafonómicos de alteración post-depositacional no parecen haber jugado un rol decisivo en la conformación del conjunto óseo de la estructura 2, sitio PP9 (III), y que la integridad del conjunto puede considerarse alta desde ese punto de vista. Esta conclusión es relevante, debido a que la integridad de la muestra y el rápido enterramiento de los huesos permiten efectuar consideraciones confiables respecto del aprovechamiento de los recursos faunísticos en el sitio. En este sentido, resulta indudable que factores de tipo cultural incidieron decisivamente en la conformación y propiedades del citado conjunto arqueofaunístico. Lo más destacable resulta en el hecho de que se han preservado piezas de pequeño tamaño asociado a eventos de limpieza periódica del recinto, piezas de rápido enterramiento y muchas de alta densidad ósea (por ejemplo, terceras falanges, astrágalos, diáfisis de huesos largos, etc.).

 LA ARQUEOFAUNA DE PP9: UNA APROXIMACIÓN ECONÓMICA

A partir de la evaluación previa sobre los procesos de formación de registro en el conjunto arqueofaunístico del recinto 2 de PP9 (III), se realizará a continuación unos breves comentarios sobre el análisis taxonómico y económico de la muestra ósea.

Composición taxonómica

En primer lugar, se debe decir que la composición taxonómica del conjunto arqueofaunístico de PP9 (III) es absolutamente coherente con la que se ha determinado en la totalidad de las ocupaciones agro-pastoriles de los sitios analizados para la región (Olivera 1992, 1998). Como se puede observar en la Tabla 6 y la Figura 4, la predominancia de los camélidos es casi absoluta, con una escasa presencia de los roedores y cérvidos, estos últimos sólo representados por fragmentos de astas.


Tabla 6. Proporciones taxonómicas de especies identificadas


Figura 4. Proporciones taxonómicas en PP9 (III) estructura 2, expresadas en % MNE

Dentro del abrumador porcentaje de camélidos en el conjunto, se puede adelantar que existen especies domesticadas (Lama glama) y silvestres (con seguridad, Lama vicugna) aunque por lo fragmentario del conjunto se hace imposible establecer proporciones de ambas. En relación con esto podemos decir que, si bien se efectuaron análisis tecnológicos y estilísticos detallados del conjunto de elementos de cordelería y textilería recuperados en el contexto funerario y en diferentes niveles de ocupación doméstica del recinto 2 (López Campeny 2000, 2002, 2004), el análisis microscópico de las fibras con las que fueron elaboradas estas prendas aún está pendiente. Sin embargo, la observación macroscópica de los vellones y los hilados han permitido identificar la presencia de fibra de vicuña en base a los colores claros y a la extrema suavidad al tacto, mientras que vellones de fibra más larga, áspera y de colores marrones oscuros a negros sugieren la presencia de lana de llama o alpaca (López Campeny 2000). Esto permite postular que en la confección de los tejidos se habría combinado fibras de especies tanto silvestres como domésticas. Se puede agregar que los resultados de los análisis de isótopos de carbono (C), nitrógeno (N) y azufre (S) efectuados sobre fibras de artefactos que formaban parte del ajuar de la tumba del recinto 2 de PP9 (III), aportan datos adicionales para confirmar la presencia de especies tanto silvestres como domesticadas, en base a las notables diferencias observadas para los componentes de la dieta de cada grupo de fibras (Macko et al. 2001).

En el caso de los restos óseos faunísticos, la presencia de especies silvestres permite además reforzar la hipótesis de que las prácticas cazadoras siguieron teniendo gran importancia en la logística de los habitantes de Antofagasta de la Sierra, aún posteriormente a la introducción del pastoreo y la agricultura e, incluso, hasta épocas incaicas (Escola 2002; Olivera 1997, 1998). Similares conclusiones respecto de la importancia desempeñada por la caza de camélidos en economías pastoriles plenas y aún hasta momentos tardíos también han sido enunciadas para el sector de Susques en la Puna Septentrional (Yacobaccio et al. 1997-1998).

Los roedores presentes corresponden a especies de muy pequeño porte y, salvo algún caso de Ctenomys sp., no se trataría de especies de hábitos cavadores. Por su parte, los cérvidos (Hippocamelus antisensis) sólo están representados por astas, lo que parece ser coherente con la dificultad de acceso de estos animales, propios de zonas más bajas y húmedas. Una de las hipótesis es que estos no habrían formado parte de la dieta o, por lo menos, no en una medida relevante. Esta interpretación está apoyada en el hecho de que no se han recuperado restos pertenecientes a otras partes anatómicas de estos animales.

Otro elemento de interés corresponde al perfil etario de la muestra, donde se nota un predominio de individuos adultos sobre los neonatos y juveniles (Tabla 7). Al respecto, es llamativo que la proporción en los niveles 2 y 3 es casi idéntica, alrededor de 60% de adultos vs. 40% de neonatos/juveniles, y coincidente con el promedio general del sitio. Una estructura de edad con proporciones similares es registrada por Yacobaccio et al. (1997-1998: 404) en sitios pastoriles actuales de Susques, donde el predominio de individuos adultos (del orden del 70%) es el resultado de estrategias orientadas a la explotación de carne y lana de los rebaños de llama. Se ha sugerido que este aumento de individuos adultos en los conjuntos a partir de momentos tardíos del Formativo y durante los Desarrollos Regionales, está asociado al incremento de las prácticas caravaneras organizadas y en relación a la paulatina complejización sociopolítica de las sociedades de los Andes Centro Sur a partir de ca. 1500 años AP (Olivera 1998). El hecho de que las ocupaciones en este sector de PP9 (III) parecen corresponderse con fechados radiocarbónicos predominantemente ubicados entre ca. 1200 a 600 años AP, si bien no es concluyente, sería coherente con la hipótesis anteriormente expuesta.


*La proporción entre juveniles/neonatos y adultos fue establecida en función de los estados de fusión de los especimenes esqueletarios identificados.
Tabla 7
. Proporciones de individuos neonatos/juveniles vs. Adultos

Si se observan las proporciones de hallazgos entre los niveles 1, 2 y 3, especialmente los dos últimos, se puede ver claramente, más allá de las diferencias en las superficies excavadas, que los niveles superiores presentan una notable abundancia de material óseo respecto de los inferiores. Recordemos que el contexto funerario recuperado se asocia, cronológicamente, a los niveles inferiores (4 y 5), y es posible que durante esos momentos no se hiciera un uso intensivo del sector como área de habitación, lo que sí habría ocurrido en los momentos más tardíos de ocupación.

Representación de partes esqueletarias

La representación de partes esqueletarias en el conjunto brinda algunos indicios respecto de la cadena de procesamiento en el sitio y de la ubicación del mismo dentro del sistema de asentamiento (Figura 5). En este sentido, una primera conclusión que se puede desprender es que, en general, todas las partes se encuentran representadas, tanto del esqueleto axial como apendicular. Asimismo, las proporciones de los huesos de las patas y de las costillas son relativamente altas y similares en sus valores, tanto en el conjunto total como en los niveles superiores. Los niveles inferiores (4 a 6) ofrecen una baja cantidad de materiales y son escasas las conclusiones que pueden extraerse, pero es interesante apuntar que tanto las costillas como las patas son las partes que se encuentran mejor representadas.


Figura 5. Proporciones de especimenes identificados en PP9 (III) estructura 2, expresadas en % MNE

Si se analizan las partes de acuerdo a su potencial rendimiento en carne (Figura 6), se puede observar un resultado similar. Esta distribución de partes permite concluir que en los niveles superiores de la estructura, especialmente el 2 y 3, el recinto fue escenario de actividades cotidianas donde el consumo tuvo gran importancia y que muy posiblemente los animales entraran completos al sitio o, por lo menos, la mayoría de sus partes, luego de un procesamiento inicial de trozamiento. Además, este hecho permite sostener la hipótesis de que el sitio habría tenido una ocupación de año completo o bien durante gran parte del mismo. En otras palabras, se puede pensar en un asentamiento con alto grado de sedentarismo y/o de ocupación periódica durante lapsos prolongados. Además, este panorama del registro es coherente con las expectativas respecto de la variabilidad de partes esqueletarias presentes en los sitios, en relación con la funcionalidad de los asentamientos que son esperables en una dinámica pastoril (Yacobaccio et al. 1997-1998). Al respecto, los autores plantean que: "en las bases residenciales hay una distribución proporcional de los huesos con alto contenido de carne y alto contenido de médula"(Yacobaccio et al. 1997-1998: 395).


Figura 6. Proporciones de partes esqueletarias en PP9 (III) estructura 2, expresadas en % MAU

Como se ha mencionado, la presencia de cérvidos (taruca) sólo está atestiguada por fragmentos de asta, y plantea el interrogante de la significación real de estos animales para la subsistencia del grupo. Dado que la presencia de cérvidos en la zona es inexistente por las características ecológicas actuales, que muy posiblemente fueron idénticas a las del Holoceno tardío, se puede pensar que estos animales eran obtenidos en otros pisos ecológicos relativamente alejados (¿los valles de acceso a la Puna?) y que estuvieran más relacionados con una tecnología de uso de las astas que con la subsistencia. Sin embargo, aún es prematuro avanzar en este problema.

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LOS RESTOS ÓSEOS

Como parte de los objetivos generales, se efectuó un análisis de la dispersión espacial de los diferentes vestigios arqueológicos recuperados en los distintos niveles de ocupación de la estructura 2, con el fin de identificar la presencia -o no- de patrones distribucionales, a partir del análisis de las medidas de densidad y concentración espacial de los mismos para cada nivel de ocupación identificado. Para esto último, se confeccionaron las correspondientes curvas de isovalores o mapas de densidad (Hodder y Orton 1990), para cada tipo de vestigio en cada nivel estratigráfico (Figura 7, ejemplo del Nivel 3). El análisis integrado de los mapas de densidad y de las estructuras de planta, permitió registrar diferencias de concentración en la dispersión de los materiales, lo que condujo, a su vez, a detectar una serie de patrones recurrentes en varias de las ocupaciones identificadas (López Campeny 2001a, 2001b, 2003).


Figura 7. Ejemplo de mapa de curvas de isodensidad, correspondiente a la distribución del total de restos óseos del nivel 2.

Es importante mencionar que, previo a las interpretaciones de los mapas distribucionales, se consideraron los resultados del análisis de la incidencia de alteración y/o disturbio de los agentes transformadores en la preservación diferencial de los materiales o en su distribución espacial. De esta manera, y siempre con el recaudo metodológico que implica la convicción de que el simple reconocimiento de patrones distribucionales no significa explicar procesos (Hodder y Orton 1990), se pudo poner a prueba una herramienta -la confección de mapas de isovalores- que puede emplearse con muy buenas perspectivas para abordar la comprensión de la estructuración espacial de un asentamiento (López Campeny 2001a, 2001b, 2003).

En este caso, nos referiremos puntualmente a algunas de las características presentadas por la distribución espacial de los restos óseos faunísticos, principalmente en los niveles ocupacionales que presentaron la más alta densidad de registro y que han sido además identificados como niveles de ocupación efectiva del espacio (niveles 2, 3 y 5). En términos generales se puede concluir que:

- la más amplia proporción de los restos óseos de fauna, junto con los desechos de talla, corresponden al tipo de vestigios que recurrentemente han sido detectados en sectores centrales del espacio entre bloques, alejadas de los muros y en partes que debieron sufrir una intensa circulación y pisoteo;
- los restos óseos han sido recuperados asociados a estructuras de combustión o fogones, en los tres niveles en que se identificaron estos rasgos (ver ejemplo en Figura 7), superponiéndose espacialmente a los patrones de distribución de los desechos líticos y coincidiendo, a su vez, ambos tipos de desechos con el área de combustión identificada en el respectivo nivel de ocupación;
 
- las condiciones antes enunciadas, sumadas al reducido tamaño de los restos que presentan esta distribución espacial, permiten asociar estas concentraciones con desechos producto del descarte de restos de comida vinculados con uno o varios eventos de trozamiento y consumo realizados en torno al fogón. De lo anterior se desprende que es altamente probable que se trate de desechos primarios (sensu Schiffer 1972), es decir, materiales depositados en áreas próximas a los sectores de actividad y no removidos por sistemas de limpieza o mantenimiento del área interior;
- la interpretación anterior se ve apoyada por el hecho de que los escasos restos óseos (aproximadamente sólo el 1% del total de la muestra) que superan los 5 cm de longitud han sido recuperados en sectores perimetrales de la estructura, próximos a los muros. Estas acumulaciones han sido interpretadas como el producto de descartes secundarios de restos de consumo, en zonas donde no representarían un elemento molesto para la circulación (López Campeny 2001a, 2003).

DISCUSIÓN FINAL Y CONCLUSIONES

En este trabajo se presentaron los resultados del análisis efectuado sobre el conjunto de restos óseos de fauna recuperados en los seis niveles estratigráficos que fueron registrados en la estructura arquitectónica (E2) excavada en el sitio Punta de la Peña 9, sector III. El análisis incluyó una evaluación de los efectos de diferentes procesos de formación del registro, un abordaje del conjunto óseo desde una perspectiva de tipo económica y un análisis de la distribución espacial de los restos óseos en el recinto, en los tres niveles identificados como correspondientes a ocupaciones efectivas del espacio (niveles 2, 3 y 5).

El abordaje de estas tres principales dimensiones del conjunto arqueofaunístico permitió una aproximación al estudio de múltiples aspectos entre los que podemos mencionar: la determinación del efecto de los factores de formación del registro en la integridad del conjunto óseo, las modalidades de uso del espacio en la estructura analizada, ciertas características de las secuencias de ocupación de la misma, los sistemas de descarte o actividades de mantenimiento de los espacios de uso intensivo, el conjunto de actividades llevadas a cabo y los patrones vinculados con la explotación, selección de partes y consumo de fauna. A continuación se repasará algunas de las consideraciones generales a las que se arribaron y se concluirá con su posible significación para la arqueología del Formativo regional.

Si considera el reducido tamaño de los huesos recuperados, sumado al elevado índice de fragmentación de los especimenes, estas características de los restos pueden interpretarse como el resultado de eventos periódicos de limpieza, en concordancia con la funcionalidad propuesta para el recinto como área de habitación durante lapsos prolongados de ocupación. Los fragmentos de pequeño tamaño preservados en el sedimento serían, por lo tanto, la consecuencia de su rápido enterramiento, producto del pisoteo, en una matriz arenosa.

Estas características -pequeño tamaño, elevado índice de fragmentación y bajo porcentaje de identificación- también serían concordantes con un importante grado de procesamiento sufrido por los restos óseos faunísticos que, sumadas al elevado porcentaje de astillas con evidencias de alteración térmica, reflejarían una importante actividad cultural llevada a cabo dentro de la estructura. Sin embargo, se debe reconocer que no se puede afirmar con total certeza si esta importante densidad de fragmentos quemados es el resultado de prácticas asociadas con el procesamiento de las partes para su posterior consumo, u obedece al descarte de los restos en áreas próximas a su consumo, en el espacio inmediato de los propios fogones.

A su vez, esta última interpretación puede tener algunas implicancias aún más difíciles de corroborar arqueológicamente, como ser el que los restos óseos fueron arrojados a los fogones posteriormente a su consumo, con la finalidad de aprovecharlos como un potencial combustible, en un ambiente donde éste es relativamente escaso; o bien, haber funcionado como técnica expeditiva de limpieza de los espacios de mayor circulación y uso, al arrojar los fragmentos directamente a las cenizas. En relación con esto último, es importante tener en cuenta que los fogones y sus áreas inmediatas pueden conservar una importante densidad de materiales, sobre todo de pequeño tamaño, los que pueden ser fácilmente incorporados a la blanda ceniza por efecto del pisoteo.

La hipótesis de la existencia de un rápido proceso de enterramiento, parece coincidir con el panorama ofrecido por el análisis del estado de meteorización general -de bajo grado y muy homogénea- al menos para los niveles superiores de la secuencia estratigráfica (niveles 1 al 3). A partir del nivel 4, se percibió un relativo aumento en los grados de meteorización del material, lo que se vinculó con períodos de exposición más prolongados de los mismos. Esto, a su vez, ha sido interpretado como el reflejo de períodos en los cuales se produjo el abandono de la estructura, pero también se ha planteado la alternativa de que se trate de un registro que obedezca a un menor tiempo de duración de las ocupaciones y/o a cambios en el tipo de actividades asociadas con el uso de este espacio o a su intensidad. En relación con esto, es importante destacar que la densidad de hallazgos disminuye sensiblemente en los niveles inferiores, en comparación con la registrada para los tres más superficiales. De esta manera, el análisis del estado de meteorización diferencial observado en los restos óseos faunísticos, integrado al diferente grado de compactación del sedimento, la densidad diferencial del conjunto de artefactos y ecofactos, los patrones distribucionales presentados por los mismos y el tipo de estructuras identificadas, nos permitieron elaborar una interpretación de la secuencia ocupacional de la estructura 2.

En términos sintéticos es posible inferir que, los niveles 1 (espacio interior y pasillo) y 4 (espacio interior) corresponden a material sedimentario acumulado con posterioridad a momentos de ocupación de la estructura y, por lo tanto, los materiales asociados a los mismos corresponden a los que quedaron en superficie cuando se produjo el evento de abandono de la misma. Por otra parte, los niveles identificados como 2, 3 (espacio interior y pasillo), 5 y 6 (interior), representan momentos efectivos de ocupación de este sector del sitio (López Campeny 2001b). 

Por su parte, el análisis de huellas y marcas permitió determinar que la acción de roedores, carnívoros y raíces vegetales fue casi inexistente, descartándose como importantes factores de alteración; pero también las huellas de corte, marcas asociadas al procesamiento para consumo o puntos de impacto, asociados con la extracción de médula, aparecen muy poco representadas. Se interpretó esta falta de evidencia como resultados del alto índice de fragmentación del conjunto. Sin embargo, también se destaca la presencia de huellas de corte en especimenes correspondientes a vértebras y costillas, relacionadas con actividades de descarne y consumo en el interior del espacio de ocupación del recinto 2 de PP9 (III). El análisis de los procesos de formación del registro permitió concluir que la integridad del conjunto óseo puede considerarse alta, debido a la baja incidencia de los factores tafonómicos de alteración post-depositacional en su conformación.

Desde el punto de vista taxonómico, la composición del conjunto óseo presentó una predominancia muy marcada de camélidos. Esto es coherente con la cronología asociada a las ocupaciones del recinto 2 (ca. entre 2000 y 600 años AP) y, fundamentalmente, con la hipótesis de que los restos estarían asociados con una base sedentaria o semi-sedentaria para residencia, en el marco de una economía fundada en un aprovechamiento de las aptitudes para la agricultura que ofrecían estos sectores intermedios, pero con un fuerte énfasis en la explotación de los camélidos dentro de una logística pastoril y complementada, en un grado importante, por la caza de vicuña. Además, el aprovechamiento de los camélidos está también atestiguado por el importante conjunto de cordelería y textilería (López Campeny 2000, 2002, 2004) recuperado, asociado tanto a contextos de descarte doméstico, como entre los bienes depositados en la tumba del recinto 2.

Por otra parte, la identificación de astas de taruca (Hippocamelus antisensis) permite agregar más elementos de prueba a la discusión relacionada con la integración, en la economía de estos grupos agropastoriles, de recursos no locales, aunque por el momento no se pueda establecer si su acceso era directo o el resultado de intercambio con poblaciones de las zonas más bajas. En este sentido, es importante mencionar que otros ecofactos y algunos artefactos confeccionados en materiales de procedencia no local han sido recuperados en el sitio, tanto en las ocupaciones vinculadas con el uso habitacional de la estructura, como integradas al contexto funerario, entre los que se puede destacar: recipientes y fragmentos de cáscara de calabaza (Lagenaria siceraria), carozos de chañar (Geoffroea decorticans), endocarpos de algarrobo (Prosopis sp.), cotiledones de poroto (Phaseolus sp.), un artefacto elaborado en madera de sauce criollo (Salix humboldtiana), cordelería confeccionada en fibra de palmera (Acrocomia sp.) y una valva completa de un caracol marino (Familia Fissurellidae), posiblemente originaria de la costa del Pacífico (López Campeny 2000, 2001b).

Con respecto a la estructura etaria, se constató un predominio de individuos adultos sobre los neonatos y juveniles. De acuerdo con Yacobaccio et al. (1998: 96), lo que se desprende de la información actualística recolectada entre grupos pastoriles de Susques, es que los perfiles etarios en las muestras óseas de camélidos están principalmente relacionados con el manejo productivo al que están destinados los rebaños. En este sentido, los autores comprueban que: "una explotación mixta determina arqueológicamente clases de edad en las cuales predominan los animales adultos y seniles."(Yacobaccio et al. (1998: 96). Esta estructura etaria sería coincidente con el patrón observado para la muestra arqueológica del recinto 2 de PP9 (III). 

En relación con las partes esqueletarias presentes, se determinó que se encuentran representados tanto el esqueleto axial como el apendicular; siendo las proporciones de los huesos de las extremidades y de las costillas relativamente altas y proporcionales en sus valores. Al analizar la representación de las partes de acuerdo a su potencial rendimiento en carne se puede observar un patrón similar. Estos resultados permiten apoyar la hipótesis propuesta respecto de que el sitio habría tenido una ocupación de año completo o bien durante gran parte del mismo, representando un asentamiento con alto grado de sedentarismo y/o de ocupación periódica durante lapsos prolongados, al menos según lo que se desprende del material procedente de los tres niveles superiores. Si se sostiene la hipótesis de que el nivel 1 correspondería, mayoritariamente, a momentos posteriores a las ocupaciones arqueológicas del sitio, la mayor parte del material arqueofaunístico puede ser asimilado a las ocupaciones de los niveles 2 y 3. Estos niveles superiores parecen corresponder a los de más intenso uso como unidad de vivienda cotidiana, mientras que los inferiores (4 y 5)3 pueden estar vinculados a momentos en que el sector no era utilizado como recinto habitacional hecho que podría relacionarse con el contexto funerario que fue recuperado en el tercer nivel del sector de pasillo. Por lo tanto, en términos generales, se puede decir que el análisis de los restos óseos, integrado al de los restantes artefactos, ecofactos y el conjunto de datos contextuales permiten postular la existencia de ocupaciones de año completo, o gran parte del mismo para los niveles ocupacionales más tardíos del recinto 2 (ca. 1200 a 600 años AP), mientras que ocupaciones de menor duración estarían representadas por los componentes más tempranos (ca. 2000 a 1200 años AP). En el marco del modelo que se considera para las interpretaciones, que parte de la premisa que estas economías agro-pastoriles puneñas poseían un patrón de asentamiento dinámico, especializado en el aprovechamiento estacional de los recursos, las notables diferencias observadas en las sucesivas ocupaciones de la estructura 2 de PP9 (III), son relevantes para mostrar que ocurrieron cambios en el papel desempeñado por este sector del sitio, a lo largo del lapso involucrado.

Para finalizar, se analizará brevemente la posición de PP9 en los sistemas de asentamiento-subsistencia agropastoriles y su rol respecto del proceso regional en la Puna Meridional. Se postula que hacia los 3000 años AP ya debían existir en la Puna de Atacama sociedades que poseían un importante componente pastoril en su economía. Los hallazgos de eventos rituales en cuevas y oquedades de sitios con una cronología tentativa entre los 3500 a los 2500 años AP (Cueva Cacao 1A, PP 11, Real Grande 9, Quebrada Seca 3) llaman a la reflexión sobre el grado de complejidad social de estos grupos y el escenario en que se desarrollaron las primeras aldeas agro-pastoriles en la Puna Meridional (Aschero et al. 2002; Hocsman 2002; Olivera et al. 2001). Siguiendo a Yacobaccio (2001) parecería ser la culminación de un proceso iniciado mucho tiempo antes en grupos de cazadores complejos y que implica modificaciones en la concepción del espacio por parte de los tempranos pastores. Estos cambios relacionan íntimamente la esfera económica de subsistencia con las concepciones ideológico-simbólicas de ese espacio por parte del grupo, que se materializa en rituales recurrentes que tienen por escenario ciertos sectores ecológicos y determinados accidentes naturales.

Entre los 3000 y 1800/2000 años AP se establecería una economía que podría definirse como de pastores con agricultura (Olivera 1998) enmarcada en un proceso que parece haber tenido fuertes relaciones con el norte chileno. A partir de los 2500 años AP se verifica el establecimiento de verdaderas "aldeas" (Bases Residenciales de Actividades Múltiples) en el Fondo de Cuenca que se asocian a un patrón de pastoreo complementado con agricultura, que utiliza además sitios de caza/pastoreo de ocupación periódica no permanente ubicados en las quebradas laterales por encima de la cota de 3900 m snm (Olivera 1998). Hasta los 2000 años AP los cursos inferiores de las quebradas laterales, entre 3500 y 3900 m snm, serían aprovechados por su oferta de forraje, leña y quizás caza dentro de una logística básicamente pastoril, pero carecerían de ocupaciones permanentes o semi-permanentes asociadas a la agricultura.

Luego de los 2000 años AP se producirían cambios importantes (Olivera y Podestá 1993) relacionados con influencias de poblaciones de los valles mesotermales en los sitios, que hacen pensar en la incidencia de los procesos ocurridos en los valles sobre las estrategias puneñas. De este modo, el desarrollo que tenían las prácticas agrícolas en la región valliserrana habría contribuido a incrementar la incidencia del cultivo en las economías puneñas caracterizadas por una fuerte logística pastoril. Esto parece coincidir con un incremento demográfico creciente acompañado de una optimización en el uso de los espacios productivos relacionados con las prácticas agropastoriles, especialmente la agricultura, que lleva a ocupaciones más permanentes en los sectores medios de la cuenca. Así, PP9 constituiría una evidencia importante de este proceso junto a otros sitios de la Quebrada de Miriguaca (Miriguaca 1 y 2) y de los sectores inferiores de las quebradas que desembocan en el Salar de Antofalla (e.g., Las Quinoas, Botijuelas y Tebenquiche) (Escola et al. 1993; Haber 1997).

Posteriormente a los 1.000 años AP, la combinación entre las pautas de vida pastora y el énfasis creciente de las prácticas agrícolas habría iniciado una paulatina modificación en la organización social y política de los grupos llevando hipotéticamente a una mayor concentración y burocratización del poder (Olivera y Vigliani 2000-2002). Estas transformaciones, sufridas en la base de la organización social y política de los grupos, sumadas al incremento poblacional que estaría viviendo la región, desembocarían finalmente en un patrón concentrado de asentamiento como el del sitio La Alumbrera. Las evidencias cronológicas y contextuales en PP9 y sus sitios aledaños (PP4 y PP3, entre otros) evidencian que el sector del curso inferior del río Las Pitas jugó un rol importante en este proceso que será necesario profundizar a través de futuras investigaciones.

NOTAS

1. Las investigaciones fueron desarrolladas en el marco de los Proyectos PIP 4975 y G105, dirigidos por Carlos A. Aschero y financiados por el CONICET y la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Tucumán (CIUNT), respectivamente. Los análisis zooarqueológicos fueron realizados en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) dentro del Proyecto Arqueológico Antofagasta de la Sierra, dirigido por Daniel E. Olivera y financiado por la Agencia Nacional de Investigación Científica y Tecnológica y el CONICET.

2. Relevamiento realizado con M. L. Cohen (cf. López Campeny 2001a).

3. El nivel 6 correspondería a una lente de guano aplastada bajo el bloque con grabados rupestres que ha sido interpretada como el remanente de un antiguo corral. Debido a que este nivel ha sido detectado a partir de un sondeo efectuado en la esquina NO del recinto, se considera que su superficie de exposición no es comparable con los niveles restantes.

REFERENCIAS CITADAS

Aschero, C. A., R. D. Zurita, M. G. Colaneri y A. Toselli 2002 El bebé de la Peña. Actas del XIII Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Tomo II: 329-336. Córdoba.        [ Links ]

Behrensmeyer, A. K. 1978 Taphonomic and ecologic information from bone weathering. Paleobiology 4: 150-162.          [ Links ]

Castro Lucic, M. 2000 Llameros de Puna Salada en los Andes del Norte de Chile. En Pastoreo Altoandino. Realidad, sacralidad y posibilidades, editado por J. Flores Ochoa y Y. Kobayashi, pp. 85-109. Plural Editores - Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF), La Paz.         [ Links ]

De Nigris, M. 2001 Patrones de procesamiento final y consumo del guanaco en Patagonia. En El uso de los camélidos a través del tiempo, editado por G. Mengoni Goñalons, D. Olivera y H. Yacobaccio, pp. 9-28. Grupo Zooarqueología de Camélidos, Ediciones del Tridente, Buenos Aires.         [ Links ]

Elkin, D. 1995 Volume density of South American camelids skeletal parts. International Journal of Osteoarcheology 5: 29-37.         [ Links ]

Escola, P. 2002 Caza y pastoralismo. Un reaseguro para la subsistencia. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XVII: 233- 245.         [ Links ]

Escola, P., A. Nasti, J. Reales y D. Olivera 1993 Prospecciones Arqueológicas en las Quebradas de la Margen Occidental del Salar de Antofalla, Catamarca (Puna Meridional Argentina). Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 14: 171-189.        [ Links ]

Göbel, B. 1994 El manejo del riesgo en la economía pastoril de Susques. En Zooarqueología de Camélidos Perspectivas Teóricas y Metodológicas 1, editado por D. Elkin, C. Madero, G. Mengoni Goñalons, M. C. Reigadas y H. Yacobaccio, pp. 43-56. Grupo Zooarqueología de Camélidos, Buenos Aires.         [ Links ]

Göbel, B. 2001 El ciclo anual de la producción pastoril en Huáncar. En El uso de los camélidos a través del tiempo, editado por G. Mengoni Goñalons, D. Olivera y H. Yacobaccio, pp. 91-115. Grupo Zooarqueología de Camélidos, Ediciones del Tridente, Buenos Aires.         [ Links ]

Haber, A. 1997 La casa, el sendero y el mundo. Significados culturales de la arqueología, la cultura material y el paisaje en la Puna Argentina. Estudios Atacameños 14: 373-392.         [ Links ]

Hocsman, S. 2002 ¿Cazadores-recolectores complejos en la Puna Meridional Argentina? Entrelazando evidencias del registro arqueológico de la microregión de Antofagasta de la Sierra (Catamarca). Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XXVII: 193-214.         [ Links ]

Hodder, I. y C. Orton 1990 Análisis espacial en arqueología. Editorial Crítica, Barcelona.         [ Links ]

López Campeny, S. M. L. 2000 Tecnología, iconografía y ritual funerario. Tres dimensiones de análisis de los textiles formativos del Sitio Punta de la Peña 9 (Antofagasta de la Sierra, Argentina). Estudios Atacameños 20: 29-65.         [ Links ]

López Campeny, S. M. L. 2001a Actividades domésticas y organización del espacio intrasitio. El sitio Punta de la Peña 9. Antofagasta de la Sierra (Prov. de Catamarca). Trabajo Final inédito de Carrera de Arqueología. Facultad de Ciencias Naturales e IML, Universidad Nacional de Tucumán. Tucumán        [ Links ]

López Campeny, S. M. L. 2001b El hogar, los ancestros y el corral: reocupación y variabilidad en el uso del espacio en unidades domésticas arqueológicas (Sitio Punta de la Peña 9, Antofagasta de la Sierra, Catamarca). Actas del XIV Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Rosario. En prensa.        [ Links ]

López Campeny, S. M. L. 2002 La trama del desierto. Textiles tempranos de Antofagasta de la Sierra (Puna Meridional Argentina). Actas XV Reunión Anual del Comité Nacional de Conservación Textil, pp. 121-132, San Pedro de Atacama.         [ Links ]

López Campeny, S. M. L. 2003 Fuego en la casa: análisis del papel de fogones y muros en los patrones de distribución espacial de restos arqueológicos. Póster presentado en las VI Jornadas de Comunicaciones. Facultad de Ciencias Naturales e IML (UNT), San Miguel de Tucumán.        [ Links ]

López Campeny, S. M. L. 2004 Estructuras, representaciones y contextos. Perspectivas teórico metodológicas para el análisis de textiles arqueológicos. En Actas del Simposio ARQ-21: "Tejiendo sueños en el Cono Sur: Textiles Andinos: Pasado, Presente y Futuro", 51° Congreso Internacional de Americanistas, editado por V. Solanilla Demestre, pp. 59-82, Santiago de Chile.        [ Links ]

Macko, S., J. Aranibar, M. G. Colaneri, S. M. L. López Campeny y C. A. Aschero 2001 Punta de la Peña 9: análisis de isótopos estables de un sitio agropastoril de la Puna Meridional Argentina (Antofagasta de la Sierra, Catamarca). Actas del XIV Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Rosario. En prensa.        [ Links ]

Merlino R. J. y M. A. Rabey 1978 El ciclo agrario-ritual en la Puna Argentina. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XII (2): 47-70.         [ Links ]

Olivera, D. E. 1992 Tecnología y estrategias de adaptación en el Formativo (Agro-alfarero Temprano) de la Puna Meridional Argentina. Un caso de estudio: Antofagasta de la Sierra (Pcia. de Catamarca, República Argentina). Tesis Doctoral inédita. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. La Plata.        [ Links ]

Olivera, D. E. 1995 El proyecto arqueológico Antofagasta de la Sierra: una experiencia de arqueología regional. Actas del I Congreso de Investigación Social, pp. 443-454. Facultad de Filosofía y Letras, UNT, Tucumán.        [ Links ]

Olivera, D. E. 1997 La importancia del recurso Camelidae en la Puna de Atacama entre los 10.000 y 500 años AP. Estudios Atacameños 14: 29-41.         [ Links ]

Olivera, D. E. 1998 Cazadores y Pastores Tempranos de la Puna Argentina. En Past and Present in Andean Prehistory and Early History, editado por S. Ahlgren, A. Muñoz, S. Sjödin y P. Stenborg, pp. 153-180. Etnologiska Studier 42. Etnografiska Museer, Göteborg.         [ Links ]

Olivera, D. E. y D. Elkin 1994 De Cazadores y Pastores: El Proceso de Domesticación de Camélidos en la Puna Meridional Argentina. En Zooarqueología de Camélidos. Perspectivas Teóricas y Metodológicas 1, editado por D. Elkin, C. Madero, G. Mengoni Goñalons, M. C. Reigadas y H. Yacobacio, pp. 95-124. Grupo Zooarqueología de Camélidos, Buenos Aires.        [ Links ]

Olivera, D. E. y M. M. Podestá 1993 Los recursos del arte: arte rupestre y sistemas de asentamiento- subsistencia formativos en la Puna Meridional Argentina. Arqueología 3: 93-126.         [ Links ]

Olivera, D. E., A. Vidal y L. Grana 2001 Cueva Cacao 1A: espacio y ritual en la Puna Meridional hacia los 3000 años A.P. Trabajo presentado en el XIV Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Rosario. Ms.        [ Links ]

Olivera, D. E. y S. Vigliani 2000-2002 Proceso cultural, uso del espacio y producción agrícola en la Puna meridional argentina. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 19: 459-481.        [ Links ]

Pagliaro, M. 1995 Análisis de la economía pastoril en una localidad de la puna jujeña: manejo del espacio y el riesgo productivo. Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 16: 103-119.        [ Links ]

Romo Marty, M. 1998 Pastores del Sur Andino. Percepción y representación del ambiente. Estudios Atacameños 16: 209-231.         [ Links ]

Schiffer, M. 1972 Archaeological context and systemic context. American Antiquity 37(2): 156-165.        [ Links ]

Yacobaccio, H. D., C. M. Madero, M. P. Malmierca y M. del C. Reigadas 1997-1998 Caza, domesticación y pastoreo de camélidos en la Puna Argentina. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XII-XIII: 389-418.         [ Links ]

Yacobaccio, H. D.; C. M. Madero y M. P. Malmierca. 1998 Etnoarqueología de pastores surandinos. Grupo Zooarqueología de Camélidos, Buenos Aires.        [ Links ]

Yacobaccio, H. D. 2001 Cazadores complejos y domesticación de camélidos. En El uso de los camélidos a través del tiempo, editado por G. Mengoni Goñalons, D. Olivera y H. Yacobaccio,pp. 261-282. Grupo Zooarqueología de Camélidos, Ediciones del Tridente, Buenos Aires.        [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons