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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol.  n.6 Olavarría ene./dic. 2005

 

Uso del espacio y producción lítica en Amaicha del Valle (Departamento Tafí del Valle, Tucumán)

Carolina Somonte

Carolina Somonte. Instituto de Arqueología y Museo (UNT). Frías Silva 857 CP 4107 (Yerba Buena, Tucumán). E-mail: carosomon@arnet.com.ar

Recibido 29 de Junio 2004. Aceptado 28 de Noviembre 2004

RESUMEN

La ocupación prehispánica de Amaicha del Valle (provincia de Tucumán) posee cierta profundidad temporal evidenciada por la variabilidad funcional y la cronología de sitios arqueológicos. En principio, el registro lítico muestra que la mayor variabilidad ocupacional se encontraría en sitios a cielo abierto, cuyos restos arqueológicos indican la presencia de grupos cazadores-recolectores así como agro-alfareros. Esta diacronía ha sido inferida, junto a otros elementos, en base a la evidencia de reclamación de artefactos registrada a través de pátinas diferenciadas. Estas pátinas indicarían un contraste temporal entre el descarte original y la posterior retoma y reutilización del artefacto. Esto permite asumir que los lugares donde se dan los procesos de reclamación son espacios sujetos a posibles reocupaciones, pudiendo actuar como fuentes terciarias de aprovisionamiento. Teniendo en cuenta el registro arqueológico que avala una prolongada ocupación humana en esta zona, los sitios arqueológicos considerados conforman unidades espaciales de análisis adecuadas para abordar el tema del uso del espacio en relación a la producción lítica. En Campo Blanco (taller lítico que se presenta a cielo abierto) y en Bajo Los Cardones (sitio habitacional agro-alfarero temprano, próximo al taller), los vestigios arqueológicos evidencian procesos de abandono, reutilización y reocupación a través del tiempo. El objetivo de este trabajo es establecer de qué manera se integraron los espacios construidos y no construidos, en términos de producción lítica, a partir del análisis tecno-morfológico y tipológico de los conjuntos artefactuales procedentes de un muestreo sistemático. A partir de los resultados obtenidos se estableció: 1) la explotación diferencial de materias primas líticas; 2) la presencia de la totalidad de las actividades de la secuencia de producción, discutiéndose el marcado énfasis de las diferentes etapas para cada sitio, y 3) la caracterización del sistema de producción lítica y la manera en que el taller Campo Blanco habría funcionado como fuente terciaria para las sociedades asentadas en los alrededores, tomando como caso de estudio el sitio Bajo Los Cardones.

Palabras claves: Uso del espacio; Producción lítica; Reclamación de artefactos líticos; Fuente terciaria.

ABSTRACT

The pre-Hispanic occupation of Amaicha del Valle (Province of Tucumán) has a particular temporal depth, which is demonstrated by a functional and chronological variability of archaeological sites. In principle, the lithic record indicates that the greatest occupational variability is in open-sky sites, in which archaeological remains indicate the presence of both hunter-gatherer groups and agriculturists-potters. This diachronic has been deduced, together with other elements, based on the evidence of reclaimed lithic artifacts that have been recorded on the basis of distinct patinas. These patinas should indicate a temporal contrast between the original discard and the subsequent taking up and reutilization of the artifacts. This enables one to assume that the places where the reclamation processes take place are spaces which are subject to possible re-occupations, and may have acted as tertiary sources of supplies. Considering that the archaeological record supports a long human occupation in this area, the sites that were examined make up units of spatial analysis which are relevant to tackling the theme of the use of space in relation to lithic production. In Campo Blanco (an openair lithic workshop) and Bajo Los Cardones (an early housing agriculture-potter site near the workshop) the archaeological remains demonstrate abandonment, reutilization and reoccupation processes through time. The aim of this research is to establish in which way the built and non-built spaces were integrated, in terms of lithic production, from the technomorphologic and typological analysis of the artifact assemblages from a systematic sample. The results obtained established the following. 1) The differential exploitation of lithic raw materials. 2) The presence of all of the activities involved in the production sequence, including a marked emphasis on the different stages for each site. 3) The characterization of the lithic production system and the way in which the Campo Blanco workshop could have functioned as a tertiary source for the societies settled in the area, using Bajo Los Cardones as a case study.

Keywords: Use of space; Lithic production; Reclamation of lithic artifacts; Tertiary source.

USO DEL ESPACIO Y PRODUCCIÓN LÍTICA

El uso del espacio, en sentido amplio, se refiere a la manera en que las sociedades organizan sus actividades en un espacio sin límites (Kent 1990). Esta organización involucra una modificación del ambiente físico "elegido" para el asentamiento y puede llevarse a cabo -aunque no exclusivamente- mediante la construcción de un medio arquitectónico que, si bien crea límites en un espacio abierto o sin límites, conforma sólo una de las formas de organización del mismo (Rapoport 1990; Sanders 1990).

En este marco general, se entiende que las actividades propias de la secuencia de producción lítica (Aschero 1988) tienen lugar en espacios que escapan a los límites impuestos por una arquitectura, motivo por el cual el recinto simple no conforma una unidad de análisis adecuada para el estudio de tales actividades. Se reconoce que las mismas involucran en su ejecución una amplia variedad de espacios, construidos y no construidos, vinculados por la manera en que la gente hace uso de ellos a través del sistema de actividades.

De esta manera, el concepto de sistema de producción lítica (Ericson 1984) resulta operativo a los fines de este trabajo ya que en él se encuentra implícita la noción de organización espacial de actividades, conformando de esta manera un puente entre los componentes de este artículo: uso del espacio -construido y no construido- y producción lítica.

Los sitios arqueológicos considerados presentan características particulares que evidencian la pluralidad de espacios utilizados por las sociedades en el pasado. El sitio Campo Blanco conforma un espacio no construido, en tanto carece de una arquitectura -al menos superficialmente- que haya segregado las actividades que allí se hubieran realizado. Este espacio abierto, se encuentra inmerso en un espacio construido conformado por un conjunto heterogéneo de estructuras arqueológicas de piedra morfológicamente diferentes, denominado sitio Bajo Los Cardones. El objetivo general de este trabajo es indagar acerca de cómo estuvieron integrados ambos espacios dentro de un sistema de actividades particular como la producción de artefactos líticos.

PAISAJES NATURALES Y CULTURALES: AMBIENTE Y SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Características ambientales generales

El área de estudio se encuentra en la localidad de Los Cardones, quebrada de Amaicha del Valle, Departamento Tafí del Valle, Tucumán. Esta quebrada está limitada por cordones montañosos de Sierras del Aconquija y Cumbres Calchaquíes (Figura 1). En general, la zona presenta características típicas de un ambiente semiárido, con predominio de una vegetación típica de monte y puna (Perea 1991).


Figura 1. Mapa geológico del área de Los Cardones.

Existe una variada oferta de recursos líticos disponibles en afloramientos del basamento cristalino de las Sierras del Aconquija y Cumbres Calchaquíes y también en formaciones sedimentarias terciarias y cuaternarias que presentan rodados de distinto origen (Bossi et al. 1984; Bossi et al. 1998; González 1990; González y Barreñada 1993). Muchas de las rocas que componen estas formaciones yacen entre los rodados de numerosos ríos de este sector del Aconquija, entre los cuales se encuentra el río Amaicha (González y Barreñada 1993), próximo a los sitios en cuestión.

Sitios arqueológicos

La quebrada de Amaicha constituye un importante paso natural ubicado entre ambientes ecológicamente diferentes al oeste, el valle de Santa María o Yocavil (monte) y, al este, el valle de Tafí (pastizal) y la selva oriental del Aconquija. Cruza a esta quebrada un gran abanico aluvial de dimensiones considerables, del que forman parte los sitios arqueológicos Campo Blanco y Bajo Los Cardones. Ambos, por su proximidad, tienen acceso a los mismos recursos naturales: fuente de agua para riego y consumo humano (ríos Amaicha y Los Corpitos), además del agua de vertiente que aflora en la zona; distintas fuentes de materias primas líticas; fuentes de arcillas de Los Colorados y Cerro Ampimpa (Cremonte 1984) y diversos recursos bióticos entre los que se incluye una vega natural, que hoy presenta dimensiones reducidas.

Campo Blanco: antecedentes de un espacio no construido

Este sitio, ubicado en un área sobreelevada conformada por una matriz sedimentaria arenosa, se presenta a cielo abierto y posee importantes concentraciones superficiales de material lítico, cuyas características permitieron definirlo como taller en el que se habrían desarrollado con énfasis diferentes actividades de reducción de núcleos, extracción de formas base, formatización de útiles y descarte (Hocsman et al. 2003).

Los resultados del análisis de los materiales de Campo Blanco indicaron la realización de las distintas actividades de producción lítica con las siguientes características (ver Hocsman et al. 2003):
- un escaso énfasis de tareas de reducción primaria (preparación y reducción de núcleos y extracción de lascas como formas base). Esta inferencia está realizada sobre la base de la baja representatividad de núcleos; el tamaño discreto de la mayoría de los núcleos que también indica una explotación intensiva de los mismos y; el tamaño pequeño y muy pequeño de la mayoría de los desechos de talla típico de tareas de formatización, regularización y mantenimiento de filos de artefactos.
- un importante énfasis en las tareas de formatización, regularización, mantenimiento y descarte de los instrumentos fracturados o no funcionales. Esto se basa en los tamaños predominantes de desechos de talla vinculados con la reducción secundaria; la evidencia de abandono de artefactos aún en condiciones de seguir siendo utilizados; y la elevada fragmentación en los instrumentos lo que indica el descarte de los mismos en este sitio.
- la presencia de artefactos líticos con pátina sobre los que se han realizado tareas, aunque con un escaso énfasis de reutilización (Schiffer 1987). Esto indicaría la existencia de una diacronía relativa entre, por lo menos, dos momentos de la ocupación del sitio. Esto, sumado a la presencia de artefactos descartados, pero en condiciones de seguir siendo utilizados, sugeriría la posibilidad de situaciones de retorno al sitio, y en consecuencia de utilizaciones posteriores de los mismos. Si bien el lapso temporal involucrado entre el abandono y la reclamación misma (Schiffer 1987) no ha podido ser estimado aún, se ha registrado la presencia de lascados gris-oscuro producidos sobre el filo de artefactos patinados en color gris claro.

Estos conjuntos fueron interpretados como un registro condensado de ocupaciones superpuestas producidas a lo largo del tiempo, más la acción de los procesos de formación de sitio, que dieron lugar a complejos palimpsestos (Somonte et al. 2004). Estos episodios de ocupación se ubicarían entre 9000 y 900 años AP, aproximadamente. No obstante entre las distintas ocupaciones podrían haberse producido discontinuidades o desocupaciones temporales del sitio (Hocsman et al. 2003).

Entre las evidencias de diacronía se destacan: a) la mencionada presencia de reutilización de artefactos líticos inferida a partir de lascados gris-oscuro producidos sobre filos de artefactos patinados en color gris claro, que indican la existencia de una diferencia temporal entre el descarte original y la retoma posterior del artefacto (Schiffer 1987); b) la presencia de diseños artefactuales sensibles temporalmente que pueden emplearse como indicadores de la presencia de ocupaciones mixtas en un sitio arqueológico (Schiffer 1987). Entre estos artefactos se encuentran puntas de proyectil triangulares apedunculadas comparables con las halladas en el sitio Inca Cueva 4 (Aschero 1984), cortantes similares a los del sitio Inca Cueva 7 (Aschero y Yacobaccio 1998-1999) y puntas de proyectil lanceoladas como las de Peñas Chicas 1 (Olivera 1991). Se reconocen que la simple similitud formal con los materiales datados no es un indicador exacto de la antigüedad de los artefactos líticos presentes en Campo Blanco, pero que sí señalan un rango temporal de referencia factible de ser considerado. Finalmente, c) la presencia de fragmentos de cerámica sin decorar en el sitio, que atestigua, por lo menos, algún tipo de relación con sociedades ceramistas (desde el Formativo Temprano hasta Desarrollos Regionales); y la existencia de conjuntos de estructuras de piedra correspondientes a sociedades agro-alfareras en las proximidades del sitio. Rivolta (2000) y Sosa (2001) señalan también para la quebrada de Amaicha la existencia de conjuntos atribuibles a Desarrollos Regionales y, a partir de observaciones personales, se ha podido constatar, además, estructuras con "patrón margarita" (sensu Berberián y Nielsen 1988) en las cercanías de Campo Blanco.

Bajo Los Cardones: un espacio construido

Este sitio constituye el espacio construido que circunda a Campo Blanco y se extiende más allá de los límites del taller, hasta aproximadamente 300 m conformando uno de los asentamientos agro-alfareros mencionados anteriormente. Se trata de un paisaje arquitectónico compuesto por núcleos de recintos habitacionales de forma circular y subcircular de distintas dimensiones y asociados de maneras variables (Figura 2). El mismo se intercala con otro espacio también doméstico, productivo o agrícola-pastoril, compuesto por estructuras lineales destinadas al riego (acequias y canales), estructuras para protección del suelo (andenes, terrazas, muros de contención) y posibles corrales.


Figura 2. Croquis del área del sitio Bajo Los Cardones seleccionada para el muestreo.

Al igual que otros sitios comparables de la zona, durante el primer milenio DC en ciertos sectores de la Sierra del Aconquija, el espacio estuvo construido de manera tal de vincular la residencia con las actividades tanto de producción (agrícola y pastoril) como de circulación (sendas, tránsito y caravaneo) (Scattolin 2001). Esta modalidad organizativa del espacio habría permitido a las sociedades lograr una atención directa y control sobre los recursos de producción y de otro tipo, como por ejemplo el mismo taller lítico Campo Blanco y una vega situada a pocos metros de éste. Pero además, este control abarcaría otros ámbitos naturales debido a la localización apropiada de estos asentamientos para acceder a sendas y puestos de pastoreo de altura que siguen utilizando en la actualidad algunas familias locales.

Particularmente el sector noroeste del sitio Bajo Los Cardones está conformado por una serie de recintos habitacionales, cuya importancia para este trabajo está dada por su proximidad con Campo Blanco, la variedad de recintos arquitectónicos asociados entre sí, incluida la presencia de construcciones monticulares, y la alta densidad y variabilidad artefactual -lítica y cerámica- que manifiesta en superficie, en relación a otros sectores del sitio. Aquí se ha observado que los artefactos líticos poseen pátinas diferenciadas que marcan formatizaciones realizadas en momentos diferentes, aspecto que remite por su semejanza con algunos componentes de los conjuntos líticos de Campo Blanco. De este sector del sitio procede la muestra comparada con los conjuntos artefactuales del taller lítico.

PROBLEMA, HIPÓTESIS Y OBJETIVOS

A partir del registro arqueológico que avala la recurrente ocupación en la quebrada de Amaicha y zonas aledañas (Berberián y Nielsen 1988; Cohen et al. 2000; Giani y Berberián 1999; Hocsman et al. 2003; Platanía 1991; Ribotta 2001; Rivolta 2000; Sampietro Vattuone y Sayago 1995-1997; Somonte et al. 2004; Sosa 2001), sumado a la evidencia de reciclajes no contemporáneos observados en los conjuntos líticos del taller Campo Blanco y de sitios cercanos al mismo (Somonte 2002a), se considera que la retoma de artefactos líticos pudo formar parte de las estrategias de uso del espacio, particularmente aquellas asociadas con la producción lítica implementadas por algunos de los grupos humanos allí asentados.

A lo anterior, se deben agregar que la evidencia lítica disponible hasta el momento indica que Campo Blanco pudo funcionar como fuente terciaria, es decir "un conjunto lítico artefactual que constituye una fuente de material lítico para poblaciones posteriores" (Church 1994:19). Esto tiene varias implicancias, una de ellas es asumir que el lugar donde yace tal conjunto artefactual es un espacio con diversas historias ocupacionales (Camilli 1989).

De esta manera, surgen las preguntas ¿qué importancia pudo tener Campo Blanco para las sociedades agro-alfareras asentadas en las proximidades, como fuente terciaria? y ¿de qué manera estas sociedades, a través de la retoma de artefactos, integraron en el sistema de producción lítica los espacios construidos y no construidos? A partir de lo anteriormente dicho y tomando como casos de estudio los sitios arqueológicos Campo Blanco y Bajo Los Cardones, se propone a modo de hipótesis que en ambos sitios se desarrollaron actividades complementarias en términos de producción lítica. En otras palabras, se considera que en algún momento o momentos de la ocupación del taller lítico, éste funcionó como fuente terciaria (Church 1994) de manera que los residentes de las estructuras de piedra cercanas a Campo Blanco complementaron la etapa de aprovisionamiento a través de la incorporación de este espacio no construido dentro del sistema de producción lítica.

Para llevar a cabo el objetivo general, ya presentado, se propuso:
1- Establecer la explotación diferencial de los recursos líticos con relación a la calidad que ofrecen para la talla y a la distancia a las fuentes de aprovisionamiento.
2- Establecer las etapas de la secuencia de producción lítica representadas en los sitios Bajo Los Cardones a partir de las características de los conjuntos líticos.
3- Establecer la relación que vincula los espacios construidos y no construidos, en términos de sistema de producción lítica.

METODOLOGÍA

En el sitio Bajo Los Cardones se realizó una prospección arqueológica con el objetivo de obtener un panorama general de las características arqueológicas y ambientales a partir de las cuales escoger el área adecuada para realizar un muestreo sistemático con recolección superficial. La selección del sector donde se realizó el muestreo se basó en: 1) la variabilidad y densidad que presentaron los vestigios arqueológicos; 2) la presencia de condiciones topográficas (principalmente pendiente) adecuadas para la instalación de viviendas; 3) la conservación de las estructuras de piedra (recintos); y 4) la ausencia de importantes perturbaciones sobre las distribuciones artefactuales superficiales por parte de agentes naturales y culturales.

El muestreo sistemático cubrió una superficie de 1400 m2 y fue organizado de manera tal que quedara incluido el conjunto arquitectónico -espacio construido-, formado por las estructuras de piedra, montículos, y el sector exterior inmediato a las mismas -espacio no construido-.

RESULTADOS

Identificación de las materias primas líticas

Las materias primas identificadas1 se encuentran ordenadas según su frecuencia de aparición: 1) vulcanitas (principalmente distintas variedades de andesitas); 2) metamorfitas (esquistos y gneises); 3) cuarzo (variedades cristalino y lechoso); 4) cuarcitas; 5) sílices; y 6) obsidiana. Se reconoce que las mismas ofrecen diferentes calidades para la talla que podrían relacionarse con distintas estrategias de producción y uso. Se presentará en este trabajo los resultados obtenidos del análisis detallado de las vulcanitas por ser la materia prima mayormente representada en el conjunto artefactual lítico analizado y debido a que es el recurso lítico que mayor variabilidad presenta en lo que a calidades se refiere.

La determinación macroscópica de las andesitas se realizó en base a criterios relacionados con propiedades físico-químicas y cualitativas y sus variedades fueron agrupadas en tres grupos: 1) Andesita variedad B o basandesita (oscuras), la que mejor calidad ofrecería para la talla; 2) Andesita variedad G (grises) y 3) Andesita variedad P (pardas).

Aprovisionamiento de materias primas líticas

Teniendo el origen de los recursos líticos, Nami (1992) distingue entre fuentes de materias primas primarias y secundarias. Las primeras son aquellas en las que el material aparece en forma de mantos, filones u otras manifestaciones geológicas originarias de la zona. Las fuentes secundarias, por su parte, son aquellas en las que la materia prima disponible ha sido transportada por un agente natural (i.e., por acción hídrica y de gravedad), desconociéndose, por lo tanto, su lugar exacto de procedencia (Nami 1992).

A lo anterior, debe sumarse el establecimiento del carácter local o no local de los recursos líticos en base a su relación con la distancia a los mismos. En este trabajo y siguiendo criterios considerados anteriormente (Hocsman et al. 2003), se entiende por fuentes de materias primas locales a las que se encuentran a menos de 15 km lineales desde los sitios en cuestión y no locales a las que se encuentran a más de 15 km.

Fuentes de aprovisionamiento locales

Las andesitas, basandesitas y otras vulcanitas se las encuentra en las Formaciones Los Corrales y Yasyamayo, donde aparecen en forma abundante en conglomerados (Bossi et al. 1984; Bossi et al. 1998; Ruiz Huidobro 1972). El cuarzo se encuentra en afloramientos de las Formaciones Andalhuala y Yasyamayo (Bossi et al. 1984, Bossi et al. 1998) y afloramientos del basamento cristalino en las Sierras del Aconquija y Cumbres Calchaquíes (Ruiz Huidobro 1972). Las rocas de estas fuentes primarias, mediante transporte hídrico, conforman las fuentes secundarias, de manera que también se encuentran disponibles las vulcanitas y el cuarzo en los depósitos fluviales del río Amaicha, aproximadamente a 500 m del sitio Campo Blanco y a 150 m del sitio Bajo Los Cardones.

Las rocas metamórficas (pizarras, filitas, micacitas, esquistos y gneises) también componen el basamento cristalino de las Sierras del Aconquija y Cumbres Calchaquíes (Toselli y Rossi de Toselli 1998). Además forman parte de los cenoglomerados -fuente secundaria-, sobre los que se encuentra el sitio Bajo Los Cardones.

Fuentes de aprovisionamiento no locales

Fuera del radio de las fuentes locales se encuentran los afloramientos del Complejo Volcánico Portezuelo de Las Ánimas con andesitas y, en menor proporción, basandesitas (Bossi et al. 1984; Bossi et al. 1998; González 1990). El cuarzo se encuentra en el basamento cristalino de Cumbres Calchaquíes y, junto a las cuarcitas, en el basamento de Sierra del Aconquija (González comunicación personal 2001; Ruiz Huidobro 1972). Los sílices provienen de fuentes de xilópalo ubicadas en afloramientos de las Formaciones Andalhuala, San José y Chiquimil (Gavriloff et al. 1998); mientras que la obsidiana constituye una materia prima cuyas fuentes de aprovisionamiento se encontrarían en Antofagasta de la Sierra (Provincia de Catamarca) (Yacobaccio et al. 2001).

Registro lítico de Bajo Los Cardones

El análisis tecno-morfológico y tipológico del conjunto artefactual lítico se realizó en base a los lineamientos propuestos por Aschero (1975, 1983) y fue llevado a cabo según los grupos de materias primas determinados, aunque enfatizando en la muestra de andesitas por su alta representatividad en el total de los ejemplares recolectados y por ser las rocas que ofrecen mayor diversidad de calidades para la talla. En el sector donde se realizó la recolección superficial se recuperaron un total de 921 artefactos líticos, los que se presentan por categorías tecnológicas y materias primas en la Tabla 1.

Tabla 1. Distribución de artefactos líticos del Bajo Los Cardones por categorías tecnológicas y materias primas.

La relación general de los porcentajes de materias primas representadas denota un marcado énfasis en la utilización de rocas locales, más del 99%, en detrimento de aquellas de carácter no local, con un porcentaje inferior al 1% del total. Con respecto a las locales, también se observa una diferente representatividad entre las mismas, predominando el uso de andesitas, siguiendo en segundo y tercer términos el cuarzo y las metamórficas, respectivamente.

Si bien se observa que todas las categorías tecnológicas se encuentran presentes, su representatividad adquiere importantes diferencias cuando se analizan en función de las materias primas. El 100% de núcleos corresponde a materias primas locales, porcentaje dentro del cual más del 95% corresponde exclusivamente a las variedades de andesitas. En segundo lugar, el 99% de los desechos de talla corresponde a materias primas locales, porcentaje dentro del cual el 66% corresponde a las andesitas, siguiendo en orden de importancia el cuarzo con casi el 21% y las metamórficas con el 12%. En tercer lugar, la situación de los filos naturales con rastros complementarios es similar a la de los desechos de talla, ya que más del 60% corresponden a las andesitas. Siguen en orden de importancia las metamórficas con más del 30% y finalmente el cuarzo con menos del 10% de representatividad. Finalmente, más del 99% de los instrumentos fue confeccionado sobre materias primas locales, donde el 87% de los instrumentos fue confeccionado en andesitas, cerca del 12% en cuarzo y menos del 1% en metamórficas.

Categorías tecnológicas

Si bien se analizaron núcleos, desechos de talla, instrumentos y filos naturales con rastros complementarios, estos últimos no fueron incluidos en este trabajo ya que teniendo en cuenta la procedencia superficial de los conjuntos líticos, se considera altamente probable que estos filos sean producto de los procesos postdepositacionales más que del uso intencional de los mismos.

En primer lugar, el análisis de los núcleos se realizó teniendo en cuenta materia prima, designación morfológica, tamaños y grado de agotamiento. El número total de núcleos de andesitas recuperados es de 43 que representan el 4,89% del total de la muestra de artefactos líticos analizados (N = 921). De acuerdo con los negativos de lascados, 40 corresponden a núcleos de extracción de lascas, 1 núcleo bipolar y 2 fragmentos indiferenciados.

La distribución de las andesitas B, G, y P marcan el predominio en más del 50% de núcleos de la variedad B -basandesita- sobre las restantes G y P. Sumando a esto la designación morfológica, se observa que más del 70% de núcleos son poliédricos. Particularmente la variedad B está asociada exclusivamente con los denominados globulosos, es decir, núcleos poliédricos que presentan un agotamiento parcial o total (Aschero 1975). Los tamaños de los núcleos denotan que más del 85% corresponden a dimensiones considerables -grandísimo, muy grande y grande-; repartiéndose el porcentaje restante (menos del 15%) entre los tamaños mediano grande, mediano pequeño y pequeño.

Como se observa en la Tabla 2, cuando se analizan la distribución de tamaños entre las variedades de andesitas, se advierte que la variedad B es la única que se encuentra presente en toda la diversidad de tamaños de núcleos. Algo similar ocurre con la variedad P, ya que encuentra representantes en casi todo el espectro de tamaños, siendo el único ejemplar de tamaño pequeño, el núcleo bipolar antes mencionado. Además, el análisis de la distribución de la corteza en relación con las materias primas denota que de la totalidad de núcleos sin corteza (11), más del 50% corresponde a la andesita variedad B, siguiendo en orden de importancia los núcleos de andesitas variedades G y P.

Tabla 2. Distribución de los tamaños de los núcleos en relación a las variedades de andesitas.

En segundo lugar, el análisis de los desechos de talla tuvo en cuenta materia prima, estado de fragmentación, origen de las extracciones, tamaños y módulos dimensionales y tipos de talón. Los desechos suman 531 y corresponden al 57,65% del total de la muestra artefactual lítica. Suman 347 los desechos de andesitas, representando el 65,35% de la muestra total de desechos (N = 531). Más del 50% corresponden a la andesita B, siendo utilizados en segundo y tercer términos las variedades G y P.

Con respecto al estado de fragmentación, como muestra la Tabla 3, es importante la representatividad de los desechos fracturados -lascas fracturadas con y sin talón- con un 60%, sobre los desechos indiferenciados con un 30% y las lascas enteras con el 12%. Por lo que el estado de fragmentación de los desechos es elevado, ya que más del 60% de los mismos están fracturados.

Tabla 3. Estado de fragmentación en la muestra total de desechos de talla.

El análisis del origen de las extracciones tuvo en cuenta solamente las lascas enteras y fracturadas con talón. En la Tabla 4 si bien se observa el predominio de lascas internas, tampoco es despreciable la representatividad de las lascas externas, asociadas con las actividades de descortezamiento de los núcleos, al ser casi un 30%. Las tareas de reactivación de núcleos no parecen haber sido significativas al estar representadas en menos de un 2% por tabletas de núcleos. No obstante, es interesante el hecho de las escasas lascas de reactivación de núcleos están asociadas exclusivamente con la andesita variedad B.

Tabla 4. Distribución de los tipos de lascas enteras y fracturadas con talón en relación con las variedades de andesitas.

La nula evidencia de la técnica bipolar entre los desechos de talla (se recuerda que entre los núcleos existe un pequeño bipolar) podría estar relacionada con una mínima representación de la misma en el conjunto analizado. También se reconoce que es más fácil la identificación de esta técnica en el cuerpo central que en los desechos.

Para el análisis de las variables tamaño y módulo longitud-anchura de las lascas fueron consideradas únicamente las lascas enteras, con el fin de no distorsionar las interpretaciones posteriores. Las proporciones observadas entre los desechos serán presentadas en relación con los tamaños de instrumentos (ver instrumentos).

Con respecto a la distribución de tipos de talones presentes en la muestra, correspondiente a las lascas enteras y fracturadas con talón, los resultados indican el predominio de los talones preparados -más del 50%- en detrimento de los no preparados, cuya proporción no supera el 45%. Analizando esta distribución entre las variedades de andesitas, se observa que más del 50% de los talones preparados y que la mayoría de los talones corticales corresponden a lascas de andesita variedad B.

En tercer lugar, el análisis de los instrumentos tuvo en cuenta materia prima, estado de fragmentación, tamaño y módulos dimensionales, forma base, grupo tipológico principal y complementario y evidencia de reciclaje y reutilización. Se recuperaron un total de 138 instrumentos de los cuales 130 son artefactos formatizados y 8 no formalizados, modificados por uso -manos y percutores-. Este conjunto conforma el 15% de la muestra total de materiales líticos analizados (N = 921).

Se emplearon materias primas locales para confeccionar 137 instrumentos; de los cuales 120 corresponden a las andesitas, recurso sobre el que se centrará el análisis instrumental. En base a la distribución de las variedades de andesitas en la muestra instrumental, se observa que casi el 65% de los instrumentos fueron confeccionados en andesita B, siguiendo en orden de importancia, la andesita G con casi el 25% y la P con menos del 10%.

El estado de fragmentación denota el predominio de los instrumentos fracturados con una representatividad de más del 70%; siendo casi de un 30% la frecuencia de aparición de los enteros. Para la presentación de las variables tamaño y módulos dimensionales, se tuvieron en cuenta sólo los instrumentos enteros con el fin de que pudieran ser comparados con las lascas enteras y, finalmente, poder evaluar la posible existencia entre las mismas de potenciales formas base.

Como se puede observar en las Figuras 3 y 4, los tamaños y módulos más representados entre los instrumentos tienen también una importante frecuencia de aparición entre los desechos de talla. En líneas generales esto apoyaría la existencia de potenciales formas base de instrumentos entre las lascas del sitio Bajo Los Cardones.


Figura 3. Distribución de tamaños entre desechos e instrumentos enteros del sitio Bajo Los Cardones.


Figura 4. Distribución del módulo longitud-anchura entre desechos e instrumentos enteros del sitio Bajo Los Cardones.

Además, cerca del 45% de los instrumentos (N = 120) posee como formas base lascas internas y más del 90% de las mismas corresponde a lascas angulares. Esto coincide con el hecho de ser el tipo de lascas mayormente representado entre los desechos. La frecuencia de aparición de las lascas externas entre las formas base alcanza un 15%, lo que sugeriría que los productos de las tareas de reducción de núcleos también han sido utilizados para tales fines. Resulta de interés destacar la presencia entre las formas base de nucleiformes, núcleos, así como las lascas de reactivación de los mismos, con una representatividad un poco menor al 15%.

Igualmente interesante es el 20% de representatividad de las lascas retomadas con pátina diferencial, debido a que las mismas evidenciarían actividades de retoma de artefactos por parte de los grupos humanos asentados en este sector del sitio Bajo Los Cardones.

Finalmente no se puede pasar por alto entre las formas base la presencia de manos de molienda, ya que evidenciaría que éstas no sólo fueron retomadas para ser recicladas como núcleos sino también para ser utilizadas como formas base de nuevos instrumentos (percutores).

La relación entre forma base y materia prima indica que la mayor parte -cerca del 70%- de las mismas corresponde a la andesita variedad B. Además notamos que la mayor variabilidad de formas base se encuentra relacionada exclusivamente con esta variedad de andesita.

Del total de instrumentos de andesitas (N = 120), 112 corresponden a artefactos formatizados y 8 a artefactos no formatizados. Como se muestra en la Tabla 5, entre los grupos tipológicos se destacan los artefactos de formatización sumaria; muescas y puntas en general y denticulados, constituyendo más del 70% de la muestra total de instrumentos. El 30% restante lo conforman raspadores y percutores y con una representatividad menor las puntas entre muescas, cuchillos de filo retocado, manos y cepillos.

Tabla 5. Distribución de los artefactos formatizados y artefactos no formatizados del conjunto instrumental de andesitas del sitio Bajo Los Cardones.

Se han registrado la presencia de instrumentos dobles y compuestos (sensu Aschero 1975), que corresponden al 50% de la muestra total de artefactos formatizados en andesitas. Más del 60% (N = 56) coincide con la andesita variedad B, se trata de artefactos donde se combinan muescas, denticulados y puntas entre muescas.

Finalmente, en relación con las evidencias de reciclaje y reutilización, la presencia de pátina en algunos artefactos líticos juega un rol importante. La pátina observada en el conjunto lítico no posee las características del denominado "barniz del desierto" (G. Platanía comunicación personal 2001) por lo tanto aquí es considerada como un indicador para establecer el retoma de piezas anteriormente descartadas y no como un indicador cronológico. Aproximadamente el 8% (9 instrumentos) del total de instrumentos de andesitas variedades B, G y P (artefactos formatizados y no formatizados N = 120), posee pátina. Este conjunto instrumental puntual, en el caso de los reciclados, está compuesto por 4 percutores utilizados como núcleos; 2 núcleos reciclados como percutores; 2 instrumentos fracturados reciclados como formas base secundarias y entre los instrumentos reutilizados, se registraron 2 denticulados y 2 muescas.

Asimismo se ha notado, varios casos en los cuales lascas fracturadas sin talón con pátina han sido retomadas y utilizadas como formas base de los instrumentos. En estos casos, todos de andesita B, los lascados de formatización se localizan en la zona fracturada de dichos soportes.

DISCUSIÓN

Explotación diferencial de las materias primas

La representatividad de las materias primas locales y no locales en general permite sostener un aprovechamiento diferencial de las mismas, atendiendo muy probablemente a las condiciones de disponibilidad y/ o accesibilidad de las mismas. Esta explotación diferenciada es también importante dentro de los materiales de carácter local.

La presencia de núcleos con lascados aislados, poliédricos y globulosos, la diversidad de tamaños (de grandísimos a pequeños) y el distinto grado de agotamiento de los mismos, estaría indicando que el descarte involucró a algunos sin haber sido agotados, así como a los que presentaron un agotamiento parcial o total. Por otra parte, la presencia de talones preparados en desechos de andesita B sugiere un cuidado intencional en las plataformas de extracción de los núcleos de esta materia prima. También advierte acerca de la proximidad de la fuente de aprovisionamiento de la misma lo que permitió a los grupos el traslado de los nódulos al sitio, lugar donde se habrían realizado las tareas de descortezamiento y extracción de formas base. Esto está avalado, además, por el predominio de la variedad B entre las lascas externas (más del 60% sobre el total de las externas, N = 38). También asociada a la andesita B, se registró evidencia de reactivación de núcleos, retoma de artefactos para su reutilización y confección de los instrumentos dobles y compuestos. Esto indicaría que, a pesar de la alta disponibilidad de variedades de andesitas hubo un mayor aprovechamiento de la variedad B, asociado a una intención por prolongar el uso de la misma. En relación con lo anterior, además se nota una tendencia a utilizar con mayor énfasis la andesita variedad B para la confección de instrumentos en el sitio Bajo Los Cardones.

Los artefactos dobles y compuestos, en términos generales, se caracterizan por combinar una serie de filos simples (muescas, denticulados y puntas entre muescas) que pueden ajustarse a diversas funciones primarias o modos de acción (sensu Aschero 1975). En este sentido, las victorinox arqueológicas no representan formas estandarizadas ni poseen un alto grado de modificación, por lo que presentarían una baja especialización (Torrence 1983, en Lurie 1989). No obstante, Escola (2000) advierte que no se puede descartar el hecho de que la especialización en un instrumento también puede estar definida por la presencia de formas discretas de bordes que lo inhiben de ser utilizado en otra tarea que la específica. Justamente, Lurie (1989:52) señala que "... la función especializada a menudo está implícita en configuraciones del borde tales como muescas, bordes aserrados o denticulados o en artefactos con puntas burilantes o perforadores" (la traducción es mía). Esto es relevante ya que en las victorinox se advierte la presencia de piezas que combinan las configuraciones específicas de filos como las mencionadas por Escola (2000) y Lurie (1989).

Por otro lado, si bien la representatividad de los instrumentos retomados, para su reciclaje o reutilización, es baja (ca. 10% sobre el total de instrumentos, N = 120) es interesante destacar que el total de estas piezas corresponden a la andesita variedad B. Tratándose de recursos líticos locales, Escola (2000) sugiere que los reciclajes y reutilizaciones de artefactos líticos confeccionados en una materia prima particular constituirían indicios de la necesidad de preservar la vida útil de la misma, más allá de su alta disponibilidad.

En ambientes donde la disponibilidad de recursos líticos es limitada -ya sea por cantidad o calidad- y existen áreas que disponen de importantes cantidades de materiales líticos descartados, artefactos como núcleos, percutores, desechos de talla de gran tamaño e instrumentos fracturados, constituyen ítems potencialmente reutilizables (Camilli y Ebert 1992; Escola 2000). De esta manera, la necesidad de materia prima lítica y la disponibilidad de material lítico descartado, potencialmente reutilizable, dirigiría la atención directa de los grupos humanos sobre fuentes conocidas de artefactos visibles, es decir, sobre potenciales fuentes terciarias.

La evidencia de retoma observada en los artefactos líticos de ambos sitios advierte acerca de un proceso que no sólo involucró la extracción selectiva de artefactos líticos factibles de ser modificados o reactivados, sino también de aquellos confeccionados en una materia prima particular: la andesita variedad B. Esto lleva a pensar que los grupos humanos asentados en el sitio Bajo Los Cardones prolongaron la vida útil no tanto de los instrumentos como tales sino de una materia prima de buena calidad a través de la implementación del reciclaje o reutilización artefactual (Somonte 2002a).

Secuencia de producción lítica en Bajo Los Cardones

La evidencia de núcleos ya presentada, sumada a la presencia de lascas internas (angulares) y externas (primarias, secundarias y con dorso natural), estaría indicando en principio que en Bajo Los Cardones se llevaron a cabo tareas de reducción de núcleos y extracción de formas base. Ahora bien, al evaluar la relación de los desechos de talla con los instrumentos a través de la distribución de formas base se observa el predominio de lascas internas (angulares), a las que le siguen en orden de importancia lascas externas, lascas indiferenciadas, núcleos, nucleiformes y lascas de reactivación de núcleos. Este amplio espectro indicaría que no hubo una búsqueda de determinadas formas base que marque una tendencia definida en las mismas.

Por otra parte, el análisis de la distribución de los tamaños y módulos en los desechos e instrumentos, arrojó luz sobre las intensidades con que se desarrollaron las actividades inherentes a la secuencia de producción lítica. Particularmente, la baja representatividad entre los desechos de tamaños pequeños y muy pequeños (supera apenas el 10%, N = 39) indicaría, en principio, la realización con escaso énfasis de tareas de formatización y/o mantenimiento de instrumentos líticos. Asimismo, una primera lectura del predominio de los tamaños grande, mediano grandes y mediano pequeños (en conjunto suman casi el 50%) indicaría la realización con marcado énfasis de tareas de reducción primaria.

Sumando a lo anterior, los tamaños de instrumentos mediano grandes, grande y muy grande (que suman más del 80%, N = 112) indicaría que entre los desechos habría formas base producto de la reducción de núcleos. Reforzaría esto la distribución del tipo de lasca entre desechos y formas base de instrumentos. Pero también es importante reconocer que en la manufactura de instrumentos muy grandes y grandes es posible que se generen desechos mediano pequeños y mediano grandes que son tamaños mayores a los esperables, por lo general, durante el desarrollo de tareas de formatización y regularización de filos.

La distribución del módulo longitud-anchura en los desechos e instrumentos de Bajo Los Cardones indicaría que, en general, los módulos obtenidos en las formas base, pudieron ser aptos para la confección de los instrumentos de Bajo Los Cardones. Por otro lado, con respecto a los talones y los atributos asociados al mismo, en la muestra de desechos del sitio Bajo Los Cardones se observa el predominio de los talones preparados (más del 50%) con respecto a los talones corticales (ca. 45%). La presencia de talones corticales (fundamentalmente liso-naturales) debe entenderse en función de su asociación con las lascas externas presentes en el sitio lo que estaría vinculado con la realización con cierto énfasis de las primeras etapas de la secuencia de producción. Con respecto a los talones preparados, se observa una alta proporción de aquellos relacionados con actividades de talla por percusión (lisos) y una representación poco significativa de aquellos asociados con técnicas de presión (filiformes).

A partir de la presencia de potenciales formas base y subproductos de la manufactura de instrumentos entre los desechos de talla, sumado a una cierta cantidad de núcleos y una interesante representatividad de lascas externas, se considera que en el sitio Bajo Los Cardones se encuentran presentes las actividades de reducción primaria y las tareas de manufactura. Sin embargo, las mismas serían difíciles de discernir en cuanto a intensidades, teniendo en cuenta la atenuante de la manufactura de los instrumentos grandes y muy grandes, ya discutida. No obstante, se considera que ambas tareas se habrían desarrollado con diferentes énfasis, siendo algo más intensas las de reducción primaria que las de reducción secundaria.

Por otra parte, la presencia de instrumentos fracturados en ambos sitios (Bajo Los Cardones ca. de 72%; mientras que en Campo Blanco ca. de 66%) indicaría, en primera instancia, el descarte de los mismos y, por lo tanto, parecería que no hubo intenciones de aprovecharlos, prolongando su vida útil a través de la reactivación o el reciclaje.

Secuencia de producción en Bajo Los Cardones y Campo Blanco: relacionando espacios

A partir de la evidencia lítica de Campo Blanco y relacionándola con los datos del sitio Bajo Los Cardones, surgen algunas preguntas: ¿a qué se debe la poca representatividad en el conjunto artefactual de Campo Blanco de las actividades relacionadas con las primeras etapas de producción lítica? ¿a la realización con escaso énfasis de las mismas o a la retoma y traslado a otros sitios de los subproductos de estas actividades? Teniendo en cuenta las evidencias de retoma en los conjuntos líticos del sitio, se considera que esta baja representatividad se debe a que poblaciones -posteriores o contemporáneas a la depositación original de estos materiales líticos- retomarían de este espacio abierto los subproductos de las actividades de reducción de núcleos y otros artefactos e instrumentos descartados, trasladándolos (o no) hacia otros sitios vecinos para ser reutilizados. Este traslado pudo generar un sesgo en la muestra de materiales líticos, encontrándose hoy sobrerrepresentados aquellos con tamaños pequeños y muy pequeños, no aptos para ser reutilizados como formas base secundarias. Esta situación y la evidencia de reocupación del sitio lleva a plantear la posibilidad de que en Campo Blanco se habrían desarrollado las primeras actividades de producción con mayor intensidad que la registrada, pero los productos de las mismas hoy no se encuentran allí porque probablemente fueron retomados y reutilizados -en el sitio mismo o en sitios vecinos- por poblaciones contemporáneas o posteriores.2

En relación con lo anteriormente expuesto, cabe preguntarse si este traslado de formas base -y otros artefactos e instrumentos descartados- desde Campo Blanco hacia otras localizaciones no será la razón por la cual en Bajo Los Cardones existe una importante desproporción entre los desechos de tamaños pequeños y muy pequeños (10%) vs. los más grandes (90%). Debido a la cercanía de los sitios en cuestión, el traslado de formas base desde Campo Blanco hacia otras localidades, pudo involucrar el ingreso de las mismas en un sector del sitio Bajo Los Cardones. Asumiendo la posibilidad de este traslado, se considera que el mismo podría explicar, en parte, la cantidad de potenciales formas base presentes en Bajo Los Cardones. Más allá de esto, el ingreso de formas base a Bajo Los Cardones estaría generando ruido en las intensidades de las actividades de reducción primaria y secundaria que se desprenden de una primera interpretación de la evidencia lítica. De esta manera, la información disponible implicaría que el conjunto lítico del taller no constituye el producto de una única ocupación, sino que conformaría un registro condensado de ocupaciones diversas y superpuestas, difíciles de diferenciar arqueológicamente (Hocsman et al. 2003; Somonte 2002b; Somonte et al. 2004).

Sistema de producción lítica

La ausencia de afloramientos rocosos en el ámbito de ambos sitios permite sostener que sus localizaciones no pudieron actuar como fuentes primaria o secundaria (Nami 1992), por lo que la secuencia de producción se habría iniciado en las fuentes mismas. En base a la distribución de los recursos líticos disponibles en la quebrada de Amaicha y a las observaciones en el campo se considera que una de las fuentes de aprovisionamiento de materia prima lítica más próximas y de acceso directo debió ser el río Amaicha. En dicha localidad se habrían llevado a cabo actividades de selección y recolección directa de rodados de vulcanitas, realizando las restantes actividades en otras localidades, por lo que se trataría de un sistema de producción lítica de tipo secuencial (Ericson 1984).

La evidencia lítica recuperada en Bajo Los Cardones y Campo Blanco sugiere que los habitantes de las estructuras de piedra cercanas al taller habrían iniciado la secuencia de producción, tanto en el río Amaicha como en una fuente terciaria, el taller Campo Blanco. Sin embargo, en dichas localidades la materia prima lítica se encuentra a disposición de manera diferente, ya que en el río Amaicha las andesitas se presentan como rodados y en Campo Blanco en formas de productos y subproductos de ciertas actividades de producción lítica. Por esto, las actividades llevadas a cabo en estos distintos lugares de aprovisionamiento, involucraron tareas diferentes en lo que a secuencia de producción se refiere. Por un lado, en el río Amaicha se habrían llevado a cabo actividades de selección y recolección directa de rodados. Una vez en el sitio Bajo Los Cardones, se realizarían:
1)- Tareas de reducción primaria, con un marcado énfasis, en la reducción de núcleos y extracción de formas base. Las mismas están evidenciadas por la importante presencia de núcleos, lascas externas e internas en el sitio.
2)- Actividades, con escaso énfasis, de formatización y regularización de artefactos e instrumentos cuyo descarte se efectuó en este sector de estructuras o recintos.

Por otro lado, en el sitio Campo Blanco los habitantes de las estructuras construidas en piedra -sitio Bajo Los Cardones- habrían realizado tareas de selección y recolección directa de ciertos artefactos líticos descartados y/o abandonados en condiciones de seguir siendo utilizados. Una vez en el sitio Bajo Los Cardones se realizarían:
3)- Tareas de reutilización y reciclado de estos artefactos líticos con escaso énfasis. La presencia -aunque mínima también- de artefactos reciclados y/o reutilizados indicaría que los mismos han sido retomados -con posterioridad a su depositación original- y además, demuestra la existencia de actividades de reclamación (Schiffer 1987) por parte de los ocupantes de este sector del sitio Bajo Los Cardones.

En base a los datos se considera que los habitantes del sitio Bajo Los Cardones habrían recurrido al sitio Campo Blanco para la obtención de materiales líticos, anteriormente descartados y/o abandonados, para la confección de nuevos instrumentos o reactivación de aquellos que estuvieran en condiciones de seguir siendo utilizados.

HACER CIENCIA, UN JUEGO DE NUNCA ACABAR: PALABRAS FINALES

Se reconoce que las expectativas acerca de la manera en que se integraron los espacios construidos y no construidos se encuentra, en algunos puntos, superada por la evidencia lítica disponible hasta el momento, teniendo en cuenta el origen superficial y sesgado de los conjuntos analizados. Sin embargo, se considera que esta evidencia lítica, contribuyó a dar forma a la hipótesis principal, en la que se propuso que los sitios arqueológicos habrían sido contemporáneos en algún momento y funcionalmente complementarios en términos de producción lítica.

NOTAS

1 Esta identificación está basada en características macroscópicas. No obstante, se reconoce la importancia de realizar en el futuro, análisis petrográficos pertinentes para la identificación adecuada de materias primas líticas y sus fuentes de procedencia.

2 A esto debe sumarse que las recolecciones asistemáticas de artefactos líticos por parte de aficionados, saqueadores y coleccionistas y la reutilización del sitio como espacio para la recreación -cancha de fútbol- constituyen actividades que debieron sesgar significativamente la muestra ya que incluyen la remoción y transporte de materiales superficiales (ver Somonte et al. 2004).

Agradecimientos

Al Instituto de Arqueología y Museo de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo (U.N.T.) por haber financiado parte de las campañas arqueológicas en el marco del programa CIUNT 1998-2000 G- 105 "Ambientes, Subsistencia e Interacción en el Noroeste Indígena: casos de análisis sobre Inestabilidad, Intensificación y Cambio". A July Somonte por la traducción del resumen. A Victor Hugo Ataliva, por la revisión de la bibliografía. A Agustín Cuello, Luis Babot, Myriam Collantes, Andrés Romano y Abel Fornaciari, a quienes debo la presentación de los mapas que ilu9stran el trabajo. A Lorena Cohen, Silvana Urquiza, Esteban Flores, Caru Cisneros, Carpincho Carrizo, Tomy Porta, Sole Marcos, Marisa López Campeny, Nora Herrera y Jorge López por la colaboración en distintas instancias del trabajo de campo. A Pato Escola, Carlos Aschero y Shilo Hocsman, gracias por todo. Finalmente, quiero agradecer a los evaluadores de este trabajo, porque sus sugerencias ayudaron a mejorar este escrito. No obstante, lo expresado en este artículo es absoluta responsabilidad de la autora.

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