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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol.  n.6 Olavarría ene./dic. 2005

 

Tecnología y materias primas a la sombra de Don Segundo. Una cantera-taller en el valle de Piedra Parada

Cristina Bellelli

Cristina Bellelli. CONICET - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) - Universidad de Buenos Aires (UBA). 3 de Febrero 1370 (1426), Buenos Aires, Argentina. E-mail: bellelli@mail.retina.ar

Recibido 30 de Junio 2004. Aceptado 24 de Noviembre 2004

RESUMEN

Se busca conocer cómo y en qué momentos la cantera-taller Don Segundo fue utilizada y cuál fue su papel en la definición de la base regional de recursos líticos del valle medio del río Chubut. Se actualiza la información referida a las distintas localizaciones y sitios de aprovisionamiento de la región, muchas de las cuales son de rocas de excelente calidad, muy accesibles y altamente disponibles. La única diferencia a favor de Don Segundo sería la gran concentración y densidad de rocas que se verifica en el sitio. Se definen las actividades de producción lítica a través de los análisis técnico-morfológicos de la evidencia arqueológica. En Don Segundo se dieron los primeros pasos de la secuencia de producción a través de la reducción de los bloques, extracción de formas base y preparación de bifaces. Estas tareas facilitaban el transporte a otras localizaciones donde se realizaron los pasos siguientes. Se analiza la representación de esta materia prima entre los conjuntos líticos de 28 sitios de la región para observar tendencias en su utilización a lo largo del tiempo y del espacio. Se concluye que su uso se verifica a lo largo de los 5000 años de ocupación de la región en todos los sitios ubicados a no más de 25 km en línea recta desde la fuente.

Palabras claves: Patagonia Centro-Septentrional; Cazadores-recolectores; Aprovisionamiento lítico; Cantera-taller.

ABSTRACT

The goal of this paper is to improve knowledge of the temporal span and uses of Don Segundo quarry, as well as the role it played in the regional lithic resource base. The quarry is located in a landscape of gentle hills, at 42° 36´ 30´´ south, and 70° 13´ 45´´ west, 2.5 km north in the middle Chubut valley, at 600 meters above sea level. It is a large lithic quarry (10,300 m2) where a clastic sedimentary rock was available to the hunter-gatherers who inhabited the Piedra Parada area (Northwest of the Chubut province) since AD 5000. The good properties of the rocks, the way in which it appears (outcrops), and the site's high visibility, are factors that would have been considered by the societies that used this lithic resource.
First, an update of the published information about different locations and lithic procurement sites known in the area is presented. The great majority of such sites share with Don Segundo most of its best characteristics. Don Segundo has a unique characteristic, which is the high density and concentration of rocks. This suggests that although this quarry had a significant role in the regional circulation of rocks, it was not central to the prehistoric population because they had many types of good lithic raw material to choose from throughout the region. Subsequently, different kinds of lithic production activities that took place in the site are defined using technological and morphological lithic analyses. The first steps of the reduction sequence - manufacturing blanks and bifaces - were carried out at Don Segundo. The purpose of these activities was to reduce large masses of rock to make them transportable to other locations where the reduction process was finished. Finally, the representation of raw material originating from Don Segundo found in lithic assemblages recovered from 28 sites is analyzed in order to detect spacio-temporal tendencies. The results show that these rocks were used throughout the 5,000 years of occupation in the region at almost every site located within a 25 km radius (geodesic distance) from the source. Advantages like accessibility, availability, ease of transport, and the good quality of the rocks are not the only predictors of the intensity with which a quarry will be used. Don Segundo, although visited frequently, was not the quarry that provided the largest amount of rocks to the valley's population. Nevertheless, this quarry was used over a large time span.

Keywords: North Central Patagonia; Hunter-gatherers; Lithic procurement; Lithic quarry.

INTRODUCCIÓN

  Una de las preocupaciones recurrentes desde los inicios de las investigaciones en el valle de Piedra Parada (curso medio del río Chubut, en la provincia homónima) ha sido la de definir una base regional de recursos líticos (sensu Ericson 1984) para lo cual es necesario explorar temas relacionados con la variabilidad, calidad, abundancia, disponibilidad y distribución de las materias primas líticas a escala regional e intra-sitio. Hace ya 15 años se esbozó un modelo referido fundamentalmente a la disponibilidad, calidad y distribución en el paisaje arqueológico del valle de Piedra Parada de los recursos minerales utilizados por los ocupantes del sitio Campo Moncada 2 en el lapso comprendido entre los 5000 y los 3000 años AP (Bellelli 1988). En lo relativo exclusivamente a las materias primas líticas, el modelo apuntaba a destacar que estaban disponibles en las inmediaciones del sitio, eran abundantes y se advertía una cuidadosa selección de las mejores rocas para la talla. Además, planteaba que en esos momentos no fue necesaria la implementación de estrategias de aprovisionamiento extraregionales, ya que los recursos locales satisfacían los requerimientos tecnológicos de los cazadores-recolectores más antiguos de la región1.

  Años más tarde se retomó el tema, incorporando las materias primas de los artefactos de los niveles superiores del mismo sitio (comprendidos en el lapso de 1700 a 800 años AP) (Pérez de Micou et al.1992). En estos momentos tardíos de ocupación del sitio se registran las mismas materias primas locales pero también artefactos de obsidiana y un esquisto sobre el que se confeccionó una placa grabada. Esta última materia prima no está disponible en la región de modo que pueda ser explotada para la talla lítica y cuando se publicó el trabajo citado se desconocía la procedencia de la obsidiana.

  Esta búsqueda en la región de las fuentes que abastecieron a lo largo de 5000 años a los ocupantes de un sitio apunta a conocer las estrategias tecnológicas líticas que estos adoptaron en cada momento en ese lugar. Para comprender la base regional de recursos, el enfoque "desde el sitio", que parte de los artefactos descartados y de los subproductos de la talla que integran el registro arqueológico, debe virar 180° y situarse en el punto inicial del proceso de producción de esos artefactos. Estos sitios son las canteras-taller (sensu Nami 1992). Son sitios privilegiados en cierto sentido porque, como dice Torrence (1986), son los únicos que se conectan con todos los otros componentes del sistema, y constituyen los puntos de partida de la secuencia de producción que se completa, generalmente, en otros lugares (Reher 1991).

En este trabajo interesa contribuir a la definición del papel que cumplió a escala regional la cantera-taller Don Segundo. Asumo que ha sido singular e importante por la gran abundancia, disponibilidad, calidad de sus materias primas líticas y la redundancia en su aprovechamiento. Para ello se presentará las características principales del sitio: su emplazamiento, sus características topográficas y aquellas vinculadas a la litología y posible origen de las rocas que afloran. En este sentido, se considera también necesario presentar una actualización de la información referida a las distintas localizaciones y sitios de aprovisionamiento detectados hasta el momento en la región.

  Para conocer cómo Don Segundo participó en la organización de la tecnología de los cazadores-recolectores de la región, interesa conocer qué etapas de la secuencia de producción de instrumentos líticos se dieron en el sitio. Es esperable que en Don Segundo se hayan dado con mayor énfasis las primeras etapas de este proceso. Éstas comprenden la reducción de los bloques que afloran con el propósito de obtener masas rocosas más pequeñas, manuables y transportables (nódulos y/o lascas), que fueron utilizados (en esta misma localización o en otras) para la extracción de formas base y/o formatización de instrumentos. Interesa conocer si estas etapas posteriores a la obtención de la materia prima se dieron en el sitio y, en el caso de que así haya sido, cuáles fueron. De esta manera, se podrán relacionar estas actividades llevadas a cabo en Don Segundo con aquellas realizadas en otras localizaciones donde se han constatado el predominio de las etapas siguientes del proceso de producción2.

  Finalmente, la presencia en la región de una cantera-taller de la importancia de Don Segundo plantea la hipótesis de su utilización durante todo el lapso en que la zona estuvo ocupada. La cantidad de desechos de toda forma y tamaño que quedaron expuestos, los pocos bloques todavía aprovechables que se observan, el hecho de que sus materiales estén redepositados a todo lo largo del cañadón que baja al valle y en el cono de deyección, hacen pensar en un prolongado lapso de utilización. Un desafío es distinguir si esto se cumple en escala regional o si sus rocas se usaron sólo en determinados momentos o en determinados sitios. Otro desafío es tratar de encontrar respuestas posibles para preguntas no tan vinculadas con lo tecnológico o la subsistencia, y relacionadas con otro tipo de motivaciones que hacen que un grupo social priorice o no una fuente o algunas de las características de las rocas.

LA REGIÓN: DISTRIBUCIÓN, DISPONIBILIDAD Y ABUNDANCIA DE MATERIAS PRIMAS LÍTICAS

Se considera como unidad de análisis espacial la cuenca de drenaje del río Chubut medio que en este sector está limitada al N por las Sierras de Huancache y Chata y al S por la Sierra Negra, mientras que como límite O se toma arbitrariamente la desembocadura del río Gualjaina en el Chubut y como límite E la localidad de Paso del Sapo (aproximadamente 70 km en línea recta), quedando incluidos en esta superficie aproximadamente 3700 km2 (Figura 1). La mayor parte pertenece a las formaciones geológicas Huitrera y El Mirador, ambas volcánicas, del Terciario, y con una rica litología3 (Lage 1982). En menor grado están representadas las formaciones sedimentarias Collón Curá y Ñorquinco (terciarias), Lefipán (en el límite entre el Terciario y el Cretácico) y Paso del Sapo (Cretácico). Además, buena parte del área de investigación está formada por depósitos fluviales y aluviales pedemontanos. Con posterioridad a la publicación de la hoja geológica que brinda la información anterior, Aragón y Mazzoni (1997) agruparon las rocas que constituyen las Formaciones Huitrera y El Mirador bajo la denominación de "Complejo volcánico-piroclástico del río Chubut medio" para dar cuenta de fenómenos de vulcanismo intenso que se iniciaron con la actividad magmática que comenzó en el Paleoceno tardío y se continuó hasta el Eoceno medio. Estos fenómenos volcánicos dejaron en el paisaje rastros de una antigua caldera en ambiente epi-continental colapsada, cuyos productos cubren una superficie de más de 900 km2. Las rocas de la caldera fueron alteradas por procesos volcánicos posteriores a su formación.

Figura 1. Mapa de la región de Piedra Parada con la ubicación de los sitios arqueológicos.

Este escenario geológico tiene disponibles, en numerosas localizaciones (como se verá más adelante), abundantes y variadas materias primas de excelente calidad para la talla. Esa riqueza y abundancia se ve manifestada en los conjuntos líticos de cada uno de los sitios estudiados hasta ahora, tanto de superficie como estratificados. El camino que lleva del sitio a la fuente es el que se recorrió en el trabajo mencionado al principio de estas líneas (Bellelli 1988) y llevó a que el interés sobre las fuentes fuera creciendo. La información que allí se volcó fue aumentando a medida que avanzaban las campañas arqueológicas en la región. Además, sobre la base de mayor experiencia en el reconocimiento de rocas, de sus propiedades para la talla y la interpretación de cortes petrográficos4 (que permitió armar una litoteca representativa), se ajustaron y refinaron las adscripciones tanto de las muestras provenientes de fuentes explotadas o potencialmente explotables, como de los artefactos recuperados en la mayoría de los sitios conocidos hasta el momento5 (ver Figura 1). Más adelante se verá que las rocas que dominan tanto en los sitios en aleros y a cielo abierto, como en los sitios de aprovisionamiento (de uso comprobado o de uso potencial) de la región son las sedimentarias de diversos orígenes y las silíceas también de distintos orígenes. Debido a las características propias de estas rocas, entre las que se destaca el alto contenido de sílice en su composición, es difícil someterlas a análisis que vinculen directamente los artefactos con las fuentes de aprovisionamiento y ajustar más las adscripciones, como sucede con las rocas volcánicas en general y las obsidianas en particular (Luedtke 1979).

A las obsidianas recuperadas en los sitios se les realizaron análisis geoquímicos de elementos mayores, menores y tierras raras. Esto permitió adscribir a la mayoría de los artefactos de esta materia prima recuperados en sitios arqueológicos de Piedra Parada a una fuente ubicada en la meseta de Somuncura (Sacanana) (Bellelli y Pereyra 2002). Dos muestras de obsidianas arqueológicas provenientes de sendos sitios que en un principio se había atribuido a una fuente desconocida, presenta similitudes geoquímicas con las de la obsidiana muy hidratada que se encuentra en distintas localizaciones del valle6, lo cual permite pensar que en alguna de estas localizaciones puede haber obsidiana de buena calidad que todavía no se ha detectado en razón de su ubicuidad y escasez (Bellelli et al. 2004).

Como resultado de este proceso de aprendizaje y ajustes sucesivos y continuos, la distinción que se hizo en aquella oportunidad entre "sílices coloreados" (para referirse a las rocas con alto contenido de sílice y por lo tanto buena fractura, generalmente homogéneas y de variados colores y brillo) y "sílices coloidales" (nombre aplicado a las rocas que comúnmente se denomina como calcedonias) resulta inapropiada. Carballido Calatayud (1999) establece una nomenclatura menos intuitiva (ya que está basada en la naturaleza de los procesos que dieron origen a las rocas) cuando analiza los artefactos de los niveles superiores de Campo Moncada 2 y de toda la secuencia de Campo Nassif 1. En estos contextos están presentes las rocas sedimentarias (clásticas finas -limolitas y tufas- y en menor medida gruesas -areniscas-), volcánicas (basaltos, dacitas, andesitas, riolitas y obsidiana), sedimentarias químicas (calcedonias, ópalos, xilópalos, rocas silíceas), piroclásticas (tobas) y rocas silíceas indeterminadas. La gran mayoría de las rocas utilizadas tienen alto contenido de sílice lo que hace que tengan muy buena fractura concoidal, por lo que son de excelente a muy buena calidad para ser empleadas en la talla por presión o percusión (sensu Nami 1992).

Se utilizará en este trabajo esta amplia clasificación para referirse a todos los conjuntos líticos del valle de Piedra Parada o a las fuentes conocidas, ya que cubre la gran mayoría de posibilidades. A continuación se describe brevemente las características de las localizaciones en que se presentan los distintos tipos de materias primas (independientemente de si constituyen o no fuentes comprobadas de aprovisionamiento), el modo en que se presentan, la forma de distribución, la cantidad disponible y qué tipo de fuente constituyen (sensu Nami 1992):

1.- guijas, guijarros y bloques de distinto origen (tobas, tufas, andesitas, riolitas, basaltos, dacitas, andesitas, ópalos, areniscas, limolitas, calcedonias, rocas silíceas indeterminadas y también óxidos de hierro de tamaño guija y guijarro, potencialmente utilizables como pigmentos) dispersas de modo aislado (una o más rocas por m2, sensu Nami 1992) en el lecho y en la planicie de inundación del río Chubut. Es una fuente secundaria y de acuerdo con el principio de que todo lo que está depositado en un lugar fue erosionado de otro, la procedencia de estas rocas puede ser cualquier punto de la cuenca de drenaje del río Chubut. Hay una importante concentración de este material en la boca del sitio Campo Cerda 1 (N° 7 de Figura 1), donde también es amplia la oferta de basaltos (ver más adelante). Se encuentran de modo aislado y no hay evidencias de su explotación in situ. En la secuencia de ocupación del sitio mencionado se registran artefactos de esta materia prima.

2.- rocas del mismo tipo y origen que las anteriores pero depositadas en los conos aluviales y de deyección de los cañadones (que comúnmente se llaman "torrenteras") y también a lo largo de estos. En ocasiones se las puede hallar de modo disperso (2 a 10 rocas por m2), sobre todo en los tramos finales de los cañadones, pero lo más común es que se presenten de modo aislado. Son también fuentes secundarias pero provienen de puntos más cercanos al lugar del hallazgo, comprendidos dentro de la subcuenca de drenaje de los cañadones. El transporte hasta el lugar en que se encuentran fue debido a una combinación de fenómenos de remoción en masa y fluviales, que depositaron rocas de todo tipo, sin mayor selección y de diferentes litologías y tamaños. Por esta razón, no tendría que esperarse en estas localizaciones que las rocas depositadas naturalmente vengan de más allá de los límites de la cuenca, ubicados a no más de 25 km en línea recta hacia el N y el S del curso del río Chubut. Tanto en este tipo de localización como en la anterior no se ha registrado evidencias de aprovechamiento de las rocas en el lugar, pero, como dije antes, en los contextos arqueológicos conocidos son abundantes los artefactos sobre materias primas de estas clases.

3.- el basalto está disponible, además de las localizaciones mencionadas, en el límite N del valle donde se presenta la Formación El Mirador (Lage 1982). Son derrumbes de los basaltos columnares que forman las bardas y la mayor concentración se da en la boca del sitio Campo Cerda 1, junto con algunos guijarros silíceos de buena calidad para la talla mencionados en el punto 1. Constituyen una fuente primaria y se disponen de modo concentrado (más de 10 rocas por m2). Se puede considerar que se trata de una cantera potencial ya que no se registró evidencia de su explotación. Estas rocas son de buena calidad para la talla. Es muy escasa la presencia de esta materia prima entre los artefactos de los conjuntos líticos conocidos, que generalmente se limitan a pocos desechos de talla.

4.- En la margen S del río, casi en línea recta con la localización anterior y próximo al alero estratificado con arte rupestre Angostura Blanca 1 (N° 5 de Figura 1) (Onetto 1994) hay un afloramiento de roca sedimentaria clástica gruesa (arenisca) de color verde, semejante a la de algunos artefactos recuperados en los contextos de la región. No presenta evidencia de haber sido explotada pero a su pie hay bloques desprendidos que pueden ser apropiados directamente sin necesidad de trabajar la roca (fuente primaria).

5.- Nódulos de tamaño guijarro y bloque de rocas sedimentarias químicas (con diferentes grados de silicificación, generalmente ópalos) desprendidos de las bardas de la margen N del valle del río Chubut, en el sector más occidental del área. Se formaron en las rocas piroclásticas que están cubiertas por las coladas basálticas de la formación El Mirador (Lage 1982; Zárate 1995). Constituyen fuentes primarias. Los nódulos se presentan de modo aislado, al pie de las bardas e incluidos en ellas. En algunos casos fueron aprovechados in situ, ya que se observan concentraciones de desechos de talla de esta materia prima, como en el caso del sitio Campo Cerda 4 (ver Figura 1). Estas localizaciones pueden ser consideradas canteras-taller.

6.- En las proximidades de la Laguna del Hunco, situada en las nacientes de la cuenca del cañadón de La Buitrera, se ubicó en 1981 una fuente de "un sílice blanco lechoso de coloración uniforme, que aparecía junto a la tufita de edad terciaria portadora de restos vegetales" (Nacuzzi 1983: 83) (Figura 1). Esta autora agrega que esa roca (se trataría de una sedimentaria química) es similar a la de artefactos pertenecientes a diversos sitios del N del Chubut que están depositados en el Museo de Ing. Jacobacci. Posteriormente, se ha podido comprobar que también está presente en varios de los contextos conocidos de Piedra Parada.

La materia prima aparece muy concentrada (más de 10 rocas por m2) y aflora incluida en la denominada "tufita" (fuente primaria)7. Nacuzzi (1983: 83) agrega que la prospección abarcó "una extensa área caracterizada por concentraciones dispersas de artefactos líticos en superficie". Se trata, entonces, de una cantera-taller.

7.- Una importante concentración de calcedonia (roca sedimentaria química) fue ubicada en la localidad arqueológica Barda Blanca (ver Figura 1 bajo la denominación Barda Blanca 6), situada "en el extremo occidental del Valle de Piedra Parada y a unos 5 km al E de la confluencia de los ríos Chubut y Gualjaina" (Fisher 1987: 115). Esta localidad arqueológica está integrada por sitios estratificados con arte rupestre al pie de un farallón (Barda Blanca 1 a 3) y varios sitios de superficie en los niveles de terrazas de ambas márgenes del río. Entre ellos se destacan Barda Blanca 4 y 5 que presentan "concentraciones de vestigios minerales correspondientes a distintas etapas del proceso de producción de artefactos bifaciales confeccionados en sílice coloidal. Esta materia prima puede obtenerse en forma de bloques y nódulos tabulares que conforman el material de arrastre de una torrentera que desemboca en el río Chubut, y es relativamente cercana a Barda Blanca 4" (Fisher 1987: 115 y véase también 1984). Se trata de una cantera-taller, donde la materia prima es muy abundante, ya que se presenta de forma concentrada. Se trataría de una fuente primaria ya que los bloques de grandes dimensiones no pudieron haberse desplazado desde muy lejos debido a la extrema fragilidad de esta roca8.

8.- Finalmente, las rocas sedimentarias clásticas gruesas y finas (areniscas y limolitas) que afloran en la cantera-taller Don Segundo (fuente primaria) que es el objeto de este trabajo (Figura 1). Es, además, fuente de pigmentos rojos, blancos y verdes ya que en ella se encuentran nódulos dispersos potencialmente utilizables como materia prima.

LA CANTERA-TALLER DON SEGUNDO

  Su localización se logró gracias a las observaciones efectuadas en el sitio de superficie Campo Cerda 3 (N° 9 de Figura 1), ubicado en la margen N del valle, en el cono de deyección de un cañadón. Los materiales de este sitio presentaban características diferentes a las conocidas en los sitios de superficie de la zona: baja proporción de instrumentos, artefactos muy fragmentados, abundantes lascas con filos que mostraban signos de transporte natural (rodamiento, muescas y fracturas aisladas), pátinas diferenciales y, sobre todo, en su gran mayoría los artefactos eran de la misma materia prima. La recorrida por el cañadón que se dirige al N y conecta el valle con las zonas esteparias más altas, mostraba el mismo panorama arqueológico.

  El sitio se ubica a aproximadamente 2,5 km de la desembocadura del cañadón y donde éste deja paso a las pampas altas (Figura 2). Su posición es 42° 36´ 30´´ S y 70° 13´ 45´´ O (tomada de la carta topográfica "Piedra Parada", hoja 4369-7, IGM). El cañadón y el sitio forman parte de la formación Huitrera (Lage 1982). Don Segundo comparte con las otras canteras-taller presentadas en este trabajo su pertenencia al gran campo volcánico del Chubut medio descripto anteriormente. Las rocas que afloran y que fueron explotadas intensivamente sufrieron los procesos volcánicos que caracterizan al Complejo y que alteraron a buena parte de las rocas que conforman el sustrato (Aragón y Mazzoni 1997).


Figura 2. El sitio.

  El sitio se dispone en un terreno de lomadas suaves, con algunos sectores planos (como se observa en la Figura 2). La vegetación es arbustiva y se destacan algunos molles (Schinus sp.). Se encuentra a 600 msnm, lo que marca una diferencia de casi 300 m con respecto al valle del río. Esta pendiente favoreció el desplazamiento de los materiales cañadón abajo. El principal agente de transporte es el agua de las lluvias que trasladan las rocas, los artefactos y los materiales que forman la cubierta sedimentaria del cañadón (muy escasa en algunos sectores), dejando la roca expuesta, y formando un extenso cono de deyección en el valle donde está el sitio Campo Cerda 3 (N° 9 de Figura 1). Este proceso de formación explicaría la singularidad de sus materiales, descriptos al inicio de este punto.

Don Segundo tiene una superficie de alrededor de 10.300 m2, con el eje mayor orientado N-S. La mayor parte está cubierta de desechos de talla de todo tamaño provenientes del trabajo sobre los bloques de roca que afloran de modo disperso. Estos bloques no tienen más de 1 m de largo por 0,50 m de ancho y se elevan no más de 20 cm del nivel del piso actual. Posiblemente los tamaños originales, previos a la explotación humana, hayan sido mayores. Es posible advertir, sobre algunos de ellos, marcas de golpes fallidos y planos de fracturas provocados intencionalmente y los artefactos de todo tamaño que cubren el sitio (una hectárea) han derivado de esa intensa actividad extractiva. Entonces, la materia prima está disponible directamente, es de excelente calidad para la talla y su abundancia, en forma de lascas que pueden utilizarse directamente como formas base con sólo recogerlas, hace de Don Segundo la fuente más importante de la región.

Los cortes delgados mostraron que se trata de tufas en cuya composición participan rocas sedimentaras clásticas (de tamaño limo y arena) y material volcánico piroclástico (Figura 3). Han sufrido un proceso de litificación bastante acentuado y poseen vidrio en su composición, de allí que tengan fractura concoide (Fernando Pereyra comunicación personal, en Carballido Calatayud 1999). De acuerdo con la diferencia de grano de los materiales que conforman las rocas distinguiré entre areniscas y limolitas. En el total de la muestra (4186 piezas, Tabla 1) los colores que dominan son el verde (constituye el 49,32% de la muestra) y el marrón (el 41,77%) en sus distintas tonalidades y los tonos rojizo y grisáceo se presentan en menor proporción. En muchos casos, en las piezas grandes se observa cómo van graduando las tonalidades y, en ocasiones, también se observa cómo varía el grano de más grueso a más fino. En algunos casos tienen inclusiones o fisuras que dificultan la talla al detener la energía derivada del golpe. Se advierten también, en muchos de los artefactos, una fuerte pátina (Figura 3, f), hoyuelos producto de desprendimientos causados probablemente por la amplitud térmica, y también líquenes cubriendo parte de las caras expuestas.

Figura 3. a: lasca sobrepasada de gran tamaño (cara ventral); b: núcleo; c y d: fragmentos de núcleos; e y f: bifaces; g y h: bifaces fragmentados.


Tabla 1
. La muestra arqueológica

Para relevar el sitio se lo cuadriculó a partir de los ejes N-S y E-O. Se muestrearon dos transectas de 144 m N-S y cinco transectas E-O (cuyo largo promedio fue de 70 m), todas de 1 m de ancho. Se recuperaron todos los materiales presentes en las cuadrículas de 1 m2, separadas por 7 m entre cada una en el sentido N-S y por 3 m en el sentido E-O. Se consideró que los límites del sitio estaban dados por la ausencia de hallazgos a lo largo de por lo menos 5 m en cada extremo de transecta. En la superficie delimitada se pudo comprobar que los materiales se presentaban con mayor densidad en tres sectores diferenciados, generalmente los más próximos a los bloques de materia prima. Esta característica se registró en el relevamiento y la evidencia se recuperó respetando los diferentes sectores, pero en este trabajo se considera todos los materiales en conjunto ya que no se discute aspectos relacionados con la utilización del espacio intrasitio.

Ante la cantidad de artefactos recuperados, en laboratorio se decidió analizar los materiales de las 18 cuadrículas de una de las transectas N-S (144 m) y 16 cuadrículas de sólo una de las transectas E-O (70 m). A éstas debe agregarse la recolección superficial y el sondeo de 50 cm2 realizado en un sector plano que estaba cubierto totalmente de lascas muy patinadas en la cara expuesta9. En total se analizaron los materiales de 35 m2 siguiendo los lineamientos metodológicos propuestos por Aschero (1975, 1983) y por Bellelli et al. (1985-1987), con algunas modificaciones técnicas derivadas de la especificidad de esta muestra.

La muestra arqueológica

Se describirán los principales atributos tecnológicos y las materias primas de los desechos, instrumentos y núcleos recuperados en el muestreo efectuado, que son determinantes para definir las actividades de producción lítica desarrolladas en Don Segundo.

  La estructura tipológica de los artefactos muestreados (Tabla 1) señala una baja proporción de instrumentos que contrasta con la alta representación de los núcleos (Figura 3). Los principales grupos tipológicos que integran los instrumentos sugieren que el rebaje10 uni o bifacial era una de las actividades que se desarrollaron en el sitio. Esta afirmación se sostiene en que el grupo tipológico más representado es el de los artefactos de formatización sumaria que, en su mayoría, son esbozos de piezas bifaciales. El segundo grupo característico son los bifaces (Figura 3, e y f). Sobre un total de 7 artefactos de este tipo, 5 están fragmentados (piezas g y h, Figura 3) debido mayoritariamente a inclusiones o fisuras de la roca que hicieron que no se pudiera continuar con el trabajo de rebaje bifacial. Los restantes grupos están escasamente representados. El descarte de artefactos fragmentados por fracturas debidas a inclusiones o fisuras en la materia prima producidas durante el trabajo, o que no conformaron las expectativas del tallador durante el proceso de talla (las charnelas o los domos son los defectos más comunes) es una constante en el conjunto instrumental de Don Segundo.

  Es notable el grado de fragmentación de los núcleos (el grupo tipológico más representado es el de los fragmentos no diferenciados: 57 sobre un total de 94) (Figura 3, b, c y d). A través del grado de agotamiento de las plataformas de los 37 núcleos restantes se puede obtener una idea acerca del estado en que se descartaron. La mitad de los núcleos tiene una sola plataforma de percusión (19), mientras que 15 tienen dos plataformas y sólo dos núcleos combinan 3 plataformas. Como se aprecia en la Tabla 2, la amplia mayoría de ellas están completamente agotadas.


Tabla 2
. Estado de las plataformas de extracción de los núcleos

La Tabla 3 muestra que el conjunto artefactual está dominado por las rocas sedimentarias clásticas finas y en menor medida gruesas (limolitas y areniscas, respectivamente) producto de la reducción de los bloques que afloran, tal como fue descripto páginas atrás. Estas rocas, junto con las volcánicas y piroclásticas que se registraron en muy baja proporción en el sitio, estarían originadas en los procesos volcánicos que afectaron la antigua caldera del volcán descripto por Aragón y Mazzoni (1997).


Tabla 3
: Materias primas

  Los desechos de talla tienen un alto potencial informativo sobre las etapas de la secuencia de producción lítica que se cumplieron en los sitios y, junto con los núcleos, brindan evidencia independiente de la de los instrumentos formatizados. Por esta razón se concentrará el análisis en los datos aportados por ellos. Se debe aclarar que no se consideró 663 piezas que medían menos de 5 mm de largo debido al tiempo que hubiera insumido el análisis; además eran en su gran mayoría fragmentos indiferenciados.

La representación de las diferentes materias primas entre todos los desechos estudiados (n: 4067) se observa en la Tabla 3, siendo las limolitas el 74,33% y las areniscas el 25,5%. La representación de las tobas y las riolitas (0,05%) y las andesitas, basaltos y rocas indiferenciadas (0,02%) es ínfima. Entre los 663 desechos que no forman parte de este análisis, las limolitas muestran un ligero aumento en su representación (85,67% comparado con 14,33% de las areniscas).

El estado de fragmentación de la muestra de los desechos de talla analizados, se vuelca en la Tabla 411, donde se observa un alto porcentaje de desechos indiferenciados que, junto con la reserva de corteza, constituyen los únicos datos que marcan una diferencia importante en relación con los conjuntos líticos estudiados en otros tipos de sitios de la región (véase Bellelli 1991; Carballido Calatayud 1999, 2000-2002; Nami y Bellelli 1994, entre otros).


Tabla 4
: Estado de la muestra de desechos de talla

Estos resultados deben verse en relación con el tipo de las lascas y hojas, categoría tecnológica que en combinación con otras brinda información importante sobre las etapas de la secuencia de producción que se cumplieron en el sitio. En la Tabla 5 se observa que el porcentaje de hojas es ínfimo (son 18 de arista simple y 7 de arista doble). Los tipos de lascas cubren casi todas las variedades posibles, destacándose las angulares. Hay una alta representación de lascas producidas durante los primeros pasos de la secuencia de producción (lascas externas: primarias, secundarias y de dorso natural). Se recuperó una única lasca adventicia (que si bien son comunes en los primeros estadios de talla con percutor duro, Nora Franco, comunicación personal 2003) no se la puede considerar estrictamente como externa. Aquellas piezas no ligadas directamente a procesos técnicos de producción, sino a condiciones que en este sitio es probable que sean ambientales, son las que recientemente se acordó en denominar "productos de alteraciones térmicas"12. Es notable también el alto porcentaje de desechos indiferenciados.


Tabla 5
: Desechos de talla. Tipos de lascas y hojas

Es necesario, además, relacionar estos datos con la alta presencia de reserva de corteza sobre 620 lascas internas y 3 hojas, que, sumados a las 385 lascas externas registradas conforman un índice de corteza del 24,78%, porcentaje que supera los registrados en sitios de la región (ver, por ejemplo, Carballido Calatayud 1999: Tablas 36 y 71).

Los tamaños (relación largo-ancho) de la muestra para las lascas y hojas enteras, exclusivamente, se presentan en la Tabla 6. Si bien dominan los tamaños mediano-pequeños y pequeños y es muy baja la proporción de muy pequeños (lo cual puede ser atribuido a problemas de muestreo ya que no se zarandeó el sedimento superficial y también a que se dejó fuera del análisis los desechos menores a 5 mm), los valores para medianos y grandes son altos en comparación con conjuntos de desechos de talla conocidos de la región y que fueron atribuidos a tareas de formatización de instrumentos.


Tabla 6
: Tamaños de la muestra de desechos.

Entre los talones de lascas y hojas enteras y lascas fracturadas con talón (n: 2038, ya que se eliminó de este cálculo a los cuatro productos de alteración térmica) se observa que están representadas todas las variedades posibles, con predominio de los lisos (ver Tabla 7). Quizás lo más llamativo sea la relativamente alta representación de los corticales y la muy alta representación de los rebajados13.


Tabla 7
: Talones de los desechos.

Esta información debe relacionarse con:

a.- la presencia de rastros complementarios sobre el talón. Hay en la muestra de desechos 179 piezas que presentan algún rastro de este tipo (120 tienen retoques complementarios de preparación del borde de extracción, 54 abrasión de la plataforma, 2 punto de percusión preparado y otros dos combinan estas dos últimas categorías). Entre los núcleos sólo se registran dos casos con abrasión de plataforma y una con retoques destinados a la preparación de la misma, y

b.- la presencia de regularización o no de los frentes de extracción en los 2038 desechos de talla enteros y fracturados con talón (59,91% de no regularizados y 40,08% de regularizados) y en los núcleos (13 del total de 94 tienen rastros de este tipo -14%-).

Estos dos atributos están ligados a la reducción primaria de nódulos y a la preparación de núcleos para la extracción de formas bases.

  La muestra de desechos de talla tiene otras características tecnológicas relevantes para los objetivos planteados. Entre ellas merecen destacarse las siguientes:

a.- entre los desechos clasificados como indiferenciados (ver Tabla 4), la presencia de 164 fragmentos angulosos (el 13% del total de desechos indiferenciados), en los que no se puede diferenciar las caras dorsal y ventral, con bordes irregulares, de formas y tamaños variados, que se desprenden generalmente durante las tareas de talla por percusión como subproductos de la reducción de nódulos o extracción de formas base14. b.- integran la muestra 20 lascas enteras y fracturadas con talón (la mayoría de ellas de tamaños grandes o muy grandes) con terminaciones sobrepasadas (ver Figura 3, a).

Vale la pena mencionar también que si bien sólo una lasca fue clasificada como de rebaje bifacial, se advierte que 69 lascas que están ingresadas como angulares, presentan algunos de los atributos que las acercan a las originadas en este tipo de tareas (labio pronunciado, talones filiformes o puntiformes, curvatura pronunciada).

DISTRIBUCIÓN ESPACIAL Y TEMPORAL DE LASMATERIAS PRIMAS DE DON SEGUNDO

  Una fuente de aprovisionamiento de la importancia de Don Segundo por su ubicación, disponibilidad y calidad de sus rocas es probable que haya sido conocida y explotada a lo largo de todo el lapso de ocupación de la región. Con el objetivo de comenzar a explorar este tema y también el de la distribución espacial de estas materias primas, se revisó las colecciones de 28 sitios que están depositadas en el laboratorio del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Sólo se registró presencia/ausencia de rocas procedentes de Don Segundo entre sus instrumentos y desechos. Las comparaciones se hicieron macroscópicamente y se atribuyeron a esta fuente sólo las piezas en que había una completa seguridad de que provenían de Don Segundo, por sus características de color, brillo y granulometría.

En la Figura 1 se ubicaron los sitios a los que se refiere en la Tabla 8. Tal como se desprende de ambas ilustraciones, esa materia prima fue utilizada desde hace por lo menos 5000 años (dataciones de los niveles más antiguos de Campo Moncada 2), hasta los últimos momentos de ocupación del valle en Campo Nassif 1. A título de ejemplo, los datos provenientes de Campo Moncada 2, que está a 15 km en línea recta, muestran que esta materia prima no es muy abundante entre los artefactos formatizados pero está presente a lo largo de los 5000 años de ocupación del alero. En los niveles superiores, tardíos, entre los 20 artefactos de Capa 0, entre los 14 de Capa 1 y entre los 42 de Capa 2a y b, sólo se registraron uno en cada una confeccionado con esta materia prima. Entre los 21 artefactos formatizados de Capa 2c no se pudo atribuir ninguno a ella. En los niveles inferiores (y más tempranos) se recuperaron un artefacto formatizado en Capa 3a (sobre un total de 34), 5 en 3b (sobre 121) y ninguno en 4a, sobre 74, aunque, como en toda la secuencia, sí están presentes desechos de talla de Don Segundo.


Tabla 8: Presencia de las materias primas de Don Segundo en la región y cronología disponible.

También se han registrado desechos e instrumentos en todos los demás contextos fechados del valle, que abarcan el lapso comprendido entre los 2900 años AP de Campo Cerda 1 y Angostura Blanca y los 480 años AP de Campo Nassif 1 (N° 7, 5 y 18 de Figura 1 y Tabla 8).

En cuanto a la distribución espacial de estas rocas, se registra su presencia en todos los sitios de superficie y estratificados ubicados en sus proximidades, hasta 23 km en línea recta desde la fuente (distancia que media entre ella y Campo Nassif 1, N° 18 de la Figura 1 y la Tabla 8) pero con una mayor concentración en la zona más cercana a la cantera-taller (los sitios de Barda Blanca y de ambas márgenes del río: N° 1 a 9 de la Tabla 8). Es llamativo el hecho de que todos los sitios ubicados al E de Campo Nassif no presenten en sus conjuntos líticos rocas provenientes de Don Segundo.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

  En los inicios de este trabajo se plantearon tres temas para analizar y discutir, centrados principalmente en las características principales del sitio con el objetivo de comprender su papel en el aprovisionamiento a escala regional, en dilucidar su participación en la organización de la tecnología lítica y en corroborar en qué momentos y en qué localizaciones fue utilizada la materia prima de Don Segundo. Así:

1.- Son varias las características propias de Don Segundo que lo convierten, en una primera instancia, en un sitio clave para el aprovisionamiento de rocas en la región. El emplazamiento y la topografía, que condicionan factores tales como la disponibilidad, el acceso y el transporte de las materias primas líticas, en este sitio son favorables (Dibble 1991).

Se trata de una fuente primaria donde las rocas se presentan en forma de afloramientos y tienen excelente calidad para la talla (tufas de muy buena fractura concoidal). Está a sólo 2,5 km del valle del río, en una vía de circulación N-S, con muy buena comunicación entre ambientes diferenciados y en un sector de lomadas con muy alta visibilidad. La cercanía al agua y a la caza también son ventajas comparativas. Don Segundo no ofrecería condicionamientos naturales en su uso a los grupos locales y no se descarta que haya sido atractiva para grupos más alejados de la región.

Es evidente que el aprovisionamiento se vio facilitado porque no hay que cavar ni buscar. Las únicas restricciones que el ambiente podría ofrecer serían, en un caso, de orden estacional, ya que podría cubrirse de nieve en invierno y, en otro caso, el aumento del caudal del río. Poco es lo que se conoce de la historia geomorfológica de la región en los últimos 10.000 años, pero es probable que los cambios climáticos que se verificaron durante el Holoceno tardío hayan influido en el caudal del río. En momentos de mayor disponibilidad de agua y el consecuente desarrollo de vegetación en el valle, el río podría haber sido un límite importante a grupos humanos que ocuparan la margen S y esto podría haber impedido su acceso a esta fuente de materias primas líticas.

Si bien hasta acá todas son ventajas, Don Segundo se encuentra en un pie de igualdad con la mayoría de las fuentes utilizadas o potenciales, conocidas y descriptas en el punto "La región: distribución, disponibilidad y abundancia de materias primas líticas". Allí se señala la abundancia de rocas silíceas de excelente calidad, comparables a las de Don Segundo, entre los guijarros fluviales depositados en el valle del río, en los cañadones y en sus conos de deyección, e incluidas en afloramientos de otras rocas15. En estas localizaciones también se dan condiciones de muy buena accesibilidad, comunicación, disponibilidad y facilidades para el transporte de sus productos. Estas ventajas también se dan en la cantera-taller de calcedonia Barda Blanca 6. La única diferencia que en esta comparación juega a favor de Don Segundo sería la gran concentración y densidad de rocas. Esta realidad lleva a pensar que esta cantera-taller, si bien importante por todo lo apuntado, no habría jugado un rol central en el aprovisionamiento de rocas para los ocupantes de la región.

2.- Se ha asumido a lo largo de estas líneas que la función de Don Segundo dentro del sistema de asentamiento es la de una cantera-taller, pero no se ha demostrado. Para que pueda ser así caracterizado y comprobar qué actividades de producción lítica tuvieron lugar en ella, independientemente de que presenta afloramientos de limolita y arenisca y todas las características ventajosas que se ha discutido hasta acá, es necesario recurrir a los resultados provistos por los análisis técnico-morfológicos de la evidencia arqueológica recuperada.

En primer lugar, la estructura tipológica de la muestra señala la importancia de las tareas de extracción de formas-base. La muestra está dominada por los núcleos por sobre los restantes instrumentos, en su mayoría realizados por medio de la técnica de rebaje uni o bifacial (ver Tabla 1). La presencia entre los desechos de lascas angulares que tienen labio pronunciado, talones filiformes o puntiformes y/o curvatura pronunciada reforzaría el vínculo con este tipo de tareas, sobre todo las de reducción bifacial. En todo el conjunto de instrumentos y núcleos es alto el grado de fragmentación, en algunos casos debido a defectos de la roca o problemas técnicos surgidos durante el proceso de rebaje. Entre los núcleos son abundantes los fragmentos no diferenciados y los restantes fueron descartados, en su mayoría, con las plataformas agotadas. La evidencia que surge de la estructura tipológica señala que sólo se abandonaron en el sitio las piezas que ya no tenían oportunidad de ser convertidas en instrumentos debido a su fragmentación o a que no cumplían con las expectativas del tallador.

  La presencia de una mano de molino y un percutor pueden estar indicando que los grupos que se aprovisionaban de materias primas en Don Segundo realizaban diversas actividades en él y posiblemente estas piezas formaran parte del equipamiento que quedaba en el sitio para ser aprovechado en las visitas recurrentes. La mano de molino puede haber sido utilizada para moler vegetales o quizás, considerando que el sitio también es fuente potencial de óxidos de hierro, se haya usado para molerlos y preparar pigmentos. Es necesario destacar que la materia prima del percutor es andesita y la de la mano es granito. El conocimiento que se tiene hasta ahora de la base regional de recursos líticos no incluye la fuente de procedencia de la andesita, si bien es compatible con las descripciones de la litología de la región que hacen Aragón y Mazzoni (1997) y Lage (1982).

Los desechos de talla brindan información independiente sobre las etapas de la secuencia de producción lítica que se cumplieron en el sitio. En contraste con la información proveniente de otros sitios funcionalmente diferentes ya estudiados (véase por ejemplo, Bellelli 1988, 1991; Carballido Calatayud 1999, 2000-2002), en Don Segundo es muy alta la proporción de desechos indiferenciados y entre estos aparecen los denominados "chunk" (descriptos páginas atrás) que tampoco están presentes en ocupaciones donde se dieron actividades de formatización de filos o su mantenimiento.

Una característica tecnológica muy informativa sobre etapas de producción es la proporción de corteza presente en las lascas y hojas. En el conjunto de Don Segundo este índice es comparativamente elevado y está conformado por el total de lascas externas más las lascas internas que conservan restos de corteza en su cara dorsal. Si se complementa esta información con la que brindan las terminaciones sobrepasadas de lascas en su mayoría de tamaño grande o muy grande, la relativamente alta proporción de talones corticales y rebajados, la presencia de rastros complementarios sobre ellos y la regularización de los frentes de extracción, se refuerza la idea de que en el sitio se dieron actividades de reducción primaria de nódulos y se prepararon núcleos para la extracción de formas base. El relativo alto porcentual de los desechos grandes y medianos se corresponde con estas actividades propuestas y contrastan con los tamaños de los desechos de contextos atribuidos a etapas posteriores de la secuencia de producción (ver Bellelli 1988, 1991; Carballido Calatayud 1999, 2000-2002, entre otros).

Sobre la base de la evidencia presentada, ahora sí se puede considerar a Don Segundo como cantera-taller, donde se dieron los primeros pasos de la secuencia de producción a través de la reducción de los afloramientos de arenisca y limolita, extracción de formas base y preparación de bifaces. Estas dos últimas tareas estaban destinadas a reducir las masas rocosas para transportar los productos resultantes a otras localizaciones donde se dieron los pasos siguientes de la secuencia de producción.

3.- Se puede observar cierta tendencia en la utilización de la materia prima de Don Segundo a lo largo del tiempo y del espacio.

A pesar de que la muestra de sitios relevados está sesgada por la falta de reconocimiento de ocupaciones ubicadas más allá de los 7/8 km hacia el O de Don Segundo y a que la mayor parte de los sitios conocidos están en el valle del río Chubut y en las proximidades de las vías de circulación (cañadones) N-S y S-N, la información que aportan es importante para conocer rangos de acción de los grupos. Como sostiene Kelly (1992), la distribución de piedras desde una fuente geológica en un territorio, no indica movilidad, sino rangos de acción, ya que la materia prima pudo haber sido adquirida por movimientos logísticos, residenciales o comercio. Esta problemática se ha comenzado a explorar a partir de la pregunta sobre la representación de la materia prima de Don Segundo en los diferentes contextos arqueológicos conocidos.

Un programa de trabajo futuro que explore más detenidamente esta idea, debería incluir dos cuestiones:

a.- distinguir si ciertos tipos de materias primas fueron utilizados preferentemente para determinados diseños, lo que constituiría otra vía para completar el conocimiento de la organización de la tecnología lítica en el área, y

b.- cuantificar la presencia de las materias primas de Don Segundo en la escala regional para tratar de acercarse a la intensidad del uso, y ponerla en relación con los otros tipos de materias primas de calidad utilizadas, tanto las de las fuentes locales conocidas, como aquellas de diferente calidad, localización ubicua (granito, basalto, riolita) o más lejanas y con costos de transporte mayores, como por ejemplo la obsidiana proveniente de la meseta de Somuncura.

Por ahora, los resultados expuestos en la Tabla 8 muestran que las rocas de Don Segundo fueron aprovechadas ininterrumpidamente durante los 5000 años de ocupación de la región16.

Es pertinente señalar la diferencia en la utilización de las rocas silíceas locales (entre las que se incluye las de Don Segundo) y la obsidiana a lo largo de este lapso: ya se ha mencionado que la presencia de esta última se registra en escasa proporción sólo en los contextos tardíos de la región (post 2000 años AP) y proviene, en su mayoría, de una fuente situada en la meseta de Somuncura (Sacanana), a 160 km en línea recta (Bellelli y Pereyra 2002). De acuerdo con Franco y Borrero (1999), en el área de investigación y en relación con las materias primas silíceas de fuentes locales, aprovechadas o potencialmente aprovechables, la estrategia de aprovisionamiento de estas rocas sería la de su "inclusión" (sensu Binford 1979) en otro tipo de actividades, sin necesidad de planificar viajes especiales o destacar grupos de personas que se ocupen exclusivamente de esta tarea. Estos autores sostienen que "esto es válido para áreas en las que los recursos líticos son abundantes" (Franco y Borrero 1999). En el caso de la obsidiana proveniente de una fuente lejana, los modos de organizar su aprovisionamiento (siempre en los momentos tardíos de ocupación de la región) deben haber incluido una cuidadosa planificación, tanto para el aprovisionamiento directo por parte de sus usuarios como para la organización de redes, contactos, relaciones sociales, de parentesco, comerciales, de intercambio, etc. que posibilitaran su utilización. Se comienzan así a delinear los rangos de acción de los grupos que a través del tiempo aprovecharon de modo diferencial fuentes locales y no locales de materias primas de alta calidad. Y en este sentido conviene recordar que "no todos los movimientos están controlados directamente por la subsistencia. La gente se mueve para acceder a leña, materias primas para instrumentos o porque los insectos se volvieron intolerables" (Kelly 1992: 48).

En relación con la distribución en el espacio de las rocas de Don Segundo, se comprueba su uso en todos los sitios ubicados en sus cercanías hasta una distancia de 25 km en línea recta desde la fuente. Además, en todo el sector E del área de investigación no se registra su presencia.

En este sentido, en el punto 1 de este acápite se introdujo la idea de que el aporte de materias primas de Don Segundo no fue central en el aprovisionamiento y que su participación en la estructuración de la base regional de recursos líticos no debe ser sobredimensionada. Para ejemplificar se toman los contextos del sitio Campo Moncada 2 que se han utilizado para mostrar la presencia de instrumentos y núcleos realizados en materias primas de Don Segundo páginas atrás, y en ellos se compara la presencia de las rocas de Don Segundo en relación con la calcedonia. Se toma sólo una capa correspondiente a los momentos tempranos de ocupación (3b) y otra de los momentos tardíos (2a/b). En la primera de ellas, sobre un N de 121, el 24% (n: 29) de los instrumentos fueron confeccionados sobre calcedonia y el 4,13% (n: 5) en rocas de Don Segundo. Estas proporciones son ligeramente diferentes en 2a/b, pero conservan la tendencia (sobre un N de 42, el 2,38% -n: 1- fue realizado sobre materias primas de Don Segundo y el 9,52% -n: 4- en calcedonia). En ambos casos las restantes materias primas representadas son sedimentarias clásticas finas y gruesas, sedimentarias químicas, volcánicas y piroclásticas, principalmente, todas con alto grado de silicificación y, en el caso del nivel tardío, una pieza sobre obsidiana (Carballido Calatayud 1999).

Este sencillo ejemplo muestra que las ventajas de accesibilidad, disponibilidad, transporte y calidad de una fuente no son las únicas condiciones necesarias a la hora de decidir la intensidad del aprovechamiento de sus materiales. Don Segundo fue muy utilizada, pero ello no la convirtió en la cantera-taller que proveyó más intensamente a la mayoría de las ocupaciones del valle, aunque sí lo hizo a lo largo de un lapso prolongado. Los factores mencionados, fundamentalmente disponibilidad y abundancia, son los que diferentes autores (Andrefsky 1994; Bamforth 1990; Dibble 1991; Franco y Borrero 1999, entre otros), han señalado como claves en las decisiones tecnológicas que toman las sociedades. Ahora bien, en un paisaje arqueológico en que se dan estas condiciones (a las que se agregarían la gran variedad y calidad de las materias primas), se debe tratar de encontrar en las conductas de las sociedades del pasado otros factores que guían las elecciones y tratar de comprender qué lleva a un artesano a elegir una fuente y no otra. No se debe descartar que pudieron haber operado condicionantes no tecnológicos, ligados a la organización social, como por ejemplo el caso que algún grupo en algún momento de la ocupación humana de la región hubiera dispuesto "medidas" de control y planificación del acceso y uso de las fuentes o que se seleccionaran rocas de determinada fuente en función del diseño de la pieza a realizar o de alguna de sus propiedades (por ejemplo el color, véase Bayón y Flegenheimer 2003). El aprovisionamiento de las materias primas es una más de las tantas dimensiones que tiene el movimiento de los grupos y las personas, y en esto juegan no sólo motivos basados en la subsistencia y la tecnología, sino también los aspectos sociopolíticos de una comunidad y los diversos intereses personales de sus integrantes.

NOTAS

1Cabe aclarar que los niveles inferiores de Campo Moncada 2, datados entre 5080 ±100 AP (AC 666) y 3350 ± 90 (AC 670), constituyen los únicos de toda el área de investigación con fechados ubicados en estos rangos de edades tempranas para la región. Los niveles superiores del mismo sitio y otros siete sitios de distinto tipo que están fechados radiocarbónicamente se ubican entre los 2900 y los 450 años AP.

2Las actividades relacionadas con las etapas finales de la secuencia de producción fueron las dominantes en varios de los contextos conocidos en Piedra Parada. Ver Bellelli 1991, Nami y Bellelli (1994), Bellelli y Carballido (1999), Carballido (2000-02), entre otros.

3  En otros trabajos se ha abundado en detalle sobre la edad, ambiente de formación, descripción de la litología, etc. (Bellelli 1988, Carballido 2000-2002).

4 Fueron realizados en el Laboratorio de Petrología del Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e interpretados por Fernando Pereyra.

5 Esta tarea fue compartida con Mariana Carballido, con quien estoy en deuda por muchas de las ideas que acá presento.

6 El análisis de LOI, que mide el contenido de agua, brindó resultados que las acercan a las perlitas. Macroscópicamente se verifica que es una obsidiana no apta para la talla debido a la característica citada, lo cual hace que se deshaga y se fracture de modo no controlable por el tallador (Bellelli y Pereyra 2002).

7 La laguna del Hunco es una localidad fosilífera muy conocida y estudiada donde se definió la Flora del Hunco (las citas correspondientes están en Aragón y Mazzoni 1997). Pertenece a la Formación Huitrera (Lage 1982) y los autores recién citados la incluyen en el complejo volcánico-piroclástico del río Chubut medio al cual ya he hecho referencia. Formaría parte del borde de la caldera del antiguo volcán y posterior lago. Las rocas que fueron descriptas como "tufitas" pertenecen, entonces, a las Tufolitas Laguna del Hunco definidas por Aragón y Mazzoni (1997).

8 Aguas arriba del cañadón, Aschero comprobó la presencia de rocas silíceas de muy buena calidad (Carlos Aschero, comunicación personal 2003).

9 Se recuperaron 22 desechos de limolita y 9 de arenisca en los primeros 5 cm., y 35 y 8, respectivamente, entre los 5 y los 10 cm. Estas piezas están incorporadas a los valores totales presentados en la Tabla 1.

10 Rebaje incluye las tareas de reducción y adelgazamiento uni o bifacial, tal como lo distinguieran recientemente Aschero y Hocsman (2004).

11 Esta diferenciación, basada en la presencia o ausencia de talón, será útil para establecer los totales de cada uno de los análisis posteriores.

12 En el Taller "Morfología macroscópica en la clasificación de artefactos líticos: innovaciones y perspectivas" realizado en junio de 2004 en San Miguel de Tucumán, se acordó dar esta denominación a las piezas que son los negativos de los hoyuelos producidos por daño térmico y no tienen talón a pesar de que suelen estar enteras. Puede ser cualquier parte de una masa mayor. La cara dorsal suele ser lisa y plana y la cara ventral es rugosa. Además tienen características debidas a su exposición al fuego, tales como alteración del color y/o craquelado (Bellelli y Carballido Calatayud 2004).

13 Esta es una categoría que en Aschero (1976, 1983) se considera como un "estado" de talón. Como entre los desechos de talla estas características técnicas se presentan muy frecuentemente, para dar cuenta de ella, ya en Bellelli et al. (1985-1987) los consideramos dentro de los "tipos" de talones. Equivalen a los que Franco denomina talones "estallados" (N. Franco, comunicación personal 2003).

14 En términos generales se trata de las piezas conocidas como "chunks" en la literatura norteamericana.

15 Estas localizaciones también son fuentes potenciales de aprovisionamiento de pigmentos minerales.

16 Un dato que aporta evidencia al uso prolongado del sitio es un núcleo que fue utilizado en dos momentos diferentes: luego de la primera utilización fue descartado y se le formó pátina. En la segunda utilización (reclamación) se extrajo una lasca de la plataforma principal, que estaba patinada.

Agradecimientos

A Laura Caruso, Ana Forlano, Paula Marchione y Elena Tropea por su generosidad y paciencia durante todo el proceso de análisis de los materiales y procesamiento de los datos. A Teresa Civalero, Gabriela Guráieb y Nora Franco quienes leyeron diversas versiones del manuscrito e hicieron muy buenas recomendaciones. Especialmente a Mariana Carballido por las lecturas críticas, la gran ayuda en los tramos finales y su permanente estímulo y enseñanzas. A Fernando Pereyra por su colaboración en la identificación de las rocas. A Pablo Fernández por la inspiración a la hora de poner un título y también, junto con Mariana Carballido, Alejandra Casado, Mariel Paniquelli y Cristina Zubillaga por la colaboración durante los trabajos de campo. A Juan Carlos Cendra por su disposición y amistad durante nuestras estadías en la Piedra Parada. Un agradecimiento muy especial a nuestros amigos de la región: Coca San Martín y la familia Moncada, quienes siempre se preocuparon porque nuestra estadía en el campo fuera confortable y "nutritiva". A la familia Cerda, de Esquel, le agradezco por los permisos para trabajar en su campo.

A Nora Flegenheimer y Patricia Escola (evaluadoras del trabajo), por haberme ayudado a aclarar muchas ideas del manuscrito final; si hubo alguna mejora se la debo a ellas.  A María Gutiérrez por su calidez y paciencia.

El Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano y la Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut financiaron las campañas en Piedra Parada. A ambas instituciones mi profundo agradecimiento.

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