SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número7"Te sigo a todas partes": Pasión y aguante en una hinchada de fútbol de un club del interiorProcesos de transformación urbana en la Región Metropolitana de Buenos Aires: una mirada sobre el avance de la ciudad-negocio índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol.  n.7 Olavarría ene./dic. 2006

 

"Gato encerrado" o "confidencialidad comercial": el problema del secreto en la venta de un reactor nuclear

Ana Spivak L' Hoste

Ana Spivak L' Hoste. Universidade Estadual de Campinas. Salguero 884 5to 15, (1177) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: aspivak@unicamp.br

Recibido 15 de Junio 2005. Aceptado 14 de Julio 2006

RESUMEN

En este artículo se propone abordar uno de los aspectos medulares de la disputa pública que surge a partir de la venta de un reactor nuclear diseñado por una empresa argentina a Australia en el año 2000. Se trata del problema del secreto que atraviesa, para quienes están involucrados en la misma y desde dos perspectivas claramente diferentes, la operación comercial. A través del análisis de las categorías locales que hacen a la configuración del problema del secreto, gato encerrado y secreto comercial, se pretende explorar algunas de las dimensiones sociales, históricas y simbólicas que se articulan en las narrativas que dan vida a esta disputa. Asimismo, se pretende dar cuenta, por ese medio, de qué manera el proceso de construcción de significados es también un proceso de construcción de colectivos sociales (Hecht 1996). Finalmente, se concluirá con una breve reflexión sobre la relevancia analítica y conceptual de la etnografía en el campo de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología y, más específicamente, en el ámbito de las disputas públicas que, como ésta, involucran el desarrollo, la producción y el conocimiento científico y tecnológico.

Palabras clave: Disputa; Secreto; Ciencia; Tecnología; Etnografía.

ABSTRACT

"Gato encerrado" or "confidencialidad comercial": a secret problem regards the sale of a nuclear reactor. This paper deals with one of the many aspects of a science and technology dispute regarding the sale of a nuclear reactor designed by an Argentinean company, INVAP, to Australia in 2000. The analysis is mainly centered on one of the most relevant axis of the conflict: the problem of the secret that passes through a commercial operation. The objective of the article is, on the one hand, to explore some of the social, historical and symbolic dimensions related to the narratives that shaped the dispute through an analysis of the local categories that articulate the secret's problem ("gato encerrado" and "secreto comercial") and to show through this analysis how the process of constructing meanings is also a process of constructing social collectives (Hecht 1996). On the other hand, the aim of this paper is to reveal some of the possibilities that the ethnographic method offers for the study of this kind of dispute related to research, development, and production in the field of science and technology, isolating perspectives which could be of great help in deepening understanding of such topics.

Keywords: Dispute; Secret; Science; Technology; Ethnography.

LA VENTA DEL REACTOR NUCLEAR A AUSTRALIA

Algunos datos introductorios

En junio del año 2000 la empresa INVAP, creada por un convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la provincia de Río Negro en 1976 y con sede central en la ciudad de San Carlos de Bariloche, obtuvo la licitación para construir un reactor de producción de radioisótopos e investigaciones médicas en Lucas Heights, a 35 km de Sidney, Australia1. Se trata de un reactor diseñado para reemplazar al único reactor existente en ese país, construido por británicos a principios de los años '60 y actualmente culminando su vida útil.

En agosto del año siguiente, y luego de la firma del contrato comercial entre la empresa INVAP y la ANSTO (Australian Nuclear Science and Technology Organization) que dio inicio a la operación, el Poder Ejecutivo a cargo del ex presidente Fernando de la Rúa firmó un Acuerdo de Cooperación en los Usos Pacíficos de la Energía Nuclear con Australia. Un acuerdo que permitiría, entre otras cuestiones, el intercambio de material nuclear entre ambos países, y haría posible, entonces, que tanto el suministro como el posterior tratamiento de los elementos combustibles necesarios para el funcionamiento del reactor involucren el desarrollo de actividades dentro del territorio argentino.

Esta posibilidad ya había tomado forma de propuesta en los pliegos del proyecto presentado por INVAP respondiendo al requisito de la convocatoria de incluir una opción de tratamiento de los combustibles gastados por el nuevo reactor2. Requisito exigido por la organización australiana de ciencia y tecnología nuclear debido, principalmente, a que la vida útil del nuevo reactor superaría la duración del contrato vigente con la empresa francesa que es actual responsable de llevar adelante ese procedimiento tecnológico.

Ahora bien, a pesar que los tratados internacionales sobre tecnologías nucleares así como el acuerdo bilateral de cooperación firmado por los gobiernos argentino y australiano garantizan que el depósito y almacenamiento final de los elementos combustibles gastados utilizados por el nuevo reactor sea en Australia, la posibilidad de ingreso de material nuclear a territorio argentino no pasó desapercibida en la arena pública. Es más, se constituyó en el detonante de una disputa entre quienes festejaron lo que llamaron la mayor operación de venta tecnológica llave en mano del país y quienes la cuestionaron sobre la base de la duda o el temor acerca de sus posibles consecuencias. Una disputa que fue encabezada por miembros de distintos movimientos civiles, algunos de ellos vinculados a causas ambientalistas y/o antinucleares, y por integrantes del sector científico tecnológico y del ámbito de la administración pública, pero que repercutió en otros niveles de la población.

Esta disputa se materializó a través de múltiples estrategias. Por un lado, se sucedieron protestas colectivas en espacios públicos -calles, plazas, sede del Congreso Nacional- o en ámbitos involucrados con el sector nuclear como la sede del Centro Atómico Ezeiza dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Éstas se desarrollaron principalmente en Buenos Aires y el conurbano bonaerense, pero también en otras localidades del interior. Por otro lado, la disputa adquirió forma en discusiones en los medios gráficos, radiales o televisivos -nacionales y locales- en páginas de Internet así como en debates organizados en diversos recintos -educativos, científicos entre otrosen distintos puntos del país.

En el lapso de cuatro meses, los que siguieron a la firma del convenio bilateral por parte del Poder Ejecutivo, la disputa ingresó al ámbito legislativo. El creciente interés que generó en la ciudadanía -y el particular énfasis que adquirió en los medios masivos de comunicación- provocó que en noviembre de 2001, y con media sanción en la Cámara de Senadores, la firma del acuerdo se detuviera en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional. Desde esa cámara se resolvió convocar a discusiones en comisiones especiales que incluyeran la intervención de especialistas postergando así su tratamiento y aprobación.

El trabajo de campo

Si bien las discusiones públicas y manifestaciones de protesta referidas a esta disputa adquirieron trascendencia a nivel nacional -fundamentalmente a partir de la presencia que cobraron, como se anticipó, en los medios masivos de comunicación- esta investigación define su anclaje espacial en Bariloche, provincia de Río Negro, donde la empresa responsable de la venta del reactor nuclear posee sus instalaciones principales. Este recorte interesa por la particular importancia que tienen en la ciudad el sector científico tecnológico, especialmente vinculado a la investigación y desarrollo en física y tecnologías nucleares3 y los colectivos sociales vinculados con las temáticas del medio ambiente4.

El trabajo de campo de cual surge este análisis, que se enmarca en una investigación más amplia de la disputa, fue llevado a cabo en esa ciudad patagónica entre enero y marzo del año 20025 a través de la realización de una pasantía en el Instituto Balseiro, centro de investigación y formación en física e ingeniería, perteneciente al Centro Atómico Bariloche y dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo. Esta pasantía permitió tanto la puesta en práctica de estrategias de observación participante en la institución como la elaboración de entrevistas abiertas a algunos de sus integrantes y la lectura de fuentes históricas y documentos institucionales. Como complemento, y en tanto el problema de esta investigación supera los aspectos propios de esa dinámica institucional, se realizaron una serie de entrevistas en otros ámbitos del sector científico tecnológico nuclear y no nuclear de la ciudad, incluyendo la propia empresa en cuestión, centros de investigación en ciencias biológicas y ecología y entre militantes de distintas agrupaciones ambientalistas locales.

Dadas las dimensiones y los alcances del caso, y siguiendo el concepto de multi-sited ethnography que supone una adaptación de los modos de la práctica etnográfica a objetos de estudio que forman parte de un orden social más amplio e interconectado (Marcus 1995), el trabajo de campo se desplegó así hacia otras direcciones de fuentes, documentos y registros. Esto implicó una apertura en cuanto los sitios de observación y participación y a los materiales a trabajar que, como se verá, provienen de múltiples ámbitos, desde entrevistas abiertas o registros de trabajo de campo hasta páginas de Internet, cadenas de e-mails, videos documentales y medios de comunicación masiva -periódicos, programas radiales o televisivos- o de divulgación. Se trata en todo caso de materiales pertinentes que, aún incluidos en el marco de una dinámica de geografía extensa, no pierden su anclaje local.

EL PROBLEMA DE LOS SECRETOS O EL SECRETO COMO PROBLEMA

El secreto en los registros

Primer registro de campo:

"La entrevista de esta mañana fue a un miembro de una organización ambientalista, Mario, con quien me conecté luego de enviar un e-mail contando lo que buscaba a una lista que integran agrupaciones y personas vinculadas con las problemáticas ambientalistas. Se trata de un señor de unos 40 años, que tiene formación de guardaparque (aunque no ejerce como tal) y participó en el CEMA, el Consejo Municipal de Ecología y Medio Ambiente, que funcionó en Bariloche en 1999.

Nos encontramos en el bar donde, según él, suelen reunirse los ambientalistas. ( ). Nos sentamos, me presenté, le conté que era lo que estaba haciendo, que estaba trabajando con la relación entre ciencia, tecnología y medioambiente, más específicamente con la diputa surgida tras la venta del reactor nuclear a Australia. Y que por eso estaba interesaba en recabar trayectorias profesionales o de participación entre quienes formaban parte de los ámbitos involucrados. Accedió a la entrevista algo dudoso y no me permitió el uso del grabador. ( )

Cuando le pregunté en que actividades que tuvieran que ver con la disputa había participado me contó que un día habían entrado con otro ambientalista al Centro Atómico Bariloche y habían encontrado un basurero químico al lado del reactor R6. Incorporó al relato las dificultades que tuvo por entrar en secreto, las complicaciones que superaron para llegar al R6 sin que nadie lo supiera. El relato hacía énfasis en la existencia de dos instancias distintas de seguridad que controlan el ir y venir de quienes por allí transitan (garitas con barrera de acceso a cargo de personal de las fuerzas armadas, según el entrevistado), una en la entrada del predio del Centro Atómico Bariloche y la otra en el camino de acceso al reactor, situado luego de las viviendas, los laboratorios y los edificios administrativos que hay en el predio. Lejos ( ) donde no resulta visible. Una vez allí, me contó, sacaron fotos del basurero secreto que está atrás del reactor para tener evidencias de su existencia y escaparon corriendo atravesando los alambrados ( )" (Spivak L'Hoste, 25 de febrero 2002).

Segundo registro de campo:

"Cuando se me ocurrió que tal vez sería interesante trabajar en la tesis el tema de la disputa que surge por la venta del reactor a Australia, pensé que lo mejor sería hacer la pasantía que la maestría me exigía ( ) en una institución que estuviera vinculada al problema. Qué mejor entonces que la empresa que había ganado la licitación ( ).

Por medio de la secretaría académica de mi posgrado conseguí el e-mail de una persona que trabaja en la empresa y le escribí. Mi mensaje decía ( ) que yo era una antropóloga terminando la maestría en política y gestión de la ciencia y la tecnología interesada en trabajar en mi tesis la relación tecnología/ medioambiente. Luego le preguntaba si consideraba posible que yo realizase una pasantía en la empresa ( ).

Su respuesta ( ) fue contundente. Dura por el contenido pero también por la soberbia e ironía con la que estaba redactada. Básicamente decía que no entendía que era lo que una antropóloga podía hacer en una empresa como esa y que iba a consultar con sus superiores, pero que desde ya pensaba que no ( ) - Imagine que es el primer día de su pasantía. Usted entra al edificio de la calle Moreno... y ¿qué hace?- decía (Spivak L'Hoste, 1 de diciembre 2001).

"De todas las entrevistas que tuve que hacer en el marco de la pasantía y del trabajo de campo la de Pedro fue la más difícil. Fue en la sede de INVAP ( ), con el señor del e-mail que me hizo cambiar de terreno de pasantía ( ). Llegué puntual y me anuncié en la recepción ( ). La recepcionista anunció mi presencia y al ratito vino mi entrevistado a buscarme ( ).

Fuimos hasta su oficina. Se sentó en su escritorio, me senté frente a él. Antes de encender el grabador y explicarle que era lo que yo estaba haciendo me pidió disculpas por el e-mail, me contó que su amiga le había reclamado y se justificó diciendo que ahí había muchas presiones y que raramente dejan que gente extraña ingrese porque, en su calidad de empresa, es valor el secreto, necesario para el cuidado y la protección de actividades y conocimientos en el marco de una dinámica comercial" (Spivak L'Hoste, 5 de marzo 2002).

Una de las cuestiones principales que estas narrativas reconstruidas en los fragmentos del registro de campo citados dan cuenta es que aquello que se dice cuando se utiliza la categoría de secreto no es unívoco. Que el uso de la categoría reconoce diferentes sentidos en su aplicación. En esa dirección, preguntas como qué es el secreto o, más precisamente, qué es lo que secreto significa en el seno de esta disputa específica, así como cuáles son los referentes a partir de los cuales se configura y cuáles las implicancias de su utilización se revelan pertinentes.

Parafraseando a C. Geertz (1988) en su ya clásico libro La interpretación de las Culturas, podemos ver cómo secreto se define, en esta situación de campo, en función de diferentes redes de significación.. Es esa particular definición lo que configura la categoría como problema de investigación, en tanto explicita desacuerdos que involucran aspectos históricos, sociales y simbólicos que preexisten o superan el ámbito restringido de la disputa pero que hacen también, como veremos a lo largo del análisis, a su propia constitución.

El rechazo a la venta del reactor y el secreto como gato encerrado

El registro de campo citado al comienzo de este apartado, en el cual el entrevistado Mario6, un militante ambientalista de alrededor de 40 años y de larga trayectoria de participación en el sector, narra la forma en que ingresa junto a un compañero al predio del Centro Atómico Bariloche - Instituto Balseiro, superando lo que él define como "instancias de seguridad y control" da sostén empírico a la articulación de una serie de elementos que hacen a la configuración de la categoría de secreto. Un secreto que toma forma de gato encerrado7, como el propio entrevistado sugirió en un momento de nuestra conversación.

"Todos sospechamos que algo hay atrás del famoso acuerdo de cooperación, que no es nada transparente, digamos que creemos que hay gato encerrado en todo eso" (Militante ambientalista Mario en comunicación personal, Bariloche, febrero 2003). Desde su perspectiva, secreto nos indica ocultamientos, intenciones que no se explicitan, consecuencias posibles que, por algún motivo, se sospecha, se impide, o al menos se controla, su trascender público. Eso explica, deja entender el entrevistado, lo policial y restringido de los accesos al predio con sus varias garitas de seguridad y con personal uniformado, fuerzas armadas en sus términos, a cargo de las mismas limitando el ingreso y vigilando el desarrollo de las actividades. Por esa razón justifica su necesidad de entrar al predio de forma encubierta o por medios diferentes a los previsibles. Por esa razón, agrega, su diseño espacial específico, con el reactor experimental emplazado en el fondo, alejado e invisible desde cualquier entrada o desde sus márgenes.

Ahora bien, ¿qué es lo que esta categoría de secreto como gato encerrado, es decir, como ocultamientos y/o restricciones en el alcance público de información y conocimiento que el entrevistado sugiere está actualizando en la disputa? O, dicho de otra manera, ¿a partir de qué referentes históricos, sociales o simbólicos este gato encerrado se configura y cuál es la forma que asume esta configuración?

"En este caso se refiere a la práctica del secreto militar que siempre tiñó a ese sector y en particular a áreas como INVAP" (Greenpeace 2002) sostiene en un informe especial elaborado para divulgar algunos aspectos de la venta del reactor a Australia la agrupación ambientalista internacional con filial en Argentina. Además muestra como esa configuración de la categoría de secreto recrea la histórica relación que vincula a la investigación y la producción en el área nuclear con la industria militar y armamentista (Fishman 1993). Es de acuerdo común que el secreto es una de las características que definen al sector militar, que la posibilidad de no hacer públicas sus actividades, conocimientos y estrategias es una prerrogativa que se le reconoce y acepta. Como sugiere el informe, los militares son propietarios de un tipo de secreto y la investigación y producción nuclear, en tanto vinculadas con ese sector, no le es indiferente.

El campo de conocimiento nuclear se desarrolló históricamente en estrecha relación con intereses militares (López Cerezo 2000). Es este sector el que estimuló su crecimiento en las primeras décadas del siglo XX cuando se anunciaba su particular relevancia dentro del ámbito de las ciencias físicas. Es además este sector el que estableció, en gran medida, sus prioridades y condicionó sus modalidades de trabajo. Finalmente es el sector militar el que también marcó su ingreso a la arena pública a partir de las explosiones de las dos bombas atómicas que destruyeron, en cuestión de segundos, las ciudades de japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945 y dejaron miles de muertos y afectados como secuela del impacto.

Ahora bien, el ingreso del campo nuclear a la arena pública tuvo más consecuencias que la de sus efectos materiales. De un momento a otro se hicieron explícitos los inconmensurables alcances de destrucción de este nuevo instrumento bélico y por ende el poder diferencial de aquellos que lograsen, por el medio que fuera, su posesión. En ese sentido, las bombas no solo marcaron el punto final de la Segunda Guerra Mundial, sino una nueva distribución geopolítica. Además, las explosiones hicieron evidente la (pre) existencia de los procedimientos científicos y tecnológicos que permitieron su diseño. Asimismo fue explícito, que esta (pre) existencia, hasta entonces competencia del reducido grupos de expertos y técnicos involucrados en su desarrollo y de quienes desde el ámbito de las decisiones políticas, administrativas y militares lo impulsaron y financiaron, había sido velada al conocimiento común. Así, la tecnología nuclear apareció de la mano de la acción bélica y develando uno de sus más impresionantes secretos. El impacto simbólico que devino de las consecuencias tan destructivas como inesperadas de ese ingreso, y de su relación con el sector militar, no es ajeno a esta diputa.

Aparece una serie de condiciones históricas locales que soportan esa relación. Entre ellas la propia creación de la empresa INVAP. "INVAP es una empresa nacida al calor de la dictadura militar, construida para hacer los proyectos bélicos de la dictadura militar y que sigue teniendo metodologías de la época de la dictadura militar" (Militante ambientalista Alberto en comunicación personal, Bariloche, marzo 2003). Fue fundada justamente en 1976, cuando el llamado Proceso de Reorganización Nacional estaba apenas iniciado y por un decreto de gobierno que hizo que el laboratorio de investigaciones aplicadas del Centro Atómico Bariloche, o parte del mismo, se trasformara en empresa. "INVAP nació como brazo operativo de la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) para proyectos que se realizarían de manera no pública, en forma secreta o clandestina8" agregaría Greenpeace (2002) en su informe explicitando un reconocimiento respecto de la vinculación directa con el sector militar, o a través de su conexión con la Comisión Nacional de Energía Atómica, que se afirma originario.

Su creación y su relación con la Comisión Nacional de Energía Atómica localizan en la disputa el vínculo nuclear/militar. Entonces, los límites y diferenciaciones entre las instituciones o al interior de las mismas se confunden. Desde este punto de vista no hay mayores diferencias entre la empresa INVAP, un centro de investigación básica y aplicada en el área como el Centro Atómico Bariloche, o la institución nuclear de dimensión nacional como la Comisión Nacional de Energía Atómica de la cual este instituto depende9. El área nuclear se percibe como un bloque y el secreto, que es herencia de esa relación, lo atraviesa de manera indiferenciable.

Las voces contrarias a la venta del reactor reconstruidas a partir de las diversas entrevistas, los materiales y registros de campo actualizan la histórica y simbólica referencia a ocultamientos y razones no explícitas con informaciones del ámbito local. En esa dirección, aseguran la existencia de instalaciones nucleares que caracterizan secretas y la ejecución de proyectos de igual condición que la empresa lleva o ha llevado a cabo con anterioridad en Bariloche y sus alrededores. Hablan de fines poco precisos y escasamente publicitados y de vinculaciones con la industria armamentística. Por ese motivo explican la presencia de controles de acceso a los predios involucrados con el sector, la vigilancia en el ingreso, su disposición espacial y su ubicación. Por eso entienden y definen como poco claros sus procedimientos de acción. Entre estos procedimientos de acción, los que hacen al contrato comercial que concreta su triunfo en la licitación para la construcción del reactor y el Acuerdo de Cooperación para los Usos Pacíficos de la Energía Nuclear con Australia que dan origen a la disputa.

"El contrato yo no lo he visto, no lo ha visto ninguna organización no lo han visto vecinos de Ezeiza, es secreto en Australia y secreto en Argentina ( ) El acuerdo con Australia tiene algunas cláusulas secretas que están ocultas y son las que posibilitarían el ingreso de la basura radiactiva del reactor a construirse en ese país que va a causar estragos en nuestro medioambiente ( ) por qué te crees que lo aprobaron así de rápido y haciendo el menor ruido posible?" (Militante ambientalista Alberto en comunicación personal, Bariloche, marzo 2003).

Como dice Alberto, nadie vio el contrato ni nadie sabe cuál es el contenido exacto de las cláusulas que se le atribuyen como ocultas. El proceder de INVAP se mira con recelo y desconfianza. Se resalta, sobre todo, su falta de interés por la divulgación y difusión de los diversos aspectos del contrato comercial y del acuerdo bilateral (instancias que aparecen generalmente confundidas una con la otra), su descompromiso por una discusión que exceda el ámbito interno de la empresa o del campo nuclear, descompromiso que se asocia a las metodologías de trabajo autoritarias que se piensan herederas de su relación con el sector militar.

Pero se reconocen más responsabilidades que las nucleares/ militares en esta configuración del secreto. Es que el contrato y el acuerdo comenzaron a ser cuestionados con mayor vehemencia después de la ratificación y la aprobación por parte del Poder Ejecutivo y de la Cámara de Senadores de la Nación entre agosto y noviembre de 2001. La rápida firma del acuerdo bilateral por parte del ex-presidente De la Rúa, que trascendió como el aval a un gran logro científico tecnológico nacional, una proeza excepcional10, así como el consentimiento del mismo entre los miembros del senado en menos de una semana y sin que su discusión trascienda públicamente como debate por fuera de esos organismos gubernamentales, otorgan otro sustento a esta misma mirada de la situación.

"Vos viste como es este país. Nunca de confiar. Y si nunca podés confiar menos todavía cuando de entrada esconden lo que hacen, cuando los políticos hacen cosas a espaldas y rapidito, como para que nadie se de cuenta. Al menos yo no puedo dejar de sospechar que algo negativo todo esto se trae en manos, no sé" (Militante ambientalista Alberto en comunicación personal, Bariloche, marzo 2003).

Frente al discurso del oficialismo político que trascendió en los medios de comunicación caracterizando la operación como una forma de despegue en el campo de las ventas de tecnologías complejas, la manera en que se llevó a cabo su ratificación oficial a partir de la firma del acuerdo con Australia sin mayor discusión ni publicidad sobre sus detalles y con una llamativa velocidad para los tiempos que se acostumbran amplificó el espectro de referencias de este secreto. Es en esa dirección que el gato encerrado excede las implicancias históricas y simbólicas de la tecnología nuclear y sus vínculos con el sector militar. Se asocia, por un lado, con la modalidad en que transitaron el contrato y el acuerdo en el seno la administración pública, tanto en el Ejecutivo como en el Senado, sin mayor trascendencia ni debate. Por otro lado, aunque en estrecha relación con lo anterior, con una administración pública en el marco de una crisis política y con enormes dificultades para generar consenso, credibilidad y/o confianza en cada uno de los aspectos que involucran su gestión 11.

De protección de conocimiento y operaciones comerciales

Corresponde ahora introducir la perspectiva de quienes apoyan, y en gran medida festejan, esta operación de venta de tecnología. La misma cuestiona, en una primera instancia, esa configuración de secreto como gato encerrado, como fuente de engaños posibles y ocultamientos. En una segunda instancia le otorga otro contenido a la categoría, articulado a partir de referencias diferentes.

"Pero, puestos a ser jurídicamente precisos en los términos, en ninguna parte del acuerdo ni del contrato se dice que la Argentina o INVAP se comprometen a realizar el acondicionamiento en su propio territorio, cosa que suele ser ocultada por los adversarios de la aprobación" (Empleado de la empresa INVAP Pedro en comunicación personal, Bariloche, febrero 2003).

Como muestra este fragmento de diálogo, el punto de partida sobre el cual se propone la crítica a la categoría de secreto como gato encerrado se constituye en su carencia -afirman- de correlato empírico. Esto supone evidenciar que las referencias a cuestiones ocultas y/o explícitamente no reveladas no tienen un sustento material, que de hecho no existen motivos, razones o procedimientos reales que hagan a la configuración de un secreto así definido en el marco de esta operación comercial.

En ese sentido, aseguran que ambos textos -el contrato de venta y el acuerdo de cooperación bilateralque además distinguen claramente uno del otro, no incorporan temáticas controversiales ni que supongan la necesidad de discusiones que superen la de los cri terios técnicos o procedimientos comerciales específicos. No incluyen acciones que excedan las reglamentaciones ni que se encuentran sujetas a algún tipo de prohibición, así como tampoco comprometen la posibilidad de derivar en consecuencias que impliquen peligros medioambientales que justifiquen razones de ocultamiento. En el caso particular del acuerdo, agregan, se trata además de un documento de dominio público, de libre acceso. Esa cualidad en sí misma, aporta a argumentar en contra de esa consideración12.

El secreto como gato encerrado corresponde, desde esta perspectiva, a una estrategia retórica propia de los movimientos ambientalistas que retoma elementos de lo que denominan discurso antinuclear, pero que carece de relación con lo que se define como posible o real. "Alguien ´vio´ peces muertos en el río Pichileufu, debido a la planta de enriquecimiento de uranio. Esto no es cierto, pero hay quien lo cree. Siempre hay alguien que cree en cualquier cosa: así se originan los mitos" escribió Carlos, un empleado de la empresa INVAP, en un e-mail de circulación colectiva, ilustrando tal posición (febrero 2003).

El uso nativo de la categoría mito refuerza esa argumentación. Su utilización invoca algunos de los significados que con mayor frecuencia recibió, según Visacovky (2002), en la tradición del pensamiento occidental. Puntualmente, aquellos que asocian mito con lo fantástico o falso y en una precisa oposición respecto de la ciencia y la verdad histórica. La configuración de secreto como gato encerrado se incluye en esa definición. Es decir, corresponde a aquello que aunque falso posee la propiedad de generar criterios de credibilidad y de consenso social. Pero que de todas formas es contrario a la verdad.

De esa manera, desde una perspectiva basada en una concepción clásica del conocimiento científico, definida como objetivo, neutral y en su pretensión de establecer ciertos criterios empíricos pero universales de validez (Nagel 1968), quienes argumentan en favor de la venta del reactor nuclear a Australia impugnan la categoría que articulan quienes están en contra. Con esa impugnación restan valor a su propio posicionamiento en la disputa. En tanto no existe nada que ocultar no hay motivos para que el secreto, que así definido no es más que un producto mítico, una falsedad, se conforme desde ese lugar, sostienen.

Pero, además de rechazar esta definición de secreto como gato encerrado a partir del cuestionamiento de su correlato empírico, este sector adjudica en su utilización otro contenido a la categoría. Éste se sintetiza en torno a la naturaleza del contrato comercial y, más precisamente, en su propiedad confidencial y puede resumirse en términos de la confidencialidad como prerrogativa de las operaciones comerciales13.

Desde este punto de vista, el secreto encuentra su fundamento en una serie de derechos legales que poseen este tipo de contratos en tanto implican un intercambio de bienes -conocimientos inclusive- por dinero y que suponen y/o permiten la privacidad de la operación. Lo que no se divulga dicen, tiene que ver justamente con proteger los intereses comerciales de la empresa vinculados a este intercambio concreto, no con ocultar u omitir información al respecto del mismo por alguna otra razón. Por ese motivo, dicen también, no es sencillo recorrer la institución si no se es parte, tal como me expresó el interlocutor del segundo registro de campo transcripto cuando me explicó el rechazo a mi pedido de pasantía en la empresa. Porque las actividades que involucran la dinámica comercial en este tipo de empresas de base tecnológica requieren protección y porque hay presión y reglas para que esa protección sea efectiva.

Así, el secreto que pone en juego este sector en la disputa, el secreto comercial, se articula desde un ámbito de referencias considerablemente diferente al anterior. No tiene ya que ver con ocultamientos ni engaños sino con una serie de derechos incluidos en los procedimientos que hacen a las actividades de intercambio en el capitalismo contemporáneo. Estos derechos son aún más precisos y delimitados cuando estas actividades de intercambio involucran el desarrollo y la aplicación de conocimiento, valor material y simbólico a la vez, como en el caso de venta de productos tecnológicos.

El secreto comercial en el seno de una venta tecnológica como la que genera esta disputa se vincula con una serie de reflexiones, de amplio alcance y de diverso origen disciplinar, en torno a la necesidad de establecer nexos entre la industria y la investigación y desarrollo en ciencia y tecnología. Reflexiones que surgen en los años 60 y que otorgan, en su seno, un lugar de privilegio para el campo nuclear (Sábato y Mackenzie 1982)14. Es de ese contexto que se desprende un sector del laboratorio de investigaciones aplicadas del Centro Atómico Bariloche y se crea INVAP. Es en ese contexto también que la nueva empresa delimita sus prioridades en términos del desarrollo de conocimientos y artefactos en el campo industrial de la tecnología nuclear y define como objetivo principal la producción y exportación de bienes con alto valor agregado.

Estas ideas, que en los países industrializados ya estaban en vigencia y en ejecución años antes de la fundación de la empresa, tienen sus referentes en el ámbito nacional. "A mediados de la década del 60... ( )... la realidad mostraba que en todos los países había una proyección en algún momento de los conocimientos hacia un sistema de tipo productivo. En aquella época una de las personas que estaba tratando de volcar ideas de este tipo era Sábato..." afirma el presidente de INVAP en la Revista Argentina Nuclear (1996:7). En esa afirmación, realizada en el marco de una historización de INVAP motivada por su 20 aniversario, establece la conexión con la empresa de cuya fundación participó.

Sábato y Mackenzie (1982) fundamentan sus reflexiones en el reconocimiento de que la tecnología, y por ende los conocimientos involucrados en su desarrollo, cumplen un papel esencial para el crecimiento económico y que, por lo tanto, constituyen uno de los elementos más importantes para la independencia y el progreso de un país. Sobre la base de estas consideraciones, definen a la tecnología y a los conocimientos que ésta envuelve como mercancías de valor de uso y de cambio, en demanda siempre creciente y cuya producción debe ser organizada a partir de esfuerzos explícitos y planificados (Sábato y Mackenzie 1982). Planteos como estos conforman ese otro marco de significaciones a partir del cual se define al secreto en el segundo registro de campo. Se trata de planteos que, más allá de conformarse como referencia de origen, resultan pertinentes en el presente en tanto hacen a las reglas del comercio contemporáneo en el marco de las cuales el conocimiento es considerado valor central. El conocimiento se produce, se compra, se vende, se exporta, se importa, tanto como los artefactos o a modo de artefactos o procedimientos, es decir en los artefactos y procedimientos que lo contienen. El conocimiento implica hoy -y sobre todo asociado al desarrollo y las posibilidades de aplicación tecnológica- marca de progreso, de crecimiento económico y de poder excediendo, inclusive el ámbito que se restringe exclusivamente a lo comercial15.

En esta dirección, el secreto comercial cobra sentido en el marco de la disputa desde una dimensión vinculada con el valor y el status de estos conocimientos de base científica y tecnológica así como de los productos y procesos que se derivan de los mismos y que sustentan esta operación de venta del reactor nuclear. Por eso se articula, si, secreto en la exportación. Porque involucra saberes específicos que hay que cuidar y proteger. Procedimientos, técnicas, know how de costosa producción y de alto precio de venta. Porque estos saberes son, desde esta perspectiva, los protagonistas centrales de la operación y los que particularizan su relevancia16.

ALGUNAS CONCLUSIONES ACERCA DE LAS OPCIONES DE SECRETO Y DE LOS COLECTIVOS QUE AFIRMAN SU ACTUALIDAD

Se fue desglosando a lo largo de este trabajo algunas de las implicancias de esta disputa o, más precisamente, algunas de las cuestiones que coloca en discusión así como la definición de los actores involucrados en la misma a partir del análisis de la doble configuración de la categoría de secreto. Del abordaje del secreto como problema y de aspectos históricos, sociales y simbólicos que éste envuelve.

El secreto como problema adquiere relevancia en el campo. Son los propios actores los que le dan forma a través de las categorías nativas que le otorgan materialidad: el gato encerrado y el secreto comercial. Son los propios actores los que además se colocan, a través de esas categorías -entre otras y en su definición de sentidos y utilización- ellos mismos en disputa. Es en ese sentido que la distinción y caracterización del secreto posee una dimensión heurística que excede la comprensión del secreto y amplia su horizonte de análisis hacia la disputa mayor que lo incluye.

A través de las categorías que materializan el secreto se abren algunos aspectos de las distintas narrativas que las sostienen y que conjugan, al mismo tiempo, referencias sociales, históricas y simbólicas. Vimos así que gato encerrado es más que una forma de secreto. Es evidencia de la mirada pública de lo nuclear ligada a lo militar que no pierde vigencia ni actualidad y que conlleva el acuerdo común en torno a una ausencia de explicitación de objetivos y procedimientos que se le adjudica al sector y que incrementa su valoración negativa debido a las implicancias históricas y simbólicas que se le asocian. Mirada que tiene su actualización local, además, en origen de la empresa, en los vínculos que mantiene con otras instituciones - Fuerzas Armadas, Comisión Nacional de Energía Atómica, Estado- y en lo que se percibe como no claros o deliberadamente confusos propósitos y actividades.

Vimos también que gato encerrado constituye una categoría que congrega en su actualización un colectivo heterogéneo y diverso pero que coincide en función de ciertos propósitos que se suponen esenciales como la protección del medio ambiente. Colectivo cuyo posicionamiento da cuenta de la apropiación y conjunción de fuentes de información y conocimientos fragmentarias y de variados medios de expresión. Además, acepta desacuerdos posibles entre sus miembros -orientaciones políticas, ideológicas, religiosas etc.- que parecen quedar en un segundo plano respecto de esas coincidencias que se asumen de acuerdo común. En su construcción es evidente tanto la articulación de formas y contenidos a través de los medios de comunicación masiva como la afirmación de criterios de posición que se encuentran en relación con la coyuntura política nacional.

Por otro lado, secreto comercial no da cuenta, en este caso, únicamente de una prerrogativa que atañe a los intercambios comerciales. Implica también un consenso en cuanto a la imprescindibilidad, o al menos una subrayada relevancia, de la producción de conocimiento y de lo que se considera su valor intrínseco. Sobre la base de ese reconocimiento, es un acuerdo respecto de la necesidad del desarrollo en ciencia y tecnología que descansa sobre criterios, requerimientos y reglamentaciones que aparecen universales en pos del progreso de la economía nacional y su reposicionamiento en el marco del capitalismo mundial.

En ese sentido, el secreto comercial reúne no solamente empresarios -fundamentalmente del sector- o trabajadores del campo nuclear sino a un colectivo más delimitado y compacto que el anterior que suma a quienes comulgan con una tradición intelectual con base en la relevancia de la ciencia, sus criterios objetivos y justificables -por eso el rechazo a un secreto que definido como mito da cuenta de una carencia de correlato empírico-. Asimismo acuerdan al respecto de sus condiciones y beneficios de aplicabilidad en términos del desarrollo industrial, y por ende económico y político, de las naciones. Tradición que, desde sus orígenes así como en su actualización local, está en diálogo permanente -aunque no siempre con el mismo nivel de fluidez- con las diversas instancias de toma de decisiones políticas y administración estatal, de la cual la gestión científica tecnológica constituye una unidad.

De esa manera el análisis del problema del secreto contribuyó a evidenciar cómo el proceso de construcción y/o de afirmación de significados es también un proceso de construcción y/o de afirmación de colectivos sociales (Hecht 1996). Asimismo ayudó a mostrar cómo las categorías que lo actualizan, así como las narrativas en las cuales se articulan, no sólo explicitan disputa sino que al mismo tiempo la generan en una dinámica que envuelve posicionamientos, consensos, desacuerdos y experiencia. La disputa constituye, entonces, un espacio público donde los significados sociales -como el de secreto- son transformados, discutidos o impugnados y donde, a partir de ellos se instauran o afirman formas de colectivos sociales que, en este caso, congregan o dividen según el acuerdo o rechazo a la venta de este reactor. Colectivos sociales que, además, dialogan unos con otros, aunque ese diálogo tenga como modalidad clave la discusión y la oposición.

A MODO DE EPÍLOGO: SOBRE ETNOGRAFÍA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Las temáticas relacionadas con los conocimientos y las técnicas, marco general de la problematización que en este trabajo se plantea, han sido centrales desde el surgimiento de la antropología como disciplina. Esas temáticas han ocupado espacios privilegiados tanto en los acercamientos arqueológicos a las dinámicas del pasado a partir de restos materiales, como en los abordajes etnográficos a las interpretaciones sobre realidades circundantes y mecanismos desarrollados para actuar sobre ellas. De ahí que la ciencia y la tecnología, en tanto constituyen estrategias para conocer el mundo e interactuar en y con él, no pueden resultar ajenas.

Los aportes inaugurales de la antropología al campo de análisis de la ciencia y tecnología contemporáneas se dieron a través del método que le otorga especificidad como disciplina. Sucede que fue la etnografía la elegida por los primeros sociólogos de la ciencia en el intento de abordar los factores sociales y los problemas epistémicos vinculados con el conocimiento científico y con su producción17. De esta elección resultó una serie de estudios, producto de la aproximación empírica a los lugares donde la práctica científica acontece y a los discursos que genera, estudios en los cuales la etnografía fue estimada como recurso (Stagnaro 2004), como herramienta para pensar la "cul tura científica como producto social" (Barnes y Shapin 1979:42) y dar cuenta de las particularidades que esta práctica implica.

Se trata hasta aquí de un uso de la etnografía por no antropólogos, es decir por investigadores sociales no entrenados como etnógrafos ni familiarizados con las discusiones que el propio método motivó en el ámbito disciplinar. Así, si bien estos aplican el método en el campo no profundizan sobre las posibilidades ni alcances del mismo. Es recién a fin de los años '80 cuando la antropología supera esta etapa y se incorpora como disciplina teórica al debate. En esa dirección, nuevas tendencias comienzan a cuestionar el uso de la etnografía en el campo de ciencia y tecnología y a redefinirlo en función de ciertas reflexiones sobre conceptos y estrategias que ponen fundamentalmente el énfasis en las particularidades desde una perspectiva cultural18 (Hess 1992).

Nuevas generaciones de antropólogos confluyeron entonces en el esfuerzo por comprender los procesos implicados en la producción científica y tecnológica ampliando el campo en direcciones que no habían sido tenidas en cuenta. Recortaron como ámbitos de investigación otros espacios e interacciones sociales, entre ellos empresas dedicadas a la biotecnología o discusiones públicas en torno a ciertas tecnologías como las reproductivas, las nucleares y las químicas. Pero no sólo definieron nuevos espacios y relaciones como objetos análisis. También incorporaron al debate preguntas, problemas y herramientas propias de las reflexiones antropológicas contemporáneas.

La disputa que surge con la venta del reactor nuclear a Australia, que aquí se desplegó a través de la presentación del problema del secreto y de las categorías que lo articulan, materializa uno de esos nuevos ámbitos y conjuntos de interacciones rico de explorar desde la etnografía: los conflictos públicos que involucran aspectos relacionados con la ciencia y la tecnología. Estos conflictos, que se definen según Nelkin (1995) en términos de la interrelación entre las dimensiones cognitivas, sociales, políticas, éticas y económicas, conforman un locus privilegiado para este tipo de abordaje. Sobre todo para trabajar sobre la inclusión de nuevas voces en las implicaciones y la naturaleza de la ciencia y la tecnología en la sociedad (Hess 1994); para trabajar la inclusión de nuevas voces, nuevas únicamente en su consideración analítica, que dan cuenta de la articulación de múltiples y diversos colectivos involucrados en esta dimensión de la vida social a partir del estudio de las prácticas cotidianas y las categorías locales a través de las cuales asumen materialidad y sentido.

Se espera que el análisis que este artículo presenta y que aquí concluye haya podido generar un aporte en esta última dirección.

NOTAS

1 En junio de 1998 la Organización Australiana de Ciencia y Tecnología Nuclear, llamó a licitación para el diseño, construcción y puesta en funcionamiento de un reactor nuclear destinado a la investigación y producción de radioisótopos. De la convocatoria en la que el proyecto de INVAP fue elegido participaron también Siemens KWU de Alemania, Technicatome de Francia y la canadiense AECL.

2 Si bien está propuesto en el proyecto que ganó la licitación el tratamiento de los elementos combustibles gastados dentro de territorio argentino sugiero que es solo una posibilidad ya que en caso de impedimentos legales o conveniencias de algún tipo (económicas, por ejemplo) cabe a INVAP la opción de desarrollar los procedimientos en otro país contratando los servicios de alguna otra empresa del sector.

3 En la misma se sitúa uno de los principales centros de docencia y experimentación en el área nuclear del país: el Centro Atómico Bariloche - Instituto Balseiro, de cuyo laboratorio de Tecnología Aplicada se desprendió la empresa INVAP.

4 Bariloche está emplazada dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Su paisaje natural y las características de algunos sectores de su población -inmigrantes de los centros urbanos en búsqueda de condiciones de vida más próximas a la naturaleza- hacen que las problemáticas medioambientales estén incorporadas en el cotidiano de una manera cuyas peculiaridades, que exceden los propósitos de este artículo, merecerían ser objeto de otro trabajo de investigación.

5 Este trabajo de campo resultó en mi de tesis de la maestría en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad de Buenos Aires (Spivak L´Hoste 2003).

6 Los nombres de los entrevistados han sido modificados a fin de preservar su identidad.

7 La idea de gato encerrado aparece también en una emisión del programa televisivo Punto Doc de mayo del 2002 que realizó un informe especial sobre la venta de este reactor.

8 Todas las abreviaciones aparecen en el material original.

9 Esta confusión aparece clara en el primer registro de campo que retoma algunos aspectos de una entrevista realizada en Bariloche a un militante ambientalista local. En este caso el entrevistado reconstruye su ingreso al predio del Centro Atómico Bariloche - Instituto Balseiro espontáneamente a partir de mi pregunta acerca de su envolvimiento y participación en la disputa de la venta del reactor a Australia por parte de la empresa INVAP.

10 Ver ediciones de los diarios o emisiones de noticias radiales y televisivas del día 8 de agosto de 2001, fecha en que el Ejecutivo firmó el acuerdo bilateral (diarios Río Negro y Clarín, noticiero del canal 7, por ejemplo). Las informaciones festejaban la aprobación del acuerdo por parte del ejecutivo calificando la venta del reactor como la mayor operación de exportación de tecnología llave en mano de la historia nacional, indicando detalles sobre costos y antecedentes pero sin detalles sobre las condiciones y modalidades de la operación.

11 La temática de la crisis de la administración pública, en su extensa amplitud y diversidad problemática, excede ampliamente los propósitos de este trabajo. Pero es innegable, sin dudas, que es un factor relevante en este caso en tanto contribuye a la constitución de secreto como gato encerrado y asimismo a la disputa en cuestión. Vale la pena recordar que ésta adquiere mayor visibilidad en la arena pública en noviembre del año 2001, un mes antes de la caída del gobierno del entonces presidente De la Rúa y de la crisis que este evento agudiza.

12 Era posible, por ejemplo, bajar una copia del acuerdo de la página web de INVAP. (www.invap.com.ar).

13 Si bien este contenido de secreto comercial interpela a quienes confluyen en el posicionamiento a favor de la operación de venta en su conjunto, son fundamentalmente aquellos que están vinculados a la empresa o a proyectos que implican venta o transferencias de tecnologías quienes lo argumentan con mayor precisión.

14 Fundamentalmente en términos de la relación de este campo con la producción energética.

15 Profundizar sobre las formas e importancia del conocimiento en el capitalismo contemporáneo supera asimismo los propósitos de este trabajo. Son innumerables los trabajos que, desde la sociología, la comunicación o los estudios sociales de la ciencia, para citar algunas disciplinas, se orientan en esa dirección. Para una reseña y propuesta analítica ver Castells (1997).

16 Relevancia en términos de ganancias económicas pero también en la dimensión simbólica implicada en exportar productos de gran valor agregado en conocimiento.

17 La sociología de la ciencia, que da origen a los llamados Estudios Sociales de la Ciencia (y posteriormente de la Tecnología) surge en los años '70 fundamentalmente en Europa y Estados Unidos. Para su historización consultar González García et al. (1996).

18 Por perspectiva cultural y retomando a Geertz (1988), Hess (1992) se refiere "al método que establece que el punto de partida es el intento de entender el problema desde el 'punto de vista del nativo'" (Hess 1992:2). La etnografía implica así no solo un conjunto de estrategias de aproximación al campo empírico sino también una mirada al mismo articulada sobre la base de esa perspectiva cultural.

REFERENCIAS CITADAS

1. Barnes, B. y S. Shapin (editores) 1979 Natural Order: Historical studies of scientific culture. Sage, Beverly Hill.        [ Links ]

2. Castells, M. 1997 La era de la información. Economía, sociedad y cultura I. La sociedad red. Alianza, Madrid.        [ Links ]

3. Fishman, M. 1993 Science, Technology and Society: A historical perspective. Kenda/Hunt, Dubuque, Iowa.        [ Links ]

4. Geertz, C. 1988 [1973] The interpretation of cultures. Traducido por Alberto L. Bixio. Gedisa, Barcelona.        [ Links ]

5. González García, M., J. A. López Cerezo y L. López José 1996 Ciencia, Tecnología y Sociedad: una Introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología. Editorial Tecnos, Madrid.        [ Links ]

6. Greenpeace 2002 Informe de Greenpeace sobre INVAP: una historia que la industria nuclear quiere ocultar". Campaña electrónica sobre Energía. www.greenpeace.org.        [ Links ]

7. Hecht, G. 1996 Rebels and pioneers: technocratic ideologies ans social identities in French nuclear workplace. Social Studies of Science 26(3): 483-530.        [ Links ]

8. Hess, D. 1992 The Anthropology of Science and Technology. Volumen IX, Jai Press, Londres.        [ Links ]

9. Hess, D. 1994 Parallel universes, anthropology in the world of technoscience. Anthropology Today 10(2): 16-18.        [ Links ]

10. La primera empresa Argentina de Tecnología 1976 Revista Argentina Nuclear 28: 2-13.        [ Links ]

11. López Cerezo, J. A. 2000 Ciencia y política del riesgo. Alianza Editorial, Madrid.        [ Links ]

12. Marcus, G. 1995 Ethnography in/of the world system: The emergence of Multi-Sited Ethnography. Annual Review of Anthropology 24: 95-117.         [ Links ]

13. Nagel, E. 1968 La estructura de la ciencia. Paidos, Buenos Aires.        [ Links ]

14. Nelkin, D. 1995 Science controversies: The dynamic of publish disputes in the United States. En Handbook of Science and Technology Studies, editado por S. Jasanoff, G. Markle; J, Peterson y T. Pinch, pp. 371- 415. Sage, Londres.        [ Links ]

15. Sábato J. y M. Mackenzie 1982 La producción de tecnología. Editorial Nueva Imagen, México.        [ Links ]

16. Spivak L'Hoste, A. 2003 Aproximación etnográfica a un conflicto en el campo científico y tecnológico: la venta del reactor RRR a Australia. Tesis de Maestría inédita. Centro de Estudios Avanzados, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.        [ Links ]

17. Stagnaro, A. 2004 La ciencia desde adentro: Las perspectivas antropológicas. En Producción y uso social de conocimientos. Estudios de sociología de la ciencia y la tecnología en América Latina, editado por P. Kreimer, H. Thomas, P. Rossini y A. Lalouf, pp. 173- 192. Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires.        [ Links ]

18. Visacovsky, S. 2002 El Lanús. Memoria y política en la construcción de una tradición psiquiátrica y psicoanalítica argentina. Alianza Editorial, Madrid, Buenos Aires.        [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons