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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. v.10 n.2 Olavarría jul./dic. 2009

 

ARTÍCULOS

Teoría antropológica de la acción. Un contrapunto desde la praxis

Teresa Durán Pérez

Teresa Durán Pérez. Universidad Católica de Temuco, Centro de Estudios Socioculturales de la Universidad Católica de Temuco. Casilla 15-D Temuco, Chile. E-mail: tduran@uct.cl

Recibido 16 de Diciembre 2008.
Aceptado
8 de Abril 2009

RESUMEN  En este artículo se ilustra y problematiza una vinculación teórica ya formulada previamente entre el acercamiento antropológico conocido en la academia europea como transaccionalista y una praxis disciplinaria autodefinida como Antropología Aplicada Interactiva (AAI). Interesa demostrar que si bien algunos presupuestos y consideraciones metodológicas se han proyectado desde dicho corpus en este último tipo de trabajos, otros han diferido en forma y contenido atendiendo a la dinámica sociocultural local y a debates contemporáneos acerca de cómo y para qué hacer ciencia social. El artículo se organiza en tres momentos: el primero presenta una lectura descriptivo-analítica del transaccionalismo en Chile considerando las obras disponibles de los autores; el segundo presenta el modo general en que la Antropología local ha adscrito a este patrimonio. Por último, esta relación se problematiza en el tercer momento a propósito de la formulación y ejecución de un proyecto motivado por el interés colegiado de participar en la acción política de instituciones representantes del gobierno local.

Palabras clave: Transaccionalismo; Antropología Aplicada Interactiva; Acción social; Planificación.

ABSTRACT  ANTHROPOLOGICAL THEORY OF ACTION: A DISPUTE FROM PRACTICE. This article illustrates and problematizes a previously unformulated theoretical link between an anthropological approach known within European academia as transaccionalism and a disciplinary praxis self-defined as Interactive Applied Anthropology (IAA). It is of interest to demonstrate that while some assumptions and methodological considerations have been projected from this body of work into recent studies, others have differed in form and content with respect to the local socio-cultural dynamic and contemporary debates about how and why the social sciences are studied. The article is organized in three parts: the first presents a descriptive, analytical reading of transaccionalism in Chile with respect to the available works; the second presents the way in which local anthropology has supplemented/added to this body of work; finally, the relationship is analyzed in the third section through the creation and execution of a project motivated by collegial interest in participating in the policy-making processes of local government representatives.

Keywords: Interactive Applied Anthropology; Folk models; Social action.

Lectura descriptivo-analítica del transaccionalismo

El acercamiento transaccionalista tuvo su primera expresión en Chile a través del estudio que el antropólogo Milan Stuchlik hizo de los mapuche1 entre 1969 y 1972 (Stuchlik 1976). El propósito de este autor fue configurar una lectura etnográfica sistemática acerca de esta sociedad a partir del estudio intensivo de las relaciones sociales de los actores de una comunidad indígena tanto a nivel interno como en su relación con la sociedad nacional chilena. Este estudio fue planificado por el antropólogo con el fin de ilustrar un debate teórico en ciencias sociales y particularmente en la antropología entre quienes pretendían hacer ciencia desde el estudio de las formas institucionales y/o culturales (Faron 1963; Titiev 1951) y quienes, como en su caso, focalizaron el estudio del comportamiento individual estratégico. En efecto, en este estudio el autor propuso el constructo teórico metodológico del "reclutamiento" para sustentar la inferencia de la estructura social, en tanto modelo cultural adscrito por los actores, relativizando el poder explicativo de "las estructuras sociales de la sociedad segmentaria", acopiado por el funcional-estructuralismo de la época. La etnografía de Stuchlik fue no sólo resultado de la construcción de conceptos elaborados en la vida cotidiana, sino que fue corroborada por los actores sociales durante el extenso trabajo de campo, y con posterioridad a su deceso.2 El haber privilegiado la capacidad constructiva de los actores sociales acerca de los modos de relacionarse y de auto-explicarse el mundo cotidiano ha sido extensamente tratado en los acercamientos post-estructuralistas y naturalistas (Herzfeld 1997). En esta oportunidad destacamos la práctica de la reflexividad como principio metodológico que en este trabajo permitió "participar de modo consciente en el proceso de construcción de conocimiento", en el cual se diferencian los modelos del antropólogo respecto de los modelos de la gente. Ello se ilustra en el título de la obra Life on a half share, que se puede traducir como "vida en mediería"3, una institución social que, en la época, caracterizaba el estilo de vida mapuche y que a juicio del autor auto-representaba a la sociedad mapuche. Este principio ha sido postulado por Hammersley y Atkinson (1994) con posterioridad y hoy es recurrente en los trabajos que adhieren a la teoría etnográfica procesual. A comienzos de los años ochenta el autor, en coordinación con otro antropólogo checoslovaco, Ladislav Holy, publica dos obras significativas en las que incorpora el acercamiento transaccionalista a la academia.4 Se trata de las obras The Structure of Folk Models (Holy y Stuchlik 1981) y Actions, norms and representations. Foundations of anthropological inquiry (Holy y Stuchlik 1983), mediante los cuales organizan e ilustran el acervo teórico disponible. Por su parte, Kay Milton5 (1996) aplica el acercamiento en su análisis de las concepciones de medio ambiente como parte de los problemas teóricos y políticos que las sociedades han planteado en torno a esta temática. En la segunda obra considerada, los autores conciben una perspectiva teórico-metodológica sustentada en un conjunto de suposiciones en torno a la ciencia y a la antropología, en última instancia, de la vida social. Para los autores, el acercamiento posibilitó la observación de encuentros significativos en la sociedad, que no siempre se conciben coordinados entre sí, antes bien fragmentados y en los que los individuos aparecen viviendo diferencias perceptivas y conductuales entre ellos. Como ya se adelantó, el transaccionalismo desplazó el estudio de las formas y/o estructuras para abordar las áreas intersticiales, en donde el comportamiento individual adquiere un carácter relevante en representación del nivel de lo observable, posibilitando el trabajo científico desde tal enfoque. En este plano, el transaccionalismo se inclina por una concepción de hombre asumido como agente autónomo, intencionado y juicioso, que construye sociedad a su imagen y semejanza. Es decir, en lo epistemológico, el antropólogo se ve orientado a estudiar el comportamiento de hombres y mujeres que, en tanto constructo, intenta explicar el mundo y actuar coherentemente en él. Para ello, formularán nociones y establecerán normas a seguir y/o cumplir. Estas codificaciones elaboradas por los actores serán claves a la hora de comprender "la materia prima para establecer la línea significativa hacia la comprensión entre los actores sociales y el antropólogo, línea que emergerá mediante el quehacer etnográfico-analítico" (Holy y Stuchlik 1981: 3, traducción de la autora).

En el campo de la antropología no existe un objeto unívoco de estudio. Por lo tanto, este tipo de concepciones, particularmente las maneras de conocer y explicar el comportamiento humano, constituyen materias de incertidumbre y controversia. Para el enfoque transaccionalista, es clave partir reconociendo entonces que:

a) Los conceptos sobre el mundo natural y social forman una parte necesaria e inseparable de la realidad que estudiamos. Del mismo modo, si concebimos que la realidad constituye un proceso social y adopta formas de la vida social, ésta estará constituida por el desempeño y las acciones intencionadas de parte de los miembros de la sociedad.

En la versión de Holy y Stuchlik (1981), la vida social no es caótica, sino problemática para los miembros de la sociedad, sean éstos actores sociales o científicos, supuesto que funda el interés por el conocimiento y la acción.

b) La realidad social así concebida descansa en o se infiere a partir de modelos o ideas organizadas acerca de cómo es y cómo debe ser la vida social y, al mismo tiempo, de acciones coherentes o no con dichos modelos.

La incorporación del supuesto de que "los conceptos sobre el mundo natural y social forman una parte necesaria e inseparable de la realidad que estudiamos", constituye una herramienta teórica de gran poder explicativo, aun cuando sea tremendamente compleja, pues sitúa a la ciencia social y específicamente a la antropología en la búsqueda de la relación explicativa del comportamiento humano en el núcleo observacional e inferencial entre el modelo y la acción, o práctica social, en un sentido amplio. Según los autores citados, si no consideramos estos conceptos y/o modelos sobre el mundo natural y social en nuestras explicaciones, no sólo alteramos el mundo social en su naturaleza intrínseca, sino que modificamos el proceso explicativo. En otras palabras, al proponer que los conceptos sobre la vida social constituyen modelos culturales y entender la acción como un proceso de toma de decisiones entre lo que se sabe, se entiende y/o se cree, estamos abriendo un campo insondable de observación de la vida social, que no se restringe necesariamente al "objeto antropológico histórico, es decir, a las culturas, las sociedades, los sistemas, etc." (Holy y Stuchlik 1981: 11, traducción de la autora).

Se presenta, por tanto, un acercamiento ambicioso que concibe como objeto de estudio la vida social en tanto proceso que se proyecta en el tiempo y que también se transforma desde el comportamiento organizado y al mismo tiempo caótico de los hombres. En este marco teórico, la relación problemática no es sólo teórica o abstracta, sino también social y concreta, ya que se plasma en relaciones sociales, obligando al antropólogo a asumir el proceso de cambio desde una perspectiva dialéctica y no desde un enfoque causal o determinístico. Esto supone concebir la realidad social como un conjunto de concepciones y prácticas sobre la vida no necesariamente coherentes entre sí, pero que buscan coherencia aun desde la oposición o el conflicto. Estas concepciones y prácticas se conciben proyectándose en el tiempo en un proceso natural deplanificación y, al mismo tiempo, sustentándose en propuestas de cambios o en procesos de construcción sociocultural. En este escenario, la ciencia social tiene como tarea "establecer las lógicas de ambas proyecciones y definir los hitos de coincidencia y/o divergencia no sólo entre los elementos estructurantes del comportamiento humano, vale decir, modelos y prácticas sociales, sino también entre sujetos históricos que le asignan contenidos específicos a tales modelos y prácticas" (Holy y Stuchlik 1981: 19, traducción de la autora).

Por otra parte, los autores diferencian entre modelos representacionales y operacionales, así como hacen referencia a los procesos de manipulación de los mismos por parte de los actores sociales sobre la base de modelos representacionales más generales y que nosotros asociamos a los propios de la estructura social histórica en la cual los actores se ven envueltos.

Un modelo representacional no puede captarse por observación, sólo es accesible a través de las declaraciones de la gente, ya sea que se trate de un modelo específi co o de uno general. Aquí, el experto se enfrenta a la problemática de cómo la gente describe el modelo. El enfoque transaccionalista postula pues que el modelo del antropólogo será siempre un modelo de un modelo, no necesariamente un modelo en uso, siendo su tarea inferir el modelo nativo, lo que le permitirá explicarlo, una vez que observe su aplicabilidad en el comportamiento social. Holy y Stuchlik (1981) conciben que en una sociedad y época dadas coexisten diferentes modelos nativos en la vida social, y que es tarea de la antropología o de la ciencia social sistematizar su configuración como tales, así como su diferenciación. Se revela también la relación problemática entre los modelos y prácticas de los antropólogos respecto de los modelos y prácticas de los actores sociales. Al respecto, los autores se preguntan ¿hasta qué punto el antropólogo paraleliza su modelo con el modelo nativo y sus acciones con la de los actores sociales? Esta es una pregunta que compromete a la indagación metodológica, ya que el comportamiento humano se presenta como manifestaciones observables y no observables; el acercamiento se enfrenta pues al problema epistemológico de la "observabilidad". Los sentidos y los pensamientos son importantes, así como las sensaciones de estar o no estar entendiendo los procesos sociales, de estar o no estar compartiendo entidades fenomenológicas. En este sentido, Holy y Stuchlik (1981) plantean que el estudio de los modelos folk y de sus prácticas conforman el explanandum del antropólogo y, al mismo tiempo, al ser relacionados con otros factores de la vida social, contribuyen a configurar procesos analíticos y explicativos, es decir, explanans. De modo que el carácter científico de la antropología se estaría demostrando en el estudio observacional, analítico e inferencial de la relación entre los modelos nativos o constitutivos de imágenes de sociedad y de modos de ser y su incidencia en las prácticas sociales.

Los autores asumen y postulan que los modelos nativos no son pobres, simples o falsas versiones de los modelos explicativos. Por tanto, que no deben competir con los modelos de los antropólogos aun cuando ambos se enfrentan a la contradicción entre la realidad de la acción observable y "la no realidad de la intención o configuración mental o cultural" (Holy y Stuchlik 1981: 28, traducción de la autora). Esta perspectiva teórica es potente hoy día en la tendencia de los estudios hacia la acción y permite romper el truismo propiamente estructuralista que continúa imperando en las ciencias sociales y en la antropología. Al postular la configuración de una estructura previa y luego proceder a vincular los modelos nativos a dicha estructura, el estructuralismo clásico tiende a disolver la vida social, supeditando el modelo nativo a un papel meramente ilustrativo. En la perspectiva transaccionalista, en cambio, los modelos nativos configuran una estructura en sí misma, siendo los actores sociales quienes modelan su grado de consistencia y uso en la acción. Dicho de otro modo, este enfoque postula que el estudio de los procesos de la vida social debe transitar entre la identificación de un contexto que propone condiciones configurativas de la acción, un movimiento social interactivo que se organiza en el tiempo y en el espacio y un clímax o resultado inherente a la lógica de la acción y que permite ver cómo los actores sociales evaluaron los modelos culturales que se usaron, se relacionaron entre sí, coincidieron y/o compitieron.

En la misma perspectiva, plantean que los modelos nativos se recrean sobre la base de principios de identidad, correspondencia, analogía y funcionalidad, propuesta que permite adscribirlos al proceso de distribución del conocimiento, que supone a su vez la participación diferenciada de parte de los actores en la vida social, en el marco que proponen los autores Berger y Luckmann (1988).

Apropiación local del acercamiento transaccionalista

En la perspectiva post estructuralista introducida por Holy y Stuchlik(1981, 1983) en la cual podemos darnos cuenta que los actores sociales realizan algo más que configurar hechos etnográficos, se asume que tanto estos como los especialistas pueden generar una capacidad reflexiva desde la posición en la que se encuentran, esto es, pueden reflexionar sobre sí mismos y emitir "informes" o estados de situación en los que no sólo aparezcan reflejadas las interacciones reales, sino también las ideales. Lo anterior quiere decir que los actores pueden construir visiones elaboradas relativas a sus respectivas posiciones sobre hechos que los involucran. Ello constituye una prueba de que los actores sociales interpretan el universo social y, al mismo tiempo, facilitan u obstaculizan la expresión interpersonal, de modo que el supuesto de que se puede estudiar la realidad social desde las lógicas y prácticas sociales de los actores posibilita la intención que tiene el antropólogo de actuar en la sociedad, si las circunstancias así lo exigen (Durán 2002). Estas condiciones son leídas por el antropólogo que desea participar en una situación dada, debiendo ejercer su trabajo deconstructor de la misma para contribuir con los actores sociales, si estos lo permiten o lo solicitan en la búsqueda de entendimientos que faciliten la vida social. Ello supondrá detener planificadamente el proceso de ésta y usar la teoría para ponerla al servicio de las intenciones de redireccionar el curso de los acontecimientos por parte de los actores sociales, especialmente de aquellos que no cuentan con recursos suficientes para ejercer un control social que favorezca el cumplimiento de sus metas sociales. En nuestro caso, esta intención de participación social ha emergido desde dos principales fuentes motivacionales no necesariamente asociables entre sí:

a) la condición de ejercer el rol del especialista en contextos interétnicos complejos, en los que la imagen del antropólogo es controvertida desde la perspectiva de su involucramiento histórico en tareas de colonización y,

b) el cultivo de prácticas profesionales investigativas y asistenciales desde el campo de la psiquiatría social, con anterioridad a los estudios de antropología social. 6

Esta doble perspectiva es la que ha desembocado en la propuesta de la Antropología Aplicada Interactiva en la que un equipo de antropólogos locales ha venido trabajando desde comienzos de la presente década.7 Entendemos por Antropología Aplicada Interactiva el

acercamiento teórico-metodológico de orientación aplicada que permite diseñar programas de participación antropológica para el conocimiento, entendimiento e intervención en problemáticas sociales. Tal participación se hace posible mediante un proceso etnográfico complejo y reflexivo en el que concurren la teoría de la diferenciación de niveles de realidad (socio-estructural, microsocial u organizacional e intersubjetivo) procedente de la lógica científica, y el sentido común de los actores sociales para situar diálogos pertinentes a través del uso de códigos de comunicación inter-sociales y o interculturales propios del contexto donde se lleva a cabo el quehacer.8 Es deseable que para fines explicativos, el antropólogo aporte con conocimientos especializados sobre la problemática, mecanismo que genera procesos de duplicidad de la antropología respecto de la lógica propia del contexto, superando con ello la instalación de prácticas científicas representacionales (Durán 2003, 2005).

Esta modalidad de hacer antropología se ha venido aplicando y reformulando en el tiempo a través de procesos participativos en distintos problemas sociales que han requerido la presencia del antropólogo, y que han provenido mayoritariamente de demandas institucionales y también de organizaciones sociales. Los resultados de estos estudios y acciones se orientan más bien a comprender la trama social en que se asientan o generan los problemas sociales, que a buscar soluciones específicas. El supuesto de fondo ha sido que si los actores cuentan con una visión de espejo de la situación problemática en la que se encuentran, generarán mejores condiciones estratégicas o políticas para organizar los recursos que podrían contribuir al abordaje de tales problemáticas.

En concordancia con lo anterior, la Antropología Aplicada Interactiva no adhiere a aquellas concepciones anglosajonas o latinoamericanas que definen la Antropología Aplicada como subdisciplina orientada a identificar, evaluar y resolver problemas sociales (Kottak 1999), o lograr cambios en el comportamiento humano que mitiguen los problemas sociales, económicos y tecnológicos contemporáneos (Foster 1974 ). Del mismo modo, tampoco se auto-concibe como actos de política pública con ensayos de manipulación social (Mair 1963). Así, la Antropología Aplicada Interactiva se nutre de los postulados del transaccionalismo, pero los proyecta a las situaciones problemáticas que viven las poblaciones en situaciones de desigualdad en los contextos interétnicos e interculturales de nuestros países latinoamericanos. En este sentido, podemos sostener específicamente que la Antropología Aplicada Interactiva Interactiva reconoce como estrategia metodológica central a la etnografía reflexiva, la que comprende los problemas previamente identificados con los actores sociales y contribuye, mediante el debate que particulariza a las ciencias sociales, a completar la contribución analítica de los propios actores. En este sentido, al no descartar la capacidad reflexiva de los actores sociales por una parte, y, por otra, al hacer concurrir las generalizaciones que los expertos han logrado formular más allá de las situaciones cotidianas volviéndolas a ser útiles en éstas, la Antropología Aplicada Interactiva ha ido en una dirección distinta de otras formas de hacer Antropología aplicada (Carrasco y Eyzaguirre 2005: 185-200).

Para instalar esta estrategia metodológica, la Antropología Aplicada Interactiva debió utilizar los postulados del transaccionalismo, particularmente aquellos que postulan la no necesaria interdependencia que puede darse entre el comportamiento real de los sujetos y el comportamiento ideal o modélico. Este supuesto derivó en la diferenciación de los planos estructurales, organizacionales e intersubjetivos para orientar los estudios etnográficos y en la distinción e interrelación que debiera darse entre las dimensiones profesional y disciplinaria del comportamiento del antropólogo al interior de las instituciones; este constructo es conocido como la teoría del rol dual (Durán y Berho 2003).9 En términos teórico-metodológicos, esta experiencia interpretativa demuestra que el campo de ejercicio de la Antropología Aplicada Interactiva no es privativo de los contextos de los actores sociales deprivados del Tercer Mundo sino por el contrario, puede aplicarse en los escenarios del poder institucional si las condiciones históricas lo exigen.

A continuación explicitaremos el modo de aplicación del acercamiento de la Antropología Aplicada Interactiva a un proyecto de investigación-acción cuya característica fue, precisamente, situarse en tales escenarios teniendo en mente como criterio ético social el que tal contexto es determinante respecto de la toma de decisiones influyentes en la vida social de sectores sociales con carencias vitales. Con fines metodológicos, se pondrá especial atención al modo de cómo se ha proyectado el acervo de la tradición transaccionalista en estas prácticas profesionales y disciplinarias.

El proyecto sobre los indicadores

El campo que aún no había sido abordado por la Antropología Aplicada Interactiva era la vinculación directa con las estructuras y organizaciones socioinstitucionales centrales del territorio regional a propósito de problemáticas sociales de amplio espectro. Esta oportunidad surge cuando un equipo académico interdisciplinario formula un proyecto que analiza el proceso de planificación del desarrollo y en el cual éste tiene participación no sólo en la formulación, sino en la ejecución del mismo (2006-2008). La propuesta pretendía estudiar las relaciones entre proyectos sociales e indicadores de desarrollo sustentable y desarrollo humano en contextos locales de la Región de La Araucanía. En otras palabras, las intenciones eran establecer una sistematización acerca de "cómo se planifica el desarrollo", "qué papel juegan los criterios que emanan de la formulación de los indicadores de desarrollo humano", donde el análisis entre estos ámbitos pudiera arrojar resultados significativos respecto de:

a) el comportamiento de los planificadores;

b) la participación e involucramiento de los actores sociales denominados "beneficiarios", especialmente los sectores mapuches y campesinos pobres y, a nivel urbano, los pobladores. Para cumplir con este objetivo, se identificaron instituciones político-administrativas u "oficiales" en donde se supone que opera la teoría de la planificación social, desde la cual se convocaría la participación de los sectores sociales antes mencionados. Se seleccionaron dos comunas, en adelante caso 1 y caso 2, cuyos indicadores oficiales aparecían en sentido contrapuesto, lo que otorgaba la posibilidad de averiguar las razones del perfil social institucionalizado, así como el tipo de convergencia que en ambos perfiles10 pudieran tener los sectores sociales.

Por razones de tiempo y factibilidad, se visualizó la problemática del desempeño planificador al interior de las Municipalidades como instituciones representativas de un sector social situado estructuralmente, sin perder el interés por establecer vínculos con las organizaciones sociales y con los actores vinculados a ellas.

En concordancia con lo anterior, el proyecto reconoció como objetivo general la necesidad de comprender la tensión existente entre la lógica que sustenta la construcción de los indicadores oficiales y su uso en relación a las lógicas a través de las cuales se interpreta y/o responde al impacto de aquella, por parte de los actores sociales desde sus respectivos contextos de vida.11

Este objeto identificó como problemas:

- Los procesos de construcción de los proyectos sociales a partir de las interacciones entre los dispositivos institucionales y los imaginarios socioculturales.

- Los procesos de planificación del "desarrollo local" en las dos comunas priorizadas.

- La forma como se organiza la planificación a través de la visualización de los indicadores como instrumentos claves en los procesos sociales.12

Problematización

Tras la ejecución de proyecto sobre los indicadores, hemos podido probar que se han hecho evidentes las asunciones del transaccionalismo al distinguir los planos estructural, organizacional e intersubjetivo en la planificación social en ambos contextos comunales. Al mismo tiempo, pudimos probar el impacto que estos determinantes sociales tuvieron en el rol de la antropóloga. En efecto, desde la perspectiva de la Antropología Aplicada Interactiva, se identificaron dos problemas asociados y/o derivados del quehacer investigativo, que suponemos influyen directamente en los resultados obtenidos; aún más, los determinan, de ahí la importancia de su análisis en el marco del acercamiento disciplinario:

1) formas de vinculación entre investigadores, planificadores y actores sociales;

2) identificación de formas participativas en políticas públicas. Tales problemas nos parecen propios de una antropología aplicada y desbordan el campo del transaccionalismo, a pesar de que se sustentan en dicho enfoque.

La revisión de textos del último decenio sobre experiencias en esta subdisciplina indica que sus cultores se desprenden lentamente del modelo clásico de intervención para introducir la investigación acerca de los procesos de cambio en las distintas fases de los proyectos. Auque estos esfuerzos aún no se orientan a construir una teoría y una metodología independiente que contribuya al análisis de las distintas experiencias, esta es una preocupación que está presente en el enfoque de la Antropología Aplicada Interactiva. Para demostrar este aserto, nos permitiremos revisar las distintas fases del proyecto-foco desde una perspectiva etnográfica, de modo de sostener una visión sustantiva acerca del tipo de antropología aplicada que se visualiza como posible y necesaria así como respecto de problemas que abren una discusión disciplinaria e interdisciplinaria.

Nuestra hipótesis metodológica central afirma que la experiencia investigativa de orientación aplicada necesariamente impactará en la visión que la Antropología Aplicada Interactiva pudiera asumir en el futuro, contribuyendo al desarrollo de ésta desde el tronco conceptual del transaccionalismo. En términos generales, la ejecución del proyecto que aquí se analiza siguió la normativa de la investigación participativa en ambos contextos, ya que se entendió como "una forma de indagación introspectiva colectiva emprendida por participantes en situaciones sociales con objeto de mejorar la racionalidad y la justicia de sus prácticas sociales o educativas, así como su comprensión de esas prácticas y de las situaciones en las que éstas tienen lugar" (Kemmis y McTaggart 1992: 9). En otras palabras, se aplicó el principio de vincular la teoría y la práctica, en este caso no sólo ligada a la academia sino también a la "institucionalidad" y la "ciudadanía", en un todo único visualizado por los investigadores, en el intento de vitalizar las ideas emergentes en nuevas acciones institucionales, esfuerzo en el que la Antropología Aplicada Interactiva demostró una preocupación explícita.

Siguiendo el enfoque señalado, los investigadores propusieron la preocupación temática y se sumaron a las acciones previstas por los planificadores para producir reformulaciones cada vez más pertinentes a los problemas sociales identificados en el marco de los respectivos contextos institucionales e intersubjetivos. La vinculación procesual con las comunas fue diversa en su forma y contenido, cuestión esperable ante la variabilidad de formas institucionales y procesos organizativos en las respectivas instituciones. En efecto, si bien en ambas situaciones se reconoció la importancia de que los investigadores se vincularan con los equipos locales, se registraron diversas formas de relaciones para llevar adelante el proyecto. Estaríamos aquí frente a un factor de orden teórico que concierne a la relación entre la transversalidad del proceso metodológico respecto de la variabilidad sociocultural inherente a las localidades y que intenta ser cubierta y/o comprendida por metodologías de orientación integrativa (en el sentido interpretativo de las notas de campo).

De modo inicial, podemos sostener que tal variabilidad sociocultural concebida como contexto determinó el proceso de instalación de las metodologías investigativas, especialmente aquella que aspira a fundar inferencias desde procesos contrastivos y o comparativos entre los escenarios institucionales.

La ejecución del proyecto en referencia se situó en la dinámica espontánea de las instituciones que a su vez correspondía a sus respectivos procesos institucionales de planificación. Esta modalidad participativa habría correspondido al reconocimiento teórico del papel del contexto por sobre la lógica de la investigación, modalidad teórico metodológica propia de los acercamientos teóricos pos positivistas (Funtowicz y Ravetz 2000).

En el caso 1, las preocupaciones centrales de parte de la institución se centraron en la necesidad de sistematizar el proceso de planificación en educación y en salud, ámbitos en los cuales se advertían mayores dificultades para vincular las expectativas centrales y locales, así como evaluar y mejorar13 los desempeños institucionales, específicamente la formulación de instrumentos ponderados de desarrollo.

En el caso 2, se convino la participación del equipo en los procesos del llamado Plan Social que se ejecutaba gracias a la colaboración y la participación de una universidad colaboradora extranjera.14 Esta estrategia derivó en la asistencia a las reuniones generales convocadas, conversaciones con las instancias responsables y participación en el plan metodológico, al que concurrían instituciones locales seleccionadas desde el nivel central.

En relación con lo anteriormente formulado, el equipo llevó a cabo formas de participación derivadas de su interés y motivación por conocer y contribuir en los procesos de las instituciones en torno a la planificación dentro de los respectivos contextos institucionales.

Identificación de formas participativas en las políticas públicas

En concordancia con los estudios postestructuralistas y con la corriente teórica que hoy se conoce como el postdesarrollo (Caballero 2007), la definición del enfoque de la Antropología Aplicada Interactiva supone tanto la diferenciación del rol del especialista respecto de los procesos sociales y sus respectivas lógicas de concreción, lo que responsabiliza al experto de sus respectivas actuaciones en la vida social, como la diferenciación de los ámbitos de la vida cotidiana respecto de los campos interpretativos relacionados incluido el de las ciencias, sean éstas de orientación teórica o aplicada. Lo anterior supone que el acercamiento valora y reconoce el papel de constructor de conocimiento social de los actores sociales, cualquiera sea su posición en la estructura social, al mismo tiempo que asume que éste es determinado por la estructura social, sea en sus formas más generales, en las organizacionales y en las intersubjetivas.15 La relación entre estos tres niveles, altamente problemática para este acercamiento, constituye materia de análisis y deducción respecto del comportamiento social. Tal como señala Wells (2001):

"conocer no es una actividad que se pueda llevar a cabo en aislamiento, bien de otras personas, bien de los artefactos culturalmente producidos que proporcionan los elementos mediadores. Por lo tanto, la manera más adecuada de entender el conocer es como la actividad intencional de individuos que, como miembros de una comunidad, emplean y producen representaciones en el esfuerzo de comprender mejor su mundo compartido y transformarlo" (Wells 2001: 95-96).

Desde la Antropología Aplicada Interactiva se asume que cada uno de los conglomerados de individuos que se reúnen en torno a objetivos comunes genera la posibilidad de actuar en los tres niveles antes señalados bajo distintas formas identitarias concebidas como alteridades por el experto (Briones 1998). El antropólogo interactivo lo hará observando y participando en las respectivas esferas en que le es permitido, sin dejar de responsabilizarse de la práctica social integral.

Una estrategia metodológica de este enfoque consiste en aceptar las condicionantes propias de los sistemas interactivos entre los actores sociales y al mismo tiempo intencionar el proceso tras la búsqueda de ciertos efectos que favorezcan la transformación social (Durán 2002; Durán y Berho 2003; Durán et al. 2005). Ello supondrá distinguir entre intencionalidades apriorísticas respecto de las planificadas en los procesos sociales.

En correspondencia con este marco teórico, la Antropología Aplicada Interactiva se vinculó coyunturalmente en los niveles organizacionales y en los intersubjetivos, en los contextos institucionales que se ofrecieron para tal participación, en tanto en el nivel estructural, tal vinculación fue planificada desde el nivel central en la comuna 1 y simbólica en la comuna 2. El trabajo en terreno indicó que en la comuna 1 por ejemplo, la planificación sobre la base de indicadores constituye un problema técnico real, en el sentido de que es reconocida como necesaria no sólo para la justificación de los recursos económicos desde el nivel central, sino que en el hecho de orientar y evaluar la atención a los usuarios. No obstante, tal planificación se enfrenta a la intradiversidad de intereses y valores, cuestión que no puede resolverse con los indicadores de gestión. Este hallazgo es coherente a su vez con la inferencia etnográfica de la diferenciación sociocultural entre los sectores sociales más amplios en la comuna, desde los cuales emergen modelos de planificación diferenciados, en los que el papel que se le concede al factor étnico-cultural es diverso. Asimismo, en Salud se constata un desconocimiento y a la vez una inquietud de parte del personal, principalmente del director y cercanos, acerca de "qué pensaban los pacientes" de la atención, del recinto, del trato y de otros factores, que se aglutinaban en la categoría "satisfacción de usuario". La evaluación cuantitativa a través de encuestas reveló, no obstante, una buena calificación del servicio. Sólo una segunda mirada, a través de entrevistas con especialistas en salud, dio a conocer la autocrítica de los propios trabajadores de los consultorios y la necesidad demandada de capacitaciones y otros medios que pudieran dar bases para un trato social y culturalmente pertinente en momentos claves de la atención. Desde el enfoque interactivo, el registro anterior indicaría que:

1.- El plano intersubjetivo es claramente el más transversal a todos los actores sociales y el factor detonante para la participación social y la ejecución de las políticas públicas, si bien su tratamiento técnico no es habitual por la predominancia de acercamientos funcional-estructuralistas que no lo consideran.

2.- Se pueden distinguir actores sociales que toman conciencia de la potencialidad del nivel intersubjetivo para efectos de su manipulación con fines sociales. No obstante, estos procesos pueden anularse si no existe un contexto organizacional experto que los canalice hacia un mejor aprovechamiento de los capitales sociales y culturales. En este sentido, el hallazgo teórico apuntaría a señalar que:

a.- No necesariamente se produce un acoplamiento entre el potencial intersubjetivo y el capital técnico disponible que "advierta las carencias técnicas y las orientaciones que debiera adoptar el proceso planificador".

b.- Estos procesos pueden ser potenciados de distinto modo mediante la práctica política en tanto forma de legitimación del poder social y de dinamización de la estructura hacia el nivel organizacional e intersubjetivo y viceversa.

c.- El propio proceso político evidencia las tres dimensiones de la realidad antes señaladas, pudiendo encapsularse en sí mismo y desvincularse de las interpretaciones de los actores sociales.

d.- La relación entre los distintos niveles reconocidos y su vigencia en la vida social en los contextos en que se trabajó posibilitaría el establecimiento de diferencias significativas entre los mismos y, por ende, valoraría la incorporación de los procesos de construcción de conocimiento científico social.

Durante el período de la investigación, sin embargo, los informes primarios en ambos contextos fueron presentados del modo convencional, sin que pudiera programarse una actividad de retroalimentación entre el nivel investigativo y el accional, cuestión que sólo pudo lograrse parcialmente al final del período (Julio 2008).

Observado el campo operacional en el tiempo, los cambios institucionales en la comuna 1 indican que la percepción de la dis/funcionalidad del sistema descansaría en el estilo y el perfil de los profesionales responsables de la función, cuestión que resuelve el actor político central mediante la contratación de equipos calificados, sea para la Educación Intercultural a nivel básico y medio, o bien para la reorganización del Sistema de Salud. En la comuna 2, en tanto, el Plan Social es inutilizado por el nivel central ante los niveles organizacionales. Esta data revelaría que en ambos campos, la percepción institucional es determinante en la toma de decisiones para la planificación. Con esto se demuestra, por otra parte, la importancia relativa y contrastiva asignada a los desempeños profesionales respecto de la implementación de políticas requeridas por la demanda percibida como representativa del medio social en que se ejerce el rol público. Ello confirmaría la tensión entre las construcciones socioculturales, con los respectivos efectos en el tratamiento de las necesidades de los actores sociales menos considerados en la distribución de los recursos disponibles.

En el tercer ámbito de participación en la comuna 1, la Antropología Aplicada Interactiva tuvo la oportunidad durante 2007-2008 de acompañar y apoyar la organización de eventos sociales de sustrato político organizados por el nivel central, que exigieron el reconocimiento del valor de indicadores cualitativos propios de la práctica de legitimación política, cuestión no considerada en el proyecto y aún poco explorada en la praxis del acercamiento. En la comuna 2, en tanto, el equipo debió establecer vínculos con actores sociales ya reclutados por el modelo de planificación imperante, sin que pudiese establecerse una vinculación directa y sostenida con estos en el proceso planificador. En este contexto, llama la atención la preponderancia que adquirió en la etapa final del proceso el comportamiento ideológico político del nivel central, para el cual este proceso planificador no habría sido relevante, aun más, habría sido considerado perjudicial para el logro del apoyo político. Así, el trabajo de campo permitió registrar la siguiente data etnográfica:

• No se observaron presiones directas desde el gobierno central de donde emanan los indicadores DS y DH16, aunque es posible inferir que tal presión opera en forma indirecta, particularmente a través de la postulación a fondos del gobierno central y/o la apertura hacia nuevos mercados, respectivamente. En otras palabras, no se observó el monitoreo del gobierno central sobre el uso de los indicadores en el proceso interno de planificación.

• Sí aparecen variables tales como perfiles profesionales y capacidades técnicas así como apoyos institucionales y cultura organizacional de la institución central a propósito de la formulación y ejecución de proyectos relevantes para la puesta en marcha de procesos modernizadores que garantizan rentabilidades económicas. En este punto, la comuna 2 reconoce incompetencias que se han reordenado desde los instrumentos de planificación de desarrollo comunal (Pladeco) y/o se reformulan en grados diversos, sin ser necesariamente utilizadas por el nivel central. La comuna 1 en tanto, se orienta hacia la optimización de los procesos planificadores, proclamando la vinculación necesaria con teorías tradicionales y modernas.17

La observación realizada en ambas comunas revelaría, por tanto, que en el caso de la comuna 1 concurren incipientemente el dominio técnico integrado para generar acciones en pos del desarrollo comunal y, al mismo tiempo, orientaciones y decisiones desde una voluntad política para abordar los problemas sociales detectados en los procesos de participación ciudadana y planificación local. En la comuna 2 en tanto, se aprecian mayores niveles de dominio técnico y social y ausencia de ingerencia política cotidiana auque sí, estructural. Así, las tensiones entre el dominio técnico y el dominio sociocultural aparecen diferenciadas en ambas comunas.

Estas observaciones permitirían sostener que: a) los instrumentos convencionales de planificación no son el centro del proceso de planificación, sino un medio a través del cual es posible revelar el cruce de tendencias socio-organizativas y sociopolíticas que influyen de modo activo en la ponderación de los factores que constituyen los procesos planificadores; b) no se planificaría desde los indicadores de DS y DH, sino más bien desde factores de legitimación-deslegitimación del cuerpo político y técnico, los que pueden influir de modo directo e indirecto en el tipo de reconocimiento del valor de tales indicadores.

Lo anterior permite sostener que la lógica de la gestión municipal hacia los sectores sociales se articula diferenciadamente con las lógicas sociales de desarrollo. Dicho de otro modo, los técnicos y los políticos visualizan interesadamente el mundo social, en tanto los actores intentan influir en la percepción y manejo de la estructura social configurativa al interior de los espacios técnicos en búsqueda de una respuesta a sus necesidades. La mayoría de los actores sociales locales, entonces, no demuestran su presencia en el proceso planificador. En la comuna 2 es el desarrollo de los procesos técnicos el aval de llegada a los sectores sociales; en tanto que en la comuna 1, estos procesos se sustentan en las percepciones y prácticas políticas de vinculación con los actores y de decisiones en relación con la circulación de los profesionales encargados de los procesos técnicos. Experticia profesional requerida y asumida versus constructo técnico social, constituyen las expresiones de la planificación social en la cual subyacen los indicadores de DS y DH respecto de cuyas formas el desempeño de los especialistas hubo de adaptarse. De tal modo que las confrontaciones que pudieran generarse entre actores étnica y socialmente diferenciados van a estar directamente influidas por la presencia o ausencia de referentes organizacionales de mayor o menor poder social en los respectivos contextos y procesos.

Resultados analíticos desde el enfoque de la Antropología Aplicada Interactiva

En principio, el enfoque de la Antropología Aplicada Interactiva se habría aplicado en la ejecución del proyecto de un modo más integral si se hubiese participado con actores sociales en los niveles intersubjetivos y organizacionales, como medio de prueba de la efectividad de las decisiones centrales. La praxis registrada, en cambio, muestra que sólo hubo actuación de los técnicos en calidad de concurrentes invitados y/o demandantes de apoyo técnico en los procesos de planificación, quedando ausentes de participar los actores sociales "beneficiarios".

En este sentido, puede sostenerse que la experiencia representó una oportunidad de prueba de las dificultades que supone la vinculación con los diferentes niveles de realidad del sistema social, encontrándose variadas manifestaciones de desajuste e incoherencias entre ellos, con directa incidencia en los procesos planificadores. Tal resultado probó la pertinencia del enfoque transaccionalista al mismo tiempo que la utilidad de la intervención del equipo en calidad de co-autor involucrado en los procesos sociales, esta última participación derivada del enfoque de la Antropología Aplicada Interactiva. Analizaremos esta afirmación focalizando la cuestión de la planificación y el desarrollo desde el ámbito disciplinario aplicado a la luz de los autores contemporáneos.

Planificación local-regional desde la Antropología Aplicada Interactiva

En los últimos cinco años aumentan los trabajos que observan la planificación local desde la perspectiva de las ciencias sociales, aunque aun no se advierte un uso explícito de los referentes intelectuales. Guerrero y Vevyl (2005), basándose en Boisier (2005), plantean la planificación regional como un proceso de negociación entre las distintas esferas y sectores sociales. Esta visión procesual actúa como marco de referencia para sostener una mirada crítica del proceso de planificación, permitiendo develar obstáculos sociopolíticos así como explorar las continuidades y cambios en la relación formal entre el Estado y la sociedad civil. Respecto de esta problemática, los autores reconocen obstáculos sociopolíticos y sostienen que ha habido un repliegue de parte del Estado respecto de las necesidades de la sociedad, específicamente reconocen que existe una distancia entre las instituciones del Estado y las empresas privadas, así como una debilidad de la sociedad civil y de sus organizaciones populares. Por nuestra parte, desde la perspectiva etic y emic, la planificación local observada en ambas comunas configurar un proceso complejo en que los niveles de negociación fueron escasamente observados entre los actores implicados. Desde la perspectiva pos estructuralista que caracteriza el enfoque de la Antropología Aplicada Interactiva, y en el cual el comportamiento individual -de actores sociales y de investigadores- son primordiales de considerar, se pudo constatar que:

a) La planificación social está inserta en una trama de variables socioculturales que es posible identificar dependiendo de la posición del investigador en ella.

b) Cuando el investigador participa en los procesos de planificación social, el control técnico contribuye de modo relativo respecto de la influencia del clima psicosocial inherente a dichos procesos.

c) El estudio microsocial de los procesos de planificación técnica no garantiza necesariamente la participación de los beneficiarios, dado que ésta depende del control técnico18 y del tratamiento sociopolítico de la trama sociocultural.

d) En concordancia con lo anterior, pareciera que en la Región de La Araucanía no es posible identificar una planificación social equilibrada orientada a complementar la experticia técnica con la consideración de factores socioestructurales y éticos mediante la formulación de un plan efectivo.19

e) Los indicadores de planificación juegan un papel variable según los niveles de la realidad, independientemente del capital social y económico disponible en las comunas.

Las afirmaciones hipotéticas antes planteadas aluden al hallazgo de que la tensión entre indicadores oficiales y su uso en la gestión pública no está determinada por los instrumentos de DS y DH, sino por la posición de los actores sociales en la estructura social así como por los mecanismos de organización social que vehiculizan la planificación en tanto comportamiento social situado en un contexto temporo/espacial. En este sentido, la planificación en tanto "comportamiento social" estaría determinada por la trama que se genera entre los distintos niveles de realidad en los respectivos contextos sociales. Sostenemos que esta interpretación es coincidente con los hallazgos de Guerrero y Vevyl (2005), para quienes los contenidos específicos de las planificaciones aparecen constreñidos mayormente por aspectos estructurales, y agregamos nosotros por variables intersubjetivas y organizacionales. Considerando la participación que el equipo de investigación tuvo en los procesos concretos de planificación y en términos de su formulación substantiva, podemos sostener que, en el caso de la comuna 1, la influencia operó, como ya se adelantó, en la dimensión planificadora más que en la formulación (el Pladeco se formuló el año 2007, con anterioridad a la formulación del proyecto). En el caso de la comuna 2, sin embargo, la investigación tuvo una relevancia central en el proceso planificador aún cuando no en su gestión política, aporte que sí pudo apreciarse en la comuna 1. Es interesante señalar que de la experiencia de planificación de la comuna 2 se deriva un hallazgo metodológico que no puede obviarse respecto de la finalidad última de la planificación, que es lograr el desarrollo endógeno y que concierne a la definición de los problemas sociales.

En principio, entenderemos por problema social el desencuentro entre las aspiraciones y expectativas de un actor social y las posibilidades reales que le ofrece la sociedad para satisfacerlas. Esta visión relativiza la lógica funcional-estructural que despersonaliza al actor social bajo el rótulo de beneficiario y focaliza la acción del especialista como un otro participante en la arena social. Desde la práctica local del la Antropología Aplicada Interactiva, se ha inferido la tesis de que la definición del problema, asociada a quien la ejercita, influirá en el tratamiento del mismo, ya sea para solucionarlo o dificultar tal proceso. En esta perspectiva, se ve necesario distinguir el "nivel personal", el "nivel social", el "nivel institucional" y el "nivel de experto". Lo anterior significa que mientras las personas, y sólo las personas, evidencian los problemas sociales, tiñéndolos desde su subjetividad inherente, los grupos o sectores sociales los presentarán de acuerdo a su horizonte histórico reflexivo específico. Las instituciones, por su parte, presentarán los problemas desde su lenguaje organizacional y/o funcional, para asegurar o permitir un tratamiento institucional, en tanto los expertos lo harán desde sus respectivas especialidades. Ante tal trasfondo sociocultural para la identificación y verbalización de los problemas sociales, no es de extrañar que predomine el lenguaje institucional y de los expertos en las instituciones de poder local, en desmedro del de los actores y/o sectores sociales y el de las personas.

En el caso de las planificaciones sociales en las comunas, pudo advertirse en efecto que, por un lado, el Pladeco de la comuna 1 logró particularizar la identificación de los problemas, reconociendo territorios socioculturales, si bien al mismo tiempo transversalizó el lenguaje experto de divulgación inter-institucional. En la comuna 2, en tanto, se procedió a un proceso de trasvasije desde identificaciones de problemas particulares a otros de carácter más general en el marco de los lenguajes institucionales y/o profesionales disponibles. En este contexto, la Antropología Aplicada Interactiva, guiándose por la distinción de niveles de realidad, formuló problemas estructurales, organizacionales e intersubjetivos, con el afán de que todos los actores del constructor institucional pudieran quedar representados, propuesta que fue corroborada por aquellos actores sociales con desempeños más integrativos y reflexivos.

En una visión contrastiva, en ambas comunas se identificó el problema de la desigualdad económicosocial y el del predominio de canales informales de comunicación asociados al poder político; mientras en la comuna 1 se relevó el problema de la insostenibilidad ambiental y el de la diversificación sociocultural no abordada ni explicitada en la planificación institucional de la educación y la salud. Al respecto, cabe preguntarse por el impacto que produce la variabilidad inherente a la formulación de los problemas, así como la incidencia de la ausencia de lenguajes técnicos sobre el abordaje de los mismos, como en este caso sería el "uso de los indicadores DH y DS". Más allá de la cuestión técnico-científica, este tema se relaciona de un modo directo e indirecto con la cuestión política concerniente a los procesos de re-elección de gobernantes locales. Al respecto, cabe preguntarse si se podría establecer alguna vinculación sistémica entre los resultados de los procesos planificadores, respecto de los resultados de las campañas eleccionarias.20

CONCLUSIONES

En este trabajo hemos proseguido el proceso de sistematización del acercamiento de la Antropología Aplicada Interactiva vinculándolo al tronco disciplinario que lo hizo posible. Queda pendiente asociar las distintas experiencias de investigación acumuladas a este acervo en la presente década, así como confrontar la modalidad metodológica de la AAI con otros acercamientos de Antropología Aplicada en América Latina (Pérez 2007) a fin de demostrar la sistematicidad de la misma y, especialmente, visualizar el papel que juega el contexto y la intersubjetividad de los profesionales en el proceso de búsqueda de un estilo disciplinario aplicado propio.

Compartimos el pensamiento de que los antropólogos aplicados, activos en el desarrollo de la disciplina, no han contribuido necesariamente al desarrollo de una teoría específica ni han vinculado sus prácticas a la teoría antropológica general. Por otra parte, resulta paradojal que el supuesto de que, en tanto ciencia de la sociedad, la antropología debiera contribuir a la sociedad de la cual emerge, este no aparezca explicitado y trabajado de modo explícito en las obras académicas. Como lo plantea Baba (2000), muchos antropólogos han rehusado tomar seriamente en cuenta la significancia teórica de la práctica. Es interesante señalar que esta autora se desliza desde el paradigma positivista para replantearse preguntas como ¿cuál es el valor de uso de la disciplina?, y ¿sobre qué fundamentos residiría este valor?, Más aún, se cuestiona acerca de cómo podría ser desarrollado e implementado.

La Antropología Aplicada Interactiva comparte el supuesto de la interdependencia que debe existir entre la teoría y la práctica, respecto de la cual la relación crítica entre la etnografía clásica y posclásica es determinante. Para efectos del análisis del material expuesto aquí, se pretende usar la circunstancia de haber participado en procesos de planificación social en ámbitos cercanos al poder local para ampliar el rango de la problematización -ya utilizada con anterioridad en la discusión acerca de la dualidad del rol en los ámbitos sociales e institucionales (Durán y Berho 2003). En el caso aquí discutido, el ejercicio de los roles disciplinario y profesional se ha situado de modo indirecto, ya que se privilegió la concepción de los "funcionarios" acerca de los problemas sociales, transformándose en problema relevante precisamente la distancia entre el antropólogo y tal tipo de problema, dado su involucramiento en el problema teórico de la planificación social. En tal contexto, han emergido problemáticas teórico-metodológicas específicas concernientes, por una parte, a la presencia-ausencia de marcos metodológicos para la práctica interdisciplinaria y, por otra, a la necesidad de construir visiones globales del quehacer antropológico en coherencia con dicho contexto.

Al contribuir con esta visión integrativa, aportando al logro de los fines sociales de colaboración y de justicia social, la Antropología Aplicada Interactiva se inscribe en la postura política que puede asumir la antropología desde una práctica etnográfica (Gellner 1995). Descubre así las razones de las dificultades que asume la práctica interdisciplinaria cuando desentraña las razones de las dificultades que asume la práctica interdisciplinaria cuando contrasta el "principio de la acumulación" con el de exclusividad de la filosofía, disciplina que no reconocería este principio. En efecto, al contribuir a explicitar los distintos modelos de sociedad y de planificación técnico-política, este modelo facilitaría la discusión política inherente a las formas de planificación técnica hoy imperantes en los espacios públicos y la discusión interdisciplinaria.

La tendencia metodológica interactiva también podría asociarse con la propuesta de gobernanza participativa que plantean Blanco y Gomà (2002). Desde la perspectiva de estos autores, el indicador negativo, que entendemos como el modelo imperante, fija los procesos de gobierno local de manera monopólica atendiendo a los criterios de jerarquía y de mercado. Los procesos políticos complejos, en tanto, deben buscar cierta institucionalización que permita garantizar con esta habilidad y rutinización los intereses de los actores locales". En la comuna 1, la práctica del proyecto generó la expectativa de focalizar la necesidad para planificar su abordaje considerando, por una parte, el aporte interdisciplinario, y por otra, la perspectiva de los actores. Este tipo de prácticas, incluyendo el acompañamiento de la Antropología Aplicada Interactiva, significa la posibilidad del entendimiento de los procesos, y su vehiculización para el enfrentamiento de los problemas; en otras palabras, re-conocer la complejidad social y reorientarla hacia formas organizativas más relevantes para el abordaje de problemas de sentido. Esta perspectiva potencialmente retroalimentadora no pudo observarse en la comuna 2 aún cuando se desplegó allí un significativo capital social destinado a ello.

En el plano global, el tipo de práctica antropológica reseñada se fortalece desde las discusiones que en la academia se han dado acerca de la posición crítica que la antropología debe tener en la sociedad contemporánea, reconociendo su intra-diversidad sociocultural y su compleja distribución del poder, que plantea nuevos problemas de relativismo cultural.

Como nos recuerda Carrithers (2005), "el acto de explicación no otorga ningún valor particular a quienes explica, e incluso puede fácilmente contemplar que estos estén diluidos" (Carrithers 2005: 5). El cientificismo iría contra las propias raíces disciplinarias de la antropología como ciencia de los sujetos desde sus propias vivencias y percepciones, visión que en su época era contrastada con las visiones etnocéntricas de la sociedad colonial, las cuales fijaban una imagen de los sujetos y culturas desde sí mismas, sin considerar las propias del antropólogo. La salida que propone el autor ante este problema teórico es que el antropólogo, primero que nada, debe ser consciente de que la producción de conocimiento en su disciplina "depende de la creación de relaciones -lo que siempre debe ser código taquigráfico por relaciones con carga moral entre antropólogos y sus informantes". La carga moral la entiende el autor como aquella que afirma que "no puede ser muy distinto lo que se dice a los sujetos objetos de la etnografía del contenido de tales constructos de los que se les informa" (Carrithers 2005: 7).

En términos metodológicos, el autor propone el uso de un "aprendizaje vinculado", el cual refiere a una dimensión existencial de la persona que practica la antropología y en el que dicha persona debe aprender los términos de "lo bueno y lo malo" desde la perspectiva de los sujetos, siendo ésta una práctica que se involucra en la dimensión moral, a diferencia de la "observación participante", la cual es vista únicamente como explicativa. En este sentido, los juicios en el trabajo antropológico son permisibles si se formulan tomando en consideración los juicios que los demás inevitablemente construyen y representan.

En nuestro caso, ya señalamos que se recurrió a la investigación participativa en la forma re-elaborada que adopta hoy día, ya que las propuestas de aporte tendieron a insertarse en las necesidades de los actores sociales en ambos casos. Por otra parte, se viabilizó el lenguaje y las prácticas planificadoras en los contextos en que esta conducta fue aceptada y demandada sobre los juicios morales. En síntesis, la experiencia del proyecto señalado fue útil al acercamiento local, no sólo para fundar y reseñar ciertos procesos explicativos mediante una etnográfica de orientación descriptiva, sino también para instalar un tipo de relación co-constructiva respecto del uso de los instrumentos de planificación disponibles y su respectiva optimización mediando las posibilidades morales de los propios sujetos participantes.

Es quizás la posición relativista moral con la que Carrithers (2005) caracteriza a la ciencia antropológica la misma que impide a la antropología -como "ciencia de posibilidades"- liderar procesos, dado que su rol histórico consiste fundamentalmente en relativizar liderazgos, y asimismo, tender a no permear los juicios del otro. No es una rama de la persuasión cultural, atributo esencial de la cultura para Carrithers (2005), sino de relectura de la misma21 y sus metáforas, planteamiento también inherente al transaccionalismo. Esta última perspectiva, sin embargo, puede ser "revertida" por la Antropología Aplicada Interactiva, ya que ésta asumiría la persuasión moral, por lo menos frente a los actores sociales. La diferenciación entre el nivel disciplinario y el profesional puede ser una de las maneras de salir del entrampamiento primeramente señalado, dado que este principio permite relativizar tanto el ingrediente teórico como el social respecto de la construcción interpretativa que ha acumulado la disciplina y de ese modo visualizar perspectivas globales derivadas de las refl exiones profundas de los profesionales que buscan cambios sociales desde la contribución de sus propias prácticas. En este sentido, ha resultado posible que los esfuerzos teóricos re-articuladores de los antropólogos se encuentren con los propósitos de cambio de los actores sociales, pudiendo retroalimentarse mutuamente en forma paralela a los desencuentros del mismo modo sistematizado.

Agradecimientos

La autora agradece la oportunidad de haber cursado el primer postgrado local en Antropología bajo la dirección académica del Dr. Milán Stuchlik (QEPD) (1971-1973). En la actualidad, agradece la posibilidad de haber participado en el proyecto Los Indicadores del Desarrollo Local, dirigido por el Dr. Mario Samaniego. Es deber también agradecer al colega Marcelo Berho por haber comentado y revisado el contenido del texto y a la Sra. Carmen Garbarini y Arturo Hernández sus pacientes revisiones del castellano. Dos estudiantes de antropología también han colaborado y merecen mi sincero agradecimiento: primeramente, lo hizo Felipe Pasten y en la última etapa, Gabriela Adriasola.

NOTAS

1.- Término nativo local para referirse a la identidad individual y o colectiva.

2.- Evento social organizado por familiares y colegas en el Museo Regional de la Araucanía con posterioridad a la muerte de Stuchlik en 1981, Temuco, Chile.

3.- Según la traducción realizada por Fresia Salinas en el texto publicado en castellano de Milan Stuchlik por la Fundación SOLES.

4.- Estas obras representan el acopio interpretativo de varios autores y constituyen material destinado a discusiones académicas.

5.- Ex alumna de ambos catedráticos en Queen´s University, Irlanda del Norte (1976-1979).

6.- Estas prácticas se realizaron entre los años 1969-1972 bajo la conducción teórico-metodológica del Dr. Martín Cordero, quien construyera el modelo gravitacional de orientación fenomenológica para la atención integral de los enfermos mentales en la zona.

7.- Se trata de los antropólogos Marcelo Berho y Noelia Carrasco, a cuyo equipo se ha sumado el sociólogo Rodrigo Hiriarte en los últimos cinco años.

8.- Esta teoría se desprende del enfoque transaccionalita presentado sucintamente en la primera parte del artículo.

9.- Esta propuesta teórica no sólo ha permitido resolver incompatibilidades políticas de la antropología al interior de la institución universitaria local, sino que hoy sustenta el modelo formativo de las Prácticas Profesionales de la Escuela de Antropología de la misma institución.

10.- Se trata de las comunas de Lumaco y Villarrica y sus respectivos centros de poder local, las municipalidades.

11.- Formulación teórico-metodológica del objeto de estudio del proyecto.

12.- Objetivos formales del proyecto mencionado, aprobado por la UC Temuco.

13.- En Salud por ejemplo, se contemplaba la posibilidad de instalar un Centro Comunitario de Salud Familiar (CECOF) de orientación intercultural, para lo cual se requería por parte de la planificación central instrumentos que dieran cuenta de la satisfacción de los usuarios sobre el estado actual del consultorio y de las postas de la comuna.

14.- Esta Municipalidad aparece recibiendo aportes de tres universidades: una europea y dos regionales.

15.- Esta es una situación paradojal en el campo teórico de las ciencias sociales en el que se observa que las ciencias se han desarrollado desde las teorías y se ha desvalorizado el nivel individual; el pos estructuralismo en tanto reincorpora este nivel como ámbito de prueba de las teorías, postura en la que el equipo se sitúa. Esta es una discusión muy interesante para este estudio, en tanto la dimensión teórica social y especializada es cautivadora desde el punto interpretativo; no obstante ésta se prueba fi nalmente en la dimensión procesual. (Beck 2003; Giddens 1999).

16.- Esto es similar en ambas comunas, en los indicadores de desarrollo social y en los de desarrollo humano.

17.- En esta comuna, el alcalde de origen y cultura Mapuche recurre al pentukun o saludo tradicional mapuche, así como ha modalidades participativas y distributivas del poder.

18.- Técnicas de recolección de datos, análisis de datos y ponderación de distribución de recursos, tipos de planificación.

19.- No ha sido posible aprobar en una década instrumentos de planificación territorial para la novena región. Mientras tanto, regularmente se aprueban los instrumentos de planificación comunal con uso diferido según las comunas.

20.- Los resultados eleccionarios fueron ampliamente favorables al líder político de origen mapuche, en tanto el de la comuna 2 no fue reelegido y aún bajo sus preferencias respecto del periodo anterior.

21.- Para el autor las culturas poseen mecanismos persuasivos que le son inherentes y que incluso posibilitan su existencia, los cuales deben ser descritos e interpretados por el antropólogo, constituyéndose estos en uno de los objetos culturales relevantes de la antropología.

 

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