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Intersecciones en antropología

On-line version ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.12 no.2 Olavarría July/Dec. 2011

 

ARTÍCULO

Tecnología cerámica y estrategias de movilidad entre cazadores-recolectores de altura. El caso del sitio Valle Hermoso 1 (Malargüe, Mendoza)

Nuria Sugrañes

Nuria Sugrañes. Museo de Historia Natural de San Rafael. Parque Mariano Moreno s/n, Isla río Diamante, San Rafael (5600), Mendoza. E-mail: nusugra@hotmail.com

Recibido 26 de marzo 2010

Aceptado 20 de diciembre 2010


RESUMEN

En este trabajo presentamos los resultados del análisis cerámico de los tiestos recuperados en el sitio Valle Hermoso 1 (Malargüe, Mendoza). A través de estos se discuten las estrategias de movilidad de cazadores-recolectores con cerámica en ambientes de altura. El sitio muestra una ocupación inicial de ca. 1900 años AP, y los resultados obtenidos sugieren la presencia de dos conjuntos con materiales cerámicos diversos, que corresponderían a grupos con una alta movilidad con reocupación estacional del valle.

Palabras clave: Cazadores-recolectores; Tecnología cerámica; Estrategias de movilidad; Sur de Mendoza.

ABSTRACT

Ceramic technology and mobility strategies among high altitude hunter-gatherers: the case of Valle Hermoso 1 site, Malargue, Mendoza. This paper draws on the results of analyses of ceramics recovered from the Valle Hermoso 1 site, Malargüe, Mendoza. The mobility strategies of hunter-gatherers with pottery in a high altitude environment are discussed on the basis of these data. The site was initially occupied ca. 1900 BP, and evidence suggests that there are two assemblages with different ceramic materials associated with highly mobile groups that reoccupied the valley seasonally.

Keywords:Hunter-gatherers; Ceramic technology; Mobility strategies; Southern Mendoza.


INTRODUCCIÓN

La fabricación, uso y transporte de cerámica es común tanto en sociedades sedentarias, agricultoras como en sociedades móviles, cazadoras-recolectoras. Los restos cerámicos arqueológicos han sido una vía de entrada para el conocimiento de estrategias de movilidad y subsistencia de las poblaciones humanas (Bright y Ugan 1999; Camino 2009; Cassiodoro 2008; Eerkens 1999, 2003; Eerkens et al. 2002; Ots 2005; Simms et al. 1997). El objetivo principal de este trabajo es caracterizar la cerámica recuperada del sitio Valle Hermoso 1 y discutir, a partir de lo observado, las estrategias de movilidad propuestas para el área.
En los últimos años, en el sur de Mendoza, se generó abundante información sobre el poblamiento humano regional, que muestra cambios profundos a nivel espacial y temporal -ocupación diferencial de ambientes- (Durán et al. 2006; Gil 2000; Neme 2007; Neme y Gil 2008, entre otros). Con este trabajo se pretende delinear los primeros pasos para un acercamiento a nivel regional, acerca de las implicancias que tiene la cerámica en las estrategias de subsistencia y de movilidad de las poblaciones humanas, y profundizar el conocimiento de las características tecnológicas de las vasijas. Para esto se utilizarán modelos provenientes de la ecología evolutiva que exploran la tecnología cerámica en relación con la movilidad de poblaciones cazadoras recolectoras.

ANTECEDENTES DEL ÁREA

Desde los inicios de la arqueología en la provincia de Mendoza, se destacó la importancia del registro cerámico como una vía para entender los procesos que tuvieron lugar en la región (Boman 1920). Los trabajos sobre cerámica versaron, particularmente, acerca del establecimiento de cronologías y de secuencias culturales (Canals Frau 1956; Canals Frau y Semper 1956; Lagiglia 1956, 1968; Semper y Lagiglia 1968).
Durante las últimas décadas, se han realizado investigaciones desde modelos biogeográficos que generaron abundante información sobre las estrategias de subsistencia y movilidad de las poblaciones humanas que habitaron la región (Durán 2000; Durán et al. 2006; Gil 2000; Neme 2007; Neme y Gil 2008). Los estudios han dado cuenta de la presencia de cambios a lo largo del tiempo, entre los que se incluyen la ampliación de la base de recursos explotados, la explotación de territorios anteriormente no utilizados y un proceso de restricción de la movilidad, entre otros (Neme 2007; Neme y Gil 2008). En este trabajo enfocaremos el registro cerámico del sitio Valle Hermoso 1 (en adelante VH1) utilizando modelos teóricos con expectativas arqueológicas en relación con las estrategias de movilidad (Bright y Ugan 1999; Eerkens 1999, 2003; Eerkens et al. 2002; Simms et al. 1997). A través de estos se pretende discutir algunas de las ideas formuladas para el área y evaluar la viabilidad de estos modelos en los contextos arqueológicos de la región.
Basadas en el registro arqueológico regional, las investigaciones llevadas adelante han mostrado un poblamiento por etapas de la cuenca del río Atuel (área adyacente al río Grande), que siguieron una determinada jerarquía de ocupación de los espacios cordilleranos. Entre estos espacios, la alta cordillera (más de 2500 msnm) habría sido el último de los ambientes ocupados (Neme 2007; Neme y Gil 2008). Si bien la cerámica posee una amplia dispersión espacial, ésta presenta diferencias entre los niveles altitudinales en los que se emplazan los sitios arqueológicos (Neme 2007).
En alta cordillera (entre 2500 a 3600 msnm) podemos mencionar los sitios como El Indígeno y Los Peuquenes, caracterizados como Aldeas de Altura (Neme 2007). La cronología de estos sitios va desde unos 1500 años AP hasta momentos inmediatos posteriores al contacto. Presentan características de alta reocupación circunscriptos espacialmente, con desarrollo de estructuras habitacionales (pircados), y gran cantidad de elementos de molienda y de elementos que establecen actividades de caza y recolección. En lo que se refiere al material cerámico, estos sitios poseen la mayor densidad de tiestos en toda la región, tanto en superficie como en estratigrafía. Además, se encuentra una gran variabilidad cerámica con presencia de tipos cerámicos perteneciente a tradiciones chilenas, particularmente de la zona Central, como Llolleo y Aconcagua (Falabella et al. 2001).
En cotas más bajas (entre 1900 a 2500 msnm), se encuentran sitios con ocupación temprana del Holoceno temprano (AMA 3). Sin embargo, la presencia de la 294tecnología cerámica ocurre a partir de los 2000 años AP. Es el caso de Cueva Arroyo Colorado y Arroyo Malo 1, con una cronología de ca. 3000 años AP y 700 años AP, respectivamente. El primero es considerado un sitio habitacional de ocupación temporaria (Lagiglia, citado en Neme 2007), y el segundo correspondería a un campamento base. En ambos se encuentran materiales líticos, instrumentos y productos de talla, así como elementos de molienda, y elementos que representan actividades de caza y recolección. En lo que respecta al material cerámico, las densidades son menores con respecto a los sitios de altura. Entre los tipos presentes se encuentran, en mayor proporción, Arbolito, y luego, Overo; ambos considerados locales de acuerdo con la tipología de Lagiglia (1997). Unos pocos fragmentos corresponderían a Rojo Pintado procedente de la vertiente occidental de la cordillera1.

TECNOLOGÍA CERÁMICA Y MOVILIDAD

Diferentes investigadores han abordado el tema de las estrategias de movilidad en relación con la tecnología cerámica. Estos trabajos coinciden en que el grado de movilidad habría tenido un fuerte impacto sobre las elecciones de los artesanos en relación con la producción y el uso de este tipo de tecnología. Los modelos propuestos examinan la forma en que la movilidad afecta la producción de vasijas, analizando los diferentes atributos de la cerámica y comparando tendencias (Bright y Ugan 1999; Eerkens 1999, 2003; Eerkens et al. 2002; Simms et al. 1997). Es decir que la producción cerámica y la movilidad están correlacionadas.
Al respecto, Eerkens (2003) investigó, a través de datos etnográficos, etnoarqueológicos y arqueológicos, cómo la movilidad residencial influye en la producción y uso de la vasijas cerámicas. En sus conclusiones, sostiene que la movilidad residencial no habría afectado la dependencia respecto de la cerámica, pero sí habría condicionado la forma de fabricación de las vasijas. En este sentido, el autor (Eerkens 1999, 2003) genera algunas expectativas arqueológicas en relación con sitios de cazadores recolectores móviles con cerámica. En estos sitios, se espera encontrar restos cerámicos que correspondan a vasijas que posean características tales como bocas estrechas y cerradas, paredes finas, superficies externas rugosas y antiplásticos finos. Los atributos de las vasijas serán homogéneos en grupos altamente móviles, es decir, con formas y tamaños estandarizados; lo que sugiere que los artesanos las fabricarán dentro de un rango más limitado. Estas características tendrán ventajas para las poblaciones con estrategias de movilidad residencial alta; por ejemplo, vasijas con boca cerrada y estrecha facilitarían su traslado evitando la pérdida y derrame de su contenido; las paredes finas y rugosas permitirían una rápida y mayor absorción del calor tanto para la cocción de las vasijas como para la preparación de alimentos, ahorrando al mismo tiempo el combustible necesario para ambas actividades, además del menor peso para su traslado.
Bright y Ugan (1999) plantean que el tipo de movilidad de un grupo humano dependerá de las oportunidades de forrageamiento. La manufactura cerámica será un reflejo del tipo de movilidad de ese grupo humano. Es decir que la relación entre la movilidad residencial y la cerámica se enfoca desde la inversión que implica su producción (Brigth y Ugan 1999; Simms et al. 1997). Entienden que una alta movilidad residencial supone un conjunto de restricciones sobre la manufactura cerámica que no se observa en aquellos grupos más estables (Bright y Ugan 1999). Por lo tanto, la variabilidad en la morfología cerámica estará condicionada no sólo por la función y el uso (use-life), sino que también estará influenciada por la magnitud de la movilidad, y la presencia o ausencia de sistemas logísticos. Para estos autores (Bright y Ugan 1999; Simms et al. 1997), existirá una mayor inversión en la fabricación de la cerámica en sitios logísticamente conectados y estables. Sin embargo, en los campamentos residenciales y de corto tiempo, que son repetidamente ocupados, también puede encontrarse material con una gran inversión en su fabricación (cached technology, Simms et al. 1997, sensu Binford 1977). Esto debido a que serían sitios ideales para el sus coordenadas geográficas son 35°08'01,81''LS y 70°11'50,56''LO. Se localiza en la provincia fitogeográfica Altoandina (Cabrera 1976), la cual presenta una variedad de recursos comestibles y combustibles como Schoenoplectus californicus, Adesmias obovata y Adesmia pinifolia (Llano 2008; Sugrañes 2009). Asociada con el desarrollo de este tipo de vegetación tenemos representada a la fauna andina (Roig 1972), caracterizada por la presencia de una menor diversidad faunística que la representada en ambientes más bajos. Entre las especies más importantes se encuentran Lama guanicoe, Puma concolor y aves migratorias como Chloephaga melanoptera.
Dadas las características climáticas del lugar, el valle se encuentra sólo explotable en la estación estival, a partir de noviembre-diciembre, hasta aproximadamente el mes de abril. Luego, las precipitaciones níveas bloquean los accesos a lo largo de todo el invierno, cubriéndolos además con un espeso manto de nieve. Si bien las precipitaciones se producen principalmente en invierno (940 mm anuales), la presencia de agua durante el verano está asegurada por cursos permanentes originados en el derretimiento de la nieve estacional (Capitanelli 1972, 2005).
El sitio se encuentra sobre un afloramiento de tobas, las cuales han sido utilizadas para la extracción de materia prima (Bonnat 2009), y a una distancia de 40 metros de un parche de vegetación, el cual es el único que tiene abundante cantidad de plantas leñosas en el valle (Adesmias). Se realizaron transectas dentro del sitio, con las cuales se determinó el ancho (este-oeste de 50 m) y largo (norte-sur de 100 m) con una superficie total de 5000 m2. Durante su realización se observó una alta concentración de material lítico y cerámico en superficie, y también se registraron varios elementos de molienda. Se excavó una cuadrícula (A-1) de 2x2 m, que se planteó en el centro de la concentración de material siguiendo niveles artificiales de 5 cm cada uno. La profundidad alcanzada durante los trabajos de excavación fue de 45 cm (siete niveles). Los sedimentos eran muy compactos, y por momentos debieron ser excavados con piquetas de mano, y en ellos se registraron alteraciones posdepositacionales. Se pudieron reconocer gran cantidad de cuevas de microvertebrados; la excavación se realizó extrayendo primero los sectores alterados por estos, y el volumen de tierra extraído fue cernido aparte para intentar minimizar la contaminación del resto de los sedimentos. En el perfil estratigráfico se reconocieron tres unidades:
A: sedimento friable, arena muy fina con clastos.
B: sedimento arenolimoso muy compacto, de color negro y con pequeños clastos. Aparentemente, con mayor presencia orgánica.
C: sedimento arcilloso color rojizo con bioturbaciones. A los 35 cm se presenta un nivel de rocas tamaño mediano que cubre toda el área de la excavación. Por debajo del nivel de rocas continua el sedimento arcilloso con clastos más pequeños dentro de una matriz verdosa con manchas amarillas y roca meteorizada con mucha humedad.
Los materiales cerámicos analizados del sitio VH1 provienen de los sectores NO y NE de la cuadrícula, y se encuentran depositados en el Museo de Historia Natural de San Rafael. Se realizaron dos fechados radiocarbónicos sobre carbón proveniente de los niveles 2 y 4, los cuales dieron edades de 1410 + 60 años AP (LP-1471) y 1950 + 50 años AP (LP-1472), respectivamente.
Luego de los análisis, la muestra se subdividió en dos conjuntos, uno temprano y otro tardío. Estos conjuntos no necesariamente hablan de dos momentos de ocupación, sino que se trata de una división basada en evidencia estratigráfica (características artefactuales diferentes) y en los fechados realizados, utilizados como recurso metodológico para resaltar las diferencias encontradas en la muestra. El conjunto temprano, que abarca del nivel cinco a tres, con un lapso temporal de 1410-1950 años AP, y un segundo conjunto tardío que ocupa del nivel 2 hasta la superficie, y una cronología de 300-1410 años AP. Los niveles 6 y 7 no fueron considerados para esta subdivisión debido a que la escasa cantidad de fragmentos recuperados (n= 4 en total) sugieren que estos pueden haber migrado desde los niveles superiores. Las diferencias artefactuales se detallan más adelante.
Como parte de los trabajos, se realizó un muestreo y localización de las arcillas presentes en diferentes sectores del valle y cursos de agua adyacentes. De esta forma, se localizaron ocho sectores con calidades de arcilla variables, los que se encuentran descriptos en Sugrañes (2009).

MATERIALES Y MÉTODOS

Se analizaron un total de 1135 fragmentos, los cuales provienen tanto de zaranda como de tridimensionales levantados en planta. En primera instancia, se realizó un análisis macroscópico y con lupa binocular (microscopio estereoscópico Nikon SW800) a partir de un corte en fresco. Luego, la muestra fue subdividida en "grupos" tomando como base características tales como el color superficial y de pasta (Orton et al. 1997). En una ficha Excel se relevaron los atributos: medidas (largo, ancho y espesor), acabado de superficie (alisado, pulido, inciso, cepillado, pintura), y las formas diagnósticas, entre otros (Cremonte 1983-1985; Rye 1988 [1981]).
Cabe mencionar que debido a un determinado fenómeno observable y repetitivo en los tiestos se generó la categoría de rugoso. Esta categoría representa la remoción de las partes blandas de las superficies (la arcilla) que deja expuestas las más duras. Para esta definición consideramos como referencia lo que Sanhueza (1998: 75) define como "efecto pedestal", que se refiere a huellas que pueden ser producidas tanto por uso o por fenómenos posdepositacionales. Además, se discriminaron de la muestra fragmentos con rastros de las huellas de uso tales como termoalteración y residuos orgánicos. El primero se refiere a todas las manchas grisáceas y negras sobre la superficie producto de la reiterada exposición al fuego. El segundo corresponde a restos de comida que se encuentran adheridos a la superficie de la vasija.

RESULTADOS

La Tabla 1 muestra la totalidad de los fragmentos analizados y su distribución por nivel de excavación. Podemos observar que el 86,77% (n= 985) de los fragmentos fueron recuperados en los niveles superficiales, 1 y 2, con una disminución en el número hacia los niveles inferiores. En los niveles 6 y 7 se recuperaron sólo dos fragmentos en cada nivel (0,18% del total en cada uno).
El estado de conservación de la muestra es bueno, encontrándose sólo un 5% (n= 58) del total de fragmentos afectados en la superficie externa y un 18% (n= 203) en la superficie interna. Las alteraciones que detectamos se presentan como decapados, cuarteamientos, y en algunos casos, fracturas laminares (Rye 1988 [1981]). El material se presenta también muy fragmentado, teniendo el 93,74% del total (n= 1064) una superficie menor a 500 mm2.
De acuerdo con los datos de los fechados radiocarbónicos, la tasa de sedimentación ha sido variable a lo largo del tiempo, dado que en los últimos 1500 años AP habría sido de ca. 10 cm (0,6 cm/100 años); mientras que en los primeros 400 años se habrían depositado ca. de 25 cm (6,6 cm/100 años). Esto significa que en los últimos 1000 años la tasa de sedimentación habría sido muy baja, por lo que los materiales de los primeros niveles estuvieron expuestos por más tiempo a los agentes de alteración tales como las variaciones climáticas tanto diarias como estacionales, la acción de los vientos, la nieve y la radiación solar, entre otros.
El 11% (n= 127) del total de la muestra posee huellas de uso tales como residuos orgánicos y termoalteraciones producto de la reiterada exposición al fuego. La presencia de dichas huellas en cada nivel de excavación puede apreciarse en la Figura 2. Como podemos observar, este registro muestra una tendencia hacia la disminución de huellas de uso en los niveles superiores. El conjunto temprano (niveles 3, 4 y 5) tiene un promedio del 40% de los fragmentos con huellas de uso; mientras que en el conjunto tardío disminuye a un 6,7% (n= 66). Esta diferencia puede tener su origen en las condiciones de la muestra que mencionamos anteriormente, dado que la mayor exposición de los fragmentos puede producir una "limpieza" de estos por los efectos de alteración, con la consiguiente destrucción de las huellas de uso.
En cuanto al acabado de superficie, las Figuras 3 y 4 presentan los porcentajes de las técnicas en la superficie externa e interna, respectivamente. En ambas caras encontramos técnicas similares, a excepción de unos pocos fragmentos que poseen algunas técnicas distintivas. En la superficie externa (Figura 3) el alisado es predominante en todos los niveles, con un pico de representación en el nivel 5, en que el 84,62% (n= 11) de los materiales presentan el uso de esta técnica. La técnica de pulido sigue a continuación, con valores relativamente estables en toda la secuencia, del orden del 15%. La presencia de pintura (1,52%, n= 4), cepillado (0,37%, n= 1) e inciso (0,38%, n= 2) son técnicas poco comunes en la muestra y todas se agrupan entre el nivel 3 y la superficie.
La Figura 4 presenta los porcentajes de técnicas en la superficie interna, siendo también el alisado predominante en todos los niveles y alcanzando el 100% (n= 13) en el nivel 5. El pulido, a diferencia de la superficie externa, sólo se presenta en los dos primeros niveles y en superficie, con valores de 5,28% (n= 24) en el nivel 1. La pintura es la única técnica distintiva en la superficie interna, pero también en mínimos valores y agrupados en los primeros niveles, siendo el 0,22% (n= 1) en el nivel 1 y el 0,44% (n= 1) en superficie.
La categoría que denominamos "rugoso" se encuentra presente en ambas superficies; sin embargo, presenta mayor porcentaje en la superficie interna con un 14,98% (n= 68), y un 2,24% (n= 12) en la superficie externa. Estos altos valores en la superficie interna indicarían que este fenómeno sería producto del uso o de alteraciones posdepositacionales, como plantea Sanhueza (1998), más que una característica intencional de fabricación de vasijas como sería esperable para grupos cazadores recolectores según el planteo de Eerkens (2003).
En la Tabla 2 se muestran los tipos cerámicos presentes en la muestra analizada, de acuerdo con tipologías establecidas para la región (Falabella y Planella 1979; Falabella y Stehberg 1989; Lagiglia 1997). El 49,34% (n= 560) de los materiales no se pudieron determinar. De los tipos asignados como locales, el que se encuentra mayormente representado es Overo, con un 8,55% (n= 97); después el tipo Nihuil, con el 7,67%; (n= 87); y luego Arbolito, con un 3,44%; (n= 39). Decimos locales porque, fundamentalmente, han sido asignados a grupos de la vertiente oriental de la cordillera (Lagiglia 1997). Se determinaron, además, tipos provenientes de la zona Central de Chile, como los tipos Aconcagua, con 0,7% (n= 8); y Negro Pulido-Llolleo, con 0,53% (n= 6). Los tipos denominados Grupo Rojo Pulido (9,96%; n= 113) y Marrón Pulido (9,69%; n= 110), si bien se los considera pertenecientes a tradiciones andinas chilenas, no se los asigna a una región y período en particular (Lagiglia 1997). La categoría Grupo Rojo, con un 8,9% (n= 101), se determinó como un agrupamiento de fragmentos que no se podrían adscribir a ningún tipo en particular, pero a los cuales se los unificó por el color de la pasta y superficies (gama de rojo a rojizos).
En la Figura 5 se muestra la representación de tipos determinados por nivel de excavación. En ella se puede observar una mayor variedad de tipos en los primeros dos niveles con respecto a los niveles inferiores, 3 a 5. En este sentido, es necesario destacar que existe un problema de tamaño de muestra (Figura 6), por lo que las diferencias en la diversidad deben ser tomadas con precaución.
La distribución de los grupos tipológicos del sitio VH1 presentes en la muestra permitió, también, la división en dos conjuntos. Entre ellos se observa una serie de continuidades y discontinuidades a lo largo del tiempo. Con respecto a las discontinuidades, podemos destacar que el grupo Negro Pulido Llolleo se mantiene constante en valores que no superan el 3,5% entre los niveles 4 a 2. El tipo denominado Nihuil está presente sólo en los dos últimos niveles con porcentajes de hasta el 5,34%. En el nivel 1 y en superficie se observa una mayor cantidad de tipos.
Entre las continuidades, podemos observar que los grupos Rojo, Marrón Pulido y Overo se mantienen a lo largo de toda la estratigrafía. El primero posee el 38,46% (n= 5) en el nivel 5 disminuyendo hacia el nivel 1 con el 10,58% (n= 59). El grupo Marrón Pulido se mantiene relativamente estable, aunque con una leve disminución hacia momentos más tardíos, siendo en el nivel 5 el 15,38% (n= 2), y en el 1 el 11,82% (n= 56). El grupo Overo, a diferencia de los anteriores, aumenta entre los niveles 4 a 2 (27,93% en el nivel 3, n= 24) para de nuevo descender en los niveles superiores (3,35% en el nivel 1, n= 11).
En la Tabla 3 se muestra el espesor de los tiestos en relación con los tipos ya mencionados. El intervalo más frecuente es el que está entre 4 y 5,99 mm y se encuentra presente en todos los grupos. En segundo lugar, los espesores entre 6 y 7,99 mm se encuentran en todos los tipos a excepción del Negro Pulido Llolleo. Este último posee un 33,33% (n= 2) entre el intervalo de 2 y 3,99 mm, y un 66,67% (n= 4) de los fragmentos entre 4 y 5,99 mm de espesor. Los grupos Arbolito y Nihuil se concentran en los intervalos de 4-5,99mm y 6-7,99 mm, a diferencia de Overo, que posee una tendencia a espesores más gruesos, el 57,73% (n= 55) en el intervalo 6 y 7,99 mm, y el 6,19% (n= 6) en los espesores entre 8 a 9,99 mm. Los grupos Marrón Pulido, Grupo Rojo Pulido y Grupo Rojo poseen las cuatro variables de espesor, aunque predominan los espesores entre 4 y 7,99 mm En las Figuras 7 y 8 se muestra cómo se relacionan los espesores con el acabado de superficie externo e interno, respectivamente. De acuerdo con la Figura 7, los fragmentos con técnica de alisado y pulido en la superficie externa poseen todas las categorías de espesor; en cambio, las técnicas de pintura, inciso y cepillado se concentran particularmente en espesores entre 4-7,99 mm, predominando el espesor de 4-5,99 mm. Siendo el alisado con pintura un 66,67% (n= 4) con espesor de 4-5,99 mm y el 33,33% (n= 2) con espesor de 6-7,99 mm. Los fragmentos alisados con inciso y cepillado y los pulidos con pintura poseen sólo espesores entre los 4 y 5,99 mm. Los fragmentos con la categoría rugoso poseen un espesor que varía entre los 4 y 7,99 mm. En la Tabla 4 se muestra cómo se relacionan las huellas de uso con los espesores. El 61,42% (n= 78) de los fragmentos con algún tipo de huella se concentran entre los espesores de 4-5,99 mm; y con un 33,07% (n= 42), los espesores entre 6-7,99 mm. Los espesores considerados gruesos, de 8 a 10 mm, no registran ningún tipo de huellas. Los fragmentos que presentan sólo residuos orgánicos, que se corresponden con los de piezas utilizadas para la cocción de alimentos, se encuentran representados en un 69,23% (n= 54) en los espesores 4-5,99 mm, y los que poseen sólo termoalteraciones están representados en un 69,05% (n= 29) dentro de espesores mayores, es decir, entre 6-7,99 mm.
Respecto de las formas diagnósticas, se reconocieron bordes y bases, que se muestran en la Tabla 5. Se determinaron 25 bordes en total, pero sólo de algunos se pudo inferir la forma de la vasija. Cuatro son bordes finos invertidos, de entre 2 y 3 mm de espesor, que corresponderían a vasijas pequeñas y de boca cerrada; uno se lo asocia al Grupo Rojo Pulido y otro al Grupo Rojo, y los dos restantes son indeterminados. Cinco bordes finos evertidos, con espesores de entre 2 y 4 mm, que podrían representar vasijas también de tamaño pequeño pero con bocas abiertas, corresponderían uno a Arbolito, uno a Grupo Rojo Pulido y otro a Marrón Pulido, los dos restantes son indeterminados. Hay dos bordes medianos evertidos, de entre 4 y 5 mm de espesor, que corresponderían uno a Overo y otro a Negro Pulido Llolleo. En cuanto al resto de los bordes, no se pudo determinar la forma. Se reconocieron ocho bases, de las cuales cuatro (redondas) corresponderían al Grupo Rojo y una (discontinua) se asocia a Arbolito.
La muestra de los dos conjuntos presenta diferencias importantes. En el conjunto temprano (entre 1950 y 1410 años AP), que incluye los niveles 3, 4 y 5, se presenta una menor diversidad de tipos, con una importante presencia de huellas de uso. En el conjunto tardío (1410 años AP), que incluye los niveles superficial, 1 y 2, hay una mayor diversidad de estilos y una baja cantidad de fragmentos con huellas de uso.

Tabla 1. Cantidad y porcentajes de fragmentos cerámicos por nivel de excavación.

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Figura 1. Ubicación del sitio Valle Hermoso 1 (VH1).

Tabla 2. Tipos cerámicos presentes en VH 1.

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Tabla 3. Frecuencia de espesores en los tipos cerámicos.

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Tabla 4. Distribución de las huellas de uso en los espesores.

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Tabla 5. Formas diagnósticas determinadas.

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Figura 2.Porcentajes de huellas de uso en los fragmentos cerámicos.

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Figura 3. Porcentajes de técnicas aplicadas a la superficie externa de los fragmentos.

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Figura 4. Porcentajes de técnicas aplicadas a la superficie interna de los fragmentos.

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Figura 5. Tipos cerámicos presentes en VH1 distribuidos por nivel de excavación.

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Figura 6. Relación tamaño de muestra y diversidad de tipos cerámicos.

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Figura 7. Acabado de superficie externo en relación con la variable espesor.

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Figura 8. Acabado de superficie interno en relación con la variable espesor.

DISCUSIÓN

En general, la muestra se encuentra en buen estado de conservación, a pesar de la presencia de algunas alteraciones como decapados, cuarteamientos y fracturas laminares. Estas alteraciones pueden haber sido originadas por las condiciones de depositación de los materiales y por los efectos climáticos propios del valle. El material de los niveles superiores (superficial, 1 y 2), es el que posee el mayor grado de alteración y, además, aparece en la forma de "pequeños fragmentos" (<500 mm2). En el caso de los niveles inferiores (3, 4 y 5), los tamaños son variables. Dada la diferencia en la tasa de depositación de sedimentos entre los conjuntos superior e inferior, es altamente probable que los fragmentos de los primeros niveles pudieran haber permanecido expuestos por más tiempo a los agentes de alteración, lo que podría explicar entonces lo que podría explicar entonces el estado de conservación en los niveles superiores.

La tecnología cerámica de VH 1

La división en dos conjuntos, si bien no podemos confirmarlo, nos indicaría dos momentos en la ocupación de VH1. El primero, que corresponde a los niveles 3, 4 y 5, sería el más temprano, con una amplitud temporal de 400 años (ca. 1950 años AP) y con una baja variabilidad de tipos locales. El segundo componente incluye al agrupamiento de los niveles superficial, 1 y 2, los cuales corresponden a los últimos ca. 1400 años AP. Este conjunto posee una gran variedad de tipos representados, y mayormente de la zona central de Chile.
Al considerar los registros de las huellas de uso de los materiales nos inclinamos a pensar que existe una fuerte correlación entre el tiempo y estas huellas. Es decir que los valores porcentuales nos muestran una cantidad importante en el conjunto 1, que disminuye abruptamente hacia el conjunto 2. Esto nos sugiere como hipótesis que el uso principal de esta tecnología en el conjunto 1 fue la cocción de alimentos, a diferencia del segundo conjunto, donde hay una baja densidad de huellas de uso pero una mayor diversidad de tipos, técnicas y probablemente formas, las cuales podrían corresponder a una diferencia en relación con la producción y/o uso de las vasijas. Esta idea podría estar relacionada con el desarrollo de un proceso de intensificación regional en el que habría habido una mayor variedad de recursos utilizados en los momentos más tardíos (Neme 2007), particularmente el uso de las plantas y el almacenaje de semillas. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que los fragmentos del segundo conjunto son los que poseen más rastros de alteraciones posdepositacionales, lo que podría haber incidido en la conservación de los rastros o huellas de uso. A pesar de estos limitantes, consideramos que es interesante tomar este cambio como punto de partida para próximos trabajos.
La relación observada entre los espesores y las huellas de uso muestra que entre los espesores de cuatro y siete milímetros se concentran los indicios de las huellas; el 61,42% (78) de los fragmentos se encuentran dentro del rango de 4-5,99 mm. Podríamos pensar en cierta intencionalidad en la función de cocción de alimentos para las vasijas con estos espesores (Orton et al. 1997; Rye 1988 [1981]) si se considera lo que plantea Eerkens (2003), en cuanto a que las vasijas tenderán a ser pequeñas y de paredes finas en poblaciones móviles de ambientes áridos con el doble objetivo de conservar combustible e incrementar la eficiencia de la temperatura durante la cocción de los alimentos. Esta afirmación sería posible, ya que el sitio VH1 se encuentra en un ambiente de altura, donde el recurso leña es escaso, lo cual implica un mayor costo en la adquisición de combustible y la conservación del calor por la altura.
Si analizamos el tratamiento de superficie externo e interno en ambos conjuntos podemos observar algunas similitudes y diferencias. En lo que respecta a la superficie externa, en ambos conjuntos predomina el alisado y con altos porcentajes (varían entre el 84% y el 95% en toda la secuencia). Sigue el pulido, que también está en toda la secuencia. En la superficie interna, en cambio, los valores de alisado se mantienen altos, pero se observa una tendencia de disminución hacia el conjunto 2. Se debe destacar que la técnica de pulido aparece sólo en el segundo conjunto. Podríamos establecer que la muestra presenta un bajo grado de inversión en su manufactura, por lo que el registro cerámico respondería a las expectativas de grupos móviles a través de toda la estratigrafía.
Como se mencionó anteriormente, Simms et al. (1997) establecen que las vasijas con mayor inversión responderían a poblaciones con estrategias de asentamientos estables logísticamente conectados, aunque existiría la posibilidad de que poblaciones que poseen patrones de movilidad alta, con campamentos residenciales y de corto tiempo, con estrategias de reocupación, generaran el mismo registro arqueológico. Entonces, no es extraño encontrar materiales que posean una alta inversión en su manufactura dentro de la muestra, como lo son el pulido y las paredes finas, especialmente si consideramos que, para los últimos 1000 años, pudo haber existido un aumento en las redes de intercambio (Neme 2007).
De acuerdo con el modelo de Eerkens (1999, 2003), las paredes externas rugosas de las vasijas serían un indicador de estrategias de producción de poblaciones móviles, ya que este tratamiento permitiría una rápida absorción del calor y un ahorro energético de combustible. Por otro lado, Sanhueza (1998) encuentra que situaciones de uso de las vasijas y procesos posdepositacionales generan en la cerámica arqueológica un efecto rugoso no intencional en sus superficies. Al observar la categoría de rugoso en la muestra, podemos ver que está presente en toda la secuencia, mientras que en la superficie externa sólo aparece mínimamente en el conjunto 1; en la superficie interna sí se observa en todos los niveles. Esto nos induce a pensar que este tipo de fenómeno sería más bien producto de procesos tafonómicos o bien del propio uso, como plantea Sanhueza (1998), antes que una característica intencional, como se esperaría de acuerdo con lo establecido por Eerkens (1999, 2003).
Al analizar la variable de espesor, observamos que hay una tendencia hacia la preferencia por paredes finas a medianas; expectativa que se corresponde con poblaciones móviles. Cuando se cruza con los tipos asociados, podemos ver que los espesores finos se distribuyen entre tipos que provienen de la zona Central de Chile como son las tradiciones Llolleo y Aconcagua. Estos espesores finos serían una opción tecnológica viable para el transporte de las vasijas, y significarían, entonces, una estrategia óptima para la movilidad de los grupos, ya sea por una elección tecnológica de fabricación (Eerkens 2003) o por el establecimiento de una red de explotación de recursos de sitios con reocupación (Simms et al. 1997). Sin embargo, los tipos locales, que son los más abundantes dentro de la muestra, se concentran dentro de los espesores considerados medianos. Esto nos obliga a plantearnos sobre la decisión tecnológica de fabricación de estas vasijas, teniendo en cuenta que no responderían a características óptimas para poblaciones móviles. Este es un punto que consideramos necesario para trabajar a futuro.
Las formas diagnósticas que se determinaron, si bien son pocas, nos dan algunos indicios de estas formulaciones. Los bordes encontrados y que pueden revelar alguna forma determinada nos indican la presencia de vasijas de tamaño pequeño a mediano con bocas estrechas o cerradas, y que se asocian con tipos cerámicos extracordilleranos occidentales tales como la tradición Llolleo y Marrón Pulido y Grupo Rojo Pulido. Estos dos últimos no fueron determinados espacialmente, pero se los asocia con tradiciones andinas chilenas (Lagiglia 1997).

El registro cerámico de VH 1 desde una mirada regional

Desde una perspectiva biogeográfica, el lugar está emplazado dentro del territorio cordillerano, pero su altura apenas supera la de otros sitios conocidos en niveles altitudinales similares (2000-2100 msnm) y con cronología similar, como son los casos de Arroyo Cueva Colorado y Arroyo Malo 1. Sin embargo, llama la atención que el registro cerámico de VH1 posee una alta cantidad de fragmentos, así como una gran variabilidad de tipos cerámicos, y en su mayoría provenientes de la zona Central de Chile (Lagiglia 1997; Neme 2007). Estas características del conjunto cerámico lo relacionan más con los sitios arqueológicos emplazados en cotas más altas de la región, como son los casos de El Indígeno y Los Peuquenes (ca. 3600 msnm) que con los sitios arqueológicos emplazados en cotas similares (Cueva Arroyo Colorado, Arroyo Malo 1). En este caso consideramos que, si bien la altura en la que se localiza el sitio VH1 no supera los 2200 msnm, las características del acceso al lugar (hay que cruzar divisorias de 3000 m) hacen que su funcionalidad y tipo de registro arqueológico se corresponda más con aquellos localizados en cotas más altas.

CONCLUSIONES

El objetivo del trabajo ha sido caracterizar el registro cerámico de VH1, discutir, a partir de él, las posibles estrategias de movilidad de las poblaciones humanas, y evaluar su importancia regional. Para esto, se han utilizado distintos modelos teóricos sobre la movilidad de las poblaciones humanas a partir de contextos arqueológicos con cerámica, los cuales nos han permitido generar ideas respecto del uso de esta tecnología en la región.
De acuerdo con investigaciones recientes realizadas en el sur de Mendoza, habría existido un poblamiento diferencial del espacio a lo largo del tiempo, el cual sería coherente con la jerarquización ambiental basada en la disponibilidad de recursos (Gil 2000; Neme 2007; Neme y Gil 2008). En este sentido, desde principios del Holoceno, poblaciones humanas han explotado, ocupado y reocupado las diversas áreas de la región en momentos diversos. El sitio VH1 parece haber sido explotado estacionalmente a partir de las últimas etapas del poblamiento regional ca. 1900 años AP, pudiendo ser caracterizado como campamento base de acuerdo con la tipología establecida por Neme (2007) para la cuenca del Alto Valle del Atuel.
Los resultados de los análisis cerámicos nos indican el uso de vasijas con atributos particulares, que corresponderían a poblaciones humanas con una estrategia de alta movilidad. La tendencia de espesores fino a mediano, técnicas superficiales de alisados y determinadas formas diagnósticas, como bordes estrechos y pequeños, nos sugieren la presencia de vasijas livianas y pequeñas que apoyarían esta hipótesis (Bright y Ugan 1999; Eerkens 1999, 2003; Eerkens et al. 2002; Simms et al. 1997). Sin embargo, debemos tener en cuenta las evidencias que nos indicarían poblaciones más estables hacia los últimos momentos de ocupación del sitio, como el aumento del porcentaje de pulido para ambas superficies y la mayor variedad de técnicas, que nos sugieren una mayor inversión en la producción cerámica, como la pintura, el inciso y el cepillado (Bright y Ugan 1999; Simms et al. 1997).
Esto último deberá ser discutido desde una base de información regional que incluya otros sitios de la región. La propuesta de un aumento en las redes de intercambio hacia los últimos 1000 años del Holoceno tardío también podría explicar esta mayor diversidad de formas y técnicas (cached technology), sin necesidad de recurrir a ideas que tengan que ver con cambios en la inversión de energía para la fabricación cerámica. La forma en que la cerámica ha accedido al sitio también debe ser tenida en cuenta en esta discusión, dado que en lugares que son receptores de vasijas por la imposibilidad de producirlas localmente, también se pueden generar patrones similares de variabilidad cerámica (Longacre y Stark 1992). Sin embargo, debe tenerse en cuenta también que los procesos posdepositacionales, mediados especialmente por el tiempo durante el que los materiales permanecieron expuestos, así como los problemas de tamaño de muestra pudieron tener una incidencia importante en la diferenciación de los conjuntos mencionados.
El presente trabajo constituye un aporte que intenta introducir a la tecnología cerámica en la discusión regional como una vía más a tener en cuenta para la caracterización de las formas de movilidad y subsistencia de los grupos humanos de la región. La inclusión del sitio Valle Hermoso 1 en el contexto regional y su discusión con otros sitios con cerámica del área cordillerana del sur de Mendoza permitirá enriquecer la discusión y mejorar el alcance de las conclusiones que han sido presentadas.

Agradecimientos

A Gustavo Neme y Adolfo Gil por su asesoramiento, lecturas y correcciones de este texto. A Raven Garvey por las correcciones en inglés. A Cristina Prieto Olavarría, quien siempre tuvo una respuesta para mis dudas constantes. A María José Ots y Juan Bautista Belardi por la paciencia y amabilidad de haber leído mi Tesis de Licenciatura de la cual se desprende este trabajo, y agradecerles los comentarios y sugerencias posteriores. Finalmente, quiero agradecer a los evaluadores, cuyos comentarios y correcciones han sido muy sugestivos y colaboraron con el crecimiento de este trabajo. Esta investigación está enmarcada dentro del Proyecto Agencia IDAC-ICES-PICT - 2007-00610

NOTAS

1.- Para mayor detalle, véase Neme (2007).

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