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Intersecciones en antropología

versión On-line ISSN 1850-373X

Intersecciones antropol. vol.13 no.1 Olavarría ene./jul. 2012

 

ARTÍCULO

Utilización de recursos faunísticos y materias primas líticas durante el Holoceno tardío en la cordillera de Chile central: un enfoque integrador desde Caletón Los Queltehues

 

Rafael Labarca Encina y Patricio Galarce Cornejos

Rafael Labarca Encina. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. Avenida Del Valle 5737, Olavarría, provincia de Buenos Aires, Argentina. E-mail: r.labarca.e@gmail.com
Patricio Galarce Cornejos. Archeos Chile Consultores en Arqueología Ltda. El Rector 5035, Macul, Santiago de Chile.E-mail: patogalarce@yahoo.es

Recibido 6 de mayo 2010.
Aceptado 16 de febrero 2011

 


RESUMEN

Este trabajo evalúa, desde una perspectiva tecnológica y conductual, tendencias a largo plazo de cambio y continuidad en las estrategias de aprovechamiento de recursos faunísticos y líticos en contextos de cazadores-recolectores cordilleranos de Chile central. Para esto, tomamos los datos procedentes de un contexto ubicado en la cuenca superior del río Maipo: Caletón Los Queltehues, y escogimos, de su secuencia ocupacional, los componentes Arcaico IV y Alfarero temprano (5000 a 1000 AP). Los resultados de los análisis no arrojaron mayores variaciones entre ambos períodos en términos de taxones explotados, frecuencia de partes esqueletarias, modificaciones culturales y fragmentación de los restos óseos. De manera similar, las materias primas, las categorías morfofuncionales y los tipos de desechos líticos se observaron relativamente constantes. Sólo se registraron cambios en la tasa de la depositación, la frecuencia de modificaciones naturales y la diversidad de actividades de uso/descarte lítico, las que son interpretadas como una tendencia hacia una variación en la recurrencia e intensidad de la ocupación, pero no en cuanto a su funcionalidad.

Palabras clave: Cazadores-recolectores; Chile central; Holoceno tardío; Zooarqueología; Tecnología lítica.

ABSTRACT

Use of faunal resources and lithic raw materials during the late Holocene in the cordillera of central Chile: an integrative approach from Caletón los Queltehues. This article evaluates long-term trends in change and continuity of lithic and faunal use strategies in hunter-gatherer contexts in the central Chilean cordillera from technological and behavioral perspectives. The main objective of the analysis is to articulate both lines of evidence from a behavioral and technological perspective in order to infer unknown elements of the function and organization of activities in this kind of archaeological context. As an initial example, the Archaic IV and Early Ceramic (5000-1000 BP) components from a classic site located in the upper valley of the Maipo river, Caletón Los Queltehues, were analyzed in detail. The results do not show significant variation between the periods in exploited taxa, skeletal part frequencies, cultural modifications, or fragmentation of bone remains. Likewise, lithic raw materials employed, morpho-functional categories, and types of debris remained relatively constant. In terms of changes, there were differences in deposition rate, frequency of natural modification, and diversity of use/discard activities of lithic remains, interpreted as different intensities and re-occupation of the site rather than changes in its functionality.

Keywords: Hunter-gatherers; Central Chile; Late Holocene; Zooarchaeology; Lithic tecnology.


 

INTRODUCCIÓN

El estudio de las ocupaciones humanas en la cuenca andina del río Maipo, ubicada en la región central de Chile (33o-34o S), ha permitido identificar una serie de sitios utilizados por grupos cazadores-recolectores durante un extenso rango temporal que abarca desde fines del Pleistoceno hasta el Holoceno tardío (11.000-1000 anos AP) (Cornejo et al. 1998). Teniendo en cuenta variaciones en la tecnología lítica -particularmente, la morfología de las puntas de proyectil- y apoyado en contextos estratigráficos bien definidos, Cornejo et al. (1998) propusieron una periodización general para este bloque cronológico, dividida en cinco momentos, denominados Arcaico I, II, III, IV y Alfarero temprano. Esta secuencia se caracteriza por conjuntos líticos con presencia de ciertos instrumentos (e.g., puntas de proyectil y bifaces) elaborados sobre materias primas de buena calidad, una evidencia creciente de actividades de procesamiento de recursos de recolección (e.g., molienda) a contar del momento Arcaico II y la utilización extensiva de espacios bajo aleros rocosos y sitios abiertos en diversidad de locaciones geográficas. Asimismo, se ha postulado (Cornejo et al. 1998) la existencia de importantes circuitos de movilidad entre áreas costeras e interiores, incluyendo la alta cordillera andina. De este extenso marco cronológico, este trabajo se ocupa de un momento transicional clave registrado en el Holoceno tardío, marcado por la aparición gradual de la producción de alimentos y la tecnología alfarera, proceso que ocurre entre fines del Arcaico (ca. 4000 a 2000 anoss AP) y sobre todo durante el Alfarero temprano en Chile central (ca. 2000 a 1000 anoss AP) (Cornejo et al. 1998; Cornejo y Sanhueza 2003; Galarce y Peralta 2005; Galarce et al. 2009; Peralta y Salas 2000). En el caso los cazadores-recolectores de la cordillera andina de Chile central, el conocimiento de ellos durante este proceso es extremadamente parcial, debido a que se ha privilegiado en demasía el desarrollo de estudios aislados, principalmente de conjuntos líticos. Sólo recientemente han sido incluidas otras líneas de evidencia, como los estudios arqueobotánicos, los cuales han permitido documentar la presencia temprana de cultígenos como la quinoa en contextos datados entre 3900 a 3400 anoss AP (Planella et al. 2005). Comparativamente, los análisis faunísticos han sido escasos y se han enfocado a resolver problemas paleoecológicos puntuales (e.g., Simonetti 1989). Con el propósito de subsanar esta falencia y aportar a la comprensión del proceso antes mencionado, el presente trabajo entrega un análisis integrado de los datos arqueofaunísticos y líticos de uno de los pocos sitios de la cuenca andina del Maipo, que presenta un conjunto óseo destacable, estratigráficamente asociado a importantes cantidades de restos líticos: Caletón Los Queltehues.

Este sitio, trabajado inicialmente en las décadas de 1960 y 1970 (Madrid 1977), fue reevaluado en el marco de investigaciones más recientes (Galarce 2004; Galarce y Peralta 2005; Saavedra y Vera 1998), con el objetivo principal de caracterizar de mejor manera su comportamiento estratigráfico y cronológico. A partir de los nuevos estudios realizados, se identificaron componentes ocupacionales correspondientes a los segmentos Arcaico III (datado de forma absoluta), Arcaico IV, Alfarero temprano y Alfarero tardío, estos tres últimos componentes datados sólo de forma relativa a partir de evidencia estratigráfica y/o tipológica. En este trabajo se consideran los conjuntos arqueofaunísticos y líticos registrados en los componentes ocupacionales Arcaico IV (ca. 5000 a 2000 anoss AP) y Alfarero temprano (ca. 2000 a 1000 anos AP). El objetivo central del presente estudio es poder caracterizar de forma comparativa los conjuntos óseos y líticos entre ambos componentes y evaluar algunas ideas acerca de la funcionalidad del sitio y las actividades allí desarrolladas. El enfoque metodológico para el análisis lítico enfatiza la caracterización de la tecnología y orientación funcional de los conjuntos, en términos comparativos, de ambos componentes ocupacionales evaluados. Por su parte, el análisis arqueofaunístico se centra en la identificación taxonómica y anatómica de la muestra, así como en la frecuencia de partes esqueletales, las modificaciones antrópicas y no antrópicas, y en la descripción de los fragmentos no identificados en ambos lapsos temporales.

ANTECEDENTES DEL SITIO CALETÓN LOS QUELTEHUES

El alero rocoso Caletón Los Queltehues se ubica en el curso superior del río Maipo, a unos 1550 msnm (Figura 1). En este sector, específicamente al pie de la ladera del cerro El Cobre, se depositó un enorme bloque errático desprendido desde los afloramientos superiores del mencionado cerro, que dejó un espacio de alrededor de 42 m2 bajo reparo, con una altura promedio actual cercana a 1,5 m. El clima del lugar se caracteriza por una estación seca en verano y precipitaciones concentradas en la estación fría, las que en algunos casos pueden ser de nieve. La temperatura promedio anual es del orden de los 15o C, con oscilaciones de entre 20 y 5o C. La vegetación se compone principalmente por arbustos como Guindilia trinervis, Colliguaya integerrima, Mulinum spinosum y Chuquiraga oppostofilia, los que se asocian a los últimos remanentes del bosque esclerófilo (i.e., Maytenus boaria) (Infante 2009).

Figura 1. Ubicación del sitio Caletón Los Queltehues en la cuenca andina del Maipo. La flecha punteada indica la ruta natural de acceso a los sectores altoandinos.

Madrid (1977) realizó un primer estudio del sitio, y concluyó que éste presenta una ocupación indígena desde el "Precerámico Final" (hoy Arcaico IV), en el cual se registra un modo de vida de cazadores-recolectores durante toda su secuencia. Hacia finales de la década de 1990, se retoman los estudios en el sitio a través del proyecto FONDECYT 1970071, los que se basaron en la excavación de tres cuadrículas en los bordes externos del bloque rocoso. Se excavaron un total de 4,5 m2 (3 cuadrículas de 1 x 1,5 m) hasta una profundidad promedio de 1,6 m, donde se definieron ocho capas estratigráficas. Los nuevos estudios permitieron obtener un cúmulo sistemático de información, incluyendo una adecuada resolución estratigráfica, una mejor caracterización de los conjuntos artefactuales, principalmente líticos y cerámicos, y la obtención de los primeros fechados absolutos para el sitio (Saavedra y Vera 1998).
Los principales resultados alcanzados se resumen en: (1) definición de una secuencia ocupacional desde el Holoceno Medio en adelante, incluyendo los períodos Arcaico III, Arcaico IV, Alfarero temprano (con una fecha por termoluminiscencia de 745-865 DC, CEN5) y tardío (Cornejo et al. 1998; Saavedra y Vera 1998); (2) un predominio en la utilización de materias primas de alta calidad (Galarce 2004); (3) manufactura y uso de bifaces y proyectiles triangulares medianos a grandes con bases rectas o convexas para el Arcaico III y IV (Galarce 2004; Saavedra y Vera 1998); (4) una industria característica de pequenos proyectiles triangulares de bases cóncavas y escotadas en los períodos Alfarero temprano y tardío (Cornejo y Galarce 2004; Saavedra y Vera 1998); (5) por lo menos en el Arcaico III, un claro énfasis en la explotación de Lama guanicoe (Becker 1998); (6) definición de la funcionalidad general del asentamiento, que corresponde a un campamento de tareas específicas relacionadas con el desarrollo de la actividad de caza (Galarce 2004; Galarce y Peralta 2005).

METODOLOGÍA

Los materiales que se utilizaron en el presente trabajo provienen de las excavaciones realizadas en 1997 (Saavedra y Vera 1998), particularmente de las capas 6 y 7, asignadas cronológica y tipológicamente al Arcaico IV; y de las capas 4 y 5, correspondientes al Alfarero temprano. Éstas fueron detectadas en la parte media de la secuencia expuesta en las unidades este y sur, emplazadas en el talud y borde de la línea de goteo del alero rocoso.

Análisis zooarqueológico

El número de restos que componen la muestra asciende a 7004 especimenes óseos. Ésta fue primeramente separada en restos identificables y no identificables, proceso que se realizó mediante la comparación con esqueletos de referencia y guías osteológicas (e.g., Pacheco Torres et al. 1986). Para el caso de los camélidos, la asignación taxonómica se complementó con estudios osteométricos debido a la similitud morfológica entre los distintos representantes de la Familia Camelidae (Mengoni-Gonalons y Yacobaccio 2006). Los restos óseos de individuos adultos sin patologías o procesos tafonómicos fueron medidos de acuerdo con las propuestas de Cartajena (2007) y L'Heureux (2008). Se realizó un análisis estadístico multivariado (PCA o análisis de componentes principales) (Menegaz et al. 1989) utilizando como referencia medidas actuales de camélidos (Lama glama Liannaeus y Lama guanicoe Müller) (Cartajena 2003). Para cada fragmento identificado se estableció la porción que representa de su respectiva unidad anatómica y su lateralidad. La estimación de la edad de muerte de los restos asignados a Camelidae se basó en la propuesta de fusión epifisiaria de Kaufmann (2008).
Para la cuantificación de los restos identificados se utilizaron unidades de medidas observacionales y derivadas tradicionalmente utilizadas en zooarqueología: NSP, NISP, MNE, MNI, MAU y %MAU (Lyman 1994; Mengoni-Gonalons 1999).
La superficie de los especímenes identificados fue observada macroscópicamente y con lupa de bajo aumento (10X) con el objeto de detectar modificaciones biológicas, químicas y antrópicas. En relación con las dos primeras, se consideraron huellas de meteorización, abrasión, acción de raíces, roedores, mordeduras de carnívoros y ácidos digestivos (Andrews 1990; Behrensmeyer 1978; Binford 1981; Lyman 1994). Respecto de las alteraciones culturales, se consignaron huellas de corte, percusión, raspado, lascado y termoalteración (Costamagno et al. 2005; Johnson 1983; Lyman 1994; Mengoni-Gonalons 1999; Stiner et al. 1995).
Los restos no identificados fueron separados en derivados de diáfisis de huesos largos (que incluyen astillas y fragmentos), porciones de tejido esponjoso y huesos planos, y para cada uno de ellos fue consignado su estado de termoalteración. Una muestra de cada período cultural (Nivel 5C del Alfarero temprano y 7C del Arcaico IV, ambos de la cuadrícula E) fue analizada con mayor detalle. En este subconjunto, los restos fueron separados en rangos de 1 cm, y consignada su coloración por acción térmica de acuerdo con los valores definidos por Costamagno et al. (2005): 0: no quemado, 1: parcialmente quemado, 2: carbonizado (negro), 3: gris y 4: calcinado (blanco). Con estos valores se calculó el índice de combustión (IC) de acuerdo con la fórmula de Costamagno et al. (2005). Igualmente, se estimó el porcentaje de elementos quemados (con valores 3 y 4) en relación con el total, el porcentaje de derivados de diáfisis quemados y el porcentaje de especímenes con menos de 2 cm de largo que presentaron marcas de fuego (Costamagno et al. 2005). Sólo para los derivados de diáfisis de huesos largos no quemados se calculó el índice de fractura fresca (FFI) a partir del ángulo, superficie y la forma de los bordes de fractura de cada espécimen, siguiendo la propuesta de Outram (2001).

Análisis lítico

Los conjuntos líticos corresponden tanto a instrumentos como a desechos del proceso de talla. En términos de los instrumentos líticos, el análisis comprendió la totalidad de estos (n= 87), de los cuales 30 piezas (33,3%) corresponden al componente Arcaico IV, y 57 (66,7%), al componente Alfarero temprano (Tabla 1). Para los desechos líticos se consideró el total de especímenes recuperados (n= 2575) sólo a efectos de su cuantificación. Un segundo nivel de análisis de los desechos líticos, enfocado en la extracción de información acerca de las características de los procesos reductivos operados, se realizó sobre una muestra del 40% de los desechos cuantificados. Con éste, se buscó asignar las piezas a un conjunto de categorías reductivas definidas sobre la base de una serie de atributos (plataforma, facetización del anverso, módulos métricos, entre otros) (Andrefsky 2001). Los desechos de talla que fueron abarcados por el segundo nivel de análisis incluyen para el Arcaico IV, 352 piezas de un total de 832 (42,31%), mientras que para el componente Alfarero temprano se consideraron 698 piezas de un total de 1743 (40,05%) (Tabla 1). En el caso de los desechos de talla, la observación de atributos consideró las diferencias en las materias primas utilizadas y su asignación a categorías reductivas (Andrefsky 1998; Galarce 2004; Odell 2004; Orquera y Piana 1986; Shott 1993; Piel-Desrrouiseaux 1989). Se definieron las siguientes categorías reductivas para los conjuntos de desechos líticos:

Tabla 1. Frecuencias de restos (totales, desechos y modificados) en los componentes Arcaico IV y Alfarero temprano de Caletón Los Queltehues.

Desbaste de núcleos: actividad que produce derivados líticos a partir de sistemáticas de astillamiento no paralelas durante el desbaste de una matriz tipo núcleo. Debido a que las sistemáticas de astillamiento aplicadas no son particularmente estandarizadas, los derivados obtenidos no presentan patrones regulares de disposición de las aristas en el anverso de la pieza. Es un hecho común la presencia de corteza en estas piezas líticas. Las plataformas suelen ser de morfología cortical o plana (Andrefsky 1998; Odell 2004; Whittaker 1994).

Desbaste marginal de matrices: actividad de talla que produce derivados líticos a partir del astillamiento mediante percusión o presión de los bordes de una matriz tipo núcleo, lasca o lámina. En los casos de matrices tipo lasca o lámina, se considera desbaste marginal a todas aquellas extracciones que comprometen como máximo hasta la mitad de la cara de una pieza. Los derivados de desbaste marginal tienen como característica principal la relación entre sus dimensiones métricas, en que el largo y el ancho suelen ser de poco desarrollo y el espesor generalmente es reducido. Las plataformas son, con mayor frecuencia, corticales o planas (Holdaway et al. 1996; Jackson 2002; Shott 1993).

Desbaste bifacial de matrices: se define como aquellos subproductos generados por actividades de talla en las que prima la aplicación de sistemáticas de astillamiento bifacial sobre una determinada pieza objetivo o matriz, sea ésta núcleo o derivado de núcleo (Andrefsky 1998; Galarce 2004; Piel-Desrrouiseaux 1989; Whittaker 1994). Se reconocen por la presencia de relaciones métricas que configuran desechos amplios, junto con un espesor generalmente reducido. Las plataformas son variables en cuanto su morfología, pudiendo ser corticales, planas, facetadas, pseudofacetadas y preparadas. Sin embargo, las morfologías de plataforma predominante son de características complejas (facetadas, pseudofacetadas y preparadas). Los filos utilizables, dada la amplitud y poco espesor de los derivados, suelen ser considerables y agudos dentro de una pieza determinada, por lo que estos desechos líticos pueden servir como forma base para manufacturar diversas clases de instrumentos.

Retoque bifacial de matrices: derivados líticos obtenidos mediante la aplicación de técnicas controladas de percusión o presión a los bordes de una pieza bifacial, con el fin de regularizarlos y volverlos plenamente funcionales. Se reconocen por presentar patrones ordenados y regulares de aristas en el anverso, reducidas dimensiones métricas, con un largo mayor que el ancho y un reducido espesor. Las plataformas suelen ser facetadas y preparadas en su morfología. Dadas las características métricas y morfológicas de estos derivados, no presentan mayor utilización funcional (Andrefsky 1998; Shott 1993).
Para el análisis de las piezas modificadas se siguieron pautas de clasificación que apuntan a discriminar en términos morfofuncionales los atributos observados dentro del conjunto (Andrefsky 1998; Bate 1971; Odell 2004; Orquera y Piana 1986; Shott 1993). Debido a que no se han efectuado análisis funcionales con utilización de instrumentos de magnificación óptica, se entiende la asignación funcional de las piezas en términos de la definición de categorías de carácter genérico que podríamos concebir a modo de módulos funcionales. Las categorías funcionales empleadas en este estudio corresponden a las siguientes:

Puntas de proyectil: instrumentos que presentan dos bordes aguzados simétricos terminados en punta. Presentan una amplia variabilidad en términos de la morfología de las bases o áreas de enmangue (Bate 1971; Orquera y Piana 1986; Piel-Desrrouiseaux 1989; Whittaker 1994).

Instrumentos de corte: categoría general conformada por piezas que presentan al menos un borde activo amplio de ángulo agudo adecuado para desarrollar labores de corte y/o raído. Incluye tipos como cuchillos, tanto marginales como faciales, y raederas (Bate 1971; Orquera y Piana s/f).

Raspado fino: categoría conformada por piezas que presentan al menos un borde activo regularizado de ángulo oblicuo a abrupto y cara de deslizamiento plana, adecuados para desarrollar labores de raspado sobre materiales suaves como cueros o fibras vegetales. Incluye tipos como raspadores terminales o laterales, por lo general de tamano enmangable.

Raspado grueso: categoría que se conforma a partir de piezas que presentan al menos un borde activo, menos regularizado, de ángulo oblicuo a abrupto y cara de deslizamiento plana, adecuado para el trabajo de materiales duros como madera y hueso. Serían instrumentos de tamanos mayores que no permiten su enmangue, y entre los que se incluyen tipos tales como raspadores de dorso alto, cepillos y denticulados.

Perforar: instrumentos que presentan bordes activos aguzados en prolongación que permiten realizar perforaciones en materiales blandos y duros mediante movimientos de rotación. Se corresponden con los tipos perforadores y leznas.

Corte por percusión: implementos de factura tosca y ángulos de borde activo abruptos elaborados sobre guijarros astillados o lascas espesas, adecuados para realizar labores de corte mediante golpes. Corresponde en esencia a choppers y tajadores (Piel-Desrrouiseaux 1989).

Grabar: instrumentos especializados que presentan un borde activo restringido, generalmente terminado en bisel, que resulta adecuado para realizar grabados sobre superficies duras (por ejemplo, madera, hueso, piedra). Corresponde a los tipos denominados como buriles (Piel-Desrrouiseaux 1989).

RESULTADOS

Análisis faunístico Asignación taxonómica y diversidad faunística

Para el período Arcaico IV se analizaron un total de 1289 restos (18,4%), de los cuales se identificaron 203 especimenes óseos (15,74% del total del NSP). La muestra total de las capas asignadas al Alfarero temprano asciende a 5715 restos (81,59%), de los cuales se logró identificar 448 unidades (7,83% del total del NSP). El mayor de número de restos recuperados en el Alfarero temprano permite postular, en principio, una mayor intensidad en la ocupación de ese momento. Esta situación no puede explicarse por diferencias en el volumen excavado, ya que las capas asignadas al Alfarero temprano alcanzaron 0,75 m3, mientras que aquellas adscritas al Arcaico IV alcanzaron 0,6 m3. La diversidad faunística en ambos conjuntos es similar, con un domino de los camélidos (Arcaico IV: 97,53% del NISP; Alfarero temprano: 98,43% del NISP). Respecto de la asignación específica de esta forma, sólo en las capas del Alfarero temprano fue posible obtener huesos mensurables. El PCA efectuado con el tercer carpiano y central del tarso arrojó la presencia de guanaco (Lama guanicoe) en todos los casos arqueológicos disponibles (Labarca, datos no publicados). Aun cuando no fue posible realizar análisis estadísticos con los materiales del Arcaico IV, la cronología de este momento hace improbable la presencia de camélidos domésticos. El registro faunístico de ambos momentos se completa con un aporte marginal de roedores y cánidos. En el Arcaico IV sólo se registró Lagidium viscacia Molina (NISP= 9). Para el período Alfarero temprano, se observa una diversidad mayor de taxones pequenos, ya que se identificaron L. viscacia (NISP= 2), Abrocoma bennetti Watherhouse (NISP= 1) y Lycalopex sp. (NISP= 1).

Frecuencia de partes esqueletarias y perfiles etáreos

Los especímenes asignados a Camelidae fueron inicialmente separados en adultos y juveniles para explorar la posibilidad de un manejo diferencial de este taxón en función de la edad. En ambos períodos, se observó una correlación positiva y significativa entre las frecuencias de partes esqueletarias (%MAU) de ambos grupos etáreos (Arcaico IV: rs= 0,604 p= 0 n= 41; Alfarero temprano: rs= 0,551 p= 0 n= 44), lo que justificó un estudio de partes anatómicas considerando en cada período a la Familia Camelidae como una sola unidad de análisis. La Tabla 2 resume el total de restos identificados de camélidos. La correlación entre la frecuencia de partes esqueletarias (%MAU) de ambos conjuntos arrojó resultados positivos y significativos (rs= 0,484 p= 0 n= 50), lo que permitiría plantear una continuidad en los patrones de reducción y descarte de los camélidos entre el Arcaico IV y el Alfarero temprano. Estos resultados no se encuentran mediados por la densidad mineral de los elementos identificados, ya que la correlación entre el %MAU y la densidad mineral ósea de Lama spp. (Stahl 1999) no entregó resultados significativos para ninguno de los dos momentos (Arcaico IV rs= -0,033 p= 0 n= 0,817 n= 43; Alfarero temprano: rs= -0,012 p= 0 n= 0,935 n= 43). La correlación entre el %MAU y el índice de utilidad de carne de guanaco (Borrero 1990) no arroja resultados significativos (Arcaico IV rs= -0,080 p= 0 n= 36; Alfarero temprano: rs= -0,214 p= 0 n= 36). Una situación similar se observó con el índice de carne y médula (Borrero 1990) (Arcaico IV rs= -0,199 p= 0 n= 36; Alfarero temprano: rs= -0,075 p= 0 n= 36). Los resultados obtenidos remitirían a un asentamiento en el cual se registran, en mayor o menor número, prácticamente todas las unidades anatómicas del esqueleto. Lo anterior permite suponer que los animales ingresaban relativamente completos al yacimiento, y que eran procesados, consumidos y descartados sus restos en el mismo lugar. Algunas unidades, sin embargo, se encuentran más representadas que otras, principalmente diáfisis de tibias, húmeros, radioulnas y metapodios. Comparativamente, epífisis, costillas, esternón, vértebras torácicas y lumbares aparecen en menor proporción (Tabla 2). Descartando la densidad mineral ósea, es posible sugerir dos explicaciones alternativas: en primer término, un problema de identificación de ciertas unidades anatómicas por problemas tafonómicos, o bien un traslado selectivo de unidades de alto rendimiento hacia otras locaciones, posterior a la reducción inicial de la carcasa. En lo que respecta a la edad de muerte de los individuos que componen la muestra, en el Arcaico IV, se estimó un total de tres animales: uno adulto, uno menor de 10 meses y uno menor de 18 meses (sensu Kaufmann 2008). Por su parte, en el Alfarero temprano, se estimó un total de cuatro individuos; dos adultos, uno menor de 18 meses y uno menor de cuatro meses (sensu Kaufmann 2008). Este último indicaría una ocupación estival del yacimiento.

Tabla 2. Resumen de restos identificados de Camelidae por período de Caletón Los Queltehues.

Modificaciones biológicas y químicas

En el componente Arcaico IV se observa un número bajo de restos meteorizados (ca. 7%), el 85,7% de los cuales se encuentra en estadio 1. En el Alfarero temprano, en cambio, el porcentaje asciende (ca. 20%), aun cuando la mayoría de los restos exhiben estadio 1 (61,7%). A diferencia del Arcaico IV, en el Alfarero temprano se registran especímenes en estadio 3 (5,31%). Las huellas de abrasión se encuentran ausentes en el Arcaico IV, mientras que en PAT alcanzan bajo número (NISP= 17). La acción de raíces se constata en ambos momentos; sin embargo, éstas son levemente más frecuentes en el Arcaico IV (Figura 2 ). La presencia de modificaciones generadas por raíces apuntaría a un ambiente de depositación estable, sin reacomodos de las unidades óseas (Lyman 1994). En ambos componentes, las marcas generadas por carnívoros son escasas, aun cuando comparativamente son más abundantes en las capas más tardías (Figura 2). Este tipo de evidencias se verifica por la presencia de mordeduras y agujereados producto del consumo de las partes óseas más blandas de la carcasa (Binford 1981). Las punturas son, en general, pequenas, lo que permitiría postular la presencia de cánidos, los que carronearían los restos dejados por la actividad humana. Las marcas de roedores son poco significativas en los dos períodos, aunque son más abundantes en el PAT. Finalmente, las marcas de pisoteo se registran en ambos períodos con proporciones menores a 3% (Figura 2). En conjunto, los resultados indican un mayor tiempo comparativo de exposición en superficie de los restos óseos durante el Alfarero temprano, quizás debido a ocupaciones más espaciadas en el tiempo, pero más intensivas, lo que desembocó en una mayor incidencia de la meteorización y la abrasión del conjunto. Una mayor presencia de modificaciones de origen animal (carnívoros y roedores) se explicaría igualmente por esta causa. De manera inversa, para el Arcaico IV se postula una ocupación más recurrente en el tiempo, pero menos intensiva, lo que se traduce en una menor representación de la gran mayoría de los agentes naturales, a excepción de las marcas de raíces.

Figura 2. Frecuencia relativa de modificaciones naturales en Caletón Los Queltehues. Arc IV. Arcaico IV; PAT: Alfarero temprano.

Modificaciones antrópicas

Para ambos períodos, las marcas antrópicas son escasas (Arcaico IV NISP= 9, 4,43%; Alfarero temprano NISP= 15; 3,34%). En el período Arcaico IV, se registran marcas de desarticulación (cuatro casos), descarne (dos casos) e impactos por cargas dinámicas (tres casos). Durante el Alfarero temprano, se registraron principalmente marcas de desarticulación (ocho casos) y, en menor medida, de descarne (dos casos) y negativos de impacto (tres casos). Se suman dos piezas con marcas de raspado. En términos generales, tanto en el Arcaico IV como en el Alfarero temprano se constata una reducción progresiva de la carcasa hasta la extracción de unidades de consumo final, ya sean éstas porciones de carne o médula. La termoalteración es el atributo más recurrentemente detectado entre los fragmentos identificados. En el Arcaico IV, afecta a un 34,4% de la muestra, mientras que en el Alfarero temprano esta alteración se detecta en un 33% del conjunto. En gran medida se registran los estados calcinado y quemado (85,5% del total de termoalterados), lo que apunta a una exposición prolongada de los elementos al fuego.

Fragmentos no determinados

Uno de los objetivos del estudio de los fragmentos no identificados es discutir la intensidad en el procesamiento de los elementos óseos tras su descarne (Outram 2001). Esto debido a que es necesario reducir los huesos para la extracción de ciertos nutrientes remanentes alojados en la cavidad medular y en el tejido esponjoso, como son la médula ósea y la grasa interósea (Church y Lyman 2003; Lupo y Schmitt 1997; Outram 2001). Outram (2001) ha sugerido que, de no mediar procesos posdepositacionales que alteren un conjunto arqueofaunístico, es posible sugerir tres escenarios de fragmentación: (1) si no existe una explotación sistemática de médula y grasa interósea, es esperable un conjunto con elementos medianamente completos; (2) si existe una orientación hacia la extracción de médula, sería esperable encontrar derivados de diáfisis con fracturas frescas y evidencias de cargas dinámicas, así como epífisis comparativamente más completas; por último, (3) de existir un procesamiento orientado a la extracción de médula y grasa ósea, es esperable un conjunto altamente fragmentado, particularmente aquellas unidades que presentan tejido esponjoso. Las diáfisis se presentarían fracturadas helicoidalmente, con marcas de negativos de impacto pero en menor proporción que lo esperado para el tejido esponjoso (Outram 2001). Las muestras utilizadas para este estudio (capas 5C y 7C) se caracterizan por la elevada frecuencia de fragmentos termoalterados (capa 5C= 61,94%; capa 7C= 42,58%), por lo que los resultados fueron divididos considerando este atributo. En los restos no quemados, la distribución por categorías de tamano apunta en general hacia un conjunto muy fragmentado para los dos períodos (Figura 3a). Por su parte, la separación por categorías analíticas indica un dominio de los derivados de diáfisis por sobre los fragmentos de huesos planos y porciones de tejido esponjoso tanto en el Alfarero temprano como en el Arcaico IV (Figura 4a).

Figura 3. %NSP de restos quemados y no quemados de las capas 7C y 5C considerando rangos de 1 cm. a. no quemado; b. quemado. Arc IV. Arcaico IV; PAT: Alfarero temprano.

Figura 4. %NSP por categorías analíticas de las capas 7C y 5C. a. no quemado; b. quemado. Arc IV. Arcaico IV; PAT: Alfarero temprano.

El cálculo del FFI propuesto por Outram (2001) arroja promedios de 4,38 en la capa 7C y 4,15 en la capa 5C, lo que indica una preponderancia de fracturas no frescas con bordes rectos y superficies rugosas en ambos períodos en estudio. De esta manera, la alta fragmentación observada entre los restos no quemados se explicaría por procesos posdepositacionales más que por pautas culturales. Volviendo a las propuestas de Outram (2001), los resultados alcanzados no se condicen con ninguno de los escenarios sugeridos. La fragmentación de los restos quemados es relativamente similar a la registrada en aquellos que no poseen este atributo (Figura 3b), ya que el rango 1-2 cm concentra la mayoría de los restos en estudio. No obstante, en 5C este rango es comparativamente más popular, mientras que el rango 5-6 es comparativamente más escaso (Figura 3b). Las diferencias registradas se explicarían por una mayor incidencia en la termolateración, ya que este proceso altera la composición de las unidades óseas, volviéndolas más frágiles (Costamagno et al. 2005; Stiner et al. 1995). Esta impresión se confirma con los resultados de los cálculos sugeridos por Costamagno et al. (2005). El índice de combustión en la capa 5C (0,396) es levemente superior al calculado para la capa 7C (0,307), aunque en ambos casos los números obtenidos son bajos (Costamagno et al. 2005). De igual manera, el porcentaje de especímenes quemados (valores 3 y 4) es mayor en 5C (15,18%) que en 7C (10,85%). Lo mismo ocurre con la proporción de fragmentos menores a 2 cm (5C= 76%; 7C= 56,57%). En relación con la frecuencia por unidades analíticas, se observa una marcada presencia de derivados de diáfisis en desmedro de los fragmentos de tejido esponjoso (Figura 4b). Una tendencia similar había sido observada entre los especímenes identificados, ya que, por ejemplo, las epífisis de los huesos largos se encuentran comparativamente menos representadas que las diáfisis (Tabla 2). Gilchrist y Mytum (1986) indican que los restos axiales quemados tienen menos posibilidades de preservarse que los huesos largos, mientras que Knight (1985, en Costamagno et al. 2005) apunta a que la densidad de los restos óseos es un factor importante en la preservación de un conjunto termoalterado, puesto que se conserva principalmente el tejido compacto por sobre el esponjoso. Costamagno et al. (2005) han indicado que las porciones de tejido esponjoso son comparativamente mejores que los fragmentos corticales para ser utilizados como combustible debido a la presencia de grasa interósea en estos. De acuerdo con lo anterior, se postula para ambos períodos en estudio que la baja frecuencia de epífisis, vértebras y especímenes que poseen tejido esponjoso en general se debería a una pauta cultural tendiente a la utilización de estos elementos como combustible. El hecho de que entre los fragmentos no quemados se observe igualmente una baja frecuencia de este tipo de especímenes confirmaría la intencionalidad en la selección de estos elementos para su utilización en los fogones. Producto de lo anterior, es posible sugerir que los fragmentos óseos con tejido esponjoso no habrían sido hervidos para la extracción de la grasa, ya que se los habría utilizado en las fogatas. Con esto no queremos decir que los huesos fueran la única fuente de combustible utilizada en el yacimiento, sino simplemente que habrían sido una alternativa posiblemente empleada en conjunto con otros materiales inflamables. En forma experimental se ha demostrado que una combinación de madera y hueso es más efectiva como fuente de calor que la sola utilización de cada una por separado, al tiempo que extiende la duración de la fogata (Théry-Parisot 2002). El hueso es, además, un excelente transmisor del calor a través de la radiación y convexión (Théry-Parisot 2002). En este sentido, el emplazamiento del caletón se encuentra a una cota en donde es posible encontrar vegetación potencialmente combustible durante parte del ano, y aun si esta no estuviera disponible por problemas puntuales (e.g., invierno excesivamente largo, incendios naturales), los circuitos de movilidad inferidos para los momentos en estudio habrían favorecido la recolección de elementos vegetales.

Análisis lítico

En general, se aprecia una mayor depositación de restos líticos en el Alfarero temprano respecto del Arcaico IV. Para el primero se registran valores proporcionales cercanos al doble, tanto para instrumentos como para desechos, lo que indica claramente una mayor intensidad en la depositación de restos durante los momentos más tardíos de ocupación (Tabla 1). Estas diferencias conformarían un primer indicador acerca de potenciales diferencias en la estructuración de los conjuntos líticos depositados en el sitio.

Subproductos del proceso de talla

Estudios previos han enfatizado la importancia que alcanzaron las estrategias de procesamiento bifacial de las materias primas de alta calidad ingresadas a la locación, mientras que las materias primas de baja calidad se redujeron mediante estrategias de procesamiento de "núcleo-lasca" (Galarce 2004; Galarce y Peralta 2005). En los componentes estudiados, se aprecia que los conjuntos líticos se encuentran dominados por materias primas de alta calidad como obsidianas y silíceas, con una baja frecuencia de recursos líticos de menor calidad, como las ígneas afaníticas y granitos. Este cuadro general, sin embargo, presenta variaciones entre los dos componentes evaluados, principalmente en función de las proporciones entre materias primas (Figura 5).

Figura 5. Frecuencia relativa de materias primas en los componentes Arcaico IV y Alfarero temprano de Los Queltehues. Arc IV. Arcaico IV; PAT: Alfarero temprano.

La consideración de este comportamiento debe incorporar también la disponibilidad regional de estos recursos en el curso superior del Maipo. Al respecto, prospecciones exploratorias de recursos líticos realizadas en los alrededores del sitio, así como en la confluencia de los ríos Blanco y Maipo, 24 km al SE de Los Queltehues, han demostrado la inexistencia de rocas silíceas o silicificadas de grano fino en este sector, así como un predominio absoluto de rocas ígneas piroclásticas, porfíricas y afaníticas en los depósitos secundarios evaluados. Las evidencias de obsidianas se registran en la alta cordillera, incluyendo el sector de Laguna del Diamante (Figura 1), aunque las principales fuentes se localizan a unos 240 km al sur, en el sector cordillerano de Laguna del Maule (Duran et al. 2004). Recientes estudios (Giesso et al. 2011) han permitido identificar una nueva área con fuentes de obsidiana en torno al Volcán Planchón (Las Cargas) que se localiza a unos 140 km al sur del sitio Los Queltehues. En el Arcaico IV existe un predominio marcado de la obsidiana; en tanto que las rocas silíceas ocupan una posición secundaria dentro de las materias primas de buena calidad. Por su parte, las materias primas de menor calidad, como las ígneas afaníticas y granitos, alcanzan una baja representación (Figura 5). Como vimos, la presencia de obsidianas en la cuenca andina del Maipo se relaciona con un ingreso de materiales líticos desde áreas cordilleranas meridionales, mientras que la presencia de silíceas se ha vinculado con el aprovechamiento de recursos obtenidos en áreas septentrionales de la cuenca, como las nacientes del estero El Manzano1 (Galarce et al. 2009), en la localidad de Los Azules (Figura 1). Por otro lado, la distribución de frecuencias de materias primas indica que las actividades de talla durante el Arcaico IV probablemente enfatizaron la confección y uso de herramientas altamente formatizadas vinculadas con la utilización de materiales de alta calidad, y serían monovalentes en términos funcionales. Respecto de las materias primas de menor calidad, su baja presencia en el registro del componente Arcaico IV tiende a senalar una baja incidencia de actividades de talla sobre este tipo de materiales, lo que, en primera instancia, postulamos que se relaciona con la manufactura y utilización de herramientas con bajo grado de formatización, de carácter polivalente en términos funcionales. Esta situación presenta diferencias de grado para el Alfarero temprano, ya que el binomio obsidiana-silíceas continúa marcando un porcentaje mayoritario de las frecuencias de desechos líticos, mientras que aumenta levemente la presencia del binomio de menor calidad ígneas afaníticas-granitos. Lo más relevante en este componente es el descenso en la importancia de las obsidianas y un aumento en la frecuencia de materiales silíceos, que alcanza valores similares (Figura 5). Esta situación representaría una variación en los patrones de circulación de materias primas de alta calidad en este sector de la cuenca andina del Maipo respecto del Arcaico IV. Asimismo, la disminución cuantitativa en la presencia de este recurso senala un menor ingreso de materiales desde sectores orientales y meridionales de la cuenca, producto probablemente de cambios en los patrones de movilidad y mayor territorialidad regional, que implicaron un acceso más indirecto a las fuentes principales (Duran et al. 2004). Esta situación habría sido subsanada con un mayor aporte de los recursos silíceos que se encuentran disponibles en los sectores septentrionales de la cuenca andina del Maipo (Galarce et al. 2009). En lo que se refiere a la orientación funcional de las materias primas representadas, se sugiere un escenario similar al Arcaico IV, con materias primas de alta calidad, que debieron enfatizar la elaboración de ítems artefactuales altamente formatizados; las materias primas de menor calidad, por su parte, estarían enfatizando la elaboración de instrumentos informales. Los problemas esbozados anteriormente deben ser abordados desde una perspectiva centrada en la caracterización conjunta de las materias primas en función de los momentos reductivos (Pecora 2001) inferidos para cada uno de los componentes evaluados. De esta manera, las materias primas de alta calidad presentan un comportamiento similar en ambos componentes, marcado por el desarrollo de secuencias de reducción completas en el sitio, con las actividades de talla comprometidas netamente con el trabajo sobre matrices previamente seleccionadas, y muy escasa representación del ingreso y trabajo de núcleos a la locación (Figura 6). Esta situación compartida entre ambos componentes muestra claramente la estrategia de reducción mayoritaria (manufactura de instrumentos sobre matrices seleccionadas) y apunta a una recurrencia y continuidad en las maneras de aprovechar las materias primas de alta calidad. Las diferencias que se observan entre el Arcaico IV y el Alfarero temprano senalan un mayor énfasis en la generación de desechos de desbaste bifacial respecto del retoque bifacial en el primero, situación que se relaciona con un trabajo más intensivo de las matrices en momentos más tardíos, lo cual representa actividades de manutención/reparación de instrumentos en mayor grado durante dicho período. Esto podría ser considerado un indicador de permanencia algo más prolongada de los grupos en el sitio, donde los stocks de materia prima de alta calidad tienen que prolongar su vida útil debido a cambios en los patrones de acceso a estos recursos. La regularidad observada en el procesamiento de las materias primas de alta calidad entre ambos componentes ocupacionales se registra también para aquellos recursos líticos que tienen menor calidad técnica, como es el caso de las materias primas ígneas y granitos. Estos materiales muestran comportamientos disímiles entre sí, con las ígneas siendo ingresadas a la locación en forma de matrices seleccionadas que son procesadas de forma incompleta, lo cual muestra un predominio relativo de actividades de talla para desbaste marginal sobre desbaste bifacial y ausencia de desechos generados por momentos reductivos iniciales (desbaste de núcleos) y finales del proceso (retoque bifacial). Nuevamente, la apreciación de diferencias en el procesamiento de ígneas entre ambos componentes viene dada por una mayor presencia de desechos generados por desbaste bifacial en el Arcaico IV que en el Alfarero temprano, acorde con una importancia mayor del procesamiento mediante bifaces2 de las materias primas en momentos más tempranos de la ocupación del sitio. En el Alfarero temprano, la clara predominancia para las ígneas de desechos provenientes del desbaste marginal de matrices se ajusta mejor a una expectativa de orientación funcional de esas materias primas hacia actividades de talla iniciales, propias de la manufactura de instrumentos poco formatizados (Figura 6).

Figura 6. Momentos reductivos inferidos para las materias primas representadas en los componentes Arcaico IV y Alfarero temprano de Caletón Los Queltehues. Arc IV. Arcaico IV; PAT: Alfarero temprano.

Por último, en el caso de los granitos, aunque su presencia es menor en los conjuntos evaluados, se registra un patrón recurrente en ambos componentes, marcado por el predominio absoluto de desechos líticos generados por actividades de desbaste marginal. Esta situación se vincula claramente con el tipo de recursos involucrados, cuya calidad técnica no facilita el procesamiento más complejo de las matrices, permitiendo sólo modificaciones marginales de los bordes activos.

Instrumentos líticos

Para el Arcaico IV, se registra un espectro restringido de instrumentos elaborados y descartados en la locación, con un predominio notorio de las puntas de proyectil sobre otras categorías de instrumentos (Figura 7). Las puntas de proyectil fueron confeccionadas en frecuencias similares en obsidianas y silíceas (9 contra 11), lo que difiere claramente con las frecuencias observadas en el conjunto de desechos líticos de este componente. Otras categorías de instrumentos registradas en este componente (implementos de corte y para perforar) muestran un predominio en la selección de materias primas silíceas para manufacturar estas clases de herramientas, sobre obsidianas y granitos.

Figura 7. Frecuencia absoluta de categorías morfofuncionales por materias primas en componentes Arcaico IV y Alfarero temprano de Caletón Los Queltehues. Arc IV. Arcaico IV; PAT: Alfarero temprano.

La situación del componente Arcaico IV en términos de las categorías de instrumentos representadas senala un escenario en el cual hubo un espectro restringido de actividades desarrolladas marcada por el binomio puntas de proyectil-implementos para corte, categorías vinculadas fuertemente con el contexto de la caza y el procesamiento inicial de los recursos obtenidos por medio de ella. La representación de las materias primas sugiere un uso mayor de las silíceas que de las obsidianas por los grupos que ocuparon el sitio, lo cual indica la existencia de circuitos amplios de movilidad que abarcan al menos la cuenca andina del Maipo, pero cuyo rango alcanza áreas cordilleranas meridionales y orientales. Para el componente Alfarero temprano (Figura 7) se registra un cambio en los conjuntos de instrumentos descartados en el sitio, y se observa una mayor diversidad de categorías representadas. Las puntas de proyectil continúan siendo el tipo de instrumento más representado en el conjunto, con un 68,42% de los casos, una proporción similar al componente anterior, aunque esta vez la obsidiana predomina con 24 casos contra los 15 que se registran para silíceas. Para las otras categorías de instrumentos representadas, asistimos a la disminución de los implementos de corte, que viene acompanada de la aparición de categorías que representan a una serie de actividades de índole doméstica. De este modo, se representan implementos para raspado fino y grueso, para corte por percusión y para grabar materiales duros. En términos de materias primas, tanto los implementos de corte como los adecuados para labores de raspado fino fueron preferentemente manufacturados sobre materias primas de alta calidad, especialmente obsidianas. Por otro lado, los instrumentos para raspado grueso, corte por percusión y para grabar fueron manufacturados de modo exclusivo en materias primas de menor calidad (ígneas y granitos) que presentan cualidades adecuadas para trabajar sobre materiales duros. La situación del componente Alfarero temprano, en términos de las categorías de instrumentos representadas, muestra un espectro más amplio de actividades desarrolladas en la locación. De este modo, el conjunto de instrumentos senala un contexto fuertemente marcado por la actividad de caza, pero asociada tanto al procesamiento inicial como secundario de los recursos obtenidos por medio de ella, y a actividades de carácter doméstico. Desde este punto de vista, sería un campamento con ocupación de carácter más permanente en este período. Otro aspecto referido a la funcionalidad del sitio se aprecia en los conjuntos de puntas de proyectil de ambos componentes evaluados. Al respecto, evaluamos la condición de las puntas de proyectil en términos de la representación de porciones distales -es decir, ápices y fragmentos mesiales- versus porciones proximales, es decir, bases y puntas completas. Este análisis se fundamenta en expectativas referidas a que la proporción entre partes de una punta de proyectil, en este caso distales versus proximales, entrega luces acerca de los factores funcionales que implicaron la depositación de porciones diferenciales de los cabezales líticos dentro de una locación (Flenniken 1991). De este modo, una mayor presencia de bases y puntas completas respecto de fragmentos mediales y ápices se relaciona con situaciones propias de campamentos de tareas, donde los cabezales son llevados tras su uso y reemplazados por otros en buena condición. La situación inversa se relaciona con eventos propios de locaciones de matanza, donde la mayor representación de porciones distales versus proximales y completas senala una mayor depositación y/o procesamiento inicial de carcasas, en las cuales quedan insertas dichas partes distales de los proyectiles (Flenniken 1991). En el caso de Los Queltehues, la comparación de la fragmentación de puntas de proyectil entre ambos componentes (Tabla 3) permite apreciar una situación bastante clara, en la que existe un predominio marcado de la depositación de porciones ápices -secciones medias versus bases- puntas completas, tanto para obsidianas como para las silíceas. Las proporciones estimadas muestran valores superiores a 1:1 favorables para las porciones distales de las puntas de proyectil, que llegan a un máximo de 4:1 en el caso de las silíceas en el Alfarero temprano. De acuerdo con el modelo utilizado como referencia (Flenniken 1991), estos datos indican un contexto de descarte vinculado con el desarrollo espacialmente cercano de actividades de caza y/o procesamiento inicial de las presas obtenidas, con un bajo grado de reemplazo de puntas de proyectil ocurriendo en la locación.

Tabla 3. Frecuencias absolutas y relativas para fragmentación de puntas de proyectil por materia prima en componentes Arcaico IV y Alfarero temprano, sitio Caletón Los Queltehues (adaptado de Flenniken 1991).

SÍNTESIS Y CONCLUSIONES

En Caletón Los Queltehues, se apreció una marcada continuidad en los modos de explotación de los recursos animales entre el Arcaico IV y Alfarero temprano. Para ambos momentos se registró una presencia mayoritaria de camélidos, con individuos adultos y juveniles; una frecuencia de partes esqueletales con representación de todas las unidades de la carcasa, pero con una menor frecuencia de unidades que poseen tejido esponjoso; una escasa presencia de modificaciones antrópicas y, posiblemente, una pauta cultural tendiente a la utilización de aquellas unidades anatómicas que presentan mayor concentración de grasa interósea como combustible. Esta última explicaría el desbalance en la proporción de unidades del esqueleto apendicular versus axial. Sin embargo, se debe considerar la posibilidad de que una parte de este último conjunto (e.g., costillas) haya sido trasladado a otras locaciones, debido a su rendimiento cárneo. Esta impresión se sustenta en las conclusiones derivadas del análisis lítico, las que apuntan hacia contextos de campamentos de tareas específicas (locación de caza) en ambos períodos evaluados, para los que se constata un número relativamente reducido de actividades, relacionadas fundamentalmente con la caza y procesamiento de presas.

Todo lo anterior permite postular que Caletón Los Queltehues no habría variado significativamente en su funcionalidad durante los 4000 anoss comprendidos en este estudio, y que se comportó como un campamento de tareas específicas, donde los productos de la caza habrían sido trasladados aparentemente completos, para ser posteriormente procesados, consumidos y descartados parcialmente in situ. La presencia de carcasas completas podría explicarse por la cercanía de los cotos de caza y el tamano corporal moderado de los guanacos (ca. 90 kg), lo que no justificaría un faenamiento intensivo en los lugares de aprovisionamiento (Monahan 1998). Una de las diferencias observadas entre el Arcaico IV y el Alfarero temprano fue el marcado aumento en la depositación de restos óseos en el período más tardío, cuestión que se interpretó como un cambio hacia una mayor intensidad en la ocupación del asentamiento. En ambos conjuntos, los restos con huellas de combustión y pisoteo presentan proporciones similares y las marcas de carnívoros aparecen en bajo número, por lo que ambos agentes habrían incidido de manera similar en los conjuntos. Sólo la meteorización podría haber colaborado a fragmentar de manera diferencial los conjuntos analizados, sin embargo, en ambos casos este atributo afecta a un porcentaje relativamente bajo, encontrándose la mayoría en estadio 1, lo que no justificaría contrastes tan sensibles. Una segunda diferencia registrada entre ambos conjuntos fue la proporción de las marcas naturales, cuestión que permitió postular cambios en la recurrencia de la ocupación en esta locación. De esta manera, para el Arcaico IV se postuló una utilización reiterativa (debido a la baja frecuencia de marcas), pero de baja intensidad (debido al menor número de restos recuperados); mientras que para el Alfarero temprano, la situación se habría revertido hacia una mayor intensidad en el descarte de restos óseos, pero con una mayor distancia temporal entre los episodios de ocupación (debido a la mayor frecuencia comparativa de unidades con marcas de origen natural). Lo anterior podría deberse a cambios en las pautas de movilidad entre estos dos momentos, que variaron desde una tendencia logística hacia una comparativamente más residencial. Esta hipótesis, no obstante, requiere del estudio comparativo de un mayor número de contextos contemporáneos, cuestión que excede el presente trabajo. Otro punto importante de considerar es el hecho de que la incorporación de nuevas técnicas culinarias y alternativas alimenticias constatadas hacia finales del Arcaico IV y consolidadas durante el Alfarero temprano no habrían modificado los modos de procesamiento y aparentemente de consumo de los camélidos. En efecto, en el Alfarero temprano se registran por primera vez vasijas cerámicas, al tiempo que, hacia finales del Arcaico IV, se documentan los inicios de la horticultura en el sector (Planella et al. 2005).

Pese a esto, la frecuencia de partes esqueletarias y la intensidad en el procesamiento de la carcasa en general se mantiene constante en estos dos momentos. Una posibilidad cierta era la incorporación del hervido de huesos con carne para la preparación de platos húmedos; no obstante, este tipo de evidencia es difícil de contrastar, ya que se requiere de técnicas microscópicas para detectar esta posibilidad en el registro faunístico (Roberts et al. 2002). A esta situación se suma el hecho de que es probable que las porciones de tejido esponjoso fueran sistemáticamente aprovechadas como combustible. De manera alternativa, es posible sugerir la preparación de platos con carne y sin hueso, situación que no puede ser advertida en el conjunto arqueofaunístico. En el caso del análisis de los conjuntos líticos, resalta el claro predominio de materias primas de alta calidad en ambos componentes. Esto indica que las actividades de procesamiento lítico se fundamentaron en estrategias reductivas de carácter altamente específico, situación compartida para ambos componentes evaluados. Los resultados de los análisis líticos reafirman varias de las inferencias generadas por el análisis zooarqueológico, al coincidir en la marcada continuidad en la organización de las actividades de manufactura lítica, lo cual enfatiza el procesamiento bifacial para las materias primas alóctonas de alta calidad y el procesamiento mediante desbaste marginal de matrices obtenidas de núcleos para las materias primas locales de menor calidad. En este sentido, las estrategias de procesamiento de materias primas muestran una alta correspondencia entre los tipos de desechos generados y las clases de productos manufacturados y usados. De este modo, el procesamiento avanzado de carácter bifacial que se observa en los componentes Arcaico IV y Alfarero temprano para las materias primas de alta calidad se ajusta plenamente con un predominio marcado de instrumentos altamente formatizados como puntas de proyectil. Por su parte, el procesamiento inicial sobre la base de matrices obtenidas desde núcleos en el caso de las materias primas de menor calidad se corresponde con un predominio de instrumentos poco formatizados en estos materiales. En términos de actividades, la falta de análisis funcionales permite sólo sugerir una clara importancia de la caza de presas mayores, representadas por la alta popularidad de las puntas de proyectil, mientras que otros instrumentos representados (de corte y raspado, entre otros), permiten inferir también la realización de actividades enfocadas al procesamiento de recursos de caza desarrolladas en bajo grado dentro de la locación, situación compartida con matices entre ambos componentes. El análisis de la fragmentación de las puntas de proyectil, el instrumento más representado en las ocupaciones evaluadas del sitio, nos entregó a su vez interesantes luces acerca del carácter funcional del asentamiento durante los períodos considerados. De este modo, podemos inferir que la clara predominancia de fragmentos distales (ápices y mediales) en ambos componentes es un indicador claro del desarrollo espacialmente cercano de actividades de caza y procesamiento inicial de carcasas.

De acuerdo con esta lógica, la locación funcionó como un campamento de tareas específicas enfocado en la caza de camélidos. Esta interpretación acerca de la funcionalidad del sitio se refuerza al evaluar las características de su localización geográfica, la que muestra un emplazamiento propicio para servir como una locación orientada al desarrollo avanzado de actividades de caza, ya que el sitio se ubica sobre la ruta misma de acceso a la zona altoandina del Maipo, sector que las tropas de camélidos habrían atravesado en sus movimientos estacionales desde las partes bajas de la cuenca andina del valle hacia las pasturas y vegas ubicadas sobre la cota de 2000 msnm, naturalmente accesibles en época estival (Figura 1). La evidencia arqueofaunística y lítica senala claramente que Caletón Los Queltehues no funcionó como un campamento residencial durante el Arcaico IV y el Alfarero temprano, por lo que se hace necesario reforzar la identificación de sitios que pudieron actuar como los asentamientos donde se completaba el procesamiento de recursos animales y en los que se desarrollaban otras actividades. En este sentido, inmediatamente sobre Caletón Los Queltehues, se detectó un conjunto de asentamientos, aún no trabajados, que registran fragmentos cerámicos del Alfarero temprano (Saavedra y Vera 1998), que pudieron actuar como los lugares de campamento abastecidos desde Los Queltehues. Esto estaría en consonancia con la conformación de un sistema de asentamiento diversificado para momentos desde el Arcaico IV en la cuenca del Maipo, como se ha postulado para otros sectores de la cuenca durante el Holoceno tardío (Cornejo et al. 1998; Cornejo y Sanhueza 2003; Galarce y Peralta 2005; Peralta y Salas 2000). El estudio bajo la perspectiva aquí adoptada de otros asentamientos contemporáneos de la cuenca andina del Maipo permitirá construir un panorama más acabado del uso del espacio y la movilidad entre los grupos que habitaron la cordillera de Chile central durante el Holoceno tardío.

NOTAS

1.- Las rocas silíceas tendrían una procedencia esencialmente septentrional dentro de la cuenca, con fuentes registradas en las nacientes del estero El Manzano (sector de Los Azules) y en los faldeos del Cerro Peladeros, entre 40-50 km al NNE del sitio (Figura 1).

2.- Entendemos el procesamiento mediante bifaces, consistente de varias etapas consecutivas de trabajo de una matriz mediante una sistemática netamente bifacial (Whittaker 1994).

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